Hola a todos,

Sí deje esta historia abandona bajo la lluvia por mucho tiempo, pero como deben de saber he regresado a FF con fuerza. Espero leerlos en los comentarios para poder saber qué piensan de las escenas y los personajes retratados. Más abajito tengo un aviso importante para las personas interesadas en colaborar. Sin más les dejo con el capitulo de la semana.


Nuestro Cielo

Capítulo 6: El purgatorio en la tierra.

El tiempo se ha detenido violentamente, el aire se ha desvanecido y toda su piel le comienza arder. Un dolor pesado en la base del estómago se instaló en él, justo en el preciso momento que reconoció su cabellos ensortijados a través de la ventana. Era ella, pero no estaba sola. Una manos sujetaban su cintura con familiaridad y jugaba con su espalda. La pareja se mueve lentamente, claramente no se han dado cuenta de su presencia y de ninguna de los flashes de las cámaras. Los dos están avocados a ellos que no tienen ni idea que las cortinas están abiertas y que dan una perfecta visión de sus actividades. Pero más que el dolor de la traición, aunque no aplicara para llamarlo así, lo que sentía Harry era el miedo. Un miedo horrendo a perderla. Ya lo había hecho una vez, los días posteriores se sintieron como si Voldemort hubiera ganado la guerra y hubiera bailado flamenco sobre él. Conocía esa sensación. Pensó que cuando Hermione recuperara los sentidos, el podría reparar años de ausencia emocional. Quizás y ella lo perdone y por fin él pueda construir una familia. Sí, ni siquiera había contemplado la idea de que esto no se pudiera cumplir. Sabía que el regreso del velo junto a Diggory la había cambiado en más de una manera. Y ahí estaba la prueba. Sus labios colisionando con los del él con una necesidad lacerante. Respiró unos segundos y caminó hasta la puerta poniendo sobre su él mismo un hechizo "confundus", no quería que nadie divulgara nada sobre su presencia. Con cuidado de no ser descubierto movió la muñeca e hizo que las cámaras mágicas presentes se malogren sin oportunidad para un "reparo". A toda velocidad entró al pequeño edificio y tocó la puerta de madera, la cual sabía que era de Hermione. No había que ser mago para saberlo. Olía a ella. No le pregunten cómo, pero más allá de todo sabía como hallarla. Los segundos antes que abrieran la puerta fueron como pocos momentos en su vida, tortuosos. Le abrió ella. Sus mejillas estaban sonrojadas, sus labios irritados, sin duda por la actividad anterior, y sus dos ojos abiertos como platos. No lo estaba esperando ahí, y claro, era evidente que no era un buen momento para ninguno de los dos. Pero él no sería quien el estúpido que lo perdió todo, no después de haber entregado hasta su alma en la maldita guerra.

—Harry…¿Cómo…?— ella tropieza sus palabras, confundida. Por merlín, ¿Cuánto tiempo había estado ciego? Porque verla en el marco de la puerta, a contra luz, le hacía sentirse ante la presencia de un ángel. Harry podía sentir sus mejillas arder, sentía que quería estallar y exigirle que Cedric se fuera inmediatamente. Pero si esa Hermione guardaba la esencia de la mujer que conocía de los once años sabía que los número de celos eran sentencias de muerte. — Solo vine… a saber cómo estabas…— pudo decir finalmente, conteniendo todo el dolor habido y por haber. — ¿Puedo pasar?— pregunta él casi inmediatamente. Estaba tan poco acostumbrado a ese tipo de negativas de parte de ella, aún así con los últimos eventos la idea ya no parecía descabellada. Harry pudo notar como sus ojos se desviaban hacia la derecha, pensando con cuidado. ¿Desde cuando el sabía la forma en que ella pensaba? Antes que ella pudiera tomar una decisión el entró y ella hizo el espacio. Justo en el mismo lugar donde lo había visto. Estaba Cedric Diggory, lo estaba mirando directamente, libre. Como si de pronto no supiera lo que estaba haciendo, como si no supiera que era quien sobraba en ese cuento. Pero los años de la guerra habían sido brutales, el sabía como comportarse, el sabía la diferencia entre táctica y estrategia. Harry movió sus manos suavemente dándole un saludo. Comportándose como si sus ojos no hubieran sangrado, como si nada hubiera existido.

—Hola Cedric— dijo lo más natural posible. No era muy bueno actuando, pero si para recuperar a Hermione debía de serlo, ese mismo año estaría ganando un Oscar. Hermione nunca fue partidaria de las escenas de celos, tampoco de las peleas. Ella no vería como algo heroico si el le rompiera el labio de un derechazo al muñeco de boda.

—Harry…— dice lo mismo él, quizás en el mismo nivel de incomodidad. Hermione se acerca a nosotros desde atrás y con su típica voz mandona me dice— Acabo de descubrir algo…— Otra vez el dolor en el bajo vientre. Harry no se inmuta, al menos intenta no hacerlo. Señala el sofá pidiendo permiso para sentarse. El castaño de su lado lo imita y se sienta junto a él. A ese punto Harry debe felicitarse, no ha armado ningún número de mal gusto, a pesar de tener la sangre a punto de ebullición.

—Ya sabemos porqué regresamos.— dice Hermione con voz pausada. Tiene toda su atención. Se ve tan linda a contraluz, no entiende como es que se pudiera haber tomado tantos años para descubrirlo. Harry se obligó a escucharlos detenidamente, quizás ahí pueda encontrar una herramienta.

—Vinimos para complementarnos, lo recordamos todo…– Esta vez es Diggory quien habla y siente como su cuerpo se tensa como si hubiera recibido una descarga eléctrica. No quiere darle importancia o creerlo si quiera, pero los ojos de la castaña no mienten. Sabe que eso no puede ser, él lo sabe mejor que nadie, pero la determinación en su rostro le hizo recordar a la ñiña Hermione, la chica que segura de sí misma. Hace muchos años. Por Merlín, ahora recordaba algo extraño. Algo que tenía refundido en uno de sus recuerdos, esa tarde de quinto año cuando estaba dando la declaración a Ritta Skeeter, ese mismo día Cho le había hecho un desplante y el en una conversación trivial, le dijo a Hermione que era guapa, bueno quizás no exactamente. "No eres fea". El color de las mejillas de su mejor amiga debió ser una señal, pero en ese momento no lo vio o quizás no lo quiso ver. Ahora podía la confianza que desprendía sus ojos. —¿complemento?— pudo decir por fin.

—El velo es donde es un espacio intermedio, es el paso de almas que tiene decisiones que tomar… o eso creo— Ella se tomó su tiempo en respirar con cuidado.

—Lo recuerdo…— ella perdió su vista en los ojos del castaño que está frente a ella, es un poco insoportable de ver, pero necesita entenderlo.— Encontré a Hermione, la encontré, de alguna manera sé que la estaba buscando. Recuerdo el alivio de tenerla entre mis brazos… era como encontrar mi casa después de mucho tiempo, nada como se puede igualar a esa sensación… es mi alma gemela… es …— Otra vez Diggory los interrumpía. Sus pies se empiezan a temblar, más que molesto está angustiado. Y ponerle una etiqueta a lo que siente no lo alivia, muy por el contrario le contractura la espalda y el pecho, lo inmoviliza. —¿Alma gemela?— su voz sale como un chillido de un ratón.

—Más que alma gemela, es la otra parte de un todo… es…— los ojos de la castaña se pierden, sus pupilas se dilatan y su piel comienza a brillar, quizás sea porque la las pega a su piel de porcelana de manera directa. — No me mires así Harry, sé que no suena muy a mi. Pero te juro que estoy segura.— le dijo observando directamente al único hijo de Amos Diggory, quien para ser franco tenía una cara de estreñido impresionante. Trato de administrar las palabras Harry intentó musitar algo. — No lo creo…— fue lo primero que se filtró entre sus labios. Recién se percató en que sus vaqueros se le habían pegado en las piernas, el calor era abrazador y la reciente información no le ayudaba a que regulara su cuerpo. Lo que decía Hermione no podía ser, porque él sabía a quien pertenecía su corazón. Magnolia Rich lo había dicho claramente, que solo podía tener hijos con su alma gemela, y estaba más que seguro que Hermione era ella. No había nadie más, y quizás en el fondo de su corazón siempre lo supo. ¿Cómo hacerle entender a Hermione que estaba equivocada sin parecer un completo idiota? Aunque ya no le importaba ser considerado idiota por nadie, había hecho todo lo que podía en el mundo mágico, no había salvado a todos. Pero por Merlín, sentía que la vida le debía esto, le debía a Hermione tal y como él quería. Había sido su culpa estar ciego por una idea, pero estaba dispuesto a pagar el precio que fuera para tenerla y que ella ,en tal caso, lo posea a él también.

—Esto no es una suposición, lo sabemos— La seguridad de Cedric Diggory era tan irritante que estaba seguro que si no se callaba ahí mismo le daría un derechazo en donde no le daba el sol. — ¿Cómo llegaron a esa conclusión?— preguntó de inmediato las mejillas de ella se incendian, se muerde los labios y desvía su mirada hacia su lado derecha. Por un pequeño segundo Harry tiene la impresión que ella lo negará todo, le dirá que estaba aplicando un poco de psicología inversa y confesara que es un mecanismo para olvidar todos los recuerdos que son de ella, pero no los siente como suyos. — Por cuando lo beso lo puedo recordar… puedo recordar como es el cielo— Si un avada no lo había acabado, quizás esas palabras sí. Sigue con las mejillas teñidas de carmín. No puede controlar como su cuerpo se calienta y casi se desvanece.

—…Bueno… el amor es diferente.— dice con una seguridad comprada — No puedes creer tal cosa. Bueno al menos yo no lo creo— Mintió descaradamente. — El amor se construye día a día, simplemente no aparece o desaparece. Es un sentimiento que se construye poco a poco.— Toda su experiencia exponiendo su trabajo le había servido para exponer sus ideas sin parecer un resentido, casi menciona que ese tipo de magia no existía, pero eso sería una cachetada a los hechos. Como no podía tener acceso al rostro simétrico de su mejor amiga, lo más cercano era Cedric. Quien para ese entonces lo miraba analizando cada una de sus palabras, o al menos eso parecía. Cedric sabía la verdad, sabía que ella era su alma gemela, el mismo le contó apenas tuvo la oportunidad pero no decía nada, era como si también tratara de medir con cuidado sus palabras.

—Que quieres que te diga Harry vivimos de la magia, si eso no te parece creíble obviamente que no entiendas esto…— dijo ella volviendo a mirarlo. — Pero… entiendes que vienes por una razón… a pesar que te dije … lo que te dije…— Sí ella misma le había prohibido acercarse, pero no podía alejarse. Aunque quisiera.

—Vine, porque… debes dejar unos documentos antes que te vayas del escuadrón… quizás no lo recuerdes con lucidez pero son una pasada, debes acercarte a firmar unos documentos… Los mortífagos que nos atacaron aún andan sueltos… y … — Se paró de un salto. No queriendo ser intervenido por sus ojos, escaneados y siendo leído como un vulgar pergamino. Caminó hasta el marco de la puerta que le había dado el ingreso. — No evadas mis cartas, son importantes— le dice antes de desaparecer como si le hubieran lanzado una bombarda a los pies.


Cedric sabía que debía de regresar a su casa, pero le había dejado un mensaje a sus padres explicándoles que estaba con Hermione terminando unas solicitudes y que quizás necesite quedarse en su casa hasta el día siguiente. Se sentía como un mocoso pidiendo permiso a sus padres, cuando el ya tenía edad para vivir solo. Pero después de la muerte y la ausencia por años, se le hacía lo más lógico. Aunque no tan cómodo, no cuando tu novia, quizás no había que llamarla así todavía, era totalmente independiente. Repaso la vista en la habitación. Hermione dormía a su lado, plácidamente. Y aunque no se le antojaba nada más bello y sensual en ese momento. No habían intimido a un nivel más profundo. Solo dormían abrazados como si sus vidas dependieran de ello. Apenas y habían tocado los libros, se distraían demasiado en sus labios y pasaban el tiempo mirándose. Era lo más ridículo que en su vida le había pasado, pero al mismo tiempo de lo más relajante y cómodo.

Todavía le resonaban las palabras de Potter en la cabeza. El chico que conoció no se parecía en nada al hombre que los visitó. Este Harry estaba siendo deliberadamente hipócrita. El mismo le conto que consideraba que Hermione era para él su alma gemela, y había sido enfático en pedirle que se aleje. Pero nada de eso había mencionado cuando llego. Era como si por momentos no estuviera ahí y estuviera actuando un personaje. Claro. Potter se sentía intimidado y había olido lo que eran los dos desde el comienzo. Cedric decidió acariciar suavemente los brazos descubiertos de la castaña. Ahora solo se debían de ocupar de construir una vida juntos, sin nada que pueda detenerlos. —" El amor se construye día a día, simplemente no aparece o desaparece. Es un sentimiento que se construye poco a poco.˝— Eso había dicho Potter con firmeza, como si supiera de facto qué estaba hablando. Y pensándolo fríamente el también lo creía. Era ridículo como se sentía junto ella, todos los recuerdos que disparaban en él. Como sus pantalones se contraían, como su pecho se inflaba, como todos los aromas del mundo no significaran nada cuando se comparaban con el de ella. Pero lo bueno esta situación es que podía construirlo todo con ella.

Aunque el piso de Hermione estaba amoblado con prisa, podía ver en el fondo de la habitación una fotografía de los amigos de ella a su lado, sonriendo a la cámara. Eran profundamente felices a pesar de la guerra y las muertes que tenían que enfrentar. —¿Pensando en los exámenes o en mi?— pregunto con voz quedada la mujer que estaba a su lado. El sonrió y besó su mejilla suavemente. Era muy pronto para que los dos estén en la cama sin tentar a actividades más placenteras, pero parecía su estado natural. — En ti, eres tu guapa… no sé dónde estaba mi cabeza hace cuatro años— le vuelve a sonreír, sin permiso metió su mano debajo de su blusa acariciando su diafragma. Le gusta que ese lugar puede sentir el aire anidarse en sus pulmones para salir libremente por sus narices. Ella lo mira, y le sonríe de igual manera.

—Estabas saliendo con Cho. ¿recuerdas? La Hermione de hace cuatro años no hubiera tenido oportunidad contra eso..— le dice sin perder la sonrisa cómplice. Sí, claro que lo recordaba. En ese entonces la falsa modestia le había nublado las entendederas, sabía lo que quería proyectar en el torneo. Cho le parecía una chica guapa e interesante, además sumaba en todos los aspectos. Poco le importaba en esos momentos analizar sus sentimientos. Ella se volvió a él para besarlo con caprichosa calma en los labios. Merlín sabía que eso efectivamente eran las nubes.

—¿Has pensado ir donde Potter mañana?— dijo de pronto rompiendo el beso muy a su pesar. Ella asintió rodeando sus brazos sobre su cuello. —Debo de firmarlo antes de alplicar apropiadamente a otro empleo, no puedo dejar el trabajo tirado— uno de sus dedos juegan hacia quijada, demandando atención. Pero el se queda mirándola fijamente. Quizás y sea un poco prematuro decirle algo respecto al que aún considera su mejor amigo. Es más ella no parece tener ninguna intención en algo más y por si fuera poco Potter estaba casado. Decir algo fuera de tono podría matar el momento. Ella no pide permiso y vuelve hacerlo, a besarlo. No opone mucha resistencia, no cuando toda la fuerza de voluntad en el mundo se desvanece al solo sentir su piel rosar la suya.

—¿Vas a seguir aplicando al ministerio de misterios? Mi papá dice que el internado es duro y… las horas de trabajo son muy largas— Escoge sus palabras con cuidado.

—Sí. Es uno de los puesto más apropiados para mi. Y por los internados no me preocupo. Sé que puedo administrar mis tiempos.— le sonríe.

—Ya… pero..— sabía que estaba por decir algo que no sería de su agrado.— ¿No crees que nos quitará tiempo? — lamentó decir eso ella dejo de sujetarlo desde el cuello.

—¿ Y qué quieres que haga?— le preguntó más pareciendo un grito.

—No lo sé… yo solo… pienso que para cuando tengamos hijos…. Será complicado con los horarios…— Decia él contrayendo su pecho —¿Hijos? ¿a mis 19?— escupió ella levantándose de la cama con la rapidez de un rayo.

—No estoy diciendo que ahora, ni mañana… pero en unos años nos será difícil especialmente uno de nosotros no puede hablar de su trabajo y yo esté en San Mungo…— Trataba de que sus palabras sonaran lo más lógicas posibles.

—Déjame ver si entendí… Como tu quieres entrar a San Mungo quieres que yo deje mi puesto en el ministerio— Ella se puso sus dos manos en su cintura. Mientras el se paraba de la cama al igual que ella.

—No… solo… — estaba comenzando a tartamudear. — Ni siquiera estás segura que te gusta el ministerio. Eres tan inteligente que puedes tener otros trabajos. ¿Por qué no hacer una pasantía en San Mungo? Así los dos estaríamos juntos— Su padre le había dicho que Hermione del pasado había tomado la carrera para seguir a Potter, de quien estaba enamorada hasta el tuétano, quizás y si todos los planetas se juntaban el pueda aspirar a lo mismo. Ella abrió la boca como tratando de buscar aire. Pero no salía nada de su boca.

—¿ Quieres que te persiga cumpliendo tus sueños?— en buena cuenta sí. Conocía el desafío en los ojos de una mujer. Y definitivamente Hermione Granger le estaba dando esa mirada

—Bueno, lo hiciste con Potter…— dijo. Ella se quedó como piedra unos segundos tratando de entender. — ¿Sabes lo de Harry?— preguntó hecha un tomate.

—Todo el mundo mágico lo sabe Hermione… Para nadie es un secreto… Merlín, pero después de lo que hemos visto….— estaba diciendo mientras ella abría la puerta con violencia. — VETE.— Le gritó

—Hermione…

—Vete ahora antes que te ponga una banda de pájaros en la cabeza….

—Solo estoy pidiendo….— sus palabras tropezaban entre si.

— V E T E— puntualizó cada palabra. Nunca había visto a Hermione así… quizás esta vez había dicho algo que había pasado lo permisible. Pero no sabía exactamente qué.


Hola a todos nuevamente,

Y cerrando la semana de actualizaciones les traigo este nuevo capítulo. ¿Qué les ha parecido? Cuéntenme todo lo que piensan. Si tengo una cantidad de comentarios importante le daré prioridad al momento de actualizar. Espero que estén super bien.

Les mando un abrazo del tamaño del Sol,

Nos leemos,

DLila.


-AVISO-

Me encantaría colaborar en historias grupales. Hacer un grupo de personas para avanzar una historia desde varias perspectivas. ¿Quién se apunta? Si tienen ideas para desarrollar una trama o quieren colaborar en un proyecto en común, déjenme un comentario privado o en la cajita de los comentarios. Nos leemos y de nuevo mil gracias.

DLila