Lo que pase aquí, aquí se queda.

N/A: Sé que aún debo Undercover Home, Viviendo en carmesí y prácticamente todas las historias que he empezado en FanFiction, créanme que pienso terminarlas. Lo juro. Las matemáticas de cuarto me han tomado por sorpresa y me he encontrado fajándome más estudiando, ¡Pregúntenle a Mary Hiddlesney si no me creen! ¡El punto es que no he tenido chance a escribir una historia como Dios manda!

De vuelta a la historia: éste fic está basado en una fiesta a la que fui el viernes 16 de noviembre, en casa de una amiga, ¡sucedieron tantas cosas geniales, que de algún modo tenía que hacerlas inmortales! Estoy segura de que algunos de ustedes han estado en situaciones parecidas.

En mi opinión Lisbon sería algo relajada fuera del trabajo, como queriendo ser ella misma, ya que en el trabajo tiene que ser megafuerte y –aunque me duela admitirlo- bastante aburrida para ser respetada. Esta historia es algo OOC, pero creo que todos somos un poco fuera de personaje en una fiesta. Hay MUCHO Jisbon, algo de Rigspelt y Chommer.

Ahora, sí, ¡A la historia!

*~* Lo que pasa aquí, aquí se queda *~*

Capítulo 1: ¿Qué pasó ayer?

Lisbon entró en la oficina con un dolor de cabeza monumental, hacía años que no pasaba por una resaca de éste tamaño, de hecho, no había estado en una fiesta así desde sus años dorados en la universidad.

Van Pelt y Rigsby ya estaban allí con una humeante taza de café cada uno, sus ojos estaban inyectados en sangre y al menor ruido se estremecían. Jane estaba derrumbado en el sofá con un brazo sobre los ojos, luciendo realmente dormido.

― Hola chicos. –susurró. La garganta le ardía horrores como si hubiese ingerido ácido- Cuando Cho llegue, vayan a mi oficina. Los cuatro.

― Sí jefa.

Ella asintió y se dirigió a su oficina; cerró las persianas y cuando se sentó, apoyó la cabeza en las manos. Sabía que ir a esa fiesta iba a ser una mala idea, pero Annie la había visto con esos ojos de cachorrito abandonado y se había aparecido con un conjunto que según ella era divino, pero que a Lisbon le parecía demasiado revelador.

El que no recordara lo sucedido desde las diez en adelante no ayudaba a su frustración. Un golpe sonoro en la puerta la hizo alzar la vista con un gemido. Sentía que los ojos le explotarían dentro de las cuencas.

― Adelante.

LaRoche entró en su oficina con una expresión que Annie habría descrito como "Cara de culo", dejó en el escritorio las carpetas y las revistas que traía en las manos con más fuerza de la necesaria. Lisbon se estremeció con el sonido.

― ¿Le importaría explicarme qué significa esto?

Oh, mierda. La carpeta contenía las fotos de la fiesta de Annie y en la primera revista se leía "CBI gone wild" con una foto del equipo en medio de las luces con un trago en la mano de cada uno.

― Es la fiesta de mi sobrina, ayer cumplió dieciocho.

― Bien por ella. ¿Acaso entiende lo que esto le hace a la reputación del CBI? Bertram no está contento con esto Lisbon. Se supone que eres una agente madura y responsable, no una adolescente fiestera. ¡Ya debiste haber superado ésta etapa!

― Señor…

― ¡Como si el fiasco de Martins no fuese suficiente! Ya ni siquiera sé quién eres, eres irresponsable, desastrosa ¿Y ahora escandalosa? Me estás haciendo reconsiderar si de verdad mereces o no el puesto de agente senior.

― Señor, eso fue…

― ¡Una completa y reverenda estupidez!

Sin darse cuenta, LaRoche estaba gritando y todas y cada una de sus palabras resonaban por todo el bullben.

Van Pelt se encogió al escuchar a LaRoche gritándole a su jefa. Todos enfocaron la mirada en su trabajo cuando LaRoche salió como una fiera de la oficina de Lisbon.

― Todos ustedes, están suspendidos sin paga por una semana. Ahora lárguense.

Cho, que había llegado a tiempo para escuchar el monólogo de LaRoche, cerró los expedientes que estaba revisando y se dirigió a la oficina de Lisbon sin decir palabra, uno no creería que pasaba por una terrible resaca si no lo conociera, para ellos que trabajaban de cerca con él, era bastante fácil notarlo, tenía oscuros círculos bajo sus ojos y su usualmente estoica máscara poseía múltiples grietas.

Van Pelt y Rigsby se levantaron al mismo tiempo, la primera levantando a Jane con una sacudida no tan gentil del hombro.

― ¿Uh? ¿Qué pasa?

― Jane párate. Lisbon nos quiere en su oficina.

Jane se levantó aún semi-dormido y arrastrando los pies, siguió a la pelirroja a la oficina.

― Tenemos un problema chicos.

― Estamos suspendidos. –completó Rigsby.

― Ojala fuese sólo eso. –Lisbon sacó las revistas y las fotos y las expandió sobre la mesa.

Sin decir palabra, Van Pelt tomó una pila de fotos y comenzó a ojearla.

La primera foto mostraba a Lisbon y a Jane en medio de un apasionado baile. Lisbon estaba pegada de espaldas a la pared, el cuerpo de Jane presionándola con fuerza, una pierna masculina entre las de ella. Cada uno de los brazos del consultor a los lados de su cabeza.

Las mejillas de Lisbon adquirieron un tono rojo escarlata al notar la mirada asombrada de Van Pelt, la pelirroja le pasó la foto a Jane, quién también –extrañamente- se sonrojó.

La siguiente era aún más vergonzosa, en ésta, salía Rigsby entre Lisbon y Van Pelt, sujetando a su jefa por la cintura, y Van Pelt sujetándolo por los hombros, tan juntos que ni un rayo de luz entraba entre ellos.

― Parece que alguien fue travieso ayer. –comentó Jane.

― No hables mucho Jane. –dijo Cho entregándole una foto de él y Lisbon en medio de un beso. Las piernas de ella estaban enroscadas alrededor de la cintura de Jane y los brazos de él alrededor de ella.

Jane, Rigsby y Cho renunciaron a seguir viendo las fotos hasta que Van Pelt jadeó escandalizada.

― ¡Wayne! Tú y yo… nos besamos. ¿Qué va a decir Sara?

― No va a decir nada. Hace unos días decidió que debíamos separarnos.

― Lo siento… -había mucho más que quería decir, pero no encontraba como.

― Eh… ejem… -Lisbon se aclaró la garganta, avergonzada de lo que iba a preguntar a continuación- ¿Alguno recuerda algo de lo que sucedió ayer?

Un coro de negativas fue su respuesta.

Lisbon recordó claramente como había despertado ésta mañana, desnuda y sin pizca de idea de qué había hecho el día anterior. No le pareció sospechoso en el momento, puesto que en ocasiones, cuando hacía mucho calor dormía sin ropas. Pero ahora que lo pensaba, se había despertado satisfecha, como el gato que se comió al canario… aunque con las fotos, parece más bien que alguien se la comió a ella.

Enrojeció ante el pensamiento. ¿Con quién demonios había dormido anoche?

― Jane, Van Pelt y yo iremos al club a pedir las cintas de vigilancia a ver si podemos entender algo de lo que pasó ayer. –dijo Lisbon, levantándose y resistiendo las ganas de vomitar. Los demás no parecían demasiado contentos con la idea de tener que dejar la oficina, pero no les quedaba otra opción.

Uno: estaban suspendidos.

Dos: si Lisbon quería entender porque había despertado desnuda y con la sensación de haber pasado por al menos unas buenas rondas de sexo alcohólico; si Jane quería entender porque había despertado en el sofá de su jefa sin ropa y con dolor de cabeza; si Rigsby quería entender porque despertó en el carro frente al club y Cho quería explicarse porque había una prostituta/informante dormida y como había llegado junto a él, debían saber que habían hecho ayer.

*~* Lo que pasa aquí, aquí se queda *~*

Jane y Lisbon observaban boquiabiertos como ambos subían al taxi aún besándose, con las manos revoloteando por cada uno de sus cuerpos. El vigilante los miraba con una sonrisita divertida, al parecer esta no era la primera vez que ocurría que dos adultos venían al día siguiente sin una idea de lo que habían hecho.

Van Pelt estaba en el baño vaciando nuevamente sus entrañas, la resaca apestaba. Punto. No volvería a beber jamás. En su vida.

Lisbon se encontraba incapaz de ver a Jane a los ojos, se sentía realmente avergonzada.

― Es probable que sólo hayamos llegado hasta ahí ¿Verdad? –preguntó aferrándose a la esperanza de que las cosas entre su consultor y ella no se hayan jodido por culpa de un error.

― Sí. –contestó Jane, aunque no parecía del todo convencido.

― Sólo se me ocurre una idea para dejar esos puntos claros. –dijo odiando la posibilidad, pero se conocía demasiado bien. Necesitaba saber si había pasado la noche con Jane.

― ¿Hipnosis? ¿Estás segura?

― Necesitamos saber qué demonios pasó ayer. Así que sí. Estoy segura.

*~* Lo que pasa aquí, aquí se queda *~*

N/A: Bueno… aquí va el primer capítulo. Espero que les haya gustado, esta historia probablemente sea la más rápida en ser terminada ya que aún tengo todos los recuerdos frescos y mis amigas están interesadas en la historia. El titulo se basa en la canción de Reikon Sin miedo.

Ésta historia es básicamente Humor y Romance, pero al final habrá algo de Hurt/Comfort.

Para mis chicos:

Primero: Karina me debes una cachetada y tres golpes en el brazo ¿Ok?

María Virginia: lamento lo de tus lentes, pero había poco que podía hacer en ese momento :D

Selena: aún me debes esas clases de baile.

Éderin: no lamento haberte grabado cantando… fue demasiado gracioso

Natasha: fue genial verte de nuevo, te extrañaba un montonononononón.

Sebastián: estar curdo no compensa haberme dejado esperando un baile… aunque a mí también se me olvidó…

Axel: Sí, soy algo diferente cuando salgo de fiesta ¡No estés tan sorprendido!

Nazareth: tenemos mucho de que hablar… ;)

Juan Carlos y Josnier: los mato, lo juro. Todo fue culpa suya

Hermanita: sorry, de pana, no esperaba que todo terminara así :D. Te lo compensaré, lo prometo.

TODOS!: me muero por estar en una fiesta así de nuevo :D. Si piensan full en todo pueden relacionar las cosas de la historia con la vida real, sé que algunos ya lo hicieron

Próximamente: Vamos a ver al equipo en la fiesta. Se llama "Dale, que no te veo". DEJEN UN REVIEW! SERÍA GE-NIAL!

Besos y abrazos!