Entre La Sangre Y La Luz

Por Clarisce


Ficha del fanfic

Categoría: Romance/Drama

Recomendado: +18

Serie Basada: League of Legends – Season 3

Personajes Principales: Darius/Lux

Estado: En proceso.

N° Capítulos:1/…


Sumario:

Como todas las historias que he hecho, ésta tampoco es muy común. Y por lo visto en internet tampoco. Pero me despierta todo mi shipper heart esta pareja, simplemente porque ellos tienen muchos hilos en común. Como quien dice los opuestos se atraen, aunque en este caso será una atracción que va desde la tensión sexual hasta simplemente lo sexual, pasando a ser la sociedad de ambos lados la que impide esta unión.

Nota: Mi primer fanfic de este juego online. Es bastante simple pero atrapa.

Disclaimer: Aclaro que ninguno de los personajes usados en esta historia son míos, excepto los que yo cree. En todo caso se dará debida nota. Copyright a Riot Games.


Nota: No al plagio por favor, copiar una historia que no es tuya y ponerla en otro sitio bajo tu nombre es plagio. Si ven mis obras en algún lado sin mi permiso ni mi nombre... avisen y/o denuncien al autor, gracias ^^


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Capítulo 1 – La Diferencia


Entre tanta sangre apenas podía diferenciar la suya propia, volteando los ojos hacia atrás pudo ver como alguien más le amenazaba; una filosa espada saludaba su espalda mientras él tomaba fuerzas para contraatacar. Darius empujó con su increíble fuerza al agresor y con la misma espada con la que lo apuñaló y casi degolló, terminó con la vida de su agresor.

Su agitaba respiración lo despertó, vio a través de la suave oscuridad en su habitación que se encontraba seguro, a salvo… esa sensación de no saber si vivir un día más o dejarse morir había sido el pan de cada día durante su crecimiento pero ahora no estaba ahí, no era un niño pero su interior estaba indefenso ante tanta estupidez emocional que lo acosaba. Esperaba superar esto como todos los obstáculos que había tenido en su vida pero no podía, quizá porque la fuerza de su cuerpo no era comparable con la de su atormentada y retorcida mente.

La razón es porque era un adulto con cicatrices, las cuales no podrían curarse por más que lo intentase, ojalá sus problemas fueran un enemigo para así rebanarlo en dos y acabar con el asunto de una vez por todas.

Se sentó al borde de su cama y bajó la mirada un momento, aún tenía un par de horas antes de la primera llamada de su ejército. Por la madrugada marcharían a un desautorizado campamento de investigación demaciano.

Las tropas de aquel ejercito planeaban algo, ciertamente. Su misión sería capturar, obtener información y decapitar a los rebeldes, claro. Su hermano Draven había prometido llegar para aquella pequeña fiesta, el noxiano no estaba muy contento, detestaba la sobreactuación de su hermano antes de una ejecución y obviamente habrían muchas, no tenía el humor de soportarlo y menos de sobrellevar su egomanía.

Entre tanto pensar y pensar, el momento de preparación llegó para él. Se bañó, desayunó y se vistió para luego ir directamente a su campamento. Sus hombres hacían ya una fila para marchar.

El disgusto de Darius se vio venir cuando vio más hombres de los indicados. Así que despachó algunos y se quedó con los que creyó harían un mejor trabajo en esta cautelosa misión.

- ¿Qué crees que estén buscando esos demacianos? –preguntó Draven, interviniendo la silenciosa calma de su hermano.

- Somos quienes lo averiguaremos, se lo mismo que tú por el momento –agregó Darius- pero supongo que es importante como para arriesgarse a entrar a nuestras fronteras.

- ¿Te encuentras bien? –preguntó Draven, no paraba de hablar y buscaba cualquier excusa para mantenerse al día.

- ¿Qué quieres? –suspiró Darius y lo vio con molestia.

Marchaban entre la maleza y los árboles ya hacían menos viable la visión. Amanecía pero aún se mantenía a oscuras. Todos caminando entre aquella naturaleza, alguno tendría que caer, no eran unos soldados muy silenciosos, pisaban ramas y provocaban ese molesto sonido a quiebre.

- Tienes ojeras –respondió serio Draven.

- No... –dijo pausado- es nada –fingió una mala sonrisa.

- Esa no es una sonrisa –extendió los músculos de su rostro mostrando sus dientes, encantador como siempre- ésta sí. Draven sabe como sonreír, es injusto que su hermano no lo haga –le señaló coqueto.

Su hermano emitió un gemido de disgusto mientras miraba con desconcierto esas habilidades tan teatrales de su hermano. Era increíble cómo su ambición teatral se convirtió en una que contendría sus deseos por la sangre.

- ¿Y… Draven está con nosotros? –preguntó sin intentar ser gracioso, Darius tenía la alegría encerrada en un punto interior que no dejaría salir por más que lo intentara.

Su hermano por otra parte sonrió ante ello. Al menos ahora el ambiente no era tan lúgubre y podría concentrarse en la misión. Su mirada volvió al camino oscuro y ambos hermanos pudieron centrar sus mentes en lo que harían, Draven se sentía divertido, al fin alzaría sus cuchillas para verter la sangre de aquellos demacianos, los detestaba. Se sentían… mejores que ellos y él lo odiaba.

Tuvieron al fin frente a sus ojos el campamento demaciano, vigilado por unos cuantos. Los cuales serían derrotados casi al instante, porque un noxiano hace lo mismo que un demaciano, pero mejor.

¿O no?

- Shhh… -dijo Darius al notar que alguien los vigilaba.

Trató de encontrar el sonido de donde vino pero la oscuridad, aún los inundaba, así que se dio a la tarea de buscar al intruso con su hermano. Nadie iba a echar a perder el ataque sorpresa.

De repente todo comenzó a iluminarse, era aquella pequeña y molesta demaciana, había despertado con un destello de luz potente a su campamento, echando a perder de inmediato el ataque. Los soldados noxianos ofensivamente atacaron sin más. Antes de que todos los demás demacianos reaccionaran.

Lux corrió hacia el campamento evadiendo los ataques de aquellos guerreros, llegando sin problemas, Draven cansado de aquella sucia intervención se decidió a mejor participar en el ataque sorpresa y Darius, aún enfocado en la molesta demaciana la persiguió sin contar con la presencia de otros soldados. Empeñado en acabarla por haber arruinado su 'sorpresa' peleó vigoroso e hizo a un lado los obstáculos que le impedían llegar a su objetivo, rebanar a la mocosa.

Hasta que su espada se encontró con la de Garen, el mismo vio con desdén al guerrero noxiano no sin antes propinarle un golpe con el dorso de su espada. Era fuerte y lo suficiente como para detenerlo.

- "Maldita" –musitó Darius viendo escapar a la joven en el bosque.

- ¿Quién eres? –preguntó Garen.

Y fue respondido por el golpe del hacha del pelinegro, el cual había logrado dañar a Garen mas no diezmarlo por completo, lo acercó a él con su hacha y comenzó a hacerlo sangrar, pero eso no detuvo al demaciano, el cual había retrocedido, la fuerza del noxiano ante un ataque era incomparable.

Entonces intervino su hermano, el mismo lo golpeó con sus hachas gemelas haciendo caer al guerrero demaciano al piso y distrayéndolo por completo de la búsqueda de Darius.

- Ve por la perra –dijo Draven corriendo hacia Garen dándole paso a su hermano e impidiendo que alguien interviniera en la búsqueda.

Feliz por conseguir su objetivo y evadiendo la lucha entre sus soldados y los enemigos fue hacia la dirección donde vio perderse a la rubia. La misma pensaba que escaparía del hacha de Darius pero él quería compensarla por echar a perder la oportunidad de una misión perfecta.

Ahora sería más difícil atrapar a uno de sus enemigos para hacerlo hablar. Quizá el tal Garen sea la presa, no dudaba de la habilidad de su hermano. Entre aquel bosque encontró un caballo suelto, quizá era de uno de sus enemigos, no le importaba, lo montó y lo guió a través de una oscura estela de un amanecer que parecía no llegar.

Pronto se encontró frente a una grieta, dispuesto a saltarla para llegar al otro lado, cabalgó más rápido pero para su mala suerte Lux estaba escondida al otro lado, saliendo de los arbustos, lo que hizo fue enviar su enlace de luz, el mismo que inmovilizó a su enemigo… no, al caballo. Al ser detenido Darius fue aventado con una fuerza incomparable y cayó dentro de aquella grieta. Chocó con la pared de la misma pero al ser roca sólida sólo logró lastimarse.

Las filosas rocas sólo le provocaron un par de costillas rotas. Entre una estela de polvo y rodando en aquel frio interior cayó Darius. De inmediato y con apenas un ojo vio hacia arriba de él. La maldita rubia, parada en el borde, cansada pero aliviada de que no va a ser una víctima suya.

¡Mentira!

Una enorme ira en su interior le hizo capaz de levantarse de inmediato, tomó su hacha y golpeó con todas sus fuerzas la roca.

Apenas y sin darse cuenta Lux vio como el borde filoso se quebraba, haciéndola caer también a aquella tortura. El dolor de la caída no se comparaba con nada, estaba malherida y llena de tierra. Había logrado escapar de él en un principio pero ahora estaban encerrados.

- ¡NOOOO! –gritó ella desesperada.

El noxiano sonrió al ver la impotencia de ésta. Vivía el mismo dolor que él pero aún peor, él aún tenía su hacha, no demasiada fuerza pero en cuanto pudiera ponerse de pie la haría pedazos. La delicada lux miró con terror su destino en manos de aquel sangriento guerrero.

Usando su singularidad brillante en Darius logró relentizarlo mas no alejarlo. Por más que buscó una salida no pudo encontrar una. Respiró hondo y ambos comenzaron una pelea más, Lux contra Darius, él era un fuerte guerrero que sólo quería verla morir y ella apenas una joven con no suficiente magia para interponerse entre su deseo y aquel hacha.

A los minutos, quedándose sin nada de energía sintió un dolor agudo en su pierna, su rodilla, estaba sangrando, obviamente había sido en la caída y quizá por la adrenalina no había sentido nada los primeros minutos pero ahora al calor de esta pelea simplemente estaba aterrorizada de caer ante este noxiano.

- ¡GAREN! –gritó, el eco apenas se sintió en el fondo de esa grieta. Su cárcel, su tumba, quizá.

- No hay nadie –gritó agitando su hacha hacia ella.

Falló su guillotina, ¿por qué? Tal vez porque su fuerza había sido reducida al mínimo por aquel golpe, ¿acaso tendría una hemorragia interna? Cada momento que pasaba odiaba más a esta muchacha, había logrado dañarlo, ¡él era un guerrero! No un hombrecillo cualquiera, trató de sobreponerse a sus heridas pero cuanto más transcurría la batalla, menos podía contraatacar.

Ya sin poder hacer más se abalanzó a ella, una pelea cuerpo a cuerpo, obviamente Lux perdía, tenía sobre ella a Darius, fuerte como un toro e imponente con su cuerpo, las lágrimas comenzaron a bordear su cuerpo mientras rechazaba los golpes de Darius, el cual parecía un tigre con su presa. La zarandeaba y tiraba para el piso.

Pero al final se cansó. Y fue hacia un lado de la pared para descansar su cuerpo, veía de lejos a la maltratada lux, la cual no paraba de verlo con miedo.

- Te mataré –dijo él desde lejos.

- Agonizas, ¿cómo vas a matarme?

- Lo haré –agregó y soltó su hacha, era pesada. Sólo necesitaba un poco de tiempo para recuperar su fuerza.

Tocó su costado herido y sacó de él una filosa roca atravesada entre sus costillas. El dolor de aquella extracción lo hizo gritar tan fuerte que su eco tronó en los oídos de Lux como una sentencia de muerte.

- Esto… -le enseñó aquel filoso pedazo de piedra y se lo arrojó a Lux- es tu culpa y… pagarás.

La joven se arrinconó mucho más, lejos de él, pero con un pequeño aire de desesperación, iba a padecer ante el guerrero éste… ser asesinada, no poder volver la mirada a sus seres queridos y su último recuerdo sería éste hombre, fiero y salvaje sobre ella. Esperaba que la ejecutara rápidamente con su hacha. No quería que dieran trágicos detalles sobre como murió, como la torturaron o como le quitaron su pureza. No podría resistir ser una víctima más de Noxus.

Amaneció y luego el día los encontró, más reluciente que nunca a través de las hojas del bosque, tanto Darius como Lux se preguntaban la razón de la ausencia de sus aliados, ¿qué habría pasado con ellos?

La seguridad del uno y del otro estarían determinadas por quien los encuentre primero. A menos que nadie los encuentre en un buen rato, al menos Lux estaría bien, Darius por otra parte respiraba dificultosamente con una mirada baja, acostado en una fría pared donde la luz del sol no daba, moriría de todos modos, había querido acercarse a la luz pero apenas podía mover su cuerpo.

No es el fin, pensaba Darius pero pasado el medio día se temió lo peor. La demaciana se veía ya un poco más tranquila mas desesperada por su estado actual, aún encerrada con él, el terror con un hacha afilada.

- ¿Dónde estás desgraciado? –musitó para sí mismo.

Su temperatura corporal bajó a un nivel en el que sentía que perdería la sensación de todo, al menos la oveja estaría libre del león pero no dudaba de su hermano, él llegaría para darse un festín con ella, la haría pagar por quitarle lo único que tuvo en la vida. Así como él era lo único en la suya.

- Es inútil si esperas que alguien te rescate –le dijo, Lux no contestó y se guardó sus demás emociones para sí misma- estamos en un… hueco, olvidado y nadie nos encontrará –afirmó y sonrió divertido.

De todas las formas en las que imaginó morir, ésta en definitiva era la que menos esperaba, prefería morir en guerra ante un rival más fuerte que él, eso era aceptable o en batalla contra varios alfeñiques que se quisieran hacer llamar 'hombres', pero esto… no; morir junto a una bruja era lo que menos esperó.

- ¿No vas a matarme? –preguntó él.

Ella dudó de su propia respuesta pero aún así se mantuvo lejos de él. El día pasó de largo así como las esperanzas de ambos por sobrevivir, Lux por algún motivo no se movía de su lugar, mantenía su vista en su captor, no parecía estar bien.

Y si bien estaba pensando, él estaba a punto de sufrir un shock y morir, ¿iba a ser capaz ella de dejarlo morir? Aún cuando él amenazó con lo mismo, Lux se debatía entre ambas cosas, dejarlo morir o atenderlo, se veía grave y lucia aún peor, la sangre no dejaba de salir, quizá no en grandes cantidades pero a lo largo del día un desangramiento era lo peor.

- No… ¡no puedo dejar que suceda! –se acercó ella rápidamente hacia él. Darius no reaccionó porque estaba más cansado y debilitado que horas antes.

La rubia haló el cuerpo de Darius como pudo hacia un lado de la pared donde la luz daba, primero debería estabilizarlo. Quitó las manos de Darius de la herida y salió otro flujo hacia ella salpicándola un poco, le sacó la armadura y lo acostó en el piso, estaba sentada frente a él con las manos extendidas en dirección a la herida.

- No desarrollé poderes curativos pero puedo reconstruir el organo que hace que sangres por dentro. Sellar la herida –apretó los labios y se dispuso a poner sus manos sobre el costado del pelinegro, el mismo se interpuso mientras la veía.

- Vuelve… a tu… rincón, prefiero morir a deberle la vida a un demaciano.

- ¡Ya basta! –gritó ella- esto es tan difícil para mí como para usted. Así que… deje que lo haga, no me deberá nada, no quiero nada de un noxiano pero no voy a dejar morir a alguien frente a mí, no es lo correcto. Esto… -puso sus manos sobre la herida y procedió a curar el interior del guerrero- es lo que soy. No una asesina.

- No me estás matando –dijo suave Darius- es mejor que me dejes morir, te lo aseguro. No hay nada que temer, los noxianos estamos hechos para entender la gloria en la muerte.

- ¿Qué gloria? Dejarte al suplicio de la inexistencia física no es algo de lo que uno pueda enorgullecerse.

- Demasiadas… palabras… -cerraba los ojos.

- ¡Hey! –le golpeó la mejilla con la palma de su mano libre.

- Bruja –dijo y cayó dormido.

Su sueño lo llevó a muchos lugares, por raro que fuera él no era el protagonista, veía personas, niños, un enorme lago, la gente acampando, riendo. Como una película frente a sus ojos, una de fantasía, como anhelaba que llegara el desconocido asesino y comenzara la matanza, ¿estaba muerto? Pensó luego, había pasado rato desde que volvió a su realidad, para ese momento dejó de ser espectador y vio sus propias manos frente a él, las movió para darse cuenta de si seguía en un sueño o pasaba a su realidad después de la muerte.

Recuperó la consciencia, su vista extendida hacia el cielo lo dejó ver la luna, justo sobre él. Había dejado de hacer frío y aunque su herida permanecía ya se sentía mejor, incluso el color pálido de su rostro había cambiado. Vio entonces al lado suyo a la demaciana, dormía plácida sin saber que él podría romperle el cuello, pero no lo haría, aún estaba demasiado cansado.

Decidió también dormir un poco, seguía agotado por tanta pérdida de sangre, debía hacerlo si quería atrapar a la rubia y llevarla consigo para sacarle información de este campamento desautorizado.

Pasó la noche y por primera vez se había relajado, tanto como para poder soñar con cosas que le gustaban, algunos eventos felices para él, la primera batalla de su hermano, los cumpleaños que pasaban juntos bebiendo, bueno… sólo Draven, él bebía muy poco, debía ser el responsable porque su hermano no lo era.

Despertó con una mueca, parecía ser una sonrisa pero de inmediato la borró al ver a aquella bruja sobre él.

- ¿Qué haces? –preguntó Darius, el torso desnudo y las cálidas manos de esta mujer lo molestaban.

- Curando la herida, falta un poco –le dijo Lux aún haciendo presión sobre la herida para ejercer su magia en ella.

- ¿Dónde están todos? –preguntó Darius mirando al cielo, azul y con algunas nubes.

- Supongo que matándose los unos a los otros.

- Deberían estar buscándonos.

- Lo harán y eso decidirá nuestras vidas –respondió ella.

- ¿Cuál es tu nombre? El mío es Darius. Creo que deberíamos saberlo, me has dado una nueva oportunidad para matarte, así que supongo que mereces que te de mi nombre.

- Luxanna pero me dicen Lux.

Ambos se vieron a los ojos conociéndose otra vez, ahora sin verse como un 'algo' sino como un 'quien'. Darius no pudo evitar notar lo joven que era, quizá porque él se sentía envejecido por el tiempo y las heridas de guerra. Su mente siempre había sido la de un adulto, incluso de joven, teniendo que velar por su hermano, cuidarlo de todos los males en la tierra de Noxus e intentar sobresalir, no era difícil, ambos habían nacido con cualidades únicas, aunque Lux también mas no sufrió en ningún momento, tenía bellos recuerdos de su infancia, siempre con un impulso positivo.

La rubia podía ver en aquel hombre más que heridas, el sufrimiento de haber crecido ante la adversidad, tantas cicatrices en su espalda y torso. La dureza de su rostro, de sus palabras, incluidos sus propios actos, lo entendía.

- Bien… -susurró él- Luxanna.

- Se oye raro cuando viene de usted.

- ¡Hump! Aún me hablas como a un viejo, ¿cuántos años se supone que tienes?

- 26 pero aparento de 15 –se rió ella y Darius no pudo evitar reír también.

De repente calló y volteó a otro lado, había sido un momento incómodo, al menos para él que había decidido no entablar ninguna conversación con ella hasta poder acabarla.

- Debemos salir –dijo ella seria.

- Deja que me recupere hoy. Encontraré la forma de romper otra roca y poder escalar.

La demaciana estuvo de acuerdo porque en cuanto salieran, podría huir de él y finalmente encontrar a su hermano, debía huir de lo contrario éste hombre que había salvado cumpliría su palabra y de eso podía estar segura, porque él no era como ella y ella no era como él.


Fin de Episodio 1