Una tontería que se me ocurrió viendo los dibujos del malogrado proyecto "Gotham High" (parece que no soy precisamente la única a quien le ha pasado) y que no sé si continuaré, pues hay muchos personajes con sus circunstancias (también me gustaría incluir a otros sospechosos habituales de Batman) y tendría que trazar bastantes historias paralelas, lo cual no sé si tengo el suficiente talento para controlarlo. En cualquier caso ha sido divertido escribir esta introducción, y lo dejo abierto por si acaso.

El administrador, un hombre maduro de unos cincuenta y tantos años, con una mirada inquisidora miró a través de sus gafas a la veinteañera que se encontraba al otro lado del mostrador. Era una chica de cabello moreno, corto y revuelto, ojos azules y un rostro atractivo que destilaba que estaba a la defensiva. Sus labios y uñas pintadas de negro y su vestuario de colores oscuros, con las palabras "Sin futuro" escritas sobre la camiseta que llevaba, le hicieron pensar que se trataba de una gótica de esas. Tanto mejor: los góticos solían ser estudiantes tranquilos y no armaban líos. Solo faltaría un loco más en esa casa de locos.

-Selina Kyle. Sí, es verdad, ya me acuerdo- dijo mientras leía en la pantalla del ordenador-. Viniste el viernes pasado para traer tu equipaje, ¿verdad?

-Así es- respondió la joven sin dejar su rostro serio-. Si no recuerdo mal, usted es James Gordon, el administrador.

-El mismo. Veamos. Tu habitación es la número seis- dijo el hombre mientras sacaba de alguna parte de debajo del mostrador una llave y se la entregaba-. Está en el segundo piso. Bienvenida a Mansión Arkham.

-Gracias- respondió Selina formando una pequeña sonrisa-. ¿Y cómo se presenta la vida aquí?- preguntó mirando hacia las escaleras del fondo que se dirigían hacia los pisos de arriba- ¿Somos muchos estudiantes los que habitamos la residencia?

-Unos quince, más o menos. Gente de todo tipo. Seguramente habrá algunos que otros con los que te sentirás cómoda, y otros que no podrá ver ni en pintura. Pero todo es cuestión de aclimatarse.

-¿Hay muchas chicas?- preguntó la joven.

-Creo que, sin contarte a ti, unas cinco. Cada una con su paranoia particular. Pero todas simpáticas. Seguramente haréis buenas migas.

-Seguramente que sí. Bien, pues gracias por la información.

-Ya sabes, ante cualquier problema me llamas y trataré de solucionarlo.

-Sí, gracias. Hasta luego.

Selina dio la espalda al administrador y se dirigió a las escaleras.

-Hola, papá- oyó decir a una voz femenina detrás de ella.

Se giró y vio a una chica de más o menos de su edad darle un beso en la mejilla al señor Gordon.

-¿Cómo han ido hoy las clases?- le preguntó con amabilidad el administrador.

-Bien, bien- respondió la chica con entusiasmo-. Aunque el bueno de Eddie ha vuelto a liarla, tomándole el pelo con sus acertijos a Bane y Croc. A esos dos bestias no les sienta muy bien que un cerebrito se ría de ellos.

-Vaya, me temo que esta tarde va a haber embrollo a la hora de la cena- se resignó el señor Gordon.

-Paciencia, papá- dijo la chica dándole otro beso-. Seguro que Bruce consigue que las cosas no se salgan de sitio. Como siempre. Y ahora me voy a mi habitación, que tengo que hacer algunas tareas.

-Bien.

Selina no pudo evitar sentir una mezcla de desconcierto y envidia. Se encogió de hombros, y continuó su camino a las escaleras.

-Hola- oyó decir a la voz de la chica a su espalda. Esta se situó a su lado mientras caminaban-. ¿Tú eres la nueva?

-Sí. Soy Selina Kyle.

-Encantada- la chica le tendió la mano y se las estrecharon-. Yo soy Barbara Gordon.

Selina se fijó en ella. Castaña, con el pelo recogido en cola de caballo, gafas. Ropa informal, pero no tanto como la suya, de colores más alegres. Se veía una chica guapa detrás de los cristales que cubrían sus ojos. No le dio mucha sensación que ambas coincidirían en gustos y aficiones.

-¿Hija del administrador?

-Sí, casualidades de la vida. Esta era la residencia de estudiantes más cercana a la universidad de Gotham. ¿Tú vienes de muy lejos?

-Sí, de un poco lejos- respondió Selina sin mucho entusiasmo, mientras empezaban a subir las escaleras-. Soy de Seattle.

-Vaya, ¿en la universidad de allí no hacían la carrera que querías?

-Sí, pero me expulsaron por problemas que tuve. Por eso me he venido a la universidad de Gotham con el curso ya empezado. Además, quería distanciarme de mi padre. No me llevo muy bien con él.

Selina dijo todo aquello sin darse cuenta, y decidió no dar más detalles. No era buena idea contar su vida de buenas a primeras. Por su parte, pareció que Barbara se dio cuenta que aquel no era un tema del que le gustaba hablar a la joven, pues desvió la conversación a otras cuestiones:

-Y dime, ¿qué carrera haces?

-Criminología.

-Oh, qué casualidad, yo también- exclamó Barbara-. Mi sueño es convertirme en jefe de policía y detener a los criminales que operen en Gotham. ¿A ti te ocurre lo mismo?

-Sí, más o menos- respondió Selina, un poco sorprendida ante el entusiasmo de la otra.

-¡Te he dicho que no!- oyeron gritar en el primer piso, a donde acababan de llegar- ¡No voy a maquillarme y vestirme de forma tan ridícula!

-¡Vamos, Pammie, no seas así, es por una buena causa!

Una chica de pelo castaño-rojizo y largo, piel pálida y vestida con un conjunto de tonos verdes, se detuvo ante ellas, evitando que se produjese un golpe entre las tres.

-Necesito a alguien que forme pareja conmigo en el espectáculo que se hará este sábado en el club de la comedia de la 'uni'. Ya me he comprometido.

Selina se sorprendió al ver a la última joven que había hablado y que en ese momento se detenía junto a ellas. Era rubia, con el cabello recogido en un par de coletas, y algo más baja que las demás, mientras que en su indumentaria destacaban los colores negro y rojo. Pero lo que vino de nuevo a Selina era que dicha chica tenía el rostro maquillado de blanco y los labios pintados de negro, y llevaba un antifaz del mismo color.

-¿Por qué no se lo pides a tu 'pastelito'?- dijo la chica pelirroja con el ceño fruncido- Estoy segura que él aceptaría.

-Es que precisamente ese día es cuando ha quedado con Nora y Victor para ayudarles en su proyecto científico. No sé qué rollo de criogenia tienen montado.

-Ey, chicas, mirad, os presento a la nueva- dijo Barbara-. Esta es Selina Kyle.

-Ah, mucho gusto. Yo soy Pamela Isley- se presentó la chica pelirroja, dándole la mano, y sin dejar su expresión seria.

-Y yo Harleen Quinzel- dijo la rubia, esta con una amplia sonrisa-. Pero la mayoría de gente me llama Harley- también le dio la mano.

-Encantada.

-Y ahora, decidme, ¿qué es lo que ocurre entre vosotras?- preguntó Barbara con paciencia.

-Esta quiere que me vista de payaso para una de sus actuaciones- respondió Pamela.

-Bueno, no es exactamente de payaso, sino de arlequín- objetó Harley-. Vestidas las dos así, le daría más fuerza a nuestro número cómico.

-Que no- siguió oponiéndose Pamela-. Mira, puedo hacer un sacrificio y hacer el número humorístico contigo, pero no me pidas que me vista así, que no lo haré.

-Jo, mira que eres aburrida- dijo Harley poniendo morros-. Para ti lo único importante son tus plantas y tu novio.

-Pamela estudia para ser botánica, ¿sabes?- le aclaró Barbara a Selina.

-Mira quien fue a hablar- le respondió la pelirroja a Harley-. A ti lo único que te importa es el club de gimnasia, las colaboraciones que haces en el club de la comedia, y tu novio. Que ni siquiera es tu novio, ya que, según Jota, solo sois buenos amigos. Si solo te apuntaste al club de comedia para estar cerca de él. Aún suerte que te eligió como su asistenta, como presidente del club que es.

-Bueno, precisamente, eso significa que no falta mucho para que seamos algo más que buenos amigos- respondió la rubia, aunque no sin cierta inseguridad.

Selina miraba debatir a las dos chicas sintiendo algo de gracia. Era cierto que aquellas dos formarían un buen dúo cómico.

-Ey, ¿a qué viene tanto jaleo?- oyó decir el cuarteto-. Se os está oyendo desde el piso de arriba.

El cuarteto de chicas miró a las escaleras y vieron que bajaban por ellas un par de chicos, ambos más altos que ellas, de cuerpos atléticos y rostros seductores.

-Ey, Pam, ¿ya vuelves a quejarte de todo?- dijo con algo de sarcasmo el muchacho de la izquierda, quien vestía con camiseta y pantalones cortos deportivos. Selina vio con desconcierto que su rostro de expresión sonriente se encontraba dividido en dos mitades verticales de diferentes tonalidades, una morena y la otra más blanquecina, al igual que su cabello rubio.

-Mira, Harvey, no me fastidies- le respondió la otra de mal humor-. Ahora solo me faltaban tus ironías para acabar el día.

-Eh, hola, Bruce- saludó Barbara al otro chico con poco disimulado entusiasmo.

-Ehm, hola, Barbara- le respondió el muchacho. Parecía mostrar algo de incomodidad.

-Mira, quiero presentarte a la nueva inquilina de Mansión Arkham: Selina Kyle.

Selina miró a los ojos de Bruce y sintió una curiosa y extraña sensación que no había experimentado antes, como una especie de agradable calidez. Se quedó estática, sin reaccionar.

-Mucho gusto- dijo el joven con una sonrisa que denotaba simpatía.

Todos esperaron una respuesta por parte de Selina, que no llegaba. Harley, con una sonrisa, dio un par de suaves codazos en un costado de Pamela, quien entendió la indirecta.

-Selina- la llamó Barbara al ver que no decía nada.

-¿Eh? Ah- exclamó la joven-. Encantada.

-Yo soy Bruce Wayne- se presentó el joven.

-¿Bruce Wayne? ¿De las Empresas Wayne?- preguntó Selina un poco sorprendida.

-Vaya, tu fama te precede- dijo el otro muchacho a Bruce-. Sí, él es el heredero de la compañía. Todo un joven millonario.

-Sé un poco más discreto- le pidió su compañero-. Y este de aquí es Harvey 'Dos Caras' Dent, nuestro querido presidente del cuerpo de estudiantes.

-Y el pesado número uno de la universidad- añadió Pamela.

-Veo que vosotros dos tenéis mucha química- dijo Selina dirigiéndose a la joven y a Harvey-. ¿Este es tu novio, al que antes se ha referido Harley?

-¿Qué…?- se sorprendió Pamela- No digas tonterías. No saldría con él ni en un millón de años. Yo tengo a alguien mucho mejor, que le da mil vueltas.

-Sí, y no sabes cómo le compadezco- le contestó Harvey.

Pamela le dirigió una mirada asesina, se dio la vuelta y se fue con paso rápido a la puerta de una de las habitaciones.

-Ey, espera, pelirroja- exclamó Harley yendo tras ella-. ¿Al final cómo quedamos con lo de la actuación?

Las dos entraron en la habitación y cerraron la puerta detrás de sí.

-No deberías hacerla enfadar así- dijo Bruce a Harvey.

-Lo sé, pero es que me lo pone tan fácil…

-Uy, si yo tengo que hacer las tareas de la universidad- exclamó Barbara-. Selina, te dejo, nos vemos luego. Adiós, Bruce- se despidió melosamente del joven-. Espero verte a ti también luego.

-Sí, claro, hasta entonces.

Tras obsequiarle con una sonrisa, Barbara también desapareció al entrar en una de las habitaciones de aquel pasillo, cerrando la puerta detrás de ella.

-"Adiós, Bruce"- dijo Harvey con voz de falsete-, "espero verte a ti también luego". Es que la tienes rendida a tus pies.

-Oh, anda, cállate- respondió Bruce mirándole de reojo y frunciendo el ceño.

-Bien, Selina, ¿tienes algo que hacer?- dijo Harvey dirigiéndose a la joven- ¿Te apetece pasar el rato con nosotros hasta la hora de la cena?

-No sé…- dudó la chica. No estaba muy acostumbrada que digamos a ir en compañía.

-Bien, si no te apetece no ocurre nada. Eso sí, te aseguro que no te haríamos nada malo.

-Me lo imagino. Pero de momento prefiero descansar en mi habitación y organizarme un poco las cosas.

-Como prefieras. ¿Vamos, Bruce?

-Sí, tú espérame abajo, que yo ahora vengo. Me he olvidado de algo.

Harvey se encogió de hombros, para seguidamente bajar las escaleras.

Una vez Bruce y Selina se quedaron solos, ambos se quedaron sin saber qué decir, ambos con cierto nerviosismo.

-¿No decías que te habías olvidado de algo?- preguntó finalmente la chica.

-¿Qué? Ah, sí- reaccionó Bruce-. Disculpa.

Y subió las escaleras hacia el piso de arriba.

Selina pensó que seguramente aquel joven que viviría con ella en la misma residencia había tenido intención de decirle algo, y que en lugar de alejarle, tenía que haberle ayudado a decirlo. En fin, siempre sería una negada con los chicos. Trató de no pensar en ello y se dirigió a su habitación. Empezaba, esta vez sí, una nueva fase de su vida, aunque, con aquella pandilla que acababa que conocer, no parecía que iba a ser todo lo tranquila que deseaba.