Los personajes de Ranma ½ no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. La historia aquí presentada es con fin de entretenimiento, NO de lucro.


Capítulo 66: El jabón mágico.


Soun panda salió de muy mal humor de la bañera, gruñó a su hija que estaba convertida en chico y le mostró un cartel avisándole que no había agua, Genma llegó justo para avisarles sobre el corte de agua que hubo en algunas colonias y lamentablemente les tocaba a ellos sufrir la escases, Soun fulminó con la mirada a su amigo. El rubio por su parte sólo dejó escapar un suspiro, entró al baño y sacó algunas cosas de higiene personal.

—Voy al baño público —avisó el rubio.

—¡Buena idea, Akane! —exclamó Genma.

Akane pestañeó varias veces al ver a Soun panda, Genma y a Ranma ahí parados junto a ella.

—¡También iremos! —exclamaron los tres que ya tenían sus cosas.

—¿Sí no quién crees que te pase agua caliente para que puedas entrar al baño de chicas? —dijo Ranma que sonrió.

El rubio se puso rojo y viró sus grises pupilas a otra parte.

• • •

Ranma estaba sumergido en el agua tibia junto con otras personas que compartían el baño, allí había niños jugando, hombres hablando de tantas cosas que no les entendía. El joven Saotome tenía los ojos cerrados, disfrutando del relajante baño.

—Ah, no hay nada como venir de vez en cuando a un baño público, ¿no Tendo? —dijo Genma que se notaba muy contento.

—Sin duda alguna, querido amigo —apoyó Soun.

Los dos patriarcas empezaron a carcajearse. Pero de repente se quedaron callados y un semblante de horror se hizo presente en sus rostros.

—Qué recuerdos me trae cuando entrenábamos con el maestro —habló el señor Saotome.

—Ni que lo digas, Genma, fue lo peor que hemos pasado —Soun tragó saliva—. Como olvidar las golpizas que recibíamos por parte de todas esas mujeres furibundas por culpa del maestro.

—No lo invoques, Soun, cuenta la leyenda que sí dices Happosai tres veces en un baño público, éste aparece —Genma se fue hundiendo en el agua.

Soun estaba horrorizado y gritó como niña.

Ranma los miró con cansancio y no era el único, todos los demás los veían como sí de locos se tratasen, y más porque los dos señores se estaban abrazando y desbordando lágrimas como fuentes.

—Yo ni los conozco —musitó Ranma alejándose de ese par.

• • •

Del otro lado, Akane estaba cubierta con una toalla, ya acababa de bañarse y se disponía a secarse el cabello cuando vio entrar a Shampoo quien le sonrió de forma burlona y le enseñó un jabón de color chocolate.

—Shampoo no volver a ser gata —dijo la joven quien guiñó un ojo.

Eso llamó poderosamente la atención de Akane que se giró y ya estaba al lado de la peli morada.

—¿Por qué Shampoo decir eso? —interrogó Akane de forma burlona.

—Mientras te bañas con jabón mágico, no convertirse en gata… u hombre —contestó la joven amazona llena de orgullo, sus ojos resplandecieron de gusto.

—¿En serio? —los ojos de Akane se abrieron y brillaban como soles, poniendo su cara más tierna—. ¡Shampoo amiga mía, préstame tu jabón un ratito! —juntó sus manos a la altura de su mejilla mientras doblaba una pierna y sus ojos parecían estrellas.

—Shampoo no prestarle nada a chica violenta —determinó la china.

—Ándale Shampoo, hazlo por el amor que un día me tuviste —Akane se portaba de lo más linda, dándole un masaje a los hombros descubiertos de la aludida.

Aquel comentario llamó la atención de las mujeres que estaban a su alrededor, mirando de forma extraña a las chicas, a Akane le daba igual, pero Shampoo le palpitó la ceja, ya se imaginaba lo que las otras pensaban de ella.

—¡Qué no! —exclamó Shampoo que agarró a Akane de la mano y la lanzó hacia delante.

Akane giró para no estrellarse contra la pared, pero no pudo evitar caer en el agua fría.

—Maldita gata —un rubio salió del baño, agarró una cubeta de agua y se la arrojó a Shampoo.

Las mujeres estaban impresionadas de lo que habían visto.

—Un hombre que se disfrazó de mujer… —musitó una que tenía los ojos bien abiertos y la quijada a punto de caérsele.

—Pero ¿cómo lo hizo? —cuestionó otra chica muy impresionada de ver a un atractivo joven en el baño.

La joven amazona esquivaba los intentos de Akane por quererla mojar, se burlaba de la condición del rubio, enseñándole la lengua que no se percató que un cubo de agua que yacía en el suelo, con el cual chocó; el jabón salió volando, Shampoo y Akane miraban ese jabón, Akane estaba dispuesta a atraparlo, mientras que Shampoo caía irremediablemente mojándose en el proceso y convirtiéndose en esa linda gatita.

—¡Es mío! —los ojos del rubio no podían brillar más de la emoción de que finalmente no se convertiría en hombre.

Su intento por saltar para atrapar el jabón fue interrumpido cuando una mujer lo agarró de la muñeca. Las vio, el horror se asomó de inmediato en su rostro, todas esas mujeres la veían de una forma que le causó un escalofrío que la dejó congelada por unos segundos. Cuando las vio decididas a echársele encima para manosearla y maldita sea su suerte que la toalla se había quedado en quién sabe dónde y ahora se encontraba prácticamente sin nada si no fuera porque agarró un cesto con el cual se cubrió su parte.

—Ven aquí guapo, no te haremos daño, después de todo fuiste tú quien se metió al baño de mujeres para vernos… —habló una señora como de la edad de Nodoka.

—Definitivamente me gusta más éste chico que el anciano degenerado que viene a espiarnos —secundó otra mujer.

—N-no… yo, yo verán… —Akane sudaba frío, mirando temerosa a cada una de las mujeres que avanzaban hacia ella.

• • •

Ranma casi se ahoga al escuchar unos gritos de auxilio de una voz muy conocida para él, ¿cómo diablos es que Akane se había vuelto hombre en pleno baño de mujeres? Eso sí que era inconcebible.

Sakura adentró al baño de mujeres, vio a un chico saltar por la pared que apartaba el baño de mujeres con el de hombres.

—Maldito pervertido —dijo la joven, molesta.

Le llamó la atención ver a un gato de color morado que andaba en el baño, parecía estar buscando algo, le restó importancia, caminó y casi pisa un jabón, se agachó para recogerlo.

—¿Es de ustedes este jabón? —interrogó la joven Ishikawa.

Las mujeres ni atención le prestaron. Se encogió de hombros y olisqueó el jabón que tenía un agradable olor.

—Oh, bueno, siendo así creo que me lo llevaré, además está nuevo —le extrañó que las otras veían con anhelación el muro como esperando a que éste se viniera abajo—. Mejor me iré a bañar a las duchas —rodó los ojos.

• • •

Akane respiraba agitada, pero aliviada de no haber salido casi violada del baño de mujeres, ni siquiera le importaba donde había caído, hasta que notó que había muchos hombres… ¡Desnudos! Una toalla lo cubrió por completo y otra le tapó los ojos.

—Ya, tranquila, te llevaré a las duchas —era la voz de Ranma, el rubio asintió.

Ranma le pasó una toalla, se encontraba haciendo guardia en el baño de los hombres por sí uno se atrevía a entrar y es que Akane chica saldría de ahí. Tenía el ceño fruncido, se encontraba molesto por el despiste de su prometida por haberse convertido en hombre.

Akane salió de la ducha con la toalla envolviendo su cuerpo, la chica tampoco se veía muy contenta.

—¡Diablos! —Akane chasqueó los dedos—. Seguro esa maldita gata recuperó el jabón.

—¿Qué jabón? —interrogó Ranma, haciendo un esfuerzo sobre humano para no bajar su mirada de los ojos de Akane y admirar el cuerpo de su prometida.

—Uno que es mágico, con el que no te transformas —explicó con la desesperación marcada en su voz—. Creo que tendré que quitárselo, no importa lo que me cueste…

—¿Segura? Yo podría fácilmente pedírselo…

—¡No! —Akane lo miró con unos ojos que a él le dio miedo y tragó saliva—. Ya me encargaré yo de obtener el jabón mágico, así que tú ni te metas.

—¿Celos? —se aventuró a interrogar el joven Saotome.

Akane cerró los ojos y frunció la boca.

—No —sentenció Akane quien cruzó los brazos a la altura de su pecho.

Ranma sonrió cuando Akane entre abrió un ojo para verlo.

—Me gusta conseguir las cosas por mí misma —dijo segura, cerrando de nuevo el ojo.

—Ajá —le gustaba que, a pesar de no admitir sus celos, se les notaban a leguas.

• • •

Los prometidos iban de regreso a la casa, cuando de repente salió Shampoo echa una furia, incitando a la peli azul a una pelea, Akane saltó para esquivar un chúi que estrelló en el suelo, levantando varios pedazos de concreto.

—¿Y ahora qué, loca? —preguntó Akane extrañada.

—¡Tú regresar jabón a Shampoo! —exclamó la china, intentando darle un golpe a su rival.

—¡Pero si yo no lo tengo! —rebatió Akane dando una voltereta hacia atrás, esquivando una patada.

Ranma rodó los ojos, intervenir en una pelea de mujeres no le pareció buena idea.

Las chicas se les hicieron grandes los ojos cuando un coche pasó en un charco de agua que había en la calle, salpicándolas con el líquido y convirtiéndose en su forma maldita correspondiente.

El ojiazul tragó saliva y dio unos pasos hacia atrás al ver a la gatita, empezó a temblar, Akane al ver a su prometido así, agarró a Shampoo del cuello.

—Entiende, gata, yo no tengo el jabón y por lo visto tu tampoco porque nos hemos convertido… —le dijo con cansancio—. Tal vez una de las mujeres en el baño lo tomó —dijo con resignación.

Tanto el rubio como el minino dejaron escapar un suspiro de aceptación ante su desgracia.

Cuando Akane giró para ver a su prometido, éste no se encontraba, pestañeó y vio a la gata en su mano.

—Bueno, ¿qué tal si regresamos al baño público por un poco de agua caliente? —sugirió el ojigris, la gata asintió.

Akane y Shampoo bufaron cuando vieron el cielo nublarse y como empezaban a caer unas gotas, ya les daba igual mojarse. La gata saltó para ir por la orilla de la barda mientras que el rubio sacaba de sus bolsillos unas monedas.

—Demonios, no me alcanza para pagar… bueno, se me ocurre algo, mira, tu como eres gata ahora, puedes entrar sigilosamente al baño y convertirte en chica y me puedes traer un poco de agua caliente, yo me encargaré de la dependienta, la distraeré…

La gata gruñó con fastidio y cerró los ojos, orgullosa.

—¡Deberías de ser solidaria con una camarada que sufre también una maldición! —bramó Akane al notar que la gata no la ayudaría.

Shampoo parecía divertirse.

—¡Cuidado! —escuchó un grito.

Akane apenas le dio tiempo de voltear cuando sintió ir por los aires hasta estrellarse con un poste donde sus brazos y piernas quedaron extendidos, fue resbalando poco a poco hasta quedar en el suelo. Los ojos los tenía en forma de remolinos que giraban y giraban.

—¿Estás bien? —interrogó una rubia.

—¿Qué si estoy bien? ¡Torpe, casi me matas! ¡Fíjate, tarada! —gritoneó el ojigris a esa chica.

—De verdad lo siento muchísimo, no me dio tiempo de frenar con la bicicleta —se excusó Sakura notablemente apenada.

La gata estaba que se moría de risa, pero se quedó quieta al ver que en el canasto de la bicicleta de chica iba un jabón muy conocido para ella. Shampoo ya iba a ir por el jabón cuando de la nada apareció un gato negro con una mancha blanca en el lomo, este gato empezó a maullarle de forma rara y mirarla de forma coqueta.

—Perdón —Sakura iba a empezar a llorar.

—Ah, ya, no seas chillona —Akane se sobaba la cara.

Un fuerte aire apareció, llevándose a los gatos y que el paraguas de Sakura se abriera hacia arriba, volviéndolo inservible.

—¡No, me convertiré! —exclamó la joven Ishikawa.

Akane pestañeó incrédula al ver que, a pesar de la lluvia, su compañera seguía estando en su misma forma, ¿se habría curado?

—No, no me convertí en zorro —musitó, estaba sorprendida de que siguiera en su forma humana, sonrió muy contenta.

El rubio se acercó a ella, haciendo que la chica se sonrojara por su presencia y empezó a tocarla, agarrándole las mejillas el cuello incluso se atrevió a palpar el pecho de la joven, ganándose una fuerte bofetada que la dejó incrustada en la pared.

—¡Pervertido! —soltó la chica que tomó su bicicleta y se marchó de ahí.

Sakura volteó a ver a ése rubio tan atrevido. Bufó con molestia, ¿cómo se atrevía a tocarla de esa manera sí ni siquiera se conocían?

• • •

El rubio llegó mal humorado y con una mano marcada en su rostro, miró con enfado a Ranma que estaba ahí tomando un poco de chocolate caliente y a su lado se encontraba Shampoo, en su forma humana, también tomando chocolate.

Akane se sentó en medio de los dos, empujando a la china.

—El del clima acaba de decir que se acerca una tarde llena de torrenciales lluvias con fuertes vientos —dijo Ranma.

—¿En serio? ¡No me digas! —exclamó Akane llena de sarcasmo, sus prendas todavía escurrían agua y su cabello rubio todo alborotado con hojas y ramas explicaba lo mucho que le costó llegar a casa.

—Sakura tener jabón mágico —habló Shampoo que se sobaba el brazo, observando al rubio con rencor.

—Eso explica porque no se convirtió en zorro —musitó Akane, mirando la taza de chocolate que le había arrebatado a Shampoo.

—¿Sakura también ser maldita de Jusenkyo? —interrogó curiosa la china.

Akane asintió.

—Ser culpa tuya, seguro —la observó con suspicacia, ante eso Akane empezó a reír nerviosa.

—Fue un accidente —se defendió la peli azul quien se rascaba la cabeza.

—¿Sakura saber que tú también ser una maldita? —Shampoo no dejaba de ver a su rival.

—Pues… —recordó cómo Sakura se disculpó, seguro que sí supiera que era Akane, la hubiera rematado—, creo que no.

—Creo que Ken gustarle a Sakura —sonrió de forma maliciosa la china.

—¿Qué? ¡No! Dios me libre de gustarle a Sakura… —Akane se horrorizó, lo que menos quería era tener más conflictos con ésa amargada.

—Akane ser tonta, aprovechar que Ken gustarle a Sakura para arrebatarle el jabón mágico —Shampoo le brillaron los ojos.

Ranma casi se atraganta con el chocolate que tomaba justo en ese momento, no había dicho nada, pero miró a Akane quien estaba como petrificada.

—Olvídalo, Shampoo, tú y tus planes de conquista son muy tontos… además, yo puedo quitárselo sin necesidad de recurrir a mi hermoso rostro masculino —Akane sonrió de tal manera que sus dientes resplandecieron.

Shampoo y Ranma rodaron los ojos, fastidiados por la arrogancia de Akane chico.

—Pensarlo, jabón mágico ser milagroso, no convertirte en chico —insistió la amazona, sonriéndole de forma enigmática.

—No hay nada qué pensar, yo no usaré mi belleza masculina para obtener el jabón —dijo el rubio, orgulloso.

La joven amazona chasqueó la lengua.

—Bueno, Shampoo irse antes de volver a llover —la chica ya se iba a lanzar a Ranma con los brazos tendidos, pero Akane se interpuso recibiendo aquel abrazo.

—Hasta pronto mi linda gatita —Akane le guiñó un ojo, pero la miraba con molestia.

Shampoo se fue de ahí muy enojada y sonrojada.

«Akane maldita, realmente ser guapo de chico» admitió la joven de cabellos morados.

Ranma suspiró hondamente y miró a Akane que estaba contenta de no haber permitido que Shampoo abrazara a su prometido.

—¿No que estabas dispuesta a todo por tener el jabón ése? —preguntó.

—Sí, pero mi integridad física y mental están primero… que yo recuerdo Sakura ya tuvo novio, ése chico que te conté que se me hacía muy extraño y no me agradaba… seguro ya terminaron y no lo culparía, Sakura como novia era muy… como decirlo, ¿empalagosa? Bueno, como sea, quitarle el jabón a Sakura será tan fácil como quitarle un dulce a un dóberman —sonrió con mucha seguridad.

A Ranma le escurrió una gota de sudor en la nuca.

—¿Un dulce a un dóberman? —repitió, desconcertado—. ¿No querrás decir: quitarle un dulce a un niño?

—No, a un dóberman rabioso porque Sakura tiene un carácter endemoniado —asintió Akane.

El ojiazul se rascó la cabeza, sí se iban por quien tenía el carácter más endemoniado, seguro que Akane ganaría.

• • •

Akane respiraba agitada, con el corazón a punto de salírsele del pecho después de haber logrado salir viva de uno de los ataques devastadores que Sakura le lanzaba por quinta ocasión en lo que iba del día.

—Cada vez está más agresiva, y eso que sólo le pregunté por su antiguo novio… —se dijo Akane.

Se agachó para esquivar otro orbe de energía dirigida a ella.

—Y para colmar, Mikaru está enfermo, ni cómo pedirle ayuda —avanzó pecho tierra.

• • •

Shampoo sonreía de oreja a oreja al tener frente a ella a una Akane toda desaliñada, con la camisa china chamuscada, y el rostro de la joven Tendo manchada de humo.

—¿Y cuál dices que es tu plan? —bufó Akane molesta, que tenía los ojos cerrados y los brazos tras la nuca.

—Que Ken invite a cita a Sakura a balneario y aprovechar para tener jabón mágico. Como yo compre jabón, pertenecerme a mí, pero como tú ayudar a recuperarlo, te lo prestaré —Shampoo no cabía de felicidad por tener a Akane aceptando su "tonto" plan.

• • •

Ranma que acompañó a Akane al café del gato se le quedó viendo mientras ella caminaba por la acera, se notaba bastante pensativa. Bajó en un salto para quedar al lado de ella.

—No puedo creer que hayas aceptado el tonto plan de Shampoo y caer tan bajo como para coquetearle a Sakura por obtener un tonto jabón —dijo Ranma tratando de mostrar indiferencia.

—¡No es un tonto jabón, Ranma! —Rebatió Akane que se detuvo y lo miró con enojo—. Tú no tienes idea de lo que es convertirse en alguien que no eres cuando te mojas con agua fría, ¡es horrible! Yo quiero ser normal, mojarme con agua fría y seguir siendo yo, Akane y no Ken —soltó un largo suspiro—. Sí tu estuvieras en mi lugar estoy segura de que tú también serías capaz de cualquier cosa por dejar de tener una maldición.

—Eh, tal vez —titubeó el moreno.

—Qué harías si te convirtieras en una exuberante chica rubia o pelirroja, ¿eh? —encaró Akane poniéndose de puntitas.

Ranma tragó saliva, no se atrevió a contestar. Akane cerró los ojos y volvió a su pose tranquila.

—Sí te preocupa es que Sakura intente propasarse conmigo, debes estar tranquilo, no voy a dejarme tan fácilmente —dijo, volviendo a su andar.

—Pues sí crees que tendré celos, te equivocas —habló Ranma, orgulloso.

—Genial, siendo así, creo que Ken tendrá que ser más coqueto de lo usual —contestó la peli azul.

Justo estaba doblando cuando le cayó agua fría. Resopló y miró con cansancio a la ancianita.

Entonces la vio, iba caminando muy tranquila, con una bolsa de mandado. Ranma vio como una sonrisa pícara se dibujó en el rostro del rubio.

—¡Hola! —saludó alegre Akane mostrando una sonrisa de lo más encantadora.

Ranma se escondió tras de la pared, viendo por el borde lo que fuera a suceder.

—¡Pervertido! —Exclamó Sakura estampando su mano en la mejilla del rubio, mandando al joven a estrellarse contra la pared—. A la próxima que te vuelva a ver, llamaré a la policía.

—Creo que el encanto de Ken no surte efecto en Sakura… —musitó Ranma, en seguida empezó a carcajearse.

—Diablos —Akane se sobaba la nuca, notando un chichón—. Esa Sakura tiene fuerza de gorila —se quejó al verla caminar doblando por la otra calle—. Pero no me daré por vencida, ¡el guapo Ken se encargará de que Sakura le dé el jabón mágico! —clamó, llena de vitalidad y recuperada.

En la nuca de Ranma resbaló una gran gota de sudor.

—Bueno, creo que tendré que seguirla por su bien, qué tal si medio la mata con el carácter que se carga Sakura —Ranma siguió al rubio.

Akane chico saltó para quedar frente a Sakura, la muchacha alzó la mano a punto de darle otra bofetada, pero Ken la atrapó en el aire. Intensificó su mirada y se acercó a ella, llevando la mano de la chica cerca de su rostro y plasmándole un beso en el dorso; las mejillas de la joven Ishikawa se tiñeron de rojo por el acto del rubio.

—Quiero ofrecerte una disculpa por mi comportamiento del otro día, fui un idiota —«mira que hacer que yo misma me insulte, es grave, así que más te vale darme el jabón»—, además me has dejado impactado con tu belleza —«Bah, todo lo que tengo que decir, estúpida Shampoo, ni creas que solo dejare que me "prestes" el jabón, al fin soy yo la que está haciendo el trabajo duro»— no sé, sí sea mucho pedir que me permitas invitarte al balneario mañana por la tarde.

—¿Al balneario? —interrogó Sakura, extrañada.

—Sí, ahí hay una fuente de sodas muy popular… —respondió el rubio a quien le resbalaba una gota de sudor tras la nuca «yo también dudaría si me invitan a un lado así»— y romántico —su voz se tornó algo ronca, acercándose a ella.

Sakura se puso más roja, miró a Ken de pies a cabeza, notando que era un chico endiabladamente guapo y sexi, y esos ojos grises claros que invitaban a perderse en ellos. El chico mostró una sonrisa altiva que definitivamente la derritió y sintió que sus rodillas le temblaban, perdiendo fuerza en sus piernas.

—¿A, a qué hora? —titubeó la chica que no dejaba de admirar al rubio.

—¿Te parece a las 3 de la tarde? En la puerta del balneario que está en el centro de la ciudad —dijo el chico perdiendo aquel toque seductor y esbozando una gran sonrisa de triunfo.

Sakura asintió, sonriendo como boba.

Akane pestañeó por la cara de Sakura, al principio se extrañó, pero después reaccionó.

—Entonces te veo mañana a las 3, nena, lleva tus artículos de higiene personal, sin olvidar, ninguno, mucho menos el jabón eh —inquirió el rubio.

—¿Eh? —Sakura agitó la cabeza, extrañadísima.

Ranma que los espiaba tras de un poste, le escurrió una gota de sudor en la frente, ¿cómo podía ser Akane tan descarada?

—Si quieres dime pervertido, pero apuesto a que te verás divina en traje de baño —Ken guiñó un ojo, coqueto para luego esbozar una media sonrisa.

—Eh… bu-bueno —Sakura se puso rojo tomate—. Por cierto, ¿cómo te llamas?

—Ken —se puso nerviosa, estuvo a punto de darle el apellido y por el momento no le convenía.

—De acuerdo, Ken… mañana a las 3 en el balneario —sonrió la joven de ojos amarillos—. Yo soy…

—Por tu belleza debes tener el nombre de una flor —Ken se acercó a ella, fingiendo que la analizaba, notando como su compañera de clases se ponía más roja—. Pareces una flor de cerezo, ¡sí, eso! Sakura.

—¡Sí, así me llamo! —la chica se emocionó tanto que le brillaron los ojos.

—Hermoso nombre para una bella joven como tú —«Dios, qué estoy diciendo, tanta cursilería no puede estar saliendo de mi boca» sonrió coquetamente, aunque por dentro se sentía tonta.

—B-bien, disculpa, llevo algo de prisa… nos vemos, Ken —Sakura se fue caminando torpemente sin dejar de ver a ese guapo rubio.

Ken se despedía amigable con la mano, sonriéndole de lo más coqueto posible, hasta que la vio dar la vuelta por la esquina, la observó que se asomó, despidiéndose con la mano.

—¡Lo he logrado! ¡Lo sabía, soy muy guapo y ninguna chica puede resistirse a mis encantos! —exclamó Akane dando saltitos de gusto.

—Y muy presumido, "Ken" —habló Ranma de repente, haciendo que el rubio se pusiera más blanco de lo que era.

—¡Maldita forma tuya de aparecerte Ranma, casi haces que me dé un infarto! —reclamó Akane, fulminándolo con la mirada.

—Pues así has de tener la conciencia, ¿qué no te da vergüenza lo que acabas de hacer? Ilusionar a tu amiga sólo por un jabón.

—Sakura no es mi amiga, al menos los amigos no tratan de matarte todos los días lanzándote bolas de energía para calcinarte —Ken cruzó los hombros a la altura del pecho.

—¿En serio un jabón vale tanto como engañar así a una chica? —interrogó Ranma, notablemente molesto por la forma tan egoísta de actuar de Akane.

—Tienes razón, Ranma… —el rubio bajó la cabeza— Pero Sakura es fuerte, lo superara —lo dijo con ánimos.

Ranma se frotó la frente sin dejar de mirar con reprobación al rubio.

• • •

Al día siguiente, Ken estaba en la puerta del balneario quince minutos antes de la cita, llevaba un ramo de azucenas, vestía una camisa china sin mangas color verde agua con broches de color azul, pantalones negros, unas muñequeras que le llegaban al codo y sus clásicas zapatillas chinas. La vio llegar, notó como muchos hombres no le quitaban la mirada de encima, y cómo iban a ignorar a esa joven que iba con el cabello suelto, con una diadema roja, de shorts de mezclilla cortos, zapatillas deportivas y una blusa de manga corta blanca estilo vaquera. Sakura sonrió, sus mejillas se pusieron rojas al ver al rubio que se veía muy guapo.

—Chica enojona tener bonito cuerpo —masculló Shampoo con cierta envidia.

A su lado y ocultos estaban Shampoo y Ranma que no dejaban de ver la escena, Shampoo porque quería vigilar que Akane no se quedara con el jabón y Ranma por evitar que hubiera algo más entre Sakura y su prometida que, aunque estuviera convertido en hombre, no permitiera que alguien osara en besarla.

«Y Akane hombre ser demasiado guapo, Shampoo entender porque abuela gustarle» bufó, molesta consigo misma, viró sus pupilas a su compañero «Pero airen ser más guapo que rubio, además, Ranma sí ser hombre de verdad» ya se le iba a dejar ir para abrazarlo, pero terminó en el suelo, porque Ranma se levantó para seguir a la "parejita".

Akane se sentía incomoda por las miradas que Sakura le echaba, recordando las palabras de Ranma, maldita sea el momento en que su conciencia había reaccionado, diciéndole que había caído demasiado bajo. Cambió radicalmente al ver el jabón color chocolate en la bolsa que Sakura llevaba. Era tan fácil meter la mano y llevárselo. Lo iba hacer.

—¡Saki! —abrió los ojos como platos al ver ahí a Mikaru.

—Ah, Miki, te presento a Ken… —Sakura volteó y de Ken ni sus luces—. Estaba aquí hace un segundo —se desconcertó.

El rubio estaba tras de la escultura de las focas, pegado como queriendo fundirse en aquella estatua, sí Mikaru lo veía en su forma masculina le daría caza seguramente y eso estropearía sus planes de seguro.

—Bueno, yo vine con mis amigos al balneario, es muy divertido, iremos al tobogán, ¿vienes con nosotros? —invitó el primo de Sakura.

—Lo siento Miki, pero ahora tengo una cita —sonrió la joven.

—Me da gusto verte así de contenta, hace tiempo que no sonríes de esa manera, Saki —dijo Mikaru—, te ves muy linda.

—Gracias, Miki.

—Bueno, a ver si nos encontramos más al rato —Mikaru se despidió de ella.

Akane se sintió la peor de las miserables.

—Solo le quito el jabón y Ken no volverá aparecer en su vida —se dijo Akane, quien saltó y a unos despistados les quitó las sodas.

Sakura respingó al ver al rubio frente suyo, el muchacho le tendió una de las bebidas.

—Disculpa, me dio sed y fue por unas bebidas —se excusó Ken.

—Y yo quería presentarte a mi primo, pero me dijo que iba al tobogán, ¿te parece si vamos? —invitó la chica.

—Eh… sí, pero más al rato, mejor vayamos a darnos un chapuzón a la alberca, hace algo de calor, ¿no crees?

—Sí —Sakura sonrió.

«Como ya no me transformo en zorro, puedo disfrutar de la refrescante agua» pensó alegre la joven.

—Iré a cambiarme, regreso en seguida —antes de que Akane le dijera algo, la vio irse con todas sus pertenencias.

Se sentó en el borde de la fuente, frunciendo el ceño.

—Hola guapo —alzó la mirada, encontrándose con su pesadilla. Las chicas de tercer año.

Sonrió tontamente para que al segundo saliera corriendo despavorida con las locas tras de él.

«Lo merezco, sé que me lo merezco por engañar a Sakura, ¡pero no a este grado!» gritó internamente Akane.

A Shampoo le escurrió una gota de sudor.

—Esto ser más difícil de lo que pensé —admitió la china.

—Se lo merece —habló Ranma que no podía esbozar una sonrisita de gusto.

Vieron salir a Sakura usando un lindo traje de baño de una pieza color guinda, Shampoo torció la boca al ver que aquella chica tenía mejor cuerpo que ella y sus atributos delanteros estaban más proporcionados.

—¡Ya déjenme en paz! —gritó Akane que pasó de largo de Sakura sin prestarle nada de atención.

Sakura parpadeó al ver a un grupo de chicas que iba tras del rubio.

«Así que Ken es popular con las chicas y él me invitó a salir a mí…» Sakura giró para ver al pobre rubio acorralado «Eso sólo significa que yo le intereso».

Una esfera de energía color rosa salió de sus manos directo al grupo de jovencitas que acosaban a Akane chico, pero el rubio saltó siendo el receptor de aquel ataque para evitar que las muchachas resultaran heridas.

—¡Oh, cielos! ¿Estás bien? —corrió Sakura, apenada de ver al rubio todo chamuscado, despidiendo humo de su cuerpo.

—El panda quiere comerme —dijo Ken todo idiota por el impacto.

—¿Ya ven lo que provocan? ¡Váyanse de aquí o a la próxima Ken ya no las salvara! —Les dijo Sakura mirando de forma asesina al grupo de chicas—. Él viene conmigo.

Ranma se preocupó, pero al ver que Akane se recuperó en seguida, sintió un gran alivio. Sonrió, a pesar de todo, su prometida no permitiría que dañaran a personas más débiles.

«Ser Ken me trae mala suerte, esa es la razón más importante para dejar de convertirme en el sexy y guapo rubio que atrae a todas ésas locas» el rubio tenía el ceño fruncido.

—El jabón, el jabón —le señaló Shampoo.

Vio que Sakura se le puso en frente y empezó a moverse de forma extraña, Akane enarcó una ceja sin entender, la chica parecía retorcerse como gusano.

—¿Tienes picazón? —interrogó inocente el chico.

—¡No, tonto! —Sakura le dio un golpe con su bolsa en la cabeza—. Perdón, yo, yo sólo quería saber sí te gusta cómo me queda el traje del baño.

Akane fulminó con la mirada a Sakura, definitivamente lo que estaba haciendo valía más que el jabón, se tuvo que morder los labios para no insultarla.

—Por favor, perdona mi despiste, pero es que tu rostro es precioso que no he podido dejar de admirarlo —Akane tomó las manos de la chica entre las suyas—. Te queda hermoso.

Sakura estaba toda roja, dejó escapar un largo suspiro sin despegar sus ojos del rubio.

—Esto ser demasiado, Shampoo tener que quitar jabón —la amazona ya estaba desesperada por todo.

Ranma por su parte prefirió quedarse en su lugar.

—Hola, esto ser cortesía del balneario, masaje gratis a chicas —llegó Shampoo, sonriendo muy amistosamente a Sakura.

—¿Qué no eres la chica que los chúis? —Sakura entrecerró los ojos.

—Sí, pero yo trabajar aquí —siguió la amazona—. Ahora venir, que darte rico masaje y ser gratis —la peli morada tomó la mano de Sakura y se la llevó de ahí.

El rubio entendió las señas que Shampoo le estaba dando, por lo que rápidamente tomó el bolso de Sakura y se lo llevó de ahí.

—Al fin, el jabón mágico, no me convertiré más en chico —los ojos de Akane brillaron como soles al ver el jabón color chocolate entre sus manos.

Dejó la bolsa y se disponía a irse a las duchas para probarlo de una buena vez, ni atención le ponía al resto del mundo, hasta que chocó con alguien fuertemente, lo que la obligó a soltar el jabón.

—¡Maldición, el jabón! —exclamó al verlo volar por el aire.

—¡Eres tú! —miró al poseedor de aquella voz.

—Eh, Mikaru, espera…

—¡Tú eres el causante en que yo me convierta en perro y para colmo en un chihuahueño! —exclamó aquel muchacho a quien los ojos le llameaban por la furia.

—Mikaru, este… verás… yo en realidad soy… ¿Mikaru? —el rubio salió corriendo de ahí antes de ser alcanzado por el poder devastador de aquel chico.

«¡Diablos, ¿desde cuándo este par de primos se volvieron tan fuertes?!» Akane rozó el piso con sus dedos antes de dar la media vuelta.

Se cubrió tras de la fuente de focas, cubriéndose la cabeza con los brazos para evitar que los trozos de aquella escultura lo lastimaran.

Sakura y Shampoo regresaron para ver el alboroto armado, Ranma estaba impactado de sentir y ver aquella aura de batalla tan poderosa que Mikaru desprendía de su cuerpo.

—Ese chico ser muy fuerte —musitó Shampoo, impresionada.

—Nunca lo he visto así —inquirió Sakura que estaba sorprendida.

—¡JAMÁS TE LO PERDONARÉ! —el aura acrecentó todavía más, dejando a todos muy sorprendidos, ni los guardias se atrevieron a intervenir.

Muchos de los que estaban ahí, prefirieron marcharse del lugar pues veían como alrededor del cuerpo de Mikaru se levantaban pedazos de concreto.

Mikaru tenía los brazos tendidos hacia abajo mostrando sus palmas de las cuales surgían unas bolas de energía de color rojo sangre que parecían sacar pequeños relámpagos azules. Juntó las manos fusionando tal energía volviéndola del tamaño de un balón de fútbol, dispuesto a lanzarla contra el culpable de su desgracia.

—¡No Mikaru, espera! —exclamó Ranma que corrió hacia Akane.

—¡Ranma! —Akane al ver a su prometido se levantó de su lugar.

Sakura estaba helada de ver a su primo así, no podía creerlo. Shampoo tenía los ojos bien abiertos.

Cerraron los ojos cuando Mikaru soltó el ataque. Una vez que el destello desapareció, volvieron abrir los ojos con mucha cautela. Las chicas se llevaron la mano a la boca.

—Ran-ma —los grises ojos del rubio se inundaron de lágrimas.

—Akane —musitó el ojiazul con una voz débil antes de dejarse caer.

El joven Saotome se interpuso en el ataque, siendo él quien recibió aquella poderosa descarga de energía, su playera había sido desgarrada y su espalda se notaba una quemadura que a Akane le dolía en el alma verlo así.

—¿Por qué Ranma? ¿Por qué siempre tienes que defenderme cuando la culpable soy yo? —Akane tenía a su prometido sobre su regazo, le acariciaba la cabeza, mirándolo con amor.

Le tranquilizó ver que su prometido estaba respirando.

—¿Dijo LA culpable? —interrogó Sakura.

Shampoo fulminaba con la mirada a Mikaru que se notaba aturdido pero cansado.

—Yo también caí a las pozas de Jusenkyo —habló Akane observando a Sakura y luego posó sus ojos grises en Mikaru, mirándolo con profundo rencor—. Yo soy… —no necesitó hablar, se vació agua caliente que tenía en una tetera que sacó de quien sabe dónde, mostrando su verdadera forma.

—¿Ane? —Mikaru abrió los ojos como platos.

—¿Akane? —los ojos de Sakura parecía salírsele de las cuencas.

—Todo por un estúpido jabón… lo siento Ranma —Akane se levantó con el cuerpo de Ranma.

—Estoy bien… —escuchó la voz de Ranma se notaba adolorido—. Tus golpes duelen más, acuérdate que me enviaste al hospital una vez —le sonrió—. Por cierto, mira lo que encontré —le mostró el jabón.

—¡Jabón mágico! —Shampoo ni le importó Ranma y le quitó el jabón de inmediato, metiéndolo a la caja.

—¿Así que aprovechaste tu forma maldita para conquistarme y todo para tener un tonto jabón? —en la frente de Sakura se distinguía una vena palpitante y su semblante se había tornado demoniaco.

—¡No ser tonto jabón, ser mágico, no convertirte si lo usas! —explicó Shampoo sintiéndose ofendida.

—¿Eh? —Sakura compuso su rostro—. Ahora entiendo porque ya no me convertí en mi forma maldita…

—¿En serio? ¿Sí te bañas con él ya no te conviertes? —los ojos de Mikaru relucieron.

La china asintió.

No tardó ni diez segundos cuando ésos tres empezaron a pelear por dichoso jabón, tanto a Akane como a Ranma les escurrió una gota de sudor.

La peli azul soltó un suspiro, vio a su prometido y le sonrió.

—Tenías razón, Ranma, fui una tonta, mejor vámonos… antes de que nos cobren por los daños ocasionados —le dijo Akane.

Ranma asintió.

• • •

Ranma soltó un quejido cuando el doctor Tofú le untaba una pomada que al momento de ponérsela ardía mucho, pero unos segundos después sentía una gran frescura.

—Esta pomada es muy buena, no sólo curará la quemada, sino que borrará todo rastros de ella, ya lo verás, en una semana parecerá que nada te ocurrió, además eres un chico muy resistente por la descripción de ese ataque —dijo Tofú, dándole una palmada en la parte herida.

De los ojos de Ranma colgaron unos lagrimones.

En la sala de espera, Akane cerraba los ojos cada vez que escuchaba un grito de su prometido.

Pasado unos minutos, Ranma salió del consultorio, se sorprendió al ver a su prometida con la blusa vaquera puesta que Sakura había usado.

—Ten —le ofreció su camisa china color verde agua.

El ojiazul aceptó la camisa y se la puso, era ligera y suave, Akane se ofreció para abrochársela.

—Te queda muy bien —dijo Akane una vez que terminó de abrochar el ultimo botón—. Ranma, gracias por evitar que saliera lastimada —bajó la cabeza, mirando el suelo, avergonzada.

—No iba a permitir que te dañaran —la tomó de la barbilla para obligarla a verlo.

La pequeña Tendo lo abrazó con mucho cuidado para luego ponerse de puntitas y besarlo sorpresivamente. Ranma aceptó el beso, profundizándolo más al tomar el rostro de ella entre sus manos.

—Te quiero, Ranma, sí algo te pasa yo… —Akane calló, un sentimiento muy extraño la invadió.

—¿Qué tal si vamos a tomar un helado? —interrumpió Ranma, notando la angustia en las castañas pupilas de su prometida, lo que menos quería era agobiarla más.

—¡Sí! —los ojos de Akane volvieron a brillar de esa forma infantil.

—Pero tú lo pagas —completó el chico, logrando que Akane dejara de saltar.

—¿Lo dices en serio? —interrogó Akane.

—Sí, yo te lo invitaría, pero no tengo dinero —admitió Ranma mostrando una linda sonrisa y cerrando los ojos.

Akane suspiro, aceptó, era lo mínimo que podía hacer por su prometido.

• • •

Los dos iban rumbo a la heladería, cuando vieron a Sakura, Shampoo y a Mikaru seguir peleándose por el jabón, armando un gran alboroto en la calle y destrozando todo lo que había a su paso.

—Creo que mejor ahorraré para un viaje a China y buscar al señor que tiene la cura a la maldición —masculló Akane quien se sentía realmente estúpida por cómo había actuado.

Abrieron los ojos al ver que a la heladería a la que iban acababa de ser destrozada por ésos tres.

—Ah, no, con la heladería no se metan —Akane ya iba a ir hacia ellos para pelearse, pero Ranma la tomó de la muñeca.

—Oye, Ken —le dijo Ranma, de forma burlona, haciendo que Akane empuñara la boca—. Creo saber cómo puedes pagarme el hecho de haberte salvado hace rato.

Ranma estaba sentado en el pasillo, mirando el estanque, atrás de él se encontraba Akane limpiándole la quemadura.

—Akane, no seas tan salvaje —le reprochó el chico.

—Eres un artista marcial, esto no es nada, no seas tan llorón —respondió Akane asomándose por su hombro.

Le untó la pomada haciendo que los ojos de Ranma salieras lágrimas, Akane no era nada sutil.

—Listo —Akane se sentía orgullosa.

La espalda del chico estaba toda azul debido a la pomada que casi terminó de echársela toda al joven Saotome.

—Gracias por prestarme tu camisa —Ranma se la iba a devolver.

—Quédatela, como te dije, a ti se te ve mejor —sonrió Akane.

Ranma le devolvió el gesto, agradecido por aquel significativo obsequio. La peli azul se sentó a su lado y recargó su cabeza en el hombro de su prometido, mientras que él, rodeó con su brazo los hombros de la chica mientras le acariciaba tiernamente la piel con la yema de sus dedos; los dos sonreían por ese lindo momento, admirando el cielo estrellado.

Escucharon un gran arguende por la calle, miraron como una gata, un zorro y un perro chihuahueño iban por la barda de la casa de los Saotome, cuando no era un animal que cargaba un jabón chocolate en el hocico, era otro.

—Todo por un jabón —musitaron los jóvenes prometidos al unísono.


¡Hola gente bella de FFnet! Muchas gracias por continuar con la historia de Akane y medio que, a pesar de las lentas actualizaciones, pues ahí va avanzando.

Gracias a todas las personitas que se han tomado el tiempo para leer el capítulo anterior y por dejarme sus valiosos comentarios, espero que la historia a pesar de lo lenta que va (culpa mía, lo admito), siga gustándoles.

Muchas gracias por su paciencia, por su tiempo y por todo. Los quiero

Cuídense mucho, les mando un abrazo virtual 3