Este fic es un pequeño mini-regalo para Mari o REMULA BLACK.

Pareja: AlfredxArthur -Estados UnidosxInglaterra-.
Disclaimer: Hetalia y todos los personajes que lo conforman no me pertenecen. El respectivo dueño es Himaruya Hidekaz.
Advertencia: Destino.

No, no era ninguna de esas auras mágicas cargadas lo que estaba sintiendo, no eran los espíritus del más allá, ni siquiera el pésame de estar haciendo eso por aquel trío de idiotas. Era sólo incienso, le dolía la cabeza con la mezcla de olores que se hacía un nubarrón de humo en la pieza, y de ello, esencias, odiaba esa sensación de ahogamiento, casi se podía decir que Alfred en un grado muy mínimo, sufre de claustrofobia, le gustaba ser libre.

Libertad. Esa palabra lo definía a él, por eso, al ver a la extraña señora del pañuelo lila en la cabeza con las marcadas arrugas debajo de esos orbes azul oscuro pudo apreciarse a sí mismo encadenado.

Eso era el destino, los deseos, encadenamientos que no dejan que tu alma goce de placeres simples y delimitados, no, no cree en esa señora de allí delante leyendole la fortuna por medio de cartas, sólo sabe que está allí, con los estúpidos atrás que lo obligaron a probar suerte, ya que como decían, esa mujer nunca se equivocaba.

–¿Ese es mi destino?–se rió un poco sin llegar a ser grosero con el trabajo de la mística señora.

–Exacto, hoy lo encontrarás... aquel ser que será tu vida, tu persona destinada, tu verdadero amor...–

El chico volvió a sonreír mientras dejaba las monedas algo gastadas sobre el mesón, Francis, Gil y Antonio lo siguieron con miradas traviesas, el estadounidense sólo los corría con manotazos, era imposible que fuera como la señora había dicho, era imposible caer en algo tan profundo por solo un descuido.

Caminaron un poco más por las transitadas avenidas del centro buscando una mera entretención entre tantas tiendas y quizás, una chica bonita y coqueta con la cual dialogar.

Y... entonces, va a ser preciso, llegará cuando menos te lo esperes, será certero, y quizás con unas acidas palabras...

Alfred, en medio del tumulto se ve chocando con la gente, mucha, demasiada, bulla, caos, pero alguien va apurado, ese chico de camisa negra y corbata verde como única prenda superior iba apurado, Jones no cedió espacio a tiempo, chocaron abruptamente, ambos caen al piso.

–¡Mira por donde caminas, idiota!–susurra venenosamente poniéndose con velocidad de pie, los ojos verdes hacen contacto con los del americano, es empalagoso, es cálido, es extraño.

Lo notarás en sus ojos, en nada más, te costará moverte, te costará hablar, porque sabes que ha llegado por quien esperaste toda una vida...

–T...Tú... ¡tú eres el loco que andaba corriendo por aquí, es tu culpa...!–las palabras se le agolpan en la boca, su lengua parece anestesiada, cada palabra es como una hazaña.

El pecho se acelera, la adrenalina aumenta, es sorpresivo, los ojos no se apartan ni por un momento del chico, quien está dándose la vuelta molesto ignorando su culpabilidad en el accidente. La sensación aún inunda a Jones, lo corroe como el veneno sin letalidad, sólo dejando marca, huella, sentir.

Se va, se escapa, Jones alza una mano tratando de sujetarlo, pero se siente estúpido, acosador, sólo ha sido una extraña impresión, poco después regresan sus amigos con un frío helado para él, no se lo puede sacar de la cabeza, tal como dijo esa señora, ese chico era algo que lo perseguirá por toda la vida hasta que vuelvan a estar juntos, se mordió los labios.

Quizás... sí podría creer en el destino, sólo si su destino, en cualquier otra vida e instante, es sólo con él.

N.A: Espero les gustara, ahora sí que Alfred será creyente al haber quedado prendado a ese inglés, amo cuando están destinados a estar juntos. Que viva el USxUK!