DISCLAIMER: Los personajes de la caricatura no me pertenecen pero sí la trama dónde los uso. Escribo por diversión y a consecuencia de esto no hay lucro. Esta actualización es traída a ustedes por una apuesta con Asdesirad… la cual gané. :D

*Nos leemos al final.

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.-La Miseria di un Arlecchino-.

.-Capítulo XX-.

.-Giuramento di lealtà-.

(Juramento de lealtad)

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"La virtud de una doncella era el honor de un varón. Si su pureza era manchada, el agravio lo resentía más el padre o hermano de la dama. Por eso es que hacían "justicia" cuando mataban al amante o cuando renegaban de aquella hija o hermana que el único pecado que pudo haber cometido es decidir por ella misma al menos una vez en su vida. ¿No es esto una insolencia para la mujer que ajenos vean su cuerpo como una moneda de cambio para el matrimonio? Honestamente, jamás lo habría reflexionado por mi condición de hombre… hasta que me convertí en el amante de una virginal manceba que sufría por el despotismo de otros."

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Bombón se mordió el labio inferior mientras desviaba su vista de una Burbuja perpleja.

De lo nerviosa que estaba, aferró a su pecho el libro que se encontraba leyendo antes de que se pusiera a hablar con la rubia en su biblioteca personal. Por otro lado, la chica de ojos azules se quedó en silencio asimilando lo que había escuchado. Se dio cuenta que no sabía qué decir o cómo reaccionar después de un buen rato de haberlo analizado. La pelirroja supo que ese silencio podía significar cualquier cosa, pero definitivamente no era algo bueno.

Cuando Burbuja comprendió que ya había pasado mucho tiempo callada, rápidamente se animó a responder lo primero que se le vino a la mente.

—Y… ¿era atractivo?

Esta vez fue Bombón quien quedó perpleja, ¿era en serio? ¿Luego de no decir nada lo primero que se le ocurría preguntar es que si era atractivo? Bueno, igual eso la puso a pensar en algo que no había contemplado. Se cuestionó así misma si ese hombre era alguien bien parecido, ¿lo era? Tenía unos ojos verdes que le daban una apariencia felina, además de una nariz bien perfilada y un mentón que realzaba una seguridad que le había demostrado con su buena capacidad de labia. Al mismo tiempo su cabello castaño y rizado que no era largo pero tampoco corto caía con gracia sobre su frente, dándole un aspecto relajado, jovial y fresco. También recordó su postura elegante y, claro estaba, su gusto en vestir.

Con todo eso la chica de ojos rosas pudo llegar a la conclusión de que feo no era… Bueno, lo admitía, la verdad es que sí era atractivo. Bastante.

—El Marqués Dominik es… es un hombre que queda bien a la vista de cualquier mujer—se limitó a decir. No quería confirmar sus pensamientos en voz alta porque sentía que estaría dándole mucha importancia a eso.

—Cualquier mujer incluida usted, ¿no es así?—Siguió Burbuja quien le sonreía amigablemente. A pesar de que lo había dicho sin sugerir nada, Bombón no pudo evitar verlo como una insinuación.

—Es un aristócrata con una buena posición política en Viena, Burbuja. Claro que eso impresionaría a cualquiera pero no es algo que me interese si te soy honesta.

—Bueno pero por lo que me cuenta él sí que se interesó en usted—Burbuja seguía sin querer insinuar algo, aunque sabía que eso podía tomarse como tal—. Pasó toda la noche a su lado y no veo que eso le haya molestado.

Bombón frunció levemente su ceño. No estaba enojada con Burbuja si esa impresión podía dar, más bien estaba molesta consigo misma. Después de todo lo que le decía su dama de compañía era cierto, ella nunca se mostró incómoda por la compañía de ese hombre mas no le hacía gracia ese hecho. Y todo porque sentía que estaba reemplazando a su admirador con ese noble.

—No fue desagradable, fue cortés y caballeroso pero nada más—la rubia entendió que el tema comenzaba a fastidiarle por el tono cortante en su enunciado. Sospechó que se debía a la decepción que Bombón había sentido por no haber pasado su velada con el hombre que de verdad estuvo esperando.

—Perdone que la esté incomodando con el tema pero tengo una fuerte duda en todo esto, señorita. Y claro que no busco ofenderla o molestarla, pero me llevo preguntando qué pasó con la promesa que ese otro muchacho le había hecho.

—Él nunca vino—contestó Bombón con cierta pena en su voz—. Aunque lo entiendo, sabía que lo que le había pedido era imposible.

Burbuja se mordió la lengua para no hablar y revelarle que eso era mentira, que incluso ella le había ayudado a infiltrarse en la fiesta, pero saber que Brick no había logrado acercarse a Bombón le decía que algo había pasado y lo mejor era no complicar las cosas. Creyó que él tuvo sus motivos para hacerse pasar por ausente aunque seguía sin entender del todo el por qué. Tampoco quería hacer sentir mal a Bombón y darle una idea equivocada, la conocía tan bien y presentía que ella asumiría la culpa una vez que supiera que su admirador no se había acercado por, posiblemente, haberla visto acompañada de otro hombre… y lo peor, no cualquiera.

Burbuja no confiaba en él. Era un Morebucks. Y para que una chica tan dulce y amable como ella desconfiara de alguien ya decía mucho de la otra persona. Y es que la conjetura que tenía no era en vano no solo porque se trataba del primo de la horrible mujer que la tuvo trabajando hasta tarde, sino porque había visto cómo Princesa se contactaba con alguien y asumió en seguida que se trataba de ese sujeto.

Además, ahora que Princesa sabía que Bombón tenía un amorío con alguien, las cosas se complicaban.

La pelirroja era totalmente ajena a todo ese lío. No se preocupaba mucho por Princesa a pesar de haberla amenazado con revelar su secreto. Desde que Bombón se armó de coraje para encararla se dio cuenta que podía lidiar con ella. A sus ojos era solo una mujer mimada que podía representar una piedra en el camino, pero nada peligrosa en realidad. Burbuja obviamente pensaba lo contrario y no había dejado de sentirse culpable por permitir que Princesa le arrebatara la carta de Brick.

—Espero no esté molesta con su admirador, señorita.

—Oh, no. Por supuesto que no. Es posible que me haya explicado sus buenas razones en la carta que terminó en manos de Princesa. Aquí no hay culpables, a excepción obvia de esa molesta condesa… Me alegro que esta mañana por fin haya partido a Viena—la sonrisa de oreja a oreja de Bombón contagió a Burbuja quien también se alegró por la noticia.

—¿Ya se ha ido? ¡Pensé que nunca lo haría!—Exclamó eufórica.

—Debido a que su esposo era un miembro del Consiglio dei Dieci y por la repentina muerte de este, ella no podía exponerse a viajar. Son cuestiones muy complicadas, información clasificada. En lo que arreglaban todo y se calmaban las cosas es que ella tuvo que esperar para poder irse—explicó la pelirroja—. La muerte de Raffaelle sigue siendo un misterio pero no deberíamos meternos en esos asuntos. También es por eso que mi padre ha estado muy ocupado con esos viejos hombres.

—Comprendo—contestó Burbuja—. Lo importante para nosotras es que al fin esa mujer se ha marchado y no podrá entrometerse en sus asuntos, aunque aún me siento muy mal pues por mi culpa ella supo de su romance con su misterioso admirador.

—No te preocupes, Burbuja. No fue tu culpa, tarde o temprano alguien se enteraría pero no me quita el sueño que esa mujer haya sido ese alguien. ¿Qué cree que hará? No puede acusarme sin pruebas aunque crea que esa carta lo sea. Ambos hemos firmado nuestra correspondencia con apodos, así que estoy tranquila en ese aspecto.

—Eso me alivia mucho, señorita. Pero…—luego hizo una pausa pero optó por callar—, no, no es nada.

—¿Qué pasa? Sabes que puedes decirme lo que piensas. Antes que mi dama de compañía eres mi amiga aunque esa condesa haya dicho lo contrario—alentó Bombón, comprensiva.

—Es solo que no quiero sonar entrometida...

—Es sobre ese noble, ¿verdad?—La rubia no le dijo nada pero su celeste mirada parecía afirmarlo—, no tienes por qué preocuparte por él. Como te dije solo fue una fiesta formal con comensales importantes y el Marqués fue uno más de esos invitados.

¿En serio solo había sido como cualquier otro? Muy en el fondo lo dudaba. Dominik Morebucks había sido el único hombre que le había dado una velada interesante, decir que solo era un noble más era desestimarlo por completo. Sería una total mentirosa si negara que él había provocado en ella cierto interés, aunque no fuera precisamente el tipo de interés que sentía por Bóreas. Era muy diferente, había algo en ese hombre que la intrigaba. Igual no existía cosa vana más allá que su admiración por su galantería, así que no podría permitirse seguir pensando en él. Bombón se debatía mentalmente al respecto, ya que aún con todo sentía cierto remordimiento. Por muy exagerado que fuera, tener buenos pensamientos del primo de Princesa la hacían sentir como si estuviera cometiendo una falta más grave que la que cometió cuando ese bufón le robó un beso.

Bombón se recriminó a sí misma por pensar en algo tan absurdo como eso. ¡Su amor por el poeta de las cartas no era así de frágil! Incluso no se permitía compararlo con el austriaco porque eran completamente diferentes y ella ya estaba enamorada del pelirrojo.

—Por fin siento que las cosas vuelven a la normalidad—volvió a comentar Bombón después de un largo silencio. Ambas chicas estaban tan sumidas en sus pensamientos que no se dieron cuenta de la gran pausa hasta que la pelirroja volvió en sí—. Nunca había conocido a una mujer tan desvergonzada. ¿Y ella tenía cara para recriminarme una falta de clase? Yo no era quién se veía tan quitada de la pena a pesar de haber enviudado, ¿a quién le importó poco el salir y mezclarse con la demás gente de Venecia cuando la época de Carnaval había pasado?

Lo cierto era que ese último punto no le había desagradado a Bombón. Gracias a eso pudo salir y encontrarse con el chico de ojos rojos (aunque no dijera lo mismo con el bufón de la plaza). Sin embargo disfrutaba mucho el salir del palacio. A veces quería dejar de ser la hija del Dogo y tener más libertad para dar un paseo, ya que todo eso estaba estrictamente prohibido para ella. Las únicas veces que podía disfrutar las calles y puentes de Venecia era cuando se escapaba de sus guardias. Con los años había agarrado experiencia y su padre no se enteraba de sus salidas aunque supiera que estaba arriesgando su seguridad.

—Tiene razón, yo tampoco había conocido a un miembro de la nobleza que se comportara de esa forma. ¿Será algo de los austriacos?

—No lo sé—la pelirroja se encogió de hombros restándole importancia y nuevamente abrió su libro para reanudar su lectura—. Solo espero no volver a verla.

—Lo mismo digo, señorita Bombón—pronunció Burbuja con más ímpetu que Bombón—. Lo mismo digo…

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Me encontraba caminando por uno de los puentes con Bellota, yo la escuchaba atento mientras terminábamos de atravesar el camino. Había decidido acompañarla con una herborista (creo que comenzaba a fastidiarle que todos la cuidáramos o sobreprotegiéramos como ella decía, pero la verdad es que yo me la había encontrado por pura casualidad). El caso era que necesitaba unas medicinas para su abuelo y yo un regalo para Bombón.

Porque sí, tres días habían pasado desde su cumpleaños y yo no había encontrado el presente perfecto y una forma adecuada de disculparme con ella. A este paso terminaría ganando su resentimiento en vez de su perdón.

—¿Entonces Butch te puso una excusa y no ha buscado al noble que lo contrató?—respondí para tratar de distraerme en otro asunto y hacerle saber a Bellota que la seguía escuchando.

—Sí. Y me siento estafada—no la culpaba, ella había hecho… bueno, seguía sin tener idea de lo que había hecho para que el idiota de Butch quisiera ayudarnos, pero el punto era que este no había cumplido todavía con su trato. A decir verdad, el moreno estaba fuera de la ciudad en otros trabajos, peleando guerrillas y esas cosas que los mercenarios como él hacían.

—Ya lo creo, aunque no sé cómo esperabas que él fuera eficiente si no le pagaste con dinero. Bueno, a decir verdad no sé cómo fue la forma de pago, pero conozco a Butch y él pone en prioridad los trabajos que le dan para seguir viviendo—Bellota resopló y se cruzó de brazos, pude notar también un sonrojo en sus mejillas.

—Lo sé y trato de entenderlo pero, ¿qué opción tenía?

—Sabes, estoy en un debate mental—le dije.

—¿Y tú por qué?

—Tengo mucha curiosidad por lo que le diste a cambio de sus servicios pero al mismo tiempo sé que no quiero saberlo… Y si te soy sincero no puedo evitar compadecerme por ti. Butch puede ser… eh, nada condescendiente, ni con una mujer. Es decir, si yo que no poseo escrúpulos he pensado en muchas posibilidades de lo que te ha pedido, sabemos que él es peor y pudo exigirte a cambio algo indebido.

Bellota abrió levemente la boca mientras me observaba con sus ojos verdes bien abiertos. Ambos habíamos dejado de caminar para entonces.

—¿¡Estás insinuando que he accedido a hacer algo sexual con ese cerdo?!—Me encogí de hombros y evité soltar una risa. Me parecía divertido que ella sola estuviera descubriéndose aunque yo no podía afirmar que así fuera.

—Yo no he dicho nada—le dije con tranquilidad—. Pero por tu reacción me das a entender muchas cosas.

—¡Sigo manteniendo mi dignidad, gracias! —Dijo un poco indignada—, ¡solo me ha pedido un beso!

¿Eh? ¿Qué? ¿Solo eso? Arqueé una ceja. ¿Tanto para eso? Normal que Butch no se interesara en arriesgar su vida en busca de un noble, y prefiriera hacerlo en algo más emocionante como en una guerra entre extranjeros.

—Oh… así que a eso se refería cuando me dijo que tenías habilidad con tu lengua…—pronuncié una vez que entendí la sugerencia de aquella vez. Bellota por otro lado estaba tornándose completamente roja ya sea por pudor o ira, no se sabía muy bien con esa mujer.

—¡Ugh, ese cretino!—Gritó—, ¿¡y tú también en qué demonios estabas pensando?!

—¿En verdad quieres saber? Dime, Bellota, ¿qué cosa pediría un hombre a una mujer? Imaginé que le habías hecho un "trabajo especial" con tu lengua en su orgullo –o miserias– de varón—comenté sin medirme. No iba a contenerme con ella cuando asumía que debía estar más que acostumbrada a esos comentarios. Era una tabernera así que escuchar esta clase de cosas no debería significar un problema y causarle alguna clase de decoro.

Pero me equivoqué…

Maldita sea que me equivoqué.

Gracias a mis reflejos pude ser capaz de esquivar un golpe que iba directamente a mi cara. ¡Mierda! ¡Se me había olvidado que esta era una salvaje igual que Butch! Supongo que la situación me daba una lección para dejar de ser tan prejuicioso y asumir cosas por mi cuenta… Bellota era inocente, quizás no tanto como Bombón o Burbuja, pero al final de cuentas era una niña como ellas.

—¡Vale, lo siento! ¡No quería hacerte enfadar!—Exclamé mientras seguía esquivando sus agresiones y la gente de los alrededores comenzaba a detenerse para mirar el numerito que la pelinegra estaba montando—, ¡calma, Bellota!

—¡Tenías que ser su amigo! ¡Son igual de cerdos!—Entonces logré atrapar uno de sus puños y la jalé para salir corriendo a un lugar más privado. La morena no se esperó esa reacción por mi parte así que no fue complicado hacer que me siguiera.

Cuando me aseguré de que ya nadie nos veía la abracé para aprisionar sus brazos y evitar que quisiera golpearme. Así estuvimos durante un buen tiempo hasta que sentí como relajaba sus músculos, claro, después del millar de insultos que me dirigió. Bellota quizás era inocente en unas cosas pero vaya vocabulario tan pérfido que se cargaba. Solo cuando dejó de lanzarme blasfemias es que me atreví a soltarla.

—Perdón, en verdad no quería ofenderte—le dije—… ¿¡Pero también qué querías que pensara si te lo llevaste al cuarto de reservas para que nadie los mirara?!

—¿¡Esperabas que lo hiciera frente a ti y a toda esa bola de borrachos?! ¡Por supuesto qué no!— Bellota era un caso especial, agresiva en parte pero sin dejar de ser solo una niña. Y vaya que a Butch le encantaba aprovecharse de eso—, ¡no todos somos unos descarados como ustedes!

—Ya, lo siento—me disculpé mientras alzaba mis manos a modo de rendición. No quería discutir con ella, era tan impulsiva y violenta que no me apetecía lidiar más con ese humor. Bastante tenía lidiando con el idiota de Butch para que también me tocara soportar a su versión femenina—, pero creo que ahora todo tiene más sentido. ¿En serio esperabas que Butch se pusiera a trabajar de inmediato por un beso?, ¿sabes que él espera más de ti, verdad?

—¿Estás diciendo que no he hecho suficiente? ¿Por qué no lo besas tú entonces, eh? —Ahora estaba irritada.

—Por varias razones. En primera me daría asco besarle, segunda; solo me interesan las féminas, y en tercera y más importante, es que le soy completamente fiel a Bombón—comenté con presunción—. El punto aquí es que debes aprender a tratar con ese mercenario y ser tú la que obtenga de él lo que quieres y no al revés. Y sería más fácil para ti porque eres una mujer que él intenta conquistar.

—¿Qué es esto, me estás dando consejos amorosos acaso?—Preguntó mientras me sonreía incrédula y llevaba sus manos a la cintura.

—¿Amorosos? Más bien de supervivencia, pero puedes verlo de esa forma si gustas—le sonreí—. Te falta conocer más a los hombres. A la próxima estáfalo tú a él.

—¿Estafar a quién, idiota? —Aquella voz hizo que me girara al instante. Fue así como descubrí que Butch había estado mis espaldas por quién sabe cuánto tiempo.

—Ah, Butch, veo que sobreviviste a otra guerra ajena, ¿desde cuándo llegaste?—Pregunté casualmente.

—Desde hace unos minutos, grandísimo cabrón. ¿Qué clase de malos consejos le estás dando a mi chica?—Butch no se había movido, cargaba sobre su hombro una bolsa en señal de que, efectivamente, venía llegando de su viaje.

—¿Tu chica?—Repitió la morena incrédula. Butch dejó de mirarme para verla a ella y dedicarle una sonrisa ladina.

—Bueno, el beso que me diste aquella vez no fue precisamente un pico sencillo y casto.

—Cállate. Como fue forma de pago no cuenta. No te confundas ya que solo fue parte de nuestro acuerdo.

—Ah… supongo que así se deben sentir las prostitutas—dijo el moreno con fingida pena mientras llevaba su mano al pecho y hacía una pose dramática.

—No te compares, a las prostitutas si las desean—lo molesté con sorna—, y estoy seguro de que si tú fueras una serías la más barata.

Bellota rio a carcajadas.

—En eso le doy la razón a Brick—Butch nos fulminó con la mirada.

—¿Me voy por unos días y así es como me reciben? Y yo que les traía buenas noticias sobre la información que me encargaron buscar…

De repente nuestras risas cesaron y lo miramos expectantes.

—¿Ya sabes quién te contrató y tiene enemistades con los Morebucks?—Preguntó Bellota algo entusiasmada.

—Sí y mucho más que eso. Pero no sé si ahora quiera decírselos. Soy un estafador, ¿o no?

—Oh vamos, no te resientas por eso—dije tratando de calmarlo—. Mira, si nos dices todo lo que sabes te prometo que podrás conseguir más cariños especiales de Bellota…

—¡No negocies conmigo como si fuera una de esas chicas cualquiera!

—Sabes Brick, me estás convenciendo—Butch ignoró por completo la queja de la morena logrando que ella nos mirara acusatoriamente—. Pero esta vez pediré lo que no quiso darme la otra vez. Mis labios no son los únicos que están emocionados por recibir las atenciones de esa lengua traviesa.

Ah… Así que sí le había pedido un oral…

Pude seguir bromeando con él por un rato más pero ambos no nos habíamos esperado que Bellota lo terminara tacleando. En un abrir y cerrar de ojos el moreno se encontraba en el suelo con una enfurecida chica que tenía muchas intenciones de estrangularlo. Claro que Butch se las arreglaba para impedirlo… aunque con dificultad.

Los dos estábamos muy sorprendidos. ¿Cómo una pequeña mujer como Bellota pudo tumbar a un hombre mucho más corpulento y alto que ella? Entonces aprendí que la chica no se había ganado el respeto y miedo entre los clientes de la taberna por sus comentarios tan mordaces y porque sabía disparar un rifle.

—¿¡Y si mejor te doy unas cuantas patadas en las bolas como atenciones?!—Le dijo mientras yo la jalaba para quitársela de encima. El pelinegro estaba tan o más aturdido que yo.

No mentiré. Pero tardamos mucho tiempo para tranquilizarla. Desde entonces aprendimos que no debíamos desquiciarla. Y lo habíamos aprendido a las malas.

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A Boomer jamás se le cruzó por la mente que el Dogo terminaría por enterarse de que él era pintor. No sabía muy bien la historia de cómo es que había pasado eso, pero lo que tenía entendido es que uno de sus clientes más adinerados pudo pasar la voz hasta que el hecho había llegado a oídos del señor Utonio. Motivo por el cual ahora él estaba en su palacio para nada más y nada menos que hacer un retrato de su bella y única hija.

El rubio no podía negarle algo al Dux, y tampoco era una molestia para él hacer un cuadro de Bombón. Por esa razón es que ahora se encontraba en la tarea, mientras que la pelirroja se encargaba de posar para él. El ambiente era silencioso y ayudaba mucho a la concentración del chico, pero para la muchacha era muy aburrido. Quería charlar un momento con Boomer… a decir verdad quería preguntarle muchas cosas por su cuenta pero no sabía si era una buena idea hacerlo.

Después de un largo rato pensándolo decidió que no se quedaría por un momento más con la incertidumbre que cada día la mataba poco a poco.

—Joven Keane—pronunció con cautela y en seguida el muchacho la miró—, um, ¿puedo llamarle por su nombre? Es extraño, después de conocernos por un tiempo es la primera vez que hemos convivido por más de unos minutos. Bueno, si esto puede ser llamado convivencia.

—Claro, es libre de llamarme como más se sienta cómoda, señorita.

—Bueno, joven Boomer, la verdad es que no quisiera sonar grosera y que piense que solo le hablo para conveniencia pero es algo que me vengo preguntando desde hacía tiempo…

—Puede preguntarme lo que sea, con toda la confianza, no necesita preocuparse por lo que yo pueda pensar de usted—Boomer le dedicó una gentil sonrisa y Bombón supo que así le sería más fácil desenvolverse con él. No por nada Burbuja decía cosas buenas de ese hombre, ella tenía razón, se veía tan agradable.

—Entonces… quisiera saber si… si me puede decir qué es lo que le ha pasado al hombre de las cartas. ¿Lo conoce, verdad?, ¿es su amigo, no?

Boomer sospechó desde un principio que tarde o temprano Bombón terminaría cuestionándolo por Brick. Así que no le sorprendió que la pelirroja que procuraba no moverse tanto, fuera directo al grano para saber lo que ocurría. Porque ella ya llevaba al menos tres días sin saber nada de él.

—Oh, él… No se preocupe por él, señorita. Ha estado muy ocupado con sus asuntos pero en cuanto esté libre le aseguro que la volverá a pretender. Dudo que la haya olvidado.

De repente Bombón cayó en cuenta de que nunca había terminado de saber a qué se dedicaba ese hombre. Tenía la noción de que no era rico pues su origen humilde lo delataba fácilmente, sin embargo eso nunca le había importado. Aunque ahora le interesaba descubrir cómo se ganaba la vida, muchas veces se lo preguntó pero este jamás le contestaba o evadía la pregunta con otras cosas. Temió entonces que fuera algo malo o que él se avergonzara de su oficio… Y entendería si fuera así. Ella sabía que ambos pertenecían a mundos distintos, no sería raro sentirse intimidado ante su posición privilegiada en la clase social.

—Sí, seguramente está ocupado con trabajo. Siempre me he preguntado a qué se dedica pero nunca lo he podido averiguar.

—Eh… digamos que es un hombre de… de artes—se limitó a decir el rubio mientras se removía incomodo desde su lugar.

—Oh, eso suena maravilloso. Ya lo creo. La verdad es que es muy adiestrado con las letras.

Boomer asintió. Él sabía que si Brick no era analfabeta como la mayoría de los pobres era porque él le había ayudado a no serlo. Desde que eran niños el pelirrojo se vio interesado en aprender a leer y escribir. De igual forma el mentor de este, Him, había contribuido a su educación, no sólo le había enseñado las artes carismáticas de un trovador o a ser un descarado... Además, muchos de los libros de la biblioteca del rubio llegaron a manos de Brick y por eso no le sorprendía lo fácil que había congeniado con una joven letrada como Bombón.

—Pero, ¿qué es lo que hace exactamente? ¿También tiene un taller como usted, joven Boomer?—Siguió insistiendo.

—No, él está más enfocado en otro tipo de arte—no quería terminar revelando mucho para que Bombón llegara a la conclusión de que el cretino de Brick era el Arlequín de la plaza—. Es… como un juglar.

—¿Habla de esas personas que se ponen en las plazas a contar historias?—Oh-oh, ya estaba hablando de más.

—Eh, no, no, no—dijo nervioso el chico mientras negaba con la cabeza—. Es decir, él sí cuenta historias pero… eh, ¡las escribe! Sí… eso.

—Ah, dramaturgo—concluyó Bombón muy emocionada.

¿Brick dramaturgo? Bueno, no sonaba tan descabellado para ella pero Boomer que lo conocía sabía que al chico de ojos rojos no le interesaba serlo. De hecho, pensaba seriamente que el pelirrojo jamás llegaría a contar una historia por escrito…

—Sí…—mintió Boomer y se dedicó a seguir pintando el retrato de la chica. No quería seguir hablando de Brick con ella porque le incomodaba engañarla. Era tan buena que no se merecía que le mintieran y él tenía más peso en su consciencia.

Para su suerte la muchacha ya no siguió con su cuestionamiento. Eso le permitió que pudiera concentrarse más en su retrato y se lo agradeció en silencio. De nuevo, no es que le molestara hablar con ella, pero prefería pintar cuando nadie lo distraía.

Y hubiera seguido así de no ser por un golpe a la puerta que los alertó a los dos.

—Adelante—ordenó Bombón mientras volteaba un poco y delicadamente para no perder la pose. Entonces por la puerta entró Burbuja junto con otras sirvientas que venían con cajas—, ¿qué es eso?

—Son regalos para usted, señorita—dijo Burbuja. Luego miró a Boomer y lo saludó disimuladamente, este correspondió su saludo de igual forma con una sonrisa.

—¿Quién los manda?

—El Marqués Morebucks, mi señorita.

—¿Dominik Morebucks?—Preguntó Bombón tratando de ocultar su sorpresa.

Así, la sonrisa que antes se le había formado a Boomer por ver a Burbuja, se le borró de inmediato cuando escuchó ese nombre.

—Sí, son vestidos, telas sueltas y otros accesorios.

—Oh… entonces, cuando el joven Boomer termine de retratarme le escribiré una carta de agradecimiento—Burbuja asintió e hizo la reverencia para salir junto con las otras sirvientas.

Ahora Boomer era quien tenía muchas preguntas que hacerle a Bombón, mas no se atrevió a formularlas.

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Vi con admiración una de las recientes pinturas que Boomer tenía en el taller. Desde que había entrado al lugar toda mi atención terminó en ese cuadro que retrataba con exactitud las facciones más exquisitas de mi querida Colombina.

—¿Por qué estás pintando a Bombón?—Le pregunté a Boomer con mucha curiosidad.

—Le llegaron rumores al Dogo de mi pasatiempo y ahora me está pagando para pintar a su hija—me dijo mientras se limpiaba con un trapo la pintura de las manos.

—Es… perfecta—comenté maravillado.

—Solo no te atrevas a besarla, lo echarías a perder todo—a pesar de ser un comentario burlón en apariencia no había rastro de mofa alguna en su voz, sino al contrario, ya que estaba muy serio.

—¿Ha pasado algo? Como sea deberías cambiar esa cara. Tengo excelentes noticias. Butch dio con el hombre que no simpatiza con los Morebucks—detecté como su cuerpo se tensaba al escuchar el apellido y me miró con una mirada severa y llena de preocupación—. Vale, sé directo y dime qué es lo que sabes tú.

—Bombón es pretendida por uno.

—Sí, ya lo sabía—fruncí el ceño

—Pero no es cualquier Morebucks, Brick. Se trata del Marqués Dominik Morebucks. Ese hombre está en excelentes términos con la familia de los Habsburgo.

—Oh, bueno. Mierda.

—Sí, Brick. Mierda—luego Boomer negó con la cabeza—. No creo que puedas hacer algo al respecto o puedas competir contra eso.

—¿Qué insinúas, que me dé por vencido con Bombón y la olvide?

—Sé que no lo vas a hacer pero solo te lo estoy advirtiendo. Dudo mucho que podamos hacer algo contra ellos. No importa que haga el hombre que contrató a Butch o cuantos enemigos tengan. Es un problema que no nos concierne. Además, dudo que sea lo peor para Bombón si se convierte en marquesa.

—¿Eres imbécil, Boomer?, ¿se te olvida que uno de ellos intentó matar al Dogo?—Eso y la sola idea de imaginar a Bombón casada con otro me hirvió la sangre. No lo permitiría.

—Ese había sido su plan inicial por lo que supimos. Creo que ahora se están resignando a hacer las cosas a la vieja usanza. Quieren poseer toda Venecia para ellos y tratar de controlar al padre de Bombón.

—Corrupción en la política… no sé porque no me sorprende—Boomer suspiró y se masajeó el puente de la nariz.

—... No desistirás de meterte en los asuntos de esta familia, ¿no es así?

—Bombón es mi amada. Ese tal Dominik podrá creer que la puede comprar con sus títulos y riquezas, pero no es un objeto para agregar a sus preciadas posesiones.

—Entonces, ¿cómo piensas ganarle a un Marqués?, ¿raptándola?

—Está en mis opciones…

—Sería la mayor estupidez que pudieras cometer—me dijo Boomer, muy serio.

—¡Pues no pienso perder, Boomer! ¡Eso no está en mis planes!—Di por sentado el asunto y me vi dispuesto a marchar. Le dediqué una última mirada a la pintura y para prometerme a mí mismo que jamás la dejaría ir a los brazos de otro hombre…

No mientras yo viviera para evitarlo.

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Sus ojos rosas se despegaron del libro cuando oyó como tocaban a la puerta.

—Burbuja—dijo sonriente cuando la vio entrar. La rubia tenía un humor alegre que se lo contagió al instante—. ¿A qué se debe tu emoción?

—Le traigo un presente.

—¿Otro?—Arqueó una ceja, expectante—, ¿acaso el Marqués no ha terminado de mandarme todo los regalos?

Burbuja negó sin borrar su sonrisa.

—No es de él…—a Bombón se le iluminaron los ojos y dejó su libro en la mesa que tenía en seguida de su cama.

—¿Es de…?

—¡Sí!—Interrumpió su dama. Luego le extendió la pequeña caja para que la pelirroja pudiera verla.

Bombón la tomó con delicadeza a pesar de que sus ansias le pedían a gritos que la abriera lo más rápido posible. Tuvo que inhalar y exhalar para calmarse y cuando levantó la tapa de la caja se encontró con una bella pulsera de plata.

—¿Qué es?—Preguntó Burbuja.

Bombón sonrió conteniendo su respiración.

—Una esclava—dijo y Burbuja parpadeó confundida.

—Una… ¿qué?

—Esclava, Burbuja.

—Pues… eso más bien es una pulsera, ¿no? —Comentó la rubia una vez que se asomó a ver el regalo—. ¿Qué tiene eso de… esclavista?

Bombón rio divertida.

—En la antigüedad, los griegos utilizaban collares o pulseras para sus esclavos. A veces en estos artefactos tenían el nombre del sirviente para que los amos no tuvieran que memorizarlo—Burbuja arrugó la nariz y Bombón notó que dentro de la caja todavía tenía una pequeña nota—. Claro que hay otros significados. Una leyenda india muy antigua decía que los hombres solían darles una pulsera a sus esposas; algo que las obligara a hacer un pacto de fidelidad.

Entonces desdobló el papel y se dispuso a leerlo.

—Burbuja, pásame una hoja de papel con mi pluma y el tintero—la susodicha no la hizo esperar más y en cuestión de segundos le entregó lo que pedía. Cuando Bombón terminó de escribir el pequeño mensaje, lo dobló y lo guardó en la misma caja de madera para pasárselo a la rubia—. Rápido, por favor dale esto por mí.

Burbuja asintió y le dedicó una última sonrisa antes de que saliera de su por fin estuvo sola juntó el pequeño papel a sus labios y cerró los ojos. Y así, sin esperar más, se puso la pulsera en la muñeca izquierda para contemplarla con cariño, repitiendo cada palabra de aquella nota para que se grabara eternamente en su memoria.

"Cara mia…

Una vez que aceptes llevar este obsequio, te habrás prometido a mí.

Eres mía… Por siempre mía.

Bóreas"

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Próxima actualización: Horroroso hiatus hasta nuevo aviso.

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Y hasta aquí llegué con las actualizaciones periódicas, recuerden que solo había juntado 7 capítulos que fueron los acordados en el reto entre Asderidad y yo. No sé muy bien cuando volveré a retomar el ritmo, por ahora me encuentro muy atareada con la universidad que apenas tengo tiempo para mí. Escribir un capítulo extenso que tenga sentido, sea entretenido y procure no tener incoherencias en la ortografía o narrativa lleva su tiempo, chicos. Pero voy a hacer el enorme esfuerzo por escribir por lo menos un párrafo diario para ir avanzando y publicar en cuanto menos se lo esperen. Recuerden, desde que inicié en esta plataforma hace 6 casi 7 años me hice una promesa y es la de no dejar en el olvido eterno mis historias (que podré tardar en volver, pero siempre, siempre regreso).

Igual, esto no quiere decir que me desapareceré definitivamente como en otras ocasiones, ya que ahora me encuentro realizando otro reto para Halloween. A quienes no se han enterado, en estos momentos estoy haciendo drabbles para el Fictober de este año. Para más información está "Víspera de miedo", fic que he publicado y que actualizo diariamente hasta que octubre llegue a su fin.

Y bueno chicos, yo me despido por ahora de ustedes, me estarán leyendo si es de su gusto en los drabbles del desafío (el cual también se encuentra Lady-Dragon-Nefolaidd, autora del fic "Criminal").

No podré contestar a sus reviews como lo he estado haciendo, pero dejo sus nombres como agradecimiento a haberlo hecho en el capítulo anterior.

Lonelysoul777

Antares (Como hiciste varias preguntas solo responderé que, efectivamente, estas se sabrán conforme se vaya actualizando xD. A tu petición, bueno, la verdad es que sí tengo planeado una escena de ese estilo para ellos, quizás no sea pronto ¿o sí? Pero de que la habrá, la habrá)

Morita123

Mylord

Yurouni

Siux

Annima curiosa


Y eso sería todo por mi parte, shavos, espero retornar a este fic pronto. Dejen sus reviews si gustan, los estaré leyendo con mucho agrado.

Se les quiere.

Mortem.