[Advertencia: En este capítulo contiene otra pareja (yaoi) llamada USUK (USA (Alfred) x UK (Arthur) Pero es muy pequeño su contenido]

"¿Te gusta?¿De verdad? Me alegra que te guste como cocino"

Japón volvió a tocar la mejilla de Grecia, la cual ya no estaba tan caliente como antes, la fiebre había bajado. Eran las 2.00 de la madrugada, y Japón se había despertado, no podía dormir. Hana aún seguía dormida, tumbada en su cadera.

Se movió lentamente para no despertar a la gata y a Grecia, y logró levantarse del sofá. Caminó libremente por la casa, ni él sabía a donde quería ir, solo quería liberar un poco la mente, estaba confuso, y no se sentía a gusto consigo mismo.

Primero empezó a pensar en la boda ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo? Necesita a alguien de ayuda, pero ¿Quién? Alguien que sea experto en eso. Estuvo un buen rato, escogiendo la persona en su extensa lista de conocidos y amigos. Y por fin llegó a escoger a la persona perfecta para aconsejarles.

Luego, pensó en lo que había hecho esta tarde, lo del diario. Le había impactado bastante la frase, ¿realmente le gustaba en esos tiempos? Porque desde entonces no se habían visto, y la última vez había sido desde hace esos días. Japón seguía nervioso, ¿hacía lo correcto? Y suspiró, cansado, harto de lo que siempre sucedía. Siempre eran ellos los afectados, y eso le empezaba a cansar. Se sentó en el suelo, y volvió a mirar a Grecia. De repente, Hana saltó del sofá y caminó hacia él, hasta subirse a sus piernas.

-Hana.-Susurró. Y le acarició, mientras la gata ronroneaba.-Hola gatita molona.-La cogió en brazos, y le abrazó.

Pasó toda la noche sin dormir, y ahora se encontraba en la cocina, haciendo el desayuno. Y Grecia se despertó.

-Japón…-Susurró, Japón se giró.

-¿Eh? Repite, no te he oído…

Grecia hizo un gesto para que se acercara, y así hizo.

-¿Qué te pasa?

-Me encuentro más débil…

-Imposible.-Japón frunció el ceño, le besó la frente, y dijo por lo bajo una palabrota.-La fiebre te ha subido. ¿Cómo es posible?

-Ya te lo he dicho, estoy fatal, la gente me odia, siempre se pelean, y me acaban debilitando. Estoy en ruinas.

-Tiene que haber una solución…-Se quedó un buen rato pensando, y solo pensó en una posible salida.-Nos vamos de aquí.

-¿Eh? ¿Y eso me curará?

-Te aliviará, estarás lejos de los demás.

-¿Y dónde es aquel lugar?

-Una de mis islas. ¿Qué te parece?

-Bueno… Podríamos probar. ¿Cuándo quieres irte?

-Yo me iría ahora, pero eso lo dejo a tu elección.

-Hump… Pues vayámonos ya.

Japón sonrió al escuchar aquello, le tendió la mano, y le ayudó a levantarse. Grecia apoyó su brazo en sus hombros, y cogió el plato de arroz que le había preparado.

-Espero que te guste…

Grecia probó un poco, y sonrió con los ojos cerrados.

-Está genial.

Una vez acabado el desayuno, prepararon el equipaje, y Japón se sorprendió, ya que Grecia estaba preparando una enorme maleta, prácticamente con todas sus pertenencias.

-Grecia… ¿Por qué llevas tanto equipaje?

-Es que…-Le cogió los brazos, y le miró fijamente a los ojos. Japón se sorprendió, nunca había visto tanta seriedad en sus ojos.-Es que… Quiero… Irme a vivir contigo.-Japón se sorprendió, abrió los ojos, y luego se puso un poco rojo.

-¿N-No es un poco precipitado?

-Piénsalo bien, hasta ahora he estado a tu lado. Pues sería lo mismo, pero siempre.

Japón se sorprendió de su punto vista.

-La verdad, tienes razón…

-¿Te gusta la idea?

-Pues… Sí, me gusta como piensas, y bueno, viendo las cosas… Nos tenemos que tener uno al otro. Por cierto, ¿sabes de lo que me he enterado?

-¿Qué pasa?

Japón miró a los lados, y se acercó más a él.

-Inglaterra y EEUU tienen una relación en secreto.

-¿En serio?-Dijo sorprendido.

-Si, ayer estuve hablando con Inglaterra, y me dijo, que al vernos como luchábamos contra el mundo, ellos bueno, se demostraron los sentimientos uno al otro. Pero aún no se ha hecho pública la relación. Inglaterra tiene demasiado miedo, y EEUU tiene toda la paciencia del mundo para esperarle. ¿Qué te parece?

-Pues, me siento bien. Hemos animado a dos personas que se aman a que lo demuestren uno al otro.

-Pienso lo mismo. Ahora, demos zanjado este asunto, y vayámonos.-Cogió su maleta, y cuando iba a salir de su habitación, sintió como algo le acariciaba su pierna. Una gatita.-¡Hana!-Se agachó, y la cogió en brazos.-No puedo dejarla aquí. ¿Tendrás un trasportín para ella? No quiero dejarla aquí…

-Oh, Japón.-Le abrazó emocionado.-Has aprendido de mi.-Dijo, y se rió.

-P-Pues si…

-Recuerdo aquel día.-Cerró los ojos y sonrió.

-Er… Perdón si soy ignorante… Pero… ¿Cuál?

-El primer dia que te quedaste a dormir a mi casa, por la noche~

-Er… Grecia… ¿Qué tiene la noche de especial?-Preguntó, de una forma inocente.

-¿Lo has olvidado?

-Bueno… Solo recuerdo haber dormido poco, y un sueño curioso, y extraño.

-Japón.-No sabía si reír o llorar.-No fue un sueño.

-¿QUÉ?-Se quedó helado, y sonrió, y en su mirada de veía un "Soy idiota".-¿D-de verdad?-Sonrió con un poco de sarcasmo.-Je… Pues me acabo de enterar.-Y se puso rojo.-No puede ser…-Susurró, y se llevó la mano a la cara.

-No pasa nada.-Y le abrazó mas fuerte.-Eso ahora da igual.-Susurró en su oído.-Aunque bueno, ahora ya no eres un novato.-Y se rió.

-Si...Ja…-Rió con desgana.-Claro que sí…-Y se puso un poco rojo.-Bueno, vámonos.-Y salió corriendo de la habitación con las maletas y con Hana, muerto de vergüenza. Y Grecia se rió.

-Este Japón…-Se cogió el resto del equipaje, y salió de la habitación lentamente.

Ya se encontraban en frente de su casa, y Japón se preguntó algo.

-Por cierto. Cuando no estás… ¿De qué comen tus gatos?

-Les dejo mucha comida, y o sino, ya se las arreglan ellos solos. Son muy listos.-Y le sonrió.-Vamos, que creo que me está subiendo la fiebre.

Se pusieron en marcha, tardaron bastante, el viaje era largo y agotador, y cuando el tiempo pasaba, Grecia iba volviendo a su temperatura normal, y cada vez el sueño le dominaba más. Llegaron por fin a la isla de una de las cientos de islas del archipiélago Japonés.

Nadie vivía ahí, pero a Japón se gustaba esa isla, iba ahí cuando necesitaba estar solo, o para relajarse un poco. Tenía cerca de la costa una casita, estilo Japonés. Una vez que llegaron ahí, en barco, despertó a Grecia.

-Grecia, ya estamos.-Susurró, mientras le movía con suavidad.

-¿Eh?-Miró la isla. La luna llena reflejaba sobre la calmada agua, que producía una sensación de tranquilidad, mientras una corriente cálida de viento les golpeaba suavemente en sus caras.-Es preciosa.-Susurró, y se levantó en seguida y saltó del barco hacia la suave arena. Japón, con Hana en brazos, saltó también sobre la arena, juntos a Grecia.

Le guió hacia la casita que no estaba lejos, y Japón posó a Hana en el suelo, para abrir la puerta. Tras abrirla se vio directamente lo que parecía un salón, estilo Japonés como no, y las escaleras hacia el piso de arriba, que parecían ser las habitaciones.

-Oh, me encanta.-Susurró en su oído Grecia.-Tú, yo y Hana.-Y se rió por lo bajo. Le cogió con un brazo por la cadera, y le acercó a él. Le besó encima de la cabeza.-Ya estoy mucho mejor.-Susurró.

-¿Así? Pues genial.-Dijo con una sonrisa tímida.

-¿Sabes lo que significa?-Dijo también con una sonrisa.

-¿El qué?-Y está vez, le miró vacilante.

-Ser uno conmigo.-Susurró, cerrando los ojos y sonriendo.