JUNJOU ROMANTICA no me pertenece

Este FIC participa en el reto de Febrero "A través de las estaciones" del foro "Del Yaoi & el Slash"

IV – El crujir de las hojas

Misaki caminaba por la acera con un enorme abrigo, pisando cada una de las hojas de color marrón-naranja que se encontraban dispersas por el suelo, cual niño pequeño.
Usagi sonreía en el interior. Su Misaki se veía tan adorable haciendo tan linda escena. Al sentir la mirada fija del mayor, el castaño volteó a verlo con un sonrojo en el rostro.

― ¿Q-Qué pasa?

―Nada, solo que…― El escritor tomó a Misaki del brazo y lo jaló hacía él y como Usagi estaba abajo de la acera, sus rostros quedaron a la misma altura. ―Te ves tan lindo pisoteando las hojas― Esto provocó un mayor sonrojo en el castaño. Usagi tomó su mentón y depositó un pequeño beso en los rosados labios de Misaki. Le sonrió después lo soltó, caminando nuevamente en dirección a su hogar.
Al llegar, Misaki se dirigió a la cocina, mientras que Usagi encendió el televisor, sentándose en el sofá, recargándose en Suzuki-san. Después de varios minutos.

―Toma― Misaki extendía su mano hacía el escritor, sosteniendo una taza

―Gracias ¿Qué es?― La tomó y aspiró el dulce olor que emanaba del líquido marrón en la taza. ―¡Ah! Es chocolate― El castaño asintió, sentándose en el otro extremo del sofá. ―¿Por qué chocolate ahora? Aún no hace tanto frío.

―Lo sé, pero un chocolate caliente siempre cae bien― Sonrió. ―Bueno… excepto cuando hace calor― Suspiró y río levemente.

―¿Calor del bueno o del malo?

―¡Ahh! ¡Podrías dejar eso ya!

―Es que amo tu cara cada vez que te molestas― Misaki se sonrojó, volteó la cara clavando su mirada al televisor, el peliblanco hizo lo mismo, no sin antes hacer una pequeña sonrisa.
Después de media hora con un incomodo silencio, Misaki se ruborizó de la nada y comenzó a acercarse poco a poco hasta donde estaba Usagi, quien ya había notado eso, pero prefirió callar y mirarlo de reojo, que luego de cada 10 minutos avanzar un pequeño tramo, Misaki llegó hasta el escritor, recargándose en su brazo, con el rostro completamente rojo. Usagi no entendía el porqué Misaki actuaba a veces raro, o porqué disfrutaba más de sus caricias, ¿Será que ya cumplió su objetivo de enamorarlo? Justo cuando estaba a punto de pasar un brazo por detrás del cuello de Misaki, éste se levantó a dejar ambas tazas a la cocina ¿Lo habrá rechazado? Hizo de lado la boca y también se levantó, siguiéndolo. Lo abrazó por la espalda y comenzó a dar pequeños besos en el cuello del menor, no tenía intención alguna de hacer algo malo, pero los gestos y los muy, muy pequeños suspiros que Misaki hacía, lo incitaron a seguir…

―Aahh― Un gemido, quizá de placer o quizá de dolor, pues había sido "tirado" en el suelo de la terraza. Las manos de Usagi se adentraban al interior de la ropa de Misaki, quitándola lentamente, sin necesidad, disfrutando cada segundo a su lado.
Cada pequeño movimiento que hacían, provocaban el crujir de las hojas secas que se encontraban debajo de Misaki. Después de que por fin quitó toda su ropa, se adentró en él, haciéndolo suspirar. Las hojas picaban su espalda y cuello, pero esa molesta sensación fue remplazada por una tan placentera, que estaba siendo provocada por las caricias y besos que Usagi le proporcionaba. Entre con más rapidez se movía, los suspiros iban aumentando de volumen, convirtiéndose así en gemidos, un deleite para los oídos del escritor, pero también, los crujidos se escuchaban más, quizá eran muy pocas las hojas que habían caído sobre la terraza, pero en esos momentos, se escuchaban miles de hojas bajo ellos. A pesar de que pasaba el frío viento entre sus cuerpos, éstos no se preocupaban, pues ahora lo único importante, eran ellos, disfrutándose mutuamente.

―T-Te amo… Misaki

―Y-Yo…― Trató de pronunciar las palabras, pero al parecer esos gemidos se habían convertido ya en un lenguaje, que sólo Usagi, tenía derecho a escucharlos. ―T-También t-te~― Sus corazones latían cada vez más. ―También te amo Usagi…― Y en todo el apartamento, el eco de un gemido, fue lo último que se escuchó…
Usagi cargaba a Misaki en brazos, quien se había quedado dormido, subiéndola a la recamara, acostándolo cuidadosamente, él también se recostó. Sonrió acariciando el rostro del castaño, quien se veía de lo más hermoso. "También te amo Usagi" Recordó mientras sonreía.

―Sí este otoño fue así, como desearía que todos los días fuesen otoño…― Besó su frente, lo abrazó y recargó su cabeza con la de él, quedándose dormido con una sonrisa en el rostro.
Jamás había sido feliz, jamás había amado así a alguien, ni siquiera a Takahiro…
Misaki era esa persona por la cual había estado esperando todo este tiempo, él era la persona con la que querría pasar el resto de su vida, la única que podría sanar sus heridas así como también podría "apuñalarlo" a su merced, pues su vida y corazón, ya le pertenecían a él, a su Misaki…

Misaki era aquella luz que lo había salvado de una vida totalmente infeliz… Esa luz, que le ha brindado lo que jamás tuvo…
Amor…