-Rescrito-
Prologo:

Los tres guardianes del lago estaban debilitados por el ritual, inútiles ante las fuerzas de los Pokemon legendarios controlados por la cadena roja. El poder original era algo que los Pokemon no podían evitar, proveniente del propio creador del universo Arceus, y ante eso, ellos eran tan vulnerables como un Pokemon de Tierra lo era ante el Hielo. Sin las fuerzas para contrarrestar el daño causado, aun liberados del control del poder original: Azelf, Mesprit y Uxie solo podían observar en los brazos de sus respectivos elegidos: Ash, Brock y Dawn.

La unión del espacio y el tiempo se estaba formando frente a los testigos, un universo nuevo se formaba dentro del actual, lo que causaría el colapso de este ultimo. Sus Pokemon intentaban destruir las cadenas que controlaban a Dialga y Palkia, pero todo era inútil.

"¡Mi universo ya esta aquí!" Proclamo en victoria evidente el líder del Equipo Galáctico. Era lo inevitable, podían ver como el entorno lentamente era torcido ante la creación de este nuevo universo. El megalómano comenzó a reírse con fuerza ante la victoria asegurada. "Finalmente todos los años de planeación para este momento, años de investigación y sacrificios, ¡Todo para este momento!"

"Temo que no puedo dejarte hacer eso." No era una voz acústica, era casi como un eco resonando en la mente de cada persona en el sitio. "Subestime tu capacidad de hacer daño y temo que eso ha hecho un daño que dejara consecuencias." En un destello, cabalgando por lo alto de la cueva estaba el Pokemon creador, aquel que le dio vida a todo.

"Arceus." Gruñó Cyrus ante lo imprevisto, pero no invencible. "Temo que ya llegas tarde; yo seré quien sustituya toda tu caótica e imperfecta creación." Alardeo el humano, posicionándose a si mismo en la posición que Arceus actualmente ocupaba. "¡Dialga! ¡Palkia! ¡Ataquen a Arceus!"

Los dos Pokemon ya habían dado la base para comenzar con el nuevo universo de Cyrus por lo que ya era autosuficiente como para que ellos pudieran atacar otros objetivos. Los dos prepararon sus ataques característicos: Corte Espacial y Rugido Temporal, en contra su creador. Al mismo instante, sabiendo el poco tiempo que tenia, Arceus enfoco su atención telepática en Ash, quien hasta ese momento solo podía mirar impotente junto a sus amigos y la actual campeona de Sinnoh.

"Ash, no tengo tiempo que perder. Te enviare atrás, antes de que se creara este universo nuevo y evitar que suceda. No puedo enviar a tus amigos debido a la interferencia temporal, pero podrás alertarles del peligro a tiempo." Antes de que el entrenador pudiera replicar una luz le encegueció; lamentablemente los ataques de Dialga y Palkia ya habían alcanzado a Arceus, distorsionando completamente el proceso por el que pasaba Ash. Tiempo y espacio habían sido alterados.

La zona donde se encontraba Ash fue alterada y el entrenador sintió dicho contragolpe.

"Arceus, ¿Qué sucede?" La luz blanca se mantenía, pero la gravedad dejo de sentirla. Ni siquiera podía sentir a Pikachu que supuestamente estaba en su hombro o a Azelf que debería estar entre sus brazos.

"Lo lamento, Ash. Han interrumpido mi proceso en ti, temo que he fallado." Ash escuchó atontado las palabras de Arceus mientras que el sonido de su voz se escuchaba más y más lejano. "Regresaras en el tiempo pero debido a Corte Espacial y Rugido Temporal perdí el control, también empeoro el daño en el espacio y el tiempo por lo que no puedo corregir mi error. Lo único que esta a mi alcance antes de que estés demasiado lejos en la tela del tiempo y espacio es mantener el nexo que tienes con tus Pokemon. Los sentimientos que pueden ir más allá del tiempo y del espacio. ¡Esa será la clave!"

La voz del Pokemon Legendario se dejo de escuchar mientras la luz le hacia perder el sentido. Ya no pudo hablar, gritar o respirar.

Ni siquiera sentía que estaba en Monte Coronet.

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"¡Ah!" Ash tomo asiento respirando agitadamente al despertar de una pesadilla, podía sentir el sudor frio sobre la piel. "Monte Coronete, Azelf, Cyrus, Dialga, Palkia… …Arceus." Repaso en orden lo sucedido para declarar que no era una pesadilla, que fue realidad.

Sus ojos, adaptándose a la oscuridad de la noche en contraste a la luz blanca del sueño, miraron lentamente su entorno. Era familiar, completamente familiar, al punto de que se sentía cómodo aquí pero al mismo tiempo sentía que no debía estar aquí. Pronto se centro en su propio cuerpo notando una diferencia bastante grande. Se sentía bastante raro y su entorno se veía bastante grande. No tardó en llevarse las manos a su cara para pronto verlas a la luz de la luna.

"¿Qué sucede?" Menciono en voz baja al ver sus manos, pero al oír su propia voz que no parecía su voz en primer lugar, todo paso a segundo plano en comparación.

Saltó de la cama con dos movimientos rápidos en base a la adrenalina pura ocasionada por el miedo de la situación tan extraña y bizarra; el error fue que no pudo quedarse en pie al aterrizar debido a un inesperado cambio en la distancia del suelo y a que habían unas inesperadas escaleras en la bajada de la cama, que rápidamente noto que era su cama. Entonces noto porque la situación era tan familiar, estaba en su habitación, en su casa en Pueblo Paleta.

"¿Acaso Arceus en verdad me regreso atrás?" Pellizcó su brazo para comprobar si no estaba soñando, pero no, solo llego el dolor.

Parecía todo tan surrealista, solo se quedo en la ventana unos minutos aun tratando de entender esta gran verdad. La verdad de que su viaje aun no comenzaba, la verdad en que aun no conocía a ninguno de los amigos que hizo en sus viajes, la verdad de que aun no capturaba ninguno de aquellos Pokemon que fueron grandes aliados. La verdad de que su primer Pokemon, Pikachu, aun no lo había recibido de las manos del Profesor Oak

Empezó a respirar rápidamente ante la falta de aire, sintiendo como su corazón latía rápidamente. El miedo y la incertidumbre le llenaron: Pikachu, Misty, Brock, May, Max, Dawn y todos sus Pokemon, todos ellos seguían ahí afuera sin siquiera reconocerle. Liga Kanto, Liga Naranja, Liga Johto, Liga Hoenn, Batalla Frontera, Liga Sinnoh; todo esto jamás sucedió. Nunca antes se había sentido más solo y desamparado en toda su vida, ni siquiera cuando Misty se fue o perdió por primera vez en el Liga Añil, todo eso palidecía en comparación a la gran opresión en su pecho y el terrible dolor de la perdida masiva de prácticamente toda su vida.

Usaba el marco bajo de la ventana para sostenerse de no caer al suelo. Quería gritar, necesitaba gritar, pero tenia miedo de escuchar su propia voz otra vez, porque era solo un recordatorio del infierno que sentía en este instante.

Fue cuando un golpeteo de la ventana llamó su atención. Rápidamente se limpio los ojos para secarse las lágrimas, dejando una pequeña irritación bajo sus ojos en señal del llanto. El golpeteo de la ventana insistió para que él se pusiera en pie y pudiera ver la causa.

Entonces sus ojos encontraron otro par de ojos cafés. La sorpresa casi le hizo saltar cuando vio que estos ojos pertenecían a una pequeña criatura amarilla, mejillas rosadas perfectamente redondas; y cuello, cola y la punta de sus grandes orejas de color negro.

"Pichu-pi."

"¿Un Pichu?" Se cuestionó Ash al verle. Prolongo el tiempo del encuentro de miradas, se veía tan aturdido como él pero de alguna forma era familiar. "No… ¡Pikachu!" Gritó en reconocimiento y casi al punto de ser completamente increíble.

"¡Pichu-pi!" Respondió en afirmación, por lo que Ash no tardo en abrir la ventana para dejarle entrar. El pequeño Pokemon bebe fue abrazado con fuerza por el niño de ocho años, agradecido que pudiera recordarle. "¿En verdad eres tu amigo?"

"¡Pichu! ¡Pi-Pichu!" Hacia gestos el Pokemon entre sus brazos, parecía tan aturdido como Ash.

"Sé que Arceus planeaba enviarme momentos antes al pasado para evitar que el Equipo Galáctico realizara su plan. Dialga y Palkia intervinieron y este fue el resultado. Aunque antes de llegar Arceus dijo que mi lazo de entrenador con mis Pokemon, que los sentimientos serian la clave. No le entendí, pero ahora creo que si. Creo que ustedes, tu y los demás recuerdan." El ratón bebe asintió en entendimiento, pero Ash no se veía demasiado feliz. "Soy pequeño Pikachu y aun no comienzo mi viaje como entrenador por lo que no puedo tener Pokemon, tendré que mantenerte oculto, a ti y a los demás hasta que comience mi viaje. No será fácil, amigo."

"Pi-Pichu-Pi." Asintió comprensivamente.

"Te llevare a mi lugar secreto en el bosque, jugaba ahí cuando Gary me molestaba. Intentare llevarte comida, pero tendrás que buscar comida por tu cuenta, además lo que me da mamá no será suficiente cuando los demás lleguen, si es que llegan." Eso era algo de lo que Ash no estaba seguro: ¿Cuántos Pokemon mantendrían sus lazos con él? Ellos estaban en libertad y algunos no nacían como en el caso de Donphan. Solo pensar en eso causaba depresión.

No estaba seguro de su edad, pero será difícil el periodo de espera.

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Ash estaba sorprendido y un tanto aliviado que en tan solo un mes ya había llegado una buena cantidad de sus Pokemon, muchos de ellos aun eran bebes pero se las habían arreglado para llegar. El primero, a escasos dos días de su regreso, específicamente durante una mañana, fue un pequeño Pidgey que revoloteaba por su habitación. La pequeña ave se poso sobre la cabeza del futuro entrenador al despertar, dándole un susto completo, era una suerte que su madre había salido o hubiera ido a investigar.

Al principio no lo entendió, tardo un par de minutos en entender que esa pequeña ave era el mismo Pidgeot que había dejado en el bosque para cuidar a los demás de su clase. Fue una alegría tremenda saber que aun después de ser liberado los lazos con su Pokemon seguía vigente.

A la semana siguiente fue probablemente uno de los Pokemon más leales de Ash: Bulbasaur. ¿Si su futuro entrenador lo había puesto en duda? No, Ash estuvo seguro de que el llegaría tarde o temprano, y como respuesta aquí estaba. Lo primero que hizo el Pokemon de hierba fue lanzarse a sus brazos del humano que le vio crecer. Bulbasaur tenia un notable tamaño más pequeño lo que indicaba que era bastante más joven que en su estado capturado.

A escasos dos días de distancia fue el infaltable Pokemon de agua: Squirtle, exlíder del escuadrón Squirtle; y estaba feliz de reunirse con la tortuga de agua. Al igual que el resto mostraba su juventud renovada, siendo casi del mismo tamaño que el Squirtle de May al momento de ser capturado. Además aprecia divertirse bastante en los juegos con Pichu, Bulbasaur y Pidgey. Los tres jugaban alegres con chorros de agua y látigos cepa, esquivando o saltando.

Finalmente para completar el trio de tres elementos básicos llego Charmander. Eso fue todo un suceso, el Pokemon de fuego que había llegado a su etapa máxima estaba de vuelta y no parecía haber cambiado nada desde que evoluciono a Charizard. Claro que fue todo un impacto volverlo a ver como un pequeño, al igual que cuando vio a su antiguo y potente Pikachu regresar como un Pichu. Pero su actitud no se veía decepcionada, al contrario, estaba alegre de volver a ver a su entrenador.

El completamente inesperado fue Mankey, el antiguo campeón regresó como un pequeño primate antes de evolucionar; lamentablemente Ash no tenía una gorra para darle sobre su cabeza, el concurso de la Liga Pokemon por su famosa gorra aun no era ganado. Eso no impidió que Mankey se presentara con unos rasguños en su cara que su madre cuestionaría enormemente al momento en el que cruzara por esa puerta. Era una suerte que tuvo tiempo de llevarlo con los demás.

Al mismo tiempo era fácil mantener su comportamiento como niño, comprobando que Misty y Brock tenían razón sobre el al decir que aun era solo un niño porque su madre no noto diferencias o algún cambio de actitud en su hijo. Igualmente trataba de mantener la misma rivalidad con Gary sin que este descubriera sobre sus Pokemon guardados, ¿Quién sabe que haría él con todo ese ego? Contaba los días para el momento de su derrota en la Liga Añil, sin duda eso fue algo que en verdad le ayudo a crecer.

Por sus Pokemon todo iba viento en popa hasta el momento. Mankey y Pidgey ayudaban a recolectar alimentos y sus esfuerzos combinados eran suficientes para cubrir a Pichu, Charmander, Squirtle, Bulbasaur y a ellos mismos. El problema surgió cuando la recolección de alimentos no era suficiente para el siguiente Pokemon.

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Era un atardecer en Pueblo Paleta. Ash acababa de regresar de visitar a sus Pokemon en su sitio secreto, de lo contrario su madre se preocuparía bastante por su bien estar. Con tranquilidad cruzo la puerta para ir a la cocina, a su molestia por estatura se tuvo que subir en una silla para ver una nota sobre la mesa de su madre. Actualmente estaba en casa de unos amigos y llegaría un par de horas más tarde. Suspirando fue al refrigerador para comer algo, pero su sorpresa fue mayor cuando noto que el refrigerador en cuestión estaba abierto y frente a este estaba una pequeña figura tragando como si no hubiera mañana.

Ash movió la puerta del refrigerador para ver al sospechoso. Su sorpresa no tuvo límites cuando noto que dicha figura era un Pokemon completamente familiar al ser uno de los capturados por May y ciertamente su apetito era inequívoco. El Pokemon pareció notar su presencia porque paro de comer y se volteo a verle. Ahí fue cuando se dio cuenta de unas manchas de pisadas húmedas estaban marcadas hacia la posición del Pokemon y que su pelaje estaba húmedo, por el olor era agua salada.

El Pokemon alzó su mano derecha en señal de saludo familiar junto a una extraordinaria sonrisa de oreja a oreja.

"¡Munchlax!"