Infierno VIP

Summary: Los Weasley y los Malfoy nunca se han tratado, hasta hora. Ginny Weasley, la única mujer Weasley de su generación, y Draco Malfoy, el único heredero de los Malfoy, empiezan un camino sin retorno en el año en que los Carrow toman Hogwarts.

Disclaimer 1: Harry Potter es propiedad de JK Rowling, Warner Bros y todo el rubro.

Nota 1: Este fic es para Venetrix, quien pidió un Draco/Ginny en el topic Peticiones de Historias, del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black. Espero que le guste la historia, jefa.

Nota 2: Jamás he escrito sobre esta pareja, así que va a ser una especie de experimento. Cualquier comentario o impresión será bienvenido. Va a ser un fic corto, a lo mucho cinco o seis capítulos. ¡Que lo disfruten!

Nota 3: El título de este fic nació mientras escuchaba la canción Infierno VIP de Caramelos de Cianuro. Aunque no tiene exacta relación con la historia, pueden escucharla para entender el ambiente del fic. No tiene ningun desperdicio.

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Prólogo: Pesadilla

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- Pero estabas demasiado ocupado salvando el mundo mágico - sentenció Ginny con una risita -. Bueno, la verdad es que no me sorprende. Ya sabía que al final ocurriría esto. Estaba convencida que no estarías contento si no perseguías a Voldemort. Quizás por eso es que me gustas tanto.

Eso fue lo que dijiste. Y no te arrepentiste.

Harry se levantó y empezó a caminar lejos de ti. Te quedaste mirándolo. Mirando cómo se marchaba el hombre que amabas. Sintiendo como tu corazón se iba con él, como se rompía y perdía el poco calor que le conseguiste dar en esos meses.

No te arrepientes de haber sido la novia de Harry. De aquellas horas robadas. De aquellos besos. De aquellos dulces momentos que pasaron juntos… Prefieres sufrir toda tu vida por un amor que supiste tuyo, que preguntarte qué hubiera pasado si no hubieras conseguido ese amor.

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Las pesadillas han vuelto.

Los hermosos ojos de Tom te persiguen. Tiemblas y sientes escalofríos. Sudas frío. La garganta se te seca. Ves ojos de vidrio por todas partes, ojos de mudo terror.

Vuelves a ver la sangre en tus túnicas, las plumas de gallo, los pelos de la Señora Norris.

Vuelves a ver a Colin Creevy postrado en su camilla.

A Nick Casi Decapitado flotando sobre su cama.

A Hermione sujetando un espejo invisible.

Y tiemblas nuevamente.

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Le temes al acto de dormir. Pasas horas mirando hacia el techo de tu cuarto. Tu familia está preocupada por tus ojos rojos e hinchados. Por tu semblante de muerta. Por tu mirar triste y vacío.

Te sientes rota. Te prometiste no sucumbir. No desmayarte. Te prometiste que serías fuerte a pesar de todo. A pesar de Harry y de ti misma. Pero te sientes rota. Y añoras a Harry.

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Las pesadillas siguen. Gritas. Sollozas. Les has pedido que te ignoren, que coloquen un hechizo insonoro. No quieres amargar a nadie con tus problemas, con tus tristezas. Es tu pena, de nadie más.

No duermes. Te encoges sobre ti misma. Como antes, cuando buscabas consuelo en ti misma. Eres la hermana de seis hermanos varones. Eres una chica fuerte, o al menos intentas serlo.

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Ellos no lo entienden. Ni unos ni otros. Porque ellos no saben, no sabes la razón por la que estás así.

No es exactamente por Harry. Ya sabías que no iba a durar. Ya sabías que cuando Voldemort tomase el control, Harry y tú terminarías. No, no estás rota por Harry. Estás rota porque temes el futuro de Harry. Porque temes tu propio futuro. Estás rota por las pesadillas que se suceden sin dilación.

Tom Ryddle sale y entra de tus sueños. Los contamina. Los invade. Los hace humo. Como un dementor francamente peligroso. Sus ojos hermosos son terroríficos. Te persiguen y te hacen sentir una niña otra vez.

Abres y cierras a cámara. A veces ves tu cuerpo inmóvil y paralizado por el miedo. A veces ves charcos de sangre. A veces ves a Hermione muerta.

Y tiemblas.