SUBLIMINAL.
Bonus.

...

La fiesta continuó afuera por la falta de luz.

Nero avergonzado tuvo que hacerse el desentendido porque Lady amenazaba con obligarlo a iluminar los platos en que serviría la pizza.

"Mueve el brazo un poco más a la izquierda" —pedía ella.

Por fortuna, Morrison sacó un mechero del bolsillo de su gabardina a tiempo para salvarlo de la humillación. —"Fumar puede resultar útil a veces"

Todos rieron, excepto Dante que solo sonrió. Se había percatado de que tan pronto los ocupantes de la casa salieron, Nero había tomado cierta distancia.

Y era verdad. En el fondo no deseaba que los demás se dieran cuenta de lo que sentía por él. Lo que era un tremendo disparate puesto que todos lo sospechaban desde el principio y hasta habían actuado algunos papelones para hacer que el chico se pusiera celoso.

Como Lady al entregar la carta de Lucía a Dante, ocasionando una revolución entera. Tal vez Nero no estaba tan equivocado al referirse a las mujeres como arpías...

Vergil repartía la pizza, tomando por supuesto el pedazo más grande para él. Se sorprendió un tanto al no recibir protesta alguna por parte de su hermano.

Pero, ¿cómo culparlo? Dante estaba ocupado detallando al joven. Debía aceptarlo, su repentina fingida indiferencia le había hecho doler.

Se aseguró de que todos estuvieran concentrados en discutir por la comida antes de acercársele.

Tomó un caramelo del plato, lo puso entre sus dientes y se lo ofreció estirando el rostro hacia él.

El muchacho lo miró perplejo.

Quiso tomar el dulce con los dedos pero Dante se lo impidió.

Nero se ruborizó. Debía estar loco si esperaba que lo recuperara con la boca... Pero el cazador no se iba a dar por vencido, continuó acercándose, alarmándolo, sometiéndolo y se lo entregó de boca a boca.

Vergil cubrió a tiempo los ojos de Patty.

Todo el mundo se había quedado mudo, viendo a ambos demonios compartir un beso.

"¿Qué haces?" —protestó la chica. Cuando se liberó del amarre de Vergil, y vio lo que tenía en frente, tuvo una hemorragia nasal.

Trish se aclaró la garganta. Nero cortó el beso de inmediato.

Se avergonzó con Patty mirándole tan detenidamente, y tuvo que ocultar el rostro detrás del brazo musculoso de Dante.

El último sonrió victorioso.

Vergil también estaba colorado.

"¿Por qué se detuvieron?" —preguntó Lady—. "No es como si los estuviéramos mirando"

Morrison maldijo por lo bajo la lujuria de la morena.

Dante sostuvo su pizza en la boca, para poder sacar a Nero de su escondite con la mano. Enroscó su brazo alrededor de sus hombros y lo obligó a dar la cara.

Afortunadamente las muchachas no hicieron más comentarios al respecto.

Pasaron algunas horas más y Patty fue la primera en sucumbir ante los encantos de Morfeo.

"Yo la llevaré a casa" —dijo Morrison, tomándola en brazos.

Mientras, Lady había desaparecido para volver con una botella de Jack Daniel's entre sus manos.

"Vamos a jugar a que nos embriagamos" —farfulló, quitando la tapa.

Dante y Nero no lo podían creer, se miraron boquiabiertos.

Por otro lado, Trish sacaba un garrafón de lo que parecía ser ron, nuevecito y oloroso.

El más joven su encogió en su sitio, ahora entre las piernas del mayor.

"¿Qué les pasa?" —Lady se apresuró a tomar uno de los vasos en que se había servido gaseosa y reemplazó su contenido con el licor—. "No habían copas pequeñas en la tienda, así que…"

Al ver que ambos chicos la miraban como si les estuviera apuntando con un revolver se echó para atrás.

"¿Qué?"

Dante sonrió. —"Nero es todavía muy joven para embriagarse."

El mencionado se enderezó al oírle y le clavó el codo en el diafragma.

"Creo que él no está de acuerdo con eso" —dijo Trish.

El semidemonio puso la boca en la oreja de su amante para susurrar. —"¿Seguro?"

"…Prometiste cuidarme cada vez."

En lo que ellos discutían, los otros tres trataban de hacer oídos sordos. En especial Vergil que se había ruborizado de solo imaginarse el desenlace de una borrachera entre esos dos.

"Si no les gusta el whisky ni el ron…" —comenzó a hablar Lady—. "También trajimos vodka."

Ambos, Nero y Dante volvieron a mirarse incrédulos antes de soltar una carcajada incompresible para los demás oídos.

*2 horas después*

"Si quieres te quedas Vergil" —dijo Dante al verlo partir con las muchachas, en la puerta—. "Hace frío."

"¿Qué?" —exclamó Lady—. "¿No nos invitas a nosotras también?"

La cara del semidemonio se contorsionó ante la posibilidad. —"No. Si hay algo peor que dos brujas locas, son dos brujas locas y ebrias."

"Estaré bien…" —dijo Vergil pero Trish comenzó a reírse sola—. "Olvídalo."

"Arg… vámonos, vámonos" —Lady parecía una indigente con el pelo revuelto. Dante se rió inevitablemente. ¡Lo que daría por una cámara fotográfica!

Luego de discutir un rato más, pudo por fin cerrar la puerta.

Sintió movimiento y alzó la mirada al frente. Halló a Nero sentado en la mesa de Pool. Las manos a cada costado de su cuerpo aferradas a los bordes de madera.

Parecía pensar profundamente, con la vista clavada en el sofá que había sido reducido a un pedazo de espuma.

"Eres un poco insensible…" —mencionó Dante, que había avanzado hacia la única mesa sobreviviente donde estaba el Whisky.

Nero se volvió hacia él sin comprender.

Dante le regresó la mirada. —"Mis asientos te odian."

"..."

Se oyó el peculiar sonido de un líquido desbordarse de un recipiente de cristal y caer en otro. Más tarde, el chico advirtió que el mayor se hacía un lugar a su lado en la mesa con un vaso lleno de licor en la mano.

Bebió mirando la nada. Removiendo los hielos.

Nero le espiaba de reojo.

"¿Quieres?" —dijo, extendiéndole el vaso.

"¿Ahora sí me dejarás que beba?"

"Es solo un sorbo inofensivo."

Pero el joven le ignoró. —"Amanecerá pronto."

"No, no. Falta como hora y media."

"¿Tu hermano también estaba...?"

Ambos se miraron unos cuantos segundos.

"¿...Ebrio?" —completó Dante—. "No. Vergil es inmune al alcohol."

Mientras hablaba, notó al chico inquietarse. Como si algo rondara su cabeza y no le dejara en paz.

"¿Qué pasa?"

"Tú… ¿tú crees que se dieron cuenta?"

"¿De qué?"

Nero rezongó. —"Pues de lo que hay entre nosotros."

Dante levantó las cejas. Los hielos golpearon el vaso, repicando, enfatizando la expresión que había adquirido su rostro. —"¿Es que entre nosotros hay algo?"

Tan pronto su cerebro captó las palabras se quiso morir. —"…"

Se levantó después de un rato, incapaz de controlar su verguenza, y avanzaba ya cuando Dante lo agarró de la camisa, extendiéndose a lo largo de la mesa.

"Espera chiquitín. Solo bromeaba..."

"Deja de jugar conmigo."

"No puedo evitarlo, me gusta verte enojado. Te ves muy sexy."

Algo brilló en los ojos azules del menor. —"¿Te puedo hacer algo malo?"

"Depende" —respondió Dante sin comprender muy bien—. "¿Qué cosa?"

"Clavarte esto en el pecho" —de la nada, Nero había sacado el cuchillo con que se cortó la pizza y ahora lo mostraba, girándolo entre sus dedos.

Dante parpadeó rápido. No alcanzó a decir nada pues su impulsivo compañero, se lanzó hacia él y le enterró la hoja de metal en el corazón de una sola estocada. – "Eso es lo que siento cuando me haces ése tipo de bromas."

El mayor trató de hacer que su dolor no fuera tan evidente, sin embargo cuando Nero le besó sus labios se tensaron. Estaba retirando el cuchillo y su corazón volvía a latir con normalidad.

"¿Por qué te gusta maltratarme?" —quiso saber, adolorido.

"Tenía que comprobar si tu corazón era de carne o de piedra. A veces eres muy cruel."

"¿Cruel yo…? Cruel tú que masacraste mis muebles sin piedad."

Nero se rió. Adoptando un aire que aunque infantil, tétrico; pues sostenía en su mano el cuchillo lleno de sangre a la vez que sonreía.

"Me gustó ése beso" —confesó Dante—. "Ahora vuelve a hacerlo… sin apuñalarme."

...

Ellos no habían bebido lo suficiente como para perder la consciencia, pero eso ya no importaba.

Al cabo de unos minutos, el joven estaba encima del adulto con las piernas enroscadas en su cadera, compartiendo un beso comatoso y largo.

Nero se había deshecho de la camisa del otro, dejándolo en pantalones nada más, para su deleite. Le sorprendió lo paciente que era su compañero, nunca renegó, se dejó morder, desnudar, besar sin problema.

Quizás debía tomar ejemplo... algún día.

"Al final todo es como debe ser" —musitó Nero.

"¿Contigo encima?"

El muchacho sonrió, pegándole en el pecho. —"Feliz."

Felicidad...

Debería ser, por ley, la palabra que cerrara toda aventura. Sabía que, siendo quién era, sería perseguido eternamente por su pasado... Pero al menos ahora, se daba cuenta que no estaba solo. Tenía un corazón, Nero acababa de recordárselo.

Seguía vivo. Tantas batallas no habían logrado insensibilizarlo. El amor le embarcaba y se sentía bien...

Al menos por esa noche, la paz llenaba sus vidas.


Lo prometido es deuda, aquí el solucionario de la carta:

"las lunas, D.(Dante) las lunas negras que tanto nos atormentaron en el pasado han vuelto a dEScender por las colinas para hacerse realidad como en los sueños que soñamos. dan La una cuando inmortal Asecha, por el camino, el diablo. ¿cuándo vendrás? Ven corriendo: El silencio tenderá a mostrarse oscuro seguro, entonces no por esperar milagros Le impidas a tu eGo retomar caminO hacia nosotros. tienta el cielo, se cae, sí. escúchame...

…te espero."

Mensaje oculto: Dante, es Lucía. Ven corriendo, estamos en peligro.

Historia mediocre, pido disculpas. Es el primer fic que escribo y publico... Con suerte empezaré una historia más a mi estilo (terror/suspenso) con estos dos personajes y muchas sorpresas. Ojalá puedan echarle un ojo, ¡Gracias por leer!