¡Hola!

Soy tan inestable como… lo más inestable que puedan imaginar. Volví como siempre lo hago, de entre las cenizas como el ave fénix. Ok… ya me calmo.

La espera fue larga pero al fin veremos cómo termina este asunto de Ace y Shiro OwO (soy muy feliz).

Muchas gracias por sus comentarios, gracias como siempre también a los lectores anónimos y a quienes ponen en favoritos este fic. A todos en general.

Les mando un Gomu Gomu no Gigant Kiss :***

Disclaimer: One Piece no me pertenece, todo es obra Oda-chin


Nueva Vida

Boca en silencio, corazón a gritos

En definitiva no era el sillón más cómodo del mundo, tampoco estaba era tan grande como para que pudiera dormir de manera confortable. Pero nada de eso importaba debido a que no estaba ahí para pasar una buena noche, solamente era algo provisional en lo que aquella fastidiosa tormenta llegaba a su fin.

-No importa cuánto tiempo pase, esta tormenta durará toda la noche –pensaba la castaña. Conocía muy bien del clima, no en vano Ishikari estaba en el extremo norte de Japón.

-Puedo quedarme aquí, no te preocupes por mí –dijo el moreno, era obvio que Shiro estaba aguantando el sueño desde hace rato para no dejarlo solo.

-Además, la sala es muy fría. No quisiera que Ace enfermara –seguía cavilando en sus adentros, ignorando las palabras del muchacho.

-Shiro-chan, ve a dormir –seguía insistiendo.

-No voy a tener otra alternativa –comenzaba a llegar a sus conclusiones internas. Los nervios comenzaban a manifestarse.

-Yashiro…

-Ni hablar. Tendrás que dormir en mi habitación.

-¿Segura? –Preguntó con duda. No era posible que precisamente ella le estuviera ofertando tal cosa.

-Tu cuerpo es caliente, pero… -su mente solo pensaba en "dormiré con Ace".

-¿Necesitas que te de calor?

¿Por qué, con un demonio, tenía que ser tan jodidamente irresistible? Los colores se le subieron al rostro a Yashiro de tan solo interpretar todas las posibilidades de eso… definitivamente no era una idea muy sabia.

-No –respondió ofuscada-. Me refería a que, a pesar de cómo eres la noche es muy fría. La sala es muy helada y no quiero que…

-¿Estas preocupada por mí? –Estaba segura que Ace se regocijaba de satisfacción. Estaba siendo demasiado obvia y él lo notaba a kilómetros.

-Un poco… tal vez.

-No será nuestra primera noche juntos. No pongas esa cara.

Era cierto, ya habían dormido juntos con y sin compañía, la única diferencia ahora era que había cierta tensión debido a todos los problemas. Además, Ace ya no tenía medidas cuando se trataba de estar justamente a solas con ella.

Salvo por los colores, la habitación de Yashiro estaba prácticamente a como la recordaba en casa de Nami. Sus figuras y fascinación por los zombis estaba plasmada en toda la recamara, al igual que aquellos leones… que ahora entendía muy bien a que se debía.

- Tú puedes dormir de ese lado, yo de este –la cama tenía el suficiente espacio para que ambos cupieran sin ningún problema, y por problema se refería a tocarse.

-¿Compartiremos la misma cobija?

La pregunta pasó de largo completamente al mirarlo desabrochar el cinturón de su pantalón, una vez fuera lo dejó sobre la mesita al lado de la cama. Después de eso siguió la camisa manga larga que llevaba puesta. Sus brazos fuertes y marcados quedaron al descubierto pues había mantenido únicamente la camisa de resaque.

-¿Vas a quitarte algo más? –Preguntó recriminatoriamente la castaña, pero sin duda está disfrutando enormemente lo que sus ojos apreciaban.

-Podría seguir si quieres.

-¡Ace! –le llamó la atención.

-Me gusta dormir en ropa interior, pero dudo y quieras que me quite lo demás…. ¿o sí? –La mirada picara de Ace pudo más con la autocontrol de Shiro, quien estaba totalmente sonrojada.

-No. Y ahora metete en la cama para que duermas y puedas irte mañana muy temprano –espetó para después ingresar al baño a ponerse su pijama.

El trayecto de vuelta a la cama fue muy incómodo, más por que Ace ya estaba campantemente acostado cubierto medio cuerpo con la cobija y siguiéndola con la mirada desde que había atravesado la puerta. Yashiro se apresuró a entrar también a la cama que ya no parecía tan espaciosa con un chico tan alto y corpulento como lo era Portgas.

-Buenas noches Ace. Descansa –prefirió darle la espalda, porque el solo hecho de verlo le llenaba de remordimientos.

-Igualmente Shiro-chan.

Pero aunque sus intenciones hayan sido esas era lo que menos podía hacer, su mente solo pensaba en que justo a unos centímetro estaba él. El corazón parecía querérsele salir del pecho cada vez que escuchaba los grandes suspiros de Ace. No importaba cuantos deseos de voltear tuviera, se mantuvo firme y se quedó en su posición.

El tiempo parecía que se había detenido a propósito esa noche, además de que sus sentidos se habían agudizado al doble. Podía sentir a la perfección cada movimiento por mínimo que fuera de parte del moreno; lo imperceptible que eran los roces de su brazo son su cabello.

Giró lentamente su cuerpo para encararle. Esos ojos negros brillaban con intensidad mientras le sostenía la mirada, tan cerca suyo que a una nada podrían estarse tocando, sin embargo ambos seguían sumidos en su distancia temporal. Miles de segundos parecían transcurrir cuando en realidad tan solo habían pasado unos pocos. La sonrisa en los labios de Ace hizo que ella le imitara también. Había que resignarse en tratar de evadirlo.

-Ahora sé lo que siente Law. No sabía cuánto autocontrol se necesitaba para no hacer una tontería –comentó Ace de una manera sumamente melancólica.

-¿Hasta ahora es que lo respetas? Son tan raros ustedes dos –era tan débil ante él.

-Lo somos –afirmó.

La lengua de Ace humedeció sus labios, Yashiro pasó saliva muy nerviosa… tal vez ambos estaban pensado lo mismo: en cuantas ganas tenían de besarse. La mirada de Ace recorría a centímetro a centímetro las facciones de Yashiro, como si fuese la primera vez que miraba su rostro de cerca. Justo en el instante en que sus ojos se posaron de nueva cuenta en su boca instintivamente Ace se mordió los labios, era su intento por suprimir los deseos que tenía a flor de piel.

No estaba preparado, por que quedarse con ella es anoche no venía figurado en sus planes. Estaba a escasos centímetros, sentía como la piel le ardía y como los dedos de su mano comenzaban a moverse en un tic desesperado por no completar lo que su mente le decía que hicieran. Estaban obedeciendo en esos instantes a su corazón.

Que irónico que en esos momentos su mente le dijera "hazlo" y su corazón "detente", no estaba ahí para dar más problemas, sino para solucionarlos.

Yashiro se removió por debajo de las cobijas, tanto silencio era incómodo, pero no tenía pensado un tema de conversación apropiado en esos instantes. Tan solo podía pensar en que estaba en la misma cama junto al hombre que amaba y que se había obligado a dejar.

-¿Puedo -Ace abrió la boca apenas para poder hablar, la verdad es que ni él estaba convencido de si era la correcto-… tocarte? Solo un poco.

-¿Me estas pidiendo permiso? –Le consultó, los tintes carmín cortesía de su corazón acelerado comenzaban a manifestarse.

-Si no te molesta. No haré nada inapropiado.

-Es-está bien.

La tosca mano de Ace acarició con delicadeza su mejilla izquierda, bajó hasta su mentón y después subió hasta tocar sus labios; no pudo evitar esbozar una leve sonrisa cuando inconscientemente –suponía él- había Yashiro besado su pulgar. Siguió su recorrido hasta su oreja, la nuca y luego el hombro que sobresalía de entre la cobija. Después de eso retiró su mano.

-Tu cama es innecesariamente grande ¿lo sabías? –Trató de darle un poco más de humor a la situación, Ace sabía que podía haber sido incómodo para Shiro su acercamiento.

-Como ves, dos personas caben perfectamente. Es útil.

-Una cama matrimonial –su voz no pudo ser más sensual en ese momento. Todo en él era una invitación y Hiro debía mantenerse firme.

-De dos personas me gusta más.

-Cualquier cama sirve para lo mismo –dicho esto se acostó boca arriba, llevándose ambos brazos detrás de su cabeza. Su codo izquierdo estaba prácticamente rozando con la cabeza de Shiro.

-Tampoco es tan espaciosa como para alguien tan robusto como tú. No quieras invadirla toda.

-Qué mala anfitriona resultaste ser. Si fuiste tú quien dijo que durmiera aquí.

-Pero no que te adueñaras de ella –refunfuñó.

-Entonces iré a dormir en el sillón.

Se había levantado dispuesto a irse, más que por molestarla que otra cosa, realmente no estaba pretendiendo cumplir su amenaza; sin embargo, antes de siquiera poner un pie debajo de la cama Yashiro estaba jalándolo por la camisa para que no se fuera. La mirada de Hiro era ternura pura, al igual que la de él… ¿por qué les costaba ser más sinceros el uno con el otro?

Lo que vino después tomó aún más por sorpresa a Ace, los brazos de Yashiro le rodaron la cintura, su delgado cuerpo se pegó a su espalda en un abrazo muy sobrecogedor. ¡Por todos los cielos!, cuanto extrañaban poder estar así de cerca, juntos.

El cuerpo de Ace era tibio, como siempre, se sentía más reconfortante que nunca. Ace tomó ambas manos de Shiro y plantó un beso en cada uno de sus dorsos, después de ello entrelazó sus dedos con los de ella.

La amaba tan intensamente y si ella no quería hablar al respecto entonces sería él.

-¿Por qué nunca mencionaste lo de Shiki?

-Tenía miedo de que las relaciones de mi padre con el tuyo fueran afectar nuestra relación. Sabes que es problemático.

-Los asuntos de Roger no son mi problema.

-No solo es él, lo sabes… también lo digo por Newgate-san.

-¿Piensas que le tendría miedo a tu padre y que por eso iba a dejarte?

-Más bien temía de que pudiera llegar a hacerte él a ti.

-No me creas tan débil

-No es cuestión de debilidad –replicó al momento.

-¿Entonces qué? Porque creo que soy lo suficientemente mayor como para pelear por lo que quiero.

-Nunca va aceptarlo –negó con la cabeza-, tampoco quiero que tengas problemas con Newgate-san.

-Te lo he dicho muchas veces, deja de luchar mis peleas.

-¿Quién te ha contado sobre mi padre? –Indagó muy curiosa, aunque lo más probable era que Newgate o alguien de los suyos le dijera suponiendo que Ace ya lo sabía antes de verlo esa noche.

-Law.

-¿Law? –¿Hablaban del mismo Trafalgar Law? Estaba sorprendida de que fuera él quien revelara tal cosa, tal vez intentando causar conflicto entre Ace y ella, pero si lo pensaba bien no tenía razón de ser. No cuando Law había actuado tan afín a su relación con Portgas.

-Hablamos de muchas otras cosas.

-¿Cuándo? –Estaba más que curiosa.

-Antes de que sucediera lo de Luffy.

-¿Tú se lo preguntaste o él simplemente vino y te dijo todo eso? –Estaba sin creerlo todavía.

-Él vino y me contó todo.

-¿Estas molesto? –Le encaró con pena.

-¿Por ocultarme quien era tu padre? No, que va. Yo he hecho lo mismo durante casi toda mi vida –le respondió de manera relajada.

-Es alguien difícil de tratar. Como ya te habrás dado cuenta.

-Por lo que si estoy enojado, y mucho –aseveró su tono de voz- es que no me dijeras sobre Doflamingo.

En esos momentos Yashiro abrió mucho los ojos, no esperaba que Ace supiera algo al respecto, inclusive si Law hubiera dicho algo, él no sabía de lo que habían hablado, ni siquiera en el baile de Ishikari. No sabía que decirle o como enfrentar las palabras de Hiken.

-Sé que tampoco se lo dijiste a Law. Y realmente ninguno de los dos sabemos que fue de lo que hablaron… pero Law está seguro que fue por ello que decidiste alejarte de mí –siguió hablando Ace.

-¿Desde cuándo Law y tú son tan buenos amigos? –Sonrió de mala gana. ¿Por qué justo ahora decidían trabajar juntos jugándosela a detectives?

-Él no va a permitir que Joker juegue contigo, aún si eso le cuesta la vida. Lo mismo va para mí. Así que supongo que nos quedó de otra.

-Lo de Doflamingo no tiene nada que ver con la decisión que tomé. No busques pretextos Ace –trató de convencerlo, pero en la mirada de Ace sabía que no iba a creerle más.

-Law habló con Baby Five y le contó todo… deja de mentir para protegerme –sus palabras sonaban duras, y tenían que serlo así para que de una vez por todas entrara en la cabeza de Yashiro que no podía hacerlo todo ella sola.

-No son mentiras… -forzó su garganta a decirlo, quería sucumbir ante él pero en su cabeza aún seguían aquellos pensamientos que le decían debía protegerlo.

-Yashiro –le llamó con paciencia-. Si voy contra Joker, Shiki indudablemente tendrá otro motivo para volarme la cabeza. Si eso ocurre ten por seguro que Shirohige no se tentará el corazón para iniciar una guerra contra tu padre.

-Por eso mismo debes alejarte de mí –musitó con pena.

-Él ya hizo su jugada astutamente. Quisiera en verdad darle una lección, pero tu padre es lo único que me detiene. Aunque no te aseguro lo mismo de Law.

-No lo haría… él sabe que…

-Tú padre confía en él. Dejemos que sea el mismo Shiki quien se encargue de Doflamingo el cual ha intentado usar a su niña para su beneficio –soltó mordazmente el moreno.

-Law y tú me dan miedo cuando trabajan juntos, ¿así eran antes?

-Súmale a Hiro y sabrás por qué nos odiaban tanto.

-Yo solamente quiero que no te hagan daño. No quiero verte al final como Luffy o Hiro –dijo con mucho pesar. No herido, no muerto.

-Está bien, no te culpo por eso. Pero si no acabas con el problema de raíz nunca podremos vivir en paz. Deja de evadir lo que tengo que hacer, simplemente déjame hacerlo.

-Es tan difícil…

-¿Te parece si comenzamos de nuevo? No más secretos ni mentiras –Le propuso besando los dedos de ambas manos.

Podía interpretar el hecho de que hubiera robado aquel beso de su boca como un sí a su pregunta. Necesitaba desesperadamente tenerlo a él, lo necesitaba y quería mediante su cuerpo dejar atrás todos los malos momentos que habían vivido. Tanta mentira, tanto odio, envidia… tanto de eso que no los dejaba tener su vida feliz.

Los segundos transcurrían sin descanso, al igual que la unión de aquellos labios; que ni la obligación de tomar aire les impedía romper el contacto. El aliento ígneo de Ace descendió tranquilamente por el cuello de Yashiro, degustando en su paladar el ligero sabor a jabón que mantenía, oliendo la misma fragancia que se había mezclado con el olor natural de la castaña.

Desabrochó los primeros dos botones de la blusa de la pijama, dejando al aire libre sus hombros, incluso se atrevió a morderla un poco y el gemido proveniente de su garganta no hizo otra cosa más que descolocarlo… seguía deseándola, ahora más que nunca. Sin embargo, también estaba consciente de que esa misma situación era la que los había llevado a separarse en primer lugar. Así con toda la fuerza de voluntad que pudo reunir dejó en libertad su cuerpo.

Ninguno decía nada, no porque no quisieran, más bien no podían. Yashiro respiraba entrecortadamente con un sonrojo muy evidente en sus mejillas, aspecto para Ace era sumamente encantador. Debía oponerse rotundamente ante su deseo naciente.

Shiro podía entender más o menos la razón por la cual se había detenido después de ir tan seguro, de cierto modo ella también se sentía de la misma manera; pero era un hecho irrefutable que para ambos era necesario cerrar eso que habían empezado… para bien o para mal.

-¿No quieres? –Con el poco valor que le quedaba Yashiro se había animado a preguntarle.

-Es más que obvio que quiero –le sonrió el moreno un tanto desganado. Bonito momento para que le funcionara la cabeza… al igual que la otra.

-¿No te gusto? –La respuesta de Hiken no le había convencido en lo absoluto, a esas alturas no podía echarse para atrás.

-¡Claro que me gustas! ¿Cómo puedes decir eso?

-Entonces, ¿vas a decirme que no?

Bonito, muy bonito giro de acontecimientos eran esos; primero él había sido el insistente y ahora era Yashiro quien lo "presionaba" para hacerlo. Vamos, que el autocontrol no era su punto fuerte… mucho menos cuando tu novia comenzaba a desnudarse frente a tus ojos.

Parecía ser él quien no tenía experiencia en el tema, siendo que Shiro le había afirmado que ella era virgen. La carne es débil, lo entendía muy bien. Sus ojos negros no podían dejar de seguir aquellas finas manos que a un ritmo demasiado tortuoso comenzaban a retirar la estorbosa pijama de la parte superior de su cuerpo. La prenda se deslizó seductoramente por los hombros de Shiro, dejando al descubierto su pecho desnudo.

Había comenzado el punto de no retorno.

Ace miró con poca celeridad desde su vientre hasta llegar a sus ojos, ahogando su deseo al morderse el labio inferior. Imaginaba que todos tenían un lado secreto en la intimidad, pero no esperaba que ella fuera tan atrevida. Él era el hombre y no podía quedarse atrás.

Su camisa cayó al suelo de inmediato para así quedar en las mismas condiciones que la castaña. La jaló hacía él y abrazó su cuerpo de una manera tan sobrecogedora que pudo sacarle un suspiro de la boca a ella. La piel de Ace ardía más que nunca… y más que nunca sentía demasiado confortable estar entre sus fuertes brazos.

-Me hubiera gustado haber hecho esta experiencia para ti de manera perfecta. Lo siento –le susurró al oído. Yashiro podía notar que estaba angustiado por no darle más que eso.

-Es perfecto para mí. No importa dónde. Lo importante es que contigo es con quien quiero estar.

El ritual de besos comenzó de nueva cuenta, no quería dejarle la menor duda en que habían elegido el momento y el lugar idóneo para una ocasión tan especial. No había necesidad de flores y corazones materiales, hoteles de lujo con vistas de ensueño… no, porque sabía que todo eso para alguien como Hiken no era problema de conseguir. Todo lo que pedía era que se entregara en cuerpo y alma, eso era más que suficiente. Y estaba segura que así era en esos instantes.

Sus manos eran torpes, temblaban de los nervios pese haber sido ella quien diera le primer paso; Ace por su parte se veía más seguro, experto y confiado en lo que hacía. Cada beso proveniente del moreno quedaba tatuado en su piel, ardían por el deseo y seguían quemando por tanto amor. Todo el frío de la noche parecía haber migrado a otro lugar, porque no existía incomodidad alguna para ambos.

Las manos de Ace poco a poco comenzaban a despojar de las pocas prendas que le quedaban a la castaña, aprovechando al mismo tiempo que las retiraba el poder acariciarla. Yashiro inútilmente intentaba ahogar sus gemidos, de una manera u otra Ace siempre conseguía que expresara sin tapujo alguno lo que estaba sintiendo. Estaba ahí para complacerla.

Quedando de pie frente a él, quien estaba sentado al borde de la cama, Ace se dio el tiempo necesario para observarla de los pies a cabeza, ese cuerpo que no podía ser el más perfecto para él, el único que necesitaba y deseaba en todo el universo entero. El moreno no lo pensó dos veces para tomar en posesión uno de sus senos con su boca, al mismo tiempo que su mano seguía su recorrido por su espalda baja.

Por breves momentos sus manos abandonaron el cuerpo de su amante para fijarse como meta quitar su pantalón y demás para igual las condiciones, sin embargo, fue la misma Yashiro quien no se lo permitió. Deseaba ser ella misma quien lo hiciera y así tener el gusto de poder tocarlo como él lo había hecho previamente.

Nunca antes había tenido tanta pena en su vida, pero el deseo podía llevarla a realizar actos que se creía impensable. El gemido de Ace fue magistral, solo con el hecho de escucharlo gimotear entrecortadamente valía toda la pena del mundo. Cada milímetro que su boca poseía la erección el moreno los gemidos de Ace se intensificaban; más aún cuando el ritmo fue constante entre un vaivén.

El sexo oral era muy gratificante y se sentía de mil maravillas, pero él estaba ahí principalmente para dar placer y darle una primera vez inolvidable. Así que aunque estuviera disfrutando con creces lo que le estaba haciendo, decidió mejor ser él quien tomara de nuevo el control de la situación.

Primeramente la dejó caer con gentileza sobre la cama, manteniendo su cuerpo boca arriba y a merced de todo lo que se le ocurriera hacerle en esos instantes. La primera víctima de la boca de Hiken fueron los labios; besaba, mordía, lamía cuanto quería. Después fue bajando por su cuello repitiendo lo mismo, la clavícula, ambos pechos, su estómago, el vientre. Sentir como su cuerpo se arqueaba ante cada contacto lo excitaba más y más.

Mientras bajaba entre besos más lento que nunca, Yashiro sabía lo que seguía a continuación. Tan solo cerró los ojos y se dejó llevar por las inexplicables sensaciones de placer que ese hombre, su novio y la persona que amaba, estaba provocándole. Las manos de la castaña se aferraban con fuerza a los cabellos azabaches de Ace, que estaba concentrado en su retribución. Entendía ahora por qué Ace parecía tan necesitado de todo eso tiempo atrás, se sentía jodidamente bien.

Con ello había tenido su primer orgasmo en su vida, y el primero de esa noche.

No sabía si estar agradecida en que Ace fuera ya más experimentado en esos asuntos o no, porque todo lo que hacía lograba volverla completamente loca… y aún no habían llegado a la parte importante de todo. Debía admitir que estaba asustada y nerviosa, pero aun así confiaba en Ace.

-Ahora tu padre si tendrá motivos para odiarme –comentó con humor para relajar a Yashiro.

-Esperemos que no se entere…

-No quisiera que te doliera, pero es obvio que lo hará… así que, dime si te sientes incomoda –habló como todo un experto, Yashiro asintió ante las indicaciones y después Hiken la besó tranquilamente.

El amor dolía en el sentido más literal posible, pero no era un dolor tan abrumador, de hecho hasta podía considerarlo placentero. Ace era todo ternura, porque más que estarlo haciendo para disfrutarlo él mismo, tenía mucho cuidado de prestar atención a todas las reacciones de Yashiro para saber si estaba haciéndole daño.

Cuando al fin sus cuerpos se habían acostumbrado el uno al otro en mayor proporción fue cuando comenzaron a disfrutar verdaderamente de ese encuentro, que esperaban fuera el primero de muchos más.

-¿Así está bien? –Preguntó Ace mientras pasaba sus manos por la espalda de la castaña.

-Muy bien. Gracias –volteó a verlo para dejarle un sutil beso como recompensa.

Nada mejor que una agradable ducha para relajarte después de tan intenso encuentro. Ambos estaban en la bañera, amablemente Ace masajeaba la espalda de Shiro, tratando que no acumulara estrés o algo por el estilo si se ponía a pensar de nueva cuenta en los problemas de sus padres.

-Jamás hubiera imaginado que estaríamos así cuando te conocí –dijo pensativamente Yashiro. Ya estaba descansando sobre el pecho del moreno.

-Yo sí lo había imaginado incluso antes de conocernos –soltó como sin nada el pecoso… que más daba si revelaba algo como eso después de.

-¡Ace! Que indecente eres –le reclamó entre enojada y no.

-Es tu culpa después de todo. Esta es mi recompensa por haber tomado mi primer beso.

-No fue un primer beso, deja de decir eso –evidentemente estaba apenada. Quien diría que un niño que vio solamente una vez de pequeña se convertiría el alguien tan importante para ella.

-Sigue en pie la oferta de vivir juntos –el agua a penas les llegaba por encima de la cintura, pero sus brazos se encargaba de refugiar el cuerpo expuesto de Shiro del frio de la madrugada.

-Mi respuesta todavía es no. Aún es muy pronto para algo como eso -aunque fuera tentadora la opción, eso solo generaría más problemas. Así que debía desechar la idea si o si.

-Creo que voy a hablar con Shiki.

-¡¿Qué?! –Lo más aterrador de todo era la seriedad con la cual lo había dicho, ¿de verdad estaba pensando en hacer algo como eso?

-Algún día tiene que pasar… te pido perdón de una vez por si llego a golpearlo.

-¡No vas a pegarle a nadie!

-Eso ya no depende de mí, pero podías convencerme de que aplace un poco más esa charla…

Aquel susurro tan engatusador solo dejaba en claro dos cosas: Ace era endemoniadamente bueno para seducirla y dos, él siempre conseguía lo que quería.