El anuncio de una boda.

Por fin habían concluido su último año de estudios, ahora estarían libres de la escuela y podrían entregarse de lleno a lo que era su pasión: las artes marciales. Desafortunadamente para ellos también significaba una cosa, ya no habría pretexto para aplazar la boda que ansiaban sus padres.

Los preparativos habían empezado, era un hecho, sus familias pronto se unirían. Si bien a Akane Tendo no le desagradaba la idea de casarse con el hombre del que estaba enamorada, no estaba segura de lo que éste sentía. En varias ocasiones él la había defendido como su prometida, habían tenido ciertos acercamientos en los que ambos acababan sonrojados, pero finalmente nunca hubo oportunidad para profesarse un mutuo amor.

Hasta ese momento simplemente se había tratado como amigos. Que extraño sería encontrarse casada con un hombre que ni si quiera se atrevía a tomarle de la mano. Un hombre rodeado por muchas mujeres que se negaban a desaparecer.

La hora de la comida había llegado, todos se encontraban reunidos alrededor de la mesa y en cuanto la comida estuvo servida esta fue desapareciendo rápidamente. Akane trataba de comer a un ritmo normal pero no podía evitar perderse en sus pensamientos, su mirada parecía lejana. De vez en cuando ella observaba a Ranma de reojo, él parecía mostrarse bastante tranquilo, como si no le importase nada, lo cual no pudo hacer nada más que desilusionarla. Quizá realmente él no sentía atracción alguna por su persona.

Ranma comía rápidamente, no podía permitir que su glotón padre lo dejase sin alimentos. Aun así en cuanto elevaba su plato de arroz para comerlo más apresuradamente, él solo se preocupaba por observar a Akane…

Ella lucía tan diferente, tan pensativa. Desde hace un par de días ella parecía distante. Probablemente la causa de esto fuera el anunció de su boda. Quizá ella realmente no quería casarse con él.


El sol se ocultaba mostrando sus últimos pero poderosos rayos. Ranma y Akane habían sido reunidos por sus padres en el dojo. Los jóvenes se encontraban sentados frente a sus superiores de manera respetuosa, ignoraban la razón por la cual se les había llamado. El silencio imperaba, la tensión incrementaba.

-Ranma, Akane- habló Soun Tendo –hemos convocado esta reunión con un solo propósito. Saotome y yo hemos decidido que ha llegado el momento de que nuestras familias se unan.

Aquellas últimas palabras habían caído como un balde de agua fría para los jóvenes, nunca creyeron que este día llegaría tan rápido. Ambos se sonrojaron.

-Pero papá…

-Silencio Akane, ya no hay más que decir- interrumpió Soun- Se había pospuesto esto debido a sus estudios, además de que eran jóvenes. Sin embargo ya han concluido sus labores escolares y es tiempo de que den un paso adelante por este dojo y por esta familia.

-Ranma, sabes que es tu obligación ¡por la escuela de estilo libre Saotome!- Mencionó Genma con los brazos cruzados, el esperaba las protestas de Ranma sin embargo éste no articulo palabra alguna.

-¡Papá esto no es justo! Ahora no es momento, ni si quiera están pidiéndolo ¡solo están ordenando todo esto! ¡Y aun somos bastante jóvenes!- se defendía Akane.

-Es cierto…-dijo Ranma- ¡Quien querría casarse con una niña fea como está!- grito mientras se ponía de pie señalándola.

-¡Lo mismo digo! Como podría yo querer estar con un fenómeno como tú- rápidamente se puso de pie para seguir con la pelea- ¡eres un ser tan odioso!

-¡Ya basta!- Intervino Soun- no quiero escuchar nada más, la decisión estuvo tomada desde hace años y es momento de que se lleve a cabo. Ahora pueden retirarse.

Akane y Ranma parecían vencidos, en cuanto sus miradas se cruzaron fueron desviadas bruscamente, éstas podían ser interpretadas como señal de enojo, sin embargo en realidad no era más que el nerviosismo saliendo a flote. Permanecieron parados frente a frente unos segundos largos, giraron sus cabezas para encontrarse nuevamente.-Será mi esposa…- y casi de inmediato se marcharon por caminos separados fingiéndose molestos. Genma y Soun solo bailaban victoriosos, riendo y gritando.


Dentro de una semana habría boda. Todo tendría lugar en el dojo Tendo. La familia, el doctor tofú y el maestro Hapossai serían los únicos presentes, no querían que interviniera alguna otra prometida o algún enamorado. Realmente no había mucho que preparar, solo les brindaban un tiempo a los prometidos para que se fueran preparando.

Ranma se hallaba sobre el tejado ensimismado en sus pensamientos. Akane se había mostrado muy molesta aquel día en que sus padres les expusieron el tema de la boda, ella no paraba de protestar, desde ese momento no parecía ser la misma. Ya ni si quiera peleaban… que raro. Era, sin duda, atractivo y a su parecer el mejor artista marcial ¿cómo no podría querer casarse con él?

Ese único pensamiento atravesaba su mente una y otra vez, incluso sentía revolver el estómago con la idea de que Akane no quisiera estar con él… o tal vez era ¿tristeza? -¡Ahhhh!- Todo eso era bastante confuso, simplemente no sabía que pensar. No era que realmente los estuvieran obligando, si ella quisiera podría escapar del matrimonio… -No, demoniooos… jumm… ¡Y que si escapaba esa niña boba! Marimacho, al menos así no moriría por comer lo que ella cocina… ¡Maldición!- Ranma se puso de pie inmediatamente, no podía soportarlo había pasado dos días así ¡cinco días más serían eternos! debía de parar esos confusos pensamientos y callar la voz que lo inquietaba.


Akane se encontraba en su habitación sentada frente a su escritorio, la brisa del aire entraba por la ventana meciendo su cabello -que refrescante- dijo mientras cerraba sus ojos. Realmente bastaría un simple beso para que ella decidiera casarse. Esa sencilla demostración de amor le haría saber que Ranma realmente sentía algo por ella.-uff…

-Akane…

-¡Ahhh!- Akane se echó para atrás debido a la sorpresa, Ranma estaba justo frente a ella, a través de la ventana.

-Que pasa, ¿te… sientes mal?

-¿Uhm? ¡¿Pero qué demonios crees que haces?! ¡Que no sabes usar la puerta!- gracias a Dios que no estaba hablando en voz alta…

-Haz estado muy rara estos días- dijo seriamente ignorando el griterío de su aun prometida -Dime… acaso tú… no quieres… casarte coooonm…

-¡Cuiiiiii, cuui, cui, cui…!- Pe chan entró furioso a la habitación empujando la puerta con gran fuerza, parecía estar bastante molesto, Akane y Ranma no pudieron hacer nada más que sorprenderse. Se dirigió velozmente al rostro de Ranma propinándole rápidas patadas y yéndose junto con él directo al estanque. Ya en el agua no dejaba de morderle cualquier parte que se pusiera en su camino. Unas pequeñas lágrimas se asomaban por los ojos del cerdito negro.

-¡Ya basta! ¡Qué demonios te pasa estúpido cerdo!- Gritaba Ranma ahora convertido en mujer, tratando de atrapar al susodicho, lo más seguro es que ya se hubiera enterado de la boda -¡tranquilo Ryoga! Sabes que yo no tengo nada que ver con eso ¡fue una decisión de mi padre! Además Akane ya te ha demostrado de muchas formas que solo te quiere como amigo solo acéptalo ¡yo que culpa tengo! - Se mantuvieron peleando dentro del estanque un rato.

-¡Ranma! ¡deja ahora mismo a mi Pe chan!- Exigió una preocupada Akane junto al estanque –¡pobrecito lo vas a lastimar!

Ahí estaba de nuevo, para Akane él solo era un cerdo, su mascota…-¡cuuuuuiiii!- Pe chan corrió hasta desaparecer de su vista.

-Pe chan…ya ves lo que hiciste Ranma, por tu culpa Pe chan se puso triste.

Cierto, Ranma no pudo contestar nada porque esta vez era cierto. Sabía del amor que Ryoga le guardaba a Akane pero no podía hacer nada, simplemente debía aceptarlo pues ella era su prometida. Aun así no pudo evitar sentirse triste por su amigo.


Ryoga llevaba un rato dentro de la bañera cuando Ranma, aun mujer, entro y se sumergió en el agua caliente. Según Ranma su mirada parecía vacía. Ambos quedaron un rato en silencio.

-Dime algo Ranma

-¿Uhm?

-¿Acaso amas a esta mujer?

-¡¿Eh?!

-No sabes por todo lo que he tenido que pasar, todos los tragos amargos que me ha traído esta ¡horrible maldición!- Ryoga empuño con sentimiento- Sin embargo hubo algo que siempre me mantuvo de pie… el simple pensamiento de regresar al lado de Akane, la única que pudo curar mi sufrimiento a través de las caricias que le brindo ¡a Pe chan!- Ranma escuchaba seriamente- Dudo mucho que sepas apreciar a la mujer que se supone tendrás por esposa.

El silencio siguió, Ranma no tuvo palabras. La verdad es que no estaba seguro de amarla…

-Tienes razón Ranma, yo sé muy bien que Akane solo me quiere como un buen amigo, además de todo sé que es lo que ella siente por ti- Ryoga se puso de pie –Tú sabes que yo nunca podré olvidarla… ¡debes de sentirte afortunado!- Ranma miraba a Ryoga un tanto sorprendido, era extraño saber lo mucho que este cerdo amaba a Akane.

Afortunado…

-Lo único que quiero- continúo Ryoga - Lo único que quiero es que ella este bien ¡entendido! sino es así no dudes en que regresare a reclamar su amor- Ryoga salió fuera de la vista.


Ryoga estaba molesto sin duda, Ranma no se había atrevido a pronunciar palabra alguna, ni siquiera confeso sentir amor hacia Akane. Estaba más que nada triste, no podía permitir que alguien así se quedara con su amada, sin embargo era momento de aceptar lo que desde hace tiempo sabía: Akane nunca correspondería su amor, ella solo amaba a Ranma. Ahora solo quedaba marcharse de ese lugar para nunca más volver.


-Ese Ryoga tan peculiar como siempre- dijo Ranma mientras caminaba a su habitación.

…además de todo sé que es lo que ella siente por ti…

-¿Que habrá querido decir con eso?

…Lo único que quiero es que ella este bien…

-Era como si… nos estuviera dando su bendición- esto último lo puso nervioso, realmente una boda se acercaba, su boda- jumm… ese bobo.

Continuará.

Hace mucho tiempo que no escribía ¡se siente realmente bien hacerlo! así que espero sea de su agrado esta historia. Espero sus comentarios para saber que les pareció. Gracias por leer.

Próximo capítulo: Tan solo un beso.