7
El elegido

Theo y Goyle fueron casi mordidos por un par de perros del tamaño de ratas gigantes, una señora les había dado con su cartera por andar espantando a su mascota; más de una vez habían sido casi atropellados, sin contar la de veces que chocaron con la gente porque no se detenían a tiempo. Además de eso estaban hambrientos y ansiosos.

Fue entonces que el Lord, de improviso, cuando ellos pasaban por un callejón, se apareció, con un gesto de asco y fastidio.

—Mi Lord —dijo inmediatamente Goyle, lanzándose al piso para hacer la reverencia que el Lord exigía.

Nott tardó un par de segundos, pero pronto estuvo también de rodillas delante de su señor.

—¿Hay alguna pista de ellos?

—Ninguna mi Lord —se apresuró a contestar Goyle, mirando de soslayo a Nott, temía que el hombre, movido por el temor de padre, hiciera algo malo.

—Parece que el trabajo lo debo hacer yo mismo —gruñó el Lord, mirándolos enfadado.

—¿Qué quiere decir?

—Que ellos están por aquí, he sentido magia… solo debemos seguirla.

Goyle y Nott se miraron preocupados, ninguno sabía que de verdad el Lord podía seguir la magia.

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魅了
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Hermione solía hacer el mismo recorrido cada fin de semana, y aunque ese fin de semana había sido muy ocupado, se sintió complacida de poder caminar rumbo a la casa de Sirius esa tarde.

Avanzaba con pasos rápidos, mientras meditaba en la lista de cosas que debía hacer, cuando un trío de hombres chocó contra ella, haciéndola caer en la vereda.

No complacidos con hacerla caer, uno de ellos, el pelado y de cara rara, osó reír y seguir avanzando como si nada hubiera pasado.

Si algo la enervaba era la gente desconsiderada y sin respeto por los demás. Ella luchaba día a día contra gente como esa.

—¡Un momento, señor! —gritó, corriendo hacia ellos, que la ignoraron, por supuesto.

—¡Deténganse ya mismo! —volvió a gritar, corriendo más duro para alcanzarlos.

—¡Que se detenga, he dicho! —ordenó, alcanzando la capa de Voldemort y haciéndolo girar. Soltó un jadeo al ver su rostro de cerca, definitivamente no parecía humano.

—Insolente, como osas tocar al Lord de esa manera —bramó Goyle, apartando a Hermione.

Hermione se soltó del hombre y recuperó el aplomo.

—Y como osa él empujarme y ni siquiera detenerse a ver si es que me ha lastimado.

—Yo que tú, mejor me voy —le dijo Nott, apartándola un poco más de la mirada divertida del Lord.

—No, será mejor que se disculpe, o no me iré —continuó Hermione, no dejándose apartar.

—No recordaba que los muggles fueran tan insolentes —siseó Voldemort, caminando hacia Hermione.

—¿Qué? —preguntó ella confusa, mientras el hombre que la sujetaba era apartado y quedaba cara a cara con aquel ser tan extraño.

—No sé porqué desistí de destruirlos a todos ustedes, al fin y al cabo… no sirven para nada —continuó Voldemort, tomando con los dedos el mentón de Hermione y levantándola un poco.

—¡Suélteme! —gritó ella —¿Qué le pasa? No tiene derecho.

Para esto un montón de gente se había quedado mirando el espectáculo, pero en cuanto Hermione fue levantada, todos empezaron a protestar, incluso un par de policías se acercaron, pero Goyle y Nott los trataron de mantener apartados.

—Ya que estoy aquí, bien podría hacer un poco de limpieza… —sonrió el Lord, lanzándo a Hermione hacia el piso.

—Auch… —Hermione se sentó —¡No tiene ningún derecho a golpearme! ¡Lo voy a denunciar y…!

Pero entonces el Lord, ante la mirada atónica de todos, sacó del bolsillo de su túnica su varita, por un momento hubo un jadeo, pensando que se trataba de una pistola, pero los que miraban la escena soltaron risitas al ver una ramita deforme.

—Levicorpus —susurró el Lord y el cuerpo de Hermione se levantó por los aires, mientras la chica gritaba y los espectadores, asustados, retrocedían.

—Sí, creo que será divertido —dijo hacia Nott y Goyle, que se miraron asustados.

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魅了
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Draco, Ron y Lucius decidieron caminar hacia un lugar más oculto como para desaparecerse y aparecerse en el mundo mágico. Necesitaban llegar a un bosque para realizar el hechizo y querían ponerse de acuerdo en qué deberían hacer.

Avanzaron en silencio por un par de calles y entonces escucharon el alboroto, y no solo eso, sino que sintieron la magia rondar.

—¿Serán Goyle y Nott? —preguntó Draco —, el Lord los mandó a perseguirme.

—No —negó Lucius con un estremecimiento —, es peor aún… es la magia del mismísimo Lord.

Ron miró espantado hacia donde estaba el alboroto.

—Entonces vamos, no podemos dejar que mate a nadie.

Lucius y Draco intercambiaron una mirada interrogante.

—Es un hijo de Leones, ¿qué esperabas? —preguntó Lucius, finalmente siguiendo a Ron.

Draco, al no tener opción, los siguió también.

Los tres se empujaron entre la multitud para ver directamente al Lord, que jugaba con una muggle, lanzándola por los aires ante los gritos de todo el mundo, pero entonces Draco se dio cuenta.

—¡Hermione! —gritó Draco al tiempo que levantaba la varita y lanzaba un expeliarmus contra el Lord.

—¡Draco! —gritó Lucius, tratando de alcanzar a su hijo, que ya había avanzado varios pasos para encarar al Lord.

Hermione cayó contra el piso, inconsciente.

Ron, que había reconocido a la chica como con la que había tropezado antes, se acercó también.

—Es la novia de Harry —explicó rápidamente Draco, mientras la hacía levitar hacia los brazos de Ron —, llévala y ponla a salvo.

Ron recibió a la chica en brazos y notó que tenía un corte en la frente, aún así algo tibio se instaló en su pecho y un deseo de protegerla pase lo que pase.

—De acuerdo, la dejo y vuelvo, tú trata de mantenerte a salvo —gritó Ron hacia Draco, mientras el Lord recuperaba su varita y la levantaba contra Draco.

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—Esta era la varita de tu padre… en teoría cada mago debe tener su propia varita —explicaba Sirius junto a Remus —, pero no es posible que vayamos al Callejón Diagon a conseguir la tuya así que… tal vez esta te funcione.

Harry recibió con manos temblorosas la varita y unas chispas de colores saltaron de ella, haciéndolo emitir un jadeo.

—Wow…

—Es la magia… es más que solo trucos, es un nexo, una forma de sentir diferente…. Lamento, en serio que sí, haberte mantenido al margen de todo esto, pero lo hice por tu bien y sé que aún estás enfadado conmigo por ello, pero espero que alguna vez me puedas perdonar.

—Yo no estoy ya enfadado contigo, lamento lo de esta mañana, no tenía derecho a…

Pero Harry no pudo continuar hablando porque en ese momento un crack los hizo sobresaltar.

—Alguien se ha aparecido en la puerta —exclamó Remus.

Cuando llegaron a la entrada, ya Ron pateaba la puerta para abrirla.

—¿Hermione? ¿Qué ha pasado? —preguntó Harry, recibiendo a Hermione en sus brazos.

—Está viva, pero está inconsciente, el Lord está aquí, y no sé porqué, pero la estaba atacando… hay muchos muggles por allá en peligro.

—¿Y Draco?

—Se quedó encarando al Lord, debo ir a ayudar pero… por favor, cuídala, ¿de acuerdo?

—¿Dónde están? —preguntó Remus, tomando del brazo a Ron para evitar que se desapareciera.

—No a mucha distancia, puedo aparecerte si quieres ayudar.

—Por supuesto —Remus miró a Sirius, que frunció el ceño, pero finalmente asintió.

—Harry, lo más seguro es que te quedes aquí con Hermione y Albus, Remus y yo volveremos.

—Pero…

—Aún no sabes hacer nada con la varita, serías como un muggle más —le explicó Ron, Harry lo fulminó con la mirada, pero
asintió.

—Tengan cuidado —dijo Harry a última hora, cuando vio a Ron, Remus y Sirius desaparecer.

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—Esto es estremecedor —negó Remus, recordando los días en que junto a los demás miembros de la orden peleaban contra el Lord.

La calle estaba destruida, algunos muggles trataban de ponerse a salvo en tanto Draco y Lucius creaban campos de protección para contener el ataque del Lord. Detrás del Lord, Goyle parecía espantado y Nott brillaba por su ausencia.

—Así es —aceptó Sirius —Incluso había llegado a creer que nunca más tendría que pasarlo…. Parece que me equivoqué.

—Pero tal vez esta sea la última vez que lo hagamos, al fin.

—Al fin —murmuró Sirius.

Ambos se dieron una mirada más y corrieron al encuentro de Draco y Lucius.

—Venimos a ayudar —explicó Remus al ver su sorpresa.

—Pues bienvenido sea —asintió Draco, evadiendo un hechizo y creando un campo de protección sobre un grupo de señoras que corría para apartarse del laberinto.

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—Es la hora —dijo Pansy dentro de la chimenea —se han levantado en armas, es el momento.

Al otro lado de la chimenea, el señor Lovegood asintió complacido; por fin podrían luchar y vencer al Lord, por fin podría rescatar a su hija.

Rápidamente fue a avisar, según diferentes métodos, a los grupos rebeldes con los que tenía contacto. Aquellos contactos habían costado la libertad de su hija en el pasado, pero ahora tal vez significaría la libertad de todo el mundo mágico.

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Narcissa vio con helada calma a la señora Weasley recibir el mensaje de uno de sus contactos, se estaba armando la batalla por la libertad del mundo mágico, e irónicamente esta era en el mundo muggle. Todos estaban llamados a pelear, todo el que quisiera un mundo libre, este era el momento de unirse y por fin obtener la victoria.

Solo debían aparecer en el campo de Charnwood en diez minutos y habría alguien listo para hacer el hechizo de transporte.

—¿Y cómo saben que no es una trampa? —preguntó Narcissa, en medio del corretero que se había desatado en la casa de los Weasley; todos incluso la menor de sus hijos pensaba ir a pelear.

—¿Una trampa? —preguntó Ginny, deteniéndose delante de la señora.

—Para mandarlos al mundo muggle y no volver más.

—¿Y de verdad cree que no preferimos eso a estar viviendo escondidos, como hemos vivido durante tanto tiempo?

Narcissa tuvo que darle la razón.

—Yo también voy a pelear —informó, poniéndose de pie. Molly le sonrió.

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Hermione volvió en si con un grito desgarrador, e inmediatamente se sentó y pegó a la pared, delante de ella estaban Harry y Albus, que se veía espantado.

—¿Estás mejor? ¿Te duele algo?

—Yo.. —Hermione se puso una mano en la cabeza —, había un tipo, uno raro y…

—¿Te duele la cabeza? —interrumpió Harry.

—No... más bien los brazos y… ¿cómo es que llegué hasta aquí?

—Es una larga historia —Harry se sentó junto a ella y la examinó detenidamente —, aparentemente no hay ninguna contusión ni nada, pero debes estar un poco adolorida.

—Harry… ¿cómo llegué aquí?

—Te trajo Ron —Harry recordó que ella no conocía a Ron —, es un… el novio de Draco —murmuró con fastidio.

—¿En serio? ¿Cómo es que…?

—Mira, lo mejor será que descanses un rato más, yo te prometo que me sentaré contigo y te explicaré todo, con lujos de detalle y todo, pero no en este momento.

Hermione miró a Albus y luego asintió y se dejó recostar en la cama.

—Albus, quédate aquí con ella, vuelvo en un momento.

Harry subió las escaleras y llegó hasta el ático, donde había una ventana falsa que servía para llegar al techo. En cuanto estuvo allí soltó una exclamación de sorpresa. A muchas cuadras de allí se podía ver el fuego y las chispas de colores volando por todos lados, al parecer todo parecía indicar que era mucho más grave de lo que había esperado. Pensó en Albus, si el mago ese sospechaba de su existencia, o decidía seguir avanzando y acabar con todo el pueblo no podría protegerlo. Pero tampoco podría dejar a Sirius solo… ¿Y qué sería de Draco?

Bajó nuevamente las escaleras y encontró a Albus mirando por la ventana y a Hermione recostada, pero con los ojos fijos en el techo.

—¿Te sientes mejor? —le preguntó.

—Bastante mejor —asintió ella.

—Genial, necesito que te vayas.

—¿Qué?

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Harry le prometió a Albus una y otra vez que iría por él a más tardar al día siguiente y que a cambio debía portarse bien y ser amable con los padres de Hermione; solo así lo convenció de que entrara al auto con Hermione.

—No te detengas, por nada ni nadie hasta que llegues al otro pueblo, donde tus padres. Yo te llamaré al celular más tarde.

—De acuerdo y… por favor, ten cuidado.

—Lo tendré —garantizó Harry.

Se quedó de pie un momento, viendo a Hermione y su hijo alejarse en el auto hacia el lado opuesto a donde la batalla se realizaba.

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Draco nunca había estado en una batalla; sabía que su padre y sus contemporáneos sí, incluso Ron había tenido que pelear alguna vez, pero él solo podía saberse los hechizos que le habían enseñado en la escuela y nada más. Aún así, al lado de Ron y Lucius, combatía contra los ataques del Lord, no dejando que ningún hechizo le diera a ellos o a algunos de los pocos muggles que todavía quedaban cerca.

—¿Dónde está Nott? —preguntó Voldemort hacia Goyle, que permanecía detrás suyo sin levantar la varita. .

—No lo sé, mi Lord… él desapareció hace un momento y…

—Ahhh —rugió Voldemort, sintiéndose frustrado —, no debe apreciar la vida de su hijo lo suficiente entonces.

Voldemort detuvo su ataque y con la varita sobre su brazo convocó a todos sus mortífagos.

—He cambiado de opinión, no solo acabaré con ustedes, sucios traidores —dijo hacia Draco y Lucius, también lo haré con este tonto pueblo… es el inicio de la dominación total.

Los tres se miraron preocupados mientras, uno a uno iban apareciendo hombres y mujeres encapuchados. Ubicaron a Bellatrix como la que se colocó rápidamente junto al Lord—

—Creo que estamos en problemas —susurró Ron.

Y Draco le dio toda la razón.

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Narcissa se sintió incapaz de contar la cantidad de magos y brujas que había en el bosque, faltaban tres minutos para que se activara el hechizo prometido y seguían apareciendo más y más grupos. Se preguntó porqué antes no se habían puesto en pie y protestado, si eran tantos seguramente hubieran podido ganar.

—El que va vencer al Lord por fin ha aparecido —escuchó a una mujer decirle a otra —, está allá, en el mundo muggle, dándole batalla; con nuestra ayuda lo conseguirá, al fin lo hará.

Y Narcissa entendió, hoy al fin tenían esperanza, tenían alguien en quien creer, después de la muerte de los Potter todos asumieron que el Lord sería inmortal, pero ahora habían dado a conocer la profecía, y ahora todos creían que Draco vencería al Lord. Apretó fuerte su varita y se preparó para luchar, no permitiría que su hijo muriera.

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Harry levantó las manos para cubrirse la cabeza, mientras miles de chispas de colores estallaban encima.

—¿Qué demonios haces aquí? —bramó Ron, mientras lo jalaba a un lado.

—Ayudar, creo —Harry se agachó cuando un rayo rojo caía contra él, pero Ron creó un escudo protector.

—Pero no sabes hacer magia… —Ron olvidó el reclamo y lanzó otro hechizo, esta vez un expeliarmus, contra el mortífago que se les estaba acercando.

—Wow —Harry miró a Ron con aprobación —¿cómo haces eso?

—Protego —gritó Draco en ese momento, acercándose a ellos —Ron, explícale de una vez. Y Harry, te debiste haber quedado, esto no es seguro.

—¡Pero quiero ayudar! No los dejaré pelear solos.

—De acuerdo, de acuerdo, escucha bien, que solo lo haré una vez.

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Había mucha expectativa, la gente hablaba por todos lados y Narcissa, junto a los Weasley pensaba si es que después de todo no sería una trampa, cuando Nott apareció en la parte más alta de una colina.

Con un hechizo de voz, Nott habló con voz potente

—Hoy, los he convocado aquí porque ha llegado la hora de recuperar la libertad del mundo mágico…

Muchas voces de protesta se hicieron escuchar.

—Y yo sé que no soy el mejor para hacer esto, pero he caído en cuenta de que la tiranía del Lord debe terminar. En un minuto apareceremos en medio de una calle muggle, donde el Lord trata de matar al único capaz de destruirlo, ayudado por todos sus mortífagos, y nosotros debemos luchar para que el elegido al fin pueda ganar.

Vivas se hicieron escuchar en todos lados y un instante después un gran haz de luz apareció y en un parpadeo, todos estaban de pie en medio de una calle, a un lado el Lord y sus mortífagos, y al otro cinco hombres trataban de protegerse.

—¡Y ahora quiénes son esos! —gritó Harry mirando a los que se habían aparecido.

—¡Ellos, compañero, son nuestra salvación! —exclamó Ron con alegría.

—Uh… ¡Ahora sí podemos decir que tenemos una guerra! —celebró Sirius.

Harry parpadeó confundido. Eran muchos, tantos como los mortífagos.

—Al menos ahora estaremos a mano.

—Al menos —asintió Draco.

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Harry no era un experto en guerras, es más, lo más cercano que había estado a una era cuando jugaba en la computadora los juegos de estrategia; aunque claro, allí era fácil pues solo estaba sentado en su cómoda silla, haciendo que sus soldaditos se muevan, no había riesgo y aunque había presión, no lo era tanta como la que sentía en ese momento.

Había pasado como una hora, o quizá un día entero, o una semana, no estaba seguro de eso, de lo único que estaba seguro era de que había conseguido derribar unos cuantos motífagos con los hechizos que Ron le había enseñado, que era muy bueno creando hechizos de protección, y que esos le salían por puro instinto.

Trató de mantenerse al lado de Draco y los demás la mayor parte del tiempo, sin embargo, cada uno tenía sus propios problemas y pronto se encontró en el otro lado del lugar, peleando junto a gente que no conocía pero que parecía dispuesto a darlo todo por la victoria.

Draco rápidamente se encontró con su madre, a quien abrazó con fuerza, ella le dijo que todos ya sabían que él era supuestamente el elegido. Draco no se lo quiso decir a ella, ni a nadie, pero se sentía muy confundido respecto a ese tema, la profecía, según su padre le había dicho, solo decía que cuando él (supuestamente) se enamorara del hijo de los leones y le diera su corazón, o algo así, se desataría el inicio del fin; pero ya puestos en la batalla, mejor era ignorar esos detalles y simplemente pelear y dar todo por ganar.

Aunque eso implicara jugar sucio, se dijo, mientras agarraba a golpes a uno de los mortífagos encapuchados; contuvo el aliento viendo a su madre y la que aparentemente era la madre de Ron, peleando codo a codo contra su maniática tía Bellatrix.

Ron peleaba junto a los gemelos, que les encantaba hacer bromas respecto a quienes iban derribando, además de intercambiar posiciones y hasta hacer hechizos burlones. Al menos Ron se sentía protegido con ellos, de rato en rato trataba de ubicar a Draco. sobre todo porque él era el objetivo principal del Lord.

Pese a su sonrisa burlona, el Lord estaba un poco preocupado, los refuerzos habían creado un círculo alrededor de Draco y su comitiva, y aunque tenía mortifagos que ya habían logrado acercarse, ninguno había conseguido atraparlo. Y eso era preocupante.

— Quiero que me traigan a Draco Malfoy y al chico Weasley – dijo entonces el Lord en voz aumentada –aquel que me los traiga será recompensado… no gasten su tiempo con los demás, que no valen la pena y serán apresados o asesinados.

Por un instante, ante la horripilante voz del Lord, se quedaron quietos, los duelos se detuvieron y no se escuchó más que su mandato, un instante después todos saltaban a buscar a Draco y Ron, algunos para protegerlo, otros para atraparlo.

—Demonios –bramó Harry, lanzando el único hechizo de desarme que se sabía y tratando de encontrar a Draco en todo ese pandemonio.

—¡Draco! – gritó Lucius, tratando de encontrar a su hijo en medio de todo el alboroto, sintió una mano que lo sujetaba y lo lanzaba al piso, un rayo verde pasó por donde había estado antes su cuerpo; cuando levantó la vista se dio cuenta que había sido nada más y nada menos que Sirius el que lo había salvado.

—Gracias –dijo a regañadientes.

—Los chicos están hacia allá –explicó Sirius, señalando el otro lado de la avenida, estaban Ron y Draco, uno pegado al otro y dando una gran batalla.

—Necesitan ayuda –explicó REmus, luego de derribar a dos mortífagos.

—¿Y qué esperamos? –preguntó Lucius, antes de lanzarse, seguido de Remus y Sirius.

Apartaron el camino lo más que pudieron, sin embargo algunos más les estaban ganando.

Harry empujó, pateó y atacó con hechizos de desarme a todo el que se le puso delante, hasta que llegó junto a Draco y Ron; que parecían agotados.

—Es un gusto saber que estás bien –jadeó DRaco.

—¿Estas herido? –preguntó Harry mientras levantaba la varita y lanzaba un hechizo de desarme.

—Nada que no se pueda soportar –replicó Draco, a quien un par de hechizos le habían dado ya –solo estoy algo cansado.

—Creo que vamos ganando –comentó entonces Ron, empinándose para ver mejor –no podrán vencernos a todos, y nosotros somos más.

—¿Quiénes son ellos?

—Magos como yo, o como mi familia, magos hartos de ocultarse.

Harry asintió y entendió, relacionándolo con lo que Draco le había contado.

Pelearon juntos por un largo rato más, parecía que los mortifagos no dejaban de aparecer y cuando el sol comenzaba a ocultarse, por fin el Lord pudo hacerse camino hacia ellos.

Todo pasó demasiado rápido, un instante Harry, Draco y Ron peleaban con una coordinación ganada por horas de batalla y al siguiente todo se detuvo; la aparición del Lord delante de ellos les causó un estremecimiento.

—Joven Malfoy, qué difícil se hace usted de encontrar —declaró el Lord.

—Pues he estado aquí todo el tiempo —jadeó Draco.

El Lord soltó una carcajada y levantó la varita, una jaula invisible se trazó alrededor de ellos.

—Ahora podré acabar con usted y su novio de una vez por todas, así se detendrá toda esta estupidez.

—No si nosotros lo matamos primero —reclamó Harry, encerrado dentro de la jaula invisible junto a Draco y Ron.

Voldemort le dio una mirada a Harry y algo en su mente se activó, su apariencia… no podía ser, tal vez estaba equivocado, habían pasado demasiados años.

—Creo que tú estás de más —dijo entonces el Lord, levantando la varita.

Harry vio el hechizo verde atravesando el aire, y casi lo podía sentir en el pecho, pero entonces fue empujado con fuerza hacia un lado, hasta dar con lo que al parecer era el límite de la jaula mágica que el Lord había creado. Cuando levantó la mirada, Draco yacía en el piso, y estaba inconsciente, o eso quería creer.

—¡No! —gritó Ron, corriendo hacia donde Draco estaba, al mismo tiempo que Harry, ambos se arrodillaron junto al chico y observaron su rostro.

—Draco, háblame por favor —pidió Harry, mientras Ron lo miraba con el ceño fruncido —, por favor, no te mueras,

—Y entonces una onda mágica los hizo estremecerse, delante de ellos, listos para protegerlos estaban Lucius, Remus, Sirius y Narcissa.

—Veo que has olvidado cuál es tu lugar en esta cadena de mando, Lucius.

—Eso ocurre por meterte con mi familia —declaró Lucius, levantando la varita y poniéndose en posición de ataque.

—Ron, llévate a Draco —pidió Narcissa.

—Harry, tú ve con ellos —ordenó Sirius.

Ron y Harry se miraron y asintieron.

Ron y Harry pasaron entre la gente que peleaba a favor de ellos y al final de la avenida que habían tomado, encontró un lugar donde aparentemente los que estaban heridos eran atendidos.

—Draco —jadeó Pansy, con lágrimas en los ojos, mientras lo ponían en una camilla y unos magos pasaban hechizos de reconocimiento sobre él.

—¿Estará bien? —preguntó Harry, ansioso —, yo soy doctor, quizá yo los pueda ayudar.

Los magos lo miraron confusos y luego negaron con la cabeza.

—Hey, mira —le dijo Ron a Harry y miró hacia donde el Lord peleaba contra Sirius, Remus, Narcissa y Lucius —, parece que necesitan ayuda.

Harry miró a Draco y apretó los puños.

—Vamos, ese bastardo a lastimado a Draco y no se saldrá con la suya así de fácil.

Cuando volvieron a pasar hacia el centro, los magos y brujas que observaban la pelea los dejaban pasar, entre asombrados y preocupados. La mayoría de los rumores que escuchaban era de que solo quedaba uno de los elegidos y la duda de si es que podría vencer al Lord.

Sirius quiso protestar ante la presencia de Harry, pero estaba demasiado ocupado repeliendo hechizos. Llevaba años sin pelear en una batalla, así que aún se sentía fuera de forma, además de que el Lord parecía haber obtenido mucho más poder.

Y entonces el Lord lanzó un hechizo que hizo que todos se levantaran por los aires, lo que dio por resultado que el cabello de Harry se moviera lo suficiente para dejar ver su cicatriz.

Un gran temor invadió al Lord y detuvo el hechizo.

—Tú —bramó en dirección de Harry, mientras este se ponía de pie.

—Bastardo, has lastimado a Draco —le reclamó Harry.

—No puedes estar vivo… no puedes —continuó diciendo el Lord, aunque Harry no le entendió al inicio, finalmente lo comprendió y decidió que podía usar eso a favor.

—¿Así que ya me has reconocido? Asesino, mataste a mis padres, intentaste matarme a mí, pero no funcionó.

—No… —el Lord retrocedió unos cuantos pasos, asustado. Realmente ese bebé había sobrevivido, ¿pero cómo?, giró un poco y vio a sus mortífagos, todos quietos, expectantes, y supo que no podría retroceder. —Pues es una lástima que te atravesaras en mi camino de nuevo, porque esta vez no te salvarás.

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Draco se sentó de golpe, como si un golpe muy fuerte lo hubiera despertado.

—Draco, ¿estás bien? —le preguntó Pansy, con los ojos rojos.

—¿Dónde está Harry?

—¿Quién? —preguntó Pansy, preocupada por la salud de su amigo.

—Harry, y Ron, ellos estaban conmigo, peleando y entonces…

—Ah, ellos volvieron, el Lord está peleando con ellos, por cierto, hay un rumor de que ese chico de ojos verdes es…

—¡Diablos! Ya lo descubrió —exclamó Ron, poniéndose de pie en un salto y, pese a sentirse demasiado cansado, se olvidó a caminar hacia donde la pelea central se estaba llevando a cabo, no dejaría a Harry solo.

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—AvadaKedabra —gritó el Lord, pero Harry se apartó a tiempo para evadir el hechizo que ya sabía era mortal.

—Cuidado —avisó Sirius, empujando a Harry hacia un lado cuando un nuevo ataque de hechizos salió de la varita del Lord.

—No quiero que nadie intervenga —ordenó entonces el Lord a sus mortífagos.

—Harry —gritó Draco, llegando hasta donde la pelea se realizaba; Ron trató de sujetarlo para que no se acercara más, pero Draco luchó con todas sus fuerzas para soltarse de él.

—Draco, es peligroso, estás herido —trató de contenerlo Ron.

—¡No! ¡No pueden matarlo! —empezó a gritar Draco, soltándose finalmente de Ron y corriendo hacia el centro, ene l momento en que el Lord levantaba nuevamente la varita. Harry se veía agotado, pero su mirada conectó con la de Draco, mientras éste corría hacia él.

—Avada…

Harry y Draco levantaron su varita a la vez y no apuntaron al Lord, se apuntaron entre ellos.

—…Ke…

—¡Protego! —gritaron Harry y Draco a la vez, creando escudos protectores.

—…dabra —terminó de gritar Voldemort, pero su hechizo mortal dio contra el doble escudo protector y pasó algo que nunca antes se había visto en el mundo mágico, el hechizo del Lord rebotó y el rayo verde le dio de lleno en el pecho.

Durante un instante pareció que el tiempo se detenía, pero luego el cuerpo del Lord cayó al piso haciendo un ruido sordo. Y entonces una presión que nadie había notado, pareció quebrarse. Entendieron que el hechizo que habái tenido aislado al mundo mágico al fin se había roto.

—El Lord ha muerto —gritó una voz y de pronto el mensaje fue repitiéndose una y otra vez, los mortífagos comenzaron a escapar, pero rápidamente eran perseguidos.

—Harry… —jadeó Draco, tirado en el piso y levantando la vista.

Harry miró a Draco y quiso decir algo, pero entonces los padres de Draco y Ron corrieron hacia Draco, abrazándolo y llevándolo un poco más lejos. Harry prefirió mirar hacia otro lado, hacia Remus y Sirius que se dejaban caer a su lado y lo jalaban para abrazarlo.

Pese a que sabía que le estaban hablando, se le hacía imposible seguir el hilo de la conversación, solo podía observar a Draco, que hablaba con Ron, parecía tan feliz…

Y entonces se dio cuenta que en el muy corto tiempo que había pasado junto a Draco, se había enamorado de él.

—Debo ir a casa —dijo de pronto, levantándose, alrededor había desorden, había un grupo de magos que iban por la calle hechizando muggles, según le había dicho Sirius, borrándoles la memoria, otro grupo iba reparando las casas y edificios destruidos.

—¿Estás bien? ¿Quieres que vayamos contigo? —preguntó Sirius rápidamente.

—No… debo llamar a Hermione y Albus y… descansar, estoy agotado.

—De acuerdo, nosotros tenemos que… —Sirius señaló hacia un gran grupo de magos que parecía emocionado y que los llamaba insistentemente —, son viejos amigos que merecen una explicación.

—Claro… te veo en casa —asintió Harry.

Le dio una mirada más a Draco, pero este estaba demasiado ocupado con Ron, así que ni lo notó, y luego emprendió el camino a casa.

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—¿Cuándo llegue me contarás todo, verdad? —le hizo prometer Hermione una vez más.

—De todas maneras —aseguró Harry.

—Pero… ¿estás bien? Te noto apagado.

—Sí, es solo que han pasado un montón de cosas… Draco se ha quedado con Ron y…

—¿Draco?

—Sí… Draco —suspiró Harry mientras se dejaba caer en la cama, mirando el techo —, Hermione esto es horrible, no quisiera hacerlo por teléfono, pero…

—¿Te gusta Draco?

—Es más que eso, podría dar mi vida por él, yo… ¿tú crees que alguien se puede enamorar en solo un par de días?

—Probablemente, aunque no lo sé en realidad…

—Lo siento, tú sabes cuánto quería esto, una familia completa, para Albus, para tener más niños quizá, pero no me parece justo que si yo… siento cosas por otro chico…

Hubo un largo silencio al otro lado de la línea, y cuando Hermione habló, lo hizo con voz temblorosa.

—El plan era bueno, tú tenías una familia, yo tenía una familia, y ambos somos mejores amigos, así que podríamos hacer que funcionara, pero sería muy egoísta exigirte seguir adelante.

—Lo siento.

—Además, yo te quiero mucho, eres mi mejor amigo, y si te obligo a seguir te perderé, y no quiero eso.

—Yo tampoco.

Ambos se quedaron en silencio un momento más, antes de que Harry se aclarara la garganta.

—Mañana en la mañana iré por ustedes, mejor será que descanses.

—De acuerdo, te veo en la mañana — le dijo Hermione antes de colgar el teléfono.

Harry dejó caer el teléfono al piso y cerró los ojos. Sabía que debía ducharse y cambiarse, pero no podía moverse, y no por un tema físico, era algo que le pesaba en el pecho. De pronto había perdido todas las ganas de hacer cualquier cosa que no fuera pensar en Draco, recordar la mirada que intercambiaron antes de que el Lord les lanzara ese hechizo asesino.

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—¿Qué fue exactamente lo que pasó? —preguntó Ron, observando a Draco con atención.

—El hechizo rebotó —respondió Draco, aún anonadado.

—Eso es imposible —explicó Ron —las maldiciones asesinas no rebotan.

—Tampoco puedes sobrevivir a ellas y Harry lo hizo una vez cuando era bebé.

—Es un buen punto —asintió Ron, sentándose junto a Draco, ambos observando a la gente moviéndose alrededor.

—Es una pena que se haya ido tan rápido —negó Ron —, le podríamos preguntar si hizo algo más que tratar de protegerte.

—Ron… sabes que te tengo mucho aprecio, ¿verdad? —empezó a hablar Draco con voz suave, mirando a Ron a los ojos.

—¿Me vas a dejar? —le preguntó Ron.

—¿Tú realmente quieres estar conmigo?

—Bueno, yo también te tengo aprecio…

—Creo que eso de las profecías no es cierto —resopló Draco —nadie te puede decir qué va pasar.

—Claro que sí —negó Ron —, al fin de cuentas, supuestamente la primera profecía decía que Harry lo vencería y así sucedió.

—Eso invalida nuestra profecía.

—Si es que era nuestra —Ron torció los labios.

—¿También crees que está equivocada?

—No, no creo que esté equivocada, creo que la entendimos mal…

—¿Mal en qué sentido?

—Pensaron que tú y yo éramos novios, pero no era cierto. La profecía dice que tú me entregarás tu alma y tu corazón, tu vida… Pero hasta donde he visto, te pusiste delante de otro, no de mí, y dos veces.

Draco se sonrojó.

—Si te gusta, deberías decírselo, tal vez él sienta algo por ti también.

—Él se va casar —suspiró Draco.

—Y cuando algo te ha detenido de conseguir lo que quieres, es decir, creo no equivocarme al decirte que te conozco y sé que no eres de los que desiste rápidamente.

Draco se mordió el labio y se dio cuenta de que Ron tenía razón, él no se rendía fácil. Además, técnicamente, aún Harry no le había dicho que no.

—¿Tú y yo estaremos bien? —le preguntó a Ron.

—Mejor que nunca… al menos ahora no nos tendremos que esconder.

—Sí, será genial —asintió Draco.

Ambos se quedaron en silencio un momento.

—Anda de una vez, que quiero ir a celebrar por allí —le dijo Ron, empujándolo un poco. Draco sonrió ampliamente y corrió calles abajo.

—Me pregunto si en algún momento recordará que es un mago y que se puede aparecer en lugar de correr todas las calles que hay hasta la casa —dijo Sirius, poniendo una mano en el hombro de Ron.

Ron soltó una carcajada, asintiendo.

—Vamos, chico, te invito un trago.

—¡Chico! —protestó Ron —acabo de pelear en una batalla y me siguen diciendo chico…

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魅了
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Draco no recordó que era un mago y corrió hasta la puerta de la casa, no le extrañó el poder abrirla sin esfuerzo y subió corriendo las escaleras hasta la habitación que había usado cuando había estado enfermo, sin esperar obtener autorización, empujó la puerta y entró a la habitación, que estaba en penumbras.

Con un movimiento de varita la iluminó y se decepcionó al encontrarla vacía.

—¿Draco? —preguntó entonces Harry, entrando también.

—¿Dónde estabas?

—Arriba, esta habitación es solo para invitados.

—Ah…

—Y entonces… ¿te puedo ayudar en algo? —preguntó Harry, con una sonrisa tímida.

Draco le dio su mejor mirada predadora y se aceró a él.

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—Eres tú —le dijo, mientras lo tomaba de los hombros.

—¿Qué? —medio chilló Harry.

—A quien se refiere la profecía, al que estoy dispuesto a entregarle mi alma y mi corazón… por quien daría la vida.

—Draco… —Harry dejó que Draco lo acercara más —¿y qué hay de Ron?

—Él y yo somos amigos, y no me hubiera pedido matrimonio si no fuera por la profecía; lo hemos aclarado.

—¿Y ya no están juntos? —susurró Harry, sus ojos fijos en los labios de Draco.

—No, estamos juntos… he venido por ti, ¿eso te da una idea de con quién quiero estar en realidad?

—Alguna idea, sí…

—Pero antes, ¿qué hay de Hermione? Ya sé que es buena chica, pero…

—Hemos terminado hace unas horas; ya no podía casarme con ella.

—¿Por qué? —preguntó Draco sintiendo el aliento de Harry sobre sus labios, estaban tan cerca el uno del otro.

—Porque estoy enamorado de ti.

Draco sonrió de lado.

—Y qué se supone que haremos con eso.

—Por lo pronto, dejar de hablar —demandó Harry.

Draco dejó que Harry lo besara y que lo pegara contra la primera pared que encontraron, normalmente acostumbraba a llevar el control, pero con Harry era diferente, podía sentirse completamente seguro en sus brazos y se abandonó a la satisfacción de al fin tenerlo consigo, de al fin poder estar juntos.

—No tienes idea de cuánto, pero cuánto he deseado esto —le susurró Harry.

—Y yo… —Draco inclinó la cabeza un poco, para que Harry siguiera mordiéndole el cuello y soltó un gemido de placer cuando Harry encontró ese punto que lo hacía temblar. —Harry…

—Oh, Draco, no tienes ni idea de cómo me pones.

—Espera… espera —le detuvo Draco, Harry se apartó con una mirada cautelosa.

—¿Qué te parece si primero tomamos un baño, juntos —aclaró, acariciando la mejilla rasposa de Harry —, no es por nada, pero hacer el amor después de una batalla no es tan romántico como parece si es que antes no nos damos una ducha.

Harry sonrió y luego soltó una carcajada.

—¡Cielos, debemos estar hediondos!

—Verás, Harry —dijo Draco, tomando la mano de Harry y jalándolo hacia el baño —, tú podrás estar hediondo, pero los Malfoy jamás apestamos.

—¿Los Malfoy…? —preguntó Harry confundido mientras cerraba la puerta del baño.

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魅了
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El sol iluminaba los jardines de una manera que no se había visto en años en el mundo mágico; los pájaros estaban cantando y algunas ardillas corrían sobre los altos árboles mientras en la habitación dos cuerpos se movían coordinadamente.

Harry besó a Draco lentamente, recorriendo primero sus labios y luego bajando por el pálido cuello y llegando hasta la clavícula, donde dejó apenas un suave beso sobre la marca de una mordida que había hecho la noche anterior.

—Harry… —jadeó Draco, arqueándose un poco cuando Harry bajó hasta sus pezones y los mordisqueó.

—Aun tenemos tiempo —le susurró Harry, enviando oleadas de placer a través de su aliento golpeando la piel húmeda.

—Sigue entonces —le pidió Draco, levantando un poco las caderas.

—Eres un impaciente —le regañó Harry, dándole una mordida en el ombligo.

Otra sarta de gemidos se dejaron escuchar mientras devoraba con inusitada lentitud la erección de Draco.

Para cuando Harry por fin Harry se deslizó en su interior, Draco estaba listo para correrse, y tuvo que sujetar su erección para evitarlo, mientras las embestidas de Harry golpeaban sin parar aquel punto de placer.

—Draco… déjate ir —le pidió Harry, apartándole el cabello de la frente y dándole un beso allí, antes de bajar hacia los labios.

Draco se aferró a su espalda y se arqueó cuando el orgasmo llegó, sintiendo el líquido caliente sobre su pecho.

—Dios… —jadeó Harry, dejándose caer a un lado.

—Amor, ya te he dicho que con que me digas Draco basta.

—Tonto —se quejó Harry, dándole un golpe en la pierna antes de girarse un poco para verlo a la cara.

Draco se giró también y quedaron frente a frente.

—Te amo —le dijo Harry, acariciándole el hombro.

—Te amo —replicó Draco, dejándose acariciar.

Por un instante ambos se quedaron en silencio, contemplándose. Tras tanto tiempo no se cansaban de hacerlo, de mirarse a los ojos y desnudar sus almas, pero entonces el hechizo temporizador los hizo salir de su ensueño.

—Es hora de ponerse en pie —suspiró Harry.

—Sí señor, no podemos llegar tarde.

—No, no podemos… —Harry caminó hasta la ventana y abrió las cortinas, revelando los amplios jardines de la mansión, cerca de Surrey, donde vivían, cerca del bosque y escondidos de miradas curiosas, sobre todo ahora que Harry era salvador del mundo mágico.

—Ron y Hermione nos matarían si llegamos tarde a su boda —asintió Draco, pegándose a la espalda desnuda de Harry y dejando unos cuantos besos en su hombro.

—Mmm…. Estarían muy enfadados —aceptó Harry, aunque cada vez menos convencido de salir de la habitación.

—Pero… tenemos que ir bañados así que… ¿qué tal si terminamos esto en la ducha?

Harry sonrió un poco y se dio la vuelta para seguirlo. Recordó que su primera vez con él había sido en una ducha y su excitación creció mucho más,

—Amo tomar duchas contigo.

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魅了
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Y vivieron felices para siempre

Plus:

Remus miró impaciente hacia el reloj y tocó la bocina una vez más.

Suspiró de alivio cuando al fin Sirius salió de la casa.

—Ya era hora —negó Remus, mientras ponía en marcha el motor.

—¡Pero si estamos a tiempo para la boda! —protestó Sirius, acomodándose en el asiento para lo que sería un largo viaje.

—Pero les prometimos llegar temprano para ayudarlos; ¡tú mismo se lo prometiste a Ron!

—Ya, ya, si sigues renegando tanto te vas a arrugar demasiado pronto —se burló Sirius.

—Además, dijiste que extrañabas a Albus —le amonestó Remus —, mientras más tarde vayamos, menos tiempo tendrás para estar con él, recuerda que será el niño de los aros y lo tendrán quieto un largo rato antes de la ceremonia.

—Cierto —Sirius sonrió con anhelo —, será divertido sacar de quicio a Harry y Draco mientras jugamos.

—A veces eres macabro.

—Lo genial será que podremos traerlo de vuelta —exclamó Sirius, sonriendo más ampliamente —, todo un fin de semana con el enano; verdaderamente extraño vivir tan cerca de ellos.

—Bueno, estaríamos a una chimenea si no insistieras en vivir aquí mugglemente…

—Ya estoy acostumbrado, Remus, y tú también lo estás… Amo el mundo mágico, pero soy más muggle ahora, tras tantos años aquí.

—Sí, lo sé… adoro vivir aquí, además, si todo sale bien…

—Que saldrá —aseguró Sirius.

—Albus se quedará con nosotros al menos dos o tres semanas.

—No creo que Draco no acepte casarse con Harry; es más, si Harry no se lo pide esta noche, será Draco quien se lo pida, estoy seguro.

Remus soltó una carcajada.

—Completamente de acuerdo contigo —asintió Remus.

—Oye, Remus —llamó Sirius, cuando ya estaban en la carretera, a los lados solo arbustos verdes y tupidos.

—Mmm

—¿No te gustaría que tú y yo…?

—¿Qué? —preguntó Remus, mirando un momento a Sirius.

—Que si no te gustaría que tú y yo nos casáramos —Sirius puso las manos hacia delante para aguantar la frenada que dio Remus.

—¿Cómo se te ocurre preguntarme algo así cuando estamos manejando?

—Ya… es que sería buena idea, y se me acaba de ocurrir.

—Apenas estamos volviendo a intentarlo —negó Remus.

Sirius asintió. Luego de la batalla si bien Remus lo había perdonado y había vuelto a ser su amigo, no había dado cabida a que intentaran algo que se había quedado inconcluso más de veinte años en el pasado, sin embargo había sido cuatro meses antes, luego de la fiesta de compromiso de Ron y Hermione, que Sirius había podido por fin besarlo; y que Remus había accedido a intentarlo.

—Pero llevo enamorado de ti desde los once —le recordó Sirius, y Remus sonrió.

—Y yo… —Remus se inclinó y le dio un beso en los labios —, te amo, y amo estar contigo… casarnos es ponerle un título a lo que tenemos, pero me encantaría hacerlo, si es lo que quieres.

—¿En serio?

—En serio. Ambos se sonrieron un instante y se besaron nuevamente.

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Insertar banda sonora:
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Para cuando llegaron a la casa de Ron, la ceremonia estaba a punto de empezar; Sirius no pudo molestar mucho a Draco y Harry hasta después de la ceremonia, pero eso no importó mucho, la sonrisa en el rostro no se la podía quitar nada ni nadie.

Reservaron la noticia de su futura unión para unos días más, luego de que Harry y Draco anunciaran su compromiso.

FIN.

Banda sonora.

1. Voldemort mata a los Potter: ."Showdown" — Harry Potter and the Deathly Hallows: Part 2 (soundtrack) .
2.
Sirius escapa con Harry ."Lily's Theme" — Harry Potter and the Deathly Hallows: Part 2.
3.
Draco: .Don´t stop me now. .
4
. Ron: .Manu Chao — Clandestino.
5.
Harry: .Glee - Fix You.
6.
Búsqueda de Lucius y Ron .Enchanted Soundtrack — Prince Edward's Search.
7.
Harry, Draco y Albus en la feria .Enchanted Soundtrack — Girls Go Shopping.
8.
Reencuentro Sirius y Remus: .Muse — Love is forever.
9
. Voldemort en el mundo muggle: .Enchanted Soundtrack — Narissa Arrives.
10.
Harry y Draco, batalla final .For you.
11.
Harry y Draco, .so close. shared/85zcahzock :)
12.
Remus y Sirius you for loving me.