Hola. Lo subo rapidito, antes que se acabe el mundo ;). Jaja. Por si acaso sobrevivimos a mañana, feliz Navidad y Feliz año a todos!

Gracias por leerme y gracias por los coments. Soys geniales.

PD. Este ya es el último capítulo de Apples, volveré con otras historias.

PD.2. Gracias chicas de la secta por inspirarme... solo con soltar la palabra almohada ya me inspirais a algo malefico que se crea en mi mente jajaja.


Silencio. Es todo lo que podía escuchar a su alrededor. Ni el mismo sonido de su pausada respiración interrumpía la tranquilidad de esa habitación. Se removió y ésta vez toda la calma fue entorpecida por el roce de las sabanas contra su cuerpo.

Apenas la calma volvió a instaurarse en la habitación, Castle advirtió de su soledad. Solo, completamente solo, aunque no por mucho tiempo.

Un suave taconeó se escuchó a lo lejos, seguramente en el salón, cada vez más cerca.

Castle alzó la vista enfocándola en la puerta en el mismo momento que el sonido de la fusta al moverla, cortaba el aire.

Focalizó sus ojos azules en el artefacto que Beckett portaba en la mano. Abrió sus ojos como platos, sorprendido, casi atemorizado.

Flexionó sus piernas contra su pecho y las rodeó con sus brazos, pegando su ancha espalda contra el cabecero de la cama, tratando de protegerse.

Beckett sonrió con aires de grandeza, sonrió triunfalmente y aguantó la risa al ver al escritor hacerse un ovillo contra el cabezal como un niño pequeño cuando ha hecho una trastada.

Se acercó lentamente a la cama, calmadamente, controlando cada uno de sus sensuales movimientos, golpeando muy suavemente la palma de su mano con la fusta de piel de color negro, sumamente elegante, que aguantaba en la izquierda.

-Has sido un chico malo…muy muy malo, Ricky.

Castle tragó saliva con fuerza, tenía la boca seca, el cabello empapado en un sudor frío se le pegaba en la frente y en la nuca, sentía como pequeñas gotitas resbalaban por su piel erizada, sentía como la sangre corría por sus venas para concentrarse en un único punto.

Jadeó sin poder evitarlo. Dios, Beckett dominándolo era algo que su cuerpo no podía resistir… le excitaba en sobremanera.

Y si además era Beckett con el cabello suelto, con suaves ondas cayendo sobre su hombro, con lencería de encaje de color negro, fina y elegante, nada vulgar, resaltando cada curva de su cuerpo y con unos tacones altos… Entonces, su cuerpo ardía en deseos.

Su cuerpo pedía a gritos atención por parte de la policía y se sorprendía de aun estar mirándola, sin tocarla, sin devorarla con su boca y tal vez todo aquello era controlado por los golpes al aire que Beckett daba con su fusta, controlando la situación, maltratando el aire, demostrando quien mandaba en esa habitación.

-Beckett…yo…

-No, no, no-Beckett golpeó con fuerza contra un almohadón que había a los pies de la cama-no tienes permitido hablar, cariño.

Un escalofrío recorrió desde la espina dorsal del escritor hasta el nacimiento de su cabello.

Mordió su labio viendo como Kate se acercaba. Colocó una rodilla en la cama, y gateó hasta él.

Agarró con fuerza el mango de la fusta, retorciéndolo, haciendo un ruido escalofriante con la piel apretándose bajo sus manos.

-Apples-dijo con voz ahogada.

-No funciona esta vez.

Beckett apretó más su mano alrededor del mango de la fusta.

Castle cerró relamió sus labios y cerró los ojos con anticipación esperando el momento del azote de ella, sin saber si iba a disfrutarlo o a sufrir.

El golpe no llegó, abrió los ojos y jadeó suavemente cuando sintió la piel de la fusta contra su propia piel, acariciándole suavemente, casi haciéndole cosquillas.

Beckett siguió acariciando su cuerpo con la fusta muy suave, recorriendo sus piernas que estiró por completo. Llegó a su erección y la pasó, ignorándola por completo y siguió por su vientre hasta su pecho, sin olvidarse de sus brazos.

Se inclinó y besó despacio los labios de Castle, acariciando su cabello, mientras la fusta se coló entre sus cuerpos acariciando por fuera del bóxer su miembro erecto.

Sintió algo frío bajar por su nuca hasta su espalda. Muy lento y demasiado frío. Abrió los ojos de golpe.

Silencio.

Es todo lo que podía escuchar a su alrededor. Silencio que se vio interrumpido por una risita.

Enfocó la vista y vio a Beckett con un hielo en la mano y una cubitera en la otra.

Se sobresaltó y se sentó buscando la fusta… la lencería, los tacones… ni rastro de ella. Tan solo ellos dos, en la cama, semi desnudos.

-¿Soñabas algo…animado?

Castle frunció el ceño.

Beckett señaló hacia abajo con su dedo, mordiéndose los labios. Castle abrió los ojos. Una enorme erección se marcaba bajo su ropa interior.

-Hacia tiempo que… yo no me despertaba así… soñaba…-torció su cuello-contigo y una fusta… y luego sentí frío.

Beckett se inclinó y pasó lo poco que quedaba del hielo por su pecho, endureciendo sus pezones.

-Ahhh ahh dios que frío.

Beckett sonrió triunfal. Se sentó sobre su regazo, frotándose contra su erección pasando sus brazos por el cuello del escritor, besándolo.

-¡No llevas nada debajo!-gimió Castle sintiendo el sexo de su novia acoplarse a la perfección contra su miembro, humedeciendo con sus propios fluidos su ropa interior.

-Sabes, podemos jugar un poquito…-murmuró la detective en su oído, mordiendo con precisión el lóbulo de él, sintiendo como se apretaba con placer contra ella.

-Si no es como cuando…la comic con…

Beckett deslizó su mano entre sus cuerpos, metiéndola dentro los boxers de su escritor favorito y agarró su miembro con firmeza. Rick gimió guturalmente mientras la detective movía su muñeca arriba y abajo, casi con profesionalidad.

-Te prometo que no…-Beckett se separó y un suspiró de frustración salió de la boca de Castle. Se levantó saliendo de su habitación y al momento regresó con una caja.

-La caja-dijo Castle.

-Si, la caja-dijo riendo.

-¿Tienes ahí un látigo?

-Podría ser-contestó Beckett sin afirmar ni desmentir- Bien ponte boca abajo…

-Si me pongo boca abajo podría hacer un agujero en tu colchón.

Beckett le lanzó la almohada a la cara.

-Eres un bruto y si no pones de tu parte…-Castle suspiró- Ok, ponte boca arriba y cierra los ojos, es una orden.

Castle asintió rápido, cerró los ojos y se recostó con las piernas bien abiertas, tentado de bajar su mano por su vientre hasta bajar levemente la goma de su calzoncillo y poder liberar su erección que pedía atención a gritos.

No obstante, tan sólo fue un fugaz pensamiento ya que Beckett le impidió todo movimiento. Se sentó a horcajadas sobre su vientre, rozando a propósito su entrepierna con una de las partes de su cuerpo que más adoraba, su culo.

El escritor abrió los ojos para encontrarse a Beckett inclinada sobre él, completamente desnuda, el cabello cayendo sobre su rostro, sus pezones bien erectos…

-¿Cierras los ojos o te los cierro?

Castle fue a hablar pero prefirió no tentar a su suerte. Apretó sus labios y cerró sus ojos.

No sabía que hacer con sus brazos, la imagen de su musa sobre él, desnuda, moviéndose lentamente contra su erección le enviaba señales a su cerebro de que moviera sus manos sobre ese cuerpo de diosa, por otro lado, una voz le recordaba que si lo hacía podía temer por su integridad física. Optó por la segunda opción, mantener los brazos estirados sobre la cama y tratar de relajarse.

Castle respiraba pausado y se concentraba en cada uno de sus sentidos… si no fuera por el paso sobre su abdomen, juraría que estaba solo en esa cama…hasta que sintió los labios de Kate recorrer su cuello, lentamente dejando húmedos besos a su paso hasta su lóbulo. Jugaba con su oreja como quería, rozando con sus dientes y mordiendo despacito, pasando su lengua por detrás de ella mientras su mano acariciaba su nuca… y de nuevo ese frío. Tuvo que contener un siseo provocado por un escalofrío, y removió su cuerpo bajo el de Kate.

-No te muevas…-susurró la detective en su boca, apoderándose de ella, besando suavemente sus labios y succionando.

El hielito se deshacía en las manos de Beckett y en la clavícula del escritor donde lo estaba pasando junto con su boca que había abandonado la de Castle para centrarse en uno de los puntos más erógenos de él: los hombros.

Castle se agarró con fuerza de las sábanas temiendo perder la cordura por completo… sus nudillos se quedaban blancos de la fuerza que hacía para tratar de reprimir cada impulso de agarrarla por el trasero con fuerza y hacérselo salvajemente.

Le había prometido que no se movería y por nada del mundo pensaba hacerlo… ni siquiera por como Beckett estaba succionando su pezón, acompañado de un nuevo y más frío cubito de hielo.

Castle gimió roncamente mientras Beckett seguía con sus besos desde su pecho hasta su vientre, gateando hacia abajo, mientras bajaba el hielo por su brazo izquierdo y los dedos de su mano derecha se cebaban con su otro brazo, acariciando por su antebrazo bien lentamente, como si miles de hormigas pasaran desde su codo hasta su muñeca, dónde su pulso palpitaba con fuerza al mismo ritmo que lo hacía en su sien, volviéndolo loco.

-mmmmhhgg…-no supo ni que clase de ruido había soltado por su boca cuando los dientes de la detective agarraron con precisión la goma de su ropa interior y la movieron, rozando de paso la piel de su bajo vientre.-basta…-gimió sintiendo como lagrimas de desesperación se agolpaban en sus ojos, sin poder escapar.

Aquella estaba siendo una de las más dulces torturas que Beckett le había otorgado desde que habían empezado a salir.

Kate dejó el hielito en el bajo vientre de Castle, mientras ella arrodillada entre sus piernas, besaba el interior de sus muslos y con sus manos deslizaba por sus caderas lo único que la separaba de su más dura extremidad.

La respiración del escritor había aumentado en consideración desde que había empezado el juego, su pecho subía y bajaba más rápido, sus ojos estaban cerrados con fuerza, su pelo se pegaba a su frente y algunas gotitas de agua fría reposaban en su pecho y su vientre antes de evaporarse gracias a la temperatura elevada que desprendía su cuerpo… su piel ardía bajo las caricias de su musa.

Beckett lanzó bien lejos los gallumbos tras elevar las piernas de Castle y pellizcar su culito, viendo como él lo apretaba para impedírselo. Se inclinó entre sus piernas y agarró su miembro con su boca, haciendo presión en la punta.

-No…no puedo…-la voz de Castle era casi inaudible, un hilo de voz aguda escapaba de su boca tratando de controlar la situación- A…ap…apples…

Kate hizo caso omiso a las benditas palabras y siguió estimulando con su boca la entrepierna del escritor. Chasqueaba su lengua como si nada, mientras con la ayuda de su mano izquierda le masturbaba.

Alargó su mano libre y consiguió el último hielito de la cubitera, casi deshecho, lo introdujo en su boca como pudo y al mismo tiempo jugaba con su erección, lamiendo y mamando con fuerza.

-No puedo más…no…dios…-Castle gimió antes de acabar por completo, y separó a Beckett atrayéndola a su cuerpo, rodaron por la cama, quedando de lado.

Castle se frotó levemente contra las nalgas de la detective, alzó una pierna y la penetró sin esperar, sin pedir permiso, tomando parte de lo que le pertenecía mientras su mano por delante frotaba su clítoris llevándola al mismismo paraíso de los placeres, haciéndola gemir a gritos, acompañada por los de él que en cada embestía creía morir y volver a renacer con Beckett entre sus brazos.

Ambos jadearon con fuerza cuando Beckett se contrajo por completo e hizo que Castle se corriera en su interior con fuerza, mordiendo el cuello de Beckett para acallar sus gemidos y durante segundos se quedaron inmóviles disfrutando de las sacudidas de sus cuerpos provocadas por el magnifico orgasmo que se habían regalado mutuamente.

Silencio. Es todo lo que podía escuchar a su alrededor. Silencio que se vio interrumpido por un suave suspiro contra su oído. Soltó todo el aire que contenían sus pulmones por la nariz y se removió cuando sintió una caricia en su espalda, y un riego de agua fría provocada por un hielo, descender lentamente desde sus lumbares a su trasero acompañado por el roce de unos labios.

Un leve mordisco en su trasero y una mano colandose entre sus piernas fue suficiente para que Castle mordiera la almohada tratando de controlar su excitación.

Castle abrió los ojos y giró apenas su cuello para buscar a la causante de esa caricia.

Beckett soltó una risita. Castle se irguió, quedando sentado de forma india con la detective frente a él, con todo el cabello revuelto como él, los labios hinchados de tantos besos y su cuerpo tapado apenas por su camisa.

Beckett alzó las cejas y abrió los ojos como platos, mordiéndose el labio al comprobar lo contento que Castle se había despertado.

-Casi terminas…dormido… gemías roncamente-se acercó a él, buscando sus labios desesperada.

-Soñaba contigo.

-¿Ah si?

-Si-Castle gimió en la boca de Beckett al sentir sus dedos acariciando su intimidad.-Siempre.

-Siempre.

FIN


Gracias por leer! ;-)