Los personajes no me pertenecen, pertenece a la magnifica Stephenie Meyer;

en cambio esta idea es de mi loca cabeza.


.

.

-¿Y ese beso fue porque? – dijo, su voz ya no estaba cubierta de ira, sino ahora lo cubría una dulzura infinita.

-No quería que me recordaras como la princesa mentirosa, sino como la chica que conociste. –dije.

El me miró a los ojos, ahora miraba mis ojos con desesperación, como queriendo creerme, yo también quería creerle.

Suspiré, lo miré por última vez e hize lo que jamás debía hacer. Salí corriendo lejos de su alcance.

.

.

.

Subí las escaleras lo mas rápido que pude, ni siquiera me importo que mis padres y los reyes Cullen incluidos Alice y Rose me vieran correr de esa manera, como si estuviera escapando del mismísimo demonio.

Porque eso es exactamente lo que estaba haciendo, escapando de mis demonios, los demonios que me han perseguido toda mi vida.

Jamás quise que esto sucediera, jamás quise enamorarme, aunque este haya sido tan corto que no lo haya podido disfrutas. Y a pesar de que este encuentro había sido corto casi había podido deleitarme con la alegría de sentirme frágil, sé que es raro que me alegre de esto pero pon un pequeñísimo momento pude sentir lo que se sentía ser alguien normal a quien la lastimas y su mundo se destroza o la alegría de un primer amor y sentirse libre.

Sin embargo, a pesar de por fin poder decir lo que una chica normal de mi edad diría Me rompieron el corazón todo esto se opacaba con la agonía de perder aquel sentimiento, caer en la realidad sabiendo que engañaste y fuiste engañada, el saber que conociendo esos sentimientos te hacia una mas del montón, alguien corriente. Y no es que creyera que era insignificante, era el miedo de creer que por caer a ese hoyo de dolor y tristeza te seria imposible o difícil de salir de ahí.

Entre apresuradamente hacia mi habitación y cerré la puerta con mas fuerza de la que quería. Me apoye en la puerta mientras lagrimas silenciosas resbalaban de mis mejillas. Oí a mi madre gritando mi nombre y disculpándose con los reyes por mi absurdo comportamiento, luego siguió gritándome para que bajara.

Pero ahora eso lo menos que hacia era importarme porque estaba enojada, no con mi madre ni con los reyes ni con el mismísimo Edward, sino conmigo misma. Una princesa debía ser fuerte, afrontar sus errores y aunque estuviera muriendo por dentro debía levantar la cabeza y sonreír, hacer feliz a todo el mundo.

Eso es lo que mas odiaba, mi deber de hacer feliz a todo el mundo. Esa era la razón más importante para que creyera que yo podría gobernar y ser una buena reina. Porque no podía evitar odiar hacer feliz a todo el mundo. Que si el mundo quisiera algo yo tendría que dejar mi propia felicidad para ponerlo feliz. Mi abuela había cometido ese error, por hacer feliz a su pueblo había dejado su felicidad a un lado.

Cuando ella no era mas que una joven princesa se había comprometido con un joven de buen corazón pero en ese tiempo las cosas eran muy diferentes, su padre seguía con esos ideales de hacia tantos años Los nobles con nobles, no con campesinos decía él. Mi abuela lucho con esos perjuicios pero al parecer eso jamás seria suficiente para el reticente rey, que seguía con esa idea utilizada desde hace mucho tiempo atrás.

Tiempo después su padre murió de una cruel enfermedad que deterioro su cuerpo, mas en su lecho de muerte el ultimo deseo para con su hija fue que se comportara como una gran reina. Y eso hizo. Al poco tiempo de morir la joven princesa se tuvo que comprometer y ¿adivinan con quien lo hizo? Así es, lo hizo con un noble. Ella dejo toda su felicidad que le provocaba ese muchacho para casarse con un apuesto noble. El noble era de buen corazón, apuesto y compartía sus mismos ideales, ambos contrajeron nupcias 2 meses después de la muerte del rey y 1 mes después de haber roto su antiguo compromiso.

A pesar de todo lo que paso la historia nunca fue contada de otra manera más que la real, todos adoraron a mi abuela ya que apreciaban todo el sacrificio que había hecho. Aun así mi abuela –aunque yo jamás la conocí- nunca se arrepintió se haberse casado con ese noble, ya que según decían aunque jamás se llego a enamorar de él, fue su mejor amigo.

Una hermosa historia que aunque no tuvo un gran final feliz donde el amor venciera todas las barreras, fue una historia ideal para enseñarle del verdadero sacrificio y el valor a una joven princesita de tan solo 8 años que apenas comenzaba a entender lo que le depararía para su futuro.

Mi madre me contaba esa historia todas las noches, aunque yo siempre la encontré absurda. Incluso cuando crecí me pareció -mas que una historia de valentía- una historia llena de tragedia e infelicidad donde tanto mi abuela como el noble y el pobre muchacho rechazado salían perdiendo, ya que tenían la certeza de que vivían en un engaño y si no lo sabían entonces eran lo suficientemente estúpidos como para no darse cuenta de que el único ganador en sí, era el pueblo y que el ingrato pueblo solo lo recordaría por un par de meses para luego olvidarse de él. Ellos jamás apreciarían el verdadero dolor que debió suponer para mi abuela dejar todo lo que le hacia feliz para complacer a alguien que ni siquiera lo valoraría verdaderamente.

Po eso me encontraba aquí ahora, llorando contra la puerta, por miedo, miedo a no tener esa cualidad de ser lo suficientemente valiente de hacer verdaderos sacrificios. A que una vez sentada en el trono donde me coronarían como reina, a no ser capaz de sobreponer mi felicidad por encima de las necesidades de mi pueblo.

Mi padre solía decirme que tan solo era una adolecente y que ya llegaría el momento en el que todas esas cualidades salieran en mi a flote, pero aquí estaba yo con el mismo temor que siento desde que me di cuenta de que no podría con todo eso.

Demonios, ya tenia 21 años, según yo misma esa era la edad tope para madurar y asumir las responsabilidades del futuro, pero parecía que ese momento jamás llegaría y la espera me estaba matando.

De pronto escuche que mi celular sonaba y estiré mi mano para alcanzar el celular que estaba junto a mí.

-¿Hola?- mi voz sonó demasiado débil y ronca producto de los sollozos. Me limpié con el dorso de la mano las lágrimas mientras me levantaba para sentarme a la cama.

-¿Bella? ¿Qué sucede? –la voz de Jasper sonaba preocupada y aun así distante, como si estuviera perdido en sus propios pensamientos- ¿Has estado llorando?

-No es nada, Jasper. No te preocupes te lo contare luego. –dije ahora un asunto mas importante llenaba mi mente. -¿Qué sucedió con Alice?

Mi repentina pregunta lo dejo sin habla por unos segundos.

-¿Alice te dijo algo? –la voz de Jasper sonó melancólica.

-Solo me dijo que habían tenido una gran pelea.-

-Fue mi culpa, Bella. Estaba tan alterado con lo repentino que sucedieron las cosas, con mi nueva vida que creo que sentí que no estaba listo –sonó desesperado.-Jamás fue intención hacerle eso yo l…

-Basta Jasper, no es a mí a quien deberías dar esas excusas. A mi no fue a quien lastimaste. Peleaste con ella así que con ella deberías disculparte, no conmigo –mi voz sonó mas dura de lo que pensaba, no soportaba que ellos pelearan por razones que se podían hablar.

-Bien, lo siento, solo creo que…bueno yo…explote.

-Sí, ya lo creo.

-Bien, la llamare ahora y….

-¡No! Escúchame bien Jasper, te amo, eres mi mejor amigo en todo el mundo pero a veces eres de lo más torpe.

-¿Qué quieres decir?- dijo dudoso. Rodé los ojos, necesitaban más mi ayuda de la que creía.

-Sabes bien que Alice esta herida y en su estado no creo que la mejor idea seria disculpare por celular.

-¿En su estado?- pregunto.

Mierda. Ya metí la pata.

-Sí ya sabes, toda triste y eso-dije lo mas tranquila posible. Pero Dios sabía que no me había dado el don de poder mentir.

-Vamos Bella, eres mala mintiendo. ¿De que estado hablas?-preguntó tercamente.

-Te prometo que te lo diré. Después.-si se lo diría, solo que no por teléfono.

-¿Después de que? –su voz sonaba llena de ansiedad.

-Después de que saques tu trasero de Inglaterra y vengas para España. –dije trazando un plan, tal vez podría pedirle ayuda a Emmet en esta misión. Necesitaba un auto.

-¿Hablas en serio?-pregunto atónito.

-Sí, y por tu bien espero que elijas el vuelo más próximo. Llámame cuando sepas el horario de vuelo, te estaré esperando en el aeropuerto. Te quiero, Adiós.

Le colgué sin esperar una replica, mi teléfono empezó a sonar de nuevo como loco, pero lo único que hize fue apagarlo.

Mire mi rostro en un espejo, mis ojos estaba hinchados por el esfuerzo -con el rímel corrido, a pesar de que no usé mucho- a que no salieran las lagrimas. Las lágrimas que habían caído estaban secas por mis mejillas y tenia la nariz roja. Estaba espantosa, decidí darme una ducha para calmar mis nervios y de paso cambiarme la ropa, ya que como el vestido era blanco, y había estado mucho tiempo sentada en el suelo se había manchado de polvo.

Entre a la ducha sintiendo como el agua caliente se llevaba mis problemas y me relajaba. Salí del baño y me envolví en una toalla mientras buscaba algo que ponerme de mi maleta.

Cogí una bonita blusa de color azul con botones al frente y encima una chompa negra, me puse unos jeans simples que solía usar en mi casa y unos botines azules, una chalina la cual me ajuste y unos guantes del mismo color que mi chalina.

Caminé hacia mi tocador y me amarre el cabello en una coleta desordenada con algunos mechones salidos, me retoque el maquillaje ya que con las lágrimas se había corrido.

Prendí el celular de nuevo, cuando la pantallita por fin se cargo apareció un aviso.

10 llamadas perdidas de: Jasper.

Bufé y solté una risita. Pobre Jasper, aunque eso me recordaba que tenía que avisar a Emmet que haríamos un viaje al aeropuerto.

Abrí la puerta y baje cuidadosamente las escaleras, con la esperanza de que todos se hayan dio a dormir y poder despertar solo a Emmet. Mi mala suerte me acompañaba, todos –incluidos Alice y Edward- estaban sentados en la sala. Como si hubiesen estado esperando mi llegada.

Bajé la mirada, me sentía como una niñita regañada que bajaba después de una rabieta.

Mi madre fue la primera en levantarse yendo hacia mí con expresión seria.

-Bella, tienes que acabar con esto, ya eres grande no puedes hacer rabietas cada vez que se te ocurre.-dijo tratando de cohibirme. La ignoré, ya había escuchado frases como esas de ellas, tratándome como si aun fuera una niña.

Pase por su lado y de reojo vi a Edward, no me miraba, mantenía sus ojos apartados de mí, pero jamás con la cabeza abajo.

-Vaya, Bella 4 cambios de ropa en un día, que vanidad-me dijo Emmet en tono de broma. Le sonreí. Por supuesto era el único a quien no le importaba mis rabietas ya que sabia que no eran solo eso, pero jamás me pedía explicaciones a menos que yo se las contra a voluntad.

-Emmet, me preguntaba si me acompañarías al aeropuerto. –dije esperando a que dijera que sí. Y entonces todos explotaron.

Mamá gritándome lo desconsiderada que era por querer irme solo porque el lugar no cumplía mis expectativas, papá diciéndome que era de mala educación hacer eso, Esme y Carlisle tratando de hacerme sacar que era lo que me disgustaba de este lugar y los demás tan solo se mantenían callados. Mire a Edward, el me miraba como suplicándome que no me vaya.

-BASTA, Tranquila madre, no me iré, solo pienso hacer un viaje recoger a alguien. –dije inventando una excusa rápidamente, aunque también me interesaba saber cuando llegaría ella.

Santana, casada desde hace un año con Jeison, eran ambos grandes amigos míos y aunque ellos ya eran reyes de Suecia, tras la muerte de los padres de Santana, gobernaban de forma justa y noble.

Mi madre parecía calmarse un poco al saber que no me iba pero aun así me miraba con desconfianza.

-Iré a recoger a Santana-dije rápidamente, cogiendo del brazo a Emmet y llevándomelo –Regresare pronto.

Corrí hacia el auto de Emmet estacionado cerca de las rejas. Voltee a ver a Emmet.

-Listo Bella, nadie puede escucharte, ¿a quien vas a ir a ver? –alzo sus cejas.

Suspiré.

-Entra al auto, te lo explicaré en el camino.

.

.


Holi!

Losé, soy despreciable Tanto tiempo sin subir ningun capitulo ya me estaba volviendo loca, pero la inspiracion solo vuelve cuando estoy demasiado ocupada! Asi que a pesar de que mañana hay examenes estoy hciendo un esfuerzo sobrehumano para complacerlas.

Perdon por las faltas ortograficas ya que lo hize a tiempo veloz, un record de 6 paginas de word en 1 hora ¿a que es impresionante?

Bueno siento haberme tardado tanto y BESOS!

Pasense por mi otro fic DE LITERATURA A CRIMINOLOGIA!

Besos.

DEJEN REVIEW!