La saga Ghostgirl es de Tonya Hurley y ATLA de Mike y Bryan. Lástima que no me pertenezcan.

¡Disfruten el fin de este mini-maratón de Ghost Girl de 2 capítulos! xD


Capítulo 14. | La caída de la casa fantasmal [Parte 2]


¿No te has sentido nunca estafado?

Jonny Rotten

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Entre tanto, en la planta de abajo del caserón, la señorita Wacksel entró en el comedor acompañada de los Martin.

—¿Qué me dicen de la sensación de espacio que da esta habitación? ¿No es maravillosa?—preguntó.

La estancia era realmente espaciosa, pero la pareja parecía más interesada en el techo y la araña de cristal que de éste colgaba.

La señora Martin fue la primera que se fijó en ella y le dio un codazo a su marido.

—¿No te parece precioso ese candelabro?—dijo.

En ese instante, y gracias a Kai y Kei, la gigantesca lámpara empezó a mecerse como un péndulo, primero muy despacio y luego más deprisa conforme ganaba velocidad. Mai se había anclado a la escalinata y tiraba de los gemelos, quienes a su vez estaban agarrados al candelabro.

—Sí, estas arañas antiguas ciertamente acaban teniendo vida propia—comentó la señorita Wacksel, sin reparar en cuánta razón tenía.

Los Martin apenas podían moverse, hipnotizados por el vaivén, mientras sus sombras se aparecían más largas y siniestras a cada pasada de la araña.

—Debe de haber alguna corriente—explicó la señorita Wacksel—. En cuanto cambien las ventanas verán cómo se acaba el problema.

Mai tiró de Kei más fuerte aún, haciendo que la araña se meciera más deprisa. Justo cuando se echaba hacia atrás, Toph salió del dormitorio de Katara, sobresaltando a Mai.

—¿Y quién diablos eres tú?—espetó Mai, soltando a Kai y Kei. Sin el anclaje de Mai, los gemelos perdieron el control de la araña, que se precipitó contra el tabique.

Ellos, encaramados a la lámpara, se estrellaron contra la pared, abriendo en la misma un enorme boquete.

—¡Oh, Dios mío!—gritó la señora Martin a la vez que su marido se interponía a modo de escudo entre ella y la lluvia de cristales. A cámara lenta, el suceso habría ofrecido un bello espectáculo, con todos aquellos fragmentos de cristal reflejando la luz del sol que se colaba por la ventana y precipitándose delicadamente sobre el suelo como lanzas diamantinas. El señor Martin apartó a su mujer de un tirón en el mismo instante en que la última esquirla rasgaba el aire e iba a clavarse justo en el lugar donde la mujer había estado unos segundos antes, atravesando el suelo.

—¡Podría haberla matado!—exclamó el señor Martin, que ahora intentaba examinar a su mujer por si se le había clavado alguna esquirla.

La señorita Wacksel estaba muda.

—¿Conque no había termitas, eh?—preguntó él con sarcasmo.

La señorita Wacksel tragó saliva.

—Bueno, eh, estoy convencida de que este… reciente deterioro se verá reflejado en el precio—dijo, tratando desesperadamente de volver al tema que les ocupaba, a la vez que deseaba con todas sus ganas salir de allí con vida además de con una venta.

Ante la perspectiva de un importante descuento, la avaricia del señor Martin entró de nuevo en escena. Se acercó a inspeccionar el boquete.

Toph, a quien la escena había dejado por completo paralizada, se había escondido detrás del destrozado tabique para evitar tanto a Wacksel y a los Martin como a Mai y a los demás chicos muertos, cuyo plan acababa de desbaratar.

—¿Qué es esto?—preguntó el señor Martin conforme se aproximaba a Toph y a una pila de trozos de escayola que habían caído del techo.

Toph salió disparada del boquete, pero Mai la agarró rápidamente de los tobillos antes de que pudiera huir.

—¡Ni hablar de comprar esta casa!—anunció el hombre de forma tajante.

Los chicos muertos no podían creer las palabras que acababan de brotar de su boca.

—Ni nosotros ni nadie—añadió el hombre.

Todos los que estaban muertos se pusieron a gritar y chillar y bailar de alegría por toda la casa, incluso los gemelos, que seguían atrapados en los brazos retorcidos de la araña.

—Pero ¿qué dice?—preguntó la señorita Wacksel totalmente abatida.

—¡Mire!—reclamó, desmenuzando un pedazo de escayola del techo y reduciéndolo a un fino polvo grisáceo—. Parece asbesto—dijo el señor Martin con voz severa—. Esta casa va a tener que ser…—Mai apretó aún más los tobillos espectrales de Toph mientras aguardaba a escuchar el veredicto.

—…condenada—reconoció la señorita Wacksel en voz baja.

Pensar que vendieran la casa era terrible, pero la perspectiva de que fuera demolida resultaba devastadora.

—¡¿Condenada?!—rugió Mai retorciéndole los tobillos a Toph.

—Mierda—murmuró Toph, que no lograba zafarse de sus garras.

Recuperada de la conmoción, Mai se dio cuenta de que la situación era la peor imaginable. Relajó su agarre sobre Toph, que se retorció para liberarse del todo y salió disparada hacia su casa como alma que lleva el diablo.

—Si la casa está condenada, también lo estamos nosotros—dijo Mai, apesadumbrada.

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~o~

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Katara se la estaba pasando genial en esa fiesta. Se había hecho pedicura y manicura, limpieza de cara, y había charlado y convivido con las animadoras. Luego de eso, las Mengs decoraban sus vestidos del Baile de Otoño, las demás animadoras cuchicheaban y ella estaba hablando con Meng Anderson.

Suki miraba a su hermana.

Estaba impresionada de lo emocionada que la vio cuando se dejó hacer manicura, pedicura, ¡hasta limpieza de cutis!

Se la quedó mirando fijamente entrecerrando los ojos, buscando algún signo de haberse drogado o cualquier cosa que le asegure que algo malo pasaba con Toph.

Lo que no sabía, era que Katara estaba en Toph ahora.

Entonces, Toph entró volando a la habitación de Suki por la ventana; estaba hecha un desastre y aparecía visiblemente aterrorizada.

—¡Katara!—gritó a la vez que se lanzaba contra ella—. ¡Esto no es justo!

Se zambulló en su cuerpo y noqueó a Katara, pero la intensidad del impacto la propulsó contra Meng Anderson, quien estaba decorando un vestido y la empujó hacia atrás, golpeándola contra el armario, siendo aplastada por Toph.

Todavía aturdida, Katara levantó la vista y no vio cómo Mai atravesaba la ventana en la desenfrenada persecución de Toph.

—¿Mai?—dijo Katara preocupada, ahora la veía claramente.

—¿Así que quieres alternar con los vivos? Pues ahora vas a ver cómo se alterna con los vivos—amenazó Mai, a la vez que ponía los ojos en Wendy Anderson.

Mai comenzó a controlar a Meng Anderson y la hizo golpearse la cabeza repetidamente contra el armario, sacudir la cabeza como loca y soltándola, cayó desmayada. Katara chilló asustada.

Suki, Meng Thomas y las demás vieron a Meng Anderson desmayada.

—Es capaz de cualquier cosa con tal de llamar la atención—le susurró maliciosamente Meng Thomas a Suki mientras contemplaban a su amiga en el suelo. Suki le tiró agua encima y Meng Anderson se despertó adolorida de la cabeza, con dolores punzantes por el constante golpeteo y movimiento.

—¿No te dijimos que te quedaras con los de tu clase?—le advirtió Mai a Katara, que estaba demasiado asustada para responder.

Mai se desvaneció y regreso a Hawthorne Manor, dudando qué hacer con Katara, Toph y la casa, que ahora debía salvar como fuese. Entre tanto, Toph subió corriendo a su habitación.

Katara siguió allí sentada, desenmascarada y totalmente sola.

Evidentemente, y después de eso, la fiesta había llegado a su fin. No hizo falta pedirle a nadie que se fuera.

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~o~

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En su dormitorio, Toph se puso una bata china de seda con dragón, volteó la cabeza por si Katara andaba cerca y encendió el ordenador. Abrió el navegador y empezó a buscar artículos en Google.

—M-A-I—dijo a la vez que tecleaba, y presiono la tecla Enter.

—Tiene que estar por aquí en alguna parte- dijo Toph, resuelta a averiguar cuánto le fuera posible de la tal Mai.

Tras revisar páginas y páginas de vínculos irrelevantes, finalmente dio con uno que parecía prometedor e hizo clic sobre él.

Era un archivo de noticas de sucesos locales extraídas de un periódico que había echado el cierre hace siglos, tanto era así que Toph sólo recordaba haber visto una o dos de su páginas un año cuando desenvolvía los viejos adornos de Navidad de sus abuelos. El Hawthorne Advance. El archivo tenía una base de datos con buscador, y Toph introdujo en el formulario la única información de la que disponía.

Se recuperaron tres artículos, pero ninguno era una necrológica.

—Genial—se quejó frustrada.

Y entonces Katara se deslizó a través de la puerta. Toph apagó el ordenador.

—¿Quién diablos era esa loca de Mai?—pregunto Toph.

—Ésa "loca" era una de mis compañeras muertas de clase… Está furiosa porque yo estaba aquí y no en la casa, que era donde se suponía que debía de estar. Lo siento mucho—dijo Katara, apenada y acariciándose el brazo un poco triste.

—¡Esa tipa casi me mata! ¿Ves lo que gano por ser bondadosa contigo?—le espetó Toph frustrada.

Katara se quedó callada.

Toph suspiró y decidió llegar al fondo de todo eso.

—Kat, explícame de una puta vez por todas por qué aceptaste que yo fuera la tutora de Aang, por favor—pidió Toph, controlando sus impulsos por gritar a los cuatro vientos y liberar estrés.

Katara concluyó que lo mejor era sincerarse. En todo.

—Yo… antes de caer en el coma, acepté ser su tutora, para que pasara el examen de Física y pueda ir al baile—dijo Katara, consciente de que no podía seguir mintiendo a Toph.

—¿Y por qué habrías de preocuparte de que vaya al baile?—preguntó Toph.

—No me preocupa. Le estoy dando clases para que… pueda ir al baile conmigo—dijo Katara—. Pensé que en agradecimiento iría conmigo…

—Katara, basta—Toph mandó a callarla con una mano al aire—. Por si no lo has notado, él está hecho mierda desde que caíste en coma, porque él quería conocerte, y le duele ver que estás muriéndote poco a poco.

Katara se quedó sin habla.

—Te pagó la operación, Katara. Él sólo quiere que estés bien—dijo Toph, procurando no revelar mucho de lo que sabía.

Katara no hablaba, ni se movía. Él… ¡él sabe que existo! ¡Se preocupa por mí!

—Pero él no va a querer saber que estás loca por conseguir esa dichosa popularidad. Persiguiendo a mi hermana y sus amigas, queriendo ser como esas falsas muñecas barbie… Ya suficiente tengo con haberme enterado de que te divertiste en esa fiesta y maldita sea… ¡mis uñas estaban rosadas! Tuve que quitarme esa mierda—Toph puso una mueca asqueada—. Katara, párale ya con eso. No conseguirás amigos si eres popular, conseguirás enemigos. Muchos.

Katara salió de su trance y miró a Toph. Tenía razón. Debía dejar eso, la estaba matando, literalmente.

Pero… si dejara eso... ¿qué pasaría con el baile? ¿Y la tutoría con Aang? ¿Eso seguiría en pie?

—Toph, ¿y la tutoría con Aang? ¿Y el baile?

Toph la miró, y encontró un brillo en esos ojos blancos, fantasmales. Ese brillo que aparecía al querer algo con el corazón, anhelarlo, algo que siempre deseaste.

Suspiró.

—Te voy a ayudar en eso. Te lo mereces—sonrió Toph—. Pero aléjame de Mai—advirtió.

Katara asintió y sonrió, para abrazarla con fuerza. Toph le correspondió el abrazo, sonriendo, y se percató de algo.

La estaba abrazando. No la atravesó.

Eso de debió al fuerte sentimiento que inundó a Katara: la felicidad. Estaba feliz porque iba a ir al baile, porque estaría con Aang, porque su meta se cumpliría; y porque tiene una amiga.

Toph ignoró todo y sonrió. Cuando se separaron, Toph notó una manchita morena en la pierna derecha de Katara.

Piel. Su piel morena.

Katara la abrazó. Katara sintió felicidad. Katara tiene una mancha de piel.

Katara está luchando por vivir.


Y aquí termina la 2da parte :3 ¡Espero que les haya gustado! Me divertí mucho escribiendo estas 2 partes, me tomó 6 horas pero lo logré xD

Sí, sé que es un poco temprano que Katara ya quiera dejar su deseo por la popularidad, pero eso significa que aquí comienza lo bueno: que Toph y Katara quieran un solo cuerpo. ¿Saben qué significa? ¡Que viene el tokka y el kataang! Aquí es dónde el fic, se pone interesante. Tomen esto como el fin de la 1era parte (o temporada) y el capítulo que viene (el 15) el inicio de la 2da parte (o temporada).

Se viene mucho tokka :3 y ya estan viendo el libro 4 de Korra? Alcen la mano los que odian a Kuvira -.-/ sep, la odio :c quiso matar a Korra y está siendo mala con las enredaderas :c

Bueno ya, mucho odio xD

Kisses; nie.