Para el coso/juego de ¡Pide un escrito! de Creación literaria. En mi adorado FFL
Cabe mencionar que lo siguiente es una leve relación chicoxchico. Casi tan leve que ni el libido les puede levantar pero con sus tintes que quizá te hagan imaginar. ¿Podría considerarse lime? No sabría decir, más que nada porque son frases superficiales unidas por el bien común de la historia.
¿Qué tal? Me divierte pensar que quizá cumplí o arruiné un sueño, soy feliz~


Una última cuestión

. ElNombreMásJodidamenteBuenoQueSemeOcurrió .


No era nada.

Nunca lo fue y no lo sería ahora.

Ambos eran sólo sombras que no podían evitar vivir sin la constante luminiscencia deslumbradora que personificaba aquella mujer por la cual sentían una atracción inmensurable. Yuuki era de Zero; se decía uno. Yuuki era de Kaname; se replicaba el segundo. Nada más, nunca.

Todo era caos, peleas repletas de palabras mordaces que herían al otro. Golpes sin fundamento aparente que escondían mentiras desde lo más profundo de su ser; amenazas que imploraban poder verse más allá. Interpretar lo que de verdad éstas ansiaban decir.

Para ninguno fue una sorpresa que se vieran más a menudo, siempre terminaban peleando. Pero les molestaba.

Para ninguno representaba algo. Sólo era un juego de poder.

Ninguno sospechó, jamás, que unos simples roces conllevarían algo más profundo, era inverosímil siquiera el pensarlo. Ambos reñían cómo sólo ellos sabían hacerlo; mordiendo, atacando a matar, siempre con la ideología de que cada acción eran errores de momento, hechos atiborrados de caricias cargadas de ira.

Porque en la mente de cada uno sólo Yuuki aparecía. Y ambos sabían que lo que hacían entre sí nunca podrían realizarlo con ella; porque era la única salvación que tenían. La necesitaban pura, para finalizar aquellos remordimientos de su ya manchado historial.

Es por eso que los labios de Kurán se estrellaron contra los de Kiryû casi desesperadamente. Un gemido trató de escapar de su garganta, pero se perdió entre los labios fuertemente unidos de ambos. Repletos de sangre, rasguños y mordidas, porque no podían ser cariñosos.

No más.

Sin embargo, la sensibilidad auditiva de Zero recogió el leve sonido sin dificultad. Él quería esto, todo lo que Kaname era, aún por más dolor, culpa y enojo que pudiera esto conllevar. Pero una voz persistente en el fondo de su mente le impedía perderse totalmente en el momento. Kiryû rompió el beso, jadeante.

—¿Por qué?

Los labios de Kaname se deslizaron hasta su mandíbula, besando y mordisqueando, encaminándose hacia el cuello de Zero con parsimonia lentitud, violando —de ser posible— cada pequeña parte que se le era entregada. Succionando la sangre que corría por la palpitante vena de su cuello. Tan jodidamente buena.

—¿Por qué... qué? —gruñó, al sentirlo estremecerse por la falta de energía. Saboreando lo que en su boca había quedado.

Dar el primer paso para limpiar su historial, era algo por lo que Kaname se caracterizaba.

Por eso se lo hacía saber.

—¿Por qué me estás besando como si nunca fueses a volver a verme de nuevo?

Porque uno de los dos debe morir. Ultimó Kurán, para sí. Succionando con deleite más de aquél líquido carmín, sintiendo los estremecimientos de su víctima.

Tan sangre pura, tan derecho y devoto a Yuuki. No podía permitirse caer nunca más. Menos ante Zero. Y, si para acabar con todo, debía matarlo. Así lo haría.