Disclaimer: Dragon Ball Z No me pertenece. Todos los derechos están reservados por Akira Toriyama.

La entrega ha llegado a su final. Gracias por leer.


El Otro Hijo

Capítulo 8: La furia de un saiyajin.

— ¡Mamá! —escuchó la científica gritar a Trunks a lo lejos. Bulma se encontraba totalmente paralizada esperando a que aquel rayo tocara su cuerpo y llegara su fin.

Es verdad lo que dicen —pensó Bulma. Si era verdad; todo lo que has sido, lo que atesoras en tu corazón, los mejores momentos de tu vida, y las personas con las que has compartido tu vida aparecen frente a tus ojos en esas breves fracciones de segundo. Imágenes de momentos que Bulma guardaba en su corazón comenzaron a pasar frente a ella: Su infancia alegre junto a sus padres, la vez en que conoció a Goku, los viajes en busca de las esferas del dragón con él, Krilin, Yamcha, Oolog, Puar y el maestro Roshi; la boda de Goku y Milk… la ida a Namek, la primera vez que vio a Vegeta; las peleas incesantes con él, el primer beso que se dieron, la primera vez que hicieron el amor; la vez en que descubrió que estaba embarazada, el nacimiento de Trunks… y el útimo beso que le dio a su hijo en la frente...

— ¡Maldición! —gritó Vegeta al tiempo en que enfureció totalmente, le dio una patada a su oponente, se convirtió en super saiyajin y voló hacia donde estaba su mujer.

Goku fue más rápido; se zafó de los saiyajines que le rodeaban, se tele transportó exactamente al lugar donde se encontraba su amiga y la tomó por los hombros para luego tele transportarse a otro lugar.

El poder de la furiosa saiyajin se impactó en una de las paredes de Capsule Corp dañándola gravemente, pero gracias a la rapidez de Goku, su ataque fue fallido.

Vegeta sin embargo había perdido los estribos y se le había lanzado encima a Vania.

Bulma miraba atónita la escena a lo lejos; Vegeta golpeaba contra el suelo la cabeza de aquella mujer que se deshacía en risas de sarcasmo, como si tal acción no le provocara el más mínimo dolor y se divirtiera. La atractiva saiyajin que la científica había conocido en aquel planeta había quedado completamente atrás para ser reemplazada por un monstruo—. No… no lo hagas Vegeta… —susurró Bulma antes de desvanecerse en los brazos de Goku.

Trunks corrió hasta donde se encontraba su madre con Goku y la sostuvo al darse cuenta de que se había desmayado.

— Va a matarla —dijo Trunks horrorizado, refiriéndose a Vegeta. Comprendía a su padre, pues el también podía sentir la rabia arder dentro de su cuerpo por lo que Vania estuvo a punto de hacerle a su mamá pero, el chico de cabellos lilas estaba seguro que su madre no estaría de acuerdo en que su papá matara a esa mujer, ella no querría que ensuciara sus manos con más sangre, puesto que aquel saiyajin mercenario que fue alguna vez, había quedado en el pasado.

— No lo hará, no te preocupes Trunks —Goku se dirigió a donde estaba Vegeta con paso tranquilo ante las miradas de Krilin, Yamcha y Piccoro que aún seguían enfrentándose a los saiyajines que quedaban—. Vegeta, es suficiente —le dijo colocando una mano en el hombro de su ex rival. Sorpresivamente Vegeta se detuvo, dejó de estrellar contra el suelo a Vania quién no dejaba de sonreír y se puso de pie.

— ¡Vayanse! ¡Todos! ¡AHORA! —exclamó con su rasposa voz el príncipe de los saiyajines dirigiéndose a los pocos sobrevivientes del ejército que quedaban. Estos sin pensarla más tiempo comenzaron a subir a las naves en las que habían llegado—. Da gracias porque eres tan insignificante que no vale la pena gastar energía en matarte —le dijo Vegeta a Vania mientras se daba la vuelta para reunirse con su hijo y su desfallecida esposa.

Goku le echó un vistazo a Vania para asegurarse que no intentaría alguna otra cosa pero vio que yacía mal herida en el suelo y también observó a los saiyajines que ya encendían sus naves y comenzaban a escapar; todo había terminado y aunque no había sido un verdadero peligro para ellos había representado una breve conmoción de la cual el guerrero estaba seguro, podría bromear con todos sus amigos en un futuro. Goku siguió a Vegeta quién ya se encontraba al lado de su hijo.

El príncipe saiyajin sin decir palabra alguna se inclinó hacia Bulma que estaba siendo resguardada por Trunks y la tomó en sus brazos, dispuesto a llevarla cargando hasta la habitación que ambos compartían.

— Ve... Vegeta —susurró Bulma al sentir el cambio de posición y las nuevas manos tan conocidas que la recibían.

— Si no te hubieras puesto a jugar con ellos habría tenido la situación en mis manos —le dijo Vegeta en su habitual tono.

— Todo esto… es por tu culpa —contestó ella sonriendo.

Vania observaba la escena a unos metros, tirada aún en el patio de ese lugar; su rostro estaba lleno de moretones, escurría un hilo de sangre de su sien y otro de la boca. Cuando Vegeta la estaba golpeando contra el suelo su reacción había sido de satisfacción plena, ya que había visto en los ojos del príncipe que su sangre de saiyajin aun existía, que aún era despiadado y sangriento, digno de ser llamado saiyajin y eso le gustaba… así él le gustaba.

Pero en esos momentos Vania veía a Vegeta cargando a Bulma de forma sutil y segura y entonces era cuando el saiyajin se escondía, cuando dejaba de ser él.

¿Por qué lo hacía? ¿Por qué siquiera se molestaba en tener la en brazos? ¿Por qué? Si las mujeres para los saiyajines sólo representaban un objeto de placer y esclavitud ¿Por qué? Pensaba ella sin poder descifrar la respuesta.

Entonces Vegeta sonrió con ironía ante lo último que Bulma le había dicho y la mujer saiyajin se enfureció por completo.

Nadie se percató de cómo había pasado, pero cuando el rayo cruzó el patio ya era demasiado tarde; Bulma había recibido el impacto de lleno debajo de las costillas, al igual que Vegeta.

— ¡Dios mío! ¡Bulma! ¡Vegeta! —exclamó krilin corriendo hacia ellos.

— ¿QUE HAS HECHO? —bramó Trunks en shock al observar a sus padre en el suelo— ¡ERES UNA…!

Todo fue rápido. El ataque le dio en pecho a Vania, un desgarrador grito salió de la garganta de la mujer saiyajin que enseguida cayó al suelo con un hoyo en donde segundos antes se ubicaba su corazón.

Todos miraron al chico, que con lágrimas en los ojos jadeaba gracias a la adrenalina del momento. Tarble aun se mantenía de pie aunque las rodillas amenazaban con fallarle y observaba lo que acababa de hacer.

— T-Tarble… —susurró Trunks acercándose al joven.

— Yo, nunca creí que fuera una mala madre… sólo pensaba que le había hecho falta la presencia de mi padre, así como a mi y que si lo encontraba, entonces ella sería feliz —confesó el muchacho.

— ¿Porqué la…?

— Estaba llena de odio y lo único que quería era matar a tu madre. De dejarla libre lo habría hecho, quizás no en este momento pero si en un futuro. Yo sólo… yo no… —pero el chico no pudo continuar pues las lágrimas que le anegaban los ojos comenzaron a fluir una de tras de otra. Aquellas lágrimas que significaban que todo lo que el había escuchado desde niño no era más que una mentira, que su identidad era otra, que la madre a la que siempre admiró no era más que una mujer codiciosa y aprovechada y que, a quién siempre creyó su padre era en realidad su hermano.


— Vaya, es un alivio que no fuera tan grave —comentó Krilin observando a Bulma dormida en su cama.

— Tienes razón Krilin, aunque las heridas son profundas pero con algo de reposo Bulma se repondrá. Ahora el verdadero reto lo tienen Trunks y Vegeta en hacerla quedarse quieta —dijo Goku acercándose también a donde estaba su amiga.

Los amigos se encontraban en la habitación de Bulma, esperando a que ella reaccionara y recobrara el sentido. El doctor ya la había atendido curando y vendando sus heridas y había ordenado a todos sus amigos presentes reposo para la paciente.

— Has corrido con suerte Bulma… —dijo Krilin mirándola—. ¡Trunks! ¡Ven pronto! —llamó su amigo al darse cuenta que la científica se removía en su cama—. Parece que va a despertar.

Trunks se acercó a la cama y observó a su madre que en efecto, abrió los ojos de sopetón.

— ¡Trunks! —exclamó ella con los ojos bien abiertos.

— Aquí estoy mamá —le tomó la mano el adolescente—, tranquila.

— ¿Te pasó algo? ¿Estás bien? —comenzó ella a revisarlo.

— Estoy bien, no me pasó nada —aseguró su hijo con una sonrisa tímida un poco avergonzado por la extrema protección de su madre para con él.

— Me alegra tanto que no te haya pasado nada… —sonrió Bulma pero enseguida se acordó de alguien mas—. ¡Vegeta! ¿Dónde está tu padre?

— Aquí —respondió con seriedad Vegeta que se encontraba recargado al lado de la puerta de la habitación, cruzado de brazos.

— Me alegra que tengas tu habitual energía —dijo Goku a su amiga—. Sin embargo el doctor ha dicho que tienes que estar en reposo un tiempo, tus heridas son algo profundas, no de mucha gravedad a menos que no te cuides pero por si las dudas es mejor que no te esfuerces —fue entonces cuando Bulma fue consciente del dolor que sentía debajo de su costilla izquiera y notó un gran vendaje en esa parte de su cuerpo—. Por cierto, Yamcha y Piccoro tuvieron que irse, estuvieron esperando a que despertaras pero has tardado un poco, así que me pidieron que te diera sus saludos.

— Gracias a todos por estar pendientes de mi. Siento haberlos preocupado.

— Bueno Bulma, nosotros también nos vamos —anunció Goku mirando a su mejor amigo que asintió—. Milk me espera en casa.

— Salúdamela mucho por favor y muchas gracias por quedarse —agradeció la científica a sus dos mejores amigos. Enseguida Goku colocó dos dedos en su frente y después ambos guerreros desaparecieron dejando a Trunks, Vegeta y Bulma en la misma habitación.

— ¿Cómo está tu padre? —le preguntó bajito Bulma a su hijo.

— Sólo un rozón, el ataque lo recibiste tu en su mayoría pero como Vania estaba débil no pudo utilizar todo su poder como para hacerte más daño. Se curó el mismo, ya sabes que no le gusta que nadie…

— Lo sé —dijo Bulma.

— ¿Te gustaría comer algo? —le preguntó Trunks.

— La verdad si, muero de hambre —admitió ella.

— Bien, iré a decirle a la abuela que prepare algo para ti, vuelvo mas tarde —anunció Trunks y salió de la habitación. Aquello había sido con doble propósito, ya que sabía a la perfección que sus padres necesitaban estar a solas para hablar.

— Vegeta —llamó Bulma a su esposo, éste con el semblante serio se acercó a la cama.

— ¿Cómo estás?

— Perfectamente ¿Cómo debería de estar?

A pesar de la rudeza de esa respuesta a Bulma no le molestó el tono de Vegeta, pues eso le indicaba que en efecto su esposo se encontraba bien.

— ¿Qué hay de Tarble? —quiso saber ella.

— Está en una de las habitaciones de la casa, descansando —contestó con desinterés.

— ¿Has hablado con él? —Vegeta puso cara de pocos amigos—. No pongas esa cara, simplemente, ¡vamos Vegeta él es tu hermano! A mi no me molestaría en absoluto que viviera con nosotros.

— ¿Te has vuelto loca? No voy a permitir algo así.

Bulma soltó una carcajada divertida al ver la expresión de Vegeta — ¿Por qué no? La casa es muy grande y Tarble es parte de tú familia lo que significa que también es parte de la mía, Trunks no la lleva muy bien con él pero con el tiempo sé que podrán…

— No. Mi familia son sólo tú y Trunks —corrigió Vegeta mirando a los ojos a Bulma. Èsta se sorprendió muchísimo por lo que él acaba de decir—. Esta es nuestra casa no quiero a nadie más aquí. Además Tarble quiere regresar a su planeta, aún quedan varios saiyajines ahí que tendrá que gobernar.

— ¿Entonces asumirá el papel de rey de los saiyajines? ¿Pero acaso tu no…?

— Es su derecho por ley si el primer heredero claudica, y yo no pienso regresar a ese maldito lugar de nuevo.

— Está bien Vegeta, entiendo. Te cansaste de jugar al rey, aunque eso lo hubieras pensado desde un inicio, ya que al principio la idea de gobernar a tu raza no te desagradó —le echó en cara Bulma a su esposo.

— Cállate —ordenó el comenzándose a disgustar, recordando como Vania le había visto la cara.

— Si me hubieras hecho caso desde un inicio, habría hecho la prueba de ADN y nada de esto hubiera sucedido.

— ¿Sigues con eso?

— Por supuesto, ¡Estuve a punto de morir hace rato!

— Mientras yo esté aquí nadie va a hacerte daño, ¡mucho menos a matarte! —exclamó Vegeta entre el calor de la discusión, aunque enseguida se arrepintió por haber bajado la guardia con Bulma.

— Lo sé —se suavizó ella y alzó una de sus manos para acariciar el rostro de Vegeta que, no opuso resistencia ni rechazó el tacto—. Sé que siempre estarás para protegerme a mi y a Trunks y eso me hace sentir muy segura, pero habrá veces en las que no podrás hacerlo.

— Para eso he entrenado a Trunks, el se encargará.

— Dime una cosa Vegeta, ¿te sentirías mal si muero?

El príncipe de los saiyajines se extrañó ante la pregunta de su esposa y supuso que la situación que había pasado hacía unas horas atrás en la que estuvo a punto de morir, le había afectado haciéndola pensar las cosas.

Mataría a quién se me pusiera enfrente —pensó, pero eso no era lo que iba a decirle a ella—. No sé porqué preguntas tonterías como esas, eres mi esposa naturalmente me afectaría de alguna forma.

Bulma sonrió triunfal al encontrar la palabra que estaba esperando —No, yo no soy tu esposa —dijo ella y Vegeta entendía cada vez menos. El orgulloso guerrero estaba considerando seriamente llamar de nuevo al doctor.

— ¿Qué demonios dices?

— Así es, tu mismo lo dijiste Vegeta ¿no lo recuerdas? —el príncipe comenzó a hacer memoria de sus palabras en los últimos días pero no podía recordar.

Tardó un poco en darse cuenta.

— ¡Un momento! —exclamó al recordar el momento exacto en donde había usado esas palabras.

— Soy tu mujer —pronunció al fin ella.

Vegeta enrojeció por completo y se dio la vuelta para que Bulma no lo viera; estaba completamente irritado.

— ¿Así que estabas ahí?

— Si, estaba ahí y escuché todo lo que le dijiste a Vania sobre mi y Trunks —rio por lo bajo completamente feliz.

Vegeta comenzó a avanzar hacia la puerta de la habitación, dispuesto a irse.

— No, espera Vegeta —Bulma se levantó de la cama ignorando el punzón que sintió por el movimiento y detuvo a Vegeta tomándole el brazo. Éste a pesar de su molestia se detuvo.

— Vuelve a la cama, han dicho que tienes que estar en reposo y necesito que estés de pie cuanto antes para arreglar unas cosas de la cámara de gravedad.

Bulma observó fijamente a Vegeta. Sus ojos eran negros y profundos, rudos, bruscos pero con ella, gentiles.

— Te amo —susurró ella y le siguió sosteniendo la mirada.

Bulma sonrió con dulzura, acarició la mejilla de su esposo y dio vuelta para regresar a la cama. No se sintió mal por no recibir algún tipo de respuesta porque sabía que había incomodado más de la cuenta a Vegeta y él la haría pagar conservando su distancia por un tiempo.

Sin embargo cuando Bulma estaba a punto de sentarse en la cama sintió que Vegeta le tomaba la muñeca; él la miró por una breve fracción de segundo y después se acercó hacia ella para posar sus labios en los de su esposa.

Electricidad —pensó él mientras la besaba. No había otra palabra que encajara mejor para describir lo que sentía recorrer su cuerpo cada vez que estaban de esa forma. Vegeta estaba seguro que a pesar de los años seguiría sintiendo lo mismo, pues desde la primera vez en que había puesto sus labios en los de ella eso le había provocado.

Amor —aquella palabra le vino a la mente a la peli azul al sentir la delicadeza de aquel beso. Eso era, ningún otro sentimiento lo describiría. Eso era lo que él le hacia sentir cuando la tenía entre sus brazos.

Aunque Vegeta no lo admitiría abiertamente ante nadie, el viaje hacia aquel planeta en donde vivían los de su raza lo había hecho pensar demasiado; al principio el poder, el ser rey y sentirse respetado y admirado por todos había llenado el hueco de su ego y orgullo tanto que no quería regresar a la tierra, icluso el asunto de su supuesto hijo había pasado a segundo plano para él. Pero conforme los días pasaban se dio cuenta de que su vida estaba incompleta al no tener consigo a las personas que más quería en el mundo… su bella y aventurera esposa y su hijo, motivo de su orgullo.

Lo mejor había sido volver al lugar al que ya pertenecía desde hacía mucho: La tierra, su casa, el lugar donde milagrosamente había formado una familia y con la que tenía el gran deber de cuidarla.

No había más en aquella habitación que el sentimiento puro que sólo se demostraban Bulma y Vegeta cuando estaban a solas.

Ahí estaba la casa de ella, en los brazos de él.

Ahí iba a quedarse, donde Bulma estuviera.


Notas de la autora:

En primer lugar quiero agradecer su infinita paciencia con esta historia, sé que a veces soy constante, otras veces no y así me la paso. Todo es cuestión de tiempo, trabajo y de que llegue la inspiración. Esta historia en un principio tenía una meta clara que poco a poco se fue expandiendo en cada capítulo pues salían alguna que otra idea de momento. Espero que el resultado les haya gustado, me parece que el final quedó muy rosa, y bueno esta pareja no lo es tanto pero me gusta permitirme este tipo de caprichitos de vez en cuando.

A todas las que mandan sus reviews, gracias de verdad, trato de contestarles a veces se me va pero siempre me agrada mucho platicar con ustedes, agradecerles sus palabras o intercambiar una que otra opinión.

Esto me lleva a lo del capítulo anterior. Creo que se me fue la mano y me pasé. Maira si lees esto te pido una disculpa ya que te hice sentir más mal yo con todo eso, creo que simplemente fue el momento, mis 5 minutos de ogro y no se vale y no suelo ser así una disculpa a ti y a todas y todos. Y otra cosa señoritas, haganse una cuenta por el amor de Dios! Aunque no escriban! Conozco a varias personas que solo tienen cuentas para favoritear historias y dejar reviews con una cuenta y eso sería estupendo porque a mi me gusta mucho devolverles los reviews que mandan! No es exclusivo de las que escriben tener cuentas. Yo no me considero talentosa, la verdad es que es un hobbie y me gusta mucho escribir y más de las parejas que amo. Me sale y ya si a ustedes les gusta eso es muy valioso para mi, pero hasta ahí, no soy la genialidad en persona ni mucho menos, conozco a escritoras en verdad talentosas, en fin no estamos aquí para hablar de mi.

HAGANSE UNA CUENTA TODAS MIS INVITADAS QUIERO SABER DE USTEDES! HE DICHO :P

Otra cosa que quería decirles, vienen varias cosas de esta pareja, tengo planeadas como mínimo 4 historias y saben una cosa? Estoy muy feliz. Espero que todas ya hayan ido a ver la película de DBZ la batalla de los dioses, porque fue lo mejor para nosotras las fans pero ya hablaré de ello en el próximo proyecto que ando planeando.

Espero que el final haya sido de su agrado. Aprecio sus palabras chic s, de verdad. Cualquier opinión que tengan es bienvenida.

Princesa Saiyajin.