Hola!

Este es el primer long-fic que hago, asique estoy algo nerviosa, intentaré no arrepentirme esta vez pues no estaba estaba muy segura si subir o no. Muchas gracias a Saya Christopher y a Huachi-sama por animarme :) Ojalá les guste y me dejen su review para saber qué opinan.

Fairy Tail es propiedad de Hiro Mashima-sama. Y también le daré créditos a Disney y a mi adicción por los doramas xD como siempre.


Lucy se sentó en una banca en el parque, la gente a su lado pasaba y tiraba monedas a la fuente de aguas mágicas, según decía la tradición.

En su opinión, a la joven de rubia cabellera le gustaba creer que la magia existía, que los sueños siempre podían cumplirse y la fantasía era capaz de romper la resistente tela que envolvía a la realidad para moldear a su modo el destino.

Suspiró y se sumió en su desgracia.

Aunque sintiera que todo puede hacerse realidad, sabía que todo tiene un límite.

Miró el cuaderno que tenía en sus manos, hoy en la mañana había sido el principal tema de conversación pues solo quedaban cinco hojas para terminar la historia que con tanto cariño escribió a sus amigas.

Ella nunca había tenido un novio, pero en ese cuaderno planteaba su vida tal y como le gustaría, de la mano de sus mejores amigas, la única que no quiso formar parte de eso fue Erza Scarlett, para ella eso era muy inmaduro y temía que cayera en manos de alguien equivocado, de todas formas Lucy nunca había visto a la pelirroja interesada en alguien, por lo que al final eso le quitaba un buen peso de encima.

Cinco hojas.

Dentro de cinco hojas terminaría todo, el final de su historia perfecta, siempre podía escribir otra, pero sabía que eso la sacaba de la realidad, no podía permanecer toda su vida dentro de ensoñaciones y Erza tenía razón, si alguien llegaba a leer lo que había escrito dentro de ese cuaderno, sería su fin. Adiós a toda la dignidad que ser invisible le otorgaba.

Pero, ¿qué podía hacérsele? Su mente se negaba a crecer, una prueba de eso era que ahora estaba caminando por el contorno de cemento que envolvía a la fuente mágica, un impulso que no tuvo tiempo de controlar.

Estaba demasiado absorta en sus pensamientos, necesitaba crear un buen final para despedirse de la historia que estaba escribiendo, pero no se dio cuenta de que un pelirosado se acercaba velozmente a donde estaba ella.

Pegó un grito cuando su cuerpo cayó en la fuente, sintió el dolor en su trasero cuando cayó sentada sobre la superficie llena de monedas, su cabello se mojó producto de las miles de gotas que saltaron en el aire, y su ropa absorbió tanta agua como en un día de lluvia.

El agua provocó que le dolieran los ojos, sin embargo se forzó a ver qué era lo que había pasado.

A su lado había un chico tan mojado como ella, que le repetía lo mucho que lo sentía, y más allá se encontraba una bicicleta sumergida en la fuente.

Intentó ponerse de pie, pero el dolor en su trasero le dificultó la tarea, el muchacho se apresuró en ayudarla, entre apresuradas disculpas.

—Natsu, la carrera aún no termina, más tarde podrás darte un baño—bromeó una nueva voz.

Natsu y Gray habían salido a competir esta mañana, para variar, querían ver cuál de los dos podía recorrer toda la ciudad primero. El ganador no obtenía nada más que el orgullo de haber vencido al otro, hasta el siguiente duelo.

El chico que acababa de tirar a Lucy iba tan sumido dentro de la competencia que no miró el camino, es más, se esforzaba en voltear la cabeza hacia atrás para lanzarle amenazas a Gray. Y así fue como acabó estrellándose contra la fuente, y de paso tiró a Lucy.

Por su parte, Lucy aún se estaba intentando recuperar del fuerte shock que había recibido. Es decir, estaba felizmente soñando en su mente, cuando de pronto la realidad la golpea sin piedad y la lanza sobre una fuente de agua fría, sin siquiera preocuparse por poner un cojín para reducir el dolor. No. Ni una sola consideración.

Entonces recordó. ¡El cuaderno!

Lo buscó de un lado a otro, con desesperación, mirando la superficie cristalina, temiendo lo peor. Hasta que un montón de hojas húmedas y anilladas aparecieron a su lado, de la mano de su agresor.

—Realmente lo siento—se disculpó Natsu tendiéndole el cuaderno, arruinado.

Lucy abrió los ojos a su máximo nivel, su corazón dio un salto, el alma se le salió de su cuerpo por un segundo que se le hizo eterno pues se llevó los latidos con ella. Pero rápidamente volvió para poder recibir las hojas.

—Tú…—dijo levantando la vista hacia Natsu, no era una mirada lastimosa, pero sí llena de odio, lo cual era mucho peor.

Mientras tanto, Gray miraba con diversión toda la escena.

—Él promete compensarte—dijo acercándose—. Puede ser tu esclavo por un mes, o puede hacerte la tarea. Pídele lo que quieras. No es muy listo, pero sí tiene muchos usos.

—¡No me trates como un producto comercial!—gritó Natsu, amenazando a Gray.

Lucy suspiró y recordó que en su novela, su personaje también sufría un accidente con un chico y después de eso, ambos continuaban viéndose hasta que el amor nacía.

Decidió intentarlo.

—¡Está bien! –Dijo después de un rato—. ¡Seamos amigos!

—¿Y la tortura?—inquirió Gray, confuso. ¿Tan necesitada de amigos estaba esa chica? Bueno, después de todo, la encontraron sola dando vueltas por una fuente de los deseos.

—Si somos amigos podré cobrártelo luego, y podré molestarte sin sentir pena—aseguró.

Natsu miró confuso a la chica frente a él, solo una palabra se le vino a la mente: Rara. Sin embargo, le agradaba, se veía que era alguien original, sin miedo a expresarse ni a conocer gente. Bien, serían amigos, y así podría compensarle algún día por el accidente.