Ódienme o no.

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Se cerró un corazón.


La luz de la mañana se puso en la cara de Kendall y no pudo hacer otra cosa más que molestarse por estar despierto.

Tenía muchísimo sueño.

La mayor parte de la noche la había pasado admirando a su novio. Dormido, Logan tenía una cara llena de paz, como si nada lo estuviese dañando y como si el mundo fuera lo suficientemente bueno como para tener a alguien como él en ese lugar.

No sabía qué hacer para ayudarlo, solo que necesitaba hacer algo y rápido, antes que su novio hiciera una locura.

Abrió los ojos perezosamente. Definitivamente quería dormir de nuevo pero su cuerpo se lo impedía y la vena de su cabeza comenzaba a palpitar con fuerza. Su estómago se sentía raro, Kendall se sentía mal. Faltaba algo,

Logan.

Se giró y se dio cuenta que su novio ya no estaba en la cama. Intento guardar la calma de la mejor manera posible. Por fuera se veía tranquilo, pero su mente ya estaba creando cientos de posibilidades de donde podría estar y por razones que no le gustaba admitir no podía dejar de pensar en su novio intentando suicidarse de la manera más macabra y llamativa para que su familia sintiera culpa.

Respiro tres veces y salió de la habitación.

No debía de preocuparse.

Si su madre y su hermana no sabían que Logan no estaba probablemente no debería de preocuparlas.

Llego con tranquilidad

-Buenos días.

-Buenos días hermano.- Katie lo miraba normal y su madre se limitó a darle una sonrisa mientras bebía un café y leía el periódico con su traje de ejecutiva. Lucía también que por un momento Kendall se preguntó porque no tenía un padrastro o madrastra.

-¿Han visto a Logan?

-Pensamos que estaba contigo.- Katie no le presto mucha atención a su hermano y siguió comiendo su cereal.

Jennifer y su hijo intercambiaron una mirada. Ella dejo todo en la mesa y se acercó a su hijo, alejándose del lugar para que Katie no pudiera escuchar nada.

-¿Pasa algo malo?

-No lo sé, mamá.

-Yo no escuche que alguien saliera de la casa. ¿Verificaste el baño?

-No. ¡Soy un idiota!- Jennifer sonrió y regreso a su puesto mientras Kendall subía a toda prisa al baño de su recamara.

Toco la puerta pero nadie contesto.

Decidió girar el picaporte y la puerta se abrió fácilmente.

Nadie.

Kendall sintió que su sangre dejaba de fluir cuando se dio cuenta que había un mensaje en el espejo, escrito con algo rojo.


Verifica tu teléfono móvil.

-Logan.


Estaba en letra cursiva y no sabía que era eso rojo con lo que su novio escribió, pero el rubio no tenía tiempo de pensar en eso.

Se apresuró a su cama y busco su teléfono.

De manera torpe lo recogió y se dio cuenta que tenía un mensaje de texto de un usuario desconocido.


Busca en tu casillero.

-Logan.


A Kendall no le importo salir en ropa interior; ni le importo que su mamá le gritara a dónde demonios se supone que iría, ni siquiera le importo que fuera sábado.

Estaba corriendo a su casillero con todas sus fuerzas.

A la mitad del camino se preguntó por qué no había conducido hasta la escuela, pero supuso que no estaba pensando las cosas correctamente y que tal vez eso le daría algo de dramatismo a una historia más que muerta.

Llegó.

La puerta de la escuela estaba cerrada, pero el conserje lo estaba esperando.

-¿Eres el novio del chico lindo?

-Si.- Dijo, con la respiración entrecortada, jamás había estado tan cansado y tan asustado al mismo tiempo.

EL hombre no dijo otra cosa, solo abrió la puerta y lo dejo entrar.

Kendall caminó con velocidad, pero se le dificultaba respirar.

Llegó a su casillero y odio su cerebro al no poder recordar su contraseña.

Diecinueve intentos después logro abrir la puertita.

Un sobre en blanco.

La sangre le bajo de la cabeza, empezó a sudar, no quería leer su contenido.

De todos modos lo hizo.


Querido Kendall.

Quiero agradecerte toda tu atención, toda la ayuda y las tardes que compartimos juntos.

No quise hacer esto en persona porque me resultaría muy difícil hacerlo y probablemente te gustaría venir conmigo. No quiero ser el hombre que te separe de tu hermana y tu madre ya he hecho bastante rompiendo mi propia familia.

No sé exactamente a donde iré, pero te aseguro que estaré bien.

Te quiero, muchísimo. Como a nadie había querido en la vida.

Pero no puedo quedarme en esta ciudad; los malos recuerdos son más fuertes que yo y me he cansado de siempre combatirlos con la mejor cara.

Ya no puedo.

Y me siento tan débil por eso.

Espero y me puedas perdonar.

Jamás te olvidaré.

-Logan.


-RusherloveKogan.