Notas del autor: Los personajes pertenecen a JK Rowling.

Gracias a las personas que me siguen y me han dejado sus mensajes. Este capitulo se los dedico a ustedes.

Aviso: Este fanfic me pertenece. No es ninguna traducción.

Espero les guste.


2da Parte

- La puerta se abrió e ingresaron la Profesora Mcgonagall y Madame Pomfrey. El pelirrojo al verlas fue rápidamente a su encuentro.

- Les dije que avisaran cuando despertara – regaño la enfermera.

- Madame Pomfrey, Hermione no sabe quién es Harry – los tres voltearon a verla.

- ¿Mione? – susurro el ojiverde haciendo que ella lo mire.

- ¿Por qué me llamas así? Ni siquiera te conozco – reclamo.

- Pe-pero te encantaba que te llamara así – el ojiverde cada vez estaba más consternado.

- Prefiero que no lo hagas, por ahora eres un desconocido para mí– rebatió. El la miro sorprendido al igual que los demás.

- Sera mejor que todos salgan mientras reviso a la señorita Granger – dijo Madame Pomfrey

Se acero a Harry y tomándolo del brazo lo guió a la salida. El no dejo de verla en todo el trayecto. Su expresión de sorpresa y miedo se veía en cada facción.

Pasaron unos minutos fuera de la enfermería en los que Harry permaneció sentado frente a la puerta. Ron estaba apoyado en una de las paredes sin dejar de verlo y la Profesora Mcgonagall se paseaba en círculos estrujándose las manos en clara señal de nerviosismo. La puerta se abrió dejando salir a la enfermera, rápidamente los tres se acercaron.

- Está bien, solo que tiene un fallo en la memoria – resumió.

- ¿Qué no recuerda? – pregunto Ron.

- Más bien a quien, solo es a Harry a quien ha olvidado – murmuro ella. El chico se tenso.

- ¿Por qué? – pregunto la Directora.

- No lo sé, sería mejor que le hiciera un estudio en San Mungo – miro a Harry. El había bajado la cabeza – por lo demás está bien, otra cosa es que no tiene muchos recuerdos de la guerra ni nada – agrego.

- Se podría decir que no recuerda nada que involucre a Harry – asumió Ron.

- Así es –

- ¿Podemos verla? – pregunto de repente el ojiverde. Los otros lo miraron sorprendidos.

- Ahora está durmiendo, será mejor mañana – aconsejo.

- Quiero quedarme – pidió el chico mirando a Mcgonagall.

- No se si…- ella a su vez miro a la señora Pomfrey.

- No lo recomendaría – dijo abriendo la puerta. – Mañana llamare a un conocido de San Mungo para que venga y revise a la señorita Granger, Potter será mejor que mantengas tus distancias por ahora – ordeno volviendo a ingresar a la enfermería.

Ron lo miro con tristeza, poso una mano en su hombro intentando darle apoyo con ese gesto para luego palmearlo levemente en la espalda y luego retirarse. Mcgonagall se quedo unos minutos frente a Harry con expresión preocupada.

- Ella no puede olvidarte, siempre estarás en su corazón – susurro y siguió al pelirrojo.

Harry la miro sorprendido. Viro la cabeza hacia la enfermería y entro decidido a hacer lo posible porque la castaña recordara al menos algo de él sin importarle lo que dijera la enfermera.

La noche fue tranquila, al principio Harry no consiguió dormir solo se dedico a observar a su amiga, pero poco a poco el cansancio cedió y cerró los ojos.

Por la mañana, un gritito lo hizo despertarse al igual que Hermione. Ginny ingresaba a paso rápido por la enfermería. Se tiro, prácticamente, sobre Harry y lo beso. La castaña los miro sonriente extrañando a la pelirroja que le regreso la mirada confundida.

- Hola Ginny – saludo alegre - ¿estás con él? – pregunto mirando a Harry como si fuera una amenaza.

- Si – contesto, miro a Harry que miraba a la castaña con expresión de tristeza en su rostro.

- No me parece de fiar, pero felicidades – murmuro volviendo a acostarse.

La chica la miro mas confundida. Harry tomo su mano y la saco de la enfermería. Unos minutos después y Ginny estaba enterada de la situación de Hermione.

Al ver a Harry preocupado intento consolarlo, lo abrazo y permitió que la estrechara contra él en busca de apoyo mientras ella sonreía sin que se diera cuenta. Este accidente le ayudaría a que Hermione no se interpusiera entre ella y el ojiverde.

Ginny hacía mucho tiempo que sabía de los sentimientos de la castaña, incluso antes que la misma chica. Se dio cuenta que en algún momento algo pasaría entre ellos que les abriría los ojos, pero ahora con lo ocurrido era más simple hacer que Harry cayera completamente en sus redes.

Escucharon voces haciendo separar a ambos jóvenes. Por el pasillo se veía a la Profesora Mcgonagall venir acompañada de un mago que traía un maletín y conversaba seriamente con la Directora. Harry se mantuvo en su sitio hasta que ellos pasaron a su lado. La profesora lo miro dándole a entender que sería mejor que se quedara afuera. Ginny apretó su mano y sonriéndole le dijo que esperaría en el Gran comedor. Necesitaba pensar como haría que Harry se alejara de Hermione. Lo primero seria no dejar que estén solos, sería muy peligroso. Sonriendo más confiada se alejo por el pasillo.

Paso cerca de media hora que el moreno daba vueltas en círculos frente a la puerta de la enfermería mirando ansioso a saber noticias de su amiga. Un rato mas y salieron la directora junto con el mago. El asintió y sonriendo a Harry se fue por el pasillo.

- ¿Qué ha pasado? – pregunto.

- Hermione está perfectamente. El golpe en la cabeza es lo que más preocupa, pero el medimago cree que si ella recordara algo importante con relación a ti recuperaría poco a poco lo que vivió contigo – explico.

- Entonces tengo que estar con ella – asumió el chico.

- Supongo que sí, aunque Madame Pomfrey se ha negado. Si la haces recordar a la fuerza no le haría bien, en eso concuerdo yo también – contesto. Harry frunció el ceño.

- Iré despacio – respondió luego de unos minutos – me volveré a hacer su amigo, ella me ira recordando entonces – la profesora le sonrió dudosa.

- Espero que sí – le dio una última mirada esperanzadora y luego siguió los pasos del mago.

Gracias al medimago Harry y Hermione se pudieron librar de una semana de estudios. Algo que en verdad no le hizo gracia a la castaña, pero aun debía descansar unos días en lo que sus huesos terminaban de solidificarse y eso ella lo sabía. Harry también se quedo por ser el implicado en el caso de la chica. Sin embargo, al día siguiente les llego trabajos que les dejaron sus profesores para que no se retrasaran.

Harry suspiro tan cansinamente cuando recibió su pergamino que Hermione, que se encontraba unos metros, lo miro preocupada. Aun, a pesar de eso, en los primeros días ella nunca se le acerco y evita pasar tiempo con él si era necesario. Al chico le dolía lo esquiva que se comportaba. Sintiendo cada vez más la soledad sin poder estar con ella.

Los dos primeros días Ron los fue a visitar unas horas a Hogwarts recordando viejos tiempos, además que ayudo de mediador entre sus amigos, pero al siguiente no pude ir por entrenamiento. El pelirrojo consiguió entrar al equipo de los Chuddles Canon. Luna que se hizo amiga de los chicos desde la guerra, los habia acompañado en ciertas ocasiones, pero tampoco le sirvió de mucha ayuda.

Harry no sabía cómo hacer para que Hermione quisiera estar con él al menos unos minutos. Los fracasos de los primeros instantes se quedaron grabados en su mente. Esos tres primeros días habían sido demasiado largo para el moreno.

Además, que en cualquier momento Ginny siempre se le aparecía mandando sus planes por un tubo. Uno de los momentos que más odio fue el día anterior. Ocurrió a la hora del almuerzo, sin darse cuenta se sentó cerca de la castaña. Estaba tan preocupado y metido en sus cosas que no se fijo en su alrededor. Para cuando se sirvieron los postres quiso alegrarse a si mismo comiendo su pastel favorito. Cogió el molde de pastel de calabaza, pero una mano también lo agarro del otro lado. Levanto mas la mirada y se fijo que era Hermione, el soltó rápidamente el dulce. Ella también lo dejo.

- Tu primero – ofreció Harry. Ella le sonrió, estaba a punto de decir algo cuando Ginny llego y se sentó en sus piernas.

- Amor vamos a tener entrenamiento en un rato ¿quieres venir? – le costó poder hilar las palabras de la pelirroja, pero asintió.

Cuando quiso voltear hacia donde estaba Hermione su novia lo sorprendió virándole el rostro y besándolo. El sutilmente termino el beso rápidamente, pero la castaña ya no estaba y el pastel de calabaza estaba intacto. Desilusionado acompaño a la pelirroja al estadio de Quidditch. En toda la tarde no vio a la ojimiel.

En ese momento estaba en la sala común, sentado en un sillón en una de las esquinas alejadas. Miraba hacia el sillón principal que era donde estaba Hermione leyendo. La observaba semi recostada apoyada en un codo sobre el reposabrazos mientras tenía los pies sobre el sofá en una posición muy cómoda. Su ceño estaba ligeramente fruncido. Al parecer leía algo complicado. Su cabello largo y ondulado le tapaba parte del rostro solo dejando ver la silueta de los labios y la forma de sus pestañas.

En ese tiempo Harry no había hecho otra cosa que mirarla, habían sido tantas veces que quiso acercarse y ella se lo impedía, que a el solo le quedo estar alejado, observándola. Contemplaba sus gestos, sus manías, su rostro, todo y empezó a descubrir que le gustaba verla.

Al otro lado de la habitación, Hermione sonrió de lado. Cada vez se sentía mejor. Su hombro ya no le molestaba demasiado. Su brazo estaba con mayor movilidad lo que la alegraba, ya que no podía coger los libros pesados y lo había necesitado para sus trabajos de medimagia. Haber pasado esos días en Hogwarts le alegraba, volver a su querido colegio, sobre todo los primeros días que estaba con Ron. Le recordaba tanto como eran hace algunos años que se le sacaba una sonrisa. Lo único que le fastidiaba un poco era que a veces el pelirrojo insistía en la presencia del moreno de ojos verdes que supo se llamaba Harry.

Cuando lo veía sentía una tristeza alojarse en su pecho, no quería sentirse así cuando estaba con él. Era como si recordara algo que la hacía sentir desdichada. Había notando que el pasaba mucho tiempo observándola, aun de lejos. Al principio esto le incomodo, pero luego se comenzó a acostumbrar. Era extraño, pero a ratos sentía una inexplicable alegría al sentir esas orbes verdes sobre ella. Eran inexplicables momentos de querer ir con él y abrazarlo. Asustada por estos repentinos sentimientos fue que se alejo mas del moreno.

Harry sintiendo que no lograría nada si seguía mirándola se levanto saliendo de la estancia. Debía avanzar los trabajos que le dejaron, ahora que Hermione no lo ayudaría se le haría más difícil. Extrañaría sus sesiones de estudios, sus regaños, sus repentinos tarareos de canciones que no sabía estaban de moda. Sonrió nostálgico mientras se dirigía a la biblioteca.

Hermione lo observo al salir notando su gesto antes de desaparecer por el retrato.

Tres horas después en las que rodeado de libros y varios pergaminos Harry se dejo caer sobre la mesa derrotado. Suspiro con pesadez, se saco lo lentes y reposo la cabeza sobre un brazo. Vaya que sufría. Acababa de terminar dos trabajos de los seis que tenia y ya estaba mentalmente agotado.

Cerró los ojos un segundos intentando tomar fuerzas. Para cuando los abrió distinguió una borrosa figura acercarse hacia él. Confundido se irguió tomando sus lentes. Al instante que pudo recuperar su vista, la figura se materializo notando a una chica de jersey blanco con jeans pegados y botas color miel combinando con su cabello largo. Harry le sonrió nervioso a Hermione. Ella se quedo parada frente a él observándolo y luego bajar los ojos notando los libros.

En sus manos estaban dos libros – Estos te servirán para los siguientes trabajos – musito dejándolos sobre la mesa para luego irse.

El chico desconcertado la miro hasta desaparecer por la puerta de la biblioteca extrañado. Sonrió, ella aún lo recordaba.

Hermione no estaba muy segura de porque acababa de hacer aquello, fue como si algo en su interior la jalara a ayudarlo. Había ido a dejar un libro y fue cuando lo vio. Su rostro cansado le motivo un sentimiento de ternura. Se perdió entre los estantes buscando tomos de medimagia. Cuando se los dio, se dio cuenta de lo que acaba de hacer y rápidamente se fue sonrojada.

Pasaron las horas que la castaña fue hacia la sala común para distraerse un rato y dejar de pensar en el moreno.

Para la hora de la cena, esperaba no verlo. Así que se sentó en una de las esquinas. Miro hacia la mesa de profesores desde donde Mcgonagal la observaba. Incomoda viro los ojos hacia su mesa donde extrañamente vio flotar dos flores frente a ella. Los pétalos eran color blanco por la superficie. Casi al llegar hacia el interior se veía unas manchas rosas alrededor del pistilo dándole un toque hermoso. Aun sorprendida las tomo con algo de temor. Al instante apareció una nota enganchada en la base.

Sé que son tus favoritas.

No he olvidado lo que me dijiste sobre ellas,

espero que tu tampoco.

Gracias por ayudarme.

Harry P.

Hermione frunció el ceño y levanto la cabeza mirando hacia todos lados, pero en ningún lado se veía una cabellera negra revuelta. Dos chicas pasaron frente a ella. Una de ellas noto las flores, las señalo y le dijo a su amiga.

- ¡Que hermosas!, son gladiolos, muy difíciles de conseguir en esta época – musito. Hermione la miro interesada, pero ella no dijo nada más.

Las alumnas se perdieron entre los demás, pero la castaña se quedo mirando hacia la nada para luego volver a mirar las flores. ¿Gladiolos? Se repitió. De repente le sobrevino una serie de punzadas a la cabeza.


Hacia frio en los campos de Hogwarts, pero a Harry no le importaba mucho. Encontraba reconfortante y cómodo estar sentado bajo el árbol junto al lago. Le recordaba los años estudiantiles que siempre le traían las sonrisas o los regaños de su castaña favorita. Dejo caer la cabeza hacia atrás apoyándose completamente sobre el tronco, cerró los ojos y comenzó a recordar los últimos instantes que paso con Hermione.

Unos minutos después se distrajo por un peculiar aroma diferente al rural que caracterizaba a ese lugar. Sintió un roce en la mejilla y que algo caía en sus piernas. Abrió los ojos rápidamente mientras su mano viajaba por instinto al bolsillo de su capa buscando la varita. Vio una flor reposar en sus muslos. La misma que había salido a conseguir hace unas horas.

- Gladiolos – susurro.

- Gracias – escucho una voz arriba suyo.

Levanto la mirada encontrándose con dos orbes color miel observarlo.

- Hola – dijo ella.

- Hola – contesto él. Bajo la mirada tomo la flor y la sostuvo entre sus manos.

- Son gladiolos, ¿verdad? – Harry la miro sorprendido.

- ¿Acaso tu? – pregunto ansioso.

- Si recordé algo – el chico sonrió – en realidad sigues siendo un desconocido para mí, pero – agrego al ver un brillo de tristeza en sus ojos – cuando supe su nombre un recuerdo me vino a la mente.

¿Cuáles son tus flores favoritas? – pregunto un Harry curioso.

Los Gladiolos – contesto Hermione terminando de revisar un trabajo.

¿Qué? – el ojiverde frunció la cejas confundido.

Fueron las flores de los gladiadores en la antigua Roma - agrego como explicación la castaña.

¿Y por eso te gustan? Te recuerdan a tipos grandes que eran esclavos– musito Harry extrañado.

¡No! – Hermione rio mirándolo unos segundos – me gustan porque significan recuerdo, dan a entender al que las recibe que la llevas en el corazón. Que no la has olvidado –

Ahh – Harry se perdió en sus pensamientos – pienso que te recuerdan a tipos grandes y no me lo quieres decir – reclamo.

Hermione rio más fuerte y negando se concentro en su trabajo.

Harry escucho atentamente recostado mirándola desde su posición. Se acordaba perfectamente de ese día, el había ido a pedirle su ayuda y ella le estaba revisando sus trabajos. Mientras estaban en silencio el recordó una conversación con Ginny sobre flores. Le vino a la mente que no sabía nada Hermione en esa área por eso pregunto.

Sin embargo, cuando le dijo de donde provenían esas flores le sobrevino un sentimiento de enojo creyendo que ella le gustaban por pensar en los hombres fuertes y musculosos que en esa era existieron. La misma ira que ahora le quemaba el pecho. Aunque ella le haya asegurado que no era por eso.

- Cuando lo recordé me tomo unos segundos darme cuenta que tal vez para mí no eres tan desconocido – ella lo miro desde su posición esperando que dijera algo, pero el ojiverde parecía perdido en sus pensamientos - ¿Harry? –

- Me alegro que hayas podido recordar algo – reacciono el

- Si, creí que todo lo que me decían no era cierto. Por lo que me dijo Ron éramos muy amigos y pensar que olvide a alguien muy querido me resultaba imposible – Hermione se recargo en el árbol mirando hacia el cielo.

- Yo también hubiera creído lo mismo – la tranquilizo.

- Siento haber sido tan esquiva estos días – se disculpo sonrojada.

- Era un desconocido para ti – Harry intento sonar tranquilo.

- Sí, pero ya no y quisiera remediar eso – por un instante el ojiverde temió no haber escuchado bien.

- ¿Lo dices en serio? –

- Si, quisiera conocerte, bueno volver a hacerlo – dijo sonriéndole.

Harry no cabía en sí de felicidad. Esos últimos días había intentado varias cosas para que ella recordara aunque sea algo efímero. Incluso Ron lo ayudo varias veces, pero Hermione nunca dio muestras de si quiera querer estar con él. Ahora ella lo había recordado, bueno solo un recuerdo, pero por algo se empieza. Sonrió esperanzado.

- No quieres sen… - un grito unos metros cerca lo interrumpió.

- ¡Harry! – Ginny venia corriendo a su encuentro. Ambos jóvenes voltearon hacia ella – te he estado buscando – dijo en cuanto llego sin restar importancia a la presencia de la ojimiel.

- Creo que será mejor que me marche – murmuro Hermione dando un paso.

- No – Harry hizo además de levantarse, pero Ginny se acomodo rápidamente entre sus piernas obligándolo a volver a su anterior posición.

- Esta bien, adiós y gracias Harry – Hermione le sonrió una última vez y se fue hacia el castillo.

Al ojiverde solo le quedo verla alejarse mientras Ginny le hablaba. En realidad no le importaba en ese instante lo que tuviera que decirle su novia. Hubiera deseado que ella jamás lo encontrara y así pasar más tiempo con Hermione.

- ¿Y esa flor? – pregunto de repente Ginny sacándolo de sus pensamientos. Reparo que ella tenía uno de los gladiolos. Era el que Hermione dejo caer sobre él.

- Es un gladiolo – explico.

- ¿Es para mí? – la pelirroja lo miro con emoción.

- Ehh –

- Gracias amor – ella le dio un pequeño beso y se acomodo en su pecho mirando la flor.

Era la segunda vez que su novia volvía a interrumpir un momento importante en el que pudiera acercarse a Hermione. Eso cada vez lo estaba molestado más.


Ya era tarde y Harry estaba en la biblioteca con los libros que le sugirió Hermione el día anterior y otros tomos de respaldo. Desde la noche pasada ella no se le había acercado en todo el día excepto en el desayuno cuando se cruzaron en la sala común y desde entonces no la volvió a ver. Pasó el día buscándola, pero parecía que había desaparecido. Cansado decidió terminar sus trabajos. Solo le faltaban dos y eran los más difíciles.

Ahora estaba cerca de terminar, solo medio metro más y estaría libre. Había podido terminar el trabajo sin la ayuda de Hermione, bueno casi. Aunque igual extrañaba su presencia, sus tarareos de canción. A veces hablar mientras escribían unas líneas para luego distraerse unos minutos. Reír al recordar a su pelirrojo amigo cuando eran estudiantes en Hogwarts. Sí que la extrañaba.

- Hola – escucho a su derecha sobresaltándolo. Se había quedado con la mirada fija en la mesa – Lo siento – se disculpo.

- No, yo estaba distraído – Miro a su costado notando a Hermione con un libro color azul entres sus manos. - ¿Y eso? –

- Una ayuda para el trabajo de medimagia – contesto sentándose a su costado.

- Creí que ya lo tendrías terminado – el quito unos libros de este lado y así hacerle espacio a la chica.

Los tengo hecho, pero leer un poco más sobre el tema no hace mal – ella se encogió de hombros y Harry supo que ese tipo de cosas extrañaba de ella.

Rio bajito y se volvió a concentrar en su trabajo. Tenía que terminar para poder hablar con ella libremente. Hermione se acomodo para leer su libro.

Pasada media hora Harry termino y guardo rápidamente todo. Le devolvió a Hermione los libros que le sugirió y fue a dejar los que tomo en sus respectivos estantes.

- Dejarías estos por mi – le pido ella cuando regreso a la mesa.

- Claro, pero no sé donde estaban – musito mirando los extensos libreros.

- Oh, voy contigo, iría yo, pero su lugar es algo alto además de que aun tengo el brazo débil y pues ya que estas aquí – se explico sonrojándose a cada palabra. Harry sonrió divertido.

Ambos se encaminaron entre los estantes hasta detenerse en un al final casi escondido. Una estantería repleta de libros grandes y polvorientos les dio la bienvenida. Hermione señalo la séptima repisa donde había un pequeño espacio entro dos libros de tapa dura y amarillentos, le paso uno de los libros. Harry lo pudo guardar sin problemas. Fueron hacia otra estantería unos metros más ella. La castaña esta vez señalo la novena repisa, Harry llegaba aunque con algo de dificultad.

Se paró un poco de puntas intentando que el libro ingresara en su espacio. Hermione se posiciono a su lado de costado agarrándolo del torso para mayor equilibrio. Por alguna razón a ambos se les olvido que podían hacerlo con magia.

Su brazo izquierdo estaba muy estirado, el esfuerzo le estaba pasando factura. El libro cedió unos milímetros y Harry dio un pequeño paso. En el intento tropezó con Hermione dando un traspié. Sintiendo que caería busco apoyo con su otra mano y esta fue a dar al hombro izquierdo de Hermione empujándola contra el librero desequilibrándose y así dejándose caer sobre ella. El libro sonó en un golpe seco contra el suelo. Ninguno le dio importancia.

Harry miraba a Hermione tan cerca de él que le costaba respirar. La última vez que estuvieron de esta forma fue en su auto unas horas antes de ir a Hogwarts. Sin embargo, en esta ocasión todo era diferente. Sus ojos se miraban fijamente. Su mano aun seguía en su hombro y la otra reposaba cerca a su cabeza.

Hermione sentía el aliento del moreno rosarle los labios y un deseo de cerrar el espacio aumentaba en su interior. Veía en sus ojos verdes el destello de la sorpresa y de la confusión. Una pequeña punzada le sobrevino a la cabeza y un recuerdo le paso por la mente. No supo en qué momento sus manos estaban en el pecho del moreno, pero ahora estaba apretando su jersey con fuerza por el dolor que le sobrevino. Al hacerlo lo acerco un poco más y ahora está casi rozándole los labios. El movimiento la saco del recuerdo, se dejo llevar por el momento y cerro lentamente sus ojos al mismo tiempo que él…

- Harry – el nombre del moreno en un susurro los hizo separarse. – Harry – Ginny entraba por el pasillo donde ellos estaban.

- Ginny – saludo la castaña sonriéndole apenada.

- Me dijeron que estabas por aquí – le dijo a Harry mientras lo abrazaba ignorando a la ojimiel.

Hermione sintiéndose fuera de lugar se fue sin decir nada. Aun el recuerdo que acaba de tener y la escena le carcomían la mente. La imagen le volvió con fuerza. Un carro, los ojos de Harry tan cerca suyo como hacia un rato, una tentación grande. Había sido como un dejavu.

Harry tuvo que dejar ir a Hermione aún confundido con lo que acababa de pasar. El deseo de querer besarla lo asalto y se dejo llevar. Ahora estaba más desconcertado y enojado que nunca. Sentía los brazos de Ginny en su torso, pero le resultaron más una molestia que algo reconfortante. Se empezó a dar cuenta que el sentimiento que alguna vez sintió por la pelirroja se había desvanecido completamente. De hecho en ese instante estaba casi furioso por la interrupción. No entendí exactamente porque, pero le molestaba que ahora al tener un momento con la castaña apareciera la chica.

- Amor, vamos a pasear al lago – dijo Ginny tomándolo de la mano y jalándolo sutilmente.

- No, aun tengo cosas que hacer – él se mantuvo en su sitio. – Además que aun tengo que ver la forma de hablar con Hermione -

- Pero un paseíto no cambiara nada – musito esperando que Harry le diera la razón, pero el chico se soltó bruscamente.

- Lo sé – contesto molesto. – por eso debo esforzarme más. -

- Vamos Harry, vendremos rápido – intento enmendar lo dicho al ver su expresión, pero el ojiverde la seguía viendo molesto.

- Si quieres irte, hazlo. No me importa. Yo intentare recuperarla. – musito - Tú siendo mi novia deberías saber lo importante que es ella para mí. Hermione desde siempre fue mi amiga, siempre estuve apoyándome y pensar que no soy nada en su vida me resulta imposible – reclamó.

- ¿Recuperarla? – repito la chica – nunca la vas a recuperar, ella ni siquiera se acuerda que existes. Deberías alegrarte ahora que no está en tu vida. Solo era un ratón de biblioteca sin gracias ni talento – Ginny rápidamente se arrepintió de sus palabras, pero el impulso de haber escuchando a Harry declarar lo importante que era la castaña para él le hizo saltar la vena de celos. El la observo sorprendido y dolido.

- Si eso es lo que piensas entonces lo que hay entre nosotros no tiene futuro – Harry sentía la rabia quemarle las venas al escucharla decir eso – Creí que era tu amiga –

- Yo, no, lo que qui …-

- Claro que quisiste decirlo y ahora sé que lo único que hago es luchar por sentir algo que no siento, será mejor que te vayas Ginebra – miro hacia el frente si querer ver más a la chica.

- Harry no, mira lo siento no quise decirlo solo estaba enojada que la prefirieras a ella –

- Y siempre será así - vocifero - Ella como tú le dices es mi mejor amiga, ella siempre estuvo ahí cuando lo necesite, ella siempre comprendió lo que pasaba y aun a pesar de sus sentimientos siempre tuvo en consideración a los demás, ella siempre será la única que me mantendrá vivo – termino y a cada palabra se iba dando cuenta de lo que decía. Ginny abrió la boca sorprendida.

- Harry – suplico.

- Hemos pasados la ultimas semanas peleando Ginny, lo último que quiere es terminar odiándote. Dejemos esto, a los dos nos hace daño – miro hacia otro lado esperando que ella fuera y poder pensar en sus últimas palabras.

La chica lo miro con lágrimas sabiendo que tenía razón, luchaba contra algo que pasaría tarde o temprano. Había sido egoísta al creer que podía robarle el amor de Harry a Hermione. La verdad nunca había tenido ni la pisca del cariño que el moreno le tenía a la ojimiel. Dio medio vuelta y se fue intentando contener las lágrimas.

Harry se fijo que el libro que había ocasionado la escena estaba abandonado en el piso. Se agacho a cogerlo mientras escuchaba a Ginny alejarse.

Miro el libro unos minutos volviendo a rememorar las anteriores escenas. El acercamiento de Hermione y la ruptura de Ginny lo hicieron pensar en sus próximos pasos. Levanto el brazo y apoyándose en una repisa pudo lograr poner el libro sin dificultad. Dio media vuelta para ir a recoger sus cosas. Necesitaba pensar.


Pasaron tres días. Ya era sábado y solo le quedaba a los chicos un día más en Hogwarts.

En esos días el distanciamiento de Harry y Hermione se hizo más fuerte. El moreno hizo todo lo posible por volver a hablar con ella, pero la castaña encontraba la forma de evadirlo. Esos días había estado acompañada de Luna más que de costumbre haciendo que él se alejara. Era tan frustrante verla de lejos y saber que debía hacer algo mas.

En ese tiempo también se hizo pública la ruptura de Harry y Ginny. Tanto la población femenina y masculina se mostraron felices algo que en realidad le causo desconcierto. Desde ese día varias chicas se le habían acercado en fallidos intentos de conquistarlo. Incluso hubo una que tuvo el descaro de acorralarlo en el armario de escobas. Aun no estaba seguro de como escapo. Sonrió al recordarlo, al principio le causo de temor, pero ahora le daba gracia.

Sintiendose mas estresado de lo normal decidió salir a distraerse y que mejor que el Quidditch. Logro que uno de los alumnos le prestara su escoba y ahora iba a despejarse un poco en al aire. Aun no terminaba de darle vueltas el porqué tenía una necesidad casi asfixiante de estar con Hermione. Recordar que casi la había besado la última vez lo llenaba de ansias. Quería repetir esa escena, pero esta vez sin que nadie los interrumpa ¿Es que acaso sentía algo mas por Hermione?

Pateo con fuerza el césped y se elevo pensando en esa última pregunta.


Un pequeño suspiro escapo de los labios de Hermione. Sintió los ojos de su amiga sobre ella, pero no le regreso la mirada. Estaba concentrada mirando el ventanal en una de las esquinas de la biblioteca. Era una suerte que Harry no se dedicara a registrar mucho rato aquel lugar cuando la buscaba. Porque sí, estaba enterada que en esos días había intentado encontrarse con ella. Sin embargo, la castaña lo había evitado tanto como pudo.

Luna en varias ocasiones le pregunto el porqué lo hacía si le había asegurado que quería conocerlo. Ella solo contestaba que no se sentía cómoda a su lado. Lo que era cierto. Desde el incidente en la biblioteca no quiso volver a tener contacto con Harry Potter. Estar cerca de él ya no le producía un sentimiento de desdicha sino de anhelo de querer probar más a fondo sus labios. Pensar en ello le daba cierto temor. La hacía pensar y sentir cosas que no sabía el porqué la emocionaban.

Cuando se entero de la ruptura de Harry y Ginny se sintió culpable. La pelirroja los debió haber visto y eso ocasiono problemas con el moreno. En varias ocasiones intento disculparse con la pelirroja, pero ella solo la rechazaba sin mirarla si quiera. Volvió a suspirar y se levanto acercándose al vidrio.

Se perdió en la hermosa vista de los campos de Hogwarts dejando ver parte del bosque y parte de campo de Quidditch. Un borrón se vio de repente pasando por los aros y la chica ajusto su vista. Alguien estaba volando. Esta vez el jugador se detuvo cerca a los aros. Distinguió una cabellera negra con el puño en lo alto desde donde un destello dorado se veía. Ella entrecerró los ojos para distinguir mejor, pero unas punzadas en la sien la hicieron abrirlos y cerrarlos con fuerza. Esta vez el dolor no menguo rápidamente. Se apoyo en la venta conteniendo un gemido.

Una serie de imágenes le fueron pasando por la mente. Un pequeño cayendo de la escoba y haciendo intentos de regresar el estomago. El mismo niño, esta vez mas crecido, pero ahora en el suelo con lo que parecía un brazo de gelatina. Un joven cayendo de la escoba mientras la lluvia y el viento no detenían su caída. El mismo escapando de un dragón tras una llamarada de fuego. Recuerdo a recuerdo vio todo hasta que se detuvo, pero el dolor aún seguía.

- Hermione, ¿estás bien? – Luna estaba tras suyo con una mano sobre su brazo.

- Si – murmuro. Cerró los ojos una última vez.

- Ven, es mejor que te sientes – La guío hacia la mesa. Ella algo mareada se sentó y dejo caer la cabeza sobre sus manos - ¿Qué paso? –

- Recordé algunas cosas – contesto. El dolor se iba poco a poco.

- ¿En serio? ¿Qué? – pregunto con una nota de emoción.

- A Harry jugando Quidditch – musito.

- Oh esto le va gustar saber a Harry. Seguro que se va a … - la emoción se notaba en su voz. Hermione reacciono al escuchar el nombre del moreno.

- Voy a caminar. Necesito despejar mi mente – interrumpió la castaña levantándose y saliendo a toda prisa. Luna la vio partir preocupada.


En la sala común había pocos alumnos, la mayoría ya estaban cenando. Harry era uno de los pocos que aun estaba ahí. Acaba de ducharse luego de haberle devuelto la escoba. Ahora estaba sentado en el sillón frente a la chimenea pensaba en lo que descubrió en el campo de Quidditch. Miro las llamas y volvió a repasar sus últimos pensamientos. Cerró los ojos y rememoro lo que estuvo haciendo la última hora.

La pregunta que se hizo antes de volar lo estuvo carcomiendo todo el vuelo y las palabras que le dijo a Ginny sobre Hermione no ayudaron. Era como si algo tapado estuviera frente a sus ojos listo para que él lo descubriera. Luego de dar unas vueltas y volver a atrapar la snitch frente a los aros. Se quedo mirando hacia las tribunas.

Por un instante, se imagino que el estadio estaba repleto de estudiantes. Los colores, dorado y rojo de Gryffindor resaltaban al igual que los plateados y verdes. Un partido en contra de Slytherin. El acababa de atrapar la pelotita dorada y todos celebraban. Busco en el publico a una castaña gritar con alegría y mirarlo orgullosa, pero ella no se encontraba. Miro hacia todos lados buscado desesperado olvidando que solo era su imaginación. Pero ninguna cabellera castaña estaba en la multitud. Fue cuando se dio cuenta.

Necesitaba a Hermione. Ella siempre estaba para ayudarlo, para apoyarlo. Sin importar poner su vida en riesgo tal como el arriesgaría la suya por ella. Ella que siempre le sonreía y lo consolaba cuando lo necesitaba. Que sabía sus triunfos y fracasos. Ella que a pesar de todo estaba a su derecha dispuesta a enfrentar a todos con él. Era de ella quien en estos últimos años no se había dado cuenta, pero se había enamorado. Sorprendido no reacciono unos minutos procesando la información.

De pronto miro hacia el castillo y contento por haber descubierto algo tan maravilloso bajo de la escoba dispuesto a ir hacia Hermione y compartirlo con ella. No sabía que le diría, pero seguro en el camino se ocurría algo.

Ahora estaba ahí en la sala común esperando que Hermione apareciera. Había decidido aun decir nada, la chica seguía sin recordarlo totalmente y él no quería asustarla. Esta vez se acercaría a ella y poco a poco también la enamoraría. Sonrió contento. Era un plan sin fallas.

Paso el tiempo y la chica no aparecía. Sus estomago gruño de hambre y pensando que tal vez estaba cenando salió de la sala común. De camino vio de lejos a Luna sin la castaña lo que se le hizo muy extraño.

- Luna – llamo. La chica volteo a verlo - ¿y Hermione? –

- No lo sé – contesto.

- Pero todos estos días has estado con ella ¿Cómo no sabes donde esta? – Harry se sintió algo desesperado.

- Se sintió mal en la biblioteca y se fue – en cuanto escucho eso el ojiverde se preocupo.

- ¿Qué paso? ¿Está bien? ¿No estará en la enfermería? – pregunto rápidamente.

- Le dio dolor de cabeza al recordar y solo se fue a caminar y despejar la mente – explico.

En cuanto lo dijo Harry murmuro un gracias y salió corriendo. Paso primero por enfermaría esperando no verla ahí porque eso solo confirmaría que estaba mal. Al no verla y descartando la sala común solo se le ocurrió otro lugar donde pude haber ido.


Luego de salir de biblioteca Hermione quiso distraer su mente y así el dolor menguaría más rápido. Lo que menos quería en ese instante era cruzarse con Harry, así que se dedico a merodear por entre los pasillos. Pero entre mas iba de un lado a otro pequeñas punzadas la asaltaban mostrándole un nuevo recuerdo. Era como si su mente se hubiera decidido a hacerla recordar.

No quería ir a la enfermería, lo último que pretendía era que Madame Pomfrey la mandara a reposo unos días más y ella ya quería regresar a sus clases de medimagia. Aguantando hasta donde pudo el dolor se fue hacia la torre de astronomía. El aire del balcón le ayudaría y así podría olvidarse del dolor.

Parte de su memoria ya estaba mejor. Recordaba varias cosas de Harry. Lo que sufrió, las aventuras de sus primeros años. Como se hicieron amigos. Era lo mejor de poder rememorar lo sucedido. Solo si no fuera por el dolor seguiría con su ruta de recuerdos.

Al estar en el balcón supo que toma la decisión correcta. El aire helado era un adormecedor para su dolor. Cerró los ojos disfrutando del momento. Al abrirlos se tomo el tiempo para poder ver todo el campo de Hogwarts. Pasando desde el bosque, extenso y tenebroso. Por el campo grande, el lago que reflejaba la luna y de ratos se podía ver algún tentáculo del calamar gigante hasta la cabaña de Hagrid. La chimenea estaba apagada. Hagrid se había dedicado a un retiro esos últimos años luego de lo sucedido en la guerra. Al pensar esto último se quedo estática. ¿Guerra?

Una nueva punzada de dolor le sobrevino esta vez con más fuerza que las anteriores haciéndola soltar un grito. Y lo recordó todo. Como una película vieja sus recuerdos pasaron por sus ojos deteniéndose en la guerra pasada. Sobre todo en lo que descubrió cuando vio a Harry casi morir a manos de Voldemort.


Harry corrió luego de hablar con Luna hacia el único lugar donde se podría encontrar algo de paz. Uno de sus lugares favoritos y si conocía a Hermione bien sabia que también era el de ella. Subió los escalones de tres en tres y siguió tanto como sus piernas pudieron. Ahora estaba cerca de subir las escaleras que lo llevaría a la Torre de Astronomía. Se tranquilizo y regularizo suavemente su respiración. Sin embargo, al escuchar un grito conocido volvió a correr subiendo rápidamente.

Encontró a Hermione apoyada contra el muro tomándose con fuerza la cabeza. Sus ojos fuertemente cerrados y los labios fruncidos le indicaron que aguantaba un terrible dolor. Se apresuro hasta llegar a ella.

- Hermione – poso su mano en su espalda – estoy aquí – murmuro.

La chica mantuvo la posición haciendo que Harry le diera algo por la angustia . Luego ella abrió los ojos que estaban rojos dejando salir lagrimas contenida. Se sentía algo débil y desorientada. Harry la abrazo por atrás posando sus manos por su cintura y permitiendo que recarga su peso contra él.

- Mione – llamo - ¿estás bien? – pregunta absurda, pero no se le ocurrió otra cosa.

- Harry… – murmuro ella. Sentía la voz más débil de lo normal.

Notando que el cualquier momento ella podría desvanecerse en sus brazos. Harry conjuro un cómodo sillón tras de él. Se sentó y jalo a Hermione a sentarse en su regazo. Ella inconscientemente paso los brazos por su cuello y apoyo la cabeza en su hombro. El moreno la estrecho con fuerza dejando caer su cabeza sobre la de ella. Así permanecieron unos momentos.

El dolor poco a poco cedía. Hermione acababa de cerrar los ojos, sentía una pequeña gota de agotamiento en el cuerpo sobre todo en la parte craneal. Quería tumbarse unos momentos a dormitar. Sentir el olor de Harry era tan embriagante como un afrodisiaco apagándole los sentidos. Su respiración tranquila la llenaba de armonía y la serenaba. Suspiro sintiendo como a poco se quedaba dormida y siendo acobijada por los cálidos brazos del ojiverde.

Harry percibió como la chica se relajaba poco a poco en sus brazos hasta escuchar su tranquila respiración, confirmándole que estaba dormida. El a su vez se apoyo más al espaldar. Velo su sueño mientras se dedicaba a ver las estrellas. Pensaba en cómo se encontraría Hermione cuando despertara. En cómo podría demostrarle sus sentimientos. Ahora más que nunca se preguntaba por qué termino en Gryffindor, la valentía se le esfumo en un segundo. Le aterrorizaba la idea de que ella no compartiera sus sentimientos.

Paso cerca de una hora que Harry seguía dándole vueltas a lo que pasaría. Cuando de repente Hermione se movió y abrió los ojos desorientada. Se levanto un poco. Harry no alejo sus manos de su cintura, pero la dejo erguirse. Ella desconcertada miro hacia todos lados reconociendo el lugar, la hermosa torre de Astronomía, hasta posarse en los ojos de Harry. Abrió los ojos sobresaltada. Fue más consciente de donde estaba apoyada y se sonrojo fuertemente.

- Mione – susurro el chico aliviado.

- Harry – contesto ella aun con las mejillas rojas. Ahora que podía recordarlo todo era más difícil poder estar cerca de él sin recordar el episodio en la biblioteca.

- ¿Te sientes mejor? – pregunto preocupado.

- Si – susurro, no se atrevía a decir más de una palabra.

- ¿Qué te ha pasado? –

- Pues… - estaba algo nerviosa.

Recordaba el dolor que le sobrevino al rememorar todo de golpe. Fue casi como un cruciatus lanzado solo al cráneo. Pero ahora se sentía mejor. Mucho mejor, de hecho, al estar cerca de Harry

- ¿Sí? – insto él.

- Estoy bien Harry deja de preocuparte – calmo ella.

- Bueno cuando llego estabas mal – dijo aun con semblante angustiado – Además Luna … - pero se dio cuenta de algo. Hermione no le estaba hablando como a un desconocido – Mione, ¿acaso tu…? – preguntarlo le llenaba de suspenso, que pasaba si volvía a mirarlo como un peligro andante. Pero ella asintió - ¿Cómo fue que lo recordaste todo? - estaba realmente sorprendido y alegre, pero sobre todo aliviado.

- Fue la cabaña de Hagrid – contesto.

- ¿Qué? – eso lo pillo desprevenido. Esperaba que haya sido otra cosa.

- Me hizo recordar la guerra y luego de eso varios recuerdos fueron pasado en la mente seguidos de pequeñas punzadas, pero todo fue apareciendo en mi mente como una película – termino. El la miro preocupado.

- ¿Estás bien? –

- Sí, pero me duele un poco la cabeza. Me siento mejor ahora que te puedo recordar – Harry sonrió al escuchar esas palabras, la jalo hacia él. Ella apoyo la cabeza en su pecho – gracias por no rendirte – susurro.

Harry beso su sien – No, gracias por no olvidarme – murmuro.

Se sentía tan bien tenerla así, abrazada a él. Saber que la volvió a tener a su lado y que en esta ocasión no permitiría que se fuera a ir le llenaba de tanta seguridad. Pero un pensamiento se le coló en la mente diciéndole que era un sueño. Una mera ilusión a saber que deseaba recuperarla. Asustado la apretó mas contra sí. Hermione lo sintió tensarse. Levanto la cabeza buscando su mirada. Vio su tristeza y supo porque se puso así.

- Hey – Harry se rehusó a mirarla – ¡Harry! – tomo su mejilla.

- No – no tenía valor para mirarla.

- Siempre estaré contigo – prometió la castaña sonriéndole.

- No me olvides – pidió el ojiverde.

- Nunca – contesto Hermione conmovida al notar que Harry dejaba salir ese lado vulnerable que escondía de todos.

El la miro profundamente. Hermione se perdió en su mirada. No podía creer que alguna vez lo haya podido olvidar. Luego de sentir todos los recuerdos regresar a ella, le dolió haberse dado cuenta lo mal que trato a su amigo en los últimos días.

Un aliento cálido la saco de sus pensamientos. Sintió sobre su mejilla unos labios estamparse con fuerza. Ella sorprendida no se movió. Hasta que lo volvió a sentir sobre sus labios. Aunque sorprendida y extasiada sonrió dentro del beso y correspondió.

Había sido un impulso tan fuerte que Harry no se pudo negar a hacerlo. De un momento a otro sus labios cosquillearon con sentir los de ella. Quería desesperadamente repetir lo sucedido en la biblioteca. Intentando mantenerse cuerdo le beso la mejilla, pero al sentir su piel le resulto tan increíblemente irresistible que ya no pudo negarse más y solo desvió sus labios a los de ella. Al instante sintió como estallaba su corazón, como parecía olvidar el hecho de saber en qué lugar estaba. Pensaba solo en lo feliz que se sentía al percibir como Hermione correspondía con el mismo fervor ese beso.

Un tiempo después se separaron. Hermione sonrojada escondió su rostro en el cuello de Harry y el la estrecho en sus brazos. Por unos instantes, ninguno dijo nada recuperando el aliento y pensando en lo que acababa de pasar. La castaña no cavia en sí de felicidad, había imaginado tantas veces ese momento que casi le pareció doloroso pensar que el solo lo hizo por pena.

Sonrió con tristeza y aspiro el olor del pelinegro perdiéndose en el. Levanto un poco la mirada perdiéndose en el resplandor de las estrellas

Su color que la hizo sonreír en el primer instante la hizo recodar una terrible verdad. Ginny. La novia del ojiverde se coló en su mente destruyendo sus pensamientos. La chica se alejo de Harry que al sentirla la dejo sin dejar de tocarla. Al ver la expresión en los ojos de la castaña el chico se asusto.

- ¿Pasa algo? – pregunto.

- Harry esto no debió pasar – susurro. El la miro angustiado. ¿Acaso fue tan malo?

- ¿Por qué lo dices? ¿Te arrepientes? – ella quito sus ojos de su amigo.

- Yo…Harry tú tienes a alguien, a Ginny y yo no soy nadie. No debió pasar esto – El pelinegro frunció el ceño.

- ¿No eres nadie? – repitió molesto - ¿Cómo puedes decir eso?, eres la mujer más valiente que he conocido. Siempre estas dispuesta a ayudar a los demás. Apoyas cuando más se te necesita y siempre nos regañar para corregirnos a mí y Ron. Nos haces saber que podemos ser aun mejor de lo que ya somos – ella sonrió conmovida.

- Gracias, pero eso lo puede hacer cualquiera – les resto importancia.

- Hermione… - o si estaba enfadado ¿cómo podía sobreestimarse? - ¡dios! ¡eres imposible! – declaro haciendo un gesto dramático. Ella rio.

- Tienes a Ginny, Harry. No me interpondré en eso – se sincero ella.

Harry suspiro – No hay nada entre nosotros ya. Estos últimos días han cambiado muchas cosas – miro hacia el cielo pensando en lo que descubrió hace poco.

- Creí que el rumor de Ginny y tu era falso –

- No, ella y yo terminamos y no puedo estar más que feliz por eso - declaro – sobre todo porque me di cuenta de a quien amo en realidad – agrego. Hermione que por un momento se sintió alegre ahora caía en picada de su nube de felicidad.

- ¿Así? ¿Quién? – pregunto con el corazón en la boca.

- Es alguien tan maravillosa que se ha colado tanto en mi vida que dejarla ir seria como dejar de respirar – sonrió con emoción algo que termino dejo un pequeño dolor asfixiante en Hermione.

- Harry creo que deberíamos irnos – intento cambiar de tema. No soportaría escucharlo hablar de otra chica. Se levanto de su regazo.

- Me siento tan idiota de no haberme dado cuenta antes de lo cerca que estaba y de los valiosa que es ella – Harry sentía que debía decirlo ahora o nunca. Hermione prefirió no mirarlo y apoyarse en el balcón. – estuve tan ciego –

- Harry no … - suplico ella.

- Que tenerla a mi lado en este instante me resulta tan extrañamente hermoso –

- No digas…espera ¿Qué? – Hermione volteo rápidamente hacia él. El ojiverde se le había acercado.

- Te amo Mione – dijo. La tomo suavemente de la nuca y la beso.

Hermione aún terminaba de procesar las palabras del moreno cuando sintió sus labios tibios hacer contacto con los suyos. Más feliz que nunca se abrazo a él apoyándose en sus brazos. Correspondió con la misma devoción y amor que le profesaba. Quería de alguna forma hacerle saber que ella también le amaba. Cuando se separaron él aún la tenia de la nuca y la castaña sus manos en su tórax. Harry apoyo su frente en la de ella abriendo los ojos. Vio sus parpados cerrados unos instantes. A pesar de que ella le correspondió el beso, tenía sus dudas si también sentía lo mismo que el. Hermione comprendió esa mirada ansiosa. Levanto la mano acariciando su mejilla.

- Yo también te amo – cuatro simples palabras que hicieron saltar el corazón de Harry.

Antes que reaccionara fue el turno de Hermione de robarle un beso que él al instante correspondió con alegría. Después de todo la espera había valido la pena, pensó Hermione. Solo esperaba no volver a sufrir un accidente para que a Harry se le iluminara el cerebro.

FIN