Elsen se recostó en la barandilla del balcón para mirar el horizonte. El mar parecía tranquilo y la ciudad seguía su monótono transcurso. Esa hora entre las 12 y la 1 del mediodía le gustaba de sobremanera, ya que era una de las pocas horas libres que tenía y que podía estar en casa. Miró el paquete de tabaco que tenía al lado de un cenicero en la mesa del balcón. Hace ya una semana que había dejado de fumar pero de vez en cuando, sentía ansiedad por volver a llevarse un cigarrillo en la boca. Uno solo no haría daño, ¿verdad? De repente, el timbre sonó y Elsen se olvidó del tabaco por un momento. Fuera estaban dos hombres: uno alto, con una gorra de baseball y vestido de blanco y uno más bajito, de pelo oscuro, un jersey de lana y llevando una máscara rarísima que parecía la cara de una rana.

- Hola Elsen, ¿se puede?- dijo el más alto de los dos, arrastrando un par de maletas bastante grandes y con una bolsa bajo cada brazo.
- ¡C-claro que se puede...!- Elsen esbozó una sonrisa al ver que era su mejor amigo Batter, que conoció en la Universidad. Se molestó en llevarle las cosas, pero Batter rechazó la ayuda.- ¿qué...qué haces por aquí? ¿No vivías en un piso con alguien más?
- Verás...- dijo Batter, sentándose en el sofá del comedor seguido por el hombre de la máscara- es que resulta que el casero, Dedan, se enteró del trabajo de Zacharie- y dicho esto, señaló al de la máscara-
- ¿Y... de qué trabaja?
- Vendo droga. Tengo de todo tipo, solo basta en preguntar- Zacharie respondió por él.- Todo cosecha propia, excelente calidad.
- Dedan descubrió toda la plantación de marihuana y el laboratorio para la fabricación de metanfetamina.
- Batter... esto suena peligroso, ¿estás seguro de que estás a salvo con este hombre?
- Sé defenderme por mí mismo.
- Somos inseparables- añadió Zacharie, empezando a liar un porro- ¿quieres?- dijo mientras miraba a Elsen.
- ¿¡Eh..!? Pero...yo dejé de fumar... hace una semana... ¿y cómo que inseparables?
- Nos conocemos desde que tenemos uso de razón. Ha sido siempre un anexo a mi persona.
- Pero siendo como eres... ¿le has dicho que las drogas son malas?
- No puedo hacer mucho con alguien que esnifaba rotuladores a los tres años.

Un silencio denso inundó el comedor. Solo el ruido de la calle lo rompía. Finalmente Batter se levantó y miró alrededor.

- Si no te importa, voy a quedarme aquí. Espero que no sea mucha molestia. Especialmente Zacharie.
- ¡Para nada! Te debía una igualmente cuando me sacaste del antiguo trabajo... era horrible...
- ¿De qué trabajas ahora?
- Estoy haciendo de secretario... me hace sentir muy satisfecho conmigo mismo... me siento productivo... A ti parece ser que te cogieron en el equipo nacional de baseball.
- Así es.

Y otra vez ese silencio incómodo. Batter se giró hacia sus cosas y se dispuso a acomodarse. Zacharie hizo lo mismo, sólo que se adueñó de un rincón del comedor vacío. Elsen no sabía qué hacer. Quería dar un mejor alojamiento a sus huéspedes pero al ver que cada uno se acomodó como quisieron, no intervino. Pronto lo tuvieron instalado todo y Elsen decidió celebrarlo cocinando una de sus mejores tartas, bien azucaradas como a él le gustaban. Mientras estaba en la cocina, vio que Zacharie estaba detrás de él mirando lo que hacía a través de la máscara. Elsen se llevó un buen susto, emitiendo un sonido parecido al „hhh", pero Zacharie no se movió.

- ¿Quieres algo...? Puedes ayudarme... si te apetece, claro...uh... y si no es molestia.
- Aquí estoy, para ayudar a la gente. O eso es lo que dice el que está escribiendo este fanfiction... que estoy aquí para ayudar.
- ¿¡Pero qué burradas dices...!?
- Zacharie dice que esto es una historia hecha por un fan llamado el Marionetista sobre un juego llamado OFF de Mortis Ghost. Está tan empeñado en eso que lo dice hasta cuando está sobrio y empiezo a dudar si realmente es mentira- dijo Batter sacando la cabeza por la puerta de la cocina.
- También sabe lo que hacemos y dejamos de hacer y también lo que haremos de aquí un rato. El Marionetista lo ve todo- añadió, sonriendo detrás de la máscara
- Batter, tu amigo no me termina de convencer... me da miedo y dice cosas como si estuviera poseído...
- Pues habrá que purificar.- dijo Batter, yendo a por su mochila, dispuesto a acabar con la absurdez y así tranquilizar a su anfitrión.
- ¡No, espera! ¡El bate no!- Zacharie desapareció de la cocina y así Elsen pudo respirar tranquilo.

La comida y la tarta estaban listas. Elsen había aprendido a cocinar por su cuenta debido a que siempre ha vivido solo. Alguna vez cuando fueron más jóvenes, Elsen había cocinado para Batter y luego habían ido juntos hacia sus facultades, que estaban prácticamente casi al lado. La cocina de Elsen siempre tenía un sabor dulce, aunque lo que haya cocinado fuera algo normalmente salado. Se entretuvieron los tres mirando la televisión cuando finalmente Elsen se dio cuenta de la hora.

- Chicos, tengo que irme o...uh... mi jefe se va a enfadar...y me despedirá... y...- empezó a temblar y a hiperventilar y Batter fue corriendo a buscar sus cosas.
- Te voy a llevar. No pienso permitir que tu jefe te despida- dijo Batter, empujándolo por la puerta y despidiéndose de Zacharie con la mano.

Zacharie solo sonrió y cuando se hubo asegurado de que no había nadie más en casa, fue a su mochila y empezó a sacar bates y túnicas, montándose así una cabaña en el comedor con cojines y luces de Navidad. Se estiró en los cojines y abrió su portátil para poner la dirección de su tienda on-line. No había pedidos nuevos. Desde que Dedan los había echado del piso, había empezado a sacar partido a la tienda online que había abierto. Vendía todo tipo de cosas, concretamente aparatos anti estrés, incienso, bates de baseball y túnicas hechas por él, además de dulces caseros enérgicos llamados "tiquetes de la suerte" y "Jokers" y cosas para el consumo de droga. "Tendré que repartir publicidad de esto" pensó mientras se sacaba la máscara y fumaba el porro que había liado antes sin preocuparle el olor que dejara después.

Batter había llegado a tiempo para dejar a Elsen, pero no le apetecía demasiado volver a casa. Se dirigió a la biblioteca, quizás esperando encontrar algún libro para entretenerse, aunque no fuera mucho de leer. Nada más entrar, ya le pidieron que no hiciera ruido. "Pero si tampoco he hecho tanto ruido" pensó Batter. El silencio de la biblioteca podía volver loco a cualquiera: los lectores casi que tenían que pasar las páginas con pinzas con tal de que no les llamaran la atención. Había estanterías de verdad, cuyos libros eran delicados y se les caían las páginas, y estanterías de mentira, que si se les caían las páginas a los libros no importaba. Batter buscó entre los libros algo de su interés, pero no era especialmente un libro lo que le llamó la atención. Al otro lado de la estantería había una mujer de tez morena, aunque con el pelo largo, rubio y ondulado. Una mujer hermosa, a su parecer. Sintió la necesidad de decirle algo pero se acordó de la advertencia de los bibliotecarios: se prohibe hacer cualquier tipo de ruido en todo el recinto de la biblioteca. Salió de allí sin haberle dirigido la palabra.

Elsen salió de la oficina y antes de irse con Batter decidió comprar la cena. Una vez se reencontraron, volvieron a casa. Batter le contó lo de la mujer de la biblioteca y le preguntó a Elsen si le sonaba de algo.

- Es Vader Eloha...uhh... la Reina la llaman muchos... cada día está pasea por el parque al lado del Río de Plástico y luego va a la Biblioteca... es una mujer de comportamiento extraño... creo que mi jefe la conoce.
- ¿Sobre qué hora pasa por el parque?
- Sobre las cuatro... no se está mucho si no encuentra algo interesante. ¿Por qué lo preguntas?
- Me gusta investigar el comportamiento anormal de la gente. No, en realidad tengo mis motivos. Ya te lo contaré.

Una vez en casa, encontraron a Zacharie tirado en el sofá con algo en el regazo. Elsen olió el aire y corrió a abrir las ventanas por el olor a marihuana concentrado. Batter se sentó a su lado y observó que su compañero estaba acariciando el lomo de un gato.

- ¿Otro gato?
- ¿Qué...?- empezó Elsen, alarmándose- ¡soy alérgico a los gatos...! ¡No podemos tener uno!
- Oh vamos- Zacharie se había cambiado de máscara- estaba solo afuera y tenía frío, ¡tenía que quedármelo!
- Zacharie, ya sabes qué pasó con Valerie. No te veo lo suficientemente responsable como para cuidar de otro gato.
- ¿Valerie...?
- Valerie era un gato que tuve en el antiguo piso- empezó explicando Zacharie- murió de causas desconocidas.
- Rompió por error una bolsa de metanfetamina y se la comió- continuó Batter- No era mi responsabilidad, así que podría decirse que fue la culpa suya- señaló a Zacharie.
- Eso...¡es horrible!- exclamó Elsen- pobre animal... aunque alejamelo, por favor...
- Será mi compañero felino. Lo llamaré Pablo.
- ¿Qué clase de nombre es Pablo...?
- Un nombre. ¿Qué hay de cena?

Durante la cena, Zacharie y Elsen conversaban sobre gatos mientras Batter seguía pensando en aquella mujer. Tenía que haber alguna forma de acercársele como fuera. Elsen le había contado que, según sus compañeros de trabajo, el recorrido que trazaba era primero el centro comercial, el parque, la biblioteca, la estación de ferrocarril y la fabrica de azúcar, luego volvía a casa. Lo tenía más que decidido: mañana la encontraría fuera como fuera.