Mi Segunda Oportunidad

Por DjFusion

I

Nota de Mya: otra traducción no autorizada y narrada en primera persona, tiene en común con Nunca te vayas el género, muy angst, y que la autora hace mucho muuucho tiempo no se conecta. Así que como la otra, si ella me pidiera eliminarla lo haré sin dudarlo, vale?

DjFusion: this translation will be deleted if you want to.

Link al original: fanfiction(punto)net /s/1097738/


Quiero a mi hijo. Nunca ha habido ninguna duda al respecto. Siempre ha sido todo para mí – Mi niño perfecto que no podría hacer nada malo.

Bueno, casi nada malo.

Es un niño creciendo con sangre Saiyajin corriendo por sus venas, y muy probablemente lo que sería considerado como un «juego rudo» para un niño normal para el mío sería tumbar la casa. No obstante, a pesar de todo, creo que recibe de mí más amor que el que otros niños reciben de sus dos padres. La única diferencia es que tengo que hacerlo. Por él. Para compensar lo que necesita tan desesperadamente y nunca recibe.

Miré a través de la ventana de la cocina hacia un lugar familiar. Por millonésima vez esta semana, mi hijo de siete años estaba en el patio, tocando la puerta pesada de acero de la Cámara de Gravedad, intentando captar la atención del guerrero que estaba adentro. Dejé de hacer lo que sea que estuviese haciendo para ver lo que ocurriría a continuación, como si ya no lo supiera.

Una voz estruendosa salió de adentro de la nave espacial de metal que estaba frente a mi patio. Pude oírlo fácilmente desde adentro de la casa. Demonios, pude sentirlo. No me imagino que recibió Trunks desde un rango tan cercano.

—¡DÉJAME EN PAZ, MOCOSO! ¡NO VOY A DESPERDICIAR MI TIEMPO HOY ENTRENANDO A UN NIÑO MESTIZO QUE NO PUEDE PELEAR TODAVÍA!

Pero en lugar de la reacción habitual del niño de callarse y sentarse en las escaleras, aunque parecía mentira, le respondió.

—Bien por ti, Trunks, —Me encontré susurrando en voz baja.

—¡No, papá! ¡Ahora puedo pelear! ¡Estoy aprendiendo a ser un guerrero como tú! —Su voz se oía casi como si estuviese rogando, pero nunca titubeó. Sabía que le estaba tomando cada gramo de coraje responderle a su padre, pero supongo que todos tienen su punto de quiebre. Incluso el hijo de el poderoso Príncipe Saiyajin, pese a haberle tomado toda una vida liberarlo. El sonido del vapor siseó mientras la habitación se despresurizaba

De alguna manera, pensé que Trunks de verdad esperaba que su súplica funcionara.

—¿Papá?

Vegeta ha sido conocido por tener malos días, o malísimos, si prefieres llamarlos así, pero este fue el ganador. Honestamente, no sabía qué esperar por la reacción que tenía en el rostro, parecía como si estuviese intentando atravesar a nuestro hijo con la mirada, pero sabía que no sería bueno. —¿Qué, mocoso? ¿Eres idiota? ¡No tengo tiempo para esto!

Bueno, eso no estuvo tan mal. Como se veía, pensaba que de verdad lo atacaría con violencia, obligándome a tener que lidiar con un niño asustado corriendo a la casa… otra vez. Agucé el odio porque sabía que la pequeña voz a punto de salir seguramente sería débil y derrotada.

Por segunda vez esa tarde, el niño demostró que estaba equivocada.

—¡Pero papá, ahora soy fuerte! ¡He aprendido un montón y quiero mostrarte! ¡Ahora puedo entrenar contigo! —Sus puños se apretaron, intentando parecer molesto, como su padre. —Puedo hacer muchas cosas ahora! La mamá de Goten me ense…

Y aquí vamos.

—¡¿Qué?! ¿La mujer de Kakarotto? Esa mujer no es quien para intentar entrenarte. Ella es tan estúpida como lo fue su esposo. -

—...Pero, De verdad soy muy fuerte ahora, papá! ¿Me entrenarás? Chichi y Goten creen que soy muy fuerte también, —la actuación de niño rudo de Trunks estaba comenzando a disiparse. —Yo...

Su discurso fue interrumpido cuando Vegeta tomó enérgicamente su brazo y lo llevó a rastras al centro del patio. Cuando estuvo a una distancia prudencial de la cámara de Gravedad, lo empujó para quedar a una distancia decente de espacio entre ellos.

—¿Crees que tienes algo que probarme, mocoso? Bueno, vamos a ver, —se mofó. —Muéstrame ese «poder» que repentinamente obtuviste. –

Pude ver a Trunks tragar. Y yo también lo hice.

Mientras miraba la escena que se llevaba a cabo a través de la ventana, me di cuenta de que me estaba poniendo más nerviosa de lo que debería. Digo, he estado preparándome por ese momento desde que Trunks nació, diciéndome que sólo era cuestión de tiempo antes de que Vegeta comenzara a entrenarlo – dejando atrás a mi niño pequeño e inocente que prefería pelear con figuras de acción y amigos imaginarios en lugar de gente real con poderes que aun no entiendo. Que ha llegado a la casa llorándome – en el peor de los casos – con las rodillas raspadas y espinas, me deja ahora a la expectativa de ojos amoratados y huesos rotos. Supongo que debí saber desde el principio que sólo sería cuestión de tiempo antes de que el Saiyajin dentro de él finalmente saliera.

Temblé ante la idea, tan inevitable como lo era.

Antes de tener la oportunidad de procesar mis temores, Trunks se encontraba en posición, sus pies pequeños estaban plantados firmemente en el suelo, sus músculos miniaturas estaban flexionados bajo su camiseta extra-grande. Vegeta no se movió. Ni siquiera para seguirle la corriente. En su lugar, sencillamente se paró con los brazos cruzados, con el ceño fruncido en forma de «V», como todos los días de su vida acá en la Tierra y yo podía adivinar que Trunks estaba asustado hasta los huesos, no es por lo que tiene que probar, sino por el hecho que su padre estaba prestándole un poquito de verdadero interés.

Se elevó sobre sus pies y lanzó un golpe directo al rostro de Vegeta, pero fue bloqueado fácilmente. No hubo combate en esa ocasión, lo intentó de nuevo, esta vez con una patada lateral a un costado. Vegeta esta vez dejó que lo golpeara, pero no se movió ni un poco, prácticamente se burló de él por su falta de reacción, salvo por un tic en la cara. Así siguió por algunos minutos sin que cambiara, y pude ver que Trunks estaba frustrándose. Estoy segura de que la pelea, o lo que sea que haya tenido con Chichi cuando lo llevé a su casa para que jugara con Goten, fue un poco diferente ahora con el actual Hombre Más Poderoso de la Tierra. Pero yo conocía muy bien a mi hijo, y que se burlaran de él era algo que no manejaba con dignidad todavía. En absoluto.

—¡Vamos papá! Quiero pelear contigo, —logró suplicar con la respiración entrecortada, con los puños aún cerrados con fuerza. —¿Papá?

Vegeta repentinamente tomó un puñado del cabello de su hijo y lo levantó del suelo, dejando sus pies pendidos del aire mientras él intentaba prenderse a sus muñecas, luchando para liberarse. No creí haber visto pánico en el rostro de Trunks hasta este momento. Quien sabe en qué tono de blanco me puse.

Me paralicé.

—¡Esto es una pérdida de tiempo! ¡Tú eres una pérdida de tiempo! ¡Vete de aquí y no me molestes hasta que tengas algo de poder que demostrar! ¿ENTIENDES? —grita a sólo unos milímetros de su rostro. —aunque no espero mucho viniendo de ti. Cabello lavanda, ojos azules… dudo que haya algo de Saiyajin en ti. -

Lo tiró a la grama frente a él como si fuese una muñeca de trapo, pero Trunks se apoyó con sus manos antes de darse un golpe. Sin decir otra palabra, Vegeta le da la espalda y regresa a la Cámara de Gravedad, remarcándose en voz alta antes de tirar la puerta.

—…incluso conmigo presente, esta versión está probando ser un desperdicio. -

No pude moverme.

Sentí las lágrimas caer por mi rostro, pero no pude moverme.

Debí haber salido corriendo. Debí haber detenido todo esto antes de que pasara, pero ahora estaba viendo a mi hijo a través de la ventana, con los ojos vidriosos, todavía sentado en la grama donde estaba tirado mientras su labio inferior comenzaba a temblar. Escuché la máquina encenderse de nuevo, indicando que esta particular sesión de vinculación afectiva entre padre e hijo había terminado.

Sus manos pequeñas se agarraron al pasto, excavando la tierra. Rogué para que me sorprendiera otra vez sacando fuerzas de la nada – sólo levántate, sacúdete el sucio de la ropa y estarás bien – pero eso no sucedió.

Trunks bajó la cabeza y comenzó a llorar. ¡Mi hijo estaba llorando! Jamás en sus siete años había visto o siquiera oído a mi hijo llorar de verdad. No como cuando era un bebé gruñón que quería ser alimentado, o cuando se había sacado los dientes frontales la vez que él y Goten pensaron que aprenderían a volar por sí mismos. No, esto era diferente. Vi con impotencia mientras suprimía el hipo y llanto que estremecía su cuerpo, rompiendo su cuerpo en mil pedazos mientras experimentaba de primera mano la indiferencia total de su padre. Como no importaba lo que hiciera, nada jamás sería lo suficientemente bueno.

Quería tanto correr hacia la maldita máquina, tumbar la puerta a patadas y golpear al insensible de mi esposo por romperle el corazón a mi niño – por causar con tanta facilidad las lágrimas que corrían libremente por su rostro. Pero antes de siquiera poder dar un paso hacia la puerta, Trunks entró corriendo a la casa, llorando mientras me pasaba y subía las escaleras hasta su habitación. Lo seguí sin pensarlo dos veces.

Una vez que llegué al final de las escaleras con el corazón en la boca, noté que la puerta de su cuarto estaba abierta, pero una mirada cautelosa dentro me reveló que no estaba. Mientras pausaba para recuperar el aliento por la corrida, escuché un tenue llanto viniendo del baño y ni un segundo después un golpe fuerte. La voz se incrementó a un volumen tremendo mientras cruzaba el pasillo frenéticamente hasta mi hijo. La puerta no estaba cerrada. Así que entré.

—¿Trunks, cariño? ¿Estás bien? —ya sabía que no lo estaba. No sé porqué tuve que preguntar eso.

Abrí la puerta completamente y note que el espejo del baño sobre el lavamanos se había roto por el golpe de un puño en el medio. Me di la vuelta y encontré a mi hijo sentado en el piso en una esquina, con las rodillas en el pecho, llorando casi al punto de la histeria.

Me agaché para ponerme a su nivel. —Trunks, está bien corazón. T-todo va a estar bien. —Más cosas que probablemente no necesitaba decir.

Todo el cuerpo de Trunks se tensó y se apretó a sí mismo mientras cerraba los ojos. El dolor que estaba experimentando se estaba volviendo el mío, pero no sabía qué más hacer, mirando con impotencia como se le desgarraba la voz mientras lloraba con más fuerza aun. Un dolor profundo y devastador que nunca podría entender como él. Su cuerpo estaba temblando desenfrenadamente y casi comenzaba a pensar que iba a perder el control. ¿Pero cómo? Si sólo es un niño de siete años.

Pero de repente pude sentir un chasquido. Su llanto rompió a un grito furioso, causando que todo en los estantes cayera al suelo y que las losas bajo él se quebraran. Su voz ahora sonaba como si estuviera sintiendo verdadero dolor en lugar de sólo estar molesto, como si cada vez que se vaciaran sus pulmones, inhalara brusca y profundamente para llorar aún más. Su cabello lavanda comenzó a ponerse de punta, tiñéndose de un color dorado justo frente a mis ojos mientras caía hacia atrás, horrorizada ante lo que le estaba ocurriendo a mi hijo. Nunca antes había visto a alguien transformándose en Super Saiyajin desde tan cerca, pero asumo que eso es lo que fue.

Estiró los brazos violentamente, desmoronando la pared y la bañera a su lado mientas sus músculos comenzaban a crecer y definirse visiblemente. Mi bebé estaba sintiendo dolor y yo no podía hacer nada! Quería abrazarlo – tranquilizarlo por lo que estaba pasándole, pero tenía miedo. Tenía tanto miedo de abrazar a mi propio hijo – por lo que podría pasarnos, aún si no pudiese controlarlo.

Él continuo arremetiendo, destruyendo todo alrededor con la fuerza pura que ejercía su cuerpo y pude comenzar a sentir como los cimientos de la casa temblaban. Su estructura estaba casi deformándose bajo el enorme estrés.

Y allí estaba yo, con un miedo atroz de acercarme a él – viendo su cuerpo hecho pedazos mientras le rogaba a Dendé que lo ayudara, que detuviera lo que le estaba pasando. No podía observar y dejar que esto pasara! Estaba incontrolable y violento, pero todavía era mi hijo… allí en algún lugar.

Gateé hasta él y lo envolví con mis brazos tan fuerte como pude, intentando desesperadamente protegerlo, aunque más que todo de sí mismo. Mientras sostenía la parte posterior de su cabeza, pude sentir el calor que irradiaba mi ropa, casi quemando mi ropa al tacto y logrando que mi cabello se erizara por la estática de la energía. Nunca había estado tan asustada en mi vida.

—Aquí estoy, Trunks. Aquí está Mami, —intenté no sonar tan aterrada como él. Pero mientras me aferraba a él con todas las fuerzas que tenía, comencé a sentir como poco a poco él abandonaba su transformación, dejándome nada más que un niñito de cabello lavanda llorando suavemente en mis brazos. Casi al instante, estaba reducido únicamente a una masa temblorosa y asustada y me tomó un momento darme cuenta de que no estaba en mis mejores condiciones.

—Shhhh, está bien. Ya todo terminó, —intenté consolarlo mientras descansaba mi cabeza en la suya, acariciando gentilmente su espalda.

—Yo... lo, lo si-siento, mamá... —lloró suavemente. Sus palabras me rompieron el corazón. Aquí estaba, disculpándose conmigo cuando yo fui quien no pude ayudarlo. —Yo-yo n-no quería…—dice sin aliento, esnifando en lágrimas.

—No no, cariño. No es tu culpa. Está bien. Shhh, todo está bien, —susurré. —Te quiero tanto, Trunks. Todo va a estar bien. —me pregunté si estaba intentando convencerlo a él o a mí.

Nos sentamos en el baño por un rato, llorando y abrazándonos, sabiendo que las cosas serían muy diferentes ahora. Él ya no era mi pequeñín indefenso, a quien podía cuidar y mimar – quien me buscaba para que lo protegiera de todo lo que él no sabía que podía lastimarlo en el mundo.

No, ese niño se ha ido ahora.

Alisé su cabello sedoso, recordando cómo luciría dentro de algunos años, pensando que esta vez tendría una vida mejor – la otra yo habría hecho cualquier cosa por salvarlo de tener que convertirse en ese joven triste que tuvo que crecer demasiado rápido por su increíble responsabilidad. Quería abrazarlo para siempre y decirle que todo iba a estar mejor esta vez. Pero esta vez, él tenía el dolor de un corazón roto por otra razón – otra que su otro yo nunca tuvo la experiencia de serle negada.

Mi hijo esta vez conoce a su padre… aunque ahora pienso que así es más duro.

Por como luce mi baño, probablemente lo es~


07/11/2012

Mi Segunda Oportunidad

Por DjFusion