Disclaimer: Hetalia axis powers pertenece a Himaruya Hidekaz

Advertencia: Habrá Lemon y mucho incesto por parte de mis Italianos favoritos, un poco de Spamano y GerIta, Italia acostándose con cualquier cosa viviente y creo que nada mas… ¡Así! Mucha tención amorosa.


De nuevo, ese chico de cabellos castaños cobrizos e infantil rulo con forma de caracol, se paseaba por la biblioteca… no es que quisiera estudiar o que le gustara estar en un lugar silencioso, es solo que iba a visitar a su novio.

Era su costumbre. Tomando un libro al azar fingía su interés, de vez en cuando daba pequeñas miradas a la gente de su alrededor y los calificaba. El olor a madera vieja impregnaba aquel salón, sus ojos de color avellana miraban fijamente el sonrojo del rubio con lentes.

–¿No hay nadie verdad?– pregunto el chico de fina figura mientras se sentaba en las piernas de su juguete favorito, llamado… Ludwig Beilschmidt.

–Todos están en clase– aseguro el rubio de ojos azules, sus manos vagaban por la cintura de Feliciano.

Feliciano Vargas, o mejor conocido como ¨Italia¨, es el casanova de su escuela… no por nada lo apodaban así, ya que los Italianos son famosos por ser tan buenos amantes.

El castaño poseía una estatura baja, cuerpo fino y piel tan suave como la seda… todos lo admiraban por ser tan ágil y escurridizo a pesar de su apariencia frágil.

Sus ojos eran grandes, del color de las avellanas. Sus labios tenían la figura perfecta de un corazón, además de que siempre se mantenían rojos y humectados. Su nariz, pestañas largas, y sonrisa enigmática, asían enloquecer a cualquier persona.

Su personalidad no es realmente hermosa como su apariencia, o bueno… las personas que lo conocían perfectamente, sabían que él no es como se muestra. Siempre con una sonrisa (sea cálida o bobalicona) sale a relucir sus mejores dotes. En la escuela es extremadamente hiperactivo y de carácter un poco cobarde, débil y afectuoso. Posee un tic verbal que lo hace decir «Vee~» a todas horas del día.

–¿Te gusta que te toque aquí?– preguntaba Feliciano, mientras tocaba por encima de la ropa a el rubio que siempre caía a sus pies.

Le gustaba desatar la corbata roja con su boca, el choque de su aliento en el cuello blanco de Ludwig asía todo más fácil e incluso mas divertido. Su lengua húmeda viajaba por la comisura de sus labios.

–Ita~ ah~ umn…– el castaño tenia por completo a ese rubio en su merced. Él amaba morder y explorar ese cuerpo tan bien trabajado… musculoso y fortachón.

Desabrocho lentamente aquella camisa blanca, quería ver el sonrojo de su pareja… quería escucharlo pidiendo mas. Cuando por fin logro deshacerse de aquella tela estorbosa, comenzó a inspeccionar con su lengua por todos lados, los gemidos roncos de Ludwig iban en aumento y su pantalón también se asía pequeño… le estaba quedando apretado.

A Feliciano le gustaba marcar a las personas con chupetones, ya que ellas eran de su propiedad… en toda la escuela, pocos tenían el honor de pertenecer en su estantería de juguetes, solo entraban personas guapas y amigables, perfectas, tal y como él lo era.

Italia bajo el cierre de los pantalones del rubio y metió su mano para acariciar su miembro. Los movimientos eran rápidos y rítmicos, tocaba la punta suavemente… sabia que sentiría dolor y muchas ansias, pero le gustaba ver esa cara tan suplicante de mas.

Al poco tiempo sus manos fueron remplazadas por su boca… él sabia como dar el mayor placer posible y eso también le excitaba. Pequeñas dosis de aquella especia viajaba por la boca de Feliciano. El sabor de menta fresca le gustaba, pero el prefería algo mas dulce y picante… como su sabor.

Ludwig acariciaba las suaves facciones de su amado, sentir su piel erizada le gustaba y la lengua húmeda le daba un toque especial.

Cuando sintió que iba a eyacular, bajo su bóxer rojo e hizo fricción con el miembro del rubio, simulando estocadas firmes y aceleradas… el gemía y Ludwig gruñía. Los dos estaban tan extasiados y perdidos en el placer, que no se habían dado cuenta que pronto terminaría esa hora en donde podían estar juntos.

El olor a sexo combinado con las fragancias de sus cuerpos y un toque de sudor, asían aquel momento tan agotador, tan impactante, los dos se necesitaban, esa unión tan satisfactoria y hermosa, al menos para uno de los dos eso era ¨hacer el amor¨.

Los dos tuvieron su orgasmo y por consecuencia, Feliciano aparentaba estar cansado… se recargo en el hombro de su pareja y cerro los ojos, solo tenia que esperar a que él lo limpiara y tratara de esconder aquel desastre.

–Vee~–

Cuando sintió el cálido beso de Ludwig abrió lentamente los ojos y bostezo tranquilo… inspecciono minuciosamente el lugar y sonrió al ver que no había ni rastro de aquello.

–¿Puedo acompa… acompa… acompañarte a casa?– Ludwig por fuera parecía ser un fortachón sin sentimientos, pero en realidad era la persona mas dulce y sensible que Feliciano había conocido… por eso era tan fácil seguirlo engañando.

–Los siento Doitsu, pero tengo planes con Francis, ¡Iremos a comer pasta~!–

–Entiendo, será a la próxima ¿Vale?–

–Ve~ ve~ ve~–

El castaño salió rápidamente con una sonrisa tonta, seguramente se veía tan inocente y lindo con aquellas expresiones bobas, que hacían que todos lo vieran como el Rey del Moe~… tomo su mochila, que solo llevaba un toper lleno de pasta, salió del edificio y corrió rumbo a la entrada de la escuela.

Odiaba llegar temprano a su casa, ¿Pero que era mejor que llegar a molestar a su hermano? Le gustaba saber que se preocupaba por el, que odia verlo con chicas u otros hombres… aunque sus sentimientos nunca fueran correspondidos.

¡Claro! De todas la personas en el mundo, debía enamorarse de su hermano… él es la única persona a la que no le haría daño, a la que siempre respetaría, el único que tendría su corazón, al único que le serian dichas estas palabras: ¨Ti amo¨

–Ne~ España nichan ¡Llévame a casa!– suplicaba Feliciano tratando de ser lo mas lindo posible, aunque Antonio no se pudiera negar nunca… le molestaba saber que el prefería a su hermano, eso le daba muchos celos, saber que su amado Fratello podría salir con el chico de ojos verdes.

–Yo te llevo amor, así podremos pasar a mi awesome casa y… kesesesese~–

–No molestes– Antonio acaricio suavemente la cabeza de Feliciano y sonrió –vamos itachan, de seguro tu hermano nos esta esperando y quiero platicar con el–

El ánimo del castaño cayo por los suelos… sabía que eso significaba una declaración.

–Vee~–

Los dos subieron a su auto deportivo color rojo (como los tomates) y salieron volados, sin despedirse de nadie… de todos modos en la noche se verían Feliciano y Gilbert, tal vez saldrían a tomar algunas cervezas y hacer algo más.

En todo el camino no platicaban de otra cosa que no fuera Lovino, eso incomodaba demasiado a Feliciano ya que se estaba acercando cada vez mas ese momento de la perdición.

Llegaron… la casa estaba pintada de blanco, tenia grandes ventanas y una puerta de madera; parecía al estilo rural, pero por dentro estaba llena de todo tipo de comodidades.

–¡Maldición!– se escucho un grito cerca de la cocina.

Fratello, he llegado– anuncio Feliciano mientras se adentraba a aquel lugar –también ha venido Antonio, dice que quiere hablar contigo–

–¡No quiero ver a ese idiota!– grito el chico de rulo extraño mientras recogía toda la pasta del suelo –¿¡Porque demonios llegas tan tarde!? Estúpido hermano menor… ¡Tire toda la pasta por tu culpa!–

–Fratello– el hermano mas joven tomo las manos del mayor y las beso tiernamente –yo limpiare ve~, tienes que hablar con Antonio tarde o temprano, perdón por llegar tan tarde es que me quede a estudiar con Doitsu–

–No comimos juntos por la culpa del estúpido macho patatas– refunfuño Lovino con un fuerte sonrojo, se levanto y camino rápidamente hacia la habitación en donde lo esperaba su pretendiente –Idiota… si quieres hablar, acompáñame al patio–

Feliciano sabía que tarde o temprano esto acabaría así… pero él lo tenía bien merecido. Siempre andaba acostándose con toda persona guapa y a su hermano lo dejaba plantado en su casa. Él era un cobarde, debía decirle lo que sentía, pero se conformaba con verlo por las tardes, aunque la mayoría del tiempo fueran peleas.

Recogió el tiradero de su hermano y se acostó en medio de la cocina, como si estuviera muerto. No tenia ganas de hablar, de sonreír, de espiar la conversación; solo había una profunda tristeza que desecharía al atardecer.

Pasaron las horas y esto se estaba asiendo mas aburrido, quería salir a tomar cerveza, pero también tenia que esperar a su hermano… tenia que ver que regresaba a casa.

–¿Por qué demonios estas tirado en medio de la cocina?– pregunto Lovino con mala cara, mientras picaba infantilmente las mejillas sonrojadas de su hermano… le gustaba verlo de esa manera.

–Te tardaste mucho– Feliciano solo levanto un brazo e hizo un movimiento rápido, provocando que Lovino cayera sobre el.

–¿¡Que estas haciendo idiota!?–

–Hace mucho que no dormimos juntos fratello–

–Suéltame!– eso había sonado mas a una suplica, que una orden… Feliciano iba a explotar ahí mismo, ahora su hermano estaba rechazándolo, de seguro había dado un si y eso lo enfurecía demasiado…

Lovino es de Feliciano y de nadie más.

Los brazos de Italia se aflojaron, se levanto lentamente y salió de aquella cocina. Tomo su billetera, hecho un vistazo rápido a la sala y salió rumbo al primer bar cerca de casa… tenia que llenarse de alcohol hasta que ya no pudiera caminar


–¡Yo puedo tomar mas! ¡Nadie me va a ganar!– ni siquiera había pasado una hora y Feliciano ya estaba arriba de las mesas bailando como cualquier Play Boy profesional.

El bar era elegante, demasiado para el gusto del Italiano, pero su deseo de una cerveza helada era demasiado. Había mesas color café con algunas sillas cómodas de todos los colores, parecía un bar familiar pero es todo lo contrario. Algunos sillones rojos adornaban el lugar y posiblemente esa era la mejor atracción, pero la mayoría de la gente tenían sus ojos posados sobre el nudista de Feliciano, esto era mas divertido de lo pensaba, todos los ojos lujuriosos estaban sobre el y lo que mas le guastaba era esa atención especial que tenían con el.

El castaño ya no se acordaba de nada, simplemente en su cabeza se albergaban pensamientos tontos relacionados con la ingesta de pasta y chocolate caliente, fresas y flanes, muchos tomates frescos y cerveza… mucha cerveza.

–Italia– alguien susurro frescamente en su oído, su vista estaba cada vez mas borrosa así que solo acertó a caer en su brazos y dejar que hicieran con él lo que quisieran... ya había tenido varias experiencias en las que terminaba en la habitación de un hotel, pero no se arrepentía, su dolor siempre terminaba o salía por medio de gemidos y el delicioso néctar de su cuerpo.

Un olor… aquel olor a pólvora inundo sus fosas nasales. Paso sus pequeños brazos alrededor de esa gran espalda, este olor no era de su novio… el de Ludwig era mucho mas dulce, le gustaba aquel aroma, era reconfortante, como el olor a tu hogar; pero este, este era muy diferente… este es el aroma de alguien lujurioso, perdido, ansioso, ¡Claro! El aroma de Gilbert, ¿Por qué de todos los bares debía caer en el preferido del ¨Bad Touch Trio¨? De todas maneras había quedado con el.

Ich liebe dich (Te amo)– son las palabras que siempre pronuncian para que no me valla, nunca vasta con una sola noche… pero la llave a mi laberinto les concederé.

Gilbert saboreaba ampliamente los labios de Feliciano, no había delicadeza, solo pación desatada. Sus manos viajaban por la delicada piel del castaño, ni siquiera se molestaban por esconderse de la gente que miraba sorprendida, Feliciano estaba demasiado borracho (y no es como si le importara) y Gilbert amaba demasiado al castaño… siempre tenia celos al verlo tan feliz con Ludwig, sabia que su hermano amaba mucho a Feliciano y por eso se mantenía al margen, solo teniendo sexo a escondidas.

*Esto es tan cliché que incluso da gracia*

–¡FELICIANO!– grito alguien muy enojado –¿¡Que haces aquí!?–

–Si lo dices por Ludwig, no importa– contesto rápidamente el chico del ¨Ve~¨ sin mirar a aquella persona.

El beso siguió su rumbo y cada vez se asía mas intenso… Lovino tomo a su hermano por la camisa y lo tiro al suelo.

–Me tienes PREOCUPADO, salgo a buscarte y me… ¡Me encuentro con esto!–

–Vee~–

–¡No me vengas con tus PENDEJADAS! ¡Nos largamos a casa ahora!– sin decir algo mas, los dos salieron de aquel bar de mala muerte.

Lovino condujo el auto a toda velocidad, estaba impactado… sabia que Italia salía con muchos hombres, pero nunca lo había visto besarse con alguien que no fuera Ludwig y peor aun, eso le había dolido.

Feliciano miraba distraídamente por la ventana, aun no se recuperaba bien y de seguro mañana tendría jaqueca, pero necesitaba tener a alguien dentro de el… necesitaba ¿Cómo le dicen? ¨sexo de consolación¨.

–Baja– ordeno el hermano mayor así que el Italiano asintió y bajo con un poco de dificultad.

De la boca de Lovino solo salían maldiciones, que lastima… con esos hermosos labios y calidez inigualable, Feliciano habría podido encontrar la sincronización perfecta.

Caminaron hacia el segundo piso, no tomaron importancia a la ropa tirada a la orilla de algunos escalones y siguieron su camino… Lovino entro a su habitación, cuando trato de cerrar la puerta, alguien lo detuvo.

–¿Qué haces? Lárgate a tu maldita habitación, no quiero verte– Feliciano sonrió pícaramente y entro sin permiso. Odiaba que su hermano fuera tan grosero con el, pero a la misma vez eso se le hacia tan adorable… su personalidad ¨Tsundere¨.

–Siéntate– el hermano mayor hizo caso omiso a esas palabras –¡Que te sientes!–

Estas eran de las pocas veces en las que Italia alzaba la voz, Lovino temió un poco e hizo lo que se le pidió de muy mala gana.

–¿Que quieres?–

El castaño sonrió y recostó a su hermano suavemente.

–Esto te servirá en un futuro, creme, me lo agradecerá Antonio– aclaro Feliciano. Con muy poco esfuerzo logro atar a su hermano a la cama solo utilizando su propia camisa. Paso sus delgados dedos por el cabello marrón oscuro de su hermano y se emociono al ver que no se oponía.

Lovino estaba mas que sonrojado, sus ojos se veían vidriosos ya que seguramente estaba apunto de llorar, apretaba fuertemente los puños y miraba con un poco de curiosidad al chico que estaba arriba de él.

–Si vas a hacer algo, hazlo ahora– eso había sonado a otra suplica…

–No, creo que estoy demasiado borracho, mejor me voy a dormir– Feliciano sonrió al ver el puchero de su hermano –Vee~–

Pero Lovino no tardo nada en tomar la iniciativa… los labios de estos dos hermanos se unieron en un cálido rose. El castaño sonrió contra la boca del otro. Estaba feliz. Nunca se hubiera imaginado que todas sus fantasías se hicieran realidad esa noche, bueno, una minúscula parte de estas se estaba cumpliendo.

Se sentía un poco culpable, no podía enamorarse de su hermano y de seguro Lovino lo hace por su maldito orgullo de no perder ¿pero que importa? Tiene a ese testarudo debajo de él, solo para él y podía hacer lo que quisiera con el.

Las piernas del Romano se enredaron en la cintura de Italia. Las suaves manos de Feliciano acariciaban todo el cuerpo de su hermano.

El beso debía profundizarse, pero esto no es correcto…

Feliciano subió una de sus manos al extraño chino de Lovino, lo acaricio suavemente y obtuvo los deliciosos gemidos del mayor. Sus lenguas estaban tan picantes… esas especias de canela y vainilla se juntaban mágicamente. Estaban muy excitados. Esa pequeña y embriagante mezcla que se forma entre ellos, era lo suficientemente fuerte como para lograr una erección en el miembro de los dos.

Las manos de Italia recorrían minuciosamente ese cuerpo tan bien formado, estaba guardando cada detalle en su memoria. Sin querer estaban llegando a algo mas, esto ya no era un beso delicado como el rose de las mariposas, no, este era hambriento… Feliciano ansiaba desde hace mucho este momento.

Sus lenguas se enlazaban y de vez en cuando Lovino succionaba con cuidado. Un rose era suficiente para que comenzaran a gemir los dos de par en par, Feliciano estaba ansioso por continuar con su labor: darle el mayor placer posible a su hermano.

–Ti… ah!... ti amo– ese fue el ultimo gemido que dio la nación mas vieja antes de desmallarse.

–Fratello– Feliciano no podía creer lo que había escuchado, su querido hermano le había dicho que lo amaba y esta vez no era por obligación o con amenazas… –¿Cómo te puedes desmayar solo con un beso?–

El castaño acomodo las cobijas y recostó a su hermano cuidadosamente. En su interior esto le daba tanta risa, de hecho, no podía creer que alguien se desmayara por un simple beso… él nunca se quejo a la hora de la verdad y de hecho se podía decir que tiene mas experiencia que Francis (Francia) y Heracles (Grecia).

Se acomodó en la misma cama y decidió dormir un rato. Mañana seria un día muy aburrido o cansado y tenia que estar preparado para todo tipo de cosas. Después de lo que acaba de pasar, menos se iba a dar por vencido, ahora estaba convencido sobre ganarse el amor de Lovino.

Aun en sus pensamientos seguían aquellas fantasías sucias que esperaba realizar muy pronto con su querido hermano. Sentir cada parte de su piel y disfrutar de esa combinación de especias, aquellas que lo volvían loco y le hacían pedir mas; tenia que alejar a Antonio de su fratello y el sabia como…

*Los celos son la mejor arma*


Hace mucho que quería escribir un Itacest así que me anime y lo hice ¡Yuju! Tengo un buen de fics sin continuar, pero me llega la inspiración y ni modos que la desperdicie :p

Soy principiante en esto del Lemon así que probablemente no me quedo chido, pero les pido que me den criticas constructivas para hacer de este fic algo muy sexi *-* ok no XD. También habrá infinidades de groserías (lo que no puedo decir en mi casa) y si no les gusta ver un Feliciano sexoso mejor ni lo lean jejejeje.

Bueno sin nada más que decir, me despido…

Bye nye.