Les doy la bienvenida a mi nueva historia. Como verán esta es una trama muy diferente a lo que he hecho hasta ahora. No quiero revelar mucho, solo lean y espero que les guste el inicio del fic. Ojala me puedan dejar saber que tal les pareció este primer capitulo y de que pueden creer de que va esto n.n, en fin les dejo leer.

Digimon no me pertenece, ni su historia y personajes esto es por puro hobbie.

Sin más por decir.

Bonne lecture.

Hackers

Capitulo 1: Takeru

El despertador sonó como era costumbre a las diez de la mañana. De la cama alguien metido entre unas lujosas sabanas saco su brazo y busco en su mesita de noche el reloj-despertador. Sus intentos eran fallidos, el despertador no estaba en aquel lugar donde lo buscaba. El sujeto salio de su guarida somnoliento, se tallo los ojos y viendo aun borroso observo que su despertador estaba en el buró al otro lado de la recamara. El joven molesto por su grandiosa idea de poner el despertador lejos para poder levantarse, fue directo al objeto que le saco de sus dulces sueños. Tomo el aparato y lo apago. El joven recupero su vista y vio su reflejo en el espejo del buró. El espejo reflejaba a un joven de rubia cabellera, ojos azules, piel blanca, un cuerpo con músculos marcados y no podía pasar de veinticinco años de edad.

Vaya idea – dejo escapar un eructo el joven. La noche anterior si que había bebido. Un hedor a licor le llego desde su aliento, vaya que si fue una gran fiesta la noche anterior – Necesito un buen y relajante baño.

¿No quieres que te acompañe? – la voz de una mujer sonó tras el rubio. El joven miro a la cama y de las sabanas de seda salio una mujer desnuda – podremos divertirnos si tu quieres.

Lo siento, ahora ni te recuerdo – estas palabras impactaron en la joven. Una mirada de molestia fue dedicada a l rubio quien sin tomar importancia entro al baño – Si quieres quédate, pero que no pase de esta tarde – se escucho la voz del rubio desde el baño – solo pague el cuarto por ayer y esta mañana.

¡Idiota! – la joven lanzo una almohada a la puerta del baño.

Después de darse un baño, el joven se puso una camisa blanca de marcar, un pantalón de vestir negro de diseñaros, un reloj "Rolex" y zapatos italianos, ese era el cambio que tenia para el día. La ropa sucia la hecho en una bolsa. Tomo las llaves de su auto, su abrigo para el frío que hacia afuera y fue directo a la puerta del baño donde la joven se duchaba.

Ya me voy, no te preocupes por pagar algo – el rubio vio la silueta del cuerpo de su acompañante detrás de la celosía – ya todos los gastos los he cubierto yo.

¡Idiota! – escucho que le dijo la joven. El rubio solo sonrío.

Fue a la mesa de la sala, tomo su billetera y sus lentes de marca. Vio por última vez su penthouse y fue directo a la puerta de salida.

Al bajar en la estancia del hotel, el joven se topo con uno de los encargados. Al verlo el encargado fue rápido a el y pido que alguno de los botones le ayudara con lo que llevaba.

¿Qué tal su estancia en el hotel, joven Takeru? –

Esplendido –

Es una lastima que se tenga que ir –

Ya se, me hubiese gustado quedarme mas tiempo – Takeru bajo su rostro en forma de resignación – pero el trabajo es el trabajo.

Si lo entiendo señor – El encargado parecía compartir la tristeza – lastima que no duro para las fiestas navideñas y la del año nuevo.

Es lo que mas me duele – Takeru y el encargado llegaron a las afueras del hotel, donde esperarían a que el ballet parking trajera el automóvil del rubio. Si que hacia mucho frío, aunque el rubio admitía que no lo hacia tanto como el dia anterior – pero bueno, como dije el deber me llama.

Espero que le vaya bien a donde vaya –

Gracias, James – en ese momento un Porsche Boxster negro con el capote guardado se colocaba frente al rubio y el encargado – Bueno mi automóvil ha llegado, nos vemos – el rubio le dio la mano al encargado para darle dos billetes de cien dólares.

Muchas gracias, señor –

Es por el buen servicio, James – Takeru recibió las llaves del joven del ballet parking al que le dio un billete de cincuenta. Subió a su vehiculo, lo enciendo y con el bello sonido del motor el rubio arranco.

El rubio tenía aun tiempo para divertirse. Dio unas cuantas vueltas por la ciudad de Nueva York. El tráfico era terrorífico pero por donde tenía que pasara el rubio estaba tranquilo. La vida de aquel muchacho estaba llena de lujos, un vida "tranquila", no se preocupaba de casi nada, todo era diversión para el. En su camino se encontró con un Hard Rock y decidió pasar un tiempo en aquel lugar. Se estaciono en un lugar exclusivo para clientes y entro al establecimiento. El ambiente era agradable, el lugar estaba a medio llenar y es que en unos momentos empezaría un juego de americano. El rubio tomo asiento en la barra y pido una bebida, paso su vista por el largo de la barra y vio a una joven muy linda, lastima que se tenía que ir ese día. Paso su vista al televisor que tenia enfrente, el cual transmitía un noticiero. El encabezado era "Robo cibernético". Al parecer alguien había entrado en la base de datos del banco mas importante de Nueva York y saqueo varias cuentas dando una suma de cien mil dólares robados.

Que gente, ¿Cómo habrán hecho algo así? – comento un joven de cabello azul a lado de Takeru – se supone que ese banco tiene fuertes protecciones en su base de datos.

Se dan mañas, creo – Takeru contesto para luego darle un trago a su bebida.

A esa gente no creo que la atrapen nunca – el joven y Takeru no se miraban solo observaban las otras noticias que daban - ¿Quién podría atrapar a alguien que desde un ordenador lejos puede hacer tal hackeo?

No creas, si los atrapan – Takeru vio de reojo al sujeto – es mas difícil pero lo logran, al menos de que el hacker sea muy bueno. Nunca lo atraparían, pero es casi imposible, siempre los terminan atrapando.

Pues eso espero, no quisiera que un día vaya ha sacar dinero del banco y ya no tenga nada – Takeru y el joven rieron un poco.

Ellos atacan a gente rica, no creo que se interesen en tu cuenta – Takeru de reojo vio la reacción del sujeto – al menos de que tengas una buena cantidad en el banco.

Bueno fuera, yo solo soy un empleado que vive al día –

Entonces no te preocupes – Takeru sonrío, se levanto de su lugar y pago su bebida – Ya caerán los sujetos que hicieron eso.

Ojala – el sujeto vio como el rubio se alejaba del lugar.

Takeru ya estaba de nuevo en su automóvil. Estaba dispuesto a encender el motor cuando recibió una llamada. El identificador marcaba dos ceros, se imagino quien era. Tomo su celular de pantalla táctil y contesto.

Si que eres insistente – fue lo primero que dijo el rubio. Del otro lado de la llamada se escucho que rieron.

¿Que alguien que te extraña no te puede llamar? –

¿Qué quieres? –

Saber donde estas – la voz se escuchaba divertida – déjame adivinar, ¿Roma?, ¿París?, no ya se Londres.

No te importa, sabes perfectamente que en estos momentos no nos podemos ver –

Como si eso te detuviera antes –

Me tengo que ir, estamos en contacto –

Podrás huir, pero no esconderte – Takeru rodó sus ojos y suspiro – Te encontrare, siempre lo hago.

Como quieras – Takeru colgó y puso su celular en un apartado que tenía su automóvil para escuchar la música que contenían su celular. Encendió el auto y se puso en marcha hacia el aeropuerto.

Gracias a la gran cantidad de automóviles que hay en la ciudad, Takeru tardo en llegar al aeropuerto, sin embargo había llegado con tiempo suficiente para no apresurarse. El rubio fue guiado por un carrito, estilo de golf, a un lugar donde su carro seria abordado al avión. Luego de dejar su auto en manos de los trabajadores del aeropuerto, fue a una casilla a preguntar sobre su vuelo. El avión en breve estaría listo para se abordado. Takeru paso su equipaje por una banda que con rayos X, con lo que verían su contenido, en tanto el tendría que pasar por un detector de metal y ser revisado por el guardia. Todo lo rutinario en un viaje por avión.

Takeru después de lo rutinario paso a una pequeña sala de estar donde había varias sillas, y en un costado una cafetería famosa. Tomo asiento a lado de un señor de edad avanzada y se puso a ver su celular. Con su dedo tocaba la pantalla y la deslizaba a un lado para ver las diferentes carpetas que contenía. Tenía bastantes pero al final termino dando un golpecito en la pantalla para elegir el icono de fotografías. El número de imágenes no excedía los diez, el rubio no entendía porque eso le molestaba. Observo las imágenes en miniatura y solo eran de cosas sin sentido, como ejemplo uno era de la carta de menú de un restaurante donde comió hace unos días, otra era de su cepillo de dientes. Nada importante. No había imágenes de amigos, familiares, o de el mismo. El rubio dejo escapar un bufido y dándole clic al único botón del celular, ubicado bajo la gran pantalla, se salio de la carpeta de fotografías.

Disculpe la intromisión – la voz del señor llamo la atención de Takeru – le noto molesto.

¿Molesto? – Takeru levanto su ceja, claro que lo estaba pero no entendía el porque, o mejor dicho fingía el no saber el porque – Es cansancio, no he dormido bien estos días.

De nuevo disculpa mi intromisión – el anciano le dedico una sonrisa, Takeru sintió extraño al verla – pero note que al ver tus fotos te pusiste molesto y hasta triste.

Si que se entromete mucho – soltó el rubio fastidiado, el anciano no desdibujo su sonrisa. Por alguna razón Takeru sintió remordimiento por contestarle así, extraño en el – lamento mi comportamiento, es que en realidad estoy cansado.

En parte tienes razón – el anciano dejo de ver al rubio y se acomodo en su lugar cruzando su pierna y mirando el televisor que estaba en una esquina. Takeru se quedo con la incertidumbre de lo que el anciano quiso decir.

¿A que se refiere? –

Que si estas cansado, pero no por lo que tu dices – el anciano de reojo observo al rubio que analizaba lo que le dijo – me refiero a que has de estar cansado de tu vida.

¿Cansado de mi vida? – el rubio soltó una carcajada – créame mi vida es envidiada por muchos.

Te veo, te escucho, pero tus ojos me dicen otra cosa – el anciano se giro hacia el rubio y quedaron frente a frente – los ojos son la ventana del alma, y en los tuyos veo que esta cansada de la vida que llevas.

Pues no creo que eso sea verdad –

Joven déjeme le digo que mas sabe el diablo por viejo que por diablo –

Muy bien, sus frases son extraños –

Lo que te quiero decir es que analices tu vida – el anciano tomo el hombro del rubio, este le miro extrañado – tal vez para como llevas tu vida no es plena, talvez te falte llenar esos huecos como la amistad, alegría, paz, un amor que la hagan maravillosa.

Creo que tengo eso cubierto – Takeru sintió alivio cuando el anciano quito su mano de su hombro. En ese momento la voz de una mujer procedente de los altavoces dio el aviso de que los pasajeros podían abordar el avión rumbo a Roma, Italia – Creo que es tiempo de abordar.

Piensa en lo que te dije – el rubio se levanto y empezó a caminar escuchando la voz del anciano tras el – la vida es mas que solo tener dinero.

Lo tomare en cuanta – contesto Takeru aun dándole la espalda al Anicano, que como sospechaba el también abordaría ese avión. Para su fortuna al estar ya en su lugar en primera clase, no vio al anciano. El rubio se dejo caer en su asiento y dejo escapar un suspiro, como no queriendo las palabras del anciano si lo habían puesto a pensar.