Elfen Lied pertenece a Lynn Okamoto. ¡Bendita obra la suya! Esta ficker tan solo ofrece su versión final del manga y anime.


Cαstitαtis Lilium

Lucy lloraba como una niña pequeña abrazada a Kōta. —Lo he soportado todo para que llegara este día —dijo, con los ojos carmesíes lacrimosos.

Kōta tan solo la miró con suma tristeza.

Lucy sacó un bisturí de entre sus ropas

—Kōta , mátame por favor —suplico al atónito chico.

—¿Qué?—preguntó él, con los ojos desorbitados.

—Este mundo es un infierno, Kōta y yo… me lo merezco. Sí, lo que no merezco es que tú me ames. Yo te hice infeliz, yo maté a tu familia… frente a tus ojos.

Kōta la acalló posando un suave dedo sobre sus labios.

—Mírame —le pidió.

Lucy levantó la vista. Azul y carmesí se encontraron.

—Tienes razón, este mundo es un infierno. Tienes razón, me hiciste infeliz al matar a mi hermana y a mi padre. Pero, aunque suene contradictorio, también me has hecho feliz.

Lucy lo miró incrédula, ella era una asesina. Era mala, un demonio; ella había robado la felicidad de muchas personas, incluso la felicidad de su amado Kōta.

—Aquella niña solitaria —dijo él, pasándole una mano por el rostro— quien adoraba mi cajita de música, la que me acompañó unos días en el mejor y a la vez más trágico verano de mi vida eres tú. Aquella niña que mató a mi familia porque me creía un mentiroso eres tú, Kaede. Aquella joven que escapó de ese horrible encierro eres tú, Lucy, y la jovencita inocente a la que rescatamos de la playa eres tú, Nyū.

—Durante todos estos años he soportado la peor de las torturas, tan solo esperando que llegue el día en el que te pueda pedir perdón a la cara. Con ello no revivirán los muertos, pero con tu perdón mi alma se sosegará un poco ¡Perdón, Kōta, perdón! —Escondió su rostro en el pecho del muchacho, sin dejar de sollozar. Recordó a sus primeras víctimas y también a aquella niñita asustada, a quien le arrebató de tajo la vida frente a su hermano. «Mentiroso», le había dicho llena de ira y dolor. Se sintió sucia, olorosa de sangre y muerte.

Kōta volvió a abrazarla, al ver que sus lágrimas volvían a asomarse por sus ojos de rubí enterrados en su playera.

—Nunca te perdonaré lo que le hiciste a mi familia —aclaró— y si vuelves a matar aunque sea a un solo ser viviente. A alguien que respire, entonces, Nyū, te odiaré por siempre. Además, ¿quién dice que el monstruo eres tú y no los humanos?

Lucy lo miró confundida. —Nací para matar. Mírame y lo verás a simple vista.

—Puede ser —concedió Kōta—, pero fuimos los humanos quienes te hemos obligado a que seas. Sí —afirmó, ante la atónita mirada de la chica—, fuimos nosotros. Incluso yo. Creíste que te traicioné como los otros, y los otros se burlaban de ti. Los otros experimentaban contigo. ¿Quién es el monstruo ahora? Eres el fruto de nuestros pecados.

»Para mí, sin embargo, no eres ni Lucy, la asesina; tampoco Kaede, eres la más dulce de todas. Tu verdadero yo es Nyū.

—¡Basta! ¡Basta, Kōta, basta! —lo interrumpió Lucy, todavía llorando—. ¿Recuerdas la promesa que me hiciste? ¿Qué si me volvía una asesina me matarías? Demuéstrame que eres diferente a los demás. ¡Cumple tu promesa! ¿No entiendes que no soporto más? ¿No ves que la muerte es un descanso para mí? ¡Déjame descansar! ¡Máteme, Kōta, hazlo! —suplicó—. Demuéstrame que sí eres diferente —susurró al final.

Kōta se acercó a ella más a ella; Lucy le extendió el bisturí.

—Tan hermosa, tan amena, tan pura, Nyū. Lilium, lirio puro —susurró Kōta, dándole un fuerte abrazo y besándola.

Las lágrimas de ambos se mezclaron con la savia carmesí que brotaba del cuello de Lucy.

—Gracias —susurró Lucy, antes de cerrar los ojos, en su rostro de lirio por fin había una sonrisa de paz.

—Lo siento, Nyū. Ahora descansa.

Para siempre.

*—

«Pasaron ya muchos años desde aquel día, recuerdo que luego comenzó a llover, las gotas de lluvia se llevaron nuestras lágrimas y tu sangre. La lluvia se llevó todo tu dolor.

Aún te recuerdo. ¡Cómo olvidarte! A pesar de nunca más poder verte, estás en mi mente, siempre vengo aquí, cada verano, en donde nos conocimos, en donde escuchamos esa melodía que nos unió, en donde jugábamos aquel verano… Cumplo mi promesa. "Nos vemos aquí, como siempre". ¿Lo recuerdas? Estoy aquí para ti,como siempre.»

—¡Papá! ¡Mira, aquí hay algo enterrado! —anunció Nyū, mirando a Kōta y señalándole algo entre las rocas que cubrían los restos del que alguna vez fuera el perrito de Lucy.

Kōta se acercó donde su hija y vio una pequeña botellita llena de tierra con un papelito adentro. La sacó de entre las rocas de la tumba.

Cuando Kōta leyó el mensaje comenzó a llorar. Podía ver nítida la imagen de Lucy cuando niña, sonriéndole.

—¿Por qué lloras papá?— preguntó Nyū, con inocencia.

—Mi amiga, la de hace tantos años… ¡Por fin la pude ver! —soltó Kōta, aún sollozando.

—¡Hola! —saludaron dos voces al unísono.

—¡Las hermanas Kaede! —chilló Nyū, sorprendida—. ¿Qué hacen en medio del bosque? —les preguntó.

—Vinimos a ver a un viejo amigo —respondieron al unísono y cuando Kōta se dio la vuelta para verlas mejor creyó que lo que veía era un engaño de sus ojos…

Quizás todo vuelva comenzar de nuevo… pero esta vez será distinto, será para mejor.

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—¿Se merece un review?


Bitácorα de Jαz: estoy de paso por mis fics, y este, a pesar de la narración sencilla y corta, me gusta mucho. Es como un hijo pequeño de quien una se siente orgulloso a pesar de sus travesuras (?)

Repasando el manga, y leyendo lo que me corresponde como estudiante de ciencias, puedo decir que siento horror y vergüenza por todo lo hecho «en nombre de la ciencia». La realidad y la ficción apenas tienen una frontera difusa.


Editαdo el 25 de septiembre de 2014, jueves.

¡Jajochecha pevê!