DEPUES DE LAS VEGAS

CEPÍTULO 3.

-Así que de sabores, ehhh.- Me dijo Edward al tiempo que se colocaba encima de mi en mi cama.

-Siiiii, los probamos, a lo mejor sirven como chicle.

Edward me miró con cara rara. Normal, solo le estaba gastando una broma, pero como no podía entrar en mi mente el pobre se lo creía todo. Solté un suspiro.

-Era broma, Eddie.- Le dije con una sonrisa y acercando mis labios a los suyos.

-Uf, menos mal, ya me estaba preocupando por tu salud, cariño.

Yo solté una pequeña risa que se fue amortiguando al tiempo que se iba a cercando a mi. Empezamos con un beso suave, sin malas intenciones, aunque los dos sabíamos como iba a acabar esto. Pero en mi casa, con mi padre cerca... me daba cosa. Y hablando de mi padre...:

-¡Bella! ¡Qué estáis haciendo!- Mi padre entró en mi habitación hecho una furia.

Edward se apartó de mi a la velocidad del rayo y di un salto del susto y me di un golpe en el ojo con la lámpara.

-¡Ayyyy!

-¿¡Bella, cariño, estás bien!?- Me preguntó Edward al tiempo que se volvía a cercar a mi.

Con el ojo bueno vi como mi padre salía de la habitación. El pobre se habría llevado un buen susto, pero no nos regañó como esperaba que hiciese. Eso era algo bueno, significaba que mi padre empezaba a aceptar que mi relación con Edward iba en serio.

Mi vampiro me acarició con suavidad el ojo, haciendo que el dolor se calmase un poco debido a su baja temperatura.

-¿Te duele mucho?- Me preguntó con voz suave.

Me acerqué a su rostro para darle un suave eso en sus fríos labios.

-Perfectamente.- Sonreí con picardía al tiempo que se me ocurría algo, con un dedo señalé el techo.- Techo.- Luego, con el mismo dedo, me señalé el ojo malo.- Mal de ojo.

Y así sin más, me puse a reir como una loca al tiempo que Edward no sabía si reír o llorar. Ante la duda, se acercó a mis rostro y nos fundimos en un tierno beso. Cuando se me había acelerado la respiración más de lo normal se separó de mi. Pero yo volví a tomar aire y me lancé a sus labios otra vez, esta vez, con el beso más intenso que jamás nos habíamos dado en toda nuestra relación.

-Que efusiva estás, pero temo decirte que tu padre está despierto todavía.- Susurró Edward en mi oído cuando yo estaba dándole besos por su cuello.

Me separé de mala gana, quería pasarme toda la noche triqui triqui triqui, ya me entendéis.

-Solo por esta vez, Cullen.- Dije al tiempo que le señalaba con un dedo.

-Mañana iremos a mi casa y estaremos completamente solos.- Me susurró al oído justo cuando caía en los brazos de morfeo.

A la mañana siguiente me levanté cuando escuché la música a todo volumen de un coche que se había parado justo en mi casa. Abrí los ojos irritada por la música, pero la dejé de lado al ver que Edward no se encontraba a mi lado.

-¡Edward!- Grité para ver si estaba en la casa.

Pero nadie contestó ni vino a mi cuarto. Supuse que habría salido a por mi desayuno o dar un paseo matutino, aunque quedase en un vampiro.

Me levanté con un suspiro que no oí por culpa de la música, fruncí el ceño y me dirigí hasta mi ventana para ver quien era el intruso que osaba despertarme a las nueve y media de la mañana. Cuando vi quien era mi asombro fue tal que salí corriendo de mi cuarto hasta la puerta de mi casa sin peinarme y sin cambiarme de ropa.

-¡Jake!- Grité mientras me lanzaba encima de mi amigo licántropo.

Él me cogió con sus brazos y se puso a dar vueltas conmigo al tiempo que nos reíamos a carcajadas.

-¡Baja el volumen, loco que estás loco!- Le chillé cuando le daba unos golpecitos para que me bajase.

Me dio una sonrisa lobuna preciosa y se acercó al coche para quitar por completo la música. Los vecinos estarán haciendome altares por ello. Me pitaban un poco los oídos, pero eso no me impidió que invitara a Jacob a entrar a casa.

No sé porque, pero tenía la ligera sensación de que mi amigo era la razón por la cual Edward se había ido sin despedirse.

-Ponte cómodo, vuelvo enseguida.

Dejé a Jake en el sofá del salón y subí a mi cuarto para peinarme y cambiarme de ropa, ya que iba en pijama aún. Y al mismo tiempo aprovechaba para hacer una llamadita rápida a mi novio vampiro.

Edward me cogió el teléfono al tercer sonido.

-¿Dónde estás?- Le pregunté, sin andarme con rodeos.

-Estoy en mi casa, he visto al chucho llegar y he decidido dejaros a solas un rato para que habléis.

-Aiiii mi vampiro, si estuviese delante de mi me lo comía a besos, literalmente. Ummmm, mi Edward con chocolate por encima para que me lo comiese y luego llegar al... Stop Bella, concéntrate en el teléfono.

Con una sacudida de cabeza, volví a concentrarme en la conversación que estaba manteniendo con mi novio.

-Pensaba que tu y yo teníamos planes para hoy.- Dije con un suspiro, sentándome en la cama.

-Y los tenemos, preciosa. Pasa la mañana con Jake y después de comer pasaré a buscarte a la reserva.

-Ufffff, vale, nos vemos luego. Te quiero.

Después de su "y yo a ti" colgué y me dispuse a bajar a mi salón. Cuando llegué vi a mi amigo tumbado con las patas abiertas de par en par el sofá. Me acerqué a él y le di un golpe para que se sentase bien.

-¿Qué crees que eres?¿Un perrito?- Le dije.

-Uffff Bella, si quieres me transformo para que pueda volver a ponerme es esa posición.

Rodé los ojos ante lo estúpido de mi pregunta, era medio perro, perdón medio lobo.

-Bueno sí, lo que tu digas. Levanta que vamos a la reserva, tengo ganas de una carrera de motos contra ti.

-¿No pensarás que puedes ganarme?

-No lo pienso, cachorrito, lo sé.

Y con una sonrisa de oreja a oreja en la cara de ambos salimos por la puerta de mi casa hasta su coche para dirigirnos a la reserva. Este chucho se iba a enterar de quien era Bella Swan corriendo con una moto...

Holaaa, lo siento mucho. Pero desde que me regalaron la Tablet no he parado de leer libros y he descuidado un poco esto. Bueno, espero que os haya gustado, prometo que el siguiente será más divertido, con leemon incluído y más largo.

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