Solo diré que el colegio es el único que se le ocurre ponerme una prueba cada día de la semana.
Estoy en temporada de pruebas finales, y aún lo estoy y uff... angustia. Pero bueno, aquí estoy.
¿Cómo empezar?
Simplemente, agradeciéndoles todo el apoyo en este aproximadamente, año y medio. ¿Se dan cuenta que leyeron un fic de tanto tiempo?...
Conocí a gente maravillosa en el camino, y espero seguir conociendo. Son los mejores Klainers y Gleeks, y nadie lo puede negar.
Les agradezco por el apoyo que le dan a esta escritora, que se sintió como tal cuando le decían que lo que escribía los inspiraba y les gustaba; me hicieron sentirme una mejor persona, y me ayudaron en días difíciles. Fue un arduo trabajo, requirió esfuerzo, no saben cuantas veces pensé en dejar este fic, porque yo misma no encontraba sentido a lo que hacía, y ahí estaban ustedes diciendome que les gustaba el fic, que esperaban el siguiente capítulo, y me hacía pensar... Puede que si vale la pena.
Y lo valió.
Por favor, borrar los paréntesis cuando sea necesario.
Capitulo Final: You're the One for Me.
Los pasos de ambos se veían amortiguados por la nieve. Caminaban lentamente como hace años atrás.
Un ramo de rosas blancas estaban en los brazos de Burt, mientras Kurt caminaba a su lado, apoyado en su brazo. Ambos soltaban vapor por entre sus labios, dándose apoyo en silencio. Caminaron por un par de minutos más, deteniéndose al doblar una esquina, quedándose de pie frente a la lápida, que se veía húmeda y oscura.
-Hola Lyz.- susurró Burt dejando el ramo frente a la piedra fría. El nombre "Elizabeth Hummel" inscrito con letras cursivas, destacaba frente a la blancura de las flores.
Kurt se arrodilló frente al ramo, sin importarle mojarse los pantalones, observando las letras como si ella estuviera frente a él. No habían ido a verla desde la Navidad del año anterior, actualmente la fecha se acercaba, pero no era aquella la razón de la visita.
Burt copió la acción con dificultad a su lado, ambos mirando a la única mujer que había marcado sus vidas a fuego hace años, y que ahora descansaba lejos de ellos.
El castaño alargó sus dedos hasta tocar los relieves de las letras con cuidado, como si quemaran o le hicieran daño. El hombre a su lado, solo guardaba el respeto que le correspondía en otorgar la privacidad madre e hijo.
-Cuando tenía seis.- dijo Kurt llamando la atención de su papá, que solo le observó de vuelta.- Un chico me había dicho que mi sweater era horrible.- farfulló frunciendo levemente el ceño; bajando las manos hasta sus muslos.- Recuerdo que… tenía tanta ira, porque mamá se había esforzado en hacerlo para mi.- agregó ladeando la cabeza.- Esa misma tarde llegué llorando mientras trabajabas en el taller, le conté todo lo que sucedió mientras ella me sostenía en su regazo.- susurró sonriendo al repetir la escena en su mente.- "¿A ti te molestan?", me preguntó peinándome el cabello hacia un lado, porque sabía que me agradaba de esa forma.- continuó sin alzar la vista. Burt escuchaba atento a cada palabra.- Le dije que no, porque eran los mejores sweaters que jamás había usado.- admitió con sinceridad, alzándose de hombros.- Ella siguió abrazándome hasta que me quedé dormido para la hora de mi siesta.
Burt arregló una flor que estaba ladeada, rosando el papel que las envolvía, haciéndolo sonar por un segundo.
-No tenía idea.- dijo mirando a Kurt, quien sonrió otra vez, bajando la vista a sus manos.
-Era nuestro secreto.- susurró soltando vapor, que chocaba con su bufanda.- No sabes cuanto extraño un abrazo de ella.- agregó mirando a su papá con los ojos aguados.- Solía hacerme sentir que todo tendría solución, sin importar qué tan grave era.
-Elizabeth tenía esa capacidad.- admitió alzando una mano y tomando la de su hijo.- Era amable, cálida, y podría gastar todo un día en alguien que ella quería, solo para asegurarle que las cosas saldrían bien y que sino, lo superarían juntos.- dijo tratando de calentar la piel de sus manos.- Lo heredaste.
Kurt se quedó en silencio, cerrando los ojos mientras alejaba sus manos de las de su papá, y observaba la lápida nuevamente.
-Si lo hubiera heredado, no estaría haciendo pasar malos ratos a ellos.- susurró refiriéndose a Blaine y a Tyler, que no había visto desde su vuelo, debido al cambio de horarios de salida.
-Eso de culparte, también lo sacaste de ella.- agregó sonriéndole más amenamente, pero Kurt no se contagió del todo.- No porque el mundo no gire al ritmo al que están acostumbrados, significa que son los responsables de los problemas que ocurren a su alrededor.- le recalcó palpando uno de sus hombros.
-¿Sabes?.- dijo Kurt interrumpiendo el regaño de Burt, para mirarlo directamente.- Siempre creí, que los hijos tienen una conexión con sus madres, más fuertes que con sus padres.- murmuró volviendo la vista a la lápida y a las flores.- Quizás por eso cuando los padres se separan, los niños tienden a querer quedarse con ellas... No digo que siempre sea así.- añadió rápidamente.- Pero, supongo que tenemos un lazo más fuerte con ellas.
-¿Si nos hubiéramos divorciado, me hubieras dejado?.- preguntó Burt algo dolido por la calidad de su declaración.
Kurt negó con la cabeza, sus ojos suavemente cerrados.
-Jamás se habrían divorciado.- dijo con total firmeza y seguridad.- La vida lo hizo por ustedes.
Hubo un momento de silencio entre ambos. Unos minutos que le permitieron a Burt tragar el nudo alojado en su garganta, para poder aclararse la voz.
-¿A qué quieres llegar con tu idea?.- preguntó frunciendo el ceño.
-Sé que te pedí que me acompañaras.- susurró volviendo la vista a él.- Pero, ¿Podrías darme un minuto a solas?
Burt soltó el aire contenido por su nariz, poniéndose de pie aún con una mano sobre el hombro de Kurt. El castaño alzó sus dedos hasta que hicieran ambas contacto.
-Gracias.- murmuró, aferrándose a ella unos segundos hasta dejarlo ir, arrastrando los pies por la nieve.
Kurt contuvo el aire por unos segundos, leyendo una y otra vez el nombre y el epitafio sobre la piedra húmeda.
El resto del cementerio estaba en silencio, más aún debido a la cantidad de hielo blanco sobre el pasto, alrededor de los árboles cercanos, al igual que todo el resto de lo que le rodeaba. Kurt había llegado aquella mañana; Burt le había recibido en el aeropuerto, y él solo se había lanzado a sus brazos, susurrando que no lo había logrado.
Elaine le sonrió educadamente, al igual que Cooper, mientras se despedían y tomaban caminos distintos.
-Hola mamá.- susurró sonriendo tímidamente.- ¿Cómo estas?.- preguntó poniéndose cómodo, sin importarle el resultado de su ropa o de su abrigo, recargándose sobre su muslo.- Espero que bien.- agregó en un risa nerviosa, mirando sus propias manos. Una brisa fría logró mover unos cuantos cabellos sobre su frente, haciendo que tomara un largo respiro para relajarse.-Hay veces.- continuó jugando con uno de los pétalos blancos.- En que imagino cómo sería si estuvieras aquí… ¿Te gustaría Blaine?.- preguntó luego de un silencio.- ¿Te hubiera desagradado al comienzo? ¿Lo hubieras considerado como otro hijo, al igual que Elaine conmigo?.- murmuraba mirando hacia arriba, a las sombras que provocaba un pino de metros de altura.- Supongo que, quizás solo extraño oír tu voz. Solías dar solución a todo.- agregó terminando por quitar el pétalo de la rosa, acariciándolo sobre su regazo.- ¿Qué me dirías ahora?...
Nuevamente un poco de brisa fresca movió las ramas del árbol, dejando que cayeran unos cuantos copos sobre él, mojándole el abrigo y las manos. El frío intensificándose en su cuerpo y mejillas.
-Sabes que te extraño.- añadió mirando el nombre "Elizabeth" directamente.- Y que también sabes todo el desastre que he sido por estas semanas.- farfulló sintiendo la garganta apretada.- Siento no ser el hombre que querías que fuera.- agregó en un susurro inaudible.- Pero papá me lo ha recalcado todo este tiempo, y he tratado de ser el hijo que ustedes querían que fuera.- dijo entredientes, sorbiéndose la nariz.- Prometo, dar más de un cien por ciento…-
-Kurt.- le frenó su papá acercándose a él cuando lo vio desde la distancia con sus hombros temblando.- No es necesario que hagas eso.
-Pero yo…- dijo limpiándose una lágrima que caía por su mejilla.- Siento que…-
-No.- cortó con el ceño fruncido, agachado frente a él.- Ambos sabemos mejor que nadie, que el destino cambia día a día.- susurró mirando la tumba de la mujer que ocupó su corazón hace años, y que aún lo hacía.- Y que si esto te ocurrió, lo superarás.
-Papá…-
-Kurt.- insistió con seriedad, y un poco más fuerte que el volumen normal.- Tú eres el hijo que criamos, que crié, y no te atrevas a decir que eres todo lo contrario, porque solamente no hiciste las cosas bien.- recalcó tomándolo por los hombros.- Cometiste errores, sí, eres humano. Los humanos hacemos eso.- agregó mirando al cielo, sabiendo que lo que decía era correcto.- ¿Por eso eres una mala persona? ¿Por eso todo tu esfuerzo fue en vano?.
-¿No lo fue?.- preguntó con la voz ronca por el nudo ajustado en su garganta.
-Claro que no.- susurró ladeando la cabeza.- Kurt, claro que no.- añadió atrayéndolo a sus brazos, sintiendo sus manos apretar la chaqueta por la parte de su espalda.- Ahora te diste cuenta, que todos esos errores te conllevaron hasta ahora, y que les debes dar un fin, para que puedas comenzar de nuevo.
-Suena sencillo.- agregó recordando la mirada herida de Blaine, y ese beso tan seguro y lleno de sentimiento que Tyler le dio en Paris.- Pero siento que alguien va a salir herido.
-La vida da vueltas y vueltas.- susurró Burt mirando las rosas y la lápida de Elizabeth a su lado.- Nunca sabes qué puede terminar ocurriendo.- añadió recordando la familia que tenía ahora, y que esos mismo vuelcos, altos y bajos, le entregó.
Y tal como le dijo Burt esa mañana fría en el cementerio, la vida cambia y te sorprende en el momento más inesperado.
Carole estaba cocinando un plato que le habían recomendado, pero que le costaba entender debido a los términos y especias, por lo que Kurt y ella terminaron dándose una mano en conjunto. Finn comía unas papas de un envase, que hacia a Kurt querer arrugar la nariz cada vez que sentía el aroma a esas frituras.
-Creo que eres mejor cocinero que yo.- opinó Carole tomando un poco de salsa con una cuchara de madera.- Incluso, esta mejor preparada que la original.
-Te dije que la salsa de tomate natural sabe mejor que las que venden en el supermercado.- dijo con seguridad.- Solo hay que tener paciencia.
-Prometo hacerte caso en todo.- le aseguró cerrando la olla, y colocando el fuego bajo.
Kurt sonrió al escucharla, pero sorprendiéndose un poco al sentir los brazos de la mujer rodearlo con fuerza, y sintiéndose un poco avergonzado al devolvérselo.
La puerta de la entrada sonó al abrirse, dejando notar los pasos pesados de Burt al sacudirse el hielo fundido.
-¡Llegué!.- exclamó colgando su abrigo, y cambiándose las botas por unos zapatos más cómodos y secos.
-Hey.- saludó Finn aún comiendo y observando un partido en la televisión.- Burt, van 17 a 16.
-¿Qué?.- preguntó atónito, caminando directamente a la sala, sin quitar la vista de encima del televisor.- Pero si tan solo eran un equipo invitado.- farfulló frunciendo el ceño, quitándole un fritura de la bolsa, cuidadosamente escondido de Kurt.
-"¡Hola! ¿Cómo estas? ¿Qué es eso que huele tan bien?".- dijo Carole en tono de burla y molestia, esperando un poco más de atención por parte de su esposo.
Burt sonrió al ver que su visión era tapada por el rostro de la mujer, que le obsequió un beso en la mejilla.
-¿Qué es esto?.- preguntó al ver un montón de sobres en sus manos.
-Oh, eh…- farfulló mirándolas.- Esto estaba en el buzón, preferí quitarlas antes de que se terminaran por mojar y ensuciarse.
-Muy bien.- dijo quitándoselas y dirigiéndose a la cocina. Quitándose el delantal con una sola mano, y dejándolo sobre una silla.- Veamos.- agregó colocándose los lentes que estaban sobre la mesa, comenzando a leer los remitentes.
Kurt apagó la cocina al ver que la salsa estaba lista, y le llevó una taza de té a su papá.
Ya que las cervezas eran demasiado frías para un clima así.
-¿Podría pedir algo mejor?.- preguntó Burt, bromeando y aguantándose la risa al ver a Kurt falsamente molesto por no recibir su saludo formal.
-Facturas…- farfulló Carole con el ceño fruncido al esforzarse a leer las letras pequeñas.- Creo que estas juntas de videojuegos están siendo demasiado extensas.- añadió leyendo la cantidad de ceros en la suma total de gastos de electricidad.
Kurt sonrió, limpiando los utensilios que habían utilizado, sintiéndose un poco más tranquilo al estar en familia. Pero a la vez, sintiendo pequeñas punzadas de culpabilidad al saber que dos personas, no lo estaban pasando tan relajadamente como él en ese momento.
-¿Kurt?.- le llamó Carole, releyendo el inicio de una de las cartas.- Esta… es para ti.- agregó extendiéndola hacia él.
El castaño alzó las cejas en sorpresa, pero se miró las manos al instante de querer tomarlo.
-¿Podrías…?.- preguntó viendo sus palmas mojadas y goteando agua.
Carole sonrió y asintió, abriendo el sobre con cuidado y comenzando a leer el remitente en el contenido.
-¡Pásalo a segunda base!.- exclamó Finn botando al suelo su envase de frituras, mientras Burt se inclinaba un poco más a la pantalla.
-¿De qué es?.- preguntó Kurt mirando a la mujer, quien parecía un tanto perpleja mientras releía el contenido.- No me digas que otra vez me dijeron que la tarjeta estaba sobregirada.- soltó en un tono cansado.- Ha ocurrido el error dos veces, y no porque me guste mucho comprar, significa que quiera reventar mi dinero en…-
-Kurt, cariño...- le interrumpió tomando el papel y colocándolo frente a su rostro.
-¡ANOTACIÓN!.- exclamó Finn alzando los brazos, mientras chocaba las palmas con Burt, y ambos celebraban el fin del partido.
Kurt jadeó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, colocando una mano húmeda sobre su boca.
Burt se extrañó al escuchar un sollozo desde la cocina, acercándose para ver a Kurt abrazando a Carole. Ambos igual de emocionados.
-¿Qué pasa?.- preguntó extrañado, seguido por Finn detrás de él.
El castaño sonrió entre lágrimas y extendió el papel, que fue recibido por su hermanastro.
-Estoy dentro.- jadeó en una risa nerviosa.- NYADA me aceptó.
-Sexy.- declaró Sebastian, apoyado en el marco de la puerta, sus brazos cruzados y la sonrisa ladeada.
Blaine soltó un sonido gracioso, lanzando su sombrero de graduación sobre la cama. La bata roja era el indicio de un nuevo futuro, y a la vez de una decisión definitiva de continuar con alguien a su lado… o por su cuenta.
-Por cierto.- agregó entrando a la habitación del Warbler, cerrando la puerta detrás de él con suavidad.- Felicitaciones por NYU.
-Gracias.- agregó con una sonrisa sincera.
Elaine lo había llamado, y entre su voz quebrada por la emoción y los gritos de Cooper, le avisó sobre su aceptación en la universidad.
Sí, la bata de graduación le daba el paso a un nuevo camino y vida en Nueva York. Pero de cierta forma, no sonaba ni lo mitad de emocionante sin Kurt.
No había esperado mensajes, ni llamadas, ni visitas desde el incidente en Paris; y a pesar de que sabía que era para mejor no verlo ni escuchar noticias para no hacerse daño… resultaba ser todo lo contrario.
-Blaine.- le llamó Sebastian, y el ojimiel no se había percatado de que estaba frente a él.- ¿Aún sigues pensando en eso?
Blaine soltó aire por su nariz de golpe, sacándose la bata por encima de su cabeza, dejando a la luz su uniforme sin la chaqueta puesta.
-¿Cómo es que no "debo" pensar en eso?.- le preguntó frunciendo el ceño.- ¿Qué harías si la posibilidad de estar con el amor de tu vida es tan frágil?.- agregó sonando dramático.
Sebastian le observó por unos momentos, sintiendo que la situación era irónica. Terminó por negar con la cabeza, alejando sus pensamientos mientras Blaine colgaba sus prendas en el armario.
-¿Sabes?.- preguntó sentándose lentamente en la cama, mirando a Blaine ordenando su ropa.- ¿Alguna vez te imaginaste en esta situación?
El ojimiel ladeo la cabeza, cerrando la puerta del mueble, volteándose.
-¿En…esta situación?.- preguntó cauteloso.
-Cuando comenzó este año, eras un chico problemático que odiaba al joven que tienes al frente.- explicó mirándolo. Blaine bajó la vista a sus zapatos.- No había mucha relación de tu parte con tu familia, y parecía que tu futuro estaba ennegrecido.- agregó jugando con un hilo suelto de la manta sobre la cama.- Yo no creí que terminaría ayudándote a estar junto a otro chico mientras…- susurró cerrando abruptamente sus labios, sabiendo que hablar demás no serviría de mucho a estas alturas.- Bueno, todo salió de una forma que no te habías planteado.
-¿Y esto me lleva a…?.- preguntó dudoso, aún de brazos cruzados. Sebastian entrecerró sus ojos, tomando el prendedor de los Warblers, uno circular con un pájaro y una nota musical.
-A que, aunque te rechace o no.- susurró poniéndose de pie, colgando el objeto en el bolsillo de la chaqueta sobre la silla.- Removió tu universo entero, y te dio un propósito.- declaró como si fuera obvio.- Te obligó a imponerte metas, provocó que hicieras cosas que quizá nunca pensaste… Creo que fue una de las mejores influencias de este año.
-Vaya…- murmuró alzando ambas cejas, sus labios en una mueca.- Eres bueno.
-¿No me crees?.- agregó algo ofendido.
-Por muy feliz que él sea con otra persona.- dijo sintiéndose egoísta.- Aunque esté bien, aunque tenga todos los beneficios del mundo, aunque sea la persona más a salvo de todas… siempre voy a envidiar al hombre que esté a su lado.- terminó de decir, tomando su chaqueta y saliendo de la habitación, dirigiéndose a la cafetería.
Sebastian soltó un suspiro.
Él por su parte, pensaba lo mismo.
Sus pasos eran lentos, cautelosos en su justa medida, el agarre de la mano de Blaine a la suya era firme y le proporcionaba la seguridad que necesitaba, al igual que él lo hacía sin darse cuenta.
La casa del árbol nunca había sido visitada por Kurt. Un par de veces, Blaine le contó entre risas, la historia de cómo había sido creada y todo el tiempo que llevaba allí; habían revistas, periódicos, muchos cojines, una alfombra en el piso, y sobre ella un colchón con una manta amplia y gruesa colocada encima.
-Me gustaría darte algo mejor.- admitió Blaine cerrando la puerta detrás de él, dándole la espalda, puesto que aún tenía apoyada su cabeza contra la madera.- Algo que te haga sentir más cómodo, y que sea un mejor recuerdo que éste.- agregó alzándose de hombros sintiéndose vulnerable frente a ese chico que causaba que sus piernas temblaran, que su corazón se acelerara y sus manos fueran dos extremidades inútiles en fuerza.
Kurt sonrió ladeando su cabeza, ya que ese chico al que toda la escuela temía, era el más dulce que había conocido.
-Ven…- susurró acercándose para tocar su mano, pero Blaine no alzó la cabeza. Kurt no quería obligarlo a que le mirara, o que hiciera las cosas que él quisiera, porque esto…era algo de a dos. Así que apoyó su frente contra la suya, sintiendo sus rizos rozar su piel.- Las veces que toqué este tema con mi papá…fueron incómodos.- comenzó acariciando la parte del pulso en su muñeca.- Prefería cambiar el tema, correr por la habitación con las manos en mis oídos y huir. Pero hubo una vez en que logró hacer que me sentara frente a él, y empezara a narrarme…sobre esto.
-¿Qué pasa si… resulta una total decepción?.- farfulló el chico avergonzado, y Kurt alcanzó a vislumbrar un tono rojo en sus mejillas.- Nunca hablaron conmigo, como lo hizo tu papá contigo…
-Entonces escúchame.- dijo suavemente acunando su rostro, cerrando sus ojos al sentirse a sí mismo tembloroso, y más aún cuando Blaine alzó sus manos hasta sus muñecas. También con sus párpados ocultando sus ojos.- Blaine.- susurró con su voz temblorosa.- La gente últimamente no le toma la importancia a esto, solo les parece algo que puede ocurrir una vez, y solo porque sí… pero.- murmuró entreabriendo sus ojos, encontrándose con el color miel y casi dorado.- Esto es para conectarse con la otra persona, cada toque, cada caricia, mirada, beso, roce… cada una de ellas es comunicarse de una forma distinta.- dijo soltando una risa nerviosa, sintiéndose emocionado.- Y yo solo quiero esto contigo.- agregó negando ligeramente con la cabeza, creyendo en cada palabra, sintiendo cada una de ellas.
-¿Crees que debería usar un vestido negro, o uno rojo para que se vea bien con…-
-Berry.- le frenó Santana colocando sus dedos contra sus cienes, avanzando un puesto en la fila para el café.- La bata de graduación estará sobre tu ropa, podrías ir desnuda y nadie lo notaría.- gruñó quitando sus manos, viendo a Brittany a su lado, un dedo en su mentón mientras escogía su pedido.
-No es necesario que seas grosera.- soltó cruzándose de brazos.
-Dame una razón para no ahorcarla.- farfulló hacia Brittany, quien chasqueó sus dedos al decidirse por chocolate caliente.
-Tienes que ordenar café.- dijo viendo que Rachel comenzaba a pedir su orden.
-Buen punto.- susurró sacando el dinero de su billetera, y acercándose a la caja para así pagar.
Rachel colocó un trozo de cartón alrededor de su vaso caliente, volteándose a tiempo para reconocer al chico sentado justo en la mesa al lado de la ventana.
-¿Tyler?.- murmuró frunciendo el ceño, provocando que Santana siguiera su mirada, esperando su pedido y el de Brittany.
-Oh…- susurró. Una sonrisa comenzando a formarse en sus labios, a medida que se cruzaba de brazos.
-Deja al chico en paz.- le exigió tratando de detenerla, incluso cuando Brittany fue la que tuvo que recibir los pedidos y comenzar a seguir a ambas chicas que caminaban en dirección al joven rubio.
-¿Qué tenemos aquí?.- preguntó la morena, viendo al joven devolverle la mirada, su semblante cambiando a serio cuando se percató de sus ojeras y sus ojos entrecerrados.- Luces horrible.
-¡Santana!.- la regañó Rachel, casi apretando sus vaso ante el insulto.
-No.- le frenó el joven alzando una de sus manos, y luego bajándola cansado.- Tiene razón.
-Claro que la tengo.- dijo sentándose en la misma mesa, a pesar de la mirada atónita de Rachel y su mandíbula casi tocando el suelo, cuando Brittany se sentó frente a él.- ¿Exactamente qué te hicieron?
Tyler tomó un sorbo de su café lentamente, su aspecto siendo casi el de un enfermo de gripe. Santana se contuvo de poner su mano contra su frente para tomarle la temperatura.
-Creo que enamorarse es algo horrible cuando no te corresponden.- dijo frotando uno de sus ojos.
Rachel miró a las dos chicas, quienes sabían la situación debido a que Santana obligó a Blaine a que se lo dijera en el avión de regreso.
La joven alejó el vaso del rubio, colocando una de sus manos rozando sus dedos, bajo la mirada de impresión de todos los presentes en la mesa.
-Estas siendo un idiota.- dijo con determinación.
Rachel cerró sus ojos, sintiendo que el comentario había sido desatinado. Brittany solo tomó un sorbo de su chocolate.
-¿Siempre eres tan adorable?.- preguntó sintiéndose nuevamente algo extraño al interactuar con adolescentes, y sintiéndose como tal.
-¿Sabes la cantidad de veces que la gente es rechazada?.- dijo seriamente, provocando un silencio entre los cuatro. Tyler la miró fijamente.
-Asumo que muchas.- contestó con la voz apagada y poco común de él.
-No te imaginas cuantas veces un hijo es echado de sus casas porque sus padres no aceptan a la persona que aman.- declaró mirando una gota de café sobre la mesa.- No estuviste en la posición de una nieta que amaba a su abuela, y que ahora es odiada por ella, porque ama a las chicas de la forma en que debería amar a los chicos.- susurró frunciendo el ceño, recordando a una de las personas que más deseaba que la aceptara.- No porque un chico te rechace el mundo se va a acabar.
-¿Alguna vez sentiste que no valías nada?.- le preguntó seriamente, sabiendo que sus palabras eran demasiado pesadas para una chica tan joven.
-Cuando creí que el amor de mi vida había llegado.- dijo Rachel haciendo girar el vaso en sus manos, alzándolo de la mesa un par de milímetros.- Se fue con la chica más popular de la escuela, me cambió, y pensé… ¿No soy bonita? ¿No soy lo suficiente?.- preguntó en susurros, recordando los días oscuros, sabiendo que el mundo se derrumba cuando el amor no es de la forma en que crees.- Pero finalmente el destino me devolvió a su lado, ¿Sabes?
-Santana ha sido la única que jamás me ha llamado tonta en toda la escuela.- dijo Brittany viendo vapor de su bebida subir hasta su nariz.- Y no supe cuando pasó, pero solo de un momento a otro entiendes que… toda la oscuridad de tu cueva, de pronto de ve iluminada por alguien que prende una linterna.- agregó apuntando a Santana, quien le sonrió cálidamente en ese día tan frío.
Tyler suspiró percatándose de que la mano de Santana ahora cubría sus propias manos. Asumió que los jóvenes siempre recibirían su admiración, ya que eran los seres más sinceros y determinados que podían existir.
-¿Quieren otra ronda de café luego de esta?. Yo invito.
Kurt tenía su corazón divido.
Por un lado estaba el hombre que lo había salvado, que logró mantenerlo con vida un mes, cuando le faltaba una parte que lo complementaba. Le ayudó a secar sus lágrimas y obligarlas a no salir más, porque debía olvidar, porque el dolor no le hacía bien a nadie.
Tyler estuvo ahí para salvarlo de su caída fuerte y dura contra el piso, le ayudó a limpiar sus rodillas, a curar sus magulladuras y moretones; era el amigo en quien confiaba más… más que en muchos.
Y en el otro extremo del plano estaba Blaine, aquel chico que todos odiaban y que ahora se preguntan dónde estaba o si finalmente había matado a alguien. Kurt sabía que no era cierto, no era un asesino y sólo se ocultaba tras una máscara que logró quitar. Dos grandes personas que ahora pedían a gritos silenciosos escoger. Ambos sufrían e irremediablemente, la decisión haría sufrir al otro; pero esas eran las consecuencias que sabían que debían pasar. Hoy era el día en que tenía que tomar una decisión.
Miró hacia el reloj de la sala, percatándose que solo faltaban un par de horas, tomó sus llaves y abrió la puerta, recibiendo los copos de nieve llegar debido al viento.
-¿Estas seguro?.- le preguntó Burt desde el pasillo. Preocupación en su voz.
Kurt se volteó solo para asentir con determinación, volviendo su vista a la cochera, encaminándose a sacar su Navigator.
Blaine le besó con suavidad, casi un roce, demasiado puro, único, cuidadoso.
"Aquí no hay barreras, pensó, no hay quiénes nos digan que amar de esta forma esta incorrecto, o que somos demasiado jóvenes para enamorarnos."
Ambos se recostaron sobre el colchón. Uno a cada lado, mirándose con las frentes juntas, solo dando suaves caricias en sus manos, con Blaine dándole pequeños besos de esquimal haciendo que sonriera. Creyendo fervientemente que esto estaba bien.
Solo eran dos vírgenes aprendiendo a amar de esta forma.
-¿Estas nervioso?.- preguntó Blaine en un susurro, cuando Kurt le acariciaba la tela de la camiseta, luego de sacarse las chaquetas.
El ojiazul le miró a los ojos nuevamente, y Blaine también, detrás de esas tupidas y curvas pestañas negras que lograban hacer que su corazón frenara o se acelerara en una fracción de segundo. Fue como recordar todo, desde el día en que se conocieron, que lo salvó de golpes de Karofsky, que le cuidó de su resfrío cuando Burt se había marchado por el trabajo del Congreso, que se enfrentaron a Sebastian, que él le cuidó de su ojo herido por un granizado, que se habían besado por primera vez luego de un impulso de enfado, que se habían alejado por una estúpida pelea en un bar, y que ahora estaban a punto de entregarse de esta forma.
-No.- susurró sin quitar la vista.
El tiempo pareció dejar de transcurrir desde entonces. Se quitaron el uno al otro las prendas, dejándolas a los costados, admirándose al estar tan vulnerables, pero sintiéndose seguros solo porque estaban juntos.
Fue lento, con demasiado cariño, cada roce de sus dedos al conocer nuevas pulgadas del cuerpo del otro, sintiendo cada respiración y cada latido pecho contra pecho; Blaine confirmando que cada parte nueva de piel pálida era igual de suave que la anterior, Kurt sabiendo que sus corazones se habían coordinado de alguna forma especial, ambos sintiéndose tan enamorados.
La primera vez, pensó el castaño, se supone que la gente esta inquieta, ya que están a punto de hacer algo desconocido y apresurándose a cruzar la línea para averiguarlo. Agradeció que la primera vez fuera de a dos personas, y agradeció aún más porque era con él y ningún otro.
Fue como si sus cuerpos se expresaran solos, como si sus manos tantearan caminos recién memorizados para nunca olvidarse, y todo tan exageradamente suave e imperfectamente perfecto, que se avergonzó de soltar unas pequeñas lagrimas cuando ambos habían finalizado sus movimientos y dejaban a sus corazones volver a su ritmo. Pero Blaine también estaba así, se secaron los rostros el uno al otro, se rieron suavemente y emocionados, por fin sintiendo que no había un mundo alrededor de ellos, y que la noche duraría para siempre.
-Te amo.- repitió Blaine, por segunda vez en ese día, escuchándose ahora con un significado mucho más grande que minutos atrás.
-Te amo.- confirmó el ojiazul acariciando su rostro, sonriéndose y quedándose posteriormente dormidos.
Completándose el uno al otro, sabiendo que ese sentimiento ya no se detendría.
Lima Bean estaba a punto de cerrar.
Santana, Brittany y Rachel se habían marchado, odiando un poco menos a Tyler gracias a lo amable que había sido con ellas.
No era tan mala persona como creían, sobretodo, después del gran favor que le hizo a Kurt sobre NYADA.
Las sillas estaban sobre las mesas, la barista estaba limpiando los pasillos y recogiendo el resto de las servilletas y vasos vacíos, mientras Tyler observaba por la ventana aún.
Desde lo sucedido, no le agradaba llegar a casa.
Lo único que hacía era deprimirse en su habitación, acostándose con las luces apagadas, durmiendo eternamente hasta que Anneliese volvía y lo regañaba por exagerar los hechos.
Quizás lo hacía. Santana se lo había dicho.
-Vaya.- una voz sonó a su lado, haciendo que alzara la vista al joven castaño a su lado.- Tú otra vez. Realmente creí que en Paris sería la última vez que te vería.
-Cada vez más confirmo mi teoría en la que tú eres el acosador y no yo.- bromeó viendo al chico sentarse frente a él, percatándose de su mirada penosa a su rostro.
-Luces horrible.- soltó Sebastian en un resoplido.
-Ya me lo han dicho.- declaró rodando los ojos, sintiendo un sentimiento extraño cuando la mirada del chico persistió.- ¿Qué?
-Solo falta un par de días.- declaró pestañeando inocentemente.
-¿Marcas los días que pasan en un calendario?
-Auch.- susurró Sebastian esbozando una sonrisa ante su venenoso comentario, pero sabiendo que no lo hacía apropósito.
-Lo siento.- susurró apretando el puente de su nariz.- Tuve una pequeña visita que me hizo pensar un poco y… solo estoy confundido.
-¿Quieres que te compre un par de pañuelos o ya tienes los tuyos?
-Auch.- murmuró de vuelta, provocando que ambos se miraran con la misma sonrisa ladeada.- Bien, lo acepto. Me lo merecía.
-¿Te han dicho que haces tormentas en vasos de agua?.- preguntó haciendo sonar sus dedos contra la madera de la mesa.
-No con esas palabras, pero sí.- afirmó alzando una ceja, analizando la frase.- Supongo que nunca me había… enamorado.
Sebastian alzó su mirada hasta el joven, cuyas ojeras lilas eran notorias, más aún por su tono de piel.
-Asumo que me han gustado muchos chicos.- dijo Sebastian acomodándose en su asiento.- Y he tenido cientos de aventuras de una noche.
-Interesante…- susurró Tyler, sin entender su punto.- ¿Realmente quería saber sobre tu vida sexual?
-No, realmente quieres saber, que "enamorarse" y "gustar" tienen significados distintos, amigo.- declaró con seriedad, provocando que un escalofrío le recorriera la espalda.
-¿Te enamoraste alguna vez?
Sebastian entreabrió sus labios, la voz sin que saliera de ellos. Su expresión fue de sorpresa. ¿Realmente lo había hecho? ¿Blaine había sido el amor de su vida, tal como el ojimiel definía a Kurt?
-Probablemente no.- declaró alzándose de hombros.- Solo una vez, quise demasiado.- terminó por aclarar sin mirarlo.
Tyler ladeó la cabeza mirando al joven, su semblante frágil, como nunca antes lo había visto.
-Sabes, yo tampoco creí que te encontraría aquí.- susurró sonriendo con su dulzura característica, el rostro de Sebastian sintiéndose cálido de pronto.
-Interesante.- farfulló, haciendo reir al rubio. Percatándose de que no lo había hecho en días.
Sebastian sonrió levemente, tratando de que no fuera notorio.
-¿Te invito a algo?.- preguntó de pronto el castaño mirando al mesón.
-La verdad es que ya tomé dos tazas de café.- dijo alzando su vaso vacío.- No creo que pueda beber más.
-Entonces a cenar.- declaró poniéndose de pie al ver que la joven que ordenaba les lanzaba miradas de suplica para que se marcharan.
-No es necesario.- dijo el chico negando con la cabeza, alzando ambas manos.
-Vamos…- insistió haciendo un gesto con la cabeza hacia la entrada.- ¿De un corazón roto a otro?.
Tyler recordó la frase de Paris, sin entender que aún existían personas así, extrañándose, pero a la vez, sintiéndose distinto de una buena forma.
-De acuerdo.
Bajó de su auto sintiendo el piso blando de la tierra húmeda luego de la nevada. Sacudió sus botas antes de tocar el timbre hasta que vio al chico desaliñado y algo preocupado que salió a recibirlo.
-¿Kurt?.- preguntó con la voz adormilada.
(https)(:)(/)(/)(www).(you)(tube).com(/)(watch?v=8YdOam7qPUs)
You can be the peanut butter to my jelly Puedes ser la mantequilla de maní de mi mermelada
You can be the butterflies I feel in my belly Puedes ser las mariposas que siento en mi estómago
-Hola Tyler.- susurró con pesar, sintiendo nerviosismo en cada parte de su piel.- ¿Puedo pasar?.- preguntó mirando hacia dentro de la casa con los labios en línea recta.
You can be the chills that I feel on our first date Puedes ser el escalofrío que sienta en nuestra primera cita
El rubio asintió arreglándose los lentes de descanso, debido a todo lo que tenía que estudiar para la universidad o quizás todo lo que quiso leer para distraerse, o más acertadamente, todo lo que dejó de lado estos días. Una vez dentro de su casa, notó que era muy acogedora; había una estufa a gas encendida en un rincón manteniendo una temperatura grata y cálida. Un sillón personal color blanco crema, al lado una pila de libros dónde Kurt se preguntó si los leía todos a la vez o solo estaban en desorden, o si simplemente no había leído ninguno; una mesa barniz marino con un pequeño cubierto blanco y un florero con hortensias rosadas; había un televisor en un mueble enorme pegado a la pared, todo decorado de pequeñas figuras y algunos premios; un reloj colgado en la pared al fondo que indicaban las 13:00 horas, cuadros de pinturas conocidas y abstractas. Tyler de pie frente a él.
You can be the rain from the cloud when it's stormin' Puedes ser la lluvia de la nube cuando hay tormenta
Or you can be the sun when it shines in the mornin' O puedes ser el sol que brilla por la mañana
-¿Cómo me encontraste?.- preguntó el rubio mordiéndose el labio inferior.
-Me lo mencionaste una vez.- respondió alzándose de hombros, pasando un nudo nervioso por su garganta. Se veía notoriamente inquieto.
-¿Qué pasa…?.- preguntó con su corazón latiendo fuerte, con un dejo de esperanza en su pecho.
Kurt suspiró dejando caer sus hombros, acercándose un paso hacia él, sin mirarlo a los ojos.
-Necesito hablar sobre… nosotros.- declaró sabiendo que alargar más el tema, sería doloroso.
-¿Qué hay con nosotros?.- susurró con miedo, apoyándose en la parte contraria al respaldo del sillón acompañados con el sonido titilante del fuego encendido en la estufa.
Alzó la vista con la mirada decidida y el rostro serio, viendo a Tyler cansado y apagado. No era el joven que conocía, y saber que él había sido el causante, hacia que un peso cayera justo en medio de su pecho.
-No quiero obligarte a que digas cosas que no quieres y que te hagan sentir incómodo.- le aclaró haciendo que se relajara notablemente.- Solo… quiero agradecerte.
-¿Por qué?.- preguntó con un hilo de voz mirando al joven frente a él, tan inocente y tan adorable ahora mismo con ese gesto de preocupación.
-Fuiste un pilar importante en todo este tiempo, me hiciste poder pararme y me enseñaste que se puede ser independiente, salir adelante cuando es necesario, porque debes hacerlo por ti.
Tyler asentía a cada frase sin saber exactamente al punto al que quería llegar mientras se arreglaba los lentes nuevamente. Kurt se acercó hasta él con lentitud, extendiendo sus brazos hasta abrazarlo, y acurrucándose bajo su mentón, el rubio sin poder reaccionar tan deprisa quedó con las manos colgando a sus costados.
-Te quiero, Tyler.- susurró con la voz amortiguada contra su camiseta gruesa y cálida.
Blaine pasó su mano por el rostro por tercera vez, revisó la hora por quinta, suspiró por sexta…
No estaba seguro de lo que iba a ocurrir en los próximos 5 minutos de espera. En esa cantidad de segundos, sonaría el timbre, los estudiantes de Dalton bajarían a almorzar horas antes de la ceremonia, como cada receso a las 13:15 y la escalera se llenaría.
Cause your the one for me (for me) Porque eres el único para mi (Para mi)
And I'm the one for you (for you) Y soy el único para ti (Para ti)
You take the both of us (of us) Nos tomas a ambos (A ambos)
And we're the perfect two Y somos el dúo perfecto
4:30 minutos de restantes.
Se desabotonó la chaqueta por orden, para luego volver a abrocharla y suspirar otra vez. Caminó hasta quedar apoyado en el barandal de la escalera principal, dejó que sus manos colgaran y su cabeza se apoyara entre ellas. ¿Qué pasaba si Kurt había escogido a Tyler?
4:00 minutos.
¿Si se quedaba con el estudiante de medicina, mayor y formal en vez de él?, quizás Kurt había sido una fantasía que le jugó su mente porque se sentía solo. Pero ese era el problema; con él sintió que no había soledad alguna y que quizás si había algo de felicidad en el mundo. Su sonrisa, sus ojos, su risa, la forma en que caminaba, sus bromas, sus lágrimas, sus pataletas…
Soltó un sonido gracioso al recordarlo con el rostro todo enfadado, su ceño fruncido y la boca en una mueca. Y ahí había encontrado lo que le preocupaba tanto y le oprimía el pecho.
You can be the shoes and I can be the laces Puedes ser los zapatos y yo seré los cordones
You can be the heart that I spill on the pages Puedes ser el corazón que derramo en las páginas
3:00 minutos.
Cuando esas sonrisas iban dirigidas a él y sentía celos cuando iban para otras personas, cuando sus miradas iban a otras personas…a Tyler, porque temía que descubriera lo maravilloso que era y se lo arrebatara tan fácil como él mismo lo dejó.
Gruñó dándose ligeros golpes con sus puños cerrados contra su frente, aún dejándola descansar en ellas. Sus ojos cerrados recordando los últimos días en que solo quería tenerlo de vuelta y rogarle que lo perdonara, porque no podía seguir así de infeliz. Si antes se sentía devastado, ahora estaba en la miseria.
Don't know if I could ever be No sé si alguna vez podría…
Without you cause boy you complete me Estar sin ti, porque me complementas
And in time I know that we'll both see Y con el tiempo sé que ambos nos percataremos
That we're all we need Que nosotros somos todo lo que necesitamos
2:00 minutos.
Pero a pesar de que su corazón ardiera y que las fibras que lo mantenían aún intacto se empezaran a romper y tuviera que vivir así, tenía que plantearse la idea de qué ocurría si Kurt se marchaba con Tyler. ¿Si se iba?
Te abandonaría como lo abandonaste tú.- le acusó una voz dentro de su ser y levantó la cabeza en el acto con los ojos entrecerrados por el cansancio, la pena que quería volver asomarse en cada una de sus facciones. Él no lo abandonó, él quería quedarse, pero no podía. Tenía que seguir las órdenes de su padre.
Nunca fue así.- gruñó otra vez.
No, pero no quería hacer todo más difícil. Todo implica riesgos.
Y uno era dejarlo ir.
El timbre sonó y varias puertas de los dormitorios se abrieron, de los pasadizos detrás de las escaleras comenzaron a bajar los estudiantes, también sus vecinos de las habitaciones a su lado. No ayudó el dolor desgarrador en su pecho al hecho de que debía mantenerse fuerte, tenía que seguir con su vida normal. Sin Kurt. Como lo había hecho todos esos días extrañándolo a más no poder.
Solo pedía abrazarlo por última vez, besarlo, tocarlo, sentirlo y decirle que lo amaba sin palabras, porque así era. Un chico de ojos azules le hizo sentir vivo y sin él, la vida se iba estando despierto.
We're the perfect two Somos el dúo perfecto
Baby me and you Cariño, tú y yo
We're the perfect two Somos el dúo perfecto
Bajó un escalón con suma lentitud, aún no queriendo dejar ir la idea de que podía aparecer en cualquier momento, en que volvería corriendo; así que miró de reojo por los pasillos ya casi vacíos. Nada.
-Te voy a extrañar.- susurró para comenzar a bajar solo un poco más rápido. Pero la velocidad aún era tal, que ya no habían más chicos a su alrededor y todos, supuso, se hallaban en el comedor.
Kurt se alejó unos centímetros hasta encontrarse con sus ojos grises y tocar sus hombros con cuidado.
-Pero no nos pertenecemos el uno al otro.- añadió negando casi imperceptiblemente.
Se quedaron ambos en silencio, el mayor sin reaccionar, sin moverse, con la vista oculta bajo sus mechones de cabello desordenado. Solo sus manos apretaron fuertemente al joven menudo contra su pecho cuando sintió sus hombros temblar en un llanto silencioso.
-No más lágrimas. ¿Bien?.- le recordó apoyando sus labios contra su suave cabello, sin besarlo.
-Discúlpame.- dijo en un susurro entrecortado.- Pero mi hogar no es aquí.
-Lo sé.- admitió con derrota en su voz.
Kurt seguía encogido de hombros y con el rostro oculto en los pliegues de su ropa, estrujaba su camiseta en sus puños, mientras las lágrimas caían sobre éste y el dorso de sus manos.
-Fuiste la mejor persona del mundo con un desconocido, solo sentándote con él a tomar un café.- le recordó Kurt, hablando del primer día en que se conocieron, y Tyler creyó poder visualizar en su mente al joven con gesto preocupado y mirada triste. Muy parecido a un príncipe, y que lo era en todo sentido.
-Es un bonito recuerdo.- agregó dando un último apretón contra su cuerpo. Kurt cerrando fuertemente sus ojos, porque sabía que ese era el adiós definitivo. Se separaron, aún manteniendo sus manos contra sus hombros; Tyler le limpió las lágrimas que quedaba sobre su cara mojada y le sonrió acunándole el rostro.
-Eres una gran persona.- dijo sonriendo sin dejos de preocupación, sin temor, ahora sabiendo que su corazón tenía permitido latir por cierta persona.- Y sé que alguien podrá quererte con tanta fuerza, que jamás te dejará ir.
Tyler sonrió ante sus palabras, recordando cierta cena de hace unos días en un restaurante barato, pero que le había subido el ánimo en medio de la tempestad.
-Eso espero.- contestó acercándose a besar su frente con parsimonia.
Dio un paso más, rozando el último escalón de la escalera de caracol, justo cuando una voz le interrumpió.
-¿Disculpa?
You know that I'll never doubt ya Sabes que nunca voy a dudar
And you know that I think about ya Y sabes lo que pienso sobre ti
And you know I can't live without ya Sabes que no puedo vivir sin ti
Blaine abrió sus ojos casi saliendo de sus orbitas, volteándose lentamente para visualizar a un joven con botas altas, pantalones escoceses, chaqueta negra, una camisa blanca, corbata roja, la piel marmolada, cabello estilizado, esos ojos y esos labios.
-¿Puedo preguntarte algo?. Soy nuevo aquí.- dijo Kurt sonriendo, por fin luego de tanto tiempo, con las lágrimas luchando por aferrarse a sus pestañas por la felicidad de poder haber elegido.
Blaine entreabrió sus labios incrédulo, el aire apenas saliendo de ellos, una sonrisa boba en su rostro.
Logrando reaccionar para abrazar a Kurt con fuerza, escondiendo su nariz entre su cuello y el borde la camisa, sintiendo su aroma. Percibiendo sus brazos rodearle los hombros y su sonrisa contra su oreja.
Cause your the one for me (for me) Porque eres el único para mi (Para mi)
And I'm the one for you (for you) Y soy el único para ti (Para ti)
You take the both of us (of us) Nos tomas a ambos (A ambos)
And we're the perfect two Y somos el dúo perfecto
Aferró a Kurt, acariciando su espalda con su pulgar como si fuera lo más preciado de su mundo, porque lo era. El joven de cabello castaño cerró sus ojos dejando que circularan libremente las gotas saladas contra la piel de su rostro. Un suspiro aliviado relajó su cuerpo completamente. Ahora todo tenía sentido.
Blaine se alejó de él al cabo de un largo rato en que ninguno de los dos se percató del tiempo, le secó las lágrimas bajo la sonrisa imborrable del rostro del ojiazul y se la devolvió con ternura, soltando todo el aire que le quedaba en los pulmones.
-Mi nombre es Blaine.- dijo mirándolo directamente a los ojos. Porque si era un nuevo comienzo, debían empezar bien.
-Kurt.- susurró temblorosamente por la felicidad brotando de sus ojos en nuevas lágrimas, al igual que Blaine; quien soló se alzó en las puntas de sus pies para poder besarlo con suavidad, intensidad, pasión, todo lo que no pudieron decirse en tanto tiempo, volviendo ahora a estar en el lugar que correspondían.
Kurt le rodeó con fuerza y firmeza.
Este era el chico que jamás volvería a permitir que se alejara, el que le besaba con tanta firmeza y amor, que estaba seguro que era el chico de sus sueños.
Sabiendo que sí, que esa era la decisión correcta.
-¿Estas seguro, verdad?.- exclamó Tyler desde el umbral de su puerta. Viendo como se marchaba hasta su camioneta. Kurt se volteó con una suave sonrisa sincera en su rostro.
-Él es el único para mi.- contestó con un brillo en sus ojos antes de subirse al auto y dirigirse en busca del chico que tenía su corazón.
The End.
¿Qué tal?...
Bueno, algunas noticias...
El fic: Roses In December, me dijeron que ya lo había traducido bajo otro nombre, la verdad es que yo le pedí autorización a la escritora, y no mencionó nada al respecto. Así que... si ya hay una traducción, es porque la escritora original no sabía y por ende no me lo dijo, por lo tanto... lo traduciré de todas formas. Denme tiempo.
El segundo fic: Por ahora, tengo que arreglar el primer capítulo, sé que dije que lo publicaría apenas terminara You're the One for me... Pero quiero que tengan una buena primera impresión, sean pacientes, no me demoraré tanto, ¿Ok?
Nada más que darles las gracias a todos y a cada uno de ustedes, a Klaine Forever Latino que publica mi fic en su página, que es muy buena ah, se las recomiendo. ;)
Espero y no me olviden, jeje, volveré cuando menos se lo esperen.
Los quiero, amo y adoro, por siempre, ¿Ok?
Gracias por todo!
~Carolice