Del anterior capítulo:

-¡Sakura-chan!- escucho que la llamaban.

-¿Quién eres? – pregunto algo fastidiada, lo único que le faltaba era que una desconocida vaya hasta su casa a invadir su espacio personal.

-¡Soy tu prima Tomoyo Daidouji!- le respondió la joven con una sonrisa de oreja a oreja.

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La castaña miraba completamente sorprendida a Ieran -no sabía que podíamos hacer todo eso- dijo apenas pudiendo articular la frase

-podemos hacer eso y mucho más- le dijo Ieran sonriendo ante el rostro de estupefacción de la jade.

-y que dices ¿aceptas?- pregunto la mujer de largos cabellos negros.

-sería un honor- respondió la castaña

-en ese caso Mei Ling será tu nueva maestra- le dijo Ieran terminando la conversación

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Al haberse ido de su lado vio como los tres se iban caminando a pasos ni lentos ni rápidos, haciendo suspirar a cualquier chica que pudiera llegar a verlos, le dio una última mirada a las tres distintas cabelleras de los chicos, las cabelleras dorada y azabache levantaron sus brazos, así mostrando con sus manos una señal de aprobación, no supo por qué pero suspiro levemente, con ese gesto sabía que ya todo estaba bien entre el castaño y ella

The fallen

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Algo distraída salió del aula que en ese momento se encontraba vacía, soltó la mano de su acompañante, y le dio un corto beso en los labios.

—Te veo luego Fay— fueron sus palabras de despedida, vio como el nombrado avanzo lo suficiente, y quiso ir hacia algún lugar, cualquiera en el cual no se encontrase con mucha gente.

Antes de poder dar un paso sintió una grande mano rodear su muñeca derecha y llevarla al lugar del que acababa de salir.

—Sakura ¿Quién era ese sujeto? — le pregunto una áspera voz

—No te importa, Syao respondió con un guiño la castaña

—Te aconsejo que te alejes de el dijo con una sonrisa ladina Syaoran, antes de esfumarse por completo del lugar.

—Imbécil mascullo Sakura, caminando lentamente a donde la llevaran sus pies.

Gracias al cielo sus pies la llevaron a ver la escena más graciosa que había presenciado en ese día.

Kerberos estaba al lado de Eriol, fingiendo hacer una voz femenina y mandándole besos imaginarios sacándole risas a Tomoyo, quien los miraba demasiado entretenida y sobándose el estómago de rato en rato.

Sakura llego para contagiarse de las sonrisas y el buen humor de sus amigos

—Oh Eriol, ¿Por qué no me das un besito? pregunto con ojos soñadores el rubio.

—Oh Kero, ¿por qué no me besas el culito? pregunto Eriol al parecer algo cansado de los comentarios de Kero, aun así sacándole una carcajada a los presentes y a el mismo.

— ¡Vaya! Y pensé que esos tratos nos los guardábamos para la habitación termino diciendo con un guiño Kerberos, ya que se vieron abruptamente interrumpidos por nadie más y nadie menos que Syaoran.

El nombrado puso ambas manos en los hombros de los dos chicos

— "Son Ai y Sora" les dijo intentando parecer tranquilo. Ante esto sus dos amigos hicieron una leve señal de asentimiento con la cabeza, se despidieron de ambas féminas y se fueron por una ruta extraña. Antes de irse Syaoran vio directamente a Sakura.

—Hoy iremos a una de mis casas, lleva traje de baño dio media vuelta, pero pareció haber recordado algo.

—Daidouji, tú también estas invitada le dijo sonriéndole, para irse por el mismo camino que hace pocos segundos sus amigos habían tomado.

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Ese día no había podido utilizar su amada motocicleta, ya que todos se encontraban dentro de un Toyota 4x4, en una trayectoria que los llevaba a las afueras de la ciudad.

— ¿Que tan lejos puede estar una casa de campo? se preguntaba cansada Sakura, por estar sentada en el mismo acolchado asiento aproximadamente por dos horas seguidas, sin mencionar la extraña sensación que sentía en la nuca. Era obvio que alguien la observaba, pero estando con el trasero aplanándose con cada segundo que pasaba, no tenía ganas de ver las orbes ámbares ni ningunas otras.

Durante el viaje extrañamente todos se encerraron dentro de su propia burbuja, pensando en alguna cosa que por el momento los mantenía calmados. El paisaje, también era una fuente de distracción, ya que no era normal ver tanta vegetación, definitivamente Sakura y Tomoyo estaban con las expectativas altas, ya que sería la primera vez que las dos visitasen una casa de ese estilo.

— "Ya llegamos" fueron las palabras que definitivamente hicieron que una pequeña sonrisa se posara en sus rosados labios, en cuanto salieron del auto sintió grandes deseos de besar el suelo, pero claro no lo haría. Por razones obvias.

Al verse fuera por completo, repararon en la casona que tenían en frente, y no estaban impresionadas por el tamaño de la casa en sí, tan solo se sorprendían por el tamaño de la propiedad, decir que parecía caber un pueblo allí dentro no era una exageración, sin contar con que el ambiente era natural y hermoso. Era como ver una pequeña selva encerrada entre unas grandes murallas, y eso les gusto de sobre manera.

—Y bien, ¿planean quedarse ahí?- pregunto Syaoran con una sonrisa muy propia de él, cuando quisieron tomar sus pequeñas maletas entre manos, notaron que no estaban, al dirigir su mirada hacia el frente pudieron ver como dos personas cargaban con ese insignificante peso entre manos, de todas formas se vieron y sonrieron. Ese día prometía ser de lo más interesante.

Al verse dentro del hall todos quedaron inmóviles.

— ¿Qué haremos primero?- preguntaron todos al unísono.

En pocos minutos todos se habían repartido algunos "que haceres" para que el tiempo de las tareas sea menos y el divertirse sea más.

Eriol estaría a cargo de las bebidas.

Sakura y Tomoyo a cargo de los bocadillos.

Kero estaría a cargo de alistar lo necesario en el área de la piscina, y Syaoran…. Syaoran haría lo que se le venga en gana.

Al haber terminado sus tareas, se encontraban ya en la piscina, "los vicios" fueron lo primero en llegar a las manos de los jóvenes, cocteles especialmente preparados por Eriol, cigarrillos cortesía de Kero y alguna que otra cosa más que habían podido encontrar en sus maletas.

Cada persona tenía una copa y una botella, el reto del día era acabar con el contenido de esta, el que no lo hiciera hasta las tres de la tarde tendría una penitencia.

Ya habían tomado suficiente como para reír sin sentido alguno, y como era de esperarse no se la podían pasar tomando, sin hablar, sin hacer nada que resulte interesante.

— ¿Qué hacemos? pregunto Tomoyo sintiendo un leve sonrojo posarse en sus mejillas

—Juguemos "Strip poker" sugirió Eriol, mirando al vació, escucho unas cuantas risas como respuesta.

—No tenemos cartas dijo Sakura mirando divertida la expresión de sus amigos.

—Eso es lo de menos, respondió Kero y tomó entre manos un balón que se encontraba debajo de su silla y camino hasta meterse al agua, sin darse cuenta de que en ese momento, estaba vestido con el único jean que había llevado al lugar.

— ¡Mierda! exclamó no pudiendo evitar sonreír tontamente, no había llevado ropa para cambiarse.

Todos rieron al ver la graciosa mueca que hizo el peli-dorado. Por suerte en esos momentos casi todos levaban puesto su traje de baño.

—Sois una panda de imbéciles dijo en voz alta el ámbar, quien estando "en sus cuatro sentidos" fue arrastrado hasta la piscina en contra de su voluntad, no les importo el fuego que desprendía la mirada de Syaoran, solo querían empezar con el dichoso juego.

La cosa iba emocionante, para que las chicas no quedaran en "desventaja" decidieron que Kero iría a su equipo, fue una mala decisión por parte de los dos muchachos, que en esos momentos estaban a una prenda de la completa desnudez. Pero estando lejos de molestarlos, les divertía, podía bien ser el efecto de la media botella de delicioso whisky que hasta ahora habían ingerido, o tan solo podría ser los rostros que ponían sus víctimas al ser rápidamente despojadas de más y más prendas. En un principio les habían dado ventaja a ellas, para que se confiaran, pero ahora era gracioso ver sus rostros de pánico al verse cada vez más descubiertas.

En cuanto a Kero, no les interesaba mucho que digamos ver a su amigo desnudo, por lo tanto el seguía con una cantidad prudente de prendas, producto de las quejas de las féminas, quienes decían que era una injusticia no dejar participar a Kero en su por así decirlo diversión.

Al estar algo cansados de tanto juego, se dijeron que sería mejor salir de la piscina e ir por algo de comida de verdad, y claro verían que equipo había ganado el juego.

Fue una gran sorpresa que al haber salido del agua todos se encontraran desnudos, gracias al chapuzón, los efectos del alcohol habían disminuido un poco, haciendo que un leve rubor se pasara por sus mejillas, después de todo ver desnudo a tus mejores amigos, era algo que usualmente no se hacía, y era mejor no hacerlo, esa fue una de las pocas lecciones grupales que aprenderían ese día.

La peli-negra rió nerviosamente haciéndose de lado poco a poco, después de todo no tenía tanta confianza para estar así en frente de Sakura, aún menos de los tres chicos, ya que solo los conocía desde hace un par de semanas.

Posa la mirada de su cuerpo a los cuatro restantes, y va turnando su mirada ansiosamente de un lado al otro sin saber que hacer

—Tranquila, ni que te fueran a violar, dijo Sakura entrando como si nada por la puerta trasera de la casa, sin importarle que cuatro miradas en ese momento se dedicaran a analizar su figura. Tomoyo al parecer fue la primera en reaccionar ya que fue corriendo hasta su pequeño maletín, y con el cuidado que la castaña no tuvo lo utilizo para cubrir su trasero de aquellas miradas.

Sakura escuchó un chillido proviniendo de la boca de la chica que se encontraba detrás de ella.

—Deja de gritar- dijo algo asustada la castaña.

— ¡No puedo!- chilló nuevamente la oji-azul

—Tus tatuajes son los ¡más Kawai que he visto! Gritó nuevamente la azabache, sacando una cámara de algún recóndito lugar de su lindo bolso blanco para grabar el plano y algo bronceado vientre de Sakura el cual llevaba la frase "Carpe Diem", debajo de estas bellas letras se encontraba una rama de un cerezo, y siguiendo su recorrido se encontró con varias hojas de un lindo color rosado, tan propio de ellas, estas terminaban arriba de su cintura, haciendo una especie de enredadera.

Al haber grabado suficientes tomas de la bella obra de arte hecha en el tórax de la castaña, por fin volvió a poner la cámara dentro de ese lindo maletín que colgaba de su hombro.

—Eres extraña- dijo la oji-verde sintiendo un leve rubor al haber sido grabada de esa forma.

—Gracias respondió la azabache.

Sakura se llevó consigo el delicioso vaso de agua nuevamente hasta la zona de la piscina, debería aprovechar la energía que el sol brindaba a esa hora.

Ya tarareaba las melódicas rimas de la segunda canción que le ofrecía ese pequeño aparato cuya marca era una manzanita mordida, pero sintió que algo, o mejor dicho alguien se acomodaba a su lado.

Abrió un ojo para ver quién era, al hacerlo sonrió y se sacó ambos auriculares.

Los ojos grises de Kero la miraban con algo de diversión —me gustan tus tatuajes— dijo el atreviéndose a pasar las yemas de los dedos haciendo un recorrido sobre aquella delicada piel.

Ella cerró ambos ojos disfrutando de la delicada caricia.

"te pareces tanto a Sora" pensó el con una pequeña sonrisa plasmada en el rostro, ella por su lado pudo visualizar claramente a una bella chica sonriente, con el cabello castaño claro, al igual que el suyo, la única diferencia que pudo ver fueron sus ojos, los de ella eran de un lindo color azul cielo.

— ¿Quién es Sora? — no pudo evitar preguntar, el abrió los ojos como platos y la vio de frente gesto que no pasó desapercibido por ella.

—es una….. Buena amiga— sentencio él con un gesto algo melancólico, en ese momento Sakura supo que había metido la pata, y decidió cambiar de tema por la primera cosa que se le viniera a la mente, afortunadamente vio el bloqueador solar cerca de ella.

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— ¿Y qué piensas de Sakura? — pregunto curioso el oji-azul.

El ámbar paro por unos segundos su caminata, ¿Qué pensaba sobre Sakura?, ¿era su amiga?, ¿era simplemente una conocida? O ¿tan solo la consideraba su esclava sexual?

Estaba a punto de formular una respuesta cualquiera, pero recordó que Eriol podía saber incluso lo que pensaba en cuanto lo hacía, claro si es que el no tuviese cuidado, y en ese momento le había importado un rábano hacer que sus pensamientos fuesen "privados"

Por su parte el peli-negro ya tenía una respuesta bien planeada, lamentablemente antes de poder hacer un comentario más, vio como los hombros de Syaoran se tensaban, paso una mano por su alborotado cabello y camino con aires de poco interés hasta encontrarse con Sakura y Kerberos, quien en ese momento le ponía algún tipo de crema en las piernas a la ojiverde.

"Vaya Syaoran, no sabes en el lio en el que están involucrados" pensó el oji-azul haciendo una leve mueca.

Quedo inmóvil pensando en cómo disfrutaría reír de los obvios celos de Syaoran sobre Sakura, pero sentía unos deseos profundos de hablar con cierta oji-azul que en ese momento se encontraba merodeando por la propiedad.

Como pudo aferro aún más aquella toalla a sus estrechas caderas y fue en busca de aquella chica, le pareció extraño no encontrarla dentro de la mansión, por lo tanto decidió ver si estaba cerca del estanque, y como era de esperarse la encontró allí.

Solitaria y sentada sobre la fuente, con la mirada perdida en algún punto lejano, recordando cosas que él no quería ver.

Sonrió de forma algo lejana y triste, pero aun así se acercó a ella, con pasos lentos, como si él se tratara del lobo feroz, acechando a su presa para pronto llegar e incrustarle los colmillos en cuanto bajase la guardia.

Por fin estando cerca de ella, analizo su expresión unos cuantos segundos, se veía calmada pero él podía reconocer claramente que ella estaba triste, sintió como su corazón se estrujaba un poco al ver nuevamente esa mirada ocupar esos bellos ojos femeninos.

Intento con todas sus fuerzas recuperar el ánimo, y le dedico una sonrisa mostrando sus perfectos dientes

—Hola— dijo el intentando sonar alegre.

Ella por su parte se hundió en las oscuras e hipnotizantes orbes que tenía en frente, estaban solos esos momentos y sentía como los ojos comenzaban a escocerle, sintió que si en esos momentos hablase su voz saldría quebrada, y no quería para nada ser así de nuevo, solo pudo hacer un intento de sonrisa.

Él pudo notar claramente como ella tenía ganas de llorar, y sin ser demasiado dramático, el tenia las mismas ganas que ella, solo que no lo demostraría, seria fuerte por ambos ya no fallaría. Trayendo algunas imágenes a su mente pudo recordar una en particular, y se acercó lentamente a ella. Por un momento Tomoyo creyó que el la besaría y se sintió feliz, espero la sutil caricia llegar, pero nunca sintió nada posarse sobre sus labios.

Algo asustada abrió los ojos, para encontrarse con que él estaba a tan solo a unos centímetros de su rostro, pudo ver como el lentamente se acercaba a ella, y lentamente en un gesto demasiado tierno hizo que las puntas e sus narices se rozaran, y movió lentamente su cabeza de derecha a izquierda.

Al enderezarse nuevamente él pudo notar como los ojos violetas de Tomoyo parecían recobrar algo de brillo.

—Lo recordaste— afirmo ella con voz soñadora

El movió la cabeza en signo de afirmación, "nunca lo olvidaría" pensó aún más tranquilo de lo que había estado antes.

En ese preciso momento solo le quedaba cerciorarse de una pequeña duda que lo había estado atacando desde que ella se había esfumado, dio un largo paso así quedando justo frente a ella, cuando por fin sintió como la suave brisa recorría todo su cuerpo, vio hacia abajo fingiendo a la perfección una mueca de sorpresa, dirigió la mirada hacia el rostro de Tomoyo, quien lo miraba sonrojada.

Escuchó un leve gritito salir de aquellos delgados labios —de…debo irme— le dijo empujándolo suavemente hacia atrás, el simplemente se quedó tal y como estaba, viendo como la delgada figura de Tomoyo desaparecía detrás de las puertas de esa casa.

"Es virgen" pensó sonriendo de manera melancólica.

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La noche había sido mucho más tranquila de lo que había prometido ser, apenas si habían tomado unas cuantas copas más y apenas habían podido bailar unas cuantas canciones, ya que todos parecían estar un poco más cansados de lo usual.

Era aproximadamente la una de la madrugada y Sakura se dispuso a darle "un pequeño presente" a Syaoran quien ese día se había comportado de una linda manera con ella, por eso se encontraba vestida con un lindo traje de enfermera que se veía perfecto según ella.

Sakura P.O.V.

Estaba segura de que el ámbar era el único durmiendo en el primer piso del lugar, por lo tanto abrí la primera puerta que vi, sin poder evitar hacer una mueca de asco, al sentir un olor a humedad cerré la puerta con algo de fuerza, y me moví esperando ver la siguiente puerta pronto.

En cuanto la abrí, supe que era demasiado obvio que el dormía allí dentro, ya que una cama grande y al parecer cómoda estaba ocupada por un bulto que estaba tapado hasta la cabeza.

A pasos lentos fui hasta quedar al lado de la cama, con suma delicadeza me saque la bata hasta ese momento cubría por completo el traje de enfermera que había llevado, precisamente para ese encuentro, cuidadosamente me recuesto al lado suyo, y con una mano lo sacudo un poco de su lugar, haciendo que reaccionase, y de un tirón se sentara para ponerse sus lentes y verme.

Al subir la mirada para mí fue una gran sorpresa encontrarme con que un hombre de gentil apariencia y cabellos blancos me miraba sorprendido.

Sentí mis orejas más calientes que nunca.

—Lo….si..siento, m…e co..confun…di de cu..cuarto— logre mascullar, antes de salir corriendo de aquella habitación, veo hacia los costados y me encuentro con que ese piso contaba como un "lobby" y siempre tenía que haber buscado en el mismo piso en el que yo debía dormir "tonta y mil veces tonta" me reprocho mentalmente recordando la mirada de aquel hombre. Corriendo y por poco cayendo sobre mi preciosa nariz en el recorrido, entro a una de las habitaciones, esperando no haber equivocado de nuevo y no puedo hacer nada más que suspirar de alivio al verlo cómodamente recostado sobre su cama.

Algunos tenues brillos provenientes de la luna se colaban por la ventana, estos le llegaban al cabello y ciertos lugares de su cuerpo haciéndolo parecer a un ángel de aquellas antiguas pinturas que solía ver al ir a los museos de arte. Sacudo la cabeza de un lado al otro ¿Qué clase de cosas estaba pensando?, nuevamente retomo el camino que hace un momento había trazado.

A pasos lentos voy acortando la distancia entre nosotros, no pudiendo interrumpir su descanso me hago espacio a su lado y me acuesto cara a cara con él, dándome el trabajo de poner una de sus manos alrededor de mi cintura, solo para sentir un poco de calor…. Si solo para eso.

Abro los ojos y me encuentro con que él también los tenia abiertos

¿Cuánto tiempo ha pasado?-

Desde que llegaste, media hora-

¿Y hace cuánto tiempo estas despierto?-

—Lo suficiente como para saber que me llamaste "ángel"- dijo Syaoran sonriéndome manera burlona.
Sentí un rubor en las mejillas—te odio— le dije entre risas.

—Y yo a ti— dijo acercándose más a mí, abrazándome de una manera posesiva, y yo no podría sentirme más a gusto, esa noche no sería como yo esperaba que fuera y por una u otra razón eso me alegraba.

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—Sora, ¿cuánto tiempo más planean seguir con esto?— preguntó triste una niña de lindos cabellos dorados.

—No lo sé Ai— respondía algo cansada la chica de los hipnotizantes ojos celestes.

— ¿Te parece justo? — preguntó nuevamente Ai

—No— respondió cortante Sora, sentía cálidas lágrimas salir de sus ojos, para inmediatamente enfriarse y caer como fría gotas casi congeladas.

—Deberías dejar que el siga con su camino— dijo notablemente triste la niña que miraba a Sora desde la puerta.

—Lo sé— respondió con la voz completamente quebrada la de los cabellos castaños.

Con la mirada más triste de lo usual Ai miro a su hermana, desde que se habían enterado que el castaño salía con una chica los pocos ánimos que Sora tenía habían decaído por completo

—Buenas noches, Sora— se despidió Ai sintiendo el dolor de su hermana como si fuese en carme propia, ser una receptora no era una de las cualidades que en ese momento mas agradecía.

Solo estaba segura de una cosa.

Ella averiguaría a toda costa quien era es chica, no descansaría en paz hasta saber que tramaba.

"y si hubiese la más mínima posibilidad de….." se golpeó la frente por ese tonto pensamiento, de todas formas, era algo que le debía a su hermana y movería mar cielo y tierra para cumplir con el deber que tenía en esos momentos.

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Lentamente Abrió los ojos al sentir una leve brisa erizarle los vellos de las piernas. Miro hacia un costado, lugar del que provenía una reconfortante sensación de calor y se encontró con una desordenada cabellera castaña

— ¿Qué haré contigo Sakura? Se preguntó él, frotándose los ojos con la única mano libre que tenía a su disposición, sabía que debía alejarse de ella por su bien, tenían que alejarse para verse fuera de cualquier situación fuera de esa extraña relación que ambos tenían. Pero era extraño pensar que ya no estaría cerca de esa chica, ya habían convivido demasiado tiempo juntos, para ser más precisos dos meses ¿Qué podría hacer para distanciarse de ella sin sentir su ausencia?

—No…. No lo hagas….. Balbuceó aun dormida la oji-verde, el ámbar solo sonrió.

—No sé si pueda con esto.. Una vez más. Le dijo a ella, besando suavemente su frente, para por fin verse fuera de esa habitación.

Rondaba por los pasillos de su casa, esperando ver alguna escena divertida, se dio el trabajo de abrir algunas puertas para ver si encontraba algo interesante. Pero nunca espero ver a la casta Daidouji salir de la habitación en la que había dormido su amigo.

Sus largos cabellos estaban desordenados, su ropa estaba fuera de lugar, pero sobre todo pudo notar ese sonrojo al verse saliendo de la escena del crimen, él pensó que sería el momento perfecto para ir a causar algo de desorden.

Lentamente fue caminando hasta encontrarse en frente de Daidouji, y fue una gran sorpresa saber que la chica tenía unas defensas de hierro, ni con el más grande esfuerzo matutino que logro hacer, no pudo saber ni una palabra de lo que en esos momentos pasaba por aquella mente.

—Buenos días Saludó la femenina voz, y sin esperar una respuesta se fue caminando lentamente, el supuso que sería para asearse o algo parecido.

Al entrar por la puerta se encontró con el peli-negro, recostado sobre su cama, y con una sonrisa que solo sus conocidos podrían reconocer.

—La vi salir de tu cuarto, menciono Syaoran, preparando su afilada lengua para molestar a su amigo.

—Ni pienses juntar la palabra sexo y Tomoyo en la misma oración.

Por primera vez desde hace mucho tiempo Syaoran se quedó sin comentario alguno, era usual que él y Eriol hagan ese tipo de bromas, ¡ni Sakura se había salvado!

Frunció el ceño, y en ese momento el oji-azul sabía que no saldría de ese lugar sin dar algún tipo de explicación, sonaba algo extraño pero así era.

Ellos no tenían y no podían tener ningún tipo de secretos.

—Te diré, finalmente acepto Eriol

—Llamaré a Kero. fue la última frase que se escuchó antes de encontrarse nuevamente solo.


Notas de autora:

¡Bueno! Para que no les den ganas de apedrearme o algo por el estilo diré porque tarde tanto esta vez.

Gracias a un programa que descargue de internet aproximadamente hace tres semanas, tal vez un poco más me entro un virus, y me vi forzada a borrar todo archivo existente de mi maquina sin oportunidad a recuperar NADA, con eso más los problemas que tuve para buscar un fisioterapeuta por el problema que les mencione sobre mi rodilla no tuve tiempo de re-escribir los tres capítulos que tenía para subir. Lo siento. Ahora no podré prometer que mis actualizaciones sean pronto ya que estoy haciendo salidas diarias para mi recuperación, ¡agradezco su comprensión!

Pasando al tema de la historia, ¿tienen alguna teoría sobre quienes podrían ser Ai y Sora? Si es así coméntenme lo que piensan, me da curiosidad saber sus pensamientos ^.^ por ahora no les podré dar los mini-adelantos por lo que les dije :c, nuevamente, ¡mil disculpas por la tardanza!

Atte. Noo-sama