Summary: Un tablero de twister algo singular, el plan de un detective y un John que no sabe decir que no. ¡Regalo de navidad para Hagobi! Johnlock.
Disclaimer: Blah,blah,blah…nada es mio, solo la historia.
Advertencias: Ninguna. Solo no beteado.
Nota de Autora: Pues…es un pequeño (pequeñísimo, de hecho) regalo para Hagobi, a la que espero que le guste. Hecho con mucho amor ;).
Por cierto, les recomiendo ver la imagen primero, para que entiendan un poco mas ;P
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A leer!
Playing a game
Había sido un día bastante aburrido (para los estándares de Sherlock; la gente 'común' no se aburre tan rápido), aunque John se había entretenido yendo a la clínica y resolviendo crucigramas en el sofá. Un rato después del almuerzo (el cual John cocinó y comió, y Sherlock criticó y no probó), el detective salió. El doctor, aliviado por tener unos minutos de paz, no le prestó mucha atención. Disfrutando del silencio (cosa rara en su departamento) se propuso leer el libro que nunca podía terminar. No que esta fuera la excepción, claro, porque se quedó dormido.
Dos horas después, un ex-militar rubio se despertó sobresaltado, porque el moreno había entrado al piso dando portazos y subiendo las escaleras a los saltos, haciendo temblar la madera. Ya preocupado (no sea cosa de que se le haya ocurrido arponear a alguien en vez de a un cerdo) trató de pararse, cuando la energía (y la sonrisa maniática) del detective lo mandó de nuevo al sillón.
-Bien John, he traído un juego para que juguemos.
-Erh, no, Sherlock, no vamos a jugar al Cluedo de nuevo.–se rehusó el médico. John se había encargado personalmente de tirar ese juego (que era de la Sra. Hudson, pero eso no importaba) a la basura, para asegurarse de que Sherlock no lo 'obligara' a jugar a eso de nuevo. Al parecer, eso no había minado los ánimos del ojiazul, y había comprado otro.
-No es Cluedo, John, ¡es Twister! Conseguí un tablero muy especial, ¡un tablero único!-el rubio no estaba muy seguro de que el tono de ánimo que tenía el moreno fuera algo bueno (parecía que acabara de descubrir un caso con múltiples asesinatos) y mucho menos saludable. Pero no quería tener un dolor de cabeza tampoco, así que aceptó.
Diez minutos después…
-¡Pie derecho al amarillo!
-¡Pon tu pie izquierdo en el amarillo, Sherlock!
-¡Mano izquierda al amarillo, John!
-Mano derecha al ama-se interrumpió el solo-…te das cuenta ¿no? Que jugar al twister con un tablero que tiene solo círculos amarillos es-
-Cállate, John.
-Pero Sherlock… ¡te han estafado!-replicó algo enfadado el ex-soldado.
-Solo sigue jugando.-ordenó el moreno. No queriendo discutir, John obedeció (con los dientes apretados, eso sí).
Otros 15 minutos después, el detective finalmente había logrado lo que se había propuesto cuando salió a conseguir el tablero (pese a lo que John pensara, Sherlock había ordenado específicamente ese tablero, no lo habían estafado ni nada). Sonriendo, se propuso hacerle conocer a John su 'victoria', antes de que este se las tomara con el pobre plástico.
-¿Sabes, John?
-¿Qué, Sherlock?-contestó el rubio con voz tensa. Se estaba desesperando por el estúpido juego y por la insistencia del moreno.
-Tu trasero se ve mucho mejor desde aquí. Y tus calzones rojos se ven muy…apetecibles.