Los personajes de Bleach son de Tite Kubo.

Advertencia: Contiene OoC.


Gracias por sus comentarios, me alegra que les haya gustado la historia: Hotaru Saturn Black, Gabriela Sanchez.


HISTORIAS DE AMOR

7.- Si tú te atreves.- Luis Miguel.

La noche era perfecta, el clima era agradable y propicio para la reunión, el cielo estaba despejado y permitía ver la luna menguante y las estrellas que resplandecían en medio de la oscuridad. La terraza del hotel estaba bellamente adornada, las columnas estaban rodeadas por guirnaldas de luces blancas, las escaleras por guirnaldas de flores rojas y rosadas. La escalera estaba cubierta por una suave alfombra roja.

En el centro de la terraza estaban dispuestas diez mesas redondas, bellamente arregladas con manteles dorados, con un adorno de rosas naturales y con la mejor vajilla del hotel. El ambiente era tranquilo y ameno gracias a la música en vivo de una orquesta, que interpretaba temas de los mejores compositores de la historia.

Las personas ahí reunidas lucían sus mejores trajes de gala y era bien atendidos por los meseros que les ofrecían vinos y licores. Era el ensayo de la boda que se celebraría al día siguiente.

Una mujer morena de ojos dorados y cabello morado se encontraba recargada al barandal en una parte solitaria de la terraza. Llevaba un vestido rojo de corte sirena con escote en corazón. El cabello lo llevaba recogido en un moño y su maquillaje era natural, pero resaltando la belleza de sus ojos.

—Yoruichi. —la llamaron a sus espaldas. Ella se giró para verlo.

Frente a ella estaba Byakuya, el hijo menor del matrimonio Kuchiki, con dos copas de vino tinto en una de sus manos. Su cabello negro y sedoso lo llevaba agarrado en una coleta baja, con dos mechones enmarcándole el rostro. Portaba con elegancia un esmoquin negro.

Él se acercó con pasos lentos hacía ella y le tendió la copa, ella la tomó con una sonrisa. Depositaron las copas vacías sobre el barandal y Byakuya la rodeó suavemente por la cintura acercándola a él.

—Byakuya no…

La negación de Yoruichi quedó incompleta pues Byakuya unió sus labios a los de ella en un beso pasional. Yoruichi correspondió, como cada noche cuando él la visitaba en su departamento.

No fue un amor a primera vista, pasó tiempo y muchas situaciones para que aceptaran sus sentimientos. Ella no quería, pero él fue insistente.

—No podemos seguir así. —dijo Yoruichi cuando se separaron. Sus ojos denotaban angustia y culpabilidad. —Esto no está bien…

Byakuya volvió a callarla con un beso. Después, tomó su rostro entre sus manos.

—Sé que no está bien, pero ya no lo podemos evitar. —señaló él viéndola a los ojos. —nos amamos.

—Pero es un error. —rebatió Yoruichi.

—Sí, pero ¿Quién le pone puertas al campo? y ¿quién le dice que no al amor?*

Yoruichi comenzó a llorar.

Sus padres la habían comprometido con Koga, el Kuchiki mayor, pues con su unión se aseguraba el futuro de las dos compañías. Pero ella terminó por enamorarse de su hermano.

Y aunque muchas veces los dos trataron de evitar lo que sentían, no pudieron, finalmente sucumbieron al amor y entraron en una relación prohibida.

—Yoruichi sólo tenemos dos opciones o seguimos adelante o decimos adiós.

Ella lo miró con indecisión, sabía que Koga no la amaba, y si los dos aceptaron esa unión fue sólo por la insistencia de sus padres.

—Si tú te atreves por mi vida que te sigo*—habló Byakuya. —si tú me olvidas, te prometo que te olvido*.

Si ella decidía casarse él se iría muy lejos para olvidarse de ella.

Él le extendió su mano, esperando su respuesta.

La tarde siguiente la boda de Koga y Yoruichi se canceló, pues la novia jamás llegó.

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8.- Mentía. Miranda.

Esa era el día más esperado por Rukia desde hacía varios meses, pues era la primera cita como novios, de Ichigo y ella.

Por eso estaba feliz mirándose frente al espejo con ese hermoso vestido que su mamá le había escogido.

Pero esa mañana no era de felicidad para todos, pues Byakuya, el celoso padre, estaba muy molesto aguardando en la sala. Tanto que se había esforzado en salvar a su princesa de las garras de los lobos y falló miserablemente con ese chico, Kurosaki.

Rukia bajó las escaleras y Byakuya no pudo sentirse más orgulloso de ella, mostraba tanto porte, belleza y elegancia.

El timbre de la puerta le recordó que había un mocoso que le quería robar el amor de su hija.

Él fue a abrir.

—Buenos días, señor Kuchiki. —saludó nervioso Ichigo.

—Pasa. —habló Byakuya con tono frío. —¿quieres tomar algo?

—No, gracias. —respondió mientras entraba a la casa.

No olvidaba la primera vez que ingenuamente aceptó un jugo ofrecido por Byakuya pensando que era un gesto de paz y los dos días que se la pasó en el baño. Tampoco cuando por accidente Byakuya colocó más picante en su comida.

A la hora de despedirse para ir al baile Rukia hizo prometer a su papá que se mantendría tranquilo.

—No te preocupes hija. —habló Byakuya sereno. —confío en ti.

Rukia le sonrió y lo abrazó.

Byakuya estrechó la mano de Ichigo y poniéndole una mano sobre su hombro lo acercó a él.

—Si te propasas con mi hija, no vivirás para contarlo. —le dijo en tono amenazador mientras le apretaba con fuerza el hombro.

Ichigo ocultó su dolor tras una sonrisa forzada.

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.

—Byakuya. —lo llamó en un susurro Yoruichi, sentada junto a él. —explícame ¿por qué si le dijiste a tu hija que confiabas en ella estamos aquí? —le preguntó con coraje. Pues estaban en el cine, un par de filas detrás de su hija.

Al parecer esa cita sería de cuatro…

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9.-Te voy a perder. Ha-Ash y Leonel García.

Byakuya abrió los ojos a la hora acostumbrada, estiró la mano buscando su calor, pero sólo halló la cama vacía. Recordó que desde hacía un mes no dormían juntos, él dormía en la habitación de huéspedes.

Se le hizo una buena idea al principio, pero ahora extrañaba su calor, su aroma, sus besos y caricias antes de dormir y al levantarse.

Se levantó de la cama y se arregló un poco, pues su cabello estaba un poco despeinado, después salió de la habitación y fue en busca de su esposa.

Entró en la recamara principal y la halló metiendo su ropa en una mochila.

—¿Te vas? —preguntó él con angustia.

—Ya lo habíamos hablado y estuvimos de acuerdo que era lo mejor. —dijo ella sin dejar de doblar su ropa.

—Pero ya cambie de idea. —comentó él acercándose por su espalda.

—Pues lo siento mucho señor Kuchiki. —Yoruichi estaba enfadada. —pero ya es tarde para cambiar mi decisión. —sentenció cerrando la mochila.

—No me puedes dejar. —pidió él hablándole al oído y acariciando sus caderas.

Yoruichi se separó de inmediato, de lo contrario caería en el juego de su esposo.

En ese momento el llanto de un bebé se escuchó en la habitación.

Byakuya caminó hacia un lado de la cama para tomar al pequeño entre sus brazos.

—El niño es muy pequeño y te necesita. —dijo Byakuya. —no nos puedes abandonar.

—También necesita una cuna y no la has terminado. —Yoruichi habló señalando lo que debería de ser una cuna en un rincón de la habitación. —además sólo me voy por una horas, regreso en la noche. —le gritó. —Necesito relajarme un rato.

Un mes atrás, cuando nació su hijo, Byakuya decidió irse a dormir a otra habitación para que ellos estuvieran comodos mientras él construía la cuna. Y hace unos días le había sugerido a su esposa que fuera a un Spa a relajarse, pues por el cuidado del niño estaba muy cansada.

Sin embargo mientras se acercaba más la fecha, a él le entró pánico por quedarse sólo cuidando a su hijo, ¿Qué tal si hacía algo mal?

—Pero no sobreviviré sin ti. —se quejó Byakuya sentándose en la cama.

Yoruichi enterneció la mirada.

—Eres un gran padre, sabrás cuidarlo bien. —le sonrió y se acercó a él. —confío en ti. —dijo dándole un beso.

Yoruichi se fue al Spa y Byakuya aprovechó para armar la cuna de una buena vez, no soportaba otra noche sin su esposa.

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10.- Pórtate mal conmigo. Río Roma.

Byakuya estaba sentado en la barra de la discoteca viendo como sus amigos se divertían. En realidad la estaba viendo a ella moverse al compás de la música.

Yoruichi era alguien muy alegre, que le gustaba salir, convivir y bailar. Era muy amable y bella, por eso muchos hombres no dudaban en querer propasarse, sin embargo ella bien sabía defenderse y darse a respetar, no por nada practicaba artes marciales.

Yoruichi se acercó a él y lo invitó a bailar, se negó pero ella era muy persuasiva y terminó arrastrándolo al centro de la pista.

A la media noche Byakuya llevó a Yoruichi a su casa y ella lo invitó a pasar.

Se sentaron en el piso recargados en el sillón y platicaron un rato.

—A veces quisiera beber hasta no saber de mí. —dijo ella mientras se recostaba en el piso, mirando al techo. —Y hacer cosas que en juico no me atrevo. —pensó con tristeza.

De pronto su visión del techo fue bloqueada por el rostro de Byakuya, quien se había puesto sobre ella y colocando las manos a un costado de su cabeza para sostenerse.

El cabello negro caían al lado de su rostro y sus ojos grises tenían un extraño brillo.

—Si un día quieres portarte mal, pórtate mal conmigo. —le pidió él, sorprendiendo a Yoruichi. —Que nadie se va a enterar.*

Ella pensó al principio que era broma, pero en sus ojos vio sinceridad.

Byakuya se agachó hasta quedar al nivel de su oído. Yoruichi aspiró su aroma embriagante y su corazón comenzó a agitarse, pero no era la única en ese estado, pues el corazón de Byakuya también estaba acelerado.

—Nunca haremos nada que tú no quieras. —le susurró delicadamente. —pero si quieres volar, te llevaré hasta las estrellas. *

Byakuya se levantó un poco, sólo para besarla. Estaba enamorado de ella desde hacía mucho tiempo, pero hasta ahora había juntado el coraje suficiente para declararse.

Yoruichi pasó sus manos por su cuello y lo pegó más a ella para profundizar el beso. Mientras se besaban, Byakuya acarició con delicadeza cada parte del femenino cuerpo.

Y esa noche los dos se portaron muy, muy mal….


Las frases con asterisco corresponden a la letra de la canción.

Saludos, espero les haya gustado.