Mi primer AU, espero sea de su agrado, es un poco bizarra mi idea, pero me parecio original, dejen coments y fav y follow, por favor, igualmente acepto sugerencia.

Disclaimer: Hp no es mio es de JK

Capítulo 1:

Acuerdos.

La señorita Ginevra Molly Weasley, de unos dieciséis años, hija de los afamados aristócratas Arthur Weasley Y Molly Weasley, grandes comerciantes marinos, que se dedican a la exportación de especies, papel y otras materias primas de Inglaterra para el nuevo continente, América y viceversa, se encontraba sentada en el jardín de la gran casa de su padres, era su única hija ya que habían tenido seis hijos antes, Bill, Duque de Yorkshire, Charlie Duque de Nothingham, Percy gobernante en la colonia de George town en América, Los Gemelos George y Fred Weasley marineros de los barcos de sus padres y el más pequeño de los hombres Ron, que estaba estudiando leyes para convertirse en el abogado de la familia.

Ginny, como le decían sus hermanos, era una joven pelirroja, como toda su familia, con pecas esparcidas en su rostro, una fina figura y unos hermosos ojos color chocolate, los cuales habían cautivado a más de un hombre en Inglaterra y en sus viajes por las colonias de América.

La jovencita estaba en esos momentos ataviada con un fino vestido de seda de tonalidad crema, muy acorde a los 1700 con capas de holanes en la parte de la cintura para abajo, dividido en sus tres faldones, de manta, el segundo de seda y tercero su galante luciendo el vestido previamente mencionado, con un corset que hacía notar aún más su menuda figura, con unos zapatos tipo botines, con su hebilla dorada, con un pendiente de un zafiro rojo colgando alrededor de s cuello.

-Ginevra…- Se escuchaba la voz de su padre entrando al jardín de la casa.

La jovencita volteaba a ver a su padre, el cual estaba ataviado como un magistrado de la corte de la EIC, Compañía Británica de las Indias Orientales. Con una casaca de color azul sin cuello con una blusa blanca debajo de ella, unos pantalones caqui, y con unos botines negros con hebilla, mientras que adornando su cabeza estaba una peluca blanca y sobre ella un sombrero muy acorde a la época y el estatus de magistrado que tenía el señor Weasley.

-Mande padre—respondía la jovencita alzando su mirada mientras que el sol alumbraba el parterre de la casa.

-Hoy vienen los Malfloys a llegar al acuerdo de la boda—decía el progenitor de la chica mientras esta desviaba tristemente su cabeza, bajando su mirada –Y posteriormente zarparemos para George Town con tu hermano Percy ya que en un mes exactamente contra matrimonio con la señorita Audrey de la casa de los Andersons y después al regresar de dicho viaje empezaremos a organizar tu boda con Draco—decía firmemente el señor Arthur mientras ponía una mano en el hombro de la jovencita.

-¿Por qué tengo que casarme con Draco? Él y yo nos detestamos…- decía la damisela mientras encaraba a su padre, lo cual hacia que este se comenzara a molestar.

-Esto es por el bien de tu familia Ginevra, no tolerare que hables con tal desfachatez de tu futuro esposo, entiéndelo todo esto lo hacemos para que ambas familias crezcan tanto social como económicamente—decía el comerciante Weasley.

-Pero yo no lo amo—decía la jovencita mientras se incorporaba en forma de reto a su padre –Yo no siento nada por él, es cruel malvado y no puede hacer nada sin la ayuda de su padre Lucius, siempre lo tienen que estar cuidando sus, como se llaman…novios—decía Ginny refiriéndose a los mayordomos del niño Malfloy –Crabbe y Goyle, de lo contrario no daría la cara para nada, aparte de que a mí me trata muy mal cuando estamos solos—

-No permitiré que hables de tal forma de tu futuro esposo, ya te lo he dicho Ginevra, esta discusión es inútil, te casaras con el por qué es lo mejor para las familia y para el negocio familiar y no quiero seguir oyendo que te quejas, de lo contrario habrá consecuencias hacia tu persona—decía con voz autoritaria el señor Weasley mientras metía su mano a su bolsillo y checaba su reloj.

-Te esperamos abajo en una hora, que será el tiempo en el que arribara la familia Malfloy, te quiero en tu mejor comportamiento y disposición—y con ello se retiraba su padre caminando con un porte digno de un caballero inglés.

La chica se volvía a sentar bufando de enojo e impotencia, no podía creer como su padre se atrevía a hacer tales arreglos por su egoísmo, su maldito egoísmo de tener una de las mejores compañías marítimas del mundo y aparte poder tener el estatus de un noble, tener que sacrificar casándose ella con un estúpido niño que no podía cuidarse solo y mucho menos la iba a poder cuidar a ella.

Su frustración aumentaba más y más hasta que sentía una mano en su hombro volteando a ver a una de sus damas de compañía, Lavender.

-¿Se encuentra bien señorita Weasley?—decía un poco acongojada la jovencita de cabello rubio-castaño, con ojos color café claros y su tez blanca, vestida con el clásico ataviado de las mucamas de la familia Weasley, con un faldón largo y un delantal encima de la parte superior de su vestida y su cabello recogido.

-No Lavender, estoy…frustrada, enojada…quiero simplemente desaparecer—decía con la voz entrecortada Ginny con su mirada perdida sobre la flores del jardín, evitando que su compañera viera sus ojos brillosos.

-¿Esto es debido a la decisión del amo Weasley verdad?—cuestionaba la chica.

-Exactamente Lav, todo por tener que casarme con ese estúpido niño noble Malfloy…yo me quisiera casar en el mar y con alguien a quien yo amara, pero eso es demasiado estúpido para mi padre solo es importante su estúpida compañía y su ascenso hacia la nobleza—decía con la voz quebrada la pelirroja mientras suspiraba alzando la vista hacia el gran astro rey como si hiciera una petición algún Dios o Diosa del mar, solo pedía que pudiera escapar de ese destino tan cruel que le aguardaba, simplemente no quería pertenecerle a Draco.

-Todo se arreglara señorita Weasley, mi mamá que en paz descanse siempre me dijo que todo en esta vida se acomoda conforme la persona, nuestras vidas son como el mar, se amoldan a lo que en verdad nos hace feliz, vera usted como todo se arreglara—decía sonriendo la jovencita de cabello castaño.

-Eso anhelo Lavender, eso en realidad lo deseo, no quiero ser presa de una casa, pariendo niños a diestra y siniestra como mi madre, quiero ser libre como el mar, sin ninguna preocupación sin tener miedo de que es lo que arreglaran para mí al día siguiente, no quiero estar sujeta a las reglas—susurraba la chica.

-Lo se señorita Weasley, usted no merece eso—sonreía la chica.

En ese momento entraba al jardín una señora regordeta vestida con un indumentaria muy similar a la de Ginevra solo que de color rojo y portaba un abanico con el que constantemente se daba aíre.

-Hija, Ginny es hora, los Malfloys estarán aquí en cualquier momento, tienes que ir a recibirlos al vestíbulo, por favor, tu padre hermano y yo te estábamos esperando—decía la señora Weasley que portaba el nombre de Molly, la madre de Ginny y sus hermanos.

-Mamá, no quiero…no quiero casarme con el…tú y papá están casado por amor, porque no puede ser así para mí—decía tristemente la jovencita

-Sé que sientes hija mía—decía la señora Weasley mientras la abrazaba y pegaba al pecho –Todo se arreglara, tal vez el joven Malfloy no es tan malo como parece, aparte es muy guapo el jovencito—decía Molly mientras acariciaba la cabellera de la chica.

-Pero yo no lo amo, mamá, ni si quiera lo quiero, es más lo detesto, yo no quiero saber nada de él ni de su familia que es más corrupta que los mismo piratas de los mares, hasta ellos tienen más honor—decía Ginny enojada a la par de que alzaba su mirada hacia los ojos de su madre la cual la veía maternalmente palpando los sentimientos que en esos momentos recorrían el corazón de su hija más chica.

-¿Ron estará?—preguntaba tristemente la jovencita.

-Si hija, él no te dejaría enfrentar esto y lo sabes, él tampoco está de acuerdo con la decisión de su padre, pero no puede hacer nada más que estar a tu lado en estos momentos—decía tristemente la matriarca Weasley.

-Lo se mamá—suspiraba la jovencita mientras se levantaba –terminemos con esto…- decía ella.

-Si hija, Lav—decía la señora Weasley volteando a ver a la sirvienta.

-Dígame señora Weasley—

-Puedes ir arreglando y empacando la ropa que se llevara Ginevra a George Town con nuestro hijo Percy, y su vestido que usara para la boda también por favor—decía Molly.

-Claro que si señora Weasley, enseguida lo empiezo hacer ¿A qué hora nos iremos?—preguntaba Lavender.

-A las cuatro PM, si todo sale como Arthur quiere esto no tomara más que unas cuantas horas, ya que tanto el Señor Lucius como Arthur tienen intereses en esto y si Ginny acata lo que diga su padre, podremos irnos en cuanto la reunión termine—decía Molly.

-Entendido señora, con su permiso—decía la chica mientras hacia una reverencia y comenzaba a caminar en dirección de la habitación de Ginny.

-Vamos hija, entre más rápido terminemos esto, más rápido podremos irnos a América y podrás descansar mucho tiempo antes de tú boda hija—decía comprensivamente la esposa del señor Arthur.

-Si madre…vamos—decía Ginny y caminaba al lado de su madre hasta llegar al vestíbulo donde los esperaba los mayor domos de la casa junto con su hermano Ron, el cual igual era pelirrojo con pecas, con ojos cafés y vestido muy similar a su padre inclusive en los colores, mientras que su cabello era cubierto por la típica peluca blanca que usaban los hombres, en su costado una espada con el símbolo en la empuñadora de la "W", como marca de su familia.

-Hermana—decía el joven acercándose a ella y dándole un abrazo.

-Hermano mío, te ves muy bien—decía la chica respondiéndole el abrazo y besando las mejillas del chico.

-Muchas gracias Ginny, lástima que es para una ocasión tan funesta como esta- decía el joven compadeciéndose de su hermana pero aun así dándole una sonrisa de ánimos a la misma –Todo saldrá bien, sabes que si ese idiota se pasa de la raya, todos tus hermanos lo golpearemos hasta cansarnos—decía sonriendo Ron.

-Lo se hermano y te lo agradezco—sonreía débilmente Ginny.

En ese momento se escuchaba como se acercaba una carroza a la puerta de la mansión de los Weasley y uno de los mayordomos se acercaba a abrir la entrada.

Parados enfrente de la entrada, estaba la familia Malfloy.

Lucius era un hombre alto de porte elegante, estaba vestido con los mismos atavíos que Arthur, pero de color negro y con el escudo de una serpiente mostrándose en su casaca, tenía un florete, con la cabeza de una serpiente en la empuñadura, su cabello era rubio y estaba cubierto por una peluca blanca que terminaba en una cola de caballo.

Su hijo, Malfloy era un joven alto de cabello igual rubio al de su padre, con ropajes un poco más finos que los de su padre, de color verde y plateado con el símbolo de la serpiente en la casaca de igual manera que su padre, con un estoque pegado a su costado y su cabello cubierto con su peluca, sus ojos eran color grises, con una mirada demasiado penetrante y fría.

La señora Malfloy, Narcissa, era alta de igual manera con cabello negro con pequeños rayos blancos cubriendo los costados de su cabeza, portaba un hermoso vestido con pequeñas incrustaciones de diamante en él, era muy parecido al que vestía Ginny, a excepción de los diamantes y el color que era igualmente color plata y verde como el atuendo de su hijo.

-Sean bienvenidos, Lucius, querido amigo—decía Arthur Weasley moviéndose hacia adelante y abrazando al señor Malfloy.

-Arthur, muchas gracias por recibirnos en tu magna casa—sonreía hipócritamente el Malfloy.

Draco observaba con desdén a los dueños de la casa y sus hijos.

La mirada de Ginny y Malfloy se cruzaban y en la de ambos solo había enojo y repudio el uno por el otro, estaban de acuerdo que esto no era lo que querían, aunque podía leer Ginny en los ojos de Malfloy, lujuria hacia ella y deseo, algo que incomodaba de sobremanera a la jovencita, sabía que solo la usaría para satisfacer sus apetitos carnales, como las historias que había oído de Malfloy, de usar a las jovencitas y después dejarlas, como todo un patán que era, solo un milagro la podría salvar en esos momentos.

"Esto es…una pesadilla…" mentalizaba Ginny mientras desviaba la mirada de la de Draco con el deseo de poder darle una cachetada y correr de ahí para escapar al océano, quería navegarlo como sus hermanos, George y Fred que le contaban historias de todos los lugares que habían ido y de los piratas que surcaban los mares y océanos, tenía tantas ganas de conocer a uno, poder conversar con él y aprender más del mundo y de todos los misterios de la gran inmensidad marina.

-Pasamos—decía Arthur señalando hacia lo que era la sala de estar de la casa Weasley.

-Si adelante tenemos mucho que discutir y poco tiempo—decía Lucius con un tono de urgencia.

Ambas familias se sentaban alrededor de una mesa rectangular dentro de la sala de estar, la cual estaba adornada con diversos cuadros de barcos y del mar, junto con infinidad de libros en diferentes idiomas y diferentes temas, de igual manera había dos bustos de famosos navegantes de la familia Weasley de hace siglos, al igual que un inmenso cuadro donde estaban retratados todos los miembros de la familia Weasley, hecho hace algunos años atrás cuando Ginny apenas tenía trece primaveras de vida.

Al ya todos estar sentados Arthur comenzaba a hablar.

-Como bien saben esta reunión fue organizada para llegar a un acuerdo entre la boda de él joven Malfloy—decía el señor Weasley señalando a Draco el cual solo sonreía por compromiso mientras que los sirvientes de la familia Weasley pasaban copas de cogñac a todos –Con nuestra hija más pequeña, Ginevra Molly Weasley, lo cual nos ayudaría tanto a la nobleza ya que mi compañía de barcos y tu título de nobleza podrían monopolizar la mayor parte del mar caribe, de los mares europeos y africanos, Lucius, aumentando con ello ganancias tanto para Inglaterra como para nuestras familias, teniendo con ello un firme agarre sobre los mares, con la EIC y la armada de la reina—decía Arthur explicando su idea hacia los Malfloy.

-Tengo que decir que estoy muy de acuerdo contigo, pero ¿Qué idea tienes para combatir a los españoles y a los portugueses?—cuestionaba Lucius.

-En eso nos ayudaran mis hijos que ya son almirantes a su corta edad—decía refiriéndose a George y a Fred, los gemelos de la familia Weasley – de igual manera no nos tenemos que preocupar por los piratas con ellos cerca, tu bien los conoces y no de gratis se han ganado el rango que ostentan ahora en la marina Inglesa, la más poderosa de todas por ende no nos tenemos que preocupar en cuestiones de seguridad—decía el señor Weasley.

-Me parece perfecto, ¿Cuándo tienes pensado que hagamos la boda? Por lo que tengo entendido, tienen que viajar a George town hoy mismo y regresarían en aproximadamente dos o tres meses – cuestionaba Lucius.

-Si, nuestro hijo Percy se casara en aproximadamente un mes y tenemos que estar ahí para presenciarlo y dar nuestra bendición—decía Molly por primera vez interrumpiendo en la plática.

-Lo entiendo muy bien entonces el matrimonio seria en aproximadamente cuatro a más tardar cinco meses—decía Arthur –claro en lo que mi esposa Molly y tu esposa Narcissa hacen los debidos arreglos maritales para la celebración—decía Arthur.

-Me parece perfecto entonces—decía Lucius a la par de que el corazón de Ginny se hundía mas y peleaba con las lágrimas que se le estaban aglomerando en sus orbes de tonalidad chocolate, mientras que su hermano ponía una mano sobre su hombro queriéndole dar ánimos a su pequeña hermana, lo cual parecía inútil, ella seguía con su corazón hecho trizas, se sentía inútil, como si de una mercancía de las que entregaba su papá se tratara, eso es lo que le hacía ver su padre, que no era más que una más de sus mercancías con las que se podía hacer rico y poderoso, sus sentimientos no importaban, mucho menos lo que ella deseaba, ahora solo sería la esclava de Draco, su juguete y su esposa a la cual engañaría siempre que quisiera, no era más que eso, una simple cosa, ni ser humano era, solo era…una cosa.

-Perfecto todo queda en orden, ahora si no te molesta Arthur, tenemos que ir al palacio de la reina a mostrarle este acuerdo, ella está muy emocionada con la unión de nuestros hijos, dice que harían una hermosa pareja, sin contar todos los beneficios que tendría Inglaterra y nuestras familias y amigos más allegados—decía el señor Malfloy

-Estoy muy de acuerdo contigo Lucius adelante estaremos en contacto, le pediré a mi hijo Bill que este en comunicación contigo en estos meses que estaremos fuera mi familia y yo—sonreía Arthur acompañando a la salida a la familia Malfloy.

-Qué tengan buen viaje- decía Narcissa – Felicitan a Percy de nuestra parte- .

-Gracias y con gusto—decía Molly despidiéndose.

Ginny veía a Malfloy con una sonrisa macabra dibujada mostrando como gozaba su triunfo sobre ella, Ginny apartaba la mirada escondiendo las lágrimas que comenzaban a brotarle de sus ojos.

Los Malfloys se iban y Arthur parecía muy contento con todo.

-Bueno familia vayámonos, los barcos esperan, Molly y yo iremos en uno y ustedes en otro, tenemos que aparte llevar cargamento para la boda de Percy y en el otro mercancía que tenemos que entregar por parte del conde de gales, tu Ron estarás a cargo junto con tu hermana de ese barco.—decía Arthur mientras veía como sus sirviente subían todo a la carroza que los llevaría a los barcos.

-Si padre lo haremos—decía un poco enojado Ron.

-Ese es mi hijo, vamos, vamos es hora de irnos—decía mientras ayudaba a subir a su esposa a la carroza de ellos, a la par de que Ron ayudaba a su hermana a subir a la de ellos.

El viaje al puerto era callado, Ron no se atrevía a decirle nada a Ginny sabía que estaba lastimada y triste, que en se momento su mundo se había derrumbado y que no habría en mucho tiempo un sonrisa dibujada en el rostro de su hermana, algo que lo atormentaba, podía ver la tristeza esparcida en el rostro de la más pequeña de los Weasleys, esto era injusto.

Al llegar al muelle se despedían de sus padres.

-Buen viaje chicos nos vemos allá y por favor tengan cuidado—sonreía su padre.

-Cuídense hijos—besaba sus frentes Molly y se iban sus padres hacia el otro barco mientras ellos ascendían a una Galeón de colosal tamaño donde eran recibidos con reverencia por el capitán Lee Jordan, amigo de Fred y George.

-Hola chicos mucho gusto verlos nuevamente—decía el capitán

-Buenas tardes capitán Jordan, un placer verlo de nuevo—decía Ron mientras Ginny solamente le sonreía.

-Su camarotes ya están listos, por favor síganme—decía mientras la dama de compañía de Ginny, Lavender los seguía.

Al llegar al camarote, Ginny se encerraba en él y comenzaba a llorar como nunca, sabía que todos sus sueños de tener a un esposo marinero, que la dejara acompañarlo a todos sus viajes se había destruido, estaba hecho añicos y nunca se cumpliría.

Lav, solo veía tristemente a Ginny y acariciaba su cabello.

Los días pasaban sin percance alguno y ya estaban lejos de la costa de Inglaterra a unas doscientas millas náutica del continente americano, Ginny había decidido salir a cubierta acompañada de su dama.

El sol estaba brillando por encima del barco, dándole un brillo inigualable al mar, mientras se escuchaba el golpeteo de las olas en la embarcación y los ruidos de las gaviotas que acompañaban el navío.

-Es hermoso…-Sonreía Ginny.

-Sí que lo es hermana—decía Ron mientras se ponía al lado de ambas mujeres –Es un gusto verte fuera de tu camarote Ginny, ya faltan alrededor de una semana para llegar América—le informaba Ron.

-Excelente me muero por ver a Percy…- Sonreía Ginny.

En ese momento comenzaban a sonar las campanas de alarma del barco y los marineros corrían a puestos de batalla lo cual extrañaba de sobremanera a Ron y a Ginny, haciendo que ambos subieran a la popa donde se encontraba el capitán Jordan.

-¿Qué sucede capitán?—preguntaba Ron.

-Se acerca un barco pirata—decía nervioso Lee.

-Podemos escapar de el—preguntaba Ron.

-Es posible…- decía Jordan un poco preocupado.

En eso llegaba muy asustado un joven marinero.

-Capitán…el barco pirata es…- decía el joven tragando saliva y desviando su mirada.

-Dilo ya ¿Qué barco es?—preguntaba angustiado Ron.

-Es el Venganza de la Reina Anna…- decía perdiendo la voz después de la última palabra.

El rostro de Lee y de Ron empalidecía completamente y ambos se miraban, algo que Ginny no entendía por qué.

-¿Qué pasa?, podemos huir ¿no es así?—decía ella.

-Es el barco pirata más temido de los océanos—decía Ron mientras que Ginny recordaba lo que les había dicho Fred y George a ellos sobre aquel barco.

"Ese barco es comandado por el pirata más maldito y malvado de todos, Harry Potter, dice la gente que practica el Voodoo y la nigromancia aprendida en Haití y que mitad de su tripulación son zombies bajo su control…"

Al recordar lo que le habían dicho sus hermanos, cubría su boca, con un visaje de preocupación y angustia.

-¿Qué haremos?—Preguntaba la chica

-Rezar por que no nos…- en eso sentían que el viento soplaba en su contra mientras que parecía sopar a favor del barco pirata.

-Estamos muertos—decía Jordan –Todos a posición de batalla, vamos, vamos, señor y señorita Weasley por favor escóndanse en sus camarotes intentaremos repelerlos—decía Lee

-Yo los ayudo—decía Ron mientras empuñaba su espada –Tu ve y escóndete Ginny por favor.—

La pelirroja solo asentía y salía corriendo hacia su camarote seguida por Lavender y se encerraban en el mismo.

-Todo saldrá bien señorita—le aseguraba su dama de compañía.

-Eso espero Lav—suspiraba Ginny.

Mientras tanto todos estaban preparándose para el inminente ataque pirata, ya que aquel navío maldito estaba a unos metros ya del barco de la compañía Weasley.

El barco de Harry Potter, era imponente con sus velas, y su bandera la cual era un esqueleto con una espada. Tenía un colosal tamaño para ser una fragata, se veían tres hileras de cañones de cada lado dando un total de casi veinte cañones. El esqueleto de una mujer estaba en el punto de la proa, adornada con en su cabeza por una corona. Era un barco macabro.

-Prepárense para ser abordados, ríndanse ahora o morirán—se escuchaba la voz de una mujer de cabellera castaña vestida con una blusa parecía de manta, y unos pantalones negros de cuero ajustados, en su mano derecha blandía un sable y en la diestra una pistola y se estaba preparando para abordar el barco junto con quince hombres más.

-Nunca nos rendiremos – y en eso todos los hombres de Ron sacaban sus armas esperando el inminente ataque.

-Dales lo que buscan…- decía una tétrica voz al rededor del barco –Tomen ese barco y prisioneros…es una orden primer oficial Granger- decía la misma voz con aquel toque macabro.

Y sin previo aviso la femenina comandaba el ataque sobre el barco Weasley, iniciando con ello una gran batalla entre las tripulaciones de ambos navíos, mientras que el dueño de aquella voz se mantenía oculto, esperando el momento adecuado para aparecer, dispuesto a no dejar sobreviviente enemigos, a menos que fueran de ayuda.