Despertó y ahí estaba ella, durmiendo profundamente a su lado. Se sonrojó ligeramente sin poder evitarlo. Se incorporó y se sentó en el colchón, sin apartar la vista de ella. Bostezó y se colocó las mangas de su camiseta, y se peinó un poco su pelo castaño claro.

Y de repente, la francesa abrió lentamente sus ojos azules claro, y sonrió al ver al italiano.

-¿Has dormido bien?-Preguntó con una voz muy dulce la joven.

-Sí. ¿Y tú?

-Bien también.

Ambos sonrieron. Salvatore se armó de valor, y se adelantó lentamente hacia ella. Monique le miró un poco perpleja, sin saber qué iba a hacer, y solo le sonrió.

Salvatore se sonrojó, ya que estaba muy cerca de su cara, apenas unos centímetros les separaban. Monique le miró sonrojada, ¿es que acaso le iba a…?

Sí. Salvatore cerró los ojos, y le besó con suavidad en los labios. Monique se quedó paralizada, sonrojada hasta las orejas.

-¡S-Salva!-Se separó de él, y se tapó la boca con las manos, mirándole impresionada y sobre todo, muy roja.

Salvatore no dijo nada, simplemente le miró con una mirada algo más seria. Monique no fue capaz de mirarle a la cara, y desvió la vista a un lado.

-N-No sé lo que siento por ti…-Trató de cortar aquel silencio tan tenso.-Necesito más tiempo…-Dijo muy en bajo.

Salvatore se tumbó en la cama y suspiró.

-L-Lo siento…

-No pasa nada.-Respondió sonriendo al techo.

-¿Por qué estás tan… feliz a pesar de que he dicho esto?

-No es un ''No'' rotundo. Estoy acostumbrado a las decisiones de último momento… Como hicimos contigo.

El estómago de la francesa se revolvió en solo pensar en eso. También se tumbó y cerró los ojos.

-¿Quieres saber la verdad?-Susurró Salvatore, mirando fijamente a Monique. Ella abrió los ojos y le miró un poco asustada, por su seriedad. Y asintió, un poco nerviosa.

-Monique… ¿Tú conocías a tu padre?

-No llegué a conocerlo, murió en un accidente de coche…-Notó la seriedad del italiano, y se encogió de hombros.-Murió de un accidente de coche ¿no?

El italiano suspiró, y le puso las manos en los hombros. Le miró con pena, ella no tenía la culpa de su mala suerte. Monique le miró ansiosa, ¿por qué?¿qué estaba pasando?

-Monique, te han mentido.-Susurró con una voz sin sentimiento ninguno, pero con algo de tristeza.

La francesa sabía que iba en serio, y más si le llamaba por su nombre tantas veces.

-¡No es posible! M-Mi padre…

-Monique, lo siento. Pero hay más.

-N-No… Mi padre… ¿Cómo murió?

-Voy a empezar desde el principio ¿vale?

-Vale…

-Tu padre, como el mío, se conocían. Y eso solo significa una cosa.

-… Pertenecía a la mafia.-La joven comenzó a temblar, ¿qué hacía su padre en la mafia?

-Exacto.-Salvatore asintió y le miró con frialdad.-Era un gran mafioso. Es más; era el jefe de la mafia francesa.

-¡NO! ¡Eso es imposible!

-Controlaba todo a la perfección. Y mi padre y él trabajan juntos, codo con codo, mafia francesa e italiana unidas. Hasta que, como toda la historia, llegaron ellos.

-¿Ellos?¿Quiénes?¿Qué hicieron?-El corazón de la francesa palpitaba con mucha fuerza.

-Las otras mafias. Los rivales. La mafia china y rusa unidas, eran nuestros enemigos.

Monique no dijo nada, sabía que el italiano no bromeaba, nunca le había visto tan serio, y el tema de la mafia para él era vital.

-Un dia nos atacaron. Pero sin decir nada. Arrastrándose por las sombras. Mi padre luchó, pero… El jefe de la mafia china, apareció detrás de tu padre, mientras esta se defendía. Y disparó a su espalda, como un cobarde, sin avisar. Ese dia, el jefe de la mafia china juró acabar con tu familia, extinguir la mafia francesa, para siempre.

-¿¡Y mi madre?! Había muerto de un ataque al corazón…

-Le intoxicaron cuando estaba en París. Pero gracias a dios, no estabas tú, porque sino… Ahora mismo estarías descansando en tu tumba.

-¡Me niego! Yo… Mi madre… ¡BASTA!

-Monique, sé que es duro… Pero en estos momentos, eres la única viva de tu familia, deberías sentirte afortunada.

-¡Me han mentido durante toda mi vida! Eso no sienta bien.

-¿Y qué querías? ¿Criarte en la mafia desde pequeña? ¿Acostumbrada a matar desde tu infancia?

Se quedó paralizada. Vio en los ojos del mafioso un vacío. Le habían arrebatado la vida. Su derecho a ser libre. Mientras que sus padres habían luchado para que su vida sea lo más normal posible.

-Y entonces… ¿Quieren matarme?

-Exacto. Te quieren muerta. Pero yo estoy para impedir eso. Mi familia y yo. Porque se lo debemos a tu padre. Le prometió mi padre que protegería de ti. Aunque la tarea ha caído en la siguiente generación.

-S-Salva… Tengo miedo…

-Estaré aquí para protegerte. Un italiano siempre cumple sus promesas.

Monique se adelantó y le abrazó. Se sentía en deuda con Salvatore y su familia. Salvatore le sonrió y correspondió a ese abrazo, con una sonrisa.

Y entonces, Monique se separó y le besó con suavidad en los labios. Salvatore se sonrojó bastante, y le miró bastante sorprendido.

-E-Esto no está bien…-Susurró Monique, mirando a un lado sonrojada.

-¿Por qué?-Preguntó con una voz dulce el italiano, acariciando su mano.

-¿Qué pasará después?-Desvió su mirada a un lado, sonrojada por las caricias de Salvatore.

-No lo sé… Pero te protegeré.