N/A: He vueltoooooo! No me golpeen :( no dejare olvidada esta historia aunque a veces me demore una eternidad en actualizarla, aun así siempre me obligo a no dejarla, espero lo disfruten y disculpen que después de tanta ausencia sea tan corto el cap.
Capitulo 20: ¿Finalmente?
Llevaba tres días sin ir a Seigaku debido al cansancio, las últimas tres noches las había pasado en vela por miedo a seguir a soñando. Pero hoy se había animado a visitar a Momoshiro y contarle su situación. Cuando llegó al departamento de su amigo se sorprendió de ver que el mayor tenía habilidades decorativas. Aunque debía agregar que se veían algunos adornos sospechosamente femeninos.
−¿De qué querías hablarme?
−Momo, ¿te acuerdas de esa conversación que tuvimos hace un tiempo? He cambiado de opinión.
−¿Conversación? -se sentó en su sofá favorito, pero Ryoma permaneció de pie.
−He tenido unos sueños muy raros últimamente.
El mayor se extrañó, Ryoma no era de hablar de estos temas.
−Es una historia.
−Que quieres decir −interesado.
−Me refiero a que la noche siguiente continúas con el sueño que tuviste la noche anterior.
−¿En serio? Siempre he querido poder hacer eso, uno siempre se despierta en la mejor parte.
−Pues yo no quiero seguir continuándolos, he estado soñando que soy el papá de una familia, que al parecer perdió a su hijo en un accidente. Y tengo una hija de unos siete años y debo consolarla y superar la perdida junto a ella.
Momo pareció impresionado por la historia y un poco impactado.
−¿Quieres una cerveza? −se levantó del sofá y se dirigió a su pequeño refrigerador para sacar una helada lata de cerveza.
−No me estas escuchando, el tema es−suspiró− ... creo que gustaría ser papá.
Momo quedó inmóvil con la lata a medio camino de su boca. Hubo un silencio incómodo por unos segundos hasta que una pequeñas risitas se comenzaron a escuchar. Y es que el de cabellos negros comenzaba a tener el mayor ataque de risa de su vida.
−¡Ay! ¡Mis tripas! −se reía a carcajadas a tal punto que parecía que no tomaba aire en ningún momento.
Ryoma esperaba ofendido y en silencio rogándole a Dios que su amigo se ahogara, pero las risas aumentaron hasta salirle lágrimas.
Se le acaba la paciencia. ¿Que tan fuerte debería golpearlo? Quizás con algún objeto. Buscó a su alrededor algo para golpear a su amigo y vio una pequeña y femenina lámpara de mesa. La tomó y se dirigió hacia Momo a paso lento, quien se recuperaba de su ataque. El mayor tomó una gran y larga bocanada de aire y le gritó en la cara.
−¡Estas loco!
El grito asustó a Ryoma y escondió la lámpara tras su espalda.
−No es que planeara matarte con ella
−¡¿CÓmo tú va a tener hijos?!
−¿Ah? −sin entender.
−Siento pena por esas desafortunadas criaturas −se restregó la frente realmente preocupado.
Ryoma frunció el ceño a más no poder y apretó con fuerza la lámpara que aun sostenía en sus manos.
−Olvídalo -dio media vuelta y dejó la lámpara en la misma mesa.
Se dirigió a la puerta pero para su sorpresa esta se abrió antes, dejado ver a cierta persona que entraba con las llaves del departamento.
Momo quedó helado y Ryoma lo miró sin expresión alguna.
−Ah, hola Echizen −hablo la chica.
−¿Ann Tachibana? −le preguntó al mayor en modo acusador
−¿Qué? ¿Tienes algún problema? −se quejó la castaña.
−No, no −le dio una última mirada a su amigo quien le dedicó una sonrisa de "inocencia"−… nos vemos −y se fue pasando por al lado de Ann.
−¿Qué le pasa?
−Ni idea, amor −se encogió de hombros y tomo un sorbo de su cerveza.
−Mañana Ryoma asistirá a clases −Hiro interrumpió el silencio de la habitación.
−¿¡En serio!? −Sakuno se emocionó pero al segundo de asimilar la situación se comenzó a poner nerviosa− Ay no, ¿y ahora que hago?
−¡Hablarle por supuesto!
−No quiero −se lanzó de espalda a su cama y se tapó la cara con la almohada.
−¿Por qué no?
−Tengo miedo.
−¿De qué tienes miedo? −sentándose en el catre.
Hubo un silencio por parte de la castaña. Hasta que habló.
−De fallar.
Al escuchar esas palabras Hiro le tomó la mano y le retiró la almohada de su rostro.
−Saku, nunca has fallado y nunca lo harás. Solo se tu misma y todo saldrá bien ¿ok? −le mostró una amplia sonrisa que se le contagio a ella.
−Hiro, he estado pensando −se incorporó y se sentó como indio frente a él−. Cuando te vayas nunca mas podré volver a verte, y no tengo ninguna foto tuya de recuerdo.
El ángel se tensó.
−¡Saquémonos una foto juntos! −dio un energético brinco y buscó su cámara fotográfica en un cajón de su escritorio.
−Nunca me ha gustado sacarme fotos, Saku.
−Por favor, solo una ¿si? −le suplicó.
−No, no lo entiendes. He olvidado que cara poner para una foto −avergonzado se sonrojó ante tal declaración.
−¿De qué hablas? Solo hay que sonreír −le mostró una linda sonrisa a modo de muestra.
Se acercó con la cámara en mano.
−Espera, Saku −se alejó−… ¡hace mas de cincuenta años que no me saco una foto!
Sakuno se quedó inmóvil de la impresión por unos segundos, pero no tardó en reaccionar.
−No importa, nunca es demasiado tarde.
Se colocó a su lado y levantó la cámara con el lente mirándolos a ellos.
−¡Sonríe!
Hiro levantó la vista y lo encandiló una potente luz que le quemó sus pupilas.
−¡Ah! −se dio vuelta tapándose el rostro con ambas manos− ¡Mis ojos! ¡Estoy ciego!
−¿Hiro?
−Estoy ciego, ¡ciego! Jamás podré volver a ver la luz del día −el ángel daba vueltas por la habitación con los ojos cerrados y tropezaba con cualquier cosa que estuviera en su camino.
−No es tan grave, solo fue el flash.
Hiro chocó con una pared y cayó de espaldas al suelo, Sakuno fue enseguida a socorrerlo.
−¿Estás bien? −se acuclilló a su lado.
Su amigo abrió los ojos, pero se veía perdido. Miraba para todos lados y buscaba tocar algo con las manos.
−¿D-dode estas?
Sakuno no pudo evitar reír.
−Aquí estoy −entre risas− eres tan delicado− lo ayudó a sentarse.
El ángel que recuperaba la visión poco a poco trató de mirarla.
−Creo que alcancé a sacar la foto −iba a revisar su cámara pero Hiro la detuvo.
−¡NO!
Casi se le cae el aparato de las manos.
−¡No me asustes asi!
−No veas la foto, por favor.
Se extrañó.
−¿Por qué no?
−Nunca me he sacado una foto desde que fallecí −se deprimió− tengo miedo de no aparecer en ella.
La castaña quedó estupefacta, jamás había pensado en esa posibilidad. ¿Como en las películas?
−¿Eso puede pasar?
−No tengo idea, ¡y no quiero averiguarlo! −le quitó la cámara y desapareció.
−¿Qué? ¡Hiro! −pero ya se había ido.
Al día siguiente tal y como el de cabellos blancos lo había predicho, Ryoma asistió a clases. El equipo de tenis se encontraba practicando, y el como capitán ya les había dado todas las órdenes. Ahora se tomaría un descanso.
−¡Ve!
−No, no quiero.
−Saku no puedes acobardarte ahora −le empujaba por la espalda pero la castaña enterraba sus pies en la tierra.
−¿Pero qué le digo?
−¡Lo que quieras! Lo primero que pienses al verlo dilo, solo se tu misma ¿ok?
Ella dudó por unos minutos.
−¡Muévete!
−¡No!
Su grito llamó la atención del tenista, quien se encontraba apoyado en las rejas por afuera de las canchas. Los dos amigos dieron un respingo ante su inesperada mirada.
−Buena suerte −le dio una palmadita en la espalda y la empujó por última vez, no sin antes salir corriendo.
Sakuno no tenía escapatoria ahora que su amado la observaba fijamente. No podía esquivarlo. Se armó de valor y caminó a paso firme pero a la vez temblorosa al darse cuenta de que Echizen la analizaba de pies a cabeza mientras se acercaba.
Carraspeó, ¿quizás llevaba su falda demasiado corta?
−Hola −le saludó una vez llegó hasta donde él, con tono dulce.
Ryoma le dedicó una media sonrisa.
−Hola.
Ah, hasta su ronca voz le hacia temblar.
Y ahora... ¿qué le decía? Miró a su alrededor buscando a su amigo, Ryoma se interesó y siguió la mirada de la castaña para ver a quien buscaba.
Ok ok ok, como dijo Hiro, ¡no es el momento para la timidez! Inhaló y exhaló con fuerza varias veces para darse valor.
−Ryoma −llamó su atención de nuevo, ya que el tenista seguía buscando a esa persona que Sakuno quería ver.
−¿Mm? −le devolvió la mirada.
Ella se fijó en sus labios por una milésima de segundo y volvió a esos ojos ámbar.
−Me gustas −lo dijo cerrando los ojos.
No los quería abrir, sentía miedo de la reacción del tenista quien además no había hecho ni un solo ruido en los minutos que pasaron. Decidió abrirlos y vio a Ryoma en shock, ¡era una estatua!
En el cielo Hiro se encontraba igual y con la boca abierta de la impresión.
−No me esperaba eso −se rascó la cabeza.
En la tierra Echizen aún no reaccionaba.
−¿Ryoma? −le llamó con miedo y preocupación de que algo grave le hubiera sucedido. ¿Le habría causado algún mini infarto cerebral por el impacto de sus palabras?
Se asustó cuando el movió su mano y tomó la suya, no decía nada pero la sujetaba firmemente. De pronto la arrastró mas allá de los camerinos, hasta llegar a los árboles mas apartados. La apoyó en uno de tronco grande y la besó con ganas. Todas esas ganas retenidas en los últimos meses y que en su primer beso no pudo satisfacer.
Sakuno se sentía invadida por su lengua pero al mismo tiempo no quería que parara por nada del mundo. Era una increíble sensación que le hacía cosquillas en todo el cuerpo. Se aferró a la nuca de él e imitó el juego que el hacia en su boca, le daba vergüenza pero no importaba porque era con la persona que mas amaba.
Ryoma se apartó pero no demasiado para no quitar la cercanía.
−Se mi novia −le susurró al oído, dándole escalofríos.
No podía creer lo que acababa de escuchar, palabras que por casi dos años quiso oír de su boca. Quería llorar de felicidad, pero este no era el mejor momento. Sabía que si hablaba no le saldría la voz, así que recurrió a lo nuevo a lo que se estaba volviendo adicta. Lo besó ella, por primera vez, sorprendiéndolo.
Era un sí rotundo que le quedó bien claro al tenista.
N/A: En mi opinión quedé chata de este capitulo por que se me borró DOS veces y tuve que volver a escribirlo TODO DE NUEVO…. DOS VECES jjajajjajaja fue horrible me quería matar para la segunda, me golpeaba la cabeza en las paredes u.u Bueno espero les haya gustado y me disculpo por alguna falta de ortografía que no haya visto. Y por supuesto son bienvenidos sus opiniones y comentarios! Nos vemos!