El gélido frío golpeó en la cara a Rusia, haciendo que cierre los ojos. Se pasó su mano por la cara, para quitar restos de la nieve que estaban alrededor de sus ojos. Suspiró cansado y una vez, volvió a entrar en su casa. Sintió como el calor entraba rápidamente en su cuerpo sustituyendo aquel horrible frío. Se frotó las manos para recuperar algo más de calor, y caminó despacio por su casa hasta llegar a su habitación.

-Y una vez más.-Susurró.-No ha aparecido…-Se sentó en su cama, y acarició las sábanas.-Pero tengo la esperanza de que sí.

Se tumbó despacio en su cama, cerró lentamente los ojos y se durmió.

El sonido de la nieve golpeando contra la ventana le despertó. Bostezó, y se incorporó lentamente. Se frotó los ojos, y volvió a bostezar. No pudo evitar mirar aquel girasol en un jarrón encima de su mesa, según, era de las cosas más preciadas que tenía en su habitación. Se colocó mejor su bufanda y su abrigo que no se había quitado, se puso los zapatos y se fue de su casa.

Caminó por las gélidas de su país, Rusia con las manos en los bolsillos, y la mitad de la cara tapada por su bufanda ligeramente rosada.

"Recuerda"-pensó.-"Si llega hoy, no le presiones, si no saldrá corriendo, como siempre"

Siguió caminando por las gélidas calles donde no paraba de nevar, en dirección a la plaza principal. Ahí se sentó en un banco, esperando pacientemente como hacía últimamente en los últimos dos días.

Las calles estaban prácticamente desiertas, solo estaba él, sentado, a pesar del horrible frío que hacía.

Cuando una sombra apareció, y muy familiar.

Se quedó quieto, observando la sombra como se movía torpemente porque la nieve le golpeaba. Se notaba que no tenía ni idea de cómo ir por un lugar como ese.

Y Rusia se levantó de golpe corriendo hacia aquella sombra, ya sabía quien era.

-¡China-san!-Gritó con una sonrisa, y le abrazó, con una gran sonrisa en su cara.-¡Pensé que no vendrías!-Abandonó totalmente su seriedad, y se comportó como un niño.

-¡R-Rusia-san aru!-Dijo China asustado.-¡N-No me des esos sustos, suficiente tuve con caminar perdido por la nieve aru!

-¡No tengas miedo!-Le dijo con una sonrisa.-Te llevaré a mi casa, donde estarás bien~

Y entonces ambos caminaron por la calle solos.

-Nunca pensé que vendrías…-Sonrió Rusia.

-¿Por aru? Yo cumplo las promesas, ya te dije que entre estos tres días vendría aru. Además, me encanta aprender de los demás aru.

China había prometido a Rusia que le visitaría durante un mes, ya que le iba a enseñar técnicas de guerra en la nieve Rusia, Rusia había aceptado encantado, y durante los tres días siguientes le estuvo esperando en medio de la nieve. Siempre se habían tenido aunque sea un poco cariño, pero como no, Rusia más que China.

Llegaron a su casa, y China se sintió muchísimo mejor al entrar a la casa cálida de Rusia.

-¿Quieres que te prepare algo?-Preguntó Rusia a China con una sonrisa.

-N-No hace falta, con dormir un poco me basta aru…

-Como quieras.-Dijo un poco decepcionado, pero aún así estaba muy feliz al ver a China con él.-Deja que te enseñe donde está el dormitorio ¿vale?

-Bueno, como quieras aru…

Rusia le guió por toda la casa, hasta llegar al dormitorio.

-Hay dos camas, escoge la que quieras.

-Bueno…Esta aru.-Se sentó en la cama de la derecha, y se quitó los zapatos.

-China-san, no deberías ir con tanta ropa en la nieve…Si quieres mañana te dejo un abrigo mío.

-Ya, pero me quedará grande aru.-Rió.-Bueno, algo es algo ¿no,aru?

-Si.-Sonrió Rusia.-Bueno, yo bajo a cenar algo, hasta mañana,da~

Rusia cerró la puerta al salir, y bajó las escaleras, sin que una sonrisa desapareciera de su cara. Buscó algo de comida, y se la comió solo sentado en la mesa, pensativo.

"¿China-san aún me tendrá miedo?¿Vendrá solo para aprovecharse de mi?"

Estuvo pensando toda la cena, en silencio, mientras se oía el leve sonido de la nieve golpeando en las paredes. Guardó la comida y fue escaleras arriba directo a la habitación.

Abrió suavemente la puerta, para no despertar a China, que ya estaba dormido, y se sentó en su cama. Se quitó las botas, y se cubrió con las mantas totalmente como suele hacer.

Cerró los ojos con fuerza, solía tener horribles pesadillas por las noches, y lo pasaba muy mal, un dia soñó hasta con su propia muerte. Hay veces que hasta tenía miedo de dormir, no sabía lo que le esperaba cuando cerrara los ojos.

Se durmió, pero al cabo de unos minutos se despertó, temblando, y no era de frío. Se quitó las mantas, y vio que China tampoco estaba dormido.

-¡Rusia-san aru!¿¡Por qué gritabas de esa forma aru?!

-Espera…¿Grito?-Giró la cabeza a un lado, vacilante.

-Tenías que haberte oído, no parabas de gritar, como si…huyeras aru.

-Ya, es que…-Miró hacia abajo, un poco avergonzado.-Tengo pesadillas. Y además, nadie se ha quedado en mi casa, así que no sabía que gritara…

-¡No sabía eso de ti aru!-Dijo China sorprendido.-Dicen que cuando tienes una pesadilla tiene que alguien estar a tu lado aru…-Movió la boca ligeramente a un lado. Se levantó de la cama, y se sentó en la cama de Rusia.-¿Qué me contestas aru?¿Probamos a ver aru?

-China-san…-Susurró alucinado.-C-Como quieras~

China se tumbó al lado de Rusia debajo, ambos debajo de un montón de mantas gruesas y calentitas. Rusia no daba crédito aún a lo que había pasado, y entonces.

China le abrazó.