LIFELINES

PRÓLOGO

Asilarse del mundo exterior parecía ayudar a desaparecer finalmente la sombra que nublaba su mente.

El minuto en el Richard cerró la puerta detrás de él y miró su departamento un suspiro que sonó a un "mierda" escapó de sus labios. El apartamento vacio, de alguna manera, le hizo darse cuenta qué tan mal estuvieron las últimas horas de su largo, largo día. Era como si se mofara de él al estar tan intacto, justo como lo había dejado por la mañana. Qué injusto, él regresaba como una persona diferente.

El departamento al que había estado tan acostumbrado ahora lucía completamente mal.

Sacudió la cabeza. Qué desperdicio de tiempo filosofar sobre eso. Tenía mejores cosas qué hacer. Miró el teléfono sobre la pequeña mesa junto a su armario, considerando si debería comenzar las llamadas ya…, probablemente sí.

Aventó sus zapatos a una esquina y caminó dubitativo hacía el teléfono, sin quitarle los ojos de encima. Pero, ¿qué les diría? "Roy, soy yo, ¿cómo has estado? Oh, yo muy bien, gracias. Me diagnosticaron cáncer hoy", "Alfred, ¿te enteraste? ¡Adivina qué!

… Bueno, no. Pensándolo mejor, algo como eso no debería decirse por teléfono.

—Hazlo en persona— se dijo en voz alta, intentando ignorar la vocecita en su cabeza que lamentaba que al momento de decirlo todo, de hecho, se haría real.

Aún así tomó el teléfono y caminó hacia el comedor para sentarse en una silla. Imágenes pasaron por su mente, voces que le decían que se calmara, que lo malo terminaría pronto.

Se rió de sí mismo. Qué buena broma, era sólo el comienzo.

El examen de médula ósea había dolido mucho; lo tomó totalmente desprevenido. La llamada de esa mañana —miró el teléfono que tenía en la mano con desdén— debió haberlo preocupado, sin embargo no lo hizo. Richard llegó al hospital convencido de que ese tipo de cosas nunca le pasarían a él.

Pero le pasaron, tenía un documento en el bolsillo que lo comprobaba: Richard John Grayson había sido diagnosticado con leucemia.

—Leucemia… leucemia— probó decirlo en voz alta, preguntándose si al momento de escucharlo con su propia voz lo haría más real. No lo hizo. En realidad ya se sabía el contenido de memoria; probablemente la voz de su doctora se quedaría grabada en sus oídos para siempre.

"… Lamento decírtelo… leucemia mieloide aguda… debes comenzar el tratamiento tan rápido como sea posible…".El resto era borroso, términos médicos, eritrocitos, leucocitos y, por supuesto, la siempre terrible quimioterapia.

Tendría que buscarle sentido a todo eso después.

Descansó la cabeza en sus brazos, cerró los ojos y fue capaz de escuchar el latido errático de su corazón. Aquí venía: el pánico que sabía tenía que llegar en algún momento.

Cáncer.

Joder, tenía cáncer.

Sólo tenía 23 años y tenía cáncer.

¿Cómo demonios ocurrió?

Se estremeció.

Se encogió en su chamarra recordando los cardenales que no desaparecían de su torso, y el eterno cansancio que había estado sufriendo en las últimas semanas. Había creído que era por los efectos —prolongados— de su persistente resfrío; ahora, por supuesto, sabía que ese resfriado era resultado del debilitamiento de su sistema inmunológico.

Bruce le había dicho que necesitaba ir a ver a un doctor después de que casi se mata él mismo al disparar un gancho en pleno vuelo y estornudar al mismo tiempo.

Bruce…

La perspectiva de decirle a su padre adoptivo… Alfred… Tim… Damian… lo agitó.

¿Cómo decirle a tu familia que fuiste diagnosticado con una enfermedad que posiblemente acabará matándote? ¿Cómo decirles que los próximos meses de tu vida serán un infierno?

Richard notó que había comenzado a temblar en algún momento. Bueno, ¿por qué no?

Trató de imaginar las reacciones de su familia.

¿Bruce? Probablemente estoico, impasible; hasta que bajara a la cueva y buscara una manera de culparse a sí mismo.

¿Y Jason? ¿Acaso le importaría? Richard no lo había visto desde hacía semanas; ni siquiera sabía si estaba en Gotham o no.

Tim probablemente lloraría y se aferraría a él, de eso estaba seguro. Al menos un miembro de su familia era capaz de mostrar emociones y Dick estaba feliz por ello.

Lo que lo llevó a la nueva adición de su improvisada familia: Damian.

Damian era un completo enigma. ¿Acaso lloraría? Probablemente no, a pesar de que había mejorado su relación. Si tuviera que apostar, Richard adivinaría que Damian reaccionaría a caso como Bruce: guardándose todo para él mismo.

Podía verlos tan vívidamente que resultaba escalofriante.

¿Quién estaría ahí para sus pequeños hermanos? Bruce obviamente no. Usualmente era él mismo el que alejaba a Bruce de su melancolía, el que animaba a Tim y quien al fin tuvo un significante avance con Damian. Y Jason…, no eran exactamente amigos pero considerando al resto de la familia probablemente era el más cercano. Quizá.

Dick suspiró profundamente, un tanto desesperado. ¡Debería estar pensando más en él mismo y no preocuparse por su familia!

Pero pensar en ellos era menos temible que pensar en un futuro lleno de quimioterapia y pérdida de cabello. Así que siguió haciéndolo.

Si muriese dejaría a su familia devastada. Ninguno sabría cómo consolar a otro. Richard lo notó aquella vez que Bruce fue declarado muerto. Simplemente se desmoronaron; pero se las arregló, a pesar de su propio duelo, para que al menos quedaran en condición de hablarse. En ese entonces no había mucho que hacer por Jason y Damian, pero la partida de Tim lo había golpeado bastante fuerte. La primera llamada telefónica había sido una bendición y, gracias a Dios, se mantuvieron en contacto hasta que al fin Tim lo perdonó.

¡Ah!, qué bellos tiempos.

No había manera en que los dejara en ese estado de nuevo.

Necesitaba un plan.

Sentado en la cocina, con el corazón latiéndole más fuerte de lo que le gustaría, Dick se prometió a sí mismo reconciliar finalmente a su familia. O al menos intentar que se dieran cuenta de cuánto se necesitaban. Jason y Bruce. Damian y Tim. Jason y Tim. Tenía que haber una manera, y estaría jodido si no la encontraba antes de que la leucemia acabara con él.

La vocecita en su cabeza resurgió de nuevo, regañándolo por distraerse de su propia situación. La apartó. Se estaba volviendo bueno en eso.

Nota de la Autora:

Hola a todos. ¡Gracias por leer!

Les pido amablemente que me escriban algo. No me gustar estar rogando por reviews pero la cosa es que… el inglés no es mi idioma nativo. Y no tengo ni la menor idea si esto se puede leer o no. Así que por favor díganme, y siéntanse libres de indicarme si hay algún error.

Love, Pekuxumi.

Nota de la Traductora:

En español, Lifeline puede entenderse como la cuerda que lanzan los salvavidas a las personas que se están ahogando, o bien como aquella ayuda o forma de ayuda que te permite vivir de manera satisfactoria. La traducción directa sería ´Sustento´.

Oh Merlín, oh Merlín. Amo este fic como no tienen una idea. Es uno de los mejores fics que he leído, no exagero. Si amas a la Batifamilia y a cada uno de los niños (raros) de Bruce, esta historia es para ti. Sé que suena triste que nuestro Dicky tenga cáncer, y lo es. Será una historia triste, no se los puedo negar, pero tiene tantos momentos bellos y otros muy graciosos. Si son como yo, llorarán un poco, pero reirán en más ocasiones y se retorcerán por los batfamily feelings. Las interacciones entre los niños son algo memorable, la autora las manejo de una forma muy creíble pero a la vez ligera, no sé cómo explicarlo pero si siguen esta historia, lo sabrán.

Esta historia se la dedico a mi Connito, ¡feliz cumpleaños, limón mío! Lo siento, no pude pensar en algo más para dedicarte este año. Pensaba escribir algo de nuestros Babybirds pero no salió nada, pero entonces comencé a leer esto y pensé 'ella debería de leer este fic'. Creí que sería un regalo de mí parte para un buen rato, no sólo para tu cumpleaños C:

Este fic también está dedicado a mi beta LatexoHPo quien es genial.

El fic consta de 29 capítulos y actualizaré cada lunes.

La imagen de portada la encontré en tumblr y no sé a quién le pertenece, por favor, si alguien sabe su autoría, háganmelo saber.

Les deseo una excelente semana.