"Light in darkness"

Summary: Huir ha sido una constante en su vida, aun cuando ella no sabía muy bien de que escapaba. Al menos, hasta que su camino se cruza con el de la Orden del Fénix, una organización rebelde, que la ayudara a descubrir quien es en realidad.

Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J.K. Rowling.

Esta historia se desarrolla en un universo alterno, en donde lord Voldemort ostenta el poder absoluto. Por lo mismo, la trama es bastante distinta a la original y los personajes presentan actitudes que tal vez les resulten un tanto extrañas en un primer momento, pero que son consecuencia de sus propias circunstancias en la historia.


Sexta parte

Allá afuera se esta peleando una guerra

Así que lo que deseaba aquel hombre, al que todos llamaban Voldemort, era a Harry, pero ¿qué razón tendría ese hombre para quererlo a él? Además, si él era lo que tanto deseaba ¿por qué además perseguía a los que eran como ella? Todo lo que sucedía a su alrededor era tan nuevo que no era capaz de comprenderlo todo a la vez. Le hacía doler la cabeza. Y si nadie había terminado de explicarle las cosas eso solo significaba que en realidad no querían que lo supiera todo aun. La pregunta era ¿por qué?

No se sentía capaz de pensar en nada de aquello en ese momento. La cabeza le dolía como si estuvieran apretándole el cerebro con tenazas de acero, con más rapidez de la que se pensó capaz cambió sus ropas por el pijama que, seguía sospechando, había sido propiedad de Ginny en algún momento, y apagó la luz de su habitación antes de meterse a la cama. El apetito se le había esfumado con la misma rapidez que apareció el dolor de cabeza, esa noche no habría cena para ella. Simplemente quería dormir y dejar de pensar por unas cuantas horas.

Se acomodó entre las suaves mantas e intentó conciliar el sueño, pero este parecía algo esquivo esa noche. Lo que acababa de ver seguía dando vueltas en su cabeza haciendo que la jaqueca solo empeorara.

Había demasiadas cosas en que debía analizar y muy poco tiempo para hacerlo. Suspirando con frustración, cerró los ojos con fuerza y poco a poco fue sumiéndose en la oscuridad del sueño.

Habían pasado tan solo unos segundos desde que se acababa de quedar dormida, o al menos eso pensó ella, cuando escuchó la puerta de su habitación crujir al ser abierta. Un par de pasos firmes y rítmicos se dejaron oír antes de que la puerta se cerrara nuevamente con un suave «clic», ella abrió los ojos e intentó mirar disimuladamente por sobre su hombro, aun oculto por las mantas de la cama, quien era el intruso.

—¿Hermione?

Sus ojos se abrieron aun más, producto de la impresión, esperaba que él no fuera capaz de ver su reacción en la oscuridad, ¿por qué justamente él tenía que irrumpir en su habitación en medio de la noche? Comenzaba a pensar que ingresar a habitaciones ajenas a medianoche era una más de las tantas malas costumbres del "encantador" señor Potter.

—Sé que estas despierta—dijo, sobresaltándola—, la forma en que respiras ha cambiado.

¿Cómo se había dado cuenta? ¡Estaban totalmente a oscuras! Hermione se incorporó, bufando, no pudo evitar pasar con rapidez una mano por su cabello, tal y como lo pensaba, era un total y completo desastre, de seguro Potter se burlaría de ella. Deseo ver su expresión pero aun estaba demasiado oscuro para sus ojos que recién comenzaban a adaptarse a la falta de luz.

—¿Qué haces aquí? —preguntó enfadada mientras acomodaba uno de los breteles de su pijama, el cual había decidido caer justo en ese instante dejando uno de sus hombros al descubierto.

—Necesitaba hablar contigo—respondió el muchacho, su espalda se encontraba apoyada en la pared contraria de la habitación.

—¿Sobre qué? —no pudo evitar preguntar aun cuando su primera idea había sido decirle que saliera de inmediato de su habitación sin darle tiempo a decir nada más. Su curiosidad sería su muerte, Hermione lo sabía.

Él no respondió y simplemente camino hasta estar al costado de la cama que ocupaba la muchacha, sin pedirle permiso y sin quitarle la mirada del rostro, se sentó en la orilla de la misma hundiendo el colchón bajo su peso. Por razones que Hermione era incapaz de explicarse, se sonrojó. Harry la estaba mirando fijamente y eso la hacía sentir sumamente incomoda, para apartarse de su mirada, se giró a la izquierda para encender la antigua lamparita que descansaba sobre la mesa de noche. La escasa luz que esta emitía se derramo por la habitación iluminando los rostros de los dos.

—Podrías haber intentado un lumus…—murmuró Harry, ella lo ignoró. No se sentía de ánimos para realizar magia, todavía había demasiadas preguntas sin responder que se agolpaban en su mente, la primera y más urgente de todas ellas era ¿qué hacía Harry en su habitación?

Él parecía no tener deseos de hablar.

—¿Qué haces aquí? —volvió a repetir su pregunta.

—Necesito hablar contigo—insistió.

—Eso ya lo dijiste—contestó un tanto enfadada, reprimió la necesidad de cruzarse de brazos y fruncir el ceño—, ¿qué es lo que quieres decirme?

—Sé que me oíste discutir con Sirius—ella asintió—, quería explicártelo.

—¿Por qué? —no pudo evitar preguntar en voz alta, los días anteriores había tenido la impresión de que Harry Potter no era del tipo de los que respondían preguntas.

—Porque tal vez eso te ayude a entender un poco más las cosas—respondió mirándola directamente a los ojos—. Sé que Sirius te explico algunas cosas sobre como están las cosas en el mundo mágico, pero lo que él te dijo no es todo.

—¿Hay más?

—Mucho más. Sirius ya te comentó lo de la profecía… lo que no explicó es que hubo otra más que venía a reafirmar lo que la anterior decía pero también explicaba como traer de vuelta a Voldemort usando magia antigua—Hermione asintió—. Él volvió, y las cosas se han vuelto peores que antes…

—Eso lo entiendo, pero ¿por qué estabas gritándole a Sirius…?

Harry bufó y se paso una mano por el cabello, el recordar la discusión que había sostenido con su padrino solo conseguía ponerlo de mal humor.

—Por que ni él ni nadie en la Orden entiende que todo lo que esta haciendo Voldemort es para atraerme a mí. El aumento de los ataques, la violencia, todo es con el único objetivo de lograr que me reúna con él para… matarme.

Hermione sintió un escalofrío recorrer su piel. Apenas había habido un leve momento de vacilación en las palabras de Harry. Nunca había conocido a alguien que aceptara tan abiertamente que iba a morir. Ella siempre se había negado a esa posibilidad, por eso huía y allí estaba ese muchacho, casi de su misma edad y dispuesto a correr a brazos de la muerte.

—Entonces, lo hacen para protegerte.

Él negó.

—No lo sé, pero… ¿acaso no entiendes? Gente muere todos los días en esta absurda guerra, gente inocente. Y yo estoy aquí muy cómodo dejando que otros salgan y mueran por mi.

—Cuando llegué aquí… tú venías llegando de algún lugar, venías… herido.

—Si—suspiró—, a veces… cuando no son lo suficientemente rápidos, logro escaparme.

—¿A dónde? —no pudo evitar preguntar.

—Eso no puedo decírtelo.

—No entiendo…

—¿Qué?

—¿Por qué viniste a decirme esto a mi?

—Quiero que entiendas, quiero que entiendas que esto es más grande de lo que pensabas. Que sepas que allá afuera hay cientos como tú que están siendo asesinados cada día porque un loco maniático del poder decidió que ustedes simplemente no valían la pena…—dijo, su volumen de voz aumentando gradualmente a medida que el discurso proseguía, tomó los brazos de la castaña, buscando dar mayor énfasis a sus palabras—. Allá fuera se esta peleando una maldita guerra aunque todos saben que no podrán ganarla. Nadie puede.

—Nadie excepto tú—comentó Hermione, sus ojos fijos en los enfebrecidos ojos verdes del joven frente a ella.

—Exacto.

—¿Y que tiene que ver todo esto conmigo? ¿Por qué viniste a…?

—Porque…—bajó la mirada por unos instantes antes de fijarla nuevamente en ella—, porque voy a necesitar tu ayuda.

—¿Qué?

—La Orden me asigno la tarea de enseñarte, por el simple hecho de que desean mantenerme aquí el mayor tiempo posible. Lamentablemente, ninguno de ellos previó lo brillante que eres—comentó con una sonrisa de medio lado. Hermione sintió una peculiar calidez en las mejillas. Aquello era lo más cercano a un cumplido que le habían hecho en su vida—, pero no tienen por qué enterarse. Voy a enseñarte, si, pero va a llegar el momento. Tal vez pronto, tal vez demore un poco más, en que voy a necesitar irme y tú tendrás que cubrirme…

Hermione asintió.

—Pero ¿cómo? Tarde o temprano se van a enterar que te fuiste…

—Pero tú tienes que lograr que sea tarde.

—¿Cómo? ¿Cuándo? —no pudo evitar preguntar. A pesar de que Potter recién estaba empezando a resultarle medianamente tolerable, no quería que se fuera, no aun. Quería que siguiera enseñándole como canalizar correctamente sus poderes.

—Eso te lo informaré cuando sea el momento oportuno. Pero ahora necesito si estas dispuesta a ayudarme, Hermione Granger

—Te voy a ayudar—respondió ella, tal vez demasiado rápido.

Él se la quedo observando por unos instantes, parecía querer discernir si era posible confiar o no en ella, aun cuando ya le había revelado la mayor parte de su plan.

—Debería haberte pedido que hiciéramos un juramento inquebrantable.

—¿Un qué?

—Un juramento inquebrantable, es un juramento que hacen dos magos o brujas, lamentablemente nos falta un tercero para que haga las preguntas.

Hermione no pudo evitar preguntarse que era lo tan importante que Harry debía hacer como para no confiárselo a nadie. Ni siquiera a su novia o a su amigo pelirrojo. No, él no confiaba en ellos, pero si había decidido confiar en ella, una completa desconocida. Aquello la hacía sentir sumamente confusa.

—¿Qué pasa si alguien no cumple ese juramento?

—Muere—respondió con total serenidad, ¡como si ella acabara de preguntarle por el clima!

—¡Estas loco! —exclamó.

—Descuida, ya te dije que no podemos hacerlo porque falta alguien más…

—De ningún modo iba a acceder a hacer algo así—lo interrumpió ella—, deberás confiar en mi palabra, Harry Potter.

Él asintió. Se acercó, rápidamente, y le dio un ligero beso en la mejilla. Fue tan rápido que Hermione no podía estar completamente segura de que aquello en verdad hubiera sucedido.

—Buenas noches—le dijo antes de abrir la puerta.

—Buenas noches—susurró ella en respuesta, pero él ya había cerrado la puerta tras sus espaldas.

Cuando Hermione bajo a desayunar a la mañana siguiente, todavía seguía pensando que parte de lo que había acontecido la noche anterior había sido una especie de sueño, no parecía del todo real. Pero tampoco parecía completamente imposible. La castaña entró a la cocina y de inmediato fue interrogada por Ginny y la señora Weasley por no haber bajado a cenar la noche anterior. Ella les explicó que había estado muy cansada y se había quedado dormida. Les prometió no volver a saltarse una comida. Las mujeres pelirrojas querían que ella recuperara de inmediato todo el peso que años de malnutrición le habían hecho perder.

En la mesa de desayuno solo se encontraban Harry y su amigo, Ron, el hermano de Ginny. La joven Weasley volvió a su asiento e indicó a Hermione que se sentara a su lado, sobre la mesa había una gran variedad de alimentos: cereal, tostadas, fruta, huevos y tocino. A pesar de lo apetitoso que todo se veía, Hermione solo tomó un bol con cereal y leche. No sentía ganas de comer en absoluto.

—¿Dónde esta los demás? —no pudo evitar preguntar. Usualmente siempre había un número mayor de Weasley a la hora del desayuno.

Fue Ron, con quien menos había hablado en esos días, quien respondió.

—La mayoría esta trabajando—contestó después de tragar lo que fuera que estuviera comiendo—. Yo también lo estaría, ayudando a los gemelos en su tienda, pero mamá insistió en que necesitaba aquí hoy.

—¿Tus hermanos tienen una tienda? ¿De que?

—Sortilegios Weasley, olvidaba que no están tan familiarizada con la magia. Si no, de seguro habrías escuchado hablar de ellos.

—¿Y que venden?

—Artículos de bromas entre otros.

Hermione arqueo una de sus cejas.

—¿La gente compra eso? —no pudo evitar preguntar.

Ron asintió.

—Es increíble cuanto necesitan las personas divertirse en estos tiempos, además, son muy pocas las tiendas que todavía siguen abiertas en el callejón Diagon.

El callejón Diagon, Ginny le había comentado un poco sobre eso, era el mayor centro comercial de magos en Londres. Hermione debía confesar que en el fondo de su ser habría deseado visitarlo.

—En cuanto termines, te veo en la biblioteca—le dijo Harry, quien se levanto repentinamente de la mesa. Al parecer él había terminado de desayunar. Hermione asintió antes de volver a concentrarse en su desayuno.

Ginny siguió a Harry con la mirada antes de decidirse a seguirlo fuera de la cocina.

—¿Harry? —inquirió la muchacha pelirroja en cuanto alcanzaron el vestíbulo.

Él simplemente se volteo a mirarla, interrogante. Sabía que la hora de hablar con Ginny había llegado. No podía seguir evitándola por mucho tiempo más, ella ya sospechaba. Bien, por él mejor. No tenía intenciones de seguir con una relación que no iba a ninguna parte. Él había pensado que las cosas serían diferentes, que lo que sentía por ella solo se haría más fuerte, pero el paso de los años hacía que las cosas se volvieran más y más grises. Ya no tenían una verdadera relación, ambos lo sabían. No estaban yendo a ningún lugar porque él no se proyectaba. Él sabía cual era su destino y Ginny no podía formar parte de él.

—¿Qué esta pasando? —preguntó acercándose a él y tomándolo de un brazo, le dio un ligero apretón.

—Tenemos que hablar, Gin.

—¿Qué es lo que va mal? —él iba a decir algo pero ella lo interrumpió—, creo saber lo que me vas a decir. Puedo leerlo en tus ojos ¿sabes? Hace mucho que lo estas pensando…

—Ginny…

Un ruido, semejante a una explosión, a sus espaldas, los hizo separarse. Frente a la puerta del numero 12, acababan de aparecerse Fred con George contra él, el costado del joven Weasley estaba cubierto de sangre y el parecía casi inconsciente. Fred tampoco estaba mucho mejor.

Y entonces el retrato de la señora Black comenzó a gritar alertando a todos los demás.


N/A: Aquí esta, un nuevo capitulo... espero que les guste. Muchas gracias a quienes leen esta historia ¡saludos!