Disclaimer: La gran mayoría de los personajes aquí mencionados son propiedad de Naoko Takeuchi, siendo su uso en mi historia algo libre de lucro. La autoría de los personajes restantes y el fic en sí recae en quien les escribe.


¡Hola! no tengo mucho que agregar por este lado porque no quiero 'spoilear' jejeje. Nos leemos extensamente abajito, como ya es costumbre.

¡Buena lectura!


*´¨)

(¸.•´ (¸.•` ¤

Punto de quiebre

*´¨)

(¸.•´ (¸.•` ¤

*´¨)

(¸.•´ (¸.•` ¤

POV Yaten

Si algo tengo claro en la vida es que jamás hubiera hecho esto por ninguna otra chica que no fuera Rei, como también tengo claro que ella lo sabe perfectamente y por eso abusa de mi buena voluntad y paciencia, más que nada de lo último, porque me da mucha pereza tener que acudir a esta reunión con su amiga y se lo dije en cuanto mencionó la eventual posibilidad de que tuviera que hacerlo. Imaginé, ilusamente, que bastaría con que ambas hablaran, pero ya veo que hace falta todavía más.

Sé que quiere paz y claridad, pero por sobre todo necesita la aceptación de Serena con respecto a nuestra relación y eso sí me da algo de escozor. Comprendo que este noviazgo pueda hacerle ruido, pero de ahí a que tengamos que buscar su aprobación como un factor decisivo en todo esto sí me parece absurdo. En fin, supongo que no saco mucho con quebrarme la cabeza ahora que, de partida, no sé si sea Serena la escandalosa en esto o bien es Rei quien se lleva el título. Ya lo sabré cuando tenga a las dos frente a mí.

El taxista me avisa que hemos llegado al sitio que le indiqué como destino. Le entrego el dinero que ya tenía de antemano preparado y tras ofrecerle quedarse con el cambio me tan rápido como puedo. Ya fuera del vehículo acomodo mi vestimenta para protegerme del frío. Reaccionando por reflejo miro hacia el cielo y noto que pronto podría llover.

Lo mejor será salir pronto de esto, pues al mal paso hay que darle prisa.

Cruzo la calle y me dirijo hacia el bar donde están las chicas. Ya en la entrada echo un vistazo a mi reloj y veo que llegué algunos minutos antes de lo acordado. Dato irrelevante al parecer, pero lo aprovecharé para ir a…

¿Esa de allá es… Mina?

Saco el celular, reviso la conversación que tuve con Rei y sí, me dijo que estaría en la terraza junto a Serena. ¿La presencia de Mina en la barra es casualidad o habrá algún motivo en especial? Con las mujeres nunca se sabe así que por mi bien me acerco hacia ella con tal de averiguar a qué debo atenerme.

—Buenas noches.

—¿Qué haces aquí? —pregunta entre sorpresa e indiferencia. Extraña combinación.

—Qué bellos modales los tuyos —bromeo a medias tintas—. ¿Estás esperando a Rei?

—¿Puedes ser más específico?

—¿No fui claro? —cuestiono confundido.

—Solo respóndeme.

—Me dijo que estaría en la terraza con Serena, pero al verte aquí imaginé que tal vez se habían juntado contigo de paso —preciso.

—No —resuelve fácil—, las dos están arriba, eso según hasta lo que alcancé a ver porque ahora estoy entretenida con otros asuntos —finaliza con una coqueta sonrisa.

Tres segundos me bastaron para saber que ese entretenimiento tiene rostro masculino.

Comparto una cordial mirada con el barman a modo de saludo. Creo percibir que mi presencia, o más bien mi cercanía con Mina, no le ha causado demasiado entusiasmo. La sonrisa que me ha dado por respuesta pareciera ser algo forzada y solo con tal de esclarecer lo que ya es obvio me alejo un poco, lo más ameno posible, antes de concretar mi retirada.

—Será mejor que no haga esperar más a mi novia —menciono alzando un poco más la voz—. ¿Te unirás más tarde?

—Lo dudo —contesta tras beber un sorbo de su copa—. Y para que te vayas quedando tranquilo te especificaré que mi presencia en este lugar es totalmente circunstancial. No hay planes ocultos en tu contra si eso es lo que te preocupa.

—No era eso lo que me inquietaba precisamente pero gracias por la aclaración —una pequeña mentira de vez en cuando no viene mal.

—¿A qué se debe la cara entonces? —se da el lujo de preguntar entre risas.

—Cansancio —respondo escueto.

—Más bien diría que es miedo pero bueno…

¿Por qué las mujeres tienen esa facilidad para destruir la calma de un hombre solo con unas cuantas palabras e insinuaciones?

—¿Debería tenerlo?

—Si sigues perdiendo el tiempo claro que sí, porque Rei se molestará. Por Serena puedes estar tranquilo ya que no está ni cerca de ser la histérica que tu hermanito anduvo diciendo que era. Esa es otra.

—El último comentario vino sobrando pero bueno, gracias.

—Un placer —responde alzando su copa con cierta burla.

Mina es ridículamente molesta cuando se lo propone, pero siempre me ha hecho reír con sus disparates y hoy no es la excepción, aunque prefiero ahorrarme la risa evidente por el momento para no espantarle la nueva conquista.

Me despido serio de los dos y me retiro silente. Emprendo rumbo a la terraza donde se encuentran las chicas mientras voy rogando que todo se resuelva lo más concisamente posible. Odiaría tener que someterme a un interrogatorio muy largo ya que no sé si el ánimo me permitiría soportarlo de buena manera.

Me deslizo entre el mar de gente y agradezco haber llegado a la terraza pues está menos atestada que los pisos inferiores. Pronto doy con Rei y tras regalarme apoyo moral a mí mismo, me aproximo a ella y a quien le acompaña.

Saludo a mi pareja con un beso fugaz en los labios, solo un roce, aunque bien quisiera más. Luego dirijo la mirada hacia Serena y le ofrezco un amistoso estrechar de manos. Más que eso sería imprudente, pues nuestro pasado no dice que seamos actualmente muy buenos amigos.

—Un gusto verte —acompaso junto al saludo.

Me deja satisfecho tener un recibimiento respetuoso y tranquilo de su parte. Es buena señal.

—Siéntate, por favor —me dice la rubia, sonriendo suave.

Accedo a su petición y me ubico rápidamente. En el poco tiempo que ocupé en esto pude palpar cómo mi presencia ha cortado cualquier conversación interesante que ambas pudieron tener. La tensa calma se hace evidente.

Tras toser un par de veces y murmurarle algo a Rei volvemos a quedar en silencio. Algunos segundos después aparece un mesero y deja frente a mí una copa de vino blanco pues ya había sido pedida con anterioridad.

—¿Te costó llegar? ¿Había mucho tráfico? —consulta mi novia.

—Algo, pero espero haber llegado a la hora.

—Sí —agrega breve.

—¿Fumas? —pregunta Serena, meneando su cajetilla a modo de ofrecimiento.

—No suelo hacerlo seguido pero…

—No me gusta que lo hagas —irrumpe Rei.

—Solo uno, por la ocasión —esclarezco. Serena acerca sus cigarrillos, saco uno y le doy las gracias rápidamente.

—Bueno… —dice la rubia mientras me entrega un encendedor—. Irnos con rodeos no hará más fácil la conversación así que…

—No espero que sea fácil, pero tampoco difícil —comento mientras prendo mi cigarrillo—. Imagino que Rei ya debió contarte gran parte de lo que ocurre entre nosotros.

—Así es —afirma Serena, algo tosca para mi gusto.

—¿Algo importante que quieras saber al respecto? —consulto.

Quise sonar abierto, pero la pregunta se me ha escapado algo seca y sin demoras Rei me lanza una de sus clásicas miradas de desaprobación.

—No es lo que quiera saber, es lo que ustedes me quieran decir —agrega Serena, seria.

—No me malentiendas —me apresuro a aclarar—, me refería a que si tienes alguna duda y está en nosotros resolverla, lo haremos.

—Con respecto a mí, no mucho —contesta con formalidad—, pero ya que me das la oportunidad de preguntar me interesaría saber si lo que tienes con mi amiga es algo serio, si la quieres de verdad.

—Creo que mi sola presencia en este lugar puede responder tu inquietud —comento pausado—. Por verla tranquila, feliz y libre, soy capaz de hacer lo que sea.

Serena sonríe, observa a Rei, me contagia hacerlo y me enternezco al notar cuan sonrojadas están sus mejillas.

—Antes de que llegaras le dije que no sería yo la persona que pondrá obstáculos en su relación, quisiera que eso quedara claro —dice con firmeza y simpatía a la par—. Y me gustaría saber que así como yo me comprometo a no ser un problema, otros también asumirán el mismo compromiso.

—¿Otros? ¿Plural? —inquiero.

—Sí, plural —punza Serena ya mucho más grave—. Cuando ustedes decidan revelar esta relación a todo el mundo esperaría que Seiya y Natsuko no se ensañen con ella por ser mi amiga. Quisiera creer que el tiempo no ha pasado en vano, que ya tenemos distintas formas de ver el pasado y sobre todo, entender que los temas entre mi ex y yo están resueltos, aunque lamentablemente hace poco recibí una muestra de que Natsuko continúa pegada en dicho pasado y gracias a eso nace mi recelo.

—¿Qué hizo? —pregunto veloz. Me intriga.

—Le mandó un mail… —responde Rei, con cansancio y fastidio.

—¿Por qué no me habías contado?

—No creí oportuno comentártelo antes —me dice a la par en que se encoge de hombros.

—¿Y qué decía ese correo? —le consulto a Serena, interesado.

—"Ya somos familia", cito textual —aclara.

—¿Puedo saber qué le respondiste? —continúo.

—¡Pues nada! —exclama la rubia entre sarcásticas risas—. Entiendo la psicótica razón que tuvo Natsuko para contactarse conmigo y hacer esa aclaración, pero no por ello iba a reaccionar, menos ahora que hay una bebé entre medio. Sea dicho de paso, felicitaciones por ser tío.

—Hiciste bien en no participar de lo que sea que haya querido hacer. Y muchas gracias. El nacimiento de mi sobrina ha sido un motivo de alegría en el hogar.

Vaya… todo lo que Rei me decía sobre Serena se va haciendo real. Efectivamente no parece ser la chica que, como comentó Mina, mi hermano me pintó por tanto tiempo.

—Por cierto, este asuntito del correo podría quedar entre nosotros, ¿no les parece? —propone la rubia.

—No —dice mi novia, de golpe—. Seiya debería saber para que así le reclame a la loca esa que te deje en paz, porque…

—No, amiga… no vale la pena.

—Perdón pero opino distinto —insiste.

—Hazle caso —le sugiero y no parece haberle agradado el consejo.

—Si no se hace algo al respecto Natsuko seguirá molestando cada vez que quiera, ¿eso es justo acaso? —agrega implacable.

—Rei, déjala… con suerte, en algún momento se cansará de molestar. Además no quiero que mi nombre ande bailando nuevamente entre ella y Seiya otra vez, al menos no por mi voluntad porque sabes que quiero que me dejen de molestar.

—Él no habla de ti, ni para bien ni para mal. Hace mucho que aprendió a reservarse los comentarios que tengan relación contigo —lanzo veloz.

Ambas clavan su mirada en mí, una gratamente sorprendida, la otra algo ofendida. Serena y Rei, ese es el orden respectivo.

¿Acaso debo mentir? No creo.

Fui muy explícito con mi novia en este punto. Seiya, haya sido o sea un idiota sigue siendo mi hermano y si bien no lo defenderé con falsedades, sí lo haré con la verdad y esa es la que acabo de decir. No tendría por qué lamentar si esta declaración en específico puede sonar desagradable y creo que, al menos en este punto, Serena y yo estamos de acuerdo.

—La verdad es que me parece bien y lo digo en serio —me responde, sin atisbo de sarcasmo—. Y no digo que tenga prohibido nombrarme o algo por el estilo porque, lo quiera así o no, puede decir lo que se le antoje sobre mí y no lo podré frenar, pero lo que sí quiero y está en mí es protegerme de las molestias, así que saber que él no continúa en esa posición de ataque sí me resulta agradable.

—Y a mí me agradaría decirte que Natsuko tampoco, pero sería mentir. Además no serviría defenderla teniendo en cuenta que te mandó ese mensaje que me comentaste.

—¿Te interesa defender a esa tipa? —juzga Rei de inmediato.

¿Qué le está pasando?

—Me estás sacando de contexto —puntualizo.

Será mejor desviar mi frustración hacia la colilla del cigarrillo, la cual aplasto en el cenicero mientras exhalo la última bocanada.

—¡Relájate, mujer! —le ordena su amiga a la par en que toma su mano—. ¿Cuántas veces te he dicho que hay que elegir con quién estar a la defensiva y con quién no?

—Pues lo siento, tuve una duda y resulta que me vinieron ganas de decirla —argumenta con altanería.

Ay… Dios, dame paciencia.

—Está bien, la resolveré —digo mirándola a ella en específico—. No, no me interesa defender a Natsuko, no me interesa, no me nace y no me importa. ¿Tranquila ahora?

—¿No se llevan bien? —me consulta Serena, con aires algo divertidos.

—Ni bien ni mal —le contesto siendo sincero—. Me limito a tratar con ella lo que corresponda y tampoco me meto mucho más allá de lo debido. Ya aprendí la lección.

Al parecer solamente esto último ha calmado el ímpetu de mi novia. Prácticamente he podido ver cómo la gigante vena de su frente comienza a desvanecerse poco a poco.

—Sobre eso… bueno, para los tres es obvio que tú y yo, Yaten, tuvimos ciertos roces en el pasado. No quiero entrar de lleno en esto, buscar culpables, ni verdades o mentiras en el asunto o cosas así, más bien quisiera que hoy, todos, pudiéramos dejar eso atrás. Eres libre para pensar de mí lo que se te antoje y yo tengo el mismo derecho, pero lo importante ahora es otra cosa y esa es tu relación con Rei. Insisto que no quiero convertirme en un punto de conflicto entre ustedes.

—Por mi parte está clarísimo, pero quisiera que ella lo entendiera de verdad y espero que esta charla sirva para lograrlo.

—¿Qué dices, amiga?

La atención se centra en mi novia y no le agrada mucho. Su rostro lo grita.

—¡Perdón! ¿Está bien? —responde recién tras varios segundos de silencio—. Me exaspera pensar en Natsuko y con solo escuchar su nombre se me descompone el estómago. Por eso el mal humor.

—Entonces no hablemos más de ella —resuelve inteligentemente, Serena.

—Bien —se limita a decir Rei antes de sorber algo de su vino.

Esta mujer es fuego puro, indomable, ardiente y peligrosa… y así es como me gusta.

—Ya que estamos aquí sí me gustaría decirte, Serena, que lamento las ocasiones en que pude ser desagradable contigo. Yo tampoco quiero detallar mucho el tema, pero ya contextualizando el pasado de otra forma sí debo reconocer que me equivoqué un par de veces contigo, que no fue lo correcto y por ello te ofrezco una disculpa, claro, si la deseas y te interesa recibirla.

—Más allá de interesarme, me sorprende —contesta entre suaves risas—. Gracias, Yaten. Nunca imaginé que me dirías algo como esto.

—¿Ves? Te dije que ha cambiado —pronuncia Rei, con voz orgullosa.

Me agrada y a la vez no mucho, porque esta aclaración deja ver que en algún momento Serena pudo decirle que yo era un imbécil o algo similar, pero bueno… para qué fijarme en pequeñeces que, para peor, pueden ser entendibles desde su punto de vista.

En el instante en que tomo mi copa alzo la mirada y doy con la de Serena, de paso veo tiene también su copa en alto.

Nunca me había detenido a observarla. Tiene unos ojos bastante dulces y amigables.

—Brindemos por los mejores tiempos, y porque el pasado se quede donde deba estar —propone.

—Me parece excelente —comento a la par en que tomo el vino—. ¿Y a ti?

—Me parece fantástico —responde mi musa, sonriente.

—¡Salud! —exclama Serena. Acto seguido chocamos nuestras copas en señal de tregua y respeto.

—Puede que sea mi imaginación, pero el vino se me ha hecho más sabroso ahora —dice Rei, felizmente sonriente.

—Es lo mejor de todo esto —le susurro cómplice, teniendo que reprimir el deseo de besarla como realmente quisiera.

—Y bien… ¿para cuándo la boda?

¡¿Qué?!

Por poco y me quiebro un diente con el vidrio.

—¿Boda? —pregunto incrédulo. Supongo que lo dijo en broma.

—¡Pues claro! —prosigue Serena—. Me imagino que tanto sacrificio por esta relación, como mínimo, terminará recompensado en el altar —y parece que lo dijo en serio, ¿será?

A ver, para dejarlo en claro, no tengo traumas relacionados al matrimonio ni nada por el estilo, además, por cliché que suene, casarse con alguien a quien amas debe ser fantástico, pero con suerte Rei y yo hemos podido sostener esta relación medianamente tranquilos hasta ahora, ¡así que por supuesto que no hemos hablado de boda!, y no sé si sea ahora cuando debamos hacerlo porque no es el momento ni lugar, eso al menos según yo.

De pronto la urgencia por fumar otro cigarrillo me golpea.

—Parece que no quiere —comenta Rei, entre burlas. Ambas se miran cómplices.

—Qué lástima —dice su amiga, negando y suspirando a la vez.

—No he dicho que no quiera, solo pienso que no… cómo decirlo… que la idea no había sido barajada por…

—Yaten, Serena está bromeando, ¿no te das cuenta?

—Pues la verdad no, será quizás porque no la conozco demasiado… —argumento a mi favor.

—Bromeaba… pero no tanto —lanza la rubia, divirtiéndose a costillas mías.

—¿Cambiemos el tema? —propongo.

—Me parece —responde ella.

—Bueno, ya que tuvieron la oportunidad de hablar a solas y estamos en ánimo de resolver todo lo pendiente me gustaría saber qué opinas con respecto a… —¡Auch! ¿Por qué Rei me pellizcó la pierna?

Mi reacción es observarla de inmediato y reclamarle, pero su cara de pocos amigos volvió así que mejor guardo silencio.

Será que…

—¿Sí? —consulta Serena.

¿Habré hablado de más? ¡Se supone que hoy se resolvería todos los asuntos, todos! ¡Ese era el trato!

—No ahora —susurra mi novia, pero no lo suficientemente bajo para no ser oída por su amiga.

—Rei, ¿qué pasa?

Sí, definitivamente metí la pata y me costará carísimo. Al menos podré apelar a que habíamos pactado decirle todo a su amiga, y dentro de eso entraba el tema de Amy, esto porque, en contra de mi plena voluntad, Taiki se vio involucrado y me interesa liberarlo, igualmente a mí y también a Rei, ya que no queremos seguir con secretos a cuestas.

Toda la alegría que habíamos podido alcanzar se desvaneció. La tensión vuelve a ser la protagonista entre nosotros.

Observo que Rei tiene deseos de llorar y me hace sentir pésimo. La he puesto en una encrucijada sin haberlo deseado y eso me pudre por dentro. Me queda confiar en el buen criterio de Serena, que sabrá distinguir quién es la culpable en ese asunto y quién no. Confío y ruego por ello porque si no… bueno, no sé si pondría en riesgo mi relación con Rei, pero por lo bajo sí podría causarnos un conflicto de larga data.

Haciéndole un ademán a Serena solicitando su paciencia, envuelvo a Rei en un abrazo, la sacudo un poco y me aproximo a su oído.

—Cariño… es mejor liberarnos de todo ahora que es momento. Sabíamos que esto pasaría tarde o temprano. No vale la pena dilatar más el tema, nos hará mal y en especial a ti.

—Lo hablaría… pero en otro momento —me recrimina suave pero mordaz.

—No habrá otro mejor que este. Estoy aquí contigo y te apoyaré, lo sabes. Piensa que solo diremos una verdad necesaria y que le hará bien a la gente correcta —insisto.

—Chicos… me están poniendo nerviosa —comenta Serena y tras mirarla fugazmente puedo entender que no miente.

—Vamos, mi amor… podrás hacerlo y lo harás bien… todo lo haces bien —le digo a mi chica antes de besar su mejilla y alejarme un poco de su lado.

Tomo su mano, sin embargo lo acepta por pocos segundos ya que pronto la retira.

—Al diablo —pronuncia mientras irgue su torso, busca su celular y empieza a escribir.

—¿Qué sucede? Díganme ya, por favor —suplica la rubia.

—Creo saber lo que está haciendo. Tranquila —le pido con solemnidad.

—Va a sonar a chiste pero ya que el tema será hablado, quiero que alguien más venga y dé su versión, alguien que está aquí todavía según mis cálculos.

—¿Quién? ¿Qué versión debe decir de…? ¡¿Qué pasa, por Dios?! —reclama saber, Serena.

—¿Te queda algo más de tiempo? —le pregunto, sabiendo que lo que viene será grande.

—Pues parece que tendré que hacérmelo, ¿no?

—Creo que sí —respondo avergonzado.

Ubico al mesero y le pido que repita la orden de esta mesa, además solicito algo para comer porque, de alguna manera, tendré que comenzar a ver cómo arreglar lo que he provocado, siendo lo primero pagar la cuenta de lo que se consuma hoy porque si no lo hago, además de ser acusado de ser estúpido, será de tacaño.

*´¨)

(¸.•´ (¸.•` ¤

POV Mina

Quisiera pensar que es producto del alcohol pero sé que no lo es. Lo que veo y siento es real… ¡y es fantástico!

Amo las sorpresas que me da la vida, aunque pueda deleitarme por poco antes de que todo se haga trizas, al menos lo hago.

Kunzite es guapísimo y me ha alegrado la noche, sin contar con que es sumamente simpático, caballero y guapísimo… bueno, eso ya lo dije, pero merece doble mención porque vaya que lo es.

¿Cuándo fue la última vez que di con un hombre con estas características? Siempre creo que lo hago pero pronto termino dándome cuenta que no. Quizás esta no sea la excepción y en realidad es un cretino como los demás, pero si puedo disfrutarlo un par de semanas antes de que la verdad salga a la luz, no me quejo.

No sé por qué, pero se me hace que Kunzite es un gran compañero en la cama…

En este cálculo también me he equivocado antes, debo reconocer. Me he topado con galanes dignos de aparecer en películas de Hollywood pero ya en la alcoba terminan siendo menos que extras en una película de bajo presupuesto. Espero que no sea su caso, que valga la pena en todo sentido, desde dejarlo entrar a mi habitación, enseñarle lo que es bueno y, sea dicho también, que la inversión que me significa lucir divina en una cita no sea por nada. En eso no escatimo en gastos, tiempo o energías, y como últimamente no se me ha recompensado como merezco, sí me da algo de temor gastar tanto de mí para recibir tan poco de vuelta. Poco, en todo el sentido de la palabra.

Sobre lo mismo…

Quisiera "echarle un vistazo a la mercadería" pero la maldita barra me lo impide. Igual esto no es siempre confiable ya que algunas veces el pantalón le hace tremendo favor al dueño al crear, cómo decirlo… cierta "ilusión óptica", aunque a fin de cuentas, y puedo decirlo gracias a mi vasta experiencia, eso en particular no siempre es tan importante. Lo digo porque también he estado con chicos que parecen haberse abultado tres pares de calcetas en el calzoncillo siendo que, ya en vivo y en directo, salta a los ojos que era todo natural… sin embargo, uno en especial que recuerdo bien –no así su nombre– era total presencia de tamaño y ausencia de destreza. Fue increíblemente decepcionante y eso sí lo recuerdo, porque se lo dije y debe ser algo que hasta el día de hoy él recuerde también.

Se lo merecía por incitar la publicidad engañosa.

Pasando a otro punto, si bien el mundo se me ha tornado bonito gracias a los tragos que me fueron obsequiados, no creo que la magia sea tanta como para hacerme vibrar en el sentido literal de la frase. Debe ser una notificación en mi celular.

Y… listo. Me tenían que llamar…

Suspiro amarga porque, siendo realista, no me apasiona la idea de tener que irme y dejar a Kunzite solito a merced de cualquier pécora que quiera venir a probar suerte con él en mi ausencia, pero si no voy a la terraza a encontrarme con los chicos Rei se molestará. Lo sé porque me mandó un mensaje, breve seguramente por la tensión del momento, diciendo que hablaría "lo prohibido". Eso debe ser lo de Amy, porque si fuera solo lo de su relación con Yaten bastaría con su presencia. En fin, tendré que ir a dar apoyo moral a las dos, porque ambas lo necesitarán.

—Malas noticias, guapo… —anuncio ya dándole el último sorbo a mi trago.

—¿Qué ocurre? —consulta, según yo, algo preocupado.

—Unos amigos están arriba y me están pidiendo que vaya a hablar con ellos. Si no fuera importante me quedaría aquí y no me sacarían ni con una orden judicial, pero lamentablemente el deber llama.

—Vaya… me hubiese gustado tener más tiempo para charlar contigo —comenta triste, qué encantador.

—Eso tiene solución, ¿no crees? —mi sonrisa encuentra respuesta, hermoso—. Lápiz y papel, por favor —le solicito.

—¿Cuándo te acomoda recibir la llamada? —pregunta mientras le escribo mis datos.

—Cuando puedas o bien cuando quieras, personalmente me da lo mismo —respondo despreocupada.

—Prefiero que me lo digas tú pues no quiero molestar.

—Si me hubieses molestado te estaría dando un número falso —aclaro mientras le hago entrega del papel y dejo el lápiz en el mesón.

—¿Y cómo sé que no lo hiciste? —inquiere con tono juguetón.

—Compruébalo —aliento tomando mi celular y exhibiéndolo frente a él.

Entre risas y algo de sano escepticismo saca el suyo, marca mi número y listo, el tonito ridículo que puse como tono de llamada se comienza a oír.

Eso me ha dado algo de vergüenza. Debería tener "Careless whisper" o algo similar, no la música de Mario Bross.

Placer culpable, lo siento.

—Bueno, ya me tengo que ir. Lo siento.

Corto la llamada para ahorrarme algo de humillación, tomo mis cosas, las ordeno y me pongo de pie. Lamentablemente sí es cierto que me da algo de tristeza partir, otras veces lo digo por mera cordialidad pero hoy es totalmente sincero.

Al menos ya conseguí una cita y con eso me tendré que conformar los días venideros. Espero que llame pronto… obvio que no se lo diré, pero sí lo deseo.

Ya unos pasos alejada, giro mi cabeza y veo a Kunzite sonreír a la vez en que me hace un gesto con su mano y balbucea algo, como si estuviera imitando un teléfono y eso, señores, es el gesto universal para confirmar que pronto tendré noticias sobre él.

Regalándome un último guiño, me despido temporalmente del platinado.

Algo alborotada, por el alcohol probablemente y también por el fervor que me causa conocer a una nueva conquista, comienzo a caminar hasta llegar a la escalera que me conducirá al segundo piso. Considerando que hay otro más antes de dar con la terraza y que ando con mi guitarra a cuestas, subir con glamour es algo que no me puedo permitir en este segundo pero al menos intento hacerlo con la destreza suficiente como para no terminar azotándome la cara con un peldaño.

Llego, a duras penas, a la dichosa terraza. Ahora me tengo que preocupar de encontrar a tres personas con cara de funeral y sabré que he dado con los chicos. Sí, ahí están, con las caras largas y una tensión que llega a dar algo de miedo. La peor cara es la de Serena aunque la de Rei no se queda atrás.

Esto será algo intenso.

Me ahorro los saludos personales al hacer uno general. Solo me detengo un par de segundos extras para hablar con Serena, para preguntarle si está bien y luego de una escueta respuesta me doy cuenta de lo obvio: no lo está. Me siento a su lado, dejo mis cosas en el suelo ya que no hay otro sitio donde pueda y ya, quedo lista para lo que sea que se tenga que hablar.

—¿Tomarás algo? —consulta Rei.

—¡No! Un trago más y me tendrán que sacar de aquí en ambulancia —le contesto mientras niego con la cabeza, cosa que me ha mareado más todavía—. No me enojaría si alguien me da un vaso de agua.

—Lo siento, ya había hecho la orden para los cuatros y aquí viene —comenta Yaten.

El mesero llega, entrega el licor de cada uno y a mí me llega un daiquiri de maracuyá. Qué observador resultó este chiquillo…

—Bueno, qué le hace el agua al pescado, ¿no? —bromeo mientras tomo el vaso y saboreo su contenido.

Kunzite se me cruza por la cabeza de inmediato. Qué atroz.

—Come algo —ordena la pelinegra, con su tan acostumbrado tono de madre alterada.

—Tranquila, ebria no estoy, pero tan sobria que digamos tampoco así que bueno, te haré caso —digo y termino accediendo.

Nadie debería decirle "no" a Rei y tampoco a un sabroso plato de papas fritas. Eso es pecado.

Ya tengo la boca llena de licor y comida, también de palabras así que es hora de botarlas. Las últimas, conste. Y como no veo que alguien más quiera partir el tema pues lo haré yo.

—¿Disparas tú o disparo yo? —le pregunto a Rei, sin más.

—Prefiero hacerlo yo, después continúas, ¿bien?

—Correcto —contesto.

—"Disparar" —puntualiza Serena—. Creo que con eso ya me dicen bastante.

—Pues sí, te sabrá a disparo pero aquí estamos para detenerte la hemorragia —le digo antes de seguir comiendo.

—Pues bien, adelante… dispárenme —nos dice a la par en que se echa hacia atrás, haciendo reposar totalmente su espalda en el respaldo de la silla.

—Se trata de Amy —inicia Rei, algo suave para mi gusto—. Creo que no tengo muchas buenas nuevas que contarte.

—¿Has hablado con ella? —consulta Serena con una inocencia que me llega a dar lástima.

—Sí, de hecho hoy lo hice, antes de venir a verte… —vaya, Rei lanzará todo. Me gusta.

—¿Y eso? No sé si Mina te habrá comentado pero hace no mucho me la topé y no fue muy agradable. Me pareció que no quería nada ni conmigo ni con ustedes.

—No, no me lo dijo pero Serena… mejor deja que te cuente y ya luego de eso sacas tus conclusiones, ¿bien?

—Bien.

—En fin… se trata sobre ella y… a ver, en realidad es una historia algo larga pero…

—Te estás dando muchas vueltas —recrimina Yaten, parcialmente sutil.

—Quiero acomodar los hechos, es lo mejor que puedo hacer, ¿no te parece? —le contesta su novia.

—Mírale la cara a tu amiga y respóndete —buena jugada.

Ambas miramos a Serena y no pareciera tener muchas ganas de esperar a que Rei "acomode los hechos". Si ella sigue así pronto nuestra amiga terminará largándose de aquí, la conozco.

—Es que no sé cómo decirlo… —ay, al diablo.

—Yo sí sé. Serena, lamentamos decírtelo pero Amy se fijó en Darien.

Yaten trata de disimular una risa mientras Rei no hace esfuerzo alguno por disimular sus ganas de asesinarme pero eso no me importa, ellos no me importan en este minuto, por lo tanto me detengo a observar a Serena y… me da miedo. No se le ha movido un solo músculo en la cara al punto en que creo que ni siquiera ha parpadeado.

—¿Serena?

Paso mi mano frente a su cara y nada. Está como ida.

—¿Ves? No teníamos que decirle así —recrimina Rei, casi rechinando los dientes.

—Es que tu forma no era mucho mejor que la mía así que opté por esa.

—¿Quieres que le dé un infarto acaso? Serena, mira… hay que contextualizar el asunto y si me dejas contarte…

Ella niega en silencio y bate sus manos como si estuviera ya asqueada, luego baja la vista y ante eso reacciono a tomar su hombro, pero al sentir como se ha corrido termino por alejarme.

Ahora sí comienzo a pensar que metí la pata.

Busco en Rei y Yaten algún tipo de guía o colaboración para saber qué hacer ahora. Ambos se encogen de hombros antes de observar de nueva cuenta a Serena. Ella continúa en silencio, con la mirada perdida en el suelo mientras comienza a respirar pesadamente.

Eso no es nada en comparación con su siguiente reacción.

¿Se está riendo? Vaya mujer rara esta… quizás está tan nerviosa que el cerebro la traicionó y encontró gracioso que una de sus amigas le quiera robar el galán. No sé en qué universo eso es algo para la risa, pero bueno…

—¿Amiga? —le hablo a ver si con esto la devuelvo al planeta tierra. No me hace caso ni por pena.

—Denle tiempo para que lo procese —sugiere Yaten, tranquilo como si aquí nada pasara.

—No es mucho lo que tiene que analizar, ¿no?, creo que fui bastante literal en el asunto y…

—Mina, cállate un rato, por piedad —implora Rei—. Parece ser que pedirte que vinieras no fue la idea más brillante del día —infeliz.

—Mira, no tengo problema alguno en devolverme así que si quieres que me vaya al demonio…

—Quédate —susurra Serena, saliendo, aunque sea un poco, del trance.

—Amiga, perdón si solté esto sin siquiera un poco de sutileza, sé que te la mereces, pero Amy no y por eso me salió así.

—Entiendo, entiendo…

—Ahora, es verdad que hay que contextualizar lo que pasó y sería bueno que escucharas a Rei, también te lo pido porque estoy harta de que me mire como lo hace ahora. Quiere matarme y si no hablamos de esto pronto, de aquí no salgo viva.

—Tranquilas —nos dice ya alzando la mirada por fin—. Lo que pasa es que, rayos… ¡fui tan tonta! Hace unos días le comenté a Darien que nuestro fracasado encuentro se debía quizás a que él le caía mal, pero saber que es totalmente lo opuesto es… es tan ridículo que llega a ser gracioso… ¿cómo no me di cuenta de lo que realmente pasaba?

—Si te sirve de algo, déjame decirte que Amy no hizo muy fácil el que te enteraras, de hecho, si dependiera enteramente de ella no lo hubieses sabido —agrego.

—Suma el que tú no andas viendo malas intenciones en la gente, menos en tus amigas entonces… como dice Mina, no tendría por qué haber sido obvio para ti —comenta Rei, ya más humana en su hablar.

—Pero en algún momento sí lo fue para ustedes y por eso saben, ¿no? —buen punto.

—Serena, tú sabes que cuando me entra un presentimiento comienzo a buscarle la quinta pata al gato, a veces solo pierdo el tiempo con eso, pero otras veces sí termino encontrándosela… y así me pasó en esto —explica la pelinegra, como si se sintiera culpable por su descubrimiento.

—¿Y lo sabes hace mucho?

Esa pregunta sí es complicada de responder…

Yo sé la verdad y esa es que sí, lo sabe hace bastantes meses, cosa que le puede caer pésimo a Serena dependiendo del ánimo que traiga, y el que anda trayendo ahora puede ser algo más inestable de lo que sea seguro para todos los involucrados y presentes en esta mesa.

Rei la mira avergonzada y me da tristeza, no merece sentirse así aunque la entiendo.

¿Deberé interceder?

—Nadie sabe con exactitud cuándo comenzó esto, ni siquiera la propia Amy así que imagínate entonces el caso de Rei —me arriesgo a decir, respondiendo parcialmente, por no decir nada, a su duda—. Lo que sí te puedo decir con precisión es que en cuanto tuvo sospechas fuertes al respecto la confrontó, y eso no pasó hace tanto que digamos.

—Y desde entonces ha estado buscando la forma para arreglar el tema sin comentártelo ya que no quería causarte problemas —agrega Yaten, sorprendiéndonos a todas.

—Entonces me queda entender que, si me lo están contando, es porque no han podido remediarlo como quisieron, ¿es eso? —consulta Serena.

Se está poniendo a la defensiva, señal de que esto le ha dolido más de lo que quisiéramos. Rayos.

—Serena… traté por todos los medios, te lo juro, pero ya no es algo que dependa de mí y…

—No, Rei, jamás dependió de ti, dejemos eso en claro —salta Yaten, mordaz.

—Estoy de acuerdo con eso —comento, asintiendo—. Además no creo que debas fijarte tanto en el asunto de hace cuánto tiempo sabe o cómo se enteró.

—Es que me interesa saberlo —responde Serena, con todo algo duro—. Sí quiero saber cuánto tiempo me ocultaron esto, haya sido por mi bien o no.

—Amiga…

—Cuánto.

—Tres meses, quizás más, quizás menos —termina respondiéndole, Rei.

—Tres meses desde que al menos lo sabes… o sea Amy pudo fijarse en mi novio desde mucho antes, quizás desde el inicio, ¿eso quieres decirme?

—Serena, Mina te lo dijo bien, ni siquiera ella sabe eso así que nosotras menos —argumenta la pelinegra, exaltándose un poco.

—Debiste decírmelo, y tú también, Mina, en cuanto confirmaron que Amy puso sus ojos en Darien… me habrían ahorrado hacer el ridículo en muchos sentidos, como el estar extrañándola o preguntándome qué mierda le había hecho para que me tratara así, también me hubiera ahorrado los mil sermones que le di a Darien diciéndole que teníamos que buscar la forma para acercar a Amy porque era mi amiga y no sé, tantas cosas más…

—¿Te habría gustado saber esto desde el inicio, Serena? ¿Estás segura? —arremete Rei, fría.

—Sí —responde ella, seca.

—Pues estás absolutamente equivocada y por eso preferí guardar silencio. De haberte dicho antes, cuando tu relación con Darien aún era muy fresca como para soportar semejante golpe, te hubiese hecho trizas. Discúlpame si no fui totalmente honesta contigo todo este tiempo, si fui cobarde al ocultarte lo de mi relación con Yaten y también lo de Amy, pero por pocas personas prefiero jugar ese papel antes de hacerles daño y tú eres parte de ese pequeño grupo. Si lo quieres entender como tal sería excelente, si no lo haces, entonces es porque no me conoces tan bien como yo creía.

—No hay necesidad de pelear —reacciono a decir tan rápido como puedo.

—Nadie está peleando, al menos yo no —arremete Rei.

—Yo tampoco —dice Serena, defendiéndose.

Ambas mienten.

—A ver, cálmense las dos —exijo—. Comprendo lo que ambas pueden estar sintiendo pero están perdiendo el meollo de todo el asunto. Esto no se trata de si Serena te conoce mucho o poco, tampoco se trata de si tú, Rei, preferiste callar por esto o por aquello, el tema es que se sepa la verdad en pos de todos, porque así podremos actuar bien hoy y es lo que importa

Hacer callar a estas dos, en circunstancias como las de ahora, es toda una victoria.

—Para Rei fue muy complicado, Serena, y quizás no te interesa mucho saber qué pienso respecto a esto pero te lo diré de todas maneras —comenta Yaten, con formalidad—. Siempre me dijo que lo que menos quería era herirte así que intentó hacer razonar a esta otra chica más de alguna vez, incluso le pedimos a Taiki que la mantuviera vigilada en la universidad para que no se le acercara mucho a tu novio, a ese punto llegamos, a hacer planes, sí, a tu espalda, pero con tal de ayudarte creímos que valdría la pena.

—¿En serio hicieron eso? ¡Qué vergüenza más grande! No lo puedo creer… ¿Taiki metido en esto? —pregunta Serena, horrorizada.

—Descuida, igualmente él lo hizo por ser buena persona, además de que te guarda simpatía hasta el día de hoy y, como seguramente sabes, es buen amigo de Darien. Lo hizo por ustedes y también por nosotros —explica Yaten, con seria ligereza.

—Bueno, se lo agradezco… y a ustedes también, por todas las molestias que comienzo a ver que se tomaron —responde Serena, ya con un tonito más amigable que el anterior. Un alivio.

—Ahora lo que urge es saber lo que siguió, ¿no creen?, porque ya quedó claro que Amy puso los ojos donde no debía —pronuncia Rei, notablemente más tranquila.

—Sí, tienes razón… cuéntame —le pide Serena después de sorber algo de cerveza.

—Hoy hablé con ella pero no te aburriré con los detalles, solo te diré que llegamos a la suerte de consenso de que no se metería en tu relación, que no buscaría a Darien ni le confesaría sus sentimientos. También es justo decir que me explicó que jamás quiso sentirse de esa manera, que fue algo que solamente se dio, que se dio cuenta y por eso optó alejarse de todas, en especial de ti. Dice que no quiere hacerte daño, que igualmente le ha sido complicado lidiar con sus ideas y por eso lo mejor fue tomar distancia. En ese sentido, queramos o no, tiene razón.

—Al menos tuvo esa decencia, por decirlo de alguna forma —comento algo fastidiada.

—Lo bueno, si me permiten decir, es que tal y como dijo Rei, hoy puedes recibir esta noticia con mucha más fuerza y sensatez, Serena. Si tu relación con Darien es tan buena como me han dicho, lo de Amy no debiese inquietarte más de la cuenta. Te lo digo como hombre, cuando uno se enamora de verdad, todas las demás chicas desaparecen.

—Es verdad —agrego—. Que lo sepas hoy es mucho mejor, porque has crecido enormemente en todos los sentidos y sé que esto no te derribará como sí hubiese podido hacerlo tiempo atrás, además Darien te adora, ninguna mujer podrá meterse en su relación.

—Supongo que tienen razón…

—¿Supones? ¡Créelo! ¿Para qué te vamos a mentir? —le digo, ya pudiendo aproximarme a ella y contenerla con un suave abrazo.

—No vale la pena… —comenta Rei, causándome extrañeza.

Giro la cabeza y noto que Serena ha comenzado a llorar. No lo hace desesperadamente, pero sí lo hace con amargura. Debe estar pensando mil cosas a la vez, debe sentirse confundida, triste y traicionada. Cómo no entenderla, cómo pedirle que de buenas a primeras sea fuerte si antes también tuvo un hombre que dijo amarla y terminó metiéndose con una de sus amigas… así pasó con Seiya y Natsuko, y esos ecos pueden estar regresando… Rei y yo lo sabíamos, pero nuestro deber es guiarla para hacerla creer, que tenga fe, de que la historia no se va a repetir.

La aprieto fuerte contra mí para que sepa que no está sola, que jamás lo estará si de nosotras depende, para que sepa que estaremos a su lado porque es lo justo.

Sé que Rei intenta mantenerse lo más imparcial posible en el tema, pero yo no puedo dejar de pensar lo que creí desde el primer minuto y eso es que Amy es una grandísima imbécil. Ninguna amiga vale menos que un hombre y debió saberlo siempre. No es difícil entenderlo, no cuando, por sobre cualquier cosa, se tienen valores y principios. Hay temas con los cuales una no puede tranzar, cosas a las cuales no puedes disfrazar para que suenen más bonitas porque simplemente son horribles y ya. A mí no me vengan con el cuento de que las cosas no se pueden evitar, de que solo se dan así y uno debe aceptarlas por eso, que una calentura sí puede estar por sobre la lealtad.

Si tan solo Serena supiera que Seiya se me insinuó un par de veces cuando ellos eran novios… si supiera que una vez intentó besarme…

Fue algo estúpido, lo recuerdo bien, pero no por eso dejé que pasara.

Recuerdo que algunas de mis compañeras de salón llegaron con el rumor de que Seiya, el chico más popular y guapo de la escuela en ese entonces según el criterio de la mayoría, estaba teniendo problemas con su pareja. Eso yo lo sabía, obviamente, porque la novia del mequetrefe era y es mi amiga, pero lo que no sabía es que se decía que la estaba cambiando por otra chica que era cercana a ella. Cuando escuché eso imaginé que se trataba de Natsuko y bueno, a final de cuentas así fue, pero antes de que eso se oficializara los rumores decían que la chica en cuestión no era ella sino que yo.

Una tarde en que Serena no fue a la escuela por tener problemas en su casa, esperé a su entonces novio a las afueras una vez terminada la jornada estudiantil. Esa tarde en particular se tardó mucho en salir, quizás más tranquilo y desocupado por no tener que encontrarse con mi amiga e irse con ella, así que esperé por cerca de una hora hasta que finalmente apareció. Le propuse que camináramos juntos hasta mi casa pues esta quedaba más cerca. Accedió. Y cuando ya casi llegábamos le pregunté directamente si los rumores eran ciertos, que si era verdad que se había fijado en mí.

«¿Acaso sería tan terrible?» tuvo la desfachatez de decir.

En ese entonces aún no sabía cómo responder contundentemente ante ese tipo de situaciones. Solo atiné a entrar a mi casa en silencio, dejándolo a él afuera. Dicha timidez, probablemente, fue asimilada por él como un interés de mi parte.

Pasaron varios días donde, con todas las excusas posibles, me mantuve alejada de Seiya. Serena me proponía que fuera a su casa, que haría una reunión con todos y quería verme ahí, pero que si no podía ese día entonces sería para otra oportunidad pues esas no faltaban. Para zafarme principalmente le decía que me había ido asquerosamente mal en los exámenes y tenía que irme a casa a estudiar para no terminar reprobando el año, y como nunca fui una erudita en la escuela, dicha explicación siempre fue creíble.

Un par de amigas, que nunca conocieron muy bien a Serena, decían que era fantástico que el capitán del equipo de fútbol se hubiera fijado en mí. Con solo escuchar eso se me retorcía el estómago pero para ellas, por varias razones, les resultaba perfecto. Ese año conté con cierta popularidad en la escuela, no tanta como la que tenía Seiya, pero sí mucho más grande que la de Serena, por eso Emma, una de las chicas, decía que si aceptaba el noviazgo seríamos la pareja estrella de esa generación.

«Dos chicos populares, simpáticos y guapos, juntos. ¡Suena perfecto! ¡A todos les encantaría!» mencionó una vez.

Ese comentario fue decisivo para mí.

No podía seguir dejando que los días pasaran porque eso era equivalente a que los rumores comenzarían a escucharse cada vez con más fuerza. Lo que menos quería era que llegaran a oídos de Serena y que terminara creyendo que quería jugarle semejante traición. Si se hubiera enterado, muy probablemente Seiya se hubiera hecho el desentendido y todo habría quedado apuntándome a mí como culpable.

Lo siguiente vino la mañana de un viernes, el viernes de esa misma semana donde Emma me había dicho su impresión ante los rumores. Me levanté a las cinco de la mañana y ya a las seis y algo estaba a las afueras de la casa de Seiya para esperarlo. Hacía un frío espantoso pero aguanté, aguanté el frío, la rabia y la tristeza que todo el tema me estaba causando. Al rato este tipo salió junto a Taiki y Yaten y a ambos los mandé al demonio sin una pizca de educación. Le exigí a Seiya caminar solo junto a mí y cuando quedamos a solas, hablé.

Le dejé en claro que se fuera olvidando de cualquier idea donde su nombre se mezclaba con el mío en un asunto romántico, que ni loca me fijaría en él, ni aunque hubiese sido el último hombre sobre la tierra. Obviamente no me tomó en serio ya que su ego lo tenía viviendo en las nubes, por ende tuvo la arrogancia de reírse y decir que solo me estaba aguantando las ganas, que sabía que yo lo miraba más allá de la cuenta y, de alguna forma, sí me interesaba estar con él pero solo Serena era mi freno, factor que podía solucionar si tan solo le daba el "vamos".

Lo tomé del pelo y lo obligué a parar. Me acerqué a él tanto como pude y le pedí que dijera otra vez eso si es que era capaz. Dicha cercanía le dio la oportunidad para abalanzarse sobre mí e intentar robarme un beso. Pude correr la cara a tiempo para que no me rozara los labios completamente.

La cachetada que le di sonó al menos a dos calles a la redonda.

«Eres un cerdo asqueroso y Serena se dará cuenta tarde o temprano» le dije tras la bofetada, «La traicionarás, pero jamás será conmigo… sin embargo lo harás con alguna imbécil necesitada que caiga en tu juego y cuando ese día llegue, créeme, te haré la vida imposible.»

Y pasó. Días después se supo que Seiya dejaba a Serena por Natsuko.

Hikari, su hermana y amiga mía hasta el día de hoy, habló conmigo tras conocerse el quiebre entre Serena y el estropajo que tenía por novio. Me dijo que también se había enterado de que él se había fijado en mí, por ende le sorprendía que finalmente se quedara con Natsuko. Le expliqué el asunto a grandes rasgos, le aconsejé tener cuidado con su nuevo cuñado, que era un asco de persona y que terminaría fallándole también a su hermana porque era un hombre incapaz de valorar los sentimientos de una mujer. También le dije que Natsuko no era inocente en el tema, que toda la escuela sabía que se le ofrecía a Seiya en bandeja de plata aun teniendo pareja así que si la pasaba mal después, bueno, bien merecido lo tendría. Hikari estuvo de acuerdo en eso, en eso y en dejar mi tema en secreto, tanto por el bien de su hermana como por el de mi amiga.

Luego de eso hice lo que había prometido. Esparcí distintos rumores y apreciaciones sobre Seiya, cosas como que solo tenía helio en la cabeza, que le daban buenas calificaciones en los exámenes solo por poder mantenerlo en la escuela y ser parte del equipo de fútbol ya era un idiota que no sabía sumar dos más dos y solo sabía patear balones, que la mamá de un chico de un salón X, que era enfermera, había confesado haberlo visto en el hospital tomándose exámenes para ver si tenía alguna infección venérea, que me habían dicho que no duraba más de diez segundos en la cama y que más de alguna vez había mostrado interés romántico en uno de sus compañeros de equipo. Obviamente ciertos comentarios comenzaron a hacer más eco que otros y eso bastó para hacer decaer su popularidad. A final de año ya no fue la estrellita que brilló en un principio ni se podía pavonear con la misma petulancia de antes y sí, fui yo la causante de todo ello.

Mi acto final fue tener una aventura pasajera, de solo unos minutos, con Yaten. Quería que todos supieran que si Mina Aino se metía con un Kou, no sería con él.

Dije que me vengaría y le haría la vida imposible si traicionaba a Serena. Si no me creyó, allá él.

No me siento particularmente culpable si debo ser sincera. El mundo que se da en la escuela es muy infantil en comparación al que uno vive fuera de ella, por eso actué con tal parámetro. Hoy no haría algo como tal, pero no me arrepiento de haberlo hecho en el pasado al creer que era lo justo.

Y lo justo, hoy, fuera de ese ambiente infantil, es tener claras las lealtades. Si joven y tonta fui capaz de separar los temas y velar por lo importante que es ser fiel a las amigas, Amy debería saberlo con mayor razón a estas alturas. Ya no somos niñitas, ya conocemos el mundo y distinguimos perfectamente el bien del mal. Poner los ojos en el novio de una amiga, no frenar los sentimientos y excusarte en que no quisiste que así fuera pero los vives igual porque es tu derecho y así lo quiso el destino, es un verdadero montón de basura que jamás me tragaré.

Hombres hay por montones y de todos los tipos, pero amistades verdaderas, pocas.

Eso puede ser algo que le diga a Serena ahora más que nunca, sin embargo lo mío con Seiya, de mis labios, jamás saldrá. No necesita historias que sustenten mi lealtad, solo necesita saber que la quiero como si fuera mi hermana y que estaré a su lado con la misma fuerza que ella ha estado conmigo cuando he caído amargada y derrotada; como también lo estuvo para Amy en un momento y que por eso, pase lo que pase o se diga lo que sea, no merece ni debe aceptar que se comporte de la manera en que lo está haciendo ahora.

—¿Ya más tranquila? —le pregunto luego de secar las lágrimas que corrieron por sus mejillas.

—Un poco —me responde suave, como así también lo es su sonrisa.

—Lo único que tienes que hacer ahora es seguir siendo feliz, ¿entendiste?, no te aflijas más allá de la cuenta por lo que te hemos contado, es una tontería y no hará daño en tu relación si tú así no lo permites, ¿sabes a qué me refiero? —le digo, susurrante.

—¿Cómo? —pregunta con dulce inocencia.

—Confío en Darien, es un buen tipo, pero no por eso vas a ir a darle un empujón al ego diciéndole que una amiga tuya lo pretende. Si no se da cuenta por sus propios medios entonces no le cuentes. Reduce a Amy a lo que merece: nada.

—Mina… ¿será necesario generarle rencor a Serena?

—No, eso no es necesario, pero sí lo es que actúe con inteligencia pues de eso tiene de sobra. Además no victimicemos a Amy, ¿de acuerdo?, aquí la afectada es otra persona y no ella precisamente.

—Tampoco se trata de buscar culpables, ya sabes que ella no quería sentirse así y que…

—Y que nada, Rei. Créeme que no me gusta pensar así sobre Amy, también era mi amiga y la quería muchísimo, pero no puedo minimizar su falta porque simplemente no hay excusa.

—Está bien, te entiendo, pero debo decir algo que quizás suene a su defensa y eso es que, según sus palabras de hoy, la distancia que tomó con el grupo no nació solamente por lo de Darien —revela Rei, sorprendiéndonos a todos un poco.

—¿Hay más? —comenta Yaten, graciosamente.

—Algo así —resuelve su novia, moviendo la cabeza de lado a lado.

—¿Y qué es? —consulta sumamente cansada, Serena.

—Dijo que no fuimos tan buenas amigas con ella, esto en el sentido en que jamás se sintió como una parte importante del grupo. Cree que nunca nos interesó demasiado, que debía luchar por notarse y por tener nuestro cariño, así que ahora, en el mundo que le abrió la universidad, encontró nuevas metas, amistades y todo lo demás; un mundo donde nosotras no pertenecemos y donde ella está tranquila con eso. También piensa que se alejó por hacer un bien, que así hiere menos que con su cercanía.

—Sí y no —comento tras meditarlo unos segundos.

—Mina, esa es su verdad, qué le vamos a hacer… —agrega Rei, hecha un suspiro.

—¿De verdad fuimos tan malas? —cuestiona Serena, escéptica.

—Según yo, no… pero si ella lo siente así, bueno… cada persona es un mundo dicen por ahí, y ya cada quién pensará lo que quiera —añade la pelinegra.

—A ver, quizás ese tema en particular podamos hablarlo con ella en un futuro, en eso sí se puede debatir, ok, pero sobre lo otro no, ¿estamos de acuerdo en eso? —pregunto a todos.

—Mira, Mina… si cumple lo que me dijo, es decir, mantenerse lejos y no meterse en la relación de Serena y Darien, no habría más que hablar al respecto.

—¿Qué opinas, Serena? —le consulto.

Parece estar analizando muy bien sus palabras y eso me gusta. Años atrás hubiese dicho la primera cosa que se le cruzara por la cabeza, hoy ya no es así.

—Opino que… tengo un par de dudas.

—¡Pues dilas! ¡Adelante! —aliento.

—Rei… Amy dijo que no se metería con Darien mientras yo estuviese con él, ¿cierto?

—¡Sí!, eso fue lo que me dijo —comenta la pelinegra con demasiado entusiasmo.

—¿Y te comentó qué haría en caso de que en algún momento ya no estuviéramos juntos?

Uh…

Por la cara que ha puesto Rei, me parece que sí.

El silencio es tan largo que ya la atención de todos está puesta en ella. Incluso Yaten observa intrigado, hasta temeroso diría yo.

Esto se puso complicado.

Yo solo sé que Rei y Amy se vieron hoy y que esta le dijo varias cosas, pero no es hasta ahora que voy sabiendo parte de ellas y si mi presentimiento es correcto, sé de antemano qué pudo decirle con respecto a la situación planteada por Serena. Si llego a tener razón, sacaré a Amy de mi lista de manera inmediata y sin vuelta atrás.

—¿Y? —dice Serena, expectante.

—Pues… dijo que si eso ocurre y ella sigue interesada en él para ese entonces, actuará.

Maldita.

—¿En serio dijo eso? —cuestiono sin querer creerlo.

—Sí… añadió que, técnicamente, no haría algo malo pues no es quitarle el novio a alguien, sino que sería meterse con un hombre soltero, por ende la dejaría libre de culpas.

—¡Pero seguiría siendo el ex de Serena, por Dios!

—¡Qué quieres que haga! ¡Eso fue lo que me dijo! ¡¿Acaso crees que la felicité cuando me comentó eso?! De hecho, cuando "me dio permiso" para revelar todo esto le dije cuan equivocada estaba en su actuar, sin embargo no pareció importarle mucho y eso me alentó a terminar la conversación e irme.

—Te juro que la voy a llamar y le voy a decir hasta de qué se va a morir en esta vida y en las tres siguientes…

No alcanzo a tomar el celular pues Serena me toma fuertemente la mano, por reacción la miro y observo cómo niega en silencio hasta que logra calmarme un poco.

—Déjame —le ordeno.

—No. Hay que actuar con inteligencia, tú lo dijiste, y llamarla no sería inteligente.

—Escúchala —dice Rei, intentando bajarme los ánimos.

—¿No harás nada? Perdóname, Serena, también tú, Rei, pero esto en mi mundo es un acto de guerra y ante eso hay que reaccionar.

—Lo haré, Mina, pero no así —me dice Serena, con insospechada calma—. Créeme que no me siento precisamente feliz con todo esto que sé, pero, lamentablemente, si Darien llegase a quedar soltero, Amy se le declara y él acepta corresponder a sus sentimientos, técnicamente, no estaría cometiendo una falta.

—¿Hablas en serio? —pregunto repudiando cada palabra que dijo.

—Hago la misma pregunta —dice Rei, asombrada a más no poder.

—Sí, chicas… hablo en serio —esclarece—. Lo interesante del tema es que si lo va a esperar entonces que lo haga sentada porque esperará por mucho tiempo y de pie se va a cansar. No pienso terminar con Darien y que yo sepa él tampoco quiere terminar conmigo, así de simple, y tampoco le daré en el gusto de que sepa que conozco sus intenciones. No le daré el poder de que crea que puede hacer tambalear mi relación, ¿o acaso creen que la libertad que te dio para que me contaras, Rei, no va justamente con esa intensión?

—No… no lo había visto así —responde la pelinegra, pensativa.

—Debe de estar muy bien aconsejada por sus nuevas amiguitas —comento al límite de la furia.

—En fin, discúlpenme chicos pero ya ha sido demasiada información para solo una noche —dice Serena, poniéndose de pie para luego sacar dinero y dejarlo sobre la mesa.

—No te preocupes, todo lo de hoy corre por mi cuenta, es lo mínimo —comenta Yaten, veloz.

—Sí, vete tranquila, nosotros nos hacemos cargo de esto —se suma Rei con la misma urgencia.

—No hace falta —les dice.

—Insisto —contesta Yaten—. Y pregúntale a Rei cuan obstinado puedo ser. Ahórrate tiempo y haznos caso.

—Está bien, gracias —responde Serena, educada pero no feliz—. Chicos, si algún día les parece podemos volver a juntarnos y charlar más sobre su relación, ¿sí?, porque quedaron algunos temas pendientes y me gustaría saber más sobre lo contentos que están al ser pareja, pero la cabeza no me da para más por ahora. Lo lamento, tengo que irme.

—Intenta estar tranquila y no te amargues —le aconseja Yaten, tan simpáticamente que me extraña.

—Ya después te llamo y si quieres saber más sobre… todo, te cuento, ¿bien? —propone Rei.

—Sí, sí, gracias… cuídense mucho, tú también, Mina. Buenas noches.

No, esto no terminará aquí.

—Rei, cuida mis cosas.

No tengo idea qué me habrá respondido pues tan pronto he acabado de pedirle eso, salgo disparada tras Serena. Por suerte doy con ella a las afueras del bar ya que prácticamente se fue corriendo y entre tanta gente en el interior me fue difícil alcanzarla. Es una suerte que no haya habido un taxi estacionado porque ahí definitivamente se me hubiera escapado de la vista.

—¡Serena! ¡Serena!

Alcanzo a tomarla del hombro y detenerla, pero es obvio que no le ha causado gracia.

—Amiga, te agradezco todo pero de verdad, quiero irme…

—No te pido que te quedes, al menos no por mucho —le aclaro.

—Está bien —responde cansada—. ¿Qué quieres?

—Que me escuches, nada más —le suplico.

—Te oigo.

—Me imagino qué es lo que sientes ahora, al menos lo intento y debe ser atroz, o sea, si para mí es difícil debe ser mucho peor para ti, pero te pido que cuando llegues a casa no te desanimes, que no caigas, ¿me entiendes bien?

—Trataré pero no te lo prometo… el golpe ha sido muy fuerte, en especial el último, quiera reconocerlo o no.

—Obvio, saber que hay buitres al acecho es horroroso.

—Exacto.

—Pero lamento decirte que de esas no te faltarán jamás —le digo, brusca pero sincera.

—¿Tú crees?

—No lo creo, lo sé —puntualizo—. Tienes un hombre fantástico a tu lado y no solo Amy lo deseará, también muchas más, las conozcas o no. Debes aprender a lidiar con ello y no dejarte quebrar.

—Es verdad… Darien genera interés en varias chicas, o sea, no estoy ciega, y cuando salgo con él muchas se le quedan mirando como bobas para después observarme a mí como si fuera poco digna de él.

—Eso se llama envidia en su estado más puro, pero en vez de que te dé pena te debe causar gracia, es decir, ellas miran pero tú tocas, ¿qué mejor?

—Supongo que si lo veo así… —dice entre suaves risas, al menos la he hecho reír un poco y eso es bueno.

—No solo lo veas, vívelo y hazlo realidad.

—No te sigo —confiesa.

—Haz que todas esas que se le quedan observando sean invisibles para él. Dale lo que solo tú puedes, ámalo solo como tú sepas hacerlo y después solo deja que todo surta efecto.

—Lo hago siempre, Mina… él sabe cuánto lo amo, que haría lo que fuera por verlo bien, que mis sentimientos son reales y…

—No me refiero solo a sentimientos, digo que en la cama le des lo que ninguna otra mujer podría. Llévalo al cielo y demuestra que solo tú puedes lograrlo, ¿comprendes ahora?

—¿Por qué no me dijiste eso arriba? —pregunta entre risas y sonrojo.

—Porque Rei me hubiera acusado de básica y malintencionada —le respondo riéndome también—, así que ya sabes… si no te vengarás de Amy diciéndole lo perra que está siendo contigo, véngate haciendo con Darien todo lo que ella sueña pero no puede… y que tú sí.

—Mina, eso sonó demasiado malévolo, incluso para ti.

—Limítate a hacerme caso. El sexo con amor es riquísimo pero no es el único que satisface y sorprende gratamente… el de posesión también lo es y mucho. No todo tiene que ser rosas, corazones y burbujas, también puede ser algo rudo, instintivo y lleno de pasión hasta lindar con lo brutal. No solo le demuestres a Darien que eres suya, enséñale que él es tuyo, que no cabe duda alguna y así ninguna maldita que lo quiera para sí podrá conseguirlo. Eclípsalas, cariño, porque puedes y ya.

Veo un indicio de sonrisa en sus labios pero no me resulta suficiente como para quedar tranquila, así que mientras me lo permita ahondaré en los detalles para que comprenda cuáles son sus armas disponibles y cómo es que debe usarlas.

Dicen que en la guerra del amor todo se vale y si hoy debo entrenar a Serena para que pueda ganar, lo haré.


*´¨)

(¸.•´ (¸.•` ¤

¿Qué les pareció?

¡Hasta que al fin Serena supo todo!

¿Qué creen ustedes? ¿Escuchará a Mina en todos los consejos que esta le dio? ¿Le contará a Darien sobre las intenciones de Amy o se reservará la información?

¡Chan!

Bueno, partamos por lo de Yaten y Rei. Todos quienes pensaron que la rubia respondería bien pues ya ven, estaban en lo correcto. Serena se ha sabido superar a lo largo del fic y cuenta con muchas herramientas emocionales a su disposición a diferencia de cómo inició. Por otra parte, fue simpático verla converger por primera vez con Yaten en la historia y creo que se dio de una manera equilibrada, con algo de mutua tensión pero a la vez deseos de velar por el presente y el bien mayor que significa superar el pasado entre ellos y crear algo nuevo el pos principalmente de Rei ya que ese es su nuevo punto de unión. Quisiera creer que los ecos de Seiya no repercutirán en esta tregua pero bueno, eso se irá viendo más adelante.

Mina, mi adorada Mina... no saben cuánto disfruto de ella en esta historia, ¡me fascina!, y de verdad deseo darle un rol todavía más protagónico pues ha medida en que hemos ido avanzando siento que merece mucho más. Me encanta haberle dado una pareja visible y ya acabar con los guiños a su vida personal. Ya tengo algunas ideas para el MinaxKunzite y aunque no están del todo definidas ya que ando viendo cómo equilibrar la pareja en sí, quisiera entregar algo AndrewxLita en cuanto a desarrollo. Ya veré cómo diablos me las ingenio para ello x'D ¿Por qué? Tan simple como que no había visualizado darle un romance explícito así que esto será absolutamente improvisado.

¿Se esperaron lo de Seiya? Creo que con esto se explica más por qué fue tan inflexible con el asunto de Amy y adoro que por muy loca y todo que sea tiene sus valores bien puestos, además siento que plantea una dualidad muy curiosa en ella, una seriedad impensada para alguien con una personalidad que suele ser libre y efervescente.

Ya entrando al tema de la peliazul y tal como recita el nombre del capítulo, este es el "punto de quiebre". Ya sabemos que Mina, de manera personal, decide cortar lazos con ella y estará detrás de Serena para guiarla en lo que ella considera como correcto. Quien puede que se siga manteniendo medianamente imparcial será Rei pues continuará con un conflicto interno incluso cuando ya haya confesado con todo lo que tenía pendiente. Creo que para ella esto no termina aquí y habrá que ver si Yaten estará dispuesto a lidiar con lo que se viene después.

Y ya que estamos confesando cosas les contaré que este capítulo tenía otro POV más pero lo dejé para la próxima entrega o de lo contrario esta hubiese sido muy larga, además tengo el presentimiento de que se hubiera llevado mucho protagonismo y pues quería que por hoy se notaran otras cosas, como fue lo de Yaten y Rei, la confesión de las chicas y sus respectivas actitudes/posturas respecto al conflicto de Amy.

Ahora quisiera saludar con especial cariño y gratitud a todos quienes me dejaron su review en el capítulo pasado:

Angela - Maca Mars - yssareyes48 - udiveth24gmail - ELF-CLOUD - Alambrita - Feña - ANYACHIBA - Jennifer Lopez - Miriam Ortiz - Miki - yohass puac - Claudia Patricia Sabala Garza - Iris

Como siempre y como ustedes sabrán, leo atentamente cada palabrita que amablemente me dejan por aquí. Valoro muchísimo sus opiniones, ánimos, felicitaciones y sugerencias. De verdad muchas gracias, porque ustedes son parte del motor fundamental que me alienta a seguir con la historia sea como sea.

Ahora bien, como decía arriba, ya que me ahorré un POV hay mucho para el próximo capítulo, pues además de ese hay otra parte desarrollada así que espero poder estar actualizando dentro de un plazo medianamente corto. Y esta vez no diré palabra alguna sobre el contenido de la próxima entrega pues quiero que, al menos su inicio, sea sorpresa.

:3

Chic s, me retiro pues el deber llama.

Muchas gracias por estar aquí y ya saben, háganme feliz con un comentario para saber qué opinan de esta publicación. No olviden que el pago del fanficker es justamente el review y que es vital para que el sueldo moral llegue a fin de mes y ayude a seguir buscando la inspiración xD

Un abrazo para todos y recuerden...

¡Nunca dejemos de soñar!

¡Nos leemos, sayo!

Usagi Brouillard.-

*´¨)

(¸.•´ (¸.•` ¤