Holis! Decidí hacer un fic algo diferente, protagonizado por los gemelitos Kagamine que ADORO. en serio, son super tiernos, en fin :3 quiza el primer cápitulo este algo safadito pero PLEASE! denle una oportunidad... y dejen Reviews. Se aceptan sugerencias, se aclaran dudas y...

DISFRUTEN!

LEN´S POV

No podía quedarme quieto. No cabía en mi emoción. No podía dejar de mover mis piernas…

-Len- me llamó mi maestro, el arcángel Kaito.

-¿Si? ¿Qué pasa maestro?- pregunte con inocencia, estaba impaciente. Kaito rió de buena gana.

-Chiquillo travieso, ¡No te hagas el que no sabes!- exclamó dándole unas palmaditas a mi cabeza- ¿Emocionado?

-Pues…- ¿¡A QUIEN ENGAÑO!?- SI, ¡MUCHO!

Kaito volvió a reír.

-Yo también estaba emocionado en mi primera misión- murmuró. Sonreí al ver a mi maestro nostálgico. Ya casi era la hora de mi partida.

- ¡Len!- me volví a ver a Miku que sostenía algo en sus manos.- Es para ti, para que te bendiga.

Me tendió su mano y me dio un crucifijo de cristal. Era muy lindo. De esperarse de Miku. Éramos amigos desde que tengo memoria.

-Gracias Miku- murmuré con la vista fija en su regalo. No note el matiz rosa que se formó en sus mejillas.

Kaito me tomó de la espalda.

-Es hora- me dijo.

-Adiós Len, suerte-

-Adiós Miku, gracias-

Mi maestro me llevó al interior de la sala de Pandora, era donde los ángeles tomaban su camino al mundo terrenal para cumplir sus misiones.

Era toda blanca con cortinas doradas y en el centro había un espejo con un marco de cristal.

Kaito se inclinó y me miró a los ojos.

-Len, esta misión decide si vas a ser un ángel guardián o un mensajero, ¿Entiendes?- asentí- En ese espejo se refleja la persona a la que tienes que cuidar, cuando hayas memorizado cada una de sus facciones atraviesa el espejo y estarás en donde debes de estar.

Mire de reojo el espejo. Ese era mi portal al éxito, sonreí lleno de seguridad.

Kaito se acercó y me persignó.

-A partir de aquí, estas solo- dijo desplegando sus blancas alas para desaparecer.

Me quede unos segundos mirando el lugar que mi maestro había dejado vacío y después me volví al espejo. Camine lentamente hacia él mirando al suelo. Cerré los ojos con fuerza y apreté mis puños.

Me relaje y lentamente fui enfocando mi vista al frente.

Por un momento no podía creerlo.

¿Yo?

Mi corazón paró en shock. ¿ERA YO? ¡No podía ser yo! ¡NO ES FISCA, NI DIVINAMENTE POSIBLE!

Después de un momento me di cuenta de que, en efecto, no era yo. Era una chica. Una chica rubia, de ojos azules, algo bajita. Parecida a mí hasta la medula. Con la excepción de que ella no lucía blancas alas.

Lentamente y con suma delicadeza, apoye mi mano en el espejo y observé como el reflejo de aquella muchacha hacía lo mismo.

"Es la hora" pensé y lentamente atravesé el espejo, con el crucifijo de Miku en mi mano y una sonrisa llena de confianza.

RIN´S POV

Me desperté agitada y miré al reloj.

Tarde. Otra vez.

-¡LUKA!- grité con todas mis fuerzas. Salté de la cama y me metí a la ducha. Cómo pude me pase la esponja por el cuerpo y me lavé el cabello lo más rápido que pude.

Luka no tiene remedio.

-¿Qué pasa Rin?- dijo entrando a la habitación en el momento que me terminaba de poner el uniforme.

-Vas a llegar tarde al trabajo- le dije tomando el peine y acomodándome el cabello.

-¿Qué?- Luka miró el reloj de mi escritorio y se golpeó la frente con fuerza- No puede ser…

-INPUNTUAL- exclamé con burla. Adoro hacerla enojar.- Ya me voy, que si no llego tarde yo también.

-¿Sin desayunar?- pero no le pude contestar porque en ese instante salí disparada de mi cuarto, tomé mis llaves y una naranja y salí del departamento.

No era que me gustará ir a la escuela. El instituto era de lo peor y no tenía amigos.

Caminando me puse a recordar… había soñado algo.

Soñé que estaba parada frente a un espejo mirando mi reflejo, pero me daba cuenta de que mi reflejo no era yo, sino alguien más… ¿Un ángel?

Sacudí mi cabeza alejando el pensamiento. Los ángeles no existen… si existieran los ángeles guardianes no habría accidentes, ni tragedias, ni… niños huérfanos… como yo.

Llegué justo al toque. Corrí hacia mi salón pero tropecé en las escaleras.

Como pude me levante, y entre sigilosa al salón, el profesor no se había dado cuenta de que abrí la puerta así que entre corriendo y me senté en mi lugar.

-¿Tarde, señorita Kagamine?- preguntó el maestro sentándose en su escritorio sin siquiera mirarme.

-Pues…-

-Su castigo será limpiar los estantes- dijo mirándome serio.

-¿OTRA VEZ?- protesté. Aunque sabía que no tenía caso. El profe me alzó una ceja.

Suspiré.

-Bravo, Rin- entonces sentí algo raro que me recorría, algo frío. Eso que sientes cuando te observan. Me gire para ver si había alguien pero todos estaban concentrados en sus cuadernos.

Pff, ¡Cómo si alguien se interesara por Rin!

Pero el sentimiento no desaparecía.

Me colé entre el mar de estudiantes y por fin salí del edificio. Le dedique una mirada a Mikuo y a su novia Lily. Sonreí tristemente y salí de ahí.

Caminaba sola cuando de pronto sentí algo frío en mi espalda. Me gire rápidamente pero no vi nada, así que comencé a correr.

Me metí en un callejón y miré de nuevo para atrás, esta vez distinguí un mechón de cabello rubio entre unos botes.

Tenía miedo, pero sabía que la única forma de quitarme de encima ese asqueroso sentimiento era ir a ver qué negis.

Me acerqué al principio temerosa.

Me sorprendí al ver a un chico que se tapaba la cara.

-¿Porqué me sigues?- pregunté seria con mis manos en la cadera.

El chico quitó las manos de su cara y entonces pude ver sus facciones. Al ver sus ojos azules el sentimiento se cuadruplico haciendo que mi corazón latiera rapidísimo.

¿Acaso estoy viendo a mi reflejo?

-¿Porqué me sigues?-repetí la pregunta con más fuerza, el chico se paró, éramos casi de la misma altura- ¿Y bien?

-Soy Len- soltó de repente, en su cara reconocí un leve sonrojo y observé como apartaba la vista-¿Cómo te llamas?

De repente me fije en otro detalle. El chico tenía puesto el uniforme de la escuela, pero no lo había visto antes… ¿O sí?

-Yo te conozco- Len se sorprendió al oír esto y me volteó a ver. Escondí la mirada.- Creo que te vi en un sueño.

Nos quedamos así unos minutos. Sentía su persistente mirada y me hacía sonrojarme, mi corazón latía descontroladamente y sentía esa corriente fría en mi espalda.

Por fin lo mire a los ojos.

-No me sigas más, por favor- dije firmemente. En sus ojos detecte sorpresa y… ¿Desilusión? ¿Tristeza? ¿Confusión?

Mi corazón se hizo pequeño en mi pecho.

¿Quién era este chico y porqué me hacía sentir así?

-Pero…-

-Solo ya no me sigas, no me hables, no me mires, has como que esto no sucedió- dije dispuesta a correr pero me tomó del brazo.

-¿Qué haces? ¡Suéltame!- grité tratando de zafarme. Cuando mire su rostro esta vez estaba al borde del llanto y esbozaba una mueca de dolor.

Miré a su pierna y me encontré con un río de sangre.

OH MI DIOS.