La Princesa De La Jaula Negra

Por: Anzu Ravenwood

Resumen: Nanami ha caído prisionera del rey Tomoe. Tiene un prometido esperándola, pero el rey se ha encaprichado con ella. Disfruta atormentándola y su resistencia hacia él es su fuente de diversión, así que no parece muy dispuesto a dejarla ir. Pero, bajo esa fachada de crueldad, el rey parece ocultar otros sentimientos…en realidad, ¿Quién es prisionero de quién?

Parejas: Nanami x Tomoe

Clasificación: K+

Género: Drama/Romance

Kamisama Hajimemashita NO me pertenece, solo tomo prestado los personajes. Todo se lo debemos a la gran Julietta-sensei

N. de A: ¡Hola! Muchas gracias a todas las personitas que se tomaron la molestia de leerme a través de este documento (siento si estoy siendo muy formal).

Bien estuve dándole vueltas al asunto, de si esta historia iba a tener dos capítulos más o no, pues bien al final decidí que solo tendría uno, quise terminarlo de la mejor manera posible. La relación de Nanami y Tomoe en este documento creo que logre desarrollarla lo mejor que pude en estos escasos tres capítulos.

La forma de narrar la historia cambio, ya no será Nanami quien la narre si no yo, quise de alguna forma también expresar los sentimientos de Tomoe respecto a todo, después de aquella noche loca (si así se le puede llamar xD).

Siento haberme tardado mucho tiempo, pero con la Universidad me quedaba muy poco tiempo para dedicarle a este fic, sin embargo espero recompensarlas con esta capitulo.

Sin más, y continuando con las notas finales, les dejo leer el capítulo. ¡Que lo disfruten!


Cap. III

AQUEL DÍA EN TE AMÉ

-Tengo….un prometido…que me espera…- le costó tanto dejar salir de su boca aquellas palabras y no porque fuera un lenguaje hiriente ni mucho menos un insulto, muchas otras veces lo habría dicho sin sentir remordimiento alguno, pero esta vez era totalmente diferente.

Nunca antes había disfrutado de aquella cercanía cómo en aquel momento, olfateando el perfume de la piel del joven emperador mientras se desprendía de su cuerpo, tan cerca que por un instante creyó perder la razón. Su aroma era muy singular, una extraña mezcla entre arboles de cerezo y tierra húmeda. Aventuro sus dedos hasta rozar ligeramente la piel cálida de su brazo, sintiendo como fluían las llamas atreves de la punta de sus dedos, ¿También sentirá este fuego? Se preguntó interiormente mientras se alejaba lo suficiente para mirarlo a los ojos, quería que mirara a través de los suyos la enorme pena que la embargaba, pero eso no sucedió ya que la vista del rey estaba perdida en algún rincón de la habitación.


-¿Qué estoy haciendo…? ¡Tengo que escapar de esta jaula!- sus propios pensamientos comenzaban a atormentarla, sin poder hacer algo al respecto. Un extraño sentimiento de ansiedad comenzó a carcomer su razón desde la raíz de su cabeza, haciendo imposible sacar de su mente la voz del rey recitando su nombre "Nanami" ,"Nanami", lo había escuchado decir y aquello la había hecho sumamente feliz.

Se sentía estúpida porque sabía exactamente para donde se dirigían aquellos sentimientos y eso era algo que no se podía permitir sentir por un hombre como él.

Una sonrisa sarcástica se formó en sus finas facciones imaginando lo absurda que se veía en aquella situación.

La lluvia caía afuera, sin embargo dentro de aquella "jaula" llovía una precipitación de sentimientos negativos y preocupaciones que amenazaban con convertirse en un huracán, llevándola a una muerte segura.

-Kuroori-hime- sin prestar demasiada atención continúo mirando a través de los fríos barrotes las enormes gotas de agua que caían lentamente, como si tratasen de evitar lo inminente. Su destino era caer del cielo, romperse, convertiste en parte de la tierra, saciar la sed de otros seres vivos y simplemente desaparecer. ¿Acaso ella también estaba destinada a extinguirse entre los caprichos de Tomoe?

-Preséntate urgentemente en la sala del trono. El rey ha convocado a tu prometido al castillo-de todas las noticas que pudieron a verle dicho, aquella cayó sobre su cabeza como un balde de agua helada. Rápidamente miro el rostro de Kotetsu, formando con sus propios gestos una expresión de duda que el entendió inmediatamente haciendo un ligero movimiento de cabeza, confirmando lo que anteriormente había dicho.


-¿Tú eres Ryu?- sin ninguna emoción e interés en su rostro, pregunto al vacío con una voz monótona y poco interesada en el asunto. Después de haber sido rechazado la noche anterior no le quedaban ganas de seguir lidiando con asuntos relacionados con aquella mujer. Estaba molesto y sabia el por qué, simplemente quería ignorarlo porque era vergonzoso admitir la razón.

Le enfurecía el hecho de tener a ese sujeto delante de sus narices, postrándose ante él. Su sangre hervía solo de pensar que Nanami se iría con él, se casarían y tal vez tendrían hijos. Quiso sacar aquel pensamiento de su cabeza, pero la presencia del prometido de esta lo hacía tener que controlarse aún más de la cuenta.

-S-si-

-Tengo una pregunta para ti. A mi izquierda hay una mujer llamada Nanami, del Clan Kai la recogí hace meses. Esta mujer es tu prometida ¿no es así?-

-NO, si su majestad la recogió. De ahora en adelante ella le pertenece- No era necesario mirar a Nanami para ver la expresión que tendría después de oír semejantes palabras. Si, seguramente su rostro reflejaría dolor, angustia y desconcierto. La mano que utilizaba como apoyo para su mentón se movió ligeramente producto de la rabia que le produjo aquel ser tan miserable, deseaba tanto destruirlo, que desapareciera como las gotas de lluvia.

-Que ser tan abyecto, ¡MATENLO!- Si estaba enfurecido, por que aquella mujer llamada Nanami podía sentir esa clase de sentimientos por un hombre que ni siquiera conocía, por un hombre que la había regalado, su hermoso rostro podía perder la serenidad y reflejar el dolor por las palabras salidas de la boca de ese hombre. La odiaba por hacerlo sentir de aquella manera, tan débil, tan vulnerable, pero por sobre todas las cosas le había hecho darse cuenta de la clase de persona que era; y eso era lo peor de todo.

-¿Por qué? ¿Por qué hay que matarlo?-

-Porque me disgusta-

-¿Así decide quitarle la vida a una persona?-

-Enciérrenlo. Preparen la ejecución para mañana-

-¡Espera! Tu comportamiento…-

-MUJER, YA NO TE NECESITO- en serio, ¿¡Qué clase de acción desesperada era esa!? Ahora ya nada de lo que pudiera decirle importaba, lo había decidido, era hora de liberarla de aquella jaula en la que la había encarcelado. Ahora que sabía que tal vez no se casaría con ese prometido suyo podría vivir sabiendo que sería feliz en cualquier lugar en donde ella quisiera estar.

Ya no la torturaría ni la perseguiría más.

¿Pero realmente ella había sido su prisionera, o el prisionero había terminado siendo él? Prisionero de una mujer como ella se dijo así mismo, mientras una leve sonrisa se formaba en su rostro, fue todo un placer haber sido encarcelado por ti…


Él es un rey que no sabe que desear…

Debía sentirse feliz de haber podido recuperar su total libertad, pero no era así.

Se preguntaba si el rey se habría cansado de jugar con ella, tal vez así era, todas las personas a su alrededor eran reemplazables para él; tal vez mañana la reemplazaría con una de las tantas mujeres de la corte, ya que cualquiera estaría más que dispuesta a complacer sus caprichos.

¿No cambiaras jamás?

Y pensar que comenzaba a comprenderte…

Eres como los pétalos de la flor de cerezo… te marchitas entre mis dedos.

Afuera la lluvia había sido reemplazada por una fría brisa. El viento jugaba con sus largos cabellos castaños. Había mucha calma ¿A dónde podría ir ahora? No tenía un hogar al cual regresar. Ni un prometido que la esperara…

"Ya no te necesito"

Los largos pasillos del palacio le parecieron demasiado cortos, deseaba tanto poder caminar por ellos un poco más, quería encontrarse con Tomoe una última vez, quería mirarlo a la cara y grabar en su memoria cada detalle de ella. "Tú, al menos no me abandones", eso había dicho la noche anterior, ¿acaso fue solo una mentira? Impotencia y dolor era lo único que podía sentir fluir atreves de sus venas, debía odiarlo hasta morir pero ese no era el sentimiento que carcomía su cordura ¿Cuándo comencé a querer estar contigo para siempre? Se preguntó mientras trataba de evitar que las lágrimas se desbordaran por sus lagrimales.

-Te odio Tomoe, te odio- enfurecida grito al vacío.

-Si no puede amarme al menos ódiame-

Sus pensamientos se detuvieron en seco, ahí estaba el, frente a ella.

Deseo tan desesperadamente, que la mirara, que la tomara entre sus brazos y la besara como siempre lo hacía, que la encerrada en aquella jaula negra para no dejarla escapar jamás, porque esta vez se quedaría con gusto.

Pero algo se rompió dentro de ella al ver que el emperador no cumplía sus deseos.

El dolor que sentía en el pecho no era ninguna sorpresa. Ya sabía que un corazón roto era algo más que una simple exageración.

-¡Oh! ¿Ha venido a decirme adiós? Es muy amable de su parte su majestad-

-Hmpf…solo he venido a tomar el aire- era demasiada la distancia que los separaba que Nanami no podía soportarla, quería estar más cerca de él, sentir su cuerpo cerca del suyo-No veo tu cara, enséñamela por última vez- pensó mientras se acercaba cautelosamente al desastre-¿No quieres nada de mí? Aunque me trates como a un juguete, no me molesta- masoquista era la mejor palabra para describir aquellos sentimientos, ya no le importaba el comportamiento de él ni siquiera su propio orgullo lo único que pedía a los dioses era poder permanecer a su lado.

-¡REY TOMOE!- un sonido sordo en el suelo hizo que sus facciones cambiaran a unas de completo horror. Tomoe había sido derribado por una puñalada en la espalda, la sangre brotaba de la herida, he inmediatamente Nanami se abalanzo sobre su cuerpo tratando de detener la hemorragia.

-¡LO CONSEGUI!-

-Eres Ryu, ¿Por qué lo has hecho?-

-Un…un desconocido vino a mi celda. Dijo que me ayudaría si…asesinaba al rey. Por eso…por eso yo…-

-¡BAH! Tengo una montaña de enemigos en el castillo. ¡Y para asesinarme me envían a un miserable insecto para no ensuciarse las manos!- escucho la voz de Tomoe mientras este se levantaba de sus brazos para encarar a su agresor. La herida parecía demasiado profunda y aun podía moverse, Nanami estaba asustada y no precisamente por ella si no por él.

-Pero ahora hasta un insecto como yo puede matarte. Ya que de todas formas, PERDISTE LA VISTA, DESPUES DE BEBER EL VENENO-


-Eres un soplón. Te voy a arrancar esa lengua de víbora… Nanami. Vete, pero quédate en el país. A partir de ahora no podre perseguirte- incluso si lo agitaban, si lo ponían a prueba…eso solo era una confirmación de lo mucho que amaba a Nanami. No temía asesinado por aquel sujeto, simplemente deseaba que ella saliera del castillo y que continuara su vida, lejos de él.

Aunque una parte de él deseo con todas sus fuerza poder retenerla más, quería conocer cada rincón de su mente y ¿por qué no? de su cuerpo también. Que cada parte de ella llenara todos los poros de su piel, ya que incluso si el mundo perecía aun tendría sed de ella.

Pero era demasiado tarde para pensar en eso, ahora estaba totalmente ciego, muchos de sus enemigos podrían aprovecharse de eso y tratar de matarlo. No quería que ella estuviese cerca de él mientras eso sucedía.

No soportaría ser la causa de que ella resultase herida en el camino.

-¡Estúpido rey! ¡¿Cómo puedes ser tan maleducado?!- tan maleducada como siempre, ya no podría ver su rostro, pero reconocería esa voz a donde quiera que fuera. Era como una melodía para sus oídos- Como te has dado cuenta que ya no puedes protegerme, me apartas. ¡¿Así piensas protegerme?! ¿A dónde quieres que valla? Yo solo quiero…-¿Qué podría querer ella de él? Se preguntaba mientras sentía la presencia de Nanami posarse en frente de él.

¿A caso lo estaba protegiendo? ¿No lo odiaba, a pesar de todo lo que había hecho? Ella realmente era una mujer que lo sorprendía a cada momento, siempre esperaba que hiciera algo, pero terminaba sorprendiéndolo de la manera más extraña.

- ¡Apártate! ¡Si no, te matare a ti también!-

-¡NANAMI!-

Que mujer más testaruda, ¿estaba dispuesta a morir por él? No lo permitiría, una vida sin ella no podría imaginarla. Rápidamente se levantó jalando a Nanami de la muñeca apartándola de la filosa espada e inmediatamente lanzo una patada al estómago de Ryu aventándolo unos cuantos metros lejos de ellos, donde termino tirado e inconsciente. Aunque no pudiera ver, sus demás sentidos no le habían fallado.


-¡REY TOMOE!- grito horrorizada al ver caer el cuerpo del emperador por segunda vez-¡OH NO! ¿Está muerto?-pregunto en voz alta mientras desesperadamente se abalanzaba sobre el cuerpo de Tomoe.

-¡NO ESTOY MUERTO IDIOTA!- suspiro aliviada al verlo moverse entre sus rodillas. Por primera vez después de haberle negado el mirarla, sus ojos estaban dirigidos en su dirección, aun así no podía verla. Estaba ciego.

-¿Y su herida?-

-No es nada comparada con las heridas que sufrí en el campo de batalla-

-Y pensar que me ha protegido…lo siento- las lágrimas que anteriormente se habían a galopado en sus ojos, se derramaron silenciosamente por sus mejillas, él ya no podía verla. Y eso hacía que se sintiera como un fantasma ante él.

-Cómo voy a tener que vivir así, tarde o temprano llegara el momento en que me maten, y aunque deba perder lo que tengo. Quería que me vieras morir con una sonrisa…Sin embargo- sus manos se posaron en su pelo, mientras que su corazón estaba a punto de consumirse. No podía respirar pero tampoco quería hacerlo. -No pensé que me entristecería la idea de no poder ver tu rostro- podía sentir su aliento en la mejilla, solo pasaron unos cuantos segundo antes de que en su cuerpo comenzara a arder un fuego incontrolable. ¿Acaso no siente el fuego entre su cuerpo y el mío? ¿O solo arde el mío? Se preguntaba mientras trataba de mantener controlada su respiración ¿Su pulso también se desencadenara en sus venas como el mío?

-¿Qué ibas a decirme hace un momento? ¿Ibas a decirme algo, no?- su corazón se batía impetuosamente contra sus costillas. Este placer era casi doloso. Tomoe ya no podía verla, pero aun así sentía su mirada inquisitiva sobre ella. Aparto su mirada velozmente, se sentía totalmente abochornada al recordar aquellas palabras que salieron de su misma boca, ya era demasiado tarde: las palabras estaban en el aire.

-No te quedes callada. Déjame al menos escuchar tu voz- su corazón se deshizo cuando sus ojos se encontraron con los de él. Inmediatamente intento apartar la vista, sintiéndose tonta en el proceso, el ya no la podía ver, pero aun así sentía como si la estuviese acorralando con aquellos hermosos ojos ambarinos, la sujeto de la barbilla de modo que le fue imposible tratar de escapar de ellos.

- ¿Nanami?- sus ojos le hacían olvidar cualquier mortificación y el deseo de no volver a hablar jamás. Los hombros se le encogían mientras percibía un mariposeo en el vientre. La piel le quemaba donde rozaba la suya, la sensación era mucho mejor de lo que ella había imaginado.

El emperador era feliz a su lado, más feliz que en cualquier otro lugar. Y ella…ella también lo era.

-Yo solo quiero quedarme a TU LADO- vio su rostro a escasos centímetros del suyo. Su cuerpo se sublimo, perdiendo totalmente el control y ahora era el, era quien la dominaba. Su respiración se movió al unisonido, la de Nanami, salvaje y jadeante y la de Tomoe, feroz casi como un rugido.

En aquel beso pudo entender que amar a Tomoe la hacía sentir más segura que en cualquier otro lugar que hubiera podido imaginar.


Este es mi lugar. Este es mi nuevo destino.

FIN

N.A: Bueno esta historia ha llegado a su fin, espero haberlas complacido. Muchísimas Gracias a todas a esas personitas que me dejaron un comentario, realmente siempre agradezco que me lean, eso me hace sumamente feliz :D

Cualquier comentario sobre este capítulo, será bien recibido, esta vez responderé dudas y sugerencia. No sé si más adelante hare otra historia de esta parejita espero que sí, pero después de que acabe mis historias retrasada.

Solo quiero finalizar agradeciendo de nuevo a TODAS las personas que me hayan leído, de verdad GRACIAS!