Capitulo 18. Tiempo


- En unas pocas horas todo puede suceder.

Después de cenar reanudaron el partido de quidditch y ganaron por una jugada magistral de Harry Potter que James aplaudió hasta que se dio cuenta de que así el equipo de los mocosos había perdido.

Ron Weasley y Draco Malfoy chocaron copas en honor a la victoria.

- En un mes puedes sentir que tu vida sigue en pausa.

Ron Weasley volvió al que había sido su hogar por más de 20 años y recogió todas sus pertenencias, con una Hermione encerrada en su despacho por ese sentimiento de culpabilidad que no tendría que tener porque su ya ex marido también era feliz, pero que aun así lo tenía.

- En tres meses una situación poco favorable puede comenzar a desesperarte.

Astoria nunca había sido de montar grandes pleitos pero una vez pasadas las navidades y ella ya más calmada llamó a todas las revistas del corazón de todo el mundo mágico para informar de su infidelidad y de como Draco Malfoy la había dejado. Muchos meses después aún les llegaban cartas pidiendo entrevistas con los principales implicados. Nunca nadie hizo ninguna declaración, pero hasta libros se publicaron.

- En seis meses una relación puede avanzar seriamente o disolverse para siempre.

En las vacaciones de verano, Draco y Hermione con sus respectivos hijos se fueron de vacaciones a la campiña francesa durante dos semanas. Fue tan perfecto todo que tomaron la decisión de irse a vivir juntos una vez hablado con todos los implicados y con las familias. Draco no estuvo de acuerdo al principio pues los demás le importaban de tres a cuatro pimientos pero dos platos después, le dio la razón a la que compartía su cama siete noches a la semana.

- En ocho meses se puede fomentar un viejo sentimiento.

Narcissa prefería quedar con su hermana y su nieto fuera de Malfoy Manor. No le gustó nunca que nadie que no fuera de la familia pisara esos suelos y verdaderamente también les hacia un favor a ellos. Cuando quedaban Molly, Andrómeda y ella siempre se veían en casa de Tonks, un té y ponerse al día de las cosas modernas que le contaban los nietos era de lo que más hablaban. Nunca pisó suelo muggle.

- En un año no se puede dejar de odiar, no se puede dejar el rencor y tampoco se puede dejar de amar.

Draco pidió ser sanador en San Mungo, era lo que siempre había querido hacer pero por temas de pureza de sangre su padre nunca le dejó, con este ya comiéndoselo los gusanos, no, el no creía que los sangre limpia una vez ya cadáveres se mantuvieran incorruptibles, siempre lo había tenido claro. El asunto no es que él lo tuviera claro, sino que los demás lo tuvieran claro. Que no era el caso.

Luchó, sin sacar la varita con muchos de sus compañeros para poder ganarse un puesto, pero no consiguió sino los peores casos. Los propios pacientes no querían que los atendiese, así que en una jugada maestra que sorprendió a propio y a extraños, incluso a la misma Hermione Granger, compró el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas, si no podía ser un simple empleado , iba a ser el mismísimo director.

Las personas tuvieron que guardarse su rencor si querían ser curado, pues no había otro hospital en el mundo mágico. Las consultas e instalaciones mejoraron, se propuso un nuevo método de aprendizaje y todo se volvió eficiente, incluso bajando déficit que arrastraba desde hace muchos años.

- En un año y medio también se puede fermentar el rencor.

Astoria llevó a juicio a Draco por el divorcio, no habían hecho contrato prenupcial, pues las bodas de sangre pura son para siempre, pelearon más bien por cuestiones monetarias, cediéndole una gran cantidad de galeones mensuales y el 40% del Hospital. No funcionarían como matrimonio, pero como serpientes que eran, en los negocios no había quien les ganase en generar beneficios. Unos más tarde y con las cosas tranquilas, Astoria renunció a la compensación mensual, ganaba mucho más manejando las empresas.

- En dos años son suficientes para darte cuenta de algo que siempre fue verdad.

Draco Malfoy le colocó un anillo a Hermione Granger en el dedo anular de su mano izquierda.


A mi carapapa favorito