Para el cumpleaños de Law quería escribir algo, así que pensé en hacer un capítulo extra en éste fic. Espero que os guste, la verdad Cirugía es el fic que escribí más a gusto. Tal vez haga algunos extras más, no sé.

Disclaimer: One Piece sigue sin pertenecerme, tan sólo Maya y ésta historia.

Gracias por leerme!

Capítulo Extra- El cumpleaños de Law.

No se escuchaba nada en su cocina. Todo era silencio, pese a haber tres personas potencialmente ruidosas en ellas. Bueno, mentira, sólo dos de ellas lo eran. Killer no se podía clasificar en esa categoría, además de que se habia quedado con la misma cara que la propietaria del apartamento, quién observaba la caja que le habían dejado encima de la mesa de madera.

-Estarás de coña.- Deseó.

Maya estaba sosteniendo entre sus manos unas elegantes bragas de color negro. Ya habia examinado el sujetador que hacia conjunto y las medias, junto con las orejas de gato que por algún motivo le habían regalado a cierto atractivo chico cuando las compró.

-No.

Si habia algo que la castaña habia aprendido desde que llegó a Grand Line era que aquel tipo de bromas no eran características de su mejor amigo. O al menos no las llevaba a cabo con ella, por lo que al final el resultado era el mismo.

-Puedo... ¿puedo saber a qué viene éste regalo?- Miró a Kid ampliar su maliciosa sonrisa, y un pensamiento fugaz pasó por su cabeza.

-Pruébatelo.- Fue toda su respuesta, mirándola atentamente, intimidándola. Habia algo de tensión en la sala, y Killer se limitaba a mirar la escena con no poca curiosidad. La verdad era que entendía el por qué de aquel extraño gesto.

-¡No voy a probármelo frente a vosotros! Es vergonzoso...

-¡No dije eso!- Kid se volvió rojo de repente. Se quedó parado viendo a Maya e imaginándola inevitablemente con el conjunto que habia comprado.

-¡Pero si tienes rojas hasta las orejas! ¿¡Qué es lo que quieres decirme con éste regalo!?- La chica le tiró el sostén a la cara y se le quedó colgando durante un par de segundos, dándole una vista bastante patética del pelirrojo.- Dios, qué vergonzoso...

El chico puso la prenda en la caja y se la tendió a Maya, quién la cogió casi por inercia y la examinó una vez más, mirándo con el entrecejo fruncido a Kid.

-Esto es para que se lo muestres a Law.- De nuevo regresó la sonrisa maliciosa en el rostro del chico, y ella se imaginó una escena que la hizo enrojecer toda ella. Ambos chicos se rieron ante esa imágen.- Por tu cara, estoy convencida de que sabes hacia dónde van los tiros.

Pasaron tres segundos.

-¡Cuando te dije que no sabía qué regalarle no me refería a ésto!- Señaló repetidas veces la caja y el rostro de su amigo.

-Pero si ya lo habéis hecho, ¿no? En Agosto...- Empezó Killer. Ella le dirigió una furibunda mirada para que no continuara.- Aquella noche en que hicimos una fiesta en la playa. Tú y Law os fuistéis en su coche y...- Un intento de golpe, que terminó en el aire.

-¡Cállate, por favor!- Estaba increíblemente avergonzada. Era cierto que lo habían hecho aquella noche, pero no era tan atrevida como para aparecer con ese conjunto tan sugerente.- De todas maneras, no hay forma de que ésto pueda contar como regalo de cumpleaños.

-Pues yo creo que le gustaría.- Kid dejó de lado el tono burlón de su voz y se sirvió él mismo una bebida de la nevera de su amiga.- Su obsesión por ti no tiene límites. Yo creo que incluso tu psicópata mente no tiene nada que hacer contra la suya.

-Yo no tengo una mente psicópata...

Kid y Killer se miraron entre ellos, no muy convencidos, y el rubio decidió recordarle la vez en que a Law se le acercó una chica en una fiesta y ella casi rompe la botella de cerveza por estar conteniendo su rabia.

-E-eso es distinto...

Y también aquella ocasión en que fueron a hacer ráfting hacia el norte de Sabaody y Law tuvo que quedarse en el hospital en el que trabajaba. Maya habia estado repitiendo maldiciones todo el rato, dirigidas a una de las enfermeras sexis que también estaban en el South. Por culpa de su obsesión, aquella vez estuvieron a punto de tumbar la barca.

-¡Pero qué exagerado! Ése fue Luffy, que no dejó de moverse y provocó que Franky se cayera de golpe a un lado.

-Da lo mismo.- Kid la señaló con una sonrisa burlona.- Pero aún con eso, creéme que le gustará que aparezcas en plan sexy y le seduzcas. ¿Te lo he dicho, no? Su mente psico-obsesiva es mucho peor que la tuya.

-Exageras.- Maya cogió la caja y guardó el conjunto en un cajón de su habitación, regresando a los dos minutos para sentarse en la mesa.- No sería capaz de hacer algo así.

...

Aquella misma tarde, la castaña había quedado con Trafalgar Law. Estaba más ansiosa que de costumbre, todo por no dejar de pensar en la sugerencia de Kid. Si lo hubiera matado en ese momento, las cosas ahora serían un poco menos vergonzosas.

-Dos cafés con leche.- Law pidió también por ella y la observó atentamente.- ¿Estás bien?

"Le gustará que aparezcas en plan sexy y le seduzcas". Esas palabras no dejaban de resonar en su cabeza y con tan sólo pensarlo enrojecía hasta las orejas. Deseaba, oh, sí, cuánto lo hacía, que su novio no pudiera leer su mente.

-Sí.

-No quiero que me regales nada.- Aclaró el moreno, leyendo parte de sus pensamientos mientras sonreía, como de costumbre, de un modo algo enfermizo.- A menos que sea algo no apto para menores.

Ella sonrió nerviosa. Joder, tanto tiempo con él y aún no podía acostumbrarse a sus comentarios. Y eso que le encantaban.

Llegó el camarero para dejarles el café a ambos y miró por unos momentos a Maya. Ella le devolvió la mirada confundida, aunque el chico pronto la apartó. ¿A qué vino aquello?

-¿Por qué has dicho eso...?

-Kid me ha contado que tienes un regalo que va a encantarme.- El chico apoyó su cabeza en la palma de su mano izquierda, mientras sorbía complacido de su bebida amarga. Ella tuvo que toser un poco porque se había atragantado.

Ese maldito pelirrojo... iba a quemarlo en una hoguera, tal y como se hacía con las brujas en la edad media. Era de lo peor, casi diría que la había traicionado con eso. Cuando lo viera se colgaría de su cabeza y haría fuerza para que, con su peso, su nuca se rompiera. Entonces le pediría a Killer, muy amablemente, que le arrancara la cabeza y la colgaría en la entrada del instituto para que quedara claro que a ella no se la traicionaba. Luego le daría su cuerpo de comer a los cerdos, sí, eso haría.

-Deduzco que así es.- Maya era muy fácil de leer.- ¿Qué te parece si vamos a dar una vuelta en coche?

Frases de doble significado que enrojecían a la chica. Asintió con la cabeza y se terminó pronto su café, igual que el chico. Se dirigieron a la barra a pagar, dónde el camarero de antes les atendió con una sonrisa.

-Dos cafés con leche.- Maya puso el dinero en la barra y esperó a que le devolviera el cambio. Cuando el chico lo hizo, Law puso su gorro en la cabeza de Maya y con la mano en ésta, la giró para besarla con ímpetu. Todos los que presenciaron esa escena, incluída la misma Maya, se sonrojaron ante ella.

Law recogió el dinero y sonrió maniáticamente al joven, mientras salía junto a la castaña del bar. Ella aún tenía el sombrero, y estaba bastante nerviosa y temblorosa por lo que había sucedido. Le gustaba ese lado posesivo.

El moreno le abrió la puerta del coche y luego entró él, conduciendo hasta las afueras de Sabaody, en un camino forestal. Maya sabía qué era lo que quería, y cuando se posó encima de ella para besarla correspondió ansiosa tan bien como pudo.

-¿A qué ha venido lo de antes?- Preguntó cuando pararon a coger aire. Law sonrió contra sus labios mientras la besaba. Bajó sus labios poco a poco y desabrochó la camiseta de Maya para trazar un camino de leves mordiscos que llegaba hasta sus pechos. Ella suspiró cuando el moreno posó una de sus manos en su pecho.- L-Law...- Intentaba decirle que no tenían preservativos y que no debían precipitarse sin ellos. Él encerró de nuevo sus labios y la rodeó, quedando sentado encima de ella, en el asiento del copiloto, y apretándola contra él. Se relamió.

-Estoy deseando que sea mañana.- Apartó con una mano los cabellos que cubrían el cuello de su novia y dió un pequeño mordisco que le dejaría marca. Se apartó con una sonrisa maniática de las suyas y regresó a su asiento. Antes, sin embargo, se ocupó de volver a abotonar la camiseta de la chica. Levantó la cabeza y encontró a Maya bastante sonrojada. Podría estar muy loca cuando quería, pero en momento como ese realmente se avergonzaba rápido. Le dió un beso y mantuvo una pequeña lucha con la lengua de su acompañante.

...

-Hoy es el día, Maya.- La chica estaba terriblemente avergonzada mientras se miraba en el espejo. Llevaba la ropa que Kid le había comprado. No sabía exactamente si debía o no hacerlo, o si simplemente tendría el valor para intentarlo.- Te ves muy sexy, ese maníaco no podrá resistirse.- Bonney era quién estaba con ella en el cuarto de baño, halagando su aspecto. Quería morirse.- Si yo me pusiera eso, ten por seguro que Killer no tendría sangre suficiente por derramar.- Empezó a hablar más para sí misma y Maya decidió ponerse algo encima, completamente avergonzada.

-Entonces no sé por qué siempre mantienes las distancias con él.- Comentó ajustándose la camisa.

-Son hombres.- Le restó importancia.- No puedo dejar que él lleve la delantera o terminaré perdiendo. Ya sabes: en el amor, el que da el primer paso pierde.

-Puede ser.- Se miró de nuevo en el espejo, respirando hondo.- Pero con esos pensamientos es como si no trataras a Killer como tu pareja, sino como un enemigo.

La pelirosada la miró por un momento y le revolvió el cabello entre risas. Abrió la puerta y se dirigió al comedor, dónde Kid y Killer estaban charlando sobre quién sabe qué, y se sentó encima de su rubio, quién sonrió mientras le daba un apasionado beso.

-Estoy hasta los cojones de ser una maldita vela.- Dijo Kid, levantándose con la intención de marcharse. Entonces apareció Maya.- ¿Te has decidido?- Ella asintió nerviosa y una sonrisa maliciosa se posó en el pelirrojo.- Asegúrate de grabar su cara. Al menos quiero reirme un rato.

-¡Claro que no voy a hacer eso! No pienso dejar que me veas con ese maldito conjunto, ¿sabes?- Le miró de reojo, sin fiarse de lo que diría su amigo a continuación, pero igual que Bonney se limitó a revolverle el pelo con una sonrisa.- Deberías encontrar novia.

-No creo que haya nadie interesado en mí.- Se despidió y lo vieron subirse a su moto desde la ventana.

Maya se sentó al lado de la apasionada pareja y se hundió en sus pesimistas pensamientos: ¿Y si se reía de ella? ¿Y si le daba asco vestida con esa poco ropa?

-No pienses en eso.- Bonney estaba junto a ella.- Ya te lo dijimos, ¿no? Su obsesión por ti no conoce límites. Le encantará, creéme. Según lo que me contaste, él mismo no quiere algo "apto para menores".- Le guiñó un ojo y ella enrojeció. Joder, ese asunto era lo más vergonzoso que había hecho en su vida. Incluso peor que haberse declarado al mismo Law borracha.

...

La noche había caído y Maya se encontraba en la cama tapada con la manta. Killer, Bonney y Kid la observaban, por eso evitaba que pudieran ver el conjunto que, efectivamente, llevaba puesto. ¿Por qué no se iban y la dejaban sola?

-Creo que las velas las deberíamos poner aquí.- ¿Y qué coño le importaba a Jewerly dónde ponían las velas? Estaba ansiosa, estressada y nerviosa como nunca antes. ¿Acaso no podían verlo?- Vámonos, Law va a llegar en cualquier momento.

-Suerte, Maya.- Killer sonrió.- Espero que sigas entera mañana por la mañana.

Tras un par de insultos bastante groseros e improvisados, el trío de locos salió de su habitación. Ella respiró hondo, y empezó a mentalizarse de lo que debería decir. Nunca había hecho algo como eso.

-Oh, vaya, Law, ¡qué sorpresa!- Mierda... No habían tenido tiempo de marcharse.

-Yo no creo que esto sea una sorpresa.- Le dijo a Kid, quién colgaba de su hombro como si se tratara de su mejor amigo.

-Oh, no seas así. Alguien te está esperando en la habitación.- Le guiñó un ojo y salió arrastrado por Killer y Jewerly.

Law caminó por el pasillo hasta llegar frente a la puerta de la habitación de Maya. Estaba claro quién lo esperaba. Se relamió los labios tratando de imaginar las múltiples escenas que ocurrirían y, cuando pensó en la imagen de su chica esperándole allí, se dijo que debía dejar de imaginar para ver.

Abrió la puerta.

Maya, sonriendo con el rostro enrojecido, con un conjunto negro muy sugerente y atractivo, y unas orejas de gato que a saber de dónde las había sacado y mirándolo a los ojos. Joder...

Se quitó el gorro y la camisa tras cerrar la puerta. Sonrió como de costumbre y se avalanzó encima de ella, en la cama, atrapando sus labios con ferocidad. Mordió ligeramente sus orejas y, como en el coche, fue trazando un camino hasta sus pechos. Le quitó las orejas de gato y le dió otro apasionado beso.

Maya se separó y le mordió el lóbulo de la oreja, susurrándole al oído:

-Feliz cumpleaños, Law.

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Pues, nada, eso: ¡Feliz cumpleaños, Law! :3