Vuelvo con este fic, que espero no tenga muchos capítulos. Lo tengo algo avanzado, tratare de publicar una vez por semana, para que no pierdan el hilo. Para las que no me conoces me llamo Pilar soy de Chile y luchadora por una Educación libre de lucro :). Estoy en cama con una neumonitis tremenda, así que podre avanzar yo creo en los próximos capítulos. Se viene entretenido este fics, sobre Starligth, en mi profile están escritas las razones por las cuales no he continuado con que me entiendan. Ya sin tanta chachara, les dejo el primer capitulo, esperando que sea de su agrado y disfrute.

Si les gusta, abajo hay una opción para dejar Reviews, se les agradece de antemano la atención (parezco de los vendedores que se suben a las micros)... A leer :)

Rated M por lenguaje y escenas subidas de tono ;)


Incidente Aislado

— Rosie — la pelirroja puso los ojos blancos. Odiaba ese diminutivo. Parecía como si tuviera diez años en vez de los casi veintiuno que ya poseía.

— Lilú — la molesto de vuelta.

— Uy, que grave te pones cuando te llamamos de esa manera. En fin, tengo una noticia maravillosa que darte. Siéntate — dijo una Lily emocionada.

Rose, que se encontraba con su celular en una mano y el café en la otra, movió la cabeza, pero sonrió. Lily era así desde siempre, tan dramática para sus cosas. Busco una silla y puse el diario frente a ella, para leer algo que salía en el titular.

— ¿Estas embarazada de nuevo? — pregunto Rose, porque se imaginaba que de algo así se trataba.

— No, me basta con Leo. Va a cumplir un año, pero tiene tanta energía. Agradezco al cielo que todavía no haya aprendido a caminar — decía Lily, dando un suspiro final.

— Ya lo quiero conocer. En las fotos que subes a Facebook se ve tan hermoso, tienes los mismos ojos que Lorcan — dijo Rose, feliz.

— Obvio, si es el padre y está tan feliz con él. Vieras parece un niño. Se tira al suelo, juega con autitos, lo abraza. De verdad, ¿Te acuerdas del Lorcan desordenado, mujeriego, antipático y engreído? De eso no queda nada — hizo una pausa para luego suspirar — Nunca espere que cambiara o que de verdad se comprometiera conmigo y el niño.

— Lamento no haber estado ahí, para acompañarte con Leo, con la familia y con todo lo que tuviste que sobrellevar sola, siendo una adolescente de diecisiete años. Prometo que apenas termine mi carrera, me iré a Inglaterra a verte y a conocer a ese pequeñín — dijo Rose, sonriendo y revolviendo su taza.

— Al parecer tendrás que volver antes a este país frio y gris, pero que tiene a tus seres queridos — dijo una feliz Lily.

— No entiendo, ¿paso algo? — dijo preocupada.

— Han pasado muchas cosas en estos años, pero siempre te mantenemos al día, no sabes cómo están de cambiados todos. Leo, espera un poquito, ya iré a darte leche —hablaba con su pequeño, que comenzaba a lloriquear. Esto provocó una sonrisa traviesa en los labios de Rose — Lorcan, ¿Puedes levantarte y verlo dos segundos? Por Merlín, estos hombres me van a volver loca — se quejó.

— Ya lo creo. Dame la noticia mujer, me tienes en ascuas.

— Pasa que un hombrecito por aquí, dijo que ya no podía vivir sin mí, que no lograba respirar si no me sentía cerca y que yo era todo lo que él necesitaba. Prima, me caso en dos meses más y tienes que venirte ahora mismo, porque eres la dama de honor — dijo extasiada.

— ¡¿Qué?!

— Lo que oíste, me caso en dos meses, eres la dama de honor. Y aprovechando tu sentimiento de culpa por no acompañarme en mi embarazo, en modo de perdón tienes que ayudarme a organizar todo. Recién ayer fue la puesta de ilusiones y hoy iremos a hablar con mis padres ¿No te parece genial? — decía emocionada.

— Claro que sí, pero Lilú, tienes diecinueve años nada más — dijo Rose buscando excusas para no volver a su país.

— Rose, tengo un hijo, convivo con mi novio, un empleo de medio tiempo, una casa. Ósea da lo mismo la edad, ya tengo responsabilidades. Puede que sea pequeña, pero he vivido mucho en la vida. Casarme seria cumplir mi sueño, entrando de blanco, del brazo de mi padre — Rose se imaginó como Lily tendría sus ojos convertidos en dos estrellas resplandecientes y girando al son de una canción en su cabeza, más conocida como marcha nupcial mágica.

— Pero es que Lily, tengo clases todavía — trato de excusarse Rose — ¿Y de verdad tendrías la cara para entrar de blanco?

— Óyeme, yo no tengo la culpa de haber perdido la virginidad antes del matrimonio. La responsabilidad es completa y absolutamente del idiota hermoso que duerme a mi lado — le respondió ofuscada.

— Y créeme Rose, fue bastante rico — dijo Lorcan con voz adormilada y lejos. La pelirroja escucho unos golpes y un auch de parte del rubio — me dolió.

Rose sonreía y movía la cabeza de un lado hacía otro. Extrañaba tanto a su familia, pero no era capaz de volver y pasar nuevamente por lo mismo. Aunque de repente en vacaciones pasaban sus padres o su hermano, incluso Molly y Lucy se había venido a pasar las fiestas navideñas, igual extrañaba verlos todos los días.

— Eso te pasa por imbécil — dijo Lily — Rose, como te iba diciendo, no puedes fallarme, aparte yo me caso el 22 de agosto, estarás de vacaciones y tendrás tiempo de sobra para volver después o decidir quedarte. Mañana mismo te llegan los pasajes.

— Te quieres asegurar completamente de que iré ¿verdad? — dijo Rose.

— Rose, has rechazado una a una las invitaciones y llamados para que vengas — dijo apenada — lo que paso, olvídalo, ya no vale la pena seguir sufriendo. No sabes cómo han sido las cosas acá y como él lo ha pasado.

— No quiero hablar de eso Lilú, por favor — le dijo Rose con la voz ahogada.

— Es que si sigues en esa parada de: "soy fuerte, nada me duele, no siento nada", el pasado seguirá atormentándote. Tienes que venir y enfrentar las cosas. Decirle que casi moriste de pena y que por culpa de él, ahora te encuentras en Estados Unidos, lejos de tu familia, lejos de los que te vieron crecer, lejos de tus amigos y viviendo con tres hombres — Rose resoplo, su familiares del genero masculino, partiendo por su padre, casi viajaron a buscarla de una oreja, pero es que no había encontrado nada mejor para vivir y cada día se sentía más agradecida de los tres chiflados, como ella les llamaba. — Aunque yo estaría feliz.

— Tú vives con dos — dijo Rose — ya no sigas hablando del tema, está Lorcan ahí y sabes que es uno de sus mejores amigos.

— Se está bañando mientras yo le doy pecho a este pequeño — Lily, miro hacia abajo y tomo valor — Rose, ven por favor, estaremos juntas, como siempre. Te protegeré como tú lo hacías conmigo. No permitiré que él te lastime nuevamente, para que salgas arrancando. De antemano te aviso que es probable que él también sea padrino con Lyssander y a pesar de esa serenidad que muestra siempre, hay un hombre herido, que se busca mujeres parecidas a ti, porque en cierto modo te odia, por haberte ido sin decirle adiós. Cuando está acá, aprovecha que esta el Facebook abierto de Lorcan y mira tú perfil, con tus fotos, tus comentarios y tus estados.

— Lilú, siempre terminamos hablando de él, por favor, no sigamos. Quiero estar tranquila. Esta es mi última semana de exámenes. Cambiare el día y la hora de ese vuelo y me iré a ayudar en el matrimonio.

— ¡Genial! — Grito — perdón, perdón no grito más. Mierda, desperté a Leo.

— No digas garabatos frente al niño — la reto.

— Si sé, nunca lo hago, pero es que estoy tan feliz. Merlín gracias, llamare a todos para avisarles. Tío Ron y Tía Hermy se pondrán tan felices. Las chicas lloraran, todos te extrañamos… — gritaba muy emocionada.

— Espera — la interrumpió Rose — me gustaría darles una sorpresa, no los pongas sobre aviso, uno nunca sabe lo que puede pasar y en una de esas no puedo ir.

— No seas tan dramática y ni se te ocurra fallarme Rose, eso sí que no te lo perdonaría — dijo Lily — Todo estará bien, te lo aseguro. Él no hará ni dirá nada, porque es reservado — Rose sonrió — Y recuerda algo.

— ¿Qué cosa? — pregunto.

— Scorpius fue tu mejor amigo por más de seis años, tú como nadie los conoces y sabes manejarte cuando lo tienes al frente. Eso te da una ventaja para poder superar la situación — la aconsejo — Te dejo, porque este pequeño se orino encima. Te amo Rose. No me falles por favor — dijo Lily.

—También te amo prima, estoy segura que después me arrepentiré, pero no me echare para atrás. Promesa Weasley infinita por siempre. Besos.

Se cortó la comunicación desde ambas partes y hubo distintas reacciones. Rose lanzo un bufido y sintió un peso en la espalda, sabía que tendría que cargar con esa "mochila" durante un tiempo, hasta que fueras capaz de superar todo. En cambio Lily estaba tan feliz que llegaba a tararear.

— ¿Qué dijo? — pregunto Lorcan, secándose la cabeza con una toalla y con otra rodeando su cintura.

Lily se acercó a él, como bailarina de ballet, antes de llegar dio una vuelta y apoyo su espalda en el pecho de él.

— Viene— dijo con voz suave, tocando los brazos de Lorcan — Por fin viene, Lorcan.

Tres años atrás

— ¿Puedes creerlo? Nos quedan dos semanas y chao Hogwarts — decía una emocionadísima Rose, casi brincando.

A su lado caminaba Scorpius, con una mano en el bolsillo y ese toque desenfadado. El bolso colgando en su hombro y el pelo despeinado. En su lóbulo derecho se veía un pequeño aro negro y la camisa arremangada mostraba unos brazos fuertes y viriles.

— ¿Estas feliz? — su voz gruesa y con ese tono perfecto, lo hacían ver tan sensual.

— No sé si feliz sea la palabra, pero me siento emocionada por cumplir este ciclo y terminarlo bien. Fui Premio Anual, mis Éxtasis salieron todos con la más alta calificación y tengo al mejor amigo del mundo entero.

— Yo si me siento feliz por fin terminar y salir de este lugar. Lo he pasado bien y he conocido gente que me agrada, pero creo que es bueno acabar, para comenzar a vivir — respondió con la tranquilidad y estoicidad que lo caracterizaba

— ¿Todavía piensas estudiar Economía en la Universidad Mágica de Inglaterra? — le pregunto Rose.

— Claro, es la mejor y estoy esperando la respuesta que tendría que llegar esta semana. Me servirá para luego hacerme cargo de los negocios Malfoy que hay alrededor del mundo.

— Ya lo creo — dijo Rose — apuesto que tu triplicaras la fortuna familiar y tendrás que usar dos bóvedas en Gringotts.

— Que eres loca — lanzo una carcajada — solo espero que se mantengan a flote.

Lo amaba, pero tenia claro que nunca nada iba a suceder, porque él la consideraba su mejor amiga, alguien casi de su familia y aparte hace como un mes andaba de novio con Anna, una chica de sangre pura, muchos galeones y poseedora de una belleza casi onírica. La chica perfecta para casarse con él y poder perpetuar la especie. Era claro que sus hijos saldrían hermosos.

En cambio, ella era pelirroja, su sangre no llenaba los niveles de pureza que requería su familia, era desordenada, lanzaba comentarios y risotadas en los momentos menos adecuados y nunca había aprendido que cuchara se usaba a la hora de tomar la sopa en las cenas Malfoy. Era un desastre y Scorpius en algunas ocasiones se lo había dejado entrever, pero con la sutileza que lo caracterizaba, a pesar de ser hombre.

— Scorpius — la fina voz de Anna los hizo girarse, para luego inmediatamente sentir una punzada en el pecho − ¿Podemos…?

— Claro — no la dejo terminar y se acercó a ella para tomarle la mano y sonreírle genuinamente — Rose me voy, nos vemos más rato en clases.

Y se largó, dejándola triste y con otra nueva parte del corazón rota. Siguió su camino cabizbaja, con un gran hoyo que le perforaba el pecho de lado a lado y los ojos fríos por la inactividad a cual los estaba sometiendo. Esperaba que todo eso terminara, que el dolor, el sufrimiento y toda la pena que sentía cuando Scorpius se paseaba con otras frente a su cara, acabara, pero no. Cada año, las situaciones eran más complicadas. No podía siquiera pensar, sin imaginarse de repente al chico acostándose con otras. Y aunque su imaginación no distaba mucho de la realidad, en su corazón esperaba fielmente que fuera todo distinto, que un día él la eligiera y la presentara frente a todos como la única en su vida.

— Rose, llevo casi dos minutos hablándote, parezco loca gritando atrás tuyo — le reprocho su mejor amiga, Violeta.

— Perdón, estaba pensando — su amiga bufo y se puso las manos en las caderas, como una madre lista para reprender a su hijo.

— Rose ¿De nuevo con lo mismo? Eres una hermosa chica, date cuenta — la guio hacia un rincón, para hablarle, sin ser vista — Tienes la posibilidad de encontrar al hombre perfecto, de tener tu propia carrera y sigues pegada con él. Scorpius no te ve con esos ojos. Y me duele decírtelo, porque soy tu amiga y tengo claro que sufres, pero él no es para ti y punto. Se ha paseado con todas las chicas de este lugar y aun así lo sigues queriendo.

— Viole, por favor — levanto la cabeza y se pudieron ver sus ojos llenos de lágrimas, a punto de salir a borbotones.

— Rose no llores más, te lo pido. Siempre quieres escapar de estas conversaciones, porque sabes que te lastiman, pero son la verdad. Todas te lo hemos dicho. Tienes que vivir tu vida. Ni siquiera has dado un beso, por esperar que tu principito lo haga. Ya no lo hizo. Quedan dos semanas y no ha dado ni luces de querer algo contigo.

La pelirroja, se lanzo a los brazos de su amiga, quien la recibió de inmediato y le sobo la espalda.

— Sé que soy dura y a lo mejor debería tener un poco más de filtro, pero tú también lo fuiste cuando lloraba por James, porque sabias que esa era la manera de darme cuenta. Ahora yo te devuelvo la mano, porque no quiero verte sufrir más por ese tarado que no te valora — dijo ofuscada la pelinegra.

— Gracias — dijo Rose, secándose las lagrimas, que ya no caían o por lo menos no se notaba.

— Ahora, tendrás la prueba de fuego para demostrarle a todo el mundo, que él no te importa, que tú sigues tu vida y que no eres la tonta enamorada de Scorpius Malfoy. — continuo la pelinegra — En la sala de Slytherin, se hará una fiesta para celebrar el fin de los exámenes. Te vas a poner linda, tu mejor pilcha e iras a divertirte. Albus y Scorpius no te avisaron, porque al parecer se va a desmadrar. Tú sabes, se vuelven un poco locas las serpientes, pero nosotras las leonas, somos las que rugiremos más fuertes.

Al llegar la noche, la cena fue rápida y liviana. Violeta se veía emocionada, pero aunque Rose trataba de mostrarse alegre y dispuesta a todo, dentro de ella había un poco de temor por lo que fuera a suceder. Tenía como ese presentimiento o intuición femenina que le decía algo. A lo mejor las cosas no iban a terminar bien, pero no quería ponerse el parche antes de la herida y andar pensando en la mala suerte.

Llegaron a la mazmorras y atravesaron la pared que la separaba de la sala verde-plata.

— Rose ¿Qué haces aquí? — le pregunto Albus, con cara de estupefacción.

— Divertirme — sonrío.

Se veía de lo más normal con sus jeans, zapatillas y un chaleco azul, haciéndole resaltar sus bellos ojos y los bucles que se formaban maravillosos, enmarcando su cara.

La música era ensordecedora, casi ni se podía conversar. Rose solamente vagaba su vista de un lugar a otro y quizás así, poder divisar a Scorpius.

Y cuando por fin lo logro ver, quedo maravillada, más de lo que ya estaba.

Se veía guapísimo con su pelo rubio desordenado, cayendo por la frente. Una chaqueta azul y unos jeans que mostraban sus largas piernas. Con su metro ochenta y cuatro destacaba entre todos, por esa sonrisa que se formaba en sus ojos y la tranquilidad que emanaba.

Rose decidió acercarse al él para saludarlo, pero cuando iba a mitad de camino, vio a Anna a su lado y fue testigo presencial del beso que se dieron. Nunca los había visto cariñosos.

Quiso vomitar, por poco se desmaya. Quedo estática, con la mirada vacía y un pitido en los oídos de algo que no lograba explicar, sus piernas flaquearon y sus ojos se llenaron de lágrimas.

— Rose, vámonos — Violeta la tomo del brazo, pero Rose se logro zafar, para luego acercarse a un mesa y tomar un vaso ya preparado, con algún alcohol fuerte — Amiga, por favor.

— No te preocupes, estoy bien. Solo quería probar estos que se ven bastante ricos, pero fuertes — un solo vaso logro ponerla de inmediato en estado de mareo continuo. Sin quererlo se convirtió en el centro de atención. Nadie estaba acostumbrado a ver a la siempre excelente, pero desordenada Rose, en estado etílico. En realidad nunca alguien la había visto de esa manera.

— ¿Qué le pasa? — escucho ese timbre de voz y la piel se le erizo.

— Tenia el estomago algo vacío y tomo un vaso lleno de Whisky de fuego — le respondió Violeta.

— Tranquilos, todavía estoy consiente, no es nada del otro mundo. Se me subió un poco a la cabeza, pero ya pasa. Lo mejor es que me vaya — Rose giro sobre sus talones y se marcho dejándolos con la boca abierta.

Camino un rato por los pasillos vacíos de Hogwarts, con la mirada perdida y torturándose con la imagen de Scorpius besándose con Anna.

Llego hasta el séptimo piso y se paseo frente a la pared deseando una cama reconfortante, cuando de repente apareció la puerta que tanto anhelaba. Se adentro en el lugar y lanzándose de cabeza encima de las colchas, quedando boca abajo, haciéndole sentir más fuerte el vaivén por culpa del alcohol.

— ¿Qué te dio por tomar? — nuevamente esa voz, ni siquiera lo sintió entrar.

— Últimos días nadie se enoja, ¿No es así el dicho? Bueno quería por lo menos probar lo que era ese trago que todos tanto disfrutan, pero me siento tan mareada. Aunque consiente — dijo Rose sin mirarlo.

A su lado el colchón se hundió, Scorpius se había acostado, como siempre lo hacia cuando Rose se lo pedía. Los días fríos, los días de tormentas, los días de miedo, los días de sol, los días de lo que fueran, siempre que ella se lo pedía, él se iba a dormir a su lado, abrazados y aunque ella no lograra envolverse en los brazos de Morfeo, disfrutaba de su sola compañía.

— Si querías probar algo, tendrías que haberte preocupado de tenerme cerca. Nunca te hubiese dejado hacerlo sola — dijo Scorpius, buscando su mirada, pero Rose rehuyó de ella. Girando la cabeza hacia el otro lado.

— Déjame en paz, Malfoy — cuando estaba enojada con él, lo trataba por el apellido y aunque Scorpius no decía nada, ni mostraba expresión alguna, le dolía demasiado ese desplante. — Si quiero probar lo hago donde quiero y con quien quiero. Ya tengo un padre para que me de sermones y varios primos que me cuidan. Uno más sobraría.

— Solo lo hacia porque te quiero, Rose — los ojos de la chica se iluminaron — eres mi mejor amiga y eso no lo cambia nadie.

Patada directo al hígado, revolviéndole todo el estomago, pero algo le dio una fuerza superior que nunca había sentido. Y se atrevió.

— Yo también te quiero — dijo Rose, lanzándose a su pecho para luego posar su boca sobre la de él.

Rose espero un rechazo, un empujón, una cerrada de sus labios, pero en vez de todo eso, Scorpius la rodeo con los brazos, por detrás de la cintura y la giro con rapidez para quedar sobre ella.

El sabor del whisky y ron añejado se mezclo en sus bocas, provocando suspiros. Para ser su primer beso, no estaba haciéndolo tan mal. Demostraba que algo se podía aprender leyendo Corazón de Bruja.

Las manos comenzaron a vagar y la ropa a sobrar, pero ninguno hacia el amague de comenzar a desvestirse, hasta que Scorpius se separo de su boca y le desabotono el chaleco, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

— Tócame — le dijo con la voz enronquecida por la pasión. Ella le hizo caso.

Paso sus manos por debajo de las ropas de él y toco su espalda fuerte, que a minutos se fruncía por el autocontrol al cual se estaba sometiendo. La chica le bajo el cierre de la chaqueta y le saco con rapidez la camisa.

Cuando quedaron solo en ropa interior, se notaba la excitación que había de parte de Scorpius. Este se arrodillo sobre ella y comenzó a besar todo su cuerpo, deteniéndose en sus pechos que todavía se encontraban prisioneros en el sostén, pero viéndose riquísimos, cremosos y suaves. Los beso sin aburrirse, haciendo que Rose soltara suspiros entrecortados y gemidos de vez en cuando.

Scorpius le desabrocho los tirantes con una sola mano, para sacárselo y al quedar frente a ella, desnuda en su parte superior, causo un bombeo en su corazón tan fuerte, que tuvo que ponerse su mano sobre el pecho, para tratar de calmarse. Rose giro su cabeza para mirar hacia otro lado, se encontraba muy nerviosa y no quería ver alguna nota de decepción o de indecisión en los ojos de Scorpius.

— Eres bellísima — dijo con voz trémula.

Se entretuvo en sus pezones rosados y vírgenes, híper sensibles. Al rozarlos, Rose casi perdió el control.

— Por favor — dijo la chica, desesperada por sentirlo.

Scorpius bajo y beso el lunar que se encontraba al lado del ombligo, que había sido el creador de más sueños eróticos de los que se atrevía a confesar.

Se sacaron sus ropas inferiores y el roce entre los sexos genero electricidad en cada uno de los cuerpos. Una sensación indescriptible se había formado, sin que ellos se dieran cuenta. Esos dos cuerpos tocándose sin que nada interfiriera, era bellísimo a vista de cualquiera.

— Eres completamente pelirroja —dijo Scorpius con una sonrisa de oreja a oreja.

Rose se puso colorada de pies a cabeza y era probable que eso causara la risa entrecortada que trataba contener Scorpius.

— Y tu un idiota — Scorpius seguía sonriendo, pero luego se enserio y volvió toda la pasión y el desenfreno hormonal que tenían por ser jóvenes.

Se besaron largamente, rozando sus lenguas, para luego separarse y preocuparse de la protección. Scorpius logro ponerse de pie y buscando en sus pantalones, saco desde el bolsillo trasero, dos condones. A Rose la atravesó una pequeña punzada de celos, pero no dijo nada. No tenía derecho.

— Puede que duela, pero tendré cuidado — dijo Scorpius.

Puso su cabeza entre el hombro y el cuello, para luego lentamente entrar en ella, provocando un gemido ahogado en la chica, que a pesar de estar disfrutando, la sensación de algo interfiriendo en su cuerpo era muy fuerte.

— Hazlo rápido.

Y de una estocada se adentro en ella, rompiendo una vida de virginidad. En un solo segundo le arrebato la niñez para convertirla en una mujer hecha y derecha.

Los movimientos y los choques de caderas, comenzaron a aumentar. Rose había pasado la etapa del dolor, aunque todavía sentía una incomodidad grande, pero trataba de disfrutar. Costaba pensar y había momentos en que se desconectaba completamente de la mente, para solo sentir su cuerpo, como algo supremo, más arriba del poder de los dioses. Rose se sentía poderosa y en cierta manera, dueña de él.

La fricción continuo, hasta que comenzó a sentir una acumulación de placer en el estomago que comenzaba a bajar con rapidez hacia su feminidad. Un placer inconmensurable comenzaba a llegar y tenía la necesidad imperiosa de gritar, pero trataba de aguantarse.

— No aguanto más, Rose — casi grito.

Comenzaron a moverse rápidamente y el clímax llego casi en conjunto. Gritaron de placer, para luego abrazarse y Rose esbozo una gran sonrisa. Sentirlo sobre su pecho era algo único. Era completamente feliz.

Sin firmar un documento, sin mediar un previo aviso, sin hacer un juramento, hemos hecho, un compromiso.

O.O

— No llegaste anoche, me tenias preocupada — le dijo Violeta, mirándola con grandes ojeras bajo sus ojos.

— Fue espectacular, lindo, amoroso, la mejor primera vez que se pudiese tener — se tiro sobre la cama de su amiga. — Le voy a confesar todo.

— Espera, espera, espera — dijo su amiga levantado una mano y cerrando los ojos, para tratar de asimilar la nueva información — ¿Te acostaste con quien? ¿Le vas a confesar que?

— Que lo amo, que acepto todo lo que me pida y que podemos ser felices por siempre. Te juro Viole, que me siento en las nubes, así muy arriba — dijo con los ojos brillantes de emoción.

— ¿Te acostaste con Scorpius? ¿Estas tonta? Él está con Anna, prácticamente ese es un casorio confirmado — dijo con cara desesperada — Rose, por lo menos tuvo la decencia de quedarse contigo toda la noche

— No, se levanto de inmediato, pero da lo mismo, no importa — dijo Rose.

— Si importa, era tu primera vez, maldita sea ¿Qué hiciste? — fue una pregunta retorica.

Bajo a desayunar rápido, quería verlo y saludarlo efusivamente. Entro al gran comedor con una sonrisa de oreja a oreja y se sentó a comer feliz de la vida, como si una hada madrina le hubiese cumplido todos y cada uno de sus sueños.

— ¿Podrías quitar la mirada de tonta? Se nota a leguas que ya no eres una "niña" — dijo Violeta, haciendo énfasis.

— Rose ¿Qué? — pregunto una chica dos años menor, de pelo rojizo liso — ¿Por qué Viole dice que ya no eres "niña?

— Cuéntale Rosie — Rose las miro asesinamente, pero eso no quito su buen humor.

— Larga historia Lily, pero hablamos luego en la sala común — dijo Rose, restándole importancia, pero sin que se le quitara la felicidad.

Camino rápido por los pasillos, para llegar a la biblioteca. El libro se lo habían prestado hace dos semanas y si no lo entregaba, se iría con una reprimenda por parte de madame Pince.

— Rose — esa voz. Se giro sonriente, pero lo que vio en su rostro le hizo darse cuenta, que las cosas no iban bien. — Tenemos que hablar.

Tres palabras, tres míseras palabras que podían cambiar la vida y el porvenir de una persona. Eran temidas, como cuando tienes seis años y rompes el florero favorito de tu bisabuelo y viene tu madre con cara de locura diciéndote: "tenemos que hablar". O cuando tienes quince años y tus padres te pillan condones, se acercan a ti con esa cara de: "tenemos que hablar". O quizás cuando tu novio o pareja te dice, luego de una gran pelea: "tenemos que hablar".

Podían cambiar tu destino.

— Dime — dijo Rose con la voz temblando, pero haciendo un trabajo supremo para que no se notara.

— Lo de ayer fue un error. Uno gravísimo — dijo Scorpius con voz grave — Eres mi mejor amiga. Te considero como una hermana.

Primer golpe.

— Scorpius…

— Déjame terminar — la interrumpió Scorpius — Lo que sucedió fue un incidente aislado – segundo golpe − algo que nunca debió pasar, yo estoy con Anna porque de verdad me veo con ella formando algo más firme.

Tres golpes de una, la dejaron sin respiración y en la garganta, un nudo gigante, pero en vez de largarse a llorar o gritarle o recriminarle, frunció el entrecejo y levanto su mirada, nublada por la indiferencia.

Esos ojos sin expresión causaron un tambaleo en el cuerpo de Scorpius.

— No hay problema, para mi ya esta olvidado — dijo Rose sin expresión — Solo te pido que nunca digas nada, porque no hay nada que contar. Permiso, tengo que dejar estos libros.

Giro sobre su cuerpo, cerró los ojos, soltó el aire lentamente y comenzó a caminar.

A lo mejor un corazón roto se arreglaba alejándose de la persona que te hacia daño. Y eso fue lo que hizo.

Una semana después de salir de Hogwarts, tomo un vuelo a Estados Unidos, dejando todo atrás, familia, amigos, vida y a su único amor.

Scorpius Malfoy.