Hola, después de mucho tiempo finalmente me aparezco... lamento muchisimo la tardanza, he tenido problemas y hasta ahorita tuve la oportunidad de subir la continuación.

Este es el ultimo capitulo de esta historia y creo que el capitulo mas largo también xD

Una aclaración: Esta historia tiene cierto parecido con la película "Como si fuera cierto", aunque la mayor parte de la trama la cambie... es normal que en algunas cosas se parezca porque Sakura es fantasma y vive en el departamento de Sasuke, aparte que es doctora y esta en coma. Las demás situaciones que están en este capitulo, capítulos anteriores o futuros cambiaron en su mayoría.

Los personajes de Naruto no me pertenecen

Disfruten la lectura


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Las semanas pasaron más lentas que de costumbre. Cada segundo, cada minuto, cada día transcurrido era más irritante que el anterior. Nadie parecía notar la ausencia de la chica de hebras rosáceas. A nadie le importaba lo que había sucedido aquel día. Todos habían llevado el curso de sus vidas como debía de ser.

Todos menos él.

El azabache al que ella había regalado aquellas palabras.

"Te amo"

Su mente lo traicionaba con aquel día. Tantos recuerdos volvían una y otra vez como un torbellino que solo dejaba desastres. Porque cada vez que terminaba la lluvia de recuerdos su corazón salía más lastimado.

Nunca había logrado querer a alguien con tanta intensidad como lo había hecho con Sakura. Desafortunadamente se dio cuenta demasiado tarde para decirlo.

― ¿Cómo me di cuenta hasta ese momento?

A las afueras de su hogar, las personas caminaban ajenas a los pensamientos del azabache. Sonreían con sincera alegría, sus ojos brillaban al mirar a la otra persona, las parejas se tomaban de las manos como si temieran separarse mientras el sol los iluminaba dándole un toque más tierno a la escena.

Inevitablemente regresaron los recuerdos; su sonrisa, sus ojos que brillaban cada que sonreía, la manera en la que se enojaba, su voz, su cabello. También recordó sus labios, unos labios que tuvo la oportunidad de probar.

Pero principalmente recordó sus orbes vacíos. Justo antes de partir.

― Malditos recuerdos. ― cerró los ojos intentando ahuyentarlos ―. ¿Por qué no me dejan en paz?

Intentaba llevar su vida en una sola dirección, tal y como debió haber sido siempre.

Pero por más que intentaba no lograba hacerlo.

― Pero ella se fue.

No salía de su casa, había ido a trabajar durante esa semana intentando aclarar su mente más lo único que logro fue una fuerte discusión con Itachi. A partir de ese día no había regresado a trabajar.

Su habitación se había vuelto su mayor refugio. Un refugio que envolvía los recuerdos más anhelados en una perfecta burbuja que solo él poseía. Allí, en esos momentos, ella seguía presente.

Recordar se le había hecho una costumbre.

― ¡Sasuke!

El Uchiha solo atinó a girar la cabeza en dirección a la puerta. Sabía perfectamente quien era el dueño de aquella ruidosa voz.

―Hmp.

― ¡Sé que estás ahí! ¡Ábreme!

― ¿Qué quieres idiota? ― Para ese momento, el azabache le había abierto la puerta con una cara de pocos amigos. Algo muy normal en el últimamente.

― ¿Qué quiero? ― gruñó el rubio mientras entraba a la casa ― ¡Quiero que salgas de una maldita vez de tu cueva y que te enfrentes al mundo!

―Déjame, Naruto. No tengo ganas de salir en estos momentos.

El azabache tomó asiento lejos del chico. En aquel cómodo sofá que últimamente lo esperaba muy seguido. El rubio solo atinó a bufar molesto. Ese Uchiha no entendía razones, seguía siendo tan cabezota como antes.

¿Por qué no le quitaste lo testarudo Sakura-chan?, pensó con tristeza y molestia a la vez.

Sabía perfectamente lo sucedido hace unos días.

Cierto día el Uchiha, en un arranque de sinceridad, le terminó contando todo lo sucedido con la chica. Era algo increíble, ¿Quién imaginaria que Sasuke Uchiha se terminaría enamorando de un fantasma?

Pero nada es imposible. Y el chico estaba consciente de eso.

¿Enserio te fuiste, Sakura-chan?, esperaba estar equivocado. Un pequeño matiz de esperanza se aferraba a él. A pesar de no haber conocido personalmente a la chica se había encariñado con ella.

Lo que podían lograr las palabras.

―Naruto, solo déjame tranquilo ― susurró el muchacho con la mirada perdida en un punto de la inmaculada pared.

―Teme… Sasuke. ― tocó suavemente el hombro del chico que no se inmutó. Estaba brindándole su apoyo ―. ¿Crees que Sakura quería verte así? Ella te estuvo hablando de esto todos los días más tu nunca la escuchaste. Te hacías oídos sordos, Sasuke.

―Es que no entiendes. ― musitó mientras se pasaba la mano por su cabello en una clara señal de desesperación ―. Ella simplemente se fue. No me dejó decirle nada, no me dejó que mis sentimientos… se aclararan. Ella se fue sin saber lo que yo sentía, lo que yo siento… ¿Por qué me sucede esto?

El Uzumaki solo atinó a sentarse a su lado. ¿Cuántas veces no se había preguntado él eso mismo?

―Hay cosas que están fuera de nuestro control. No las controlamos, no las esperamos, simplemente llegan solas. ― susurró recordando las palabras que su padre le mencionó hace años. Como extrañaba a ese viejo ―. Si todo lo que quisiéramos lo tuviéramos al alcance de nuestra mano. Si nuestra vida no nos diera esta clase de obstáculos, ¿crees que esto se llamaría vida?

El azabache lo escuchaba sin escuchar. Su mirada seguía en aquel punto fijo en la pared.

―La vida es disfrutar y atesorar los momentos que nos regalan. Puede que después se pierdan esos momentos en algún instante de nuestra vida, pero por lo menos estarán aquí ― señaló su cabeza a pesar de la falta de interés del Uchiha ―, en nuestra mente. Y, dentro de muchos años recordaremos con una sonrisa todo lo que esta vida nos puso en el camino…

―Naruto…

―Tan solo recuérdala. Si no puedes verla por lo menos recuerda con una sonrisa como llegó a tu vida, esa manera tan inusual. Recuerda cómo te cambió. ― sonrió con sinceridad logrando que el azabache mostrara una pequeña sonrisa que en un instante se desvaneció ―. Recuerda cómo logró que pensaras en hablar con tu familia, como harás las paces con ellos… ella te cambió, Sasuke. Lo quieras ver o no.

― ¿Qué paso con mi amigo, aquel rubio idiota que estaba más ciego que nada? ― cuestionó burlón el ojinegro ―. ¿Te abdujeron los extraterrestres y te dieron un cerebro que usar?

Se sintió tan pequeño cuando una estruendosa carcajada envolvió la habitación.

―Eres malo, teme. Di que al menos te estoy dando consejos― se cruzó de brazos completamente relajado―, deja que disfrute mis momentos "sabidurescos"

Sasuke alzó una ceja contemplando con pena al rubio.

― ¿Sabiduresco? ¿Eso existe?

Naruto meditó por unos instantes. Intentando encontrar en su diccionario mental aquella palabra probablemente inventada…

― Qué más da.

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Manejaba tranquilamente aunque en estos momentos esa no era la palabra que debería usar para describir la situación. Porque bueno; si se tiene como copiloto a un rubio cantando a todo pulmón…

Definitivamente Sasuke Uchiha estaba maquinando alguna idea para tumbar a ese rubio de su coche. No podía dejarlo en la carretera porque no estaban pasando por ninguna. Fijó su vista en el retrovisor.

Demasiados coches para una caída "accidental"

―Si no guardas silencio te bajare del coche a patadas ― amenazó el Uchiha con una venita en la frente.

Ante aquella amenaza tan seria el Uzumaki guardó silencio. No sin antes refunfuñar un poco sobre el amargado que le había tocado de mejor amigo.

Aunque claro, ¿Quién no se hartaría después de cinco "melodías" cantadas a todo pulmón completamente desafinadas?

Ni siquiera la letra se sabía.

―Sasuke, ¿A dónde vamos? ― inquirió el amigo luego de unos minutos en completa tranquilidad.

Ese chico no podía mantener la boca cerrada ni por unos instantes.

―Iremos al hospital. Me dijiste que hiciera frente al mundo real y eso es lo que pienso hacer ― mostró una media sonrisa mientras su mirada se mantenía al volante ―, enfrentare lo que me depara en aquel lugar. No sé si este viva. No sé si se fue. Tan solo sé que no puedo seguir con esta incertidumbre.

Naruto lo miró sonriendo. Ese era el amigo que hace tantos años conoció. Aquel muchacho determinado a lograr y superar cualquier obstáculo en la vida.

"Sakura, si lo cambiaste" pensó con gratitud.

Tan solo esperaba que esa determinación no se evaporara en cuanto llegaran a la habitación de la chica.

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La recepcionista los atendió cortésmente hasta el momento en el que pidieron hablar con la mentora de la joven de cabello rosa, Tsunade. En ese momento la mujer de cabello marrón los miró con nerviosismo.

Mala señal…

― ¿Cuál es el asunto? La doctora está muy ocupada en estos momentos.

El Uchiha frunció el ceño con molestia.

―Necesito hablar con ella, es sobre una paciente.

―Dígame el nombre y con gusto lo buscare ― comentó la mujer.

―Necesito ver a la doctora ― insistía el Uchiha con poca paciencia.

¿Qué nadie entendía que las ansias lo carcomían?

―Entienda, joven. La doctora no puede recibir visitas en estos momentos…

El rubio, harto de la situación, se colocó frente a la recepcionista que lo miraba anonadada. Él sonrió, ante la sorpresa del Uchiha.

― ¿Podría hacernos el favor de llamar a la doctora, señorita? ― la suave voz parecía envolver a la chica ―. Es urgente. La paciente a la que busca mi amigo es mi hermana y la novia de él ― volteó a ver a Sasuke.

―Lo lamento, pero ella no puede atenderlos… no en este momento ― susurró sonrojada.

El Uzumaki sonrió con más intensidad, logrando apantallar aún más a la pobre chica. El azabache solo miraba la escena con una ceja alzada. Jamás creyó que su amigo tuviera "aires" de conquistador.

Naruto podía sacar sus encantos cuando quería.

―Es una lástima. Tenía tantas ganas de ver a mi hermanita ― se lamentó el oji-azul.

Enserio, ese chico podría llegar a ser algún día un gran actor.

La joven, titubeante contempló su alrededor. Se acercó lentamente a la chica y sosteniendo la vista fija en aquellos orbes azules comentó:

―Ella seguramente se desocupara dentro de unas horas. No sé si guste esperarla.

El chico fingió pensárselo por un momento.

―No lo sé, tal vez…

― ¿Sasuke Uchiha?

Aquella suave voz hizo que el azabache volteara a ver a la dueña de esa voz encontrándose con una mujer de cabellera negra y orbes del mismo color, Shizune.

― Shizune, ¿no es así? ― ella solamente sonrió al escuchar su nombre. Al parecer él si se acordaba de ella.

― ¿Necesitabas algo? ― indagó con curiosidad.

El Uchiha desvió su mirada hacia el pasillo que conectaba a la habitación que alguna vez visitó. En cuanto Shizune lo notó sonrió con nostalgia que difícilmente pudo disimular.

―Quieres ir a la habitación de Sakura, ¿no es así? ― susurró con voz entrecortada. Sasuke asistió con la cabeza sin decir palabra alguna. Algo en ese tono de voz no le parecía muy grato ―. ¿No te dijo nada Tsunade? ― cuestionó insegura. Al notar el cambio en el semblante del chico supo que no sabía nada―. Sígueme. ― caminó por el amplio pasillo no sin antes dedicarle una mirada de compasión al joven de orbes oscuros.

El chico de cabellera rubia en ese preciso momento supo que algo estaba mal…

Llegaron a la habitación envueltos en un ambiente tan tenso en el cual no se podía estar tranquilo. La mujer paró frente a la puerta mientras la contemplaba por unos instantes logrando impacientar un poco más al Uchiha.

―Sasuke, necesitas saber que… ― se interrumpió por unos segundos mientras su mente intentaba encontrar las palabras adecuadas para brindar aquella información.

―Shizune, no sé qué puede haber allá dentro. No sé qué pasó, no sé si algo cambio…― comenzó a hablar el joven ―, solo quiero saber que sucedió. Así que, por favor… no me digas nada. Déjame entrar solo.

Ella no tuvo el valor de hablar. Solo pudo hacerse a un lado para dejarlo entrar. Era lo menos que podía hacer. Soltó la perilla dorada que adornaba la inmaculada puerta con la mirada fija en el suelo.

Noto como el Uchiha se acercaba lentamente a la entrada y como tomaba la perilla que minutos antes ella tomó.

―Sasuke…― susurró el ojiazul viendo como su amigo parecía dudar en abrir ―. Puedo hacerlo yo si quieres.

―No. ― dijo mientras giraba el pomo y abría la puerta lentamente ―. Yo lo hare.

Lo primero que divisó al entrar al cuarto fue la luz que entraba por las ventanas iluminando el lugar, pues las cortinas estaban abiertas de par en par. Las paredes seguían siendo del mismo color blanco con uno que otro pequeño cuadro intentando adornar la pared. El florero que alguna vez reposaba en la mesita ya no estaba. La cama seguía igual; con la misma tonalidad enfermiza que antes.

Todo seguía igual, con excepción de una sola cosa: la paciente ya no se encontraba reposando en la cama.

Ahora un vacío era el que se sentía en aquel lugar, porque antes, a pesar de que la chica se encontraba inconsciente; se sentía un ambiente lleno de paz.

Justo como cuando estaba con su fantasma.

―Sasuke… ¿estás bien? ― El rubio había llegado a su lado tomándolo quedamente por el hombro. Brindándole su apoyo a pesar de que su amigo de cabello oscuro no mostraba ni una pizca de emoción.

― ¿Por qué estaría mal, Naruto? ― respondió con frialdad ―. Después de todo, solo vine a confirmar lo que ya sospechaba. Ella se fue.

Comenzó a caminar dejando a los demás atrás. No quería saber nada de nadie. No quería siquiera estar fuera.

Regresaría a su refugio una vez más; solo quería pensar.

― ¡Sasuke, espera! ― escuchó como Shizune se acercaba lo más rápido que podía. Lo tomó del brazo intentando llamar su atención ―, ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué no sabes…?

―Déjame tranquilo ― interrumpió tajantemente ―. Déjenme los dos en paz.

Naruto solo contempló con impotencia como su amigo se perdía nuevamente. Le había costado semanas sacarlo de su caparazón; seguramente estaría ahora más hundido que nunca.

Porque aunque intentara ocultarlo bajo esa mascara de frialdad; él también había tenido esperanzas sobre la vida de Sakura.

―Sasuke…

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El reloj que colgaba de su habitación marcaba las ocho en punto; era tarde. Suspiró sonoramente mientras sus ojos se cerraban con aburrimiento. En ese momento solo quería descansar.

Había tenido un día demasiado ajetreado.

Su vida había vuelto a la normalidad en estas últimas semanas, aprovechando al máximo los minutos que transcurrían en su reloj. Cada detalle que no pudo cumplir con anterioridad ahora estaba abarcado, listo para pasar al siguiente. Se podía decir que estaba aprovechando su vida al máximo.

Había aprendido de la peor manera que lo que siempre llamó una vida plena jamás se acercó a tal concepto. Aprendió que nunca había disfrutado tanto a sus 24 años de vida, finalmente había disfrutado de una salida, había aprendido a bailar, salía con su mejor amiga la mayor parte de las noches- después de algunas persuasiones por parte de la rubia- a las afueras de la ciudad. Tenía ropa nueva, una vida nueva y una nueva oportunidad.

No la desaprovecharía. No después de aquel día...

―Frentona, ¿otra vez mirando por la ventana? ― Una rubia entró a la habitación que desde hace un tiempo era ocupada por una joven ―, enserio no te entiendo. No dejas de mirar el paisaje con nostalgia, no entiendo que te sucede. ― Al no recibir respuesta comprendió lo que le pasaba por la mente ―. Es por el chico, ¿verdad? ― sonrió tristemente ―, no te desanimes. Te he dicho que lo busques, necesitas hablar con él.

―No, Ino. ― susurró la chica mientras apartaba la vista de la ventana ―. Él es feliz ahora, ya salí de su vida, ¿Qué más puede pedir?

La Yamanaka se tomó unos instantes antes de decir:

―Tal vez… a ti.

"Te amo", aquellas palabras dedicadas hace semanas la bombardearon.

Recordó esa tarde en la que pensó con tristeza que su vida iba a tener fin. Aun podía apreciar con el mismo detalle aquellos orbes negros que la miraron con sorpresa cuando se acercó, podía sentir incluso el tacto de sus labios, algo que en realidad jamás pensó que ocurriría.

Ese día, después de sentir como la vida poco a poco se le iba de sus manos despertó de golpe a la realidad. Estaba en el mismo hospital que había visitado con Sasuke, mientras que una rubia de orbes azules lloraba amargamente a su lado.

Al parecer si había muerto pero, ¿Por qué estaba aquí?

En realidad, no quería recordar nada de esos días eran… dolorosos.

― ¿Sakura? ¿Sakura? ― Esa voz la hizo regresar de golpe a la realidad; su amiga le estaba hablando.

―Ino, ¿Cómo es que desperté de mi coma? ― la joven no pudo evitar preguntar.

Su amiga solo la miró sorprendida; hace tanto que no hablaban de eso.

En realidad nunca lo habían hecho.

―N-no lo sé, solo recuerdo que estabas muerta, moriste por unos segundos y después, estabas abriendo tus ojos ― dijo confundida.

―Ya veo.

―Hay una cosa que aún tengo duda, frentona. ¿Cómo es que recuerdas lo que paso mientras estabas en coma? ¿Cómo es que recuerdas a… ― dudó antes de completar la pregunta ―… Sasuke Uchiha?

―No tengo idea Ino, supongo que, después de todo, algo me terminó atando a él.

―Tus sentimientos ― habló la rubia logrando recibir una mirada asesina.

"Mis sentimientos"…

―Eso no importa. En estos momentos, él debe ser feliz… con Karin ― susurró con tristeza.

¿Por qué no podía ser ella?

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― ¡Abre la maldita puerta de una vez! ― Sus gritos se escuchaban por toda la cuadra. Seguramente todos los vecinos sabían que había llegado a persuadir al dueño de aquel departamento de respirar un poco de aire fresco.

Era la tercera vez que le cerraba la puerta en la cara y, con un gran golpe en la nariz, con una venita palpitándole en la sien y con el ceño tremendamente fruncido golpeó la puerta una vez más.

― ¡Sasuke Uchiha! ¡Ábreme de una vez! ― tomó aire para seguir "hablando" ―. Creo que me rompió la nariz, ¡Auch! ― exclamó en cuanto se la tocó ―. ¿Oíste? ¡Me rompiste la nariz, idiota!

―No te rompí nada, eres tan escandaloso que seguramente solo tendrás un moretón.

―Por lo menos se comprensivo con esta alma en pena y dame un curita ― sonrió con sinceridad a pesar del dolor latente.

Por lo menos su amigo estaba comenzando a hablar.

―Idiota, ¿Qué no sabes lo que es la discreción? ― dijo el azabache mientras abría la puerta.

El Uzumaki entró ante la mirada irritada del Uchiha.

―Sí, si… creo que sé que significa.

―Tal parece que no.

Naruto se sentó y contempló fijamente a su mejor amigo. Después de unos segundos que se hicieron eternos el azabache se comenzó a sentir incómodo. Bajó su mirada hacia la alfombra que últimamente había dejado olvidada en un rincón. Levantó la cabeza notando como el rubio seguía mirándolo sin pestañear, su nariz se encontraba de una tonalidad rojiza que probablemente pronto comenzaría a oscurecer.

― ¿Qué quieres? ―rompió el silencio.

―Quiero saber que piensa una personita tan testaruda ― fue lo único que recibió como respuesta.

―Idiota, ¿Qué quieres? ― volvió a cuestionar perdiendo los estribos ―. Dime o créeme, te sacare a patadas.

Al parecer aquella pequeña advertencia logró su cometido; Naruto Uzumaki comenzó a temblar.

―Quiero que salgamos, necesito ir a comprar algunas cosas para esta noche ― finalmente dijo ―, haré una fiesta y, quiero que vengas.

―No. ― fue la respuesta rotunda que el azabache dio.

― ¡Teme! ― exclamó el rubio mientras comenzaba a hacer pucheros―. Vamos, no seas amargado.

El Uchiha simplemente se estaba cansando de la situación; cada vez que él quería estar solo, el rubio llegaba y prácticamente lo raptaba. Lo peor de todo era que el rubio jamás obtenía un no por respuesta.

―No iré, comprende.

―Te convenceré. ¡Vamos, Sasuke! ― dijo decidido y con los orbes brillantes ante el reto recién comenzado.

―No lo harás.

Nadie lo iba a sacar de su hogar.

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―Ino Yamanaka, ¿Cuántas veces tengo que decirte que me esperes?

Sus pies tropezaron por quinceava vez en el día; y eso que aún no pasaba de mediodía. Podía divisar una coleta rubia mecerse a unos metros de donde se encontraba, con aquel porte lleno de gracia y con una perfecta elegancia digna de modelaje. En cambio ella, tenía tanta gracia como una roca. Y justamente en este día se le ocurrió cambiar. Cambió sus preciadas zapatillas por unos tacones que fácilmente podrían sacarle un ojo a alguien y su ropa, que no era la gran cosa también era diferente aunque seguía siendo de su estilo. Ahora que lo recordaba su ropa era muy similar a la del día que…

― ¡No te esperare toda la vida, frentona! ― gritó la rubia mirándola con burla ―. Yo que tú me levantaba, no es bonito verte en el suelo.

―Cállate ― reprochó la oji-jade con indignación. Se había caído nuevamente; probablemente ahora traería el pantalón completamente sucio por la parte de atrás.

Mal día para usar tacones.

Caminó con el mayor equilibrio posible, intentando por todos los medios posibles no volver a ser atraída por el suelo. Cada paso dado era una mirada burlona aun mayor; simplemente estaba deseando borrarle esa sonrisita a su amiguita…

―Aquí estoy, ¿ahora qué? ― indagó en cuanto llego sana y salva al lado de su amiga.

―Ahora vamos de compras ― ante la mirada horrorizada de la oji-jade añadió: ― no te pongas así. Más tarde vamos a otro lugar, ¿sí?

― Esta bien, vamos.

Y se dejó guiar por una rubia que últimamente estaba obsesionada con las compras; tan solo esperaba salir sana y salva de allí.

Porque aquella rubia con pinta de ángel era transformada radicalmente ante una buena rebaja en un centro comercial.

Solo espero que no vuelva a soltar mordidas, pensó con temor la chica.

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Aun no podía creer como una persona puede llegar a ser tan fastidiosa e irritante cuando se lo proponía. Justamente esa persona, a la que tenía unas tremendas ganas de moler a golpes, se encontraba a su lado, ignorando olímpicamente su mal humor. Contó hasta tres intentando calmar aquellas ansias que le albergaban desde hace un buen rato.

―Te dije que te convencería.

―Idiota, no entiendo cómo puedo estar aquí contigo.

Se dirigían al supermercado con una aparente tranquilidad, cada paso dado era una risa zorruna y una rayita menos de paciencia que estaba por reventar. Después de ruegos, de lloriqueos, de jaloneos y de una fastidiosa voz que le pedía a todo pulmón acompañarlo finalmente hicieron que su faceta generosa hiciera acto de presencia. Aunque claro, también quería que sus preciados oídos dejaran de zumbar.

Aun podía escuchar las exclamaciones del rubio.

―Eres mi mejor amigo, por eso me acompañaste ― contestó con aquella sonrisa nuevamente.

―No fue por eso. En realidad fue para que simplemente cerraras el pico de una buena vez ― inmediatamente la sonrisa se borró, trayendo consigo un semblante de decepción ―, aunque debo admitir que me hacía falta salir ― las últimas palabras fueron un susurro casi inaudible ―. Por cierto, ¿Qué era lo que necesitabas con urgencia?

El rubio se tensó en cuanto escuchó tal pregunta, en realidad nunca necesitó nada, aquello era solo una mentirilla piadosa para sacar al cubito de hielo a la luz. Si le decía eso justamente ahora cuando, a kilómetros era detectable el ansia de sangre que el Uchiha emanaba. No, no le diría la verdad, probablemente esas palabras acabarían con su vida. Y no es que fuese un exagerado, claro que no; la cuestión era que Sasuke Uchiha era una caja de sorpresas andante.

―Necesito… necesito, este… ― intentó idear algún plan, alguna mentira en vano ―. Este, creo que se me olvido ― informó titubeante.

― ¿Se te olvido? ―repitió el moreno con una ceja alzada. Comenzaba a sospechar.

―S-sí, es que… Hinata me encargó, si, ella me pidió un… ― su mirada recorrió nerviosamente su alrededor ―… pastel, ¡un pastel!

A unos cuantos pasos una pequeña repostería se mostraba, cada detalle dado a la tienda reflejaba un ambiente hogareño. Los pasteles, exquisitamente adornados se lucían en todo su esplendor; listos para ser admirados y solicitados por los ciudadanos que se guiaban por el exquisito olor.

― ¿Un pastel?

―Sí. Últimamente compra pasteles, dice que son deliciosos los de este lugar… y que cerca de aquí hay una librería ― añadió el oji-azul al saber la admiración del azabache por los libros.

―Está bien. ― aceptó el Uchiha resignado ―. Solo no me hagas perder mi tiempo.

―Bien, entra a la tienda que quieras… yo iré por una cosa que se me olvido en el coche.

― ¿Siempre se te tiene que olvidar todo? ― cuestionó el azabache.

―Ya teme, déjame ir allá ― exclamó el rubio con indignación ―. No todos somos unos cerebritos como tú.

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Con las manos llenas de bolsas, unos tacones de marca mortal y con un calor infernal caminaba hacia el coche blanco que se encontraba estacionado en el rincón más alejado del estacionamiento. Su queridísima amiga la había dejado a su suerte, diciéndole que necesitaba ir a un lugar urgentemente y, que mientras ella se ocupaba de su asunto Sakura dejara las bolsas en la seguridad de su automóvil.

Casi ni veía sus manos con la cantidad de bolsas que llevaba.

Suspiró con resignación y con cansancio, sabiendo que ella no estaba hecha para la aventura que ameritaba salir con Ino Yamanaka. Siguió su camino mientras maldecía a su amiga entre dientes con un aura furiosa que comenzaba a emanar.

― ¿Te ayudo? ― escuchó una voz a sus espaldas haciendo que inevitablemente se sobresaltara. Todas las bolsas que sus manos poseían segundos antes fueron vistas en el suelo unos instantes después ―. ¡Perdón por asustarte!

Giró para ver al dueño de aquella voz, encontrándose con un rubio de orbes color azul. Él le sonreía nerviosamente mientras que se rascaba la nuca con rapidez. No pudo evitar sentir una confianza inmediata ante ese chico.

―No pasa nada, como quiera no es mío ― sonrió amablemente ―, es de una amiga mía.

―Ya veo. ― habló el chico mientras comenzaba a recoger las bolsas con ella ―. ¿Cuál es tu coche? Para ayudarte a llevarlas.

―Es aquel. ― dijo señalando el auto color blanco ―. No deberías molestarte.

―Es lo menos que puedo hacer.

Caminaron el trayecto que faltaba y en unos cuantos minutos llegaron a la parte final, dejaron las bolsas en el maletero y mirándose por unos instantes el rubio comenzó a hablar:

―Bueno, es todo lo que puedo hacer. Un gusto conocerte… ― hizo una pausa esperando que la chica diera su nombre.

―Sakura Haruno.

―Bueno, un gusto conocerte Sakura Haruno ― dijo tendiéndole la mano ―. Mi nombre es… Naruto Uzumaki ― terminó con una sonrisa.

―Un gusto, Naruto.

―Me voy. El teme de mi amigo me estará esperando y no es muy paciente que digamos ― comentó antes de caminar hacia las tiendas nuevamente ―. ¡Adiós!

―Adiós. ― susurró mirando como aquel rubio tan amable comenzaba a alejarse.

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Notó como en la distancia el azabache de su amigo lo esperaba con impaciencia. Llegó hasta el chico con una sonrisa contagiosa que simplemente el Uchiha supo ignorar.

―Eres demasiado lento, dobe.

―Ni digas nada, teme. ― habló el chico ―. Que estuve ayudando a una muchacha a recoger sus bolsas.

― ¿Y a mí qué? ― inquirió el Uchiha irritado.

Ante esto el Uzumaki sonrió aún más…

―A ti nada, solo te digo que era una chica muy linda ― susurró antes de caminar.

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Ahora era el turno de Sakura Haruno de disfrutar la salida a la que su rubia amiga había mandado a rastras. Y en realidad; no la estaba disfrutando para nada.

―Sakura, no seas amargada. Vive la vida ― aconsejó la rubia que miraba cada tienda a la que pasaban ―. Disfrútala.

―Ino, lo único que yo quiero es llegar a mi casa.

―No te dejare ir hasta que disfrutes. Quita esa cara y pon una sonrisa.

―Ino…

Las palabras se quedaron atoradas en su garganta en cuanto divisó una cadena de plata que era delicadamente adornada por una luna, no era el collar en si lo que la mantenía absorta; era el mensaje que se plasmaba en ella.

"Las situaciones extrañas de la vida a veces son las más preciadas"

Su mente trajo de golpe la imagen de cierto azabache de mirada penetrante, y en ese momento quiso comenzar a llorar. Lo extrañaba.

―…a veces son las más preciadas ― susurró sin dejar de mirar la cadena. Parecía que la frase estaba hecha para su situación tan peculiar.

― ¿Sakura?

―Sasuke… ― la chica seguía en un trance mientras que una pequeña lágrima se comenzaba a colar.

― ¿Estas bien?

Ante esa voz la chica finalmente salió de su ensoñación; a pesar de que aún no quitaba la vista del mostrador. Lentamente, sin prisa alguna y, con los ojos un poco llenos giró para finalmente darle la cara a su amiga que, al ver a Sakura de esa manera no pudo evitar sentirse un tanto cohibida.

―Estoy bien, es solo que… los recuerdos siguen vigentes.

Ino sonrió enternecida ante esa mirada que posaban aquellos orbes jade.

―Deberías verlo, buscarlo. Tal vez eso te ayude a superar, quizás el piensa en ti ― intentó consolarla, hacerla entender.

―Ino, solo vámonos, ¿sí?

―Está bien. Solo déjame comprar algo mas ― pensó un momento en las posibilidades. Quería algo que le gustara a su amiga de cabellera rosada ― ¡Ya se! Vamos por un buen libro, sé que te animara.

―Está bien. Vamos ― sonrió agradecida y un tanto resignada. Porque, a pesar de que estaba cansada, fastidiada y un tanto malhumorada; Ino Yamanaka seguía siendo consciente de las cosas que adoraba.

Nunca se le negaría a un buen libro.

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Entró empujando levemente la puerta de cristal que mantenía colgado un letrero que les daba una calurosa bienvenida a todas las personas interesadas en envolverse en el mundo de la imaginación. La estructura del lugar a simple vista revelaba que tenía varios años, siendo remodelada parcialmente por más de una ocasión. Las paredes en este momento poseían un color beige dando cierto toque tranquilo. Cada estante estaba a reventar por cientos de libros que descansaban tranquilamente; esperando ser tomados para simplemente abandonar el lugar. A pesar de ser pequeña la librería estaba muy bien surtida; cada libro imaginado por cualquier persona se podía encontrar fácilmente allí.

Ahora sí; podía decir que comenzaba a disfrutar su visita con el rubio.

―Sasuke, ¿ya nos vamos? ― cuestionó cierto rubio cuando apenas el Uchiha tomó el primer libro.

―Acabamos de llegar, Naruto.

―Lo sé, pero… ¿no podemos irnos ya?

―No. Ahora, déjame un rato tranquilo ― ordenó dejando el mismo libro en su lugar.

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―Mira, frentona. Este libro es perfecto para ti ― comentó Ino mientras llegaba con libro en mano hasta donde se encontraba la chica de cabellos rosáceos.

―Es… interesante. ― dijo la joven después de ver el libro. Era una comedia romántica; inmediatamente la desechó de su lista de pendientes ―. Hace tiempo que quiero leer uno policiaco, ¿no has visto alguno?

―Creo que vi uno por aquí ― habló la rubia después de unos segundos ―. Ven, sígueme.

Llegaron a la parte más alejada del lugar, con una sección en la mente; policiaca. Era extraño ver como últimamente la sección más buscada por la chica era esa, nada de novelas románticas, nada de suspenso; solo policiaco. Tal vez quería darle un poco más de adrenalina a su vida y eso se podía conseguir ahí.

― ¿Cuál llevare? ― susurró mientras pasaba de un libro a otro cuando, justamente en un rincón se encontraba un libro que inmediatamente le llamó la atención ―, este podría ser… ¿no te parece?

La rubia ante la pregunta se sorprendió; estaba distraída mirando a cierto chico que en cerca de ellas se encontraba. Era apuesto, aunque en realidad, eso era quedarse corto. Su cabello azabache daba demasiado contraste con su pálida piel y, aquellos orbes negros eran singulares, jamás había visto unos así. A pesar de lo apuesto del chico eso no fue lo que la hizo mirarlo; fue la mirada vacía del joven fue lo que más la inquietó.

Era la misma mirada que la pelirosada últimamente mostraba.

―S-sí.

― ¿Si qué? ― tenía la ligera sospecha de ser ignorada.

―Llévatelo si quieres.

―Me lo llevare, solo buscare otros ― sonrió mientras tomaba otro libro.

―Esta… bien ― lo único que recibió en respuesta fue aquel susurro. Sakura tuvo la tentación de mirar hacia donde la rubia dirigía su atención pero logró ignorarla.

A pesar de eso la chica siguió buscando.

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Llevaba tres libros en mano y a pesar de todo no encontraba algo que lo dejara satisfecho con su visita. Escuchaba los quejidos que soltaba Naruto, alegando que ya era muy tarde y tenía una cita con su novia. Ignorando cada palabra salida de los labios del rubio siguió su búsqueda logrando que, después de unos minutos, el rubio explotara.

― ¡Ya no aguanto! ¡Quiero ir con Hinata!

―Dijiste que podíamos quedarnos aquí. Ahora te aguantas.

―P-pero… ― intentó decir algo. ―… no es justo. Dije que podíamos venir un rato, ¡no todo el día!

―Llevamos veinte minutos aquí, Naruto ― susurró con la paciencia al límite.

Entonces, el Uzumaki recordó el motivo de su salida; quería que el Uchiha se despejara, no podía simplemente pedirle que dejara de hacer algo que finalmente disfrutaba.

―Teme… ― suspiró resignado ―. Está bien. Seguiremos, solo no te tardes tanto, ¿sí?

Siguió buscando, ahora siendo ayudado por el rubio. Paso su mirada por cada uno de los ejemplares; romance, misterio, aventura, drama, educativos, policiaco. Ninguno de aquellos títulos ni secciones le llamaban la atención de todo.

―Creo que son todos.

Entonces, si ya había encontrado todo lo necesario, ¿Por qué sentía que no se podía ir?

― ¡Apúrate, Sakura! ― Un grito hizo que inevitablemente su corazón y sus sentidos cobraran vida propia.

A pesar del tiempo intentando asimilar la situación seguía sin poder olvidar a aquella chica de orbes jade. Suspiró intentando recordar que en su ciudad era normal el nombre de Sakura; cualquier persona podía llamarse así.

No es ella, entiende, no lo es, pensó mientras se concentraba inútilmente.

― Sasuke, ¿te sientes bien? ― Su amigo inquirió preocupado.

Ignoró su alrededor y siguió con lo suyo.

― ¡Sakura!

Cerró los ojos ante ese grito; seguramente el destino tenía ganas de molestarlo un rato. Si sus sentidos no le fallaban la chica que había gritado se encontraba justo en el otro estante; frente a él.

Podía simplemente ir y…

"¡No!, no lo haré. Es hora de que lo supere", pensó nuevamente.

― ¿Cuántos libros más necesitas? ¡Llenaras mi casa entera de ellos! ― Nuevamente la voz de la joven retumbó en sus oídos.

Pero no fue eso lo que hizo que sus ojos se abrieran desmesuradamente:

―Ino, cálmate. Este es el último ― aquella aterciopelada voz él la conocía perfectamente.

Recordó vagamente una de sus tantas conversaciones; ella tenía una amiga llamada Ino. ¿Sería la chica que gritaba?

―Más te vale, frentona ― incluso el mismo apodo que ella mencionó en aquella ocasión.

―Sí. Cerda, es todo. Vámonos ― comentó la chica soltando una pequeña risa que indudablemente le pertenecía a ella.

―S-sakura.

Caminó rápidamente hacia el otro estante, ante la mirada atónita del rubio de orbes azules. En cuanto llegó a su destino no encontró nada que le mostrara que la chica, su chica estuviera allí. De pronto, su mirada se perdió en el pasillo logrando distinguir un destello rosado. Iba a salir de la tienda.

Comenzó a caminar hacia allá con el corazón en un hilo.

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― Ino, ¿crees que sea lo mejor regresar al hospital a trabajar? ― inquirió la rubia mientras salía de la tienda ―. Es que siento que eso solo me traerá recuerdos que…

― ¿Sakura?

Casi suelta las bolsas al escuchar aquella voz que, después de semanas había deseado volver a escuchar. Giró con cautela; buscando alguna fuerza extraordinaria que la dejara seguir de pie. Sentía que en cualquier momento iba a desfallecer.

―S-sasuke ― inevitablemente su nombre salió de sus rosados labios logrando que el chico sonriera con alivio. Ella si lo recordaba.

Entonces, ¿Por qué no había vuelto con él?

― E-estas… viva. ― susurró sin poder creerlo. Después de semanas pensando lo peor podía verla finalmente; siendo de carne y hueso.

Justo en ese momento decidió que todo su orgullo se fuera por la borda; había perdido demasiado por ser orgulloso cuando ella estuvo compartiendo departamento con él. No la volvería a perder.

―Y-yo, Sasuke… ― calló inmediatamente al sentir unos brazos rodeándola ―. Sasuke, lo lamento. ― sollozó sin poder evitarlo; era demasiada emoción verlo de nuevo.

― ¿Por qué no regresaste? ¿Por qué te fuiste? ¿Qué paso con el coma? ― comenzó a bombardearla de preguntas mientras se separaba de ella.

La chica solamente bajó la mirada.

―No lo sé, todo paso tan rápido… ― comenzó a informar ―… estaba hablando contigo, de repente me encontré en el hospital.

De pronto, su mente recreó aquella escena del beso logrando que sus pálidas mejillas se tiñeran de color.

―Ya veo. ― fue lo único que salió de los labios del chico ―. ¿Por qué no regresaste a buscarme, Sakura? Yo fui al hospital a verte pero, ya no estabas.

―Seguramente me dieron de alta esos días, y no fui contigo porque… ― pensó un momento en si decirlo o no ― por Karin.

El Uchiha se sintió confundido en ese momento.

― ¿Karin? ¿Qué tiene que ver ella aquí?

―Tu estas con ella y yo… salgo sobrando ― bajó la mirada mientras sentía como sus ojos lentamente se llenaban ―. Tengo que irme. ― giró rápidamente intentando salir de allí.

El azabache la tomó del brazo, impidiendo su escape. Sakura miró con temor a su amiga que miraba expectante la escena, ante eso la rubia solo atinó a sonreír. No pensaba ayudarla. Sin más remedio se quedó frente a él; mirando e intentando con todas sus fuerzas no perderse en sus orbes que la envolvían con un magnetismo invisible.

―Espera, Karin no tiene nada que ver conmigo ― susurró el Uchiha ―. Nunca le doy explicaciones a nadie pero creo que tú serás la excepción.

―No tienes por qué explicarme nada. Necesito irme, Sasuke. ― pidió. Aun no estaba lista para verlo.

―Me gusta como dices mi nombre ― dijo el azabache sin pensar, logrando hacer sonrojar a la chica ―. Creo que eso fue demasiado cursi, pero; no puedo evitarlo. Tú haces que hable de más. Que diga cada cosa que pienso sin siquiera pensarla con anterioridad. Logras que, mi vida se haga como debe de hacerse… que lleve su rumbo.

Ante el silencio de Sakura, el Uchiha prosiguió:

―Ella no tiene nada que ver conmigo, sé que en algún momento lo fue, admito que estuve enamorado de ella en mi infancia pero todos mis sentimientos quedaron atascados en esa etapa. ― miró a la joven ―. Ahora ella llegó a pedirme ayuda. Habló conmigo hace semanas, está comprometida.

― ¿Comprometida? ― cuestionó sintiéndose una tonta.

―Sí, se fue a arreglar algunos pendientes para su boda. ― comentó sonriendo. Extrañaba hablar con ella ―. No tienes por qué preocuparte.

― ¡Yo no estoy preocupada! ― exclamó Sakura completamente sonrojada. Ante esto el Uchiha solo sonrió burlonamente.

―Es una lástima, porque yo quería saber que fueron aquellas palabras que me dijiste esa vez.

Sakura sintió que el alma se le iba a los pies.

― ¿Qué palabras?

Él se acercó lentamente a ella, sintiéndola temblar levemente a su contacto. Sus ojos se encontraron nuevamente lidiando una batalla en la cual los dos demostraban sus más profundos sentimientos; ella completamente ajena a ellos y él, deseando que aquellas emociones demostradas por la oji-jade no se perdieran alguna vez.

―Ese te amo que me dedicaste. ― suspiró ―. Sé que no fue mi imaginación, antes de que comiences a decir algo como eso. Sé lo que escuche; y fue de tus labios.

La chica no sabía dónde meterse para disfrazar su vergüenza; siempre pensó que esas palabras las había dicho de manera inaudible. Ahora que le iba a decir…

―Fue por el momento. ― más patética no podía ser.

Sasuke sonrió un poco ante su respuesta; se notaba rápidamente que la chica buscaba en donde esconderse. Para no hacerla más larga su plática decidió decir todo lo que sentía; sabía perfectamente que sería difícil expresar todo.

Pero ella lo valía.

― ¿Por el momento?

―Sí, y no tiene importancia.

―Es una lástima porque; yo siento lo mismo. ― notó como los orbes jade tomaron el mismo brillo que antes ―. Lo supe demasiado tarde, justamente cuando desapareciste.

― ¿Cuándo me fui? ― susurró sin creerlo. Entonces, Sasuke Uchiha ¿estaba enamorado de ella? ―. Entonces, ¿tú sientes algo por mí?

―Cuando te fuiste sentí que algo dentro de mí también se iba. Intenté por todos los medios posibles llevar mi vida como anteriormente lo hacía. Pero no lo logre; no pude hacerlo. Siempre estabas presente, en mis pensamientos. Simplemente, no podía olvidarte. Incluso he llegado a pensar en hacer las paces con mi familia nuevamente; tú me cambiaste.

Sakura solo atinó a sonreír halagada.

―Yo… no podía olvidarte, Sasuke. ― comenzó a hablar la muchacha tomado valor ―. Quería buscarte pero la imagen de Karin sonriendote feliz me hacía retractarme de mis planes.

―En realidad, jamás pensé que te volvería a ver. ― tomó la mano de Sakura, sintiéndola cálida ―. Jamás pensé que podría tocarte. Necesitaba verte.

―Yo también ― habló disfrutando de la caricia.

Se quedaron unos minutos mirándose, recordando aquellos momentos en los que se conocieron. Las circunstancias tan extrañas de la vida en las que fueron envueltos; como poco a poco fueron llevándose bien; como poco a poco comenzaron a enamorarse. Como terminaron siendo separados por el destino y, como el mismo destino los volvió a juntar.

―Sakura… ― dudó en hablar. Sabía que las palabras sobraban entre ellos dos pero jamás le había dicho lo que sentía y, siendo un orgulloso no sabía si podría decirlo alguna vez ―. Te… te amo.

Ella sonrió como nunca antes lo había hecho.

―Yo también, Sasuke. No sabes cuánto.

Se acercó más a ella, sintiendo como poco a poco sus respiraciones se mezclaban. Seguía sin dejar de ver los orbes de la chica; esos orbes que lentamente lo hacían perderse. Miró sus labios por un instante, notando que estaban entreabiertos y dispuestos a ser besados. No lo pensó dos veces y unió sus labios.

Fue lento; después de todo había sido el primer beso que compartían, pues el anterior lo había tomado desapercibido. Se tomó su tiempo, degustando sus labios como si fuesen caramelo, sintiendo como su respiración se iba haciendo más entrecortada. Tomó su cintura; apretándola un poco más a él. Ella, por su parte, con los ojos cerrados lo tomó delicadamente de la nuca sintiendo aún más ese beso.

Ese beso que hace tanto había añorado tener.

Se separaron por falta de aire sintiendo los labios levemente hinchados y las mejillas demasiado coloradas. Sakura sintió demasiada vergüenza en ese momento al darse cuenta que Ino, su mejor amiga seguramente seguía allí.

―Ino, ella esta… ― se quedó callada al no verla por ningún lado ―, ella estaba aquí.

―Se fue hace rato. ― dijo divertido. No podía creer que la chica pensara en eso después de su beso ―. Nos quiso dejar solos.

―Esa Ino… ya verá ― amenazó entrecerrando los ojos.

Se calmó un poco al sentir como su cintura era rodeada nuevamente por unos fuertes brazos. Podía acostumbrarse fácilmente a eso.

―Deberías agradecerle, como quiera vendrás conmigo ¿o no?

―Iré contigo a cualquier parte, Sasuke. ― sonrió.

―Y yo no te dejare escapar nuevamente, mi chica fantasma ― ante eso Sakura comenzó a reír.

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¿Quién pensaría que un accidente los uniría?

Las situaciones extrañas de la vida a veces son las más preciadas.

Y, Sakura Haruno y Sasuke Uchiha ahora estaban completamente seguros que así era.

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Fin del capitulo.

Y fin de la historia :c

Muchas gracias por sus comentarios, por cada uno de ustedes que siguieron esta historia, que me esperaron en subir las continuaciones a pesar de que me tarde mucho tiempo. Debo decir que estoy infinitamente agradecida con todos ustedes hacen que me motive cada vez mas a escribir :3

Creo que ya me ganó el sentimentalismo, es triste terminar una historia con la que me he encariñado tanto.

Una cosa mas: hay una persona a la que no le he podido agradecer cada comentario que ha hecho, pues no tiene cuenta y por lo tanto no me pude poner en contacto con ella: Muchas gracias por tus comentarios RACHEL, he leído cada uno de ellos y, no tengo manera de agradecerte :)

Pronto traeré alguna historia, ya estoy planeando como llevarla a cabo, tambien estoy comenzando a estructurar algunos One-shot´s. Así que; probablemente haya escritos para rato :)

¿Algún review para este capitulo?

Se los agradecería mucho :D

Sayonara!