Hola chicaaaas (: Aquí estoy de nuevo con una nueva historia después de todo este tiempo... Esta vez no será un Shot, pero no tendrá muchos capítulos... Le calculo unos 5 capítulos cuando mucho... En fin, ¡Espero les guste!

Y como saben, los personajes no son míos, les pertenecen a la gran S. Meyer!


-"Sólo digo que aún puedes cambiar de opinión y los sabes"- Alice habló como lo venía haciendo desde hace media hora y yo puse los ojos en blanco.

Está repitiendo eso desde que me comprometí hace un mes y no se cansaba de repetirlo.

-"Ya basta Alice, no quiero volver a escucharte decir eso"- le dije un poco cansada de su insistencia y ella hizo una mueca de disgusto sin apartar la vista de la carretera.

-"Pero ambas sabemos que no lo amas Bells"- volvió a hablar ganándose esta vez una mala mirada de mi parte.

-"Alice…"- dije en tono de advertencia. –"Si hubiese sabido que te dedicarías a hablar sobre eso durante todo el camino, hubiese tomando un taxi hasta el aeropuerto"- le reproché y ella suspiró resignada, agradecía que ya estuviéramos llegando al aeropuerto y no tendría que seguir soportando sus comentarios.

-"Está bien Bells, no tocaré más el tema… Por ahora"- dijo lo último en voz baja pero aún así la escuché y negué con la cabeza divertida, podía hacer nada contra ella. –"¿Sabes? Siento que algo bueno te sucederá en este viaje"- dijo Alice de pronto tan enigmática como siempre ha sido y yo me reí.

-"Claro Allie, las reuniones con los nuevos clientes serán muy divertidas"- le dije con sarcasmo mientras ella se estacionaba frente al aeropuerto para que yo bajara.

-"Nunca se sabe que puede pasar Bells"- volvió a su tono enigmático dándome una amplia sonrisa, logrando que yo simplemente negara divertida mientras bajaba del auto.

-"Gracias por traerme Allie"- me despedí para terminar esta absurda conversación.

-"¡Diviértete!"- gritó animadamente cuando ya me había bajado de su auto, no pude hacer otra cosa que poner los ojos en blanco y me dirigí hacia el interior del aeropuerto para tomar mi vuelo.

Las reuniones que tenía con los nuevos clientes eran en Vancouver, por lo que en unas pocas horas ya había llegado a mi destino. Iba en el taxi de camino hasta el hotel donde me hospedaría, y podía apreciar que Vancouver tenía lugares realmente hermosos que me gustaría conocer, lamentablemente, mi visita a este país no era como turista y sólo estaría un par de días.

Llegué al hotel unos minutos después y fui directo a la recepción para registrarme y recoger la llave de mi habitación.

Ya con la llave en mi poder me dirigí hacia el ascensor para ir a mi habitación antes de partir a mi primera reunión, mientras esperaba el ascensor, pude ver como se acercaba el hombre más impresionante que había visto en mi vida, se trataba de un hombre alto, cabello de un extraño tono cobrizo y alborotado, de hombros anchos, el traje que llevaba se le ajustaba perfectamente lo que hacía que se le marcaran sus perfectos músculos, que aunque no eran exagerados, eran perfectos, además tenía unos ojos verde como esmeraldas, que en cuanto se conectaron con mis ojos, una encantadora sonrisa torcida se instaló en sus labios capaz de doblarle las piernas a cualquiera y de hacerme sonrojar hasta el cabello por lo que tuve que desviar mi vista de ese hombre para ocultar mi penoso sonrojo.

El viaje en el ascensor duró sólo unos segundos, pero que para mí fueron una eternidad, la verdad es que este hombre era realmente impotente y su presencia me ponía nerviosa, sin mencionar que estaba tentada de saltarle encima y besar sus labios. –Cielos, Bella contrólate, estás comprometida-.

Cuando llegué al piso donde se encontraba mi habitación, eché un último vistazo hacia el ascensor para encontrarme al atractivo extraño viéndome nuevamente con su sonrisa torcida provocando otro sonrojo por mi parte, pero aún así le devolví la sonrisa antes de entrar a la habitación.

La reunión con el primer cliente resultó más ligera de lo que había pensado, las ideas que le propuse para promocionar su marca era justo lo que él estaba buscando por lo que fue fácil ponernos de acuerdo, y terminamos bastante rápido.

A la hora de cenar, en lugar de pedir servicio a la habitación, preferí bajar hasta el restaurant, normalmente cuando viajaba sola me decidía por el servicio a la habitación, pero esta noche extrañamente sentía ganas de bajar y no quedarme encerrada como siempre lo hacía.

Apenas había terminado de cenar cuando el mesonero se acercó hasta mi mesa con un trago en la mano y yo lo vi confundida.

-"Señorita, el caballero que está sentado en la barra le envía este trago"- habló el camarero y por primera vez dirigí mi mirada hasta la barra para encontrarme con el extraño del ascensor, quien me estaba dedicando nuevamente una sonrisa torcida, y a pesar de estar sentada, esa sonrisa lograba que mis rodillas se doblaran y antes de que notara mi sonrojo nuevamente desvié la vista para fijarla en el camarero.

-"Agradézcale de mi parte pero dígale que no puedo aceptar el trago"- rechacé el trago y el camarero se giró para regresar a la barra, el extraño, al notar que el camarero regresaba con el trago en la mano, frunció el ceño viéndome confundido y yo le di una mirada divertida.

Al parecer alguien no estaba acostumbrado a que lo rechacen, y para ser sinceros, entiendo perfectamente que ninguna mujer lo rechazara, era tan atractivo y atrayente…. Y ya estaba nuevamente fantaseando con ese hombre al igual que la primera vez que lo vi esta tarde, tuve que sacudir la cabeza para alejar todos esos pensamientos de mi mente.

No sé que me pasaba con él pero tenía algo que me atraía enormemente y me hacía olvidar el anillo que reposaba en mi dedo, y peor aún, lo que significaba ese anillo. Estaba alejando todos los pensamientos que no debía tener en mi mente cuando sentí que alguien estaba de pie frente a mí, y vaya sorpresa me llevé al notar que se trataba del mismo hombre de cabello cobrizo con el trago que yo acababa de rechazar en una de sus manos.

-"Creo que ya había rechazado ese trago antes"- le dije tranquilamente.

-"¿Y puedo preguntar el por qué?"- Habló con una voz aterciopelada, y oh por Dios, si antes su sonrisa me doblaba las rodillas, su voz era capaz de mojarle las bragas a cualquiera, incluyéndome a mí por supuesto. Juro que en este momento lo que quería hacer era aceptar ese jodido trago y en unos minutos más invitarlo a mi habitación y no salir de allí en unos días. -Demonios, tengo que controlarme-

-"Yo… Estoy comprometida"- tartamudee un poco y le enseñé mi anillo para darle más énfasis a lo que dije. –"Se supone que no debo aceptar tragos de hombres que no conozco"- completé.

-"No vi a tu prometido esta tarde, ni lo veo ahora… ¿Tu si lo ves?"- preguntó viendo hacia los lados como buscando a alguien y me reí un poco por su gesto y negué con la cabeza. "Soy Edward, por cierto"- se presentó y extendió su mano, yo dudé por unos segundos en tomarla, pero en cuanto mis ojos se conectaron con los suyos, cualquier duda se esfumó y tomé la mano que él me estaba ofreciendo, y en ese instante, sentí como una extraña corriente eléctrica invadía mi cuerpo desde mi mano hasta la punta de los pies.

-"Bella"- le dije mi nombre cuando pude recuperarme de lo que me causó su toque. En cuanto hablé, una radiante sonrisa se instaló en su rostro deslumbrándome por completo.

-"Entonces… ahora que ya no soy un completo extraño y que tu prometido no esta aquí, ¿me aceptas el trago?"- preguntó y yo asentí dándome por vencida, además, aceptar un trago no tiene nada de malo ¿no?.

Edward al escuchar mi respuesta colocó el trago frente a mí y de inmediato se sentó frente a mí en la mesa.

En cuanto se sentó conmigo en la mesa nos enfrascamos en una animada charla, Edward tenía veintiocho años –tres años mayor que yo-, era gerente de una empresa de software y computación en Inglaterra y vino a Vancouver por el mismo motivo que yo: negocios.

-"¿Sabes? Para ser de Inglaterra no suenas como un Inglés"- le dije porque en realidad no tenía ese acento que los caracterizaba y Edward soltó una pequeña risa.

-"Nací y crecí en los Estados Unidos, estaba en la preparatoria cuando mis padres decidieron mudarse"- me explicó con una sonrisa que de pronto pasó a ser una completamente seductora. –"Pero si lo que quieres es el acento inglés… Lo puedo solucionar"- habló con un perfecto acento inglés provocando que yo soltara una carcajada por su ocurrencia. –"Me encanta el sonido de tu risa"- me dijo viéndome directamente a los ojos cuando yo paré de reír, y como no, terminé sonrojándome por completo.

Por suerte después de ese comentario cambiamos de tema inmediatamente y nos enfrascamos en una conversación entre risas y miradas coquetas por parte de ambos, donde descubrimos que teníamos muchos gustos en común.

Hablar con Edward era un verdadero placer, me demostraba que era un hombre inteligente, atento, divertido y además, todo un caballero; y no sé si era porque ya me estaba tomando mi tercer trago o por alguna otra razón, pero tenía unas ganas increíbles de atacar esos apetitosos labios cada vez que hablaba.

Establecimos una conexión, de esas que no se consiguen con todas las personas, era algo extraño pues lo acabo de conocer, pero era algo que iba más allá, algo que hacía que mi corazón se acelerara con sólo escuchar su voz.

Todas estas sensaciones que me provocaba Edward eran peligrosas, nunca me había sentido así… Ni siquiera con Jake. Ese pensamiento hizo que el anillo que tenía en mi dedo pesara más que nunca, fui más consciente que nunca de mi compromiso, no podía fantasear con otro hombre, y empecé a juguetear con mi anillo, como si eso alejara de mi mente todos mis pensamientos.

-"¿Y para cuándo es la boda?"- preguntó Edward al notar como jugueteaba con el mentado anillo, y yo desvié mi vista desde mi mano hacia los ojos de Edward.

-"En un mes"- le contesté en un susurro.

-"No pareces muy ilusionada"- comentó también en voz baja, yo simplemente le di una triste sonrisa. Era la verdad, no estaba ilusionada con la boda, y Alice tenía razón, no amaba a Jake… Pero era lo correcto, sentía que debía hacerlo. –"Él es un hombre con mucha suerte"- estiró su mano hasta colocarla sobre la mía y acariciarla. –"Está con la mujer más hermosa e inteligente que he tenido el placer de conocer"- habló dándome una sonrisa seductora, acelerando mi corazón, no sabía cuanto más podría controlarme con este hombre por lo que mejor era huir antes de que fuera tarde.

-"Creo… Creo que ya es hora de que me marche"- la voz me tembló un poco y cuando hice el intento de ponerme de pie, Edward lo impidió tomándome de la mano.

-"No te marches"- suplicó viéndome a los ojos y acariciando mi mano, mientras mi pulso se aceleraba con su toque. –"Olvídate de todo por esta noche Bella"- su voz se escuchaba más profunda, sus ojos se oscurecieron un poco mientras sentía como jugueteaba con mi anillo, diciéndome sin palabras específicamente de qué me tenía que olvidar. –"Que ésta noche sea sólo nuestra ¿Qué dices Bella?"- me preguntó y sin darme cuenta me había quitado el anillo y lo tenía extendido frente a mí para que tomara mi decisión.


No me mateeeen jaja! Es algo corto, lo sé... Pero prometo que el próximo será un poco más largo! :D

Si les gustó o si por el contrario, lo odiaron... Díganmelo en un Review! (: Saben que acepto cualquier crítica o sugerencia!

¡Nos leemos en el próximo cap!.

Besos!.