VAS A DOMARME O A ENAMORARME

ACLARACIÓN: Los personajes no me pertenecen, son propiedad intelectual de J.K. Rowling.

Iba a hacer esta aclaración al final, pero cambie de parecer, este fic ya lo habia publicado antes, hace muchos años atrás, y luego di de baja mi cuenta, inclusive tenía otro nombre (Sakura Niwa).

Ahora al leer mi historia nuevamente, me doy cuenta que quiero compartirla.

Esta historia fue la más importante que escribí. Nació de una canción, de un sueño estando despierta. Así que aquí la dejo, de nuevo. Sin modificación alguna, tal como la primera vez.

Ojala y sea de su agrado.

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-Draco no te atrevas a convocarlo, él es muy poderoso!- le gritó furioso su padre.

-Mira Padre! El y yo somos lo mismo, él es mi pasado y yo soy su presente...Así que no me molestes, solo debo convocarlo y vendrá!

En ese momento entraba Narcisa:

-Draco escucha a tu Padre, por favor!

-Madre también dudas, es que nadie confía en mi poder!

-No es eso Draco,- le dijo su padre bastante nervioso-...Es que Dragis siempre estaba con su guardiana con Kiabella, ella lo ayudaba, lo cuidaba; y vos no sabes donde esta ella. Y todo por tu maldito orgullo, que no la has encontrado!- le reprochó nuevamente su padre.

Draco se puso furioso:

-Yo no voy a depender de una maldita sangre impura nunca!- y luego de exteriorizar lo que estaba sintiendo en ese momento, lo convocó. Draco no llegó a percatarse, a su alrededor todo se volvió oscuridad bajo un silencio sepulcral.

"Acaso he muerto?"

Mientras tanto en el salón de los espejos de la mansión Malfoy, ambos padres miraban como el cadáver inerte de su hijo yacía tendido sobre el frio y hermoso mármol.

-Siempre supe que era un imbécil, pero no para tanto!

Narcisa tenía los ojos llenos de lágrimas:

-Cuánto dormirá? Es tan joven solo tiene diecisiete.

-Es un imbécil y se lo merece. Dormirá hasta que ella despierte, si es que despierta.

Y llevaron el cuerpo de su hijo mayor a su alcoba, en donde yacería hasta el día en que ella, su guardiana viniera a buscarlo.

Porque según la historia, según los libros, ellos estarían juntos por siempre y si uno nacía el otro también nacería, y si uno despertaba el otro también despertaría. Tal vez no se amarían pero estarían juntos por siempre.

De eso no había duda.

Hermione ya tenía 21 años, y aunque muy pocos lo pudieran creer, había encontrado al amor de su vida en la persona menos esperada por todos: su mejor amigo de la infancia, Ron Weasley. Estaban ambos profundamente enamorados y se estaban por casar y ella sentía que estaba en una nube de felicidad. Su vida era tal como ella deseaba, y por nada del mundo pretendía cambiarlo ni por nadie.

Que equivocada que estaba.

-Nerviosa doctora?- le preguntó una joven de cabellos rojos como el fuego.

Hermione la miró sonriente y le dijo:

-Y quien no estaría nerviosa, Ginny. Me caso dentro de diez minutos...Acaso vos no lo estarías?

Ginny le sonrió y asintió con la cabeza. Cinco minutos después salía del cuarto para terminar de preparar todo. Hermione estaba sentada en una de las sillas y se observaba en el espejo:

"Ok! Es el gran día!"

Pero antes de salir, entró Harry, quien no se veía muy bien. Estaba demacrado y su piel mucho más pálida:

-Harry estas bien? Te ves cansado, parece que no has tenido una buena noche?

-Mione no sentís nada raro?

Ella lo miró extrañada, y a la vez preocupada:

-No Harry, para mi está todo bien. No me asustes, pasó algo malo?

El negó con la cabeza, y le sonrió:

-Perdona debe ser el cansancio por tanto trabajo- hizo una mueca- por ser auror, por qué no fui profesor? Me lo puedes decir?

Ambos soltaron una carcajada.

-Bueno creo que ha llegado la hora, no crees? Va a entregarme, Señor Potter?

Harry le sonrió:

-Hermione vos sos como mi hermana, y si alguna vez él hace algo mal... me decís. Vos te lo mereces, vos te mereces lo mejor.

Ella lo abrazó y él la estrechó muy fuerte contra él. Al soltarla, sus ojos se perdieron en el cuello de su amiga:

-Hermosa curva, Mione.

-De qué curva me hablas?

Y Harry sin vergüenza alguna, recorrió con su índice uno de los lados de su cuello:

-De esta curva.

Ella se sonrojó y optó por el silencio. Ambos salieron hacia el altar.

La música comenzó a sonar de fondo, era una melodía hermosa que te invitaba a avanzar. Harry la llevaba del brazo y ella avanzaba firme y sin nerviosismo. Al pararse frente al altar, y ver a Ron todo cambio. Algo en ella se mostró reacio, ante el contacto con la mano de quien era el amor de su vida.

"Que me pasa, que es esto tan raro que estoy sintiendo?"- inconscientemente miró hacia donde estaba Harry, y notó algo, él estaba aun mas pálido. ¿Qué estaba sucediendo ahí?. También había algo más, lobos, aullidos de lobos se oían afuera de la iglesia, daba la sensación de que le estaban dando la bienvenida a algo terrible, a algo nefasto.

"O tal vez a algo distinto?", sugirió una voz dentro de su conciencia. Ella se asustó más, y como Ron se percató de esto, le aferró con fuerza la mano de ella.

-Estas bien?- le susurró dulcemente.

Ella solo asintió con la cabeza. Pero no, no estaba bien. Nada ahí estaba bien.

El cura comenzó a hablar, ella no oía las palabras, no podía escuchar las palabras, que era lo que estaba diciendo. Todo a su alrededor se mostró confuso, renuente a su entendimiento.

"Qué me pasa?"

El cura entonces pronunció las palabras mágicas:

-Hermione Jane Granger aceptarías como esposo a Ron Weasley. Para amarlo y...

Pero ella dejó de escuchar, de pronto al escuchar esas palabras, al entender su significado, al entender que se trataba de la persona con la cual debería compartir toda su vida, otra imagen le vino a la cabeza. La de él: su peor enemigo, la imagen de Draco Malfoy.

E hizo lo inevitable, que desencadenó el fin de una época y el principio de otra: tan solo retrocedió un paso. Al asustarse al pensar en Draco dio un paso para atrás y todo fue como tenía que ser.

De pronto, las puertas de la iglesia se abrieron de par en par, y una multitud de murciélagos entraron volando hacia el altar. No importaba que fuera de día, ellos revoloteaban sobre los invitados, sin embargo había a una persona a la que no perturbaban, a Harry.

-Por qué a vos no te molestan?- le preguntó Hermione en la confusión, en medio del caos.

Harry la miró a los ojos, y le susurró:

-Te le pareces mucho, pero no eres ella.- Y sin decir nada mas, desapareció del lugar, sin embargo los murciélagos siguieron ahí.

Hermione no sabía qué hacer. Y dejó que su instinto la guiara, salió corriendo de la iglesia. Pero en su intento, fue detenida por Ron.

-Pero que pretendes hacer, Hermione?

Y ella sin saber por qué actuó como actuó, le gritó:

-Déjame, él me necesita- y sin más salió corriendo. Desapareció antes de que Ron la pudiera seguir.

Lo que ella no se imagino, que Ron tal vez y sabia más de lo que todos creían.

-Hermione me pagarás con sangre lo que hoy has hecho.

Ella apareció en un hermoso salón rodeado de espejos, que iban desde el suelo hasta el principio de la hermosa cúpula que conformaba el techo.

-Pero qué es este lugar?

Y de lejos escucho una pequeña risita. Una dulce e infantil risa.

…..

Narcisa Malfoy era una mujer llena de lujo y aunque todos pensaran que eran una familia fría y sin corazón, Lucius su esposo, la amaba con locura como ella a él. Por eso le había dado tantos hijos aunque el destino se había empeñado en quitárselos antes de poder disfrutarlos. Solo le había dejado a Draco, pero ahora el yacía inmerso en un profundo sueño. Y solo Dios sabía cuando despertaría.

Luego de que Draco cayera en tal profundo letargo, la guerra contra Voldemort se había desatado. Y aunque al final Lucius había ayudado a la Orden, muchos mortifagos no se lo perdonaron y por eso lo comenzaron a buscar para matarlo a él y a su familia. Y Lucius nunca permitiría que algo malo le pasara a su esposa o a su único hijo con vida. Nunca lo permitiría. Por eso motivo, habían huido. Nadie sabía dónde estaban ni siquiera los de la Orden, solo así estarían a salvo.

De todo eso habían pasado cinco años. Cinco años que la familia Malfoy estaba escondida, quien sabe dónde, esperando el momento para volver a surgir. Porque ellos sabían que algo malo estaba por venir, lo podían sentir en el aire.

…..

Esa risa, que cada vez se escuchaba más cerca, era la de un niño. Hermione no sintió miedo, eso fue algo que le extrañó muchísimo:

-Quién eres?- preguntó con suavidad y dulzura.

De pronto, tras la puerta se asomó una pequeña cabecita rubia, de hermosos ojos grises. Era un pequeño que tendría siete años, no más.

-Hola!-le saludó Hermione con dulzura.

El niño entró al gran salón y de pronto, un aire suave inundo el ambiente, era como una hermosa brisa de verano, cálida y suave. Y sin intención alguna, Hermione tuvo el impulso de ver al cielo, hacia esa hermosa cúpula, que por arte de magia, en ella apareció un hermoso Dragón amarillo verdoso.

-Eres tú, no?

El nene le sonrió y ella le dijo:

-Mucho gusto! Yo me llamo Hermione y tú debes ser...- y en su mente como en su boca se dibujaron las siguientes palabras-... y tú eres Jean.

El nene le sonrió aun más y corrió a sus brazos.

-Has vuelto!

Y sin saber porque lo dijo, le contestó:

-He vuelto.

Y luego de decir esas palabras en el salón fueron apareciendo, más niños: primero dos adolescentes de diecisiete años. Al aparecer ellos el ambiente paso de la suavidad de la brisa a los fuertes calores de los desiertos y, luego, a los fuertes fríos polares. Los jóvenes le sonrieron y muy caballerosos se presentaron:

-Mucho gusto, Hermione!-dijeron a coro. Luego habló un joven de mirada fogosa:

-Yo soy Ian.

-Y yo soy Iván.- su mirada era más fría y más calculadora.

-Hola!

Y por último, llegó al salón, la dulzura y delicadeza de la primavera. Su cabello rubio lacio largo y sus hermosos ojos grises la transformaban en un ángel:

-Bonjour- su timidez, le agradó mucho a Hermione, le hizo acordar a cuando ella misma era una niña- Mucho gusto, me llamo Celina.

-Pues mucho gusto! Yo soy Hermione y creo saber porque estoy aquí, no?

Ian le sonrió, su galantería la llevaba a flor de piel:

-Pues si lo sabes!

Iván hablo luego:

-Vos sos nuestra guardiana, eres tú... la Guardiana de los Dragones de Los Malfoy.

Hermione al oír ese apellido, asocio los rasgos físicos a su eterno enemigo, y sin poder evitarlo cayó desmayada en medio del salón. Pero antes de cerrar los ojos vio que en la cúpula estaban los cuatro dragones: el pequeño amarillo, uno rojo, uno azul pálido, casi un gris glacial y una hermosa dragona de color rosa fuerte y negro. Pero lo que no notó, fue que quedaba un lugar, había un quinto dragón que en esos momentos estaba volviendo a nacer.

Draco se retorcía en su cama, estaba solo, nadie a su alrededor y aunque no podía evitar sentir el dolor sus ojos no se abrían, él quería abrirlos pero algo se lo prohibía y el dolor cada vez aumentaba mas. Y sus gritos resonaban en toda la casa.

Hermione por su parte, yacía desmayada en medio del gran salón de la mansión Malfoy, con los cuatro niños a su alrededor. Pero ella estaba en otro lugar, y no precisamente sola.

-Dónde estoy?- preguntó desconcertada, al hallarse sola en un gran salón rodeada de columnas imponentes de mármol negro, todo el salón era de un mármol negro.

-Pero a quien tenemos aquí? Si es la sangra sucia más inteligente de todo Hogwarts: Hermione Granger.

Ella se volteó y lo vio. Y casi se muere al darse cuenta que le encantaba verlo.

"Pero como puede agradarme verlo...Si es un idiota, un estúpido, un egocéntrico, un... dios, pero que hermoso que esta...Dios no permitas que piense eso!". Ella misma negaba con la cabeza, Draco la miraba extrañado.

-No me digas que sos vos sangre sucia. Eres vos, di que no, por favor?

Ella lo miró mal, muy mal:

-Lo siento Malfoy, pero aunque no se bien de que se trata todo esto. Solo sé que si soy yo.

-Dios! Que castigo!

-Lo mismo dijo!

Ambos se miraron y algo raro ocurrió. De fondo o tal vez al unísono en su mente, un hermoso vals empezó a sonar. Y ellos obedecieron a la música y se acercaron:

-Me permite bailar con usted?

Ella no dijo nada, solo hizo una pequeña reverencia y le tendió su mano. De pronto, el salón estaba lleno de gente y ellos vestidos de gala, ambos hermosos y sublimes, empezaron a danzar, al compás del vals.

La gracia de sus movimientos, la sincronización de sus pasos y la profundidad de sus miradas, los habían transformado en la pareja que mas llamaba la atención, ellos eran el centro del universo.

-Quien es toda esta gente, Malfoy?

-Ni me preguntes que no se. Debe ser un recuerdo, no te parece?

-Seguramente pero de quien?

De pronto una voz los sacó del momento:

-Este recuerdo es de Kiabella y mío. De sus ancestros.

Saludos.

Noelia Marquez.