Disclaimer del Autor: Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, únicamente Arianne y Cora son de mi propiedad.
Disclaimer del traductor: El siguiente fin no es de mi autoría, le corresponde en su totalidad a Lady-Susan quien me ha dado su consentimiento para traducir esta genial historia. Para entender un poco la línea temporal en la que se desarrolla es necesario haber leído otro de sus fics "Hell Is But a Passage" ya que esta historia tiene lugar al final de esa, además de que entenderán quienes son Cora y Arianne. Si quieren que lo traduzca basta con pedirlo ^.^ se los recomiendo porque es una muy buena historia, sobre todo si eres fan de Camus.
Como panorama general, los caballeros dorados han sido revividos, ahora disfrutan a su manera de esta nueva oportunidad en el santuario y Shion ocupa su lugar como el Patriarca.
TO DRIVE THE COLD WINTER AWAY
Capítulo II
Camus permanecía sentado en silencio en su biblioteca de espaldas a la pared, agazapado en su amplio sillón de cara a la chimenea. Se había dado cuenta que no era tan terrible como había imaginado permanecer solo mientras los demás festejaban sin él. De todas maneras no le gustaba la Navidad. El único recuerdo que tenía de esas festividades era del Orfanato y los días que había compartido con Cora… Por Dios, si él hubiera sabido que se convertiría en una Diosa seguramente habría mantenido su distancia, pero de alguna manera, había sido arrastrado hacia ella y ella hacia él, la Diosa de la Primavera y el Príncipe del Invierno. Apretó los dientes al tiempo que el recuerdo del rostro de Perséfone lo asaltaba. No necesitaba nada de eso en aquel momento, pensó, pasando una mano sobre sus cansados ojos, eso sólo lo lastimaría más de lo que ya estaba.
Miró en dirección a su estudio y se dio cuenta que la puerta no estaba cerrada, recordando cómo había sido Máscara de la Muerte quien había venido, gritándole y maldiciéndolo acerca de que sería mejor que subiera a la fiesta y cumpliera con su deber como él, el terrible y odia-fiestas Máscara de la Muerte, lo estaba haciendo. El Santo de Cáncer no dijo más, no es que hubiera algo más que añadir, y salió intempestivamente de la habitación sin siquiera cerrar la puerta tras de sí.
El Santo de Acuario suspiró y se levantó para cerrar la puerta, al mismo tiempo que escuchaba una conmoción proveniente del vestíbulo. Arriesgándose a mirar, pudo captar como Aiolia, Marin y Aiolos subían hacia el Salón del Patriarca. Suspiró mientras los observaba continuar con su pequeña marcha, con los brazos llenos de paquetes. Nada lo haría cambiar de opinión, pensó, mientras regresaba a su sillón y su libro. La Navidad no fue hecha para él, se trataba de una celebración que ahuyentaba el frío… Y él era parte del invierno, ahuyentado de la Navidad como el frío lo era.
Aiolos se dio cuenta de la puerta semi abierta y sonrió con tristeza, sabiendo que el caballero se encontraba justo detrás de la puerta, mirándolos mientras pasaban. Sintió una punzada en su corazón al darse cuenta que Acuario continuaba con la decisión de no unírseles y resopló con resignación. Se preguntaba que estaría mal con su compañero…
"¿Aiolos?"
Los ojos verdes de Marin se encontraron con los propios, llenos de preocupación por el hermano mayor de su novio.
"¿Hay algo que te preocupe?" preguntó.
Aiolos simplemente devolvió una sonrisa, avergonzado, alejando con discreción su mirada.
"Es Camus, ¿cierto?"
Aiolos giró su cabeza para encontrarse con la cara de su hermano, el joven Leo sabía que había dado en el clavo.
"Sé cómo te sientes" Aiolia suspiró al mismo tiempo que posó una de sus manos sobre el hombro de su hermano de manera tranquilizante, "Yo también quisiera que él hubiera escogido venir con nosotros. Pero no podemos obligarlo, ¿o sí?"
Aiolos asintió en silencio, sintiendo un nudo en la garganta al mismo tiempo que Marin le daba un abrazo amistoso.
"Vamos Aiolos, ¡los demás nos están esperando!" finalmente dijo, al tomarlo de la manga y guiarlo hacia el Templo de Capricornio.
Saga había terminado de arreglarse, había escogido usar uno de sus mejores trajes para tal ocasión y así salió hacia la entrada del Templo de Géminis. Pero grande fue su sorpresa al encontrar a Kanon y Arianne esperando por él, sus rostros mostraban sonrisas radiantes.
"¿Pensaste que te dejaríamos ir solo?" Kanon se burló de su hermano tratando de mantener la compostura.
"Bien, ¿quién es el que siempre llega tarde, eh Kanon?" replicó, una pequeña sonrisa comenzaba a formarse en sus labios.
"¿Yo?... Espera un momento, señor soy-más-poderoso-que-tú, ¿quién es el que tarda horas en bañarse?"
"Que… ¡Cómo TE ATREVES a decir que paso mucho tiempo en el baño como si fuera una mujer! ¡Espera a que te mande a otra dimensión, grandísimo idiota!"
"¡Oye! ¡Nunca dije que pasaras tanto tiempo en el baño como si fueras una chica, eres tú el que ha llegado a esa conclusión!"
"¡Estás tergiversando las cosas!"
"¡No!"
"¡Si!"
"¡Qué no!"
"¡Qué si!"
Arianne giró los ojos al cielo al tiempo que sus brazos caían dramáticamente, ¿Por qué estos dos siempre tenían que discutir?
"Vamos" dijo tratando de no reírse, "¡Será mejor que continuemos con nuestro camino o llegaremos tarde!"
Le dio a Kanon un pellizco y lo arrastró mientras Saga resoplaba detrás de ellos, fingiendo molestia, sin embargo un destello de felicidad podría vislumbrarse en su mirada. No podía evitar el discutir con su hermano por cualquier idiotez, sólo por el hecho de que aquello lo divertía. Se estaba convirtiendo en una broma para él.
"¿Camus vendrá?" Kanon preguntó de pronto al tiempo de tener a la vista el Templo de Acuario.
"Observando que las luces están prendidas, lo dudo" le llegó la respuesta de Saga por detrás, frunciendo el seño en señal de frustración.
¡Qué fastidio!, pensó. Incluso Máscara de la Muerte y Shura, a juzgar por como lucían sus casas, había partido hace tiempo. Aún el rubio Buda había decidido bendecirlos con su sagrada compañía. ¿Por qué Acuario siempre tenía que complicar las cosas? ¿A caso no podía darse el lujo de un poco de diversión de vez en cuando?
Miró hacia Arianne, observando que no había contestado su pregunta y había permanecido inexpresiva, como siempre.
"Será mejor que continuemos" fue su única respuesta, "Si Camus no quiere venir, dudo que nosotros seamos quienes lo hagamos cambiar de opinión"
Saga asintió mientras Kanon suspiraba resignado. Incluso esta noche no sería posible que todos se reunieran.
Saga se sentía decepcionado por la decisión de Acuario. Las cosas no habían sido fáciles para ellos, por lo menos él tenía a Milo. Incluso Kanon tenía a Arianne. Él, Saga de Géminis, no tenía a alguien. Estaba solo, el traidor del Santuario, alguien a quien todos detestaban en lo profundo de sus corazones. Había manipulado a Shura, planeado el asesinato de su mejor amigo y se había distanciado de sus iguales. Seguramente sería más fácil para Acuario enfrentarse a sus compañeros que hacerlo él.
"Van a notar su ausencia" murmuró, "y se le extrañará demasiado"
"Como a cualquiera de nosotros" Kanon añadió con suavidad.
"No pueden obligarlo" Arianne tomó con gentileza la mano de Kanon y esperó a que Saga los alcanzara, "Es su decisión y tenemos que respetarla. ¿Quién sabe? Puede que cambie de parecer antes de que termine la fiesta"
"Es posible…"
Pero Saga sabía que sus palabras carecían de convicción.
Era hermoso, el salón y todas sus bellas decoraciones. Shion había elegido tener la fiesta en un salón más acogedor que el Salón Principal, aun así había sido decorado con cuidado y esmero. Aldebarán se encontraba terminando de vestir la larga mesa en uno de los salones adjuntos mientras Kiki observaba con devoción a su maestro mientras éste prendía el fuego de la chimenea. También habían traído un árbol de Navidad a aquella habitación, más pequeño que el ubicado en el Salón Principal, para que pudieran poner a debajo los regalos. El Patriarca había dejado en claro que el Salón Principal únicamente funcionaría como lugar de reunión antes de la fiesta. Toda la diversión tendría lugar adentro, en el comedor, demostrándoles que la principal finalidad de aquella noche era para que la gente fortaleciera los lazos de amistad y hermandad.
Shaka dirigió una breve mirada a su amigo peli-lila, preguntándose su debía ayudarlo, pero finalmente decidió permanecer oculto en una de las esquinas de la habitación, aun dudando de su decisión al haber asistido. Ikki y Shun habían sido dejados en la cocina al igual que Afrodita. Aparentemente el Santo de Piscis no tenía resentimiento alguno en contra de aquel que causó su muerte y estaba conforme en la convivencia además de divertirse lo mejor que podía. Se encontró a si mismo sonriendo ligeramente. Era extraño para Afrodita actuar de esa manera… Pero realmente no podía negar que lo encontraba divertido, aunque sabía que el Santo de Piscis era buen cocinero. Aún así… Era… Algo inusual.
Vislumbró por un momento a Máscara de la Muerte, quien no había saludado a nadie y corrió hacia los baños, ahí se encontraba desde hace poco más de una hora. Cualquier cosa que el Santo de Cáncer estuviera haciendo no era para aliviarlo, más bien parecía una excusa para evitar la compañía de los demás. Su sonrisa se ensanchó. Era posible que Máscara de la Muerte fuera más entretenido que Afrodita, si eso pudiera imaginarse.
Estaba a punto de dirigirse al salón principal cuando Aiolos, Aiolia y Marín llegaron, cargados de regalos.
"¡Heeeey, Shaka!" la alegre voz de Aiolia se escuchó, "¡No puedo creer que hayas venido! Vi tu Templo vacío, claro, pero… ¡Wow! ¡Me alegro tanto de verte!"
En el proceso, dejó caer tres paquetes y Shaka abrió los ojos sorprendido, no esperaba la demostración de afecto por parte de su camarada. Nunca imaginó que su presencia en aquel evento pudiera tener reacción alguna, a excepción de Mu quien ya lo había saludado con una de sus típicas sonrisas y también Aldebarán, quien le dio un apretón amistoso sobre el hombro.
"Aiolia, ¡déja de hacer escándalo y ven a ayudarme!" se escuchó la callada voz de Marin detrás de una montaña de paquetes, una franca carcajada de Aioros le hizo eco.
"Dame, Marin" le ofreció después de haber depositado sus regalos debajo del árbol, "Te ayudaré, Aiolia tiene demasiados problemas con sus paquetes y no creo que esté en posición de ayudarte"
Al escuchar esto, su pequeño hermano se puso colorado, mientras Marín comentaba algo que no se alcanzó a entender y Aioros trataba de no reírse, ayudándola con sus regalos. De pronto, Aiolia sintió que su carga se hacía más ligera y volteó sorprendido para encontrarse con un par de ojos azules que brillaban con entusiasmo.
"Dame" Shaka dijo con su tranquila voz, "Te ayudaré con esto"
"Gra.. ¡Gracias, Shaka!" alcanzó a responder.
De todos sus compañeros, Shaka era la última persona que hubiera pensado podría ayudarlo con sus paquetes. Por un momento se preguntó si era el verdadero Shaka a quien estaba viendo y no se trataba de una simple ilusión. Y después cayó en cuenta: ¡por la Diosa! ¡Shaka abrió los ojos! ¡Esto si que era una sorpresa! Sin embargo, cuando Shaka se volteó, sus ojos estaban otra vez cerrados y Aiolia se preguntó si todo había sido un sueño en realidad.
Finalmente fueron interrumpidos por la llegada de Saga y compañía, Aiolos los alcanzó con una sonrisa sincera sobre su rostro.
"¡Arianne!" saludó, dirigiéndose hacia la única mujer del grupo y abrazándola, "¡Estoy feliz de que hayas venido, mi maestra!"
Ella se rió con suavidad y le devolvió el abrazo.
"¡Feliz Navidad, Aiolos!" contestó con ternura, "¿Acaso creías que me perdería esta ocasión tan especial, mi alumno favorito?"
Se rio ante el comentario y la liberó para dirigirse hacia Kanon, quien discretamente se había alejado un poco para dejar que se felicitaran mutuamente.
"Kanon" continuo al tiempo que estrechaba la mano del Santo de Géminis, "¡Feliz Navidad, viejo amigo!"
Kanon se sintió conmovido, no había esperado que el Santo de Sagitario recordara su vieja amistad, durante su juventud en el Santuario.
!Y Saga!" el castaño continuo, "¡No te quedes ahí! ¡Ven!" ¡Quiero felicitarte como es debido!" lo reprendió.
Saga no sabía como reaccionar. Se sentía incómodo, fuera de lugar y aun así Aiolos fue tan insistente que no podía negarse.
"Aiolos" murmuró débilmente, "Feliz Navidad, mi amigo"
Las palabras parecían tan vacías, aun para él, como si ninguna alegría estuviera presente y comenzó a sentirse culpable. Sintiendo la incomodidad de su amigo, posó una de sus manos sobre su hombro y gentilmente lo llevó hacia la chimenea donde Mu terminaba de prender el fuego.
"¡Saga!" se escuchó la estridente voz de Aldebarán, "¡Ja ja ja! ¡Qué bueno verte, mi amigo! ¡Oh! ¡Y también Kanon está aquí! La señorita Arianne. ¡Qué gran honor!" el Santo de Tauro sonrió con calidez a los tres recién llegados e hizo espacio para ellos cerca del fuego. Mu los recibió con su típica sonrisa y les deseo una feliz Navidad, con Kiki sentado sobre sus piernas, preguntando cuando se les permitiría abrir los regalos y porque todos traían paquetes cuando se suponía que Santa Claus era el encargado de hacerlo durante la noche. El mayor de los gemelos se encontró incapaz de ocultar su alegría ante las acciones hiperactivas del chiquillo al tiempo que Mu tornaba desesperado su vista hacia el cielo. Aldebarán se rio discretamente y se ofreció a llevar a Kiki afuera para mirar el crepúsculo, posiblemente pudieran ver el trineo de Santa Claus.
Agradecido por la ayuda, Mu le dirigió una sabia mirada y finalmente se sentó en uno de los sillones cercanos, invitando a Kanon, Saga, Arianne y Aiolos a hacer lo mismo.
"¡Me alegra que todos podamos reunirnos esta noche!" finalmente dijo con júbilo, "son muy pocas las ocasiones como esta. Tengo que admitirlo, estaba ligeramente ansioso. Tenía miedo de que no vinieran" continuó, dirigiéndose a Saga, "pero tenerlos aquí hace feliz a más de una persona, ¡pueden estar seguros!"
Saga se ruborizó ligeramente mientras pasaba una mano por su cabellera azulada, inconsciente de las miradas se enfocaban en su dirección.
"¡Y!" Mu prosiguió, "Kanon, también me alegra verte. Nunca hemos tenido la oportunidad de conversar, pero sé que eres una gran persona y espero conocerte mejor. Me atrevo a hablar en nombre de mis compañeros diciendo que eres parte de nosotros, puedes estar seguro de ello. Espero que te des cuenta de ello esta noche"
Sonrió nuevamente al otro Santo de Géminis quien se ruborizó de igual manera. Arianne apretó su mano con gentileza dándole una mirada de 'Te lo dije' que no olvidaría.
"S… ¿Saga? ¿Eres tú?"
Géminis volteó para saber quien le hablaba de esa manera y se encontró levantándose para encontrarse con otro de sus cercanos amigos con una mirada incrédula.
"Sh… ¿Shura? Yo…"
De pronto un nudo se formó en su garganta y creyó que lloraría, pero antes de que las lágrimas brotaran de sus ojos, el Capricornio le dio un fuerte abrazo irradiando felicidad.
"¡Saga!" se escuchó su aliviada voz, "¡Por la Diosa, creía que no vendrías! Y… ¡Aiolos!" exclamó, dándose cuenta que Sagitario estaba sentado en ese lugar, "Yo… Me siento tan estúpido…" finalizó sin convicción, ocasionando que éste último se riera entre dientes a pesar de que en sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas.
"¡Feliz Navidad, mis dos ridículos mejores amigos!" dijo, levantándose de su asiento y abrazando a sus amigos.
Mu los miraba con alegría, a pesar de la triste sonrisa de Kanon que no pasó desapercibida.
"Kanon…" murmuró mientras los demás los miraban, "No te culpes por lo pasado. Debemos pensar en el futuro, es lo que más importa"
Kanon asintió en silencio, incapaz de responder a las amables palabras de los demás a pesar de la reconfortante presencia de Arianne. Mu simplemente le sonrió y le dio una palmada en el hombro antes de irse con Aldebarán quien venía con Kiki detrás.
"¡Me pareció haber visto el trineo de Santa!" la emocionada voz del chiquillo se dejó escuchar y Aiolia sólo encontró fuerzas para exhalar un suspiro, para diversión de los demás.
"¿Dónde está Milo?"
No era la intención de Seiya llamar la atención de los presentes con esta simple pregunta, pero pronto entendió que no debió haberla formulado.
"Uh… Perdón, ¡no me hagan caso!" exclamó, haciendo movimientos negativos con la mano.
"Déjalo, Seiya, todos ya te escucharon, asume tu responsabilidad por haber hecho esa estúpida pregunta" Shiryu suspiró detrás de Pegaso, observando a Hyoga quien no había dicho palabra alguna desde su conversación con el Santo de Escorpión aparte de haberles avisado que Camus no asistiría. El Dragón sabía que debía ser muy difícil para Hyoga admitir que su querido maestro no sería parte de la fiesta. Siempre había visto a Camus como una figura paterna y al ser Navidad una fiesta familiar, saber que no estaría presente era algo difícil de enfrentar.
"Milo llegará pronto" una voz femenina rompió por detrás al tiempo que se volteaban para encontrar la delgada figura de Shaina, "Me pidió que les pidiera una disculpa por su retraso"
"Hmmmm" Shaka murmuró aclarándose la garganta, "pues bien, debemos esperarlo antes de comenzar con la cena. De cualquier manera tenemos aperitivos"
Todos miraron a Shaka con incredulidad, incluso algunos habían olvidado que Virgo se encontraba en la habitación mientras se dirigía a la cocina con los demás, sin notar los sorprendido pares de ojos centrados en su figura en retirada.
"Bueno" finalmente Shura declaró, "¡para sorpresas, esa es una sorpresa!"
Milo permanecía sentado en su cocina, mirando ausente el montón de regalos que tenía enfrente. Habían pasado unas tres horas desde la visita de Camus y aun no sabía que hacer. Ir a una fiesta sin Camus era algo a lo que estaba acostumbrado, pero esta celebración era diferente. Era una oportunidad para todos de estar juntos y convivir como hermandad.
Finalmente el Escorpión gruñó y abrió con violencia el cajón de la mesa de la cocina, sacando los regalos que había preparado para su amigo. Tomó uno y arrojó el otro al montón de regalos antes de meterlos todos a una bolsa, cargándola sobre su hombro y así salir de su Casa y no paró hasta llegar al Templo de Camus.
Recuperando el aliento, tocó suavemente la puerta de la biblioteca sin obtener respuesta. No era que esperara alguna, por supuesto. Suspiró profundamente y dejó el regalo que aun tenía en la mano dejándolo frente a la puerta.
"Camus… Sé que estás ahí"
Dentro de la biblioteca, Acuario entornó los ojos. ¿Por qué Milo debía ser tan insistente? Le había dicho claramente que no cambiaría de opinión, pasara lo que pasara.
"Camus" la voz de Milo se escuchó, "Sé que no abrirás, pero… ¡Amigo! Todos te están esperando. Sobre todo yo quiero que estés ahí. ¿Porqué? Maldita sea, eres mi mejor amigo y significa mucho para mí compartir un evento como este con alguien a quien quiero como un hermano. Ya sé que nunca te han gustado las fiestas, que detestas la convivencia con los demás y has dejado claro que hoy no quieres estar con nosotros, pero piénsalo bien. Hyoga la está pasando mal, lo mismo que yo"
No obtuvo respuesta a pesar de que Milo escuchó como su amigo se revolvía en su asiento. Esperó, pero nada sucedió. El dolor pronto se vio reflejado en su atractivo rostro y comenzó a retirarse.
"Perfecto, si realmente quieres permanecer como un chiquillo egoísta, quédate aquí. Pero no puedes evitar que deseemos tu presencia. Y… A pesar de saber que probablemente no abrirás, te dejé tu regalo frente a la puerta… Por si acaso"
Así, el Escorpión caminó en silencio hacia las estancias del Patriarca, dejando detrás a un intranquilo Camus.
La fiesta se desarrollaba como si fuera un sueño, fuera de la sentida ausencia de Camus de Acuario, Shion apuntó al tiempo que Kanon se levantaba de la mesa para servirles más vino. Incluso los gemelos de Géminis parecían haberse reconciliado con su pasado al observar lo bien que disfrutaban de la reunión con sus compañeros. Al fin Máscara de la Muerte había decidido salir de su encierro en los baños y hacía hasta lo imposible por mantener su dura personalidad, pero estaba siendo complicado sobre todo teniendo a Afrodita regañándolo todo el tiempo. Por cualquiera que fuera la razón por la cual Piscis había tomado interés en él, no cabía duda que probablemente encontrara más fácil socializar con alguien como él, quien no tenía la confianza o se había ganado la amistad de los demás.
Dohko le dirigió una mirada inquisitiva a Shion, pero él sólo le respondió con un movimiento de cabeza. Si sólo Acuario hubiera venido…
"¡Es momento de hacer una pausa y abrir los regalos!" la alegre e infantil voz de Shun se escuchó y los demás respondieron con sorpresa, un poco más ruidosos de lo normal posiblemente gracias al vino.
Pronto el ambiente se llenó con el sonido de envolturas abiertas y los "Oh's" y "Ah's" de los presentes alrededor de la mesa al tiempo que descubrían que les habían regalado.
"¡Un nuevo peine de marfil! ¡Qué bien! ¿Qué puedo decir? ¡Muchas gracias, Mu!" fue la respuesta jubilosa de Afrodita al tiempo que desenvolvía el regalo de Mu.
"¡¿QUÉ ES ESTO?!" el grito de Máscara de la Muerte los asustó ocasionado que todos lo miraran, "¿Quién demonios me ha dado esta colección de Máscaras Venecianas?"
"Fui yo" Dohko respondió con su habitual calma.
"Oh…"
Aparentemente el haber descubierto que su regalo venía de parte del Santo de Libra tomó al cangrejo desprevenido.
"Son para cambiar tu decoración un poco" el Santo de Libra continuó, "Cubre las máscaras que ya tienes con estas y será más acogedor, ¿no crees?"
"Oh… ¡Pues si! Bueno… ¡Nunca había pensado de esa manera!" se aventuró a decir, incómodo, con una sonrisa ligera comenzando a dibujarse sobre sus labios, "Gracias. Y NO PIENSEN QUE ME HE CONVERTIDO EN UN MANSO GATITO, ¿LES HA QUEDADO CLARO? ¡EL HECHO DE AGRADECER A DOHKO NO ME HACE UNA BUENA PERSONA! SOY MALVADO, ¿LES QUEDÓ CLARO?"
Los demás simplemente pasaron saliva y asintieron en silencio para concentrarse en sus regalos.
"¡Feliz Navidad, hermano!" Saga habló con inquietud mientras le pasaba a su hermano un pequeño paquete, "Sé que no es mucho, pero…"
Kanon miró a su hermano sorprendido. Por supuesto sabía que Saga había comprado regalos para sus amigos, pero nunca imaginó que también hubiera pensado en él. No después de todo lo que le había hecho. Una lágrima amenazaba con salir de sus ojos.
"Pues… ¡No sé qué decirte!"
"¡Nada!" fue la respuesta de Saga, "Oye, eres mi hermano después de todo, ¿o no?"
Kanon sonrió cálidamente y con rapidez desenvolvió el paquete. Dentro se encontraba un colgante grabado con la Osa Mayor.
"Tómalo con un recuerdo" Saga contestó dudoso, "de cuando acostumbrábamos observar las estrellas y buscar la constelación de la Osa Mayor"
"Gracias…" Kanon murmuró con suavidad, su voz amenazaba con romperse, "No sabes cuánto significa para mí…"
Y de pronto ambos hermanos se encontraban abrazándose, bajo la alegre mirada de sus amigos. Pero un grito aterrado rompió la tierna escena y los distrajo hacia el origen de aquel sonido.
"¡No puedo creer que me haya equivocado con sus regalos!" Aiolia gritó con horror al mirar el rostro aterrado que puso Afrodita al abrir su paquete que por supuesto no le correspondía. Ciertamente, frente a él había una enorme tarántula guardada en una caja de cristal y Máscara de la Muerte comenzó a reírse, para sorpresa de los demás.
"¡JAJAJAJAJAJAJA! ¡Ese sería un regalo ideal para mí!" rugió, aun riéndose.
"Emmmm" Aiolia se aclaró la garganta, incómodo, "De hecho es tu regalo" su comentario se escuchó sobre el silencio sepulcral en que todos habían caído.
"Ah…"
Entonces Máscara de la Muerte bajó la mirada hacia el regalo que había desenvuelto, encontrando una botella de Hugo Boss.
"Así que supongo la loción es para ti, Afrodita" continuó ya sin reírse, "Gracias por la araña, Aiolia. Aun así me gustaba el perfume" añadió por lo bajo sin que sus compañeros lo escucharan del todo bien, quienes no podían reprimir la risa, pero se contenían ya que no deseaban otra gritoniza por parte del Santo de Cáncer.
"Debiste haberme dicho que te ayudara a envolver los regalos" Aiolos le susurró al oído, mientras su hermano pasaba incómodamente sus manos sobre sus cortos rizos castaños.
"Pues" respondió jugando con su cabello, "¡podría haber sido peor!"
En eso Marín comenzó a reír para su descontento antes de darle un pequeño beso.
"Al menos no te equivocaste con mi regalo" susurró, "Gracias mi despistado León"
Y con eso, Aiola no pudo más que sonreír estúpidamente.
"¿Interrumpo?"
Todos dirigieron su atención a la puerta principal, el crujir de la madera al fuego era lo único que alcanzaba a escucharse sobre el silencio mortal que había caído el salón. Incluso Kiki se quedó callado. Despacio, una sonrisa comenzó a crecer en los labios de Shion al reconocer al recién llegado.
"Eres más que bienvenido, Camus de Acuario" dijo finalmente con una sonrisa.
Lentamente y bajo la mirada de sus compañeros, Acuario ocupó el asiento vacío que le habían dejado entre Milo y Hyoga, sin atreverse a mirar a alguno de ellos como si tuviera la culpa de algo.
"No detengan los festejos por mi culpa" contestó finalmente, incómodo, "No quiero molestarlos"
Uno por uno, los caballeros regresaron su atención a los regalos, sin dejar de preguntarse que había orillado al Santo de Acuario a cambiar de opinión y acompañarlos esa noche.
"¿Porqué decidiste venir?" finalmente Milo preguntó sin rodeos. Estaba feliz por este cambio de circunstancias, sólo que no esperaba que sucediera.
"Esto" Acuario respondió enseñándole el libro que traía. Hyoga se asomó discretamente sobre el hombro de su maestro y contuvo el aliento con sorpresa: frente a él tenía "L'Etrenger" de Albert Camus.
"Este libro me fue dado alguna vez para mi cumpleaños antes de venir al Santuario. Fue alguien a quien quería y nunca la olvidaré. Me hizo dar cuenta el mucho tiempo que perdí no estando a su lado y decirle todo lo que debí antes de ser separados para siempre por nuestros destinos opuestos. No quiero desperdiciar el precioso tiempo que me han otorgado entre libros y mi solitaria persona. Tengo que disfrutar los momentos que pueda con mis amigos y con aquellas personas a quienes estimo. Tú, Milo, quien eres como mi hermano y tú, Hyoga" continuó girándose hacia su pupilo, "a quien veo como un hijo"
Hubo un largo silencio seguido a la declaración al momento que Hyoga rompía en llanto para consternación de Camus.
"Gracias, Maestro" fue lo que pudo contestar, "Siempre te he visto como un padre, pero no pensé que mi sentir fuera correspondido"
Desde la esquina donde se encontraba, Aiolos sonrió.
"Bienvenido de regreso, Camus de Acuario" murmuró.
Eran pasadas de la media noche cuando la fiesta terminó. Caminando juntos, Mu y Shaka habían permanecido en silencio, observando a Aldebarán frente a ellos quien llevaba en brazos a Kiki; el chiquillo pasaría la noche en el Templo de Tauro, para su beneplácito. Casi habían llegado a Virgo cuando Shaka rompió el silencio.
"Mu…"
"Dime Shaka" contestó el peli-lila con sorpresa al encontrarse con las pupilas azules del Buda mirándolo.
"Creo entender porqué disfrutas tanto la Navidad"
"¿De verdad?" preguntó, sin imaginarse cuál podría ser la respuesta de su amigo, pero Shaka sólo sonrió.
"Pude notar la alegría en los ojos de nuestros compañeros, la felicidad que los embargaba al estar conviviendo unos con otros. Los viejos amigos renovaron sus lazos, además de crear nuevos. Incluso Máscara de la Muerte se conmovió, a pesar de que puso todo su esfuerzo en negarlo"
Mu asintió en silencio y esperó a que el Buda continuara.
"Todo esto nos ha enseñado una gran lección de amistad y hermandad. Después de esto nada será igual. Y Mu" concluyó con felicidad brillando en sus ojos azules. "Espero con ansiedad la próxima Navidad"
Camus y Milo fueron los últimos en abandonar el Salón del Patriarca, bajando despacio las escaleras.
"La extrañas, ¿no es así?" preguntó con suavidad, sabiendo que era una respuesta complicada para su amigo.
"Aun no puedo hacerme a la idea en lo que se ha convertido" murmuró finalmente, con la voz ligeramente quebrada.
Milo asintió en silencio posando una mano sobre la espalda de su amigo para confortarlo.
"¿Quieres que me quede esta noche?" preguntó con atención.
"Gracias Milo, pero no. Estaré bien"
Ambos amigos sonrieron, a pesar de que Milo sabía que Camus sentía pena, pero por ahora no había algo que pudiera hacer para curar la tristeza del corazón de su amigo. Ya vendría el momento en que él estuviera bien de nuevo, pero sabía que eso no llegaría pronto.
Despacio alzó la cabeza hacia el negro cielo nocturno y contempló las titilantes estrellas. Así era, ya llegaría el momento, pensó, ya llegaría el momento en que todo estuviera bien.
Lentamente Athena salió de su escondite, alcanzando a Shion en el balcón mientras observaba a Escorpión y Acuario bajar las escaleras.
"Parece que la fiesta fue un éxito" comentó después de un momento, su mirada vagaba por los doce templos, "Creo que están listos"
"¿Está segura de ello, mi Señora?" Shion preguntó con cautela, "Aun tengo mis dudas…"
Saori simplemente sonrió y le dio una palmada cariñosa en el hombro.
"Todo estará bien, Shion. Además, estarás mejor allá que aquí"
Shion asintió distraídamente.
"Por supuesto, mi Señora, pero aun así… Tal prontitud… ¿Están listos para soportar buenos y malos tratos?"
Por respuesta, Saori se rió, una risa cálida que desvaneció las preocupaciones de Shion.
"Aprenderán" dijo confortándolo, "y pronto entenderán que no pueden vivir lejos unos de otros. Mi casa será perfecta para todos. Es mi regalo de Navidad"
Shion simplemente sonrió y se preguntó como tomarían la noticia los demás al día siguiente. ¿Será posible que les agrade el regalo de su Diosa?
De pronto se dio cuenta que la Diosa había colocado un pequeño paquete frente a él. Mirándola sorprendido, ella le murmuró:
"Feliz Navidad, Shion"
Dentro del paquete, el antiguo Santo de Aries descubrió una antigua pintura que retrataba a los anteriores Santos Dorados reunidos alrededor de su Diosa, con radiantes sonrisas sobre sus rostros.
"Athena… Gracias" murmuró.
Pero la Diosa ya se había ido, y sólo la voz de Dohko le vino como respuesta.
"¿Shion? ¿Sigues despierto?"
"¡No por mucho!" le respondió.
"¡Está bien!" le respondieron alegremente, "Me voy entonces, ¡feliz Navidad otra vez, Shion!"
"¡Feliz Navidad, Dohko!"
Pronto, las pisadas de su amigo se desvanecieron completamente y se quedó a solas con la pintura con la mirada perdida en la infinidad del estrellado cielo.
Así es, se dijo, ha sido una magnífica Navidad. Una sonrisa fue creciendo en sus labios y cerró los ojos con tranquilidad. Sin importar la reacción de sus compañeros, Athena estaba en lo correcto. Seguramente al principio lo encontrarían difícil, pero más temprano que tarde vivir juntos con su Diosa en su antigua mansión sería lo mejor para todos; esta noche había quedado probado, todos se querían sin importar sus diferencias pasadas. Si, la hermandad los mantendría juntos… para siempre.
FIN