A veces la negra oscuridad era más dulce y cálida que el sol del ocaso. En ella, podía encontrar el consuelo que tranquilizaba los dolores de su alma; lo hacía sentirse en paz con el mismo y su entorno, como un cordero que encuentra a su rebaño luego de haberse perdido en los peligrosos campos y praderas llenos de lobos hambrientos, lobos que buscan hundir sus colmillos en su carne y trocearla, con el solo fin….el egoísta fin de saciar su apetito. En la negra oscuridad no hay visión ni respuestas al alcance, esos son sus defectos, pero a cambio, se encuentra una infinita aceptación que no necesita de explicaciones, ni pregunta jamás sobre errores pasados.

Para el hombre al que se le ha negado todo lo demás, la ciega aceptación es un hermoso obsequio, que se acepta con las manos abiertas, pero con los ojos cerrados…


Podía sentir su corazón palpitando en su pecho, de forma tan veloz que su vista se pintaba de círculos fluorescentes en cada pulso. Fue entonces que se hizo consciente del dolor casi insoportable que torturaba su cabeza. Era como si una garra, fría y filosa, quisiera desgarrarle la nuca y adentrarse en su mente.

-¡LOKI, DETENTE!-

La ronca voz de Thor llegó a los oídos de Loki como un grito alejado, a pesar de que se encontraban separados por una distancia menor a los tres metros. Loki jadeó y alzó la mirada, con los ojos inyectados en sangre, lo cual resaltaba sus pupilas verdes.

Thor sostenía en su mano derecha a Mjolnir, notó Loki con sosiego. Tuvo que hace un esfuerzo que le resultó casi imposible para agudizar su vista. Vio pues, tirados en el pastoso suelo como patéticas muñecas de trapo, a los Tres Guerreros.

¿Muertos? ¿Están muertos?

… No, solo inconscientes.

Loki no podía saberlo con seguridad. El dolor de cabeza apenas le permitía estar consciente, mucho menos era capaz de razonar. Vió a Fandral tumbado boca abajo, con un río de sangre brotando de una herida en su sien, empapándole el rostro de un carmín intenso.

Volstagg estaba tirado de espaldas, con un objeto…una lanza de hielo quizá, clavada en su abdomen. Si su ancho pecho no se elevara con cada una de sus jadeantes respiraciones, Loki bien lo hubiera dado por muerto sin dudarlo.

Más apartado hacia la derecha, estaba Hogun, de bruces al igual que Fandral, con un corte en su espalda que había rasgado su ropa en un tajo perfecto y limpio, con una herida tan profunda que Loki sintió que el filo le cortaba de tan solo mirar.

Debió doler. Si, debió doler, pero no tanto como su cabeza torturaba a Loki en ese momento.

Loki deseó dejar de ser, deseaba solo desplomarse y perderse en la dulce oscuridad de la inconsciencia….

Puso una temblorosa mano sobre su adolorida frente. Esperó encontrarse con la hirviente piel de la fiebre, pero en cambio, Loki se topó con la fría piel de su verdadera naturaleza.

Gigante de Hielo….Hijo de Laufey, no me ignores….

Ahora Thor podía verlo como lo que realmente era. Ya no más mentiras para el dios de las mentiras. Loki hubiese soltado una carcajada ante tal ironía si el cuerpo de Sif no hubiese captado su atención en ese instante. Ella era, sin duda, la que más heridas había sufrido. Loki observó como Thor se arrodillaba ante ella, en espera tal vez de encontrarla con vida.

Los ojos del dios del trueno brillaban con un horror solo superado por el odio. Y esa mirada iba dirigida a Loki.

-Thor, conoce a Loki Laufeyson– declaró Loki con orgullo, con una voz que le parecía muy ajena a la suya. –Conoce a Loki, el monstruo. Loki, el asesi ….-

¿Por qué no están muertos? ¡Heridos de gravedad no es lo mismo que muertos, Jotun idiota! ¡Mátalos, asesínalos! Hazles pagar por lo que te han hecho!

Loki sintió una punzada en su cabeza tan horrible que le hizo caer de rodillas. Thor gritaba, tan fuerte que parecían espantosos rugidos de guerra.

Pero no…. Thor no era el que gritaba.

Era Loki. Sus manos se aferraban tan fuertemente a su cabeza que sus uñas se habían enterrado en el cuero cabelludo. La piel azul de su cuerpo se debatía en jirones. La garra, sin tener forma física, había logrado perforar hasta su mente, y ahora tanteaba con su asquerosa esencia los pensamientos de Loki.

¡Jotun, falso asgardiano! Esto no es dolor, eso solo aceptación. Acepta que los otros deben morir, acepta estos deseos como tuyos y líbrate de su existencia. No temas, serás bienvenido entre nosotros. No estarás solo, nunca más estarás solo…..Tan solo aniquila a esos lobos asgardianos, y este rebaño será tu familia…

Esas palabras eran tan reconfortantes como insoportable era el dolor. Y todo lo que Loki debía hacer para por fin librarse de él, era matar a los caídos guerreros. Arrebatarles la poca vida que les quedaba no sería ningún problema. Un simple hechizo bastaría.

Y también debía asesinar a Thor.

Claro, ¿Por qué no? Sería muy simple. Pero…lo simple siempre es lo más difícil…

Loki no quería hacerlo.

Loki podía hacerlo.

Nada lo detenía. ¿Qué les debía a ellos ,de todas formas?

A los tres guerreros solo les debía infinita indiferencia, a veces más dolorosa que el desprecio del resto. Y a Thor… a ese asqueroso sol del ocaso, solo le atribuía una fría sombra que había cubierto a Loki toda su vida.

Lo único que les debes es odio. Si, Loki, mátalos. Ellos harían lo mismo contigo. Pero tú eres más inteligente, y los asesinaras primero. El monstruo caza al cazador, el monstruo caza al cazador…

-El monstruo caza al cazador….-

Loki repetía eso sin cesar mientras recogía su bastón mágico y lo sujetaba firmemente entre sus manos. Se puso de pie en un segundo, y sus rodillas crujieron por el brusco movimiento.

Mataría primero a Sif, luego a Fandral, luego a Hogun y finalmente a Volstagg.

Loki no podía esperar para ver la desolación en el rostro Thor, aunque ese placer no dudaría mucho, porque Loki también iba a matarlo. Era una visión tan hermosa, que Loki casi sintió deseos de llorar.

De alegría, obviamente, no de culpa ni dolor.

No, no, eso jamás.

¡Mátalos, ahora! ¿Qué esperas?

Su cabeza era ahora solo un dolor sin nombre. Loki no pudo soportarlo, y se dejo perder en la oscuridad de la voz. Fría, ciega, pero reconfortante. Su cuerpo ya no era suyo, y paso a ser propiedad de la voz.

¡Eres débil, hijo de Laufey! Pero mi rebaño en bondadoso, y aceptaremos a un raquítico y patético engendro como tú, porque somos generosos. Ahora, deja que estos pensamientos controlen tu cuerpo. Permite que Thanos asesine a los lobos por ti. Suéltate y deja que tome el mando…

Soltarse…si, eso sonaba bien. Pero el problema era lo difícil que resultaba. Si la separación del alma y el cuerpo era una tarea casi imposible, permitir el control del cuerpo a alguien más cuando el alma propia aún reside dentro era una hazaña mucho mayor.

Peor todavía, era que Loki no deseaba… él no quería….

¡Suéltate! ¡Obedéceme, hijo de Laufey! ¡No te resistas más!

La garra atrapó la mente de Loki , hundiéndose de completo. La oscuridad se tambaleó, y esta vez, Loki no pudo encontrar refugio en ella, pues el dolor era más intenso que cualquier otra cosa. Salió disparado de ella, de regreso a su cuerpo. Viendo de nuevo a través de sus ojos, ya no verdes sino totalmente rojos, Loki distinguió como su brazo temblaba incontrolablemente. Lo tenía en posición, listo para atacar. Ya estaba todo listo, solo hacia faltar realizar el conjuro.

¡Mátalos!

-¡No, no!- grito Loki para sí. -¡No lo hare!-

¡MONSTRUO ASQUEROSO! ¡INUTIL ESCORIA! AHORA VEO POR QUE LAUFEY DESEO QUE MURIERAS. ¡NO ERES NI SERAS DIGNO DE NADA. ¡SI NO PIENSAS HACER LO QUE DIGA, ENTONCES LA MUERTE SERA TU DESTINO!

La garra soltó la mente de Loki, solo para volver a tomarla segundos después. Esta vez no para controlarla, sino para destruirla. La aplastaría hasta hacerla trozos inútiles e irreparables.

Loki volvió a caer de rodillas. Sabía que iba a morir. Le había faltado coraje, y ese era su castigo. El rebaño ya no lo aceptaría más, y la oscuridad ahora le parecía más bien una turbia y fétida desolación que un refugio.

No era querido por nadie. Ni por los lobos asgardianos ni por los corderos Chitauri.

Tal vez la muerte, al menos de su mente, sería la salida más misericordiosa. Con ese pobre consuelo, Loki cerró los ojos y aceptó su destino.

¡MUERE!

-¡LOKI!-

Algo se interpuso entonces entre la garra de la voz y la mente de Loki. Cuando el dios de las mentiras abrió los ojos, se encontró cara a cara con Thor. Una mano, la mano de Thor, estaba posada sobre la frente de Loki, en el mismo punto donde este la había colocado antes.

El contacto de Thor era cálido, y pronto se transformó en una hirviente sensación, parecido a la llama de las antorchas.

A Loki le quemaba. En su dolor, Loki volvió a gritar.

-¡Deja en paz a mi hermano!- ordenó Thor, sin soltar a Loki -¡Deja de corromper sus pensamientos! ¡Ya no permitiré que llenes de veneno su alma con tus fauces malditas!-

¡Mátalo, Loki! ¡El dios del trueno esta tan cerca! ¡Mátalo ahora! Es tu oportunidad.

No era la primera vez que esa orden era dada. Loki había sucumbido ante ella en Midgard. Razón por la cual, desde entonces, Thor lucía una cicatriz en su costado.

Pero esta vez Loki no lo apuñalaría con una mísera daga, si no que lo fulminaría con el más poderoso de sus hechizos.

Si, Loki, mátalo.

No ,Loki ,no lo mates

-¡Hermano, no lo escuches!- gritó Thor, con voz casi benevolente. -¡Loki, podemos derrotarlo, pero necesito que me ayudes. Por favor hermano, ayúdame a salvarte!-

¡Miente, Loki! Solo se está burlando de ti. Te odia por ser tan débil. Obedéceme. ¡No lo escuches!

-¡Basta!- dijo de nuevo Thor. La voz oscura de la garra se intimidó por unos segundos, los cuales permitieron que Loki y Thor pudieran verse directamente a los ojos. –¡Loki, toda tu vida has sido aquello que los demás te imponían ser! Sé que eso te ha lastimado de forma que yo nunca entenderé. ¡Pero aquello es el pasado, y no puedes cambiarlo! !Ahora es el presente, y debes decidir quién quieres ser! Sea cual sea tu decisión, hermano, solo preocúpate que te haga feliz a ti. ¡No a mí, no a Thanos! Solo a ti, Loki, mi hermano!-

-T…Thor…- masculló Loki, con la lengua degustando la sangre que bajaba por su frente y se colaba en sus labios.

¡NO,HIJO DE LAUFEY ! ¡NO LO ESCUCHES!

-No soy su hijo…- contradijo Loki con recién ganada determinación. El calor de Thor purificaba su dolor, y la piel azul empezaba a volverse de nuevo color carne. Pero eso era solo un efecto colateral, pues la verdadera sanación ocurría dentro de la mente de Loki. –¡Soy Loki, y yo eligiré a quien deseo llamar padre! ¡Quien deseo ser ahora!-

La garra empezó a soltarse. Loki la empujaba, pero era increíblemente poderosa. No iba a lograrlo.

-No puedo- se resignó Loki – No puedo hacerlo solo….-

-No estás solo Loki – dijo Thor, y de pronto, la garra de la voz se hizo mucha más liviana –Nunca lo has estado. Siempre me has tenido a mí, y siempre me tendrás -

-Thor… yo…- empezó Loki, tomando la mano que su hermano había posado en su frente -¡Elijo vivir! ¡Hermano, esa es mi decisión!-

Thor se quedó pasmado unos segundos, y luego una sonrisa amplia y valiente se formó en sus labios. Incluso lágrimas de alegría llenaron sus ojos y bajaron por su rostro.

-¡Entonces..!- empezó Thor -¡Peleemos juntos, Loki!-

¡No, no, deténganse! ¡Se los ordeno!

Thanos siguió protestando, pero en menos de lo que pudo concebir, su garra quedó destrozada y fuera de la mente de Loki, llevándose también su oscuridad que había dado falso cobijo a Loki por tanto tiempo. Aulló de dolor, y maldijo al dios del trueno con toda la furia que su corrupta alma pudo expresar.

Aún estando a millones de galaxias de distancia, Thanos pudo sentir la cálida aura que Thor emanaba de su cuerpo, la cual a su vez cubría al ahora inconsciente Loki como un escudo protector, en caso de que Thanos tuviese la idea de volver intentar de destrozar y controlar a Loki con sus garras mentales y deformes.

-¡Ya no puedes hacerle más daño ¡- declaró Thor, por un momento formando un vinculo con Thanos, que permitía su comunicación .Rodeaba con sus brazos a Loki, fuertemente, como si Thanos pudiese arrebatárselo en cualquier segundo -¡El es libre. Te ha vencido. Es más fuerte de lo que tu jamás serás!-

¡Ignorante dios del trueno! Crees haber vencido, pero estas más hundido en la derrota de lo que te puedes imaginar. Mira a tu alrededor. El hijo de Laufey ha asesinado a aquellos quienes más estimabas en tu vida, con sus propias manos ahora manchadas de sangre. ¡No te engañes, dios del trueno! Eso no fue obra mía, sino de aquel monstruo que llamas hermano. Da igual que su mente ignore mis susurros, ya que el está destinado a matar. Fue para lo que nació, y su destino es inalterable…

-¡No escuchare ni un segundo más tus palabras!- exclamó Thor, haciendo retroceder a Thanos una vez más. No era fácil, y suponía un esfuerzo que dejaba su cuerpo totalmente agotado, pero saber que Loki estaría totalmente desprotegido sin él le daba a Thor una fuente de fuerza y voluntad casi inagotable -¡El único monstruo aquí eres tú. Ahora lárgate, y nunca más te atrevas a controlar a mi hermano con tus juegos mentales. Si lo haces, prometo buscarte por todos los nueve reinos y asesinarte! ¡No tendré piedad, te lo juro! –

Thanos respiraba con dificultad. Intentó aferrar su garra al lazo débil que había establecido con Thor, pero la mente del asgardiano tenía una fortaleza impenetrable. Lo intentó de nuevo, pero para entonces, Thor había logrado destruir la conexión. Se esfumó como una pequeña línea de humo, y por más que Thanos intentó restablecerla , sus objetivos permanecieron fuera de su alcance. Había gastado la mayor parte de sus fuerzas en intentar controlar al hijo de Laufey, quien mostró mas negación y poder que nunca antes.

Thanos había logrado controlarlo por suficiente tiempo para que el dios de las mentiras dejara moribundos a los Tres Guerreros y a Sif, pero de todas formas, había sido un trabajo imperfecto.

Thanos le había ordenado matarlos, pero Loki se había limitado a herirlos.

¿Acaso el dios del trueno tenía razón? ¿Acaso el hijo de Laufey era más fuerte de lo que el había creído?

Esas dudas llenaron a Thanos de una preocupación que bien podía pasar por miedo. Se deshizo de ella al transformarla en furia y frustración.

-Esto no ha acabado….- dijo entre dientes, sintiendo que su cuerpo estaba a punto de desplomarse -…Una mente corrompida nunca puede ser sanada. Recuerda eso, Thor, dios del trueno…-

Sonrió cruelmente, como si Thor hubiera escuchado esa horrible declaración, solo para después caer inconsciente sobre su trono.


Los sanadores llegaron acompañados de varios soldados. Incluso el mismo Odin había partido en cuanto la noticia de que Loki había atacado a los Tres Guerreros llego a sus oídos. Al llegar a la zona del desastre, los sanadores de inmediato atendieron a los guerreros heridos.

Aunque estaban mas muertos que vivos, todos tenían la posibilidad de salvarse si eran llevados de inmediato al palacio, en donde la atención medica pudiera ser más avanzada. Las piedras sanadoras y unos pocos hechizos les proporcionaron a los guerreros un poco de fuerza antes de que fueran transportados al palacio, con sumo cuidado y delicadeza.

La más dañada era Sif, y Odin casi pudo sentir la esencia de la muerte en su cuerpo al ver como se la llevaban. Ni siquiera él podía determinar si la valiente guerrera llegaría con vida al palacio o no.

A Odin le preocupaban los guerreros, pero la mayor parte de atención estaba reservada para sus hijos. Cuando sus ojos los hallaron, Odin pudo ver que Thor abrazaba fuertemente a Loki.

Tanto Odin como sus soldados se acercaron a los jóvenes dioses. Odin sentía que el alma se le desgarraba de tan solo ver el estado tan maltrecho de sus hijos. Aun así, agradeció al cosmos de haberlos encontrado con vida a ambos.

Los soldados mostraron indiferencia, y esperaban a las órdenes de su rey.

Odin mientras tanto, se arrodilló junto a Thor. Puso una mano sobre el hombro del mayor de sus hijos, e intentó separarlo de Loki, pero Thor se negaba a soltarlo. No importaba que tan fuerte Odin tratase, separar a Loki de Thor le resultaba imposible.

-Thor- pidió Odin, con una voz extrañamente suave y paternal – Vamos hijo, ya todo ha acabado. Estoy aquí, y tanto tú como Loki estarán a salvo. No le hare ningún daño, te lo prometo…-

Thor no respondió.

-Hijo mío…- dijo Odin, otra vez, quitando un mechón de pelo que cubría el rostro de Thor –Por favor, debes de confiar en mí….-

La lengua de Odin se paralizó en ese momento. Soltó un grito ahogado que fue compartido por algunos de los guardias. Y aunque ellos recobraron de inmediato su inexpresiva actitud, propia de un soldado, Odin empezó a sollozar.

Pusó una mano sobre su ojo, y lloró, tan libremente como nunca antes lo había hecho.

Aunque no dijo palabra alguna a sus soldados, todos fueron capaces de darse cuenta de lo había ocurrido:

Aun estando totalmente inconsciente, Thor se negaba a soltar a su adorado hermano menor. Ni siquiera el agotamiento mental y físico podían superar la determinación de Thor de proteger a su único hermano menor.


!Gracias por leer! Esta es la primera parte, pronto subire el segundo y ultimo capitulo.